Un pescador australiano llamado Arnold Pointer salvó a una tiburón blanco hembra que quedó atrapada en sus redes de pesca. Desde entonces, el tiburón lo ha seguido a todas partes en el mar durante dos años y expulsa a otros peces. Cuando Arnold para su bote, el tiburón se acerca, se voltea para que él la acaricie, y mueve sus aletas felizmente, demostrando su afecto hacia él.