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Filibusterismo e inestabilidad



                                Capítulo XVIII
 Filibusterismo e inestabilidad
...Los filibusteros son la peor plaga del territorio. ¿Cómo se podrá acabar con ellos? Hay un
californio de La Grulla que puede hacerlo, se llama Antonio Meléndrez...



La permanente lucha contra la soledad. Las colonias militares1
Advirtiendo que la mejor forma de proteger la provincia californiana contra la penetración
extranjera era colonizarla, José de Gálvez dictó desde el 12 de agosto de 1768, una ley o
“instrucción” para que se entregaran tierras a colonos que quisieran poblar California, con el sólo
requisito de que las trabajaran. Esta fue la base en que se apoyó la colonización inicial de la
península, a la cual se acogieron, sobre todo, ex soldados y marineros que habían servido en las
misiones.

Por la importancia de su contenido se transcriben en parte algunos de los apartados de la citada
Instrucción.2

2º. Cada suerte de tierra, así de riego donde lo hubiese, como de temporal o secano, ha de ser de
doscientas varas de largo y ciento de ancho, por ser éste el ámbito de terreno que regularmente
ocupa una fanega de maíz en sembradura; ...

5º.Gozarán los nuevos pobladores y sus descendientes para mantener sus ganados, del
aprovechamiento común de aguas y pastos que tengo señalados en el nuevo pueblo o misiones en
donde se hallen establecidos, y además, disfrutará privativamente cada uno el pasto de sus tierras
propias; pero a condición de que pudiendo tener y criar de toda clase de ganado mayor y menor, lo
han de mantener precisamente en pastoría para que no se alce, y no han de exceder de 50 cabezas
el que posean de cada especie, para que de este modo se distribuya entre todos la utilidad que
producen los ganados y que no se estanque en pocos vecinos la verdadera riqueza de los pueblos.

6º. Por término de 3 años serán exentos y libres los nuevos pobladores de pagar diezmos, ni otro
derecho alguno de los frutos que les produzcan las tierras de su dotación, con tal que el primer año
contado desde el día en que se les señalen los solares y suertes, construyan en la forma posible sus
casas y las habiten...

11º.Por recompensa de la mayor aplicación en el cultivo y labor de las tierras, se concederán al
poblador que hiciere noria para regarlos, dos suertes más de secano o temporal que ahora se le
concedieren y señalaren...

...Dada en el Real de Santa Ana, a 12 de agosto de 1768. Don Joseph de Gálvez.

Esta ley, avanzada para su tiempo, fue referencia importante para quienes después elaboraron
decretos y disposiciones diversas sobre la tenencia de la tierra, aunque su cabal aplicación rara vez
se logró. Aun así, debe considerársele como el inicio de acciones legislativas que otros gobiernos



                                                                                                 300
Filibusterismo e inestabilidad

llevaron a cabo, con la intención de favorecer al pueblo y proteger la península contra intrusos y
aventureros.

El 3 de junio de 1848, ocupó la presidencia de la república el General José Joaquín de Herrera, y el
19 del mismo mes decretó la fundación de 18 colonias militares para que se establecieran a lo largo
de la nueva frontera, con objeto de preservar la soberanía del territorio nacional, dadas las
frecuentes incursiones de aventureros norteamericanos e indígenas alzados, y al mismo tiempo,
poblar los vastos territorios del norte, no sólo por civiles sino por los soldados que llevarían a sus
familias. Un año después arribó a la península el Coronel Rafael Espinosa con el nombramiento de
Jefe Político y Comandante Militar del Territorio. Este militar fue un buen gestor ante el Gobierno
de la República para que se entregaran tierras a los hombres que habían peleado en la guerra contra
los Estados Unidos, así como para que se indemnizara a las personas que habían perdido sus
propiedades en esa contienda, y cuando menos, a la primera petición el Ministerio de Relaciones
contestó favorablemente.

En julio de 1849, Espinosa publicó la disposición por la cual se creaba la Colonia Militar de la
Frontera, para la que fue nombrado comandante el capitán Manuel de Jesús Castro; éste salió a
cumplir sus órdenes el 18 de agosto, y dejó al teniente José Antonio Chávez en La Paz para reclutar
más gente que quisiera incorporarse a la colonia. Cuando Castro iba en camino, a la altura de San
Ignacio, recibió comunicación del Coronel Espinosa en la cual, entre otras cosas le decía: ... Por ese
rumbo hay muchos indios muy miserables que por sólo el alimento se empeñan en el trabajo. Sería
pues, conveniente, que se aprovechase V. de esto no en la clase de colonos militares sino en la
clase de vecinos de la colonia..3.. Además, le pedía que se ubicara entre Santo Tomás y La Grulla
para tener más al acceso lo que se producía en ambas poblaciones.

