El documento describe la observación que hizo la autora de las aves cuando era niña. Notó que parecían tener una relación de amistad y afecto mutuo, ayudándose el uno al otro incluso cuando no era estrictamente necesario para la supervivencia. Más tarde, la autora trató de ganarse la confianza de las aves ofreciéndoles comida sin tratar de capturarlas. Esto le enseñó que la amistad requiere confianza y respeto mutuos, y no puede ser forzada.

1. Amistad en un batir de alas Español:

2. Cuando era pequeña observaba encantada a los pajarillos, ante todo por su plumaje

3. delicado y colorido,

4. pero también por la alegancia de sus revoloteos en el aire, cuando intercambiaban un saludo con un roce leve y amable al pasar,

5. y finalmente, por la exultante alegría de su canto.

6. Me emocionaba verlos juntos, posándose casi siempre de a dos en la misma rama,

7. tan similares a los seres humanos en intentar estar presentes junto a quien se quiere.

8. Con el pasar del tiempo caí en la cuenta de que lo que impulsa a estas gentiles criaturas no sólo a buscar alimento para sí

9. sino a ofrecerlo asimismo a su compañera, difícilmente pueda ser definido sólo como expresión de la conservación de la especie

10. o bien instinto de supervivencia,

11. tratándose en cambio de una mutua cortesía, ya que el alimento es ofrecido incluso cuando se encuentra al alcance de ambos.

12. Creo que no es sólo el sentido del deber que los impulsa a volver al nido

13. para llevar comida a los pichones siempre hambrientos, sino también y por sobre todo, afecto.

14. El comportamiento tan recíprocamente protector

15. la ternura

16. de las caricias que se intercambian

17. me hicieron descubrir, con gran sorpresa, que sus pequeños corazones están plenos de amor.

18. Quedé admirada y fui definitivamente conquistada por tales actitudes, tan es así que deseé tenerlos como amigos.

19. No fue fácil ganarme su confianza. Aún siendo una nila, ellos deben haberme visto gigantesca, y es lógico que hayan sentido miedo.

20. Pero poco a poco comencé a comprender que debía permanecer inmóvil, extendiendo la palma de mi mano con la amistosa oferta de alimento

21. sin tratar en modo alguno de capturarlos para privarlos de su natural libertad.

22. Cuando comenzaron a conocerme y aceptarme sin temores me sentí sumamente feliz.

23. Mucho después llegué a comprender que esos pajarillos, tan pequeños, frágiles y delicados, me habían dado una gran lección:

24. me enseñaron que la amistad es una conquista, que no puede ser jamás impuesta ni exigida, y que cuando se establece entre las personas en forma natural es algo hermoso,

25. aun cuando a veces puede ser fugaz y durar apenas el tiempo de “un batir de alas”.

26. Lo importante es que surja de dos libres elecciones, a partir de la confianza y el respeto

27. sólo de esa forma la relación que se instaura será espontánea, bien recibida y sincera.

28. Y como sucede entre los pajarillos, también entre los humanos debe ser ofrecida abiertamente en la palma de la mano, sin constricciones ni forzamientos, en un plano de absoluto respeto del libre albedrío,

29. de modo de saber alejarse, si así lo requieren las circunstancias, pero también de saber volver, de ser posible y si así se desea.

30. El tiempo y la experiencia me han enseñado que a menos de existir una ofensa, las amistades siempre regresan y entonces es como si jamás se hubieran alejado...

31. … porque nadie huye nunca de aquellos que ofrecen a sus amigos un afecto sincero, respetando sus decisiones. Texto y gráficos: GiEffebis@alice.it Español: [email_address]