El documento describe un proyecto solidario llevado a cabo por miembros de la Universidad Miguel Hernández de Elche en Ruanda en 2011, en el que colaboraron con profesores locales y ofrecieron clases y talleres a niños ruandeses. Se lamenta que debido a la crisis actual, los logros de proyectos humanitarios como este se diluyan rápidamente en el tiempo y pasen desapercibidos.