Los colonos estuvieron en El Rosario en marzo, después en San Vicente y en diciembre de 1850 se
establecieron en Santo Tomás4. Por ese tiempo, el presidente Mariano Arista nombró Subprefecto
de La Frontera al teniente coronel Francisco J. del Castillo Negrete, quien ya había sido
comandante militar; pero el desorden imperaba en la región, y peor aun, Manuel Castro tuvo que
dejar la colonia militar para irse a Monterrey con objeto de atender asuntos personales, y dejó en su
lugar al teniente José Antonio Chávez con órdenes de no entregar el mando a Castillo Negrete. Para
1851 habían casi 200 colonos, lo que habla de cierto progreso en la actividad agropecuaria que era
la única de tipo productivo, y según censo elaborado por el sargento Anastasio Ramírez del 29 de
junio, la colonia tenía 20 militares, el padre José María Suárez del Real, el sacristán Catarino Real,
13 familias mestizas, 73 indios; habían dos soldados españoles; el alcalde Thomas Warner, inglés; y
un italiano y un francés dedicados al comercio.

Sin embargo, hubo quejas de supuestos abusos cometidos por Castro y la soldadesca en contra de la
población civil, y José Matías Moreno, en carta del 29 de noviembre de 1851 al jefe político del
territorio se quejó de aquel estado de cosas: ....Hace un año y medio que arribó a La Frontera de la
Baja California soldadesca al mando del Capitán Don Manuel Castro y Teniente don José Antonio
Chávez, con el nombre de Colonia Militar. Desde este fatal ingreso, la frontera ha sido el teatro de
innumerables males y de graves trascendencias, ya para los desgraciados habitantes de ese remoto
país y ya para el Supremo Gobierno5. En la misma carta, respecto al desconocimiento de Castillo
Negrete por parte de Chávez, dice: Después de haberle dejado llegar a Santo Tomás todos los
recursos que traía para la colonia, lo desconocieron de su autoridad, lanzándolo injuriosamente
bajo el frívolo pretexto de que quería introducir tropas extranjeras a La Frontera. Ésta, pues,
continúa gobernada por un simple alcalde, inglés de nación, ebrio consuetudinario llamado Tomás
Bona y el teniente Chávez, que ambos asumen omnímodas facultades.... Aquí se refería Matías
Moreno a que el alférez Pérez Vidal había sido despojado por los hombres de Chávez del dinero y
documentos que llevaba para la instalación de Castillo Negrete en el gobierno. El jefe político ya


                                                                                                  301
Filibusterismo e inestabilidad

había tenido disgustos con Castro respecto al manejo de los fondos de la colonia, y a mediados de
1852 mandó 100 hombres al mando del capitán Juan de Dios Angulo con el fin de restablecer el
orden, los cuales llegaron a San Felipe el 24 de junio de ese año, pero el desorden siguió, y cuando
el general Arista, quien era decidido partidario de las colonias militares, renunció a la presidencia
del país el 5 de enero de 1853, se apresuró el final de la que se había establecido en La Frontera,
sobre todo al faltar dinero para su sostenimiento, y Castillo Negrete siguió al frente del gobierno.
Fue un poco después de estos hechos, en febrero de 1855, cuando salieron de la península el
último presidente de las misiones dominicas, padre Gabriel González, y fray Tomás Mancilla, el
único misionero que quedaba en La Frontera, al llegar Juan Francisco Escalante en representación
del obispo de Sonora, y tres sacerdotes del clero secular para recibir las misiones que quedaban.

Antonio María Meléndrez, vencedor de William Walker
Después de la guerra con los Estados Unidos, se exaltaron el racismo y la soberbia de muchos
norteamericanos, lo que produjo actos de violencia contra los mexicanos que quedaron al norte de la
frontera; los despojos y linchamientos ejercidos en su contra eran frecuentes en todo el sur de la
Unión Americana, y la Alta California no fue excepción. En ocasiones, aquellas vejaciones
provocaron en algunos mexicanos la respuesta violenta y la venganza, que aun siendo censurable,
debe entenderse como la consecuencia lógica de las atrocidades de que fueron víctimas, tal es el
caso de Joaquín Murrieta, joven mexicano, o chileno, según algunas versiones, que de 1850 a 1853
robó y mató a muchos norteamericanos, y se granjeó la admiración del pueblo humilde no sólo por
la ayuda que le daba, sino porque encarnaba el espíritu de la venganza en contra de los poderosos.
Por tres años el legendario bandido tuvo en jaque a los militares y policías del estado, hasta que en
1853 tal parece que fue atrapado y decapitado, con lo que volvió algo de tranquilidad a la sociedad
dominante de la recién conquistada provincia, aunque su muerte nunca fue totalmente comprobada.




                                                                                                        A. Ponce Aguilar


                 Valle de La Grulla, hoy Ejido Uruapan, cuna de Antonio Meléndrez.
Aquel ambiente hostil hacia los mexicanos, favoreció el filibusterismo y la penetración ilegal al
país de norteamericanos, lo que vino a aumentar las penalidades de los pocos habitantes de La
Frontera en Baja California, que con sacrificio se sostenían en los ranchos y pequeños poblados. En
otras partes, y aun en el sur de la península, estas incursiones fueron rechazadas por la acción
conjunta de tropas mexicanas y el pueblo organizado. Tal fue el caso de Gastón Rousset de
Boulbón, fusilado en Sonora por el General Yáñez; y J. Napoleón Zerman, que en octubre de 1855,
con sus barcos Archibald García y Rebeca Adams quiso apoderarse de La Paz, pero el General José
María Blancarte atrajo con engaños a los filibusteros hasta la playa, en donde capturó a los 20
oficiales y 111 hombres6 de la fuerza extranjera que estaban en las embarcaciones7 y los mandó
encadenados vía San Blas a la ciudad de México, sin que le valiera al flamante “almirante”
ostentarse como representante del general Juan Álvarez a quien supuestamente ayudaría para el
derrocamiento de Santa Anna. Otro filibustero de la época fue Henry A. Crabb, quien llegó hasta



                                                                                                 302
Filibusterismo e inestabilidad

Sonoyta en 1857, pero el Teniente Coronel José María Girón y el Capitán Lorenzo Gutiérrez, al
mando de sendas columnas de la Guardia Nacional, capturaron a 59 extranjeros, quienes fueron
fusilados el 7 de abril de 1857. Poco después, Crabb intentó asaltar Hermosillo pero fue derrotado
gracias a los refuerzos que llevó Hilario Gabilondo, y fue fusilado con sus secuaces en el panteón
del pueblo; y en el mismo mes de abril, otros 16 filibusteros fueron llevados al paredón en Caborca
por el teniente José Roldán8. En los casos mencionados, como ya se señaló, para detener y castigar a
los intrusos, fueron determinantes la presencia oportuna de tropas regulares mexicanas unidas al
pueblo, y aunque en la Baja California no existían esas condiciones, surgieron algunos caudillos
que, unidos a los pequeños destacamentos militares que se destinaban a este territorio, llegaron a
rechazar a los intrusos provenientes del norte.



                        Historia y leyenda de Joaquín Murrieta
En el “Old Timer's Museum” de Murphys se encuentra una fotografía que, según se dice, es del
bandido mexicano Joaquín Murrieta (chileno según
algunas opiniones). A continuación, se proporcionan
algunos datos históricos y la versión legendaria sobre
la existencia de este personaje en la Alta California.

El once de mayo de 1853, el gobernador de California
John Bigler dispuso la organización de un cuerpo
policíaco bajo el mando del capitán Harry Love, cuyo
objetivo sería la captura o muerte de los cinco
Joaquines: Joaquín Botellier, Joaquín Carrillo, Joaquín
Ocomorenia, Joaquín Valenzuela y Joaquín Murrieta,
a quienes se les achacaban robos y asesinatos
cometidos, durante los últimos tres años, contra




                                                                                                  Cort. de California State Library
norteamericanos radicados desde la región al norte de
San Francisco, hasta la frontera con la Baja
California9. En julio de 1853, el grupo de rangers
creado por Bigler, se topó con varios jinetes
mexicanos en un lugar de la sierra llamado Panoche
Pass, a unas cincuenta millas de Monterrey. En el
enfrentamiento a balazos, dos mexicanos murieron, y
como prueba de su hazaña, los agentes cortaron la
mano de uno de los cadáveres y decapitaron el otro,
siendo éste último, supuestamente, el de Joaquín
Murrieta, aunque no se aportaron pruebas que lo                    ¿Joaquín Murrieta?
demostraran. La cabeza fue depositada en un frasco con alcohol y se exhibió en diversos lugares del
estado, aunque la hermana de Murrieta siempre negó que fuera la de Joaquín; aun así, el capitán
Love recibió 1 000 dólares como recompensa, y poco después se aprobó un pago adicional de 5 000
dólares.

En 1854, un periodista de San Francisco que firmaba con el seudónimo de Yellow Bird, publicó un
relato novelesco sobre la vida de Joaquín Murrieta, en el cual refería que la esposa del legendario
bandido había sido violada por unos mineros, y que su hermano había muerto ejecutado por un
crimen que no cometió; fue por eso que Murrieta juró vengarse y dedicó el resto de su existencia a
robar y matar yanquis, hasta que los rangers de Love lo ultimaron. Buena parte de la narración de



                                                                                                303
Filibusterismo e inestabilidad

Yellow Bird no se ha documentado debidamente, por lo que debe considerarse como leyenda,
aunque es difícil asegurar hasta qué grado.
La fotografía del Old Timer's Museum, según se dice, fue obsequiada al oficial de policía Ben
Marshall, quien en una ocasión ayudó a Murrieta cuando éste se encontraba en problemas al
enfrentarse a un grupo de norteamericanos; pero se ha comprobado que la técnica empleada en su
elaboración (ferrotipo) fue inventada después de 1860, por lo que se infiere que, si la fotografía es
realmente la de Joaquín Murrieta, este no murió en el encuentro que tuvieron los rangers del
capitán Love con los bandidos mexicanos años antes de que se empleara el procedimiento
fotográfico mencionado. Otro hecho que para muchos hace dudosa la muerte de Murrieta en aquella
ocasión , es que Love nunca llevó a exhibir la cabeza del bandolero a “Calaveras County”, en donde
era muy conocido por la gente del lugar. Por otra parte, el editor del periódico Alta California
publicó lo siguiente: Hace unas semanas un grupo de californianos nativos fueron al Valle de
Tulare con el propósito de (hacer) una corrida de unos garañones .Tres del grupo han regresado y
reportan que fueron atacados por una partida de americanos y que cuatro del grupo habían sido
asesinados; que a Joaquín Valenzuela, uno de ellos, lo mataron al tratar de escapar, y que su
cabeza se la habían cortado sus captores...

En “The Life and Adventures of
Joaquín Murrieta”, de John Rollin
Ridge, se dice que por el año de
1850, Murrieta se ocupaba con
bastante éxito en obtener oro de los
placeres de Stanislaus, lo que le
permitió adquirir una casa en la que
vivió con tranquilidad por un
tiempo, al lado de su esposa que lo
había acompañado de Sonora, su
lugar de origen; sin embargo, a
pesar de que tenía la simpatía de sus
vecinos, en una ocasión una banda
de norteamericanos entró a su casa,
lo golpearon y amarraron de pies y
manos, mientras que humillaban a
su esposa, advirtiéndole que como
mexicano no tenía derecho a vivir
en ese lugar. Joaquín Murrieta tuvo
que irse, con la esperanza de iniciar
una nueva vida en otra parte, pero
esto nunca lo pudo lograr, porque
siempre sufrió ataques y ofensas de
parte de los mineros americanos.
Hubo una ocasión en que lo
acusaron injustamente de haberse
robado un caballo, lo azotaron
públicamente y sin misericordia por
una falta no cometida, y fue            Pintura idealizada de Joaquín Murrieta, Charles Nabl, 1859.
entonces que decidió vengarse de           Pintura idealizada de Joaquín Murrieta hecha en 1859 por
los “anglos”. Pronto se empezaron a                      Charles Nabl en San Francisco.
encontrar norteamericanos muertos
a balazos o por arma blanca en los



                                                                                                      304
Filibusterismo e inestabilidad

caminos de California, al principio fueron los cuerpos de los hombres que lo habían azotado, pero
después podía ser cualquier yanqui, casi siempre rico, pero nunca indios o mexicanos.

Se dice que a fines de los setentas, Murrieta se ocupaba como ranchero en Arizpe, Sonora, y Gary
McCarthy, en su libro “Gringo Amigo”, expresa que los restos de Joaquín yacen en una tumba del
cementerio de Cucurpe, en Sonora. Por su parte, Harry Love, que se había convertido en
alcohólico, en 1868 se agarró a balazos con el amante de su esposa, Chris Everson, resultó mal
herido en el encuentro, y murió en la mesa de operaciones cuando le amputaban un brazo.




La existencia de Joaquín Murrieta es un ejemplo de la leyenda entrelazada con la historia, pero lo
real es que su imagen, verdadera o ficticia, trae a la mente el recuerdo de una época turbulenta, en la
cual los norteamericanos de la Alta California cometieron abusos y crímenes en agravio de los
mexicanos de ese estado.

Uno de estos líderes populares, nativo del rancho La Soledad de la Grulla, o simplemente La
Grulla, fue Juan Antonio María Meléndrez, hijo de don José Guadalupe Meléndrez Orantes y doña
Susana Ceseña Arrayos10, quien desde joven fue reconocido por su carácter decidido no sólo en La
Frontera sino también al sur de la Alta
California; era popular, además, porque su
padre, consumada la independencia, había
recibido un pequeño valle al norte de Santo
Tomás como compensación por servicios
prestados a la nación; al lugar llegaban
parvadas de grullas en el invierno, por lo
que desde tiempo atrás había recibido el
nombre de La Grulla. Al igual que casi
todos los jóvenes de la época, Antonio
Meléndrez se había formado en el trabajo
del campo, lo que le permitió conocer a la
perfección todo el territorio comprendido
entre Ensenada y San Vicente, así como a
los indios de la sierra, sobre todo a los pai
pai, con quienes siempre tuvo una relación
fraternal. En más de una ocasión se
enfrentó a intrusos norteamericanos para
castigar sus fechorías, o a quienes lo
buscaban con el propósito de matarlo, pero
su fama se hizo legendaria por lo sucedido
conforme a la historia que, transmitida               Supuesta fotografía de Antonio M. Meléndrez,
                                                      tomada de SINER. Su autenticidad es dudosa
oralmente de padres a hijos, aun se relata en
el Ejido Uruapan. Se cuenta que un día en que Antonio se encontraba en Santo Tomás, en la
pequeña fonda de su amigo y consejero don Antonio Sosa, llegó al lugar un norteamericano, quien
tras breve charla con una de las hijas de don Antonio, se acercó a platicar con Meléndrez; el
imprudente forastero, sin saber con quién estaba hablando, expresó que venía en busca de Antonio
Meléndrez para desafiarlo a muerte; al poco tiempo, como si fueran amigos, salieron los dos al patio
trasero de la casa para divertirse un rato tirando al blanco con la pistola del yanqui, y cuando tocó
el turno a Antonio, éste tomó el arma y la arrojó contra una piedra con tal fuerza que se destrozó, al
mismo tiempo que se identificaba ante el extranjero. Este, aunque sorprendido al ver que todo ese


                                                                                                   305
Filibusterismo e inestabilidad

tiempo había estado junto al hombre que buscaba para asesinarlo, sacó un cuchillo de su bota y se
lanzó contra el mexicano, lucharon cuerpo a cuerpo por un buen tiempo, hasta que se impuso la
habilidad y condición física del de La Grulla, quien acabó quitando la vida al estadounidense. Debe
señalarse desde ahora que los toques de la fantasía popular pudieran haberse agregado a los relatos
sobre las acciones que realizó Meléndrez, pero de que fue célebre por su valentía en ambos lados de
la frontera no hay duda, ya que en los periódicos de San Diego llegaron a publicar algunas de sus
hazañas11.

La noche del 16 ó 17 de octubre de 1853, el médico y abogado norteamericano William Walker,
zarpó de San Francisco rumbo a Baja California en el Carolina, al frente de una fuerza de 46
filibusteros, posiblemente apoyado por el millonario ferrocarrilero William Vanderbilt, con el fin de
fundar una república independiente; el aventurero ya había tratado de penetrar en Sonora pero se lo
habían impedido las fuerzas nacionales, y ahora se lanzaba a la conquista de la península para,
desde aquí, intentar de nuevo apoderarse de la provincia vecina; cabe señalar que la movilización de
Walker hacia Baja California se realizó con la complacencia de las autoridades norteamericanas de
San Francisco12, ya que cuando el General Hitchcock se opuso al movimiento filibustero, fue
removido de su puesto como comandante de las fuerzas norteamericanas en la costa del Pacífico y
en su lugar, el Secretario de Guerra Jefferson Davis envió al General John Ellis Wool, cuyo franco
disimulo facilitó a Walker el movimiento logístico que requería en su invasión a la península13.
(Más informaciones sobre el filibusterismo en Baja California se dan en Apéndice 2 )

El 28 de octubre de 1853 llegaron los filibusteros a Cabo San Lucas, y el 3 de noviembre a La Paz,
aprehendieron al jefe político Coronel Rafael Espinosa, y poco después al Coronel Juan Clímaco
Rebolledo, quien, desconociendo que los norteamericanos ocupaban el poblado, desembarcó
procedente de la ciudad de México con un nombramiento de López de Santa Anna para sustituir a
Espinosa en el cargo,. Los dos oficiales mexicanos fueron llevados a bordo, pero los extranjeros que
permanecieron en tierra fueron hostigados el día 5 ó 6 por unos cuantos civiles mal armados, al
mando del teniente Manuel Pineda, quienes aun sin lograr una victoria decisiva sobre los invasores,
les hicieron comprender que su empresa peligraba, sobre todo cuando supieron que se preparaba en
Mazatlán una fuerza para combatirlos. Los invasores salieron entonces hacia Cabo San Lucas, a
donde llegaron el 8 de noviembre.

Walker prefirió reembarcarse el 9 o 10 de noviembre de 1853 a Ensenada14, a donde llegó a fines
del mes. Aquí estableció su cuartel en la única casa que había, perteneciente a Pedro Gastélum, en
lo que hoy es la calle tercera y Gastélum, la fortificó lo mejor que
pudo y la llamó Fort Mc. Kibbin, en honor de uno de sus oficiales,
quien fue muerto a balazos cuando saqueaba los ranchos vecinos. De
aquí empezaron sus hombres a incursionar las rancherías cercanas,
cometiendo toda clase de atrocidades y robándose el ganado,
aprovechando que no se veía ninguna fuerza armada que se les
enfrentara. Sin embargo, el teniente coronel Francisco Javier del
Castillo Negrete, subjefe político y comandante militar en Santo
Tomás, supo el 2 de diciembre por Antonio Meléndrez lo relativo al
desembarco filibustero, por lo que al frente de 58 hombres,
incluyendo al nativo de La Grulla como segundo al mando, tuvo el
día 4 un encuentro con los extranjeros, a quienes la tropa mexicana
causó algunos muertos y heridos; y aun se llegó a tener sitiados a los
invasores durante varios días; sin embargo, el coronel del Castillo,
extrañamente, delegó el mando en Meléndrez, cruzó la frontera y
se fue con su familia a San Diego, supuestamente a esperar que             William Walker.




                                                                                                 306
Filibusterismo e inestabilidad

llegaran recursos del centro del país para defenderse de la agresión filibustera.

Walker no desistió de su empeño, pidió ayuda a sus bases en San Francisco15, y el 12 ó 13 de
diciembre de 1853 salió de este puerto norteamericano la barca Anita con 183 hombres, quienes
desembarcaron en Ensenada el 17 ó 20 de diciembre; poco después llegaron otros 70 refuerzos
procedentes de San Diego para acabar de afianzar la posición de Walker, quien a principios de 1854
contaba con unos 600 hombres y 2 cañones, mientras que las fuerzas de Meléndrez llegaban a poco
más de 50. Éstas eran las condiciones cuando el 18 de enero de 1854, el médico aventurero cambió
en Ensenada la designación de República de Baja California por República de Sonora, e izó en su
Fort Mc.Kibbin, una bandera con dos estrellas representando las dos provincias de la nueva nación.

Después de saquear Santo Tomás y La Grulla, quizá por el constante hostigamiento de Meléndrez, o
como parte de un plan para cruzar la sierra rumbo a Sonora, Walker se cambió a San Vicente el 12
de febrero de 1854, convocó a una reunión a la que asistieron los vecinos del poblado, y les exigió a
punta de bayoneta, según nota del periódico “Alta California” del 15 de marzo, que juraran
fidelidad a la nueva bandera, así como la firma de un documento en el que aceptaban el nuevo
estado, y al abogado filibustero como su presidente. Tomás Bona contestó, a nombre de los vecinos,
con una rotunda negativa, lo que enfureció al norteamericano al extremo de que estuvo a punto de
ordenar su muerte, pero fue disuadido por sus oficiales cercanos. Walker pensó entonces dirigirse a
Sonora pasando por el Valle de La Trinidad, entre las Sierras de Juárez y de San Pedro Mártir, con
100 hombres y unas 100 cabezas de ganado que había robado a los rancheros de la costa; dejó a su
lugarteniente, el doctor Joseph Smith, en San Vicente con algunos hombres para que conservaran el
control, y se dirigió al cruce de las montañas; poco después, Meléndrez logró que Smith se rindiera
y le quitó algunas armas que mucho le servirían.

Antonio Meléndrez tenía 24 años, era semianalfabeta, y carecía de instrucción militar; pero es
indiscutible que tenía las cualidades de un buen soldado, como son el valor y la prudencia, la
audacia y la serenidad; esto y el conocimiento que tenía del terreno desde el mar hasta la sierra, le
daban cierta ventaja sobre los invasores. Ya se han mencionado hechos que lo hicieron célebre por
su temeridad, pero ahora estaba mostrando la frialdad y paciencia indispensables para vencer a un
enemigo muy superior en número de hombres y armamento. Desde el principio de sus acciones,
Walker había sabido del liderazgo de Meléndrez, pero su arrogancia lo hizo subestimarlo y envió a
15 hombres a La Grulla para su captura; en esa ocasión, cuando los extranjeros regresaban sin
haberlo encontrado, el guerrillero mexicano los interceptó a la altura de lo que hoy es El Ciprés, les
causó dos muertes y capturó a dos de los filibusteros.

Acciones como ésta se repitieron varias veces, con resultados casi siempre favorables a los
mexicanos, pero ahora, al decidir Walker invadir Sonora, se metía a un terreno en el que, a pesar de
su superioridad numérica, no tenía la ventaja de Meléndrez y sus indios, por ser éstos expertos
insuperables en el conocimiento de la sierra. Cuando Walker se dirigió hacia el este, nunca pensó
que la pequeña fuerza mexicana lo seguiría, y mucho menos que cada movimiento que hacía era del
conocimiento del guerrillero, informado siempre por sus espías indios. Camino al Colorado, las
deserciones, el robo de ganado por los cucapás y la falta de provisiones bajaron la moral de los
invasores, y aunque algunos lograron cruzar el río, no pudieron continuar hacia Sonora y decidieron
regresar a San Vicente, aunque unos 50 hombres prefirieron dirigirse al Fuerte Yuma, en donde
fueron bien recibidos por el mayor Heintzelman. En San Vicente, Meléndrez supo por sus espías del
regreso de Walker y se preparó para combatirlo. Juan Bandini era dueño del rancho Guadalupe, y al
saber que su propiedad estaba en peligro de caer en manos del filibustero, quien ya se había
apoderado de todo el ganado en el rancho La Calentura de Tomás Bona, organizó una partida de 30
voluntarios bajo el mando de Juan Mendoza para unirse con Meléndrez y atacar a los invasores16.
Walker estaba ahora fortificado en el rancho Guadalupe de los Ozios, en donde Mendoza, antes de


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Filibusterismo e inestabilidad

unirse con Meléndrez en San Vicente, audazmente se apoderó del ganado que tenían los filibusteros
quienes quedaron así desprovistos de alimentos. Ya unidas las fuerzas de Mendoza y Meléndrez,
junto con algunos indios de Santa Catarina, La Huerta y Cucapá, a quienes el guerrillero prometió
recompensar con ganado en caso de triunfar, sumaban unos 60 hombres, 42 de ellos a caballo. Al
amanecer, quizá el 20 de abril de 185417, los mexicanos atacaron el campamento enemigo en donde
había entre 100 y 200 hombres; con gritos y a balazos espantaron el poco ganado que quedaba a los
extranjeros, muchos de los cuales fueron abatidos cuando trataban de huir, mientras que otros se
dispersaron. Walker perdió también sus dos cañones18, pero logró escapar, acosado por el pequeño
grupo de Meléndrez, hasta que el 8 de mayo de 1854, con 33 de sus hombres, cruzó la frontera por
Tía Juana, y se entregó al mayor Justus McKinstry y al capitán Henry S. Burton. La ayuda de Juan
Mendoza fue decisiva en la derrota de Walker, gracias a la intervención de Juan Bandini, quien
apoyó la lucha contra los filibusteros según su relato fechado el 25 de mayo de 1854 que obra en la
Huntington Library. Las bajas de los patriotas mexicanos fueron sólo tres.

Retrocediendo en el tiempo, desde diciembre, Rafael Espinosa y Juan Clímaco Rebolledo,
prisioneros a bordo del Carolina, convencieron al capitán del barco para que regresara a La Paz,




     El panteón viejo de la misión de San Vicente Ferrer se localizaba donde hoy se encuentra esta
                     nopalera. Aquí pudiera estar la tumba de Antonio Meléndrez

tomando en cuenta que la situación empeoraría para Walker en Ensenada, así se hizo, y los dos
militares fueron liberados en Cabo San Lucas. El 10 de marzo de 1854, Rebolledo fue substituido
por el general José María Blancarte, quien llegó al frente de un batallón de 600 hombres, enviado
por López de Santa Anna a fin de proteger Baja California contra las incursiones extranjeras.
Walker, por su parte, pronto recobró la libertad, tiempo después se dirigió a Nicaragua y Honduras
con un grupo de filibusteros, y tras varios éxitos y fracasos, fue capturado por un oficial de la
armada inglesa, entregado a las autoridades hondureñas y ejecutado el 12 de septiembre de 1860.

La región había sido devastada por la soldadesca de Walker, tal como lo expresó Meléndrez en una
carta dirigida al teniente José Fidel Pujol para que interviniera ante el General Blancarte con objeto
de que se enviaran tropas a La Frontera. La misiva en cuestión decía en parte: ....los piratas ya se
fueron del todo, merced a algunos esfuerzos de estos nobles frontereños que prefirieron la muerte a
la servidumbre de un vil invasor. Pero como las noticias de que han de volver se multiplican, estoy
desesperado aguardando el auxilio del Supremo Gobierno, pues el país está en una miseria
espantosa, y no tenemos armas ni gente para resistir un fuerte golpe. Yo espero que Ud. hará valer
sus influjos para con el Sr. Gral. Blancarte que se apurará a mandar tropas...19




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Filibusterismo e inestabilidad

Meléndrez se convirtió por breve tiempo en el hombre fuerte de La Frontera, pero su estrella decayó
por diversas causas. Se llegó a decir que las exacciones hechas sobre bienes de particulares con el
fin de sostener la campaña contra Walker le creó muchos enemigos; también hay la versión de que
López de Santa Anna lo mandó matar porque el californio no simpatizaba con el tirano; y hay
quienes refieren la causa de su ocaso político a su amistad con los norteamericanos del sur de
California; Matías Moreno, dueño de las tierras de la Misión de San Vicente Ferrer y de San
Quintín, hizo viaje especial a la ciudad de México para intrigar contra Meléndrez; y hubo quien
afirmara que el mismo Castillo Negrete, tratando de desviar la atención sobre su salida o escape a
San Diego cuando Walker desembarcó en Ensenada, hizo diversas acusaciones en su contra20.

Investigaciones recientes sobre estos episodios históricos de La Frontera, en las que se han tomado
en cuenta documentos escritos por los subprefectos políticos de la época, así como una carta de
Juan Bandini, explican parcialmente lo acontecido y quedan claros los siguientes hechos: Bandini
sintió que las acciones de Castillo Negrete y el naciente poder de Meléndrez ponían en peligro la
propiedad que detentaba sobre tierras de la Misión de Guadalupe y Tecate; Chávez, el alcalde
Tomás Warner y otros hombres que habían impedido a Castillo Negrete el acceso al gobierno,
habían sido apresados por el pueblo de Santo Tomás, pero Meléndrez perdonó a Chávez21, quien se
exilió en San Diego; desde la ciudad norteamericana, Chávez envió cartas difamatorias contra el
caudillo de La Grulla al General Blancarte, que había recibido el gobierno en 1854. Fue por algunas
de estas intrigas que el gobernante ordenó al teniente José Pujol que apresara al caudillo de La
Grulla y fuera sometido a juicio, aunque la consigna implícita era el asesinato, después, Pujol
seguramente quedaría con el mando político y militar en La Frontera. El 27 de junio de 1855, con
engaños22, Antonio Meléndrez y su secretario José Ma. de Necochea acudieron a San Vicente en
donde, a una señal convenida, fue sometido por los soldados de Pujol, según algunos relatos,
cuando éste le daba un abrazo, y en juicio sumario23 en el que el oficial de Blancarte actuó como
fiscal y juez, fue sentenciado a muerte y fusilado el 28 de junio de 1855, contra uno de los muros de
la Misión de San Vicente, sus restos yacen en el panteón viejo al lado de las ruinas de la misión, en
donde fue sepultado por sus familiares24, aunque el lugar exacto de la tumba se desconoce.

Poco después de su asesinato, se empezaron a oír protestas del pueblo de La Frontera y aun en el sur
de California por el nefasto crimen cometido contra el guerrillero; el periódico “ San Diego Herald”
publicó el 15 de julio de 1855 una nota que decía: Tuvimos la oportunidad de escuchar los
sentimientos de los habitantes de la región; ningún hombre ha hecho más que Meléndrez para
conservar la libertad de su país, nadie se merecía más que él; fue por esta inconformidad popular
que el 1º. de octubre de 1855, el general Blancarte ordenó al Capitán José de Oñate, a quien había
nombrado subjefe político y comandante militar de La Frontera, que se reabriera el juicio lo cual se
inició el 11 de diciembre en Santo Tomás; se llamaron nuevos testigos, y todos confirmaron el gran
patriotismo de Meléndrez, lo que permitió que oficialmente su nombre fuera reivindicado como
héroe de Baja California. Sin embargo, hoy una calle de la ciudad de Ensenada se llama José María
Blancarte, mientras que el nombre de Antonio María Meléndrez es casi desconocido.

La revuelta de 1856 a 186125
Derrocado Santa Anna y jurado el Plan de Ayutla por las autoridades de la península el 3 de
diciembre de 1855, se aplicó el recién decretado Estatuto Orgánico del Territorio de Baja
California, que dividía la península en las siguientes municipalidades: La Paz, San Antonio, Todos
Santos, Santiago, San José, Mulegé y Santo Tomás. Se establecía en el referido Estatuto que para
los puestos de gobierno se harían elecciones populares, y fue electo como jefe político José María
Gómez, quien el 30 de julio de 1856, devolvió por decreto a la iglesia las tierras que en el gobierno
del Coronel Rafael Espinosa se habían quitado a las misiones para su colonización. Gómez nombró
a Francisco Ferrer como subjefe político del Partido Norte, y en informe enviado a las autoridades


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Filibusterismo e inestabilidad

sobre el estado en que se encontraban los poblados de su jurisdicción, expresó lo siguiente: ...A
distancia de 9 leguas de San Vicente está el pueblo de Santo Tomás, cabecera del Partido, habitado
por 9 familias que componen 21 individuos incluyendo las criaturas de pecho. Desde este pueblo
hasta la línea se encuentran 9 ranchos habitados por familias mexicanas, en el mismo estado poco
más o menos que las referidas, pero los rancheros de Guadalupe y Valle de San Rafael, que son
propiedad de norteamericanos residentes en la Alta California y el de Tía Juana, habitado por su
propietario sufren menos escasez. Desde este pueblo (Santo Tomás) hasta la línea no hay habitante
que sepa leer y escribir, pero ni firmar... Hoy no se encuentra en Santo Tomás nada absolutamente
que vender, y unas familias con otras cambian lo que más les hace falta para alimentarse....26 .

El desolador panorama descrito por don Francisco Ferrer parece ser algo exagerado, si se toma en
cuenta que bastantes familias vivían en ranchos situados hacia el este del camino, dedicadas todas a
la cría de ganado mayor y menor, lo que les permitía cuando menos contar con la alimentación
necesaria; prueba de esto son los troncos familiares que desde mediados del siglo XIX, o antes,
existían en lo que hoy es el estado de Baja California, los cuales se mencionan en el capítulo
“Ensenada”, y que pueden corroborarse en la “Guía familiar de Baja California, 1700-1900”, de don
Pablo L. Martínez. De lo que sí se carecía frecuentemente era de algunos productos como
herramientas, ropa, y ciertos alimentos, lo cual se conseguía de los vendedores viajeros o
fayuqueros, o haciendo lo que entonces era un prolongado viaje a los comercios de San Diego.


                               EL LASTRE DE LA IGNORANCIA

Lo dicho por Ferrer a propósito de la iletrada población, era consecuencia de que la educación en
las dos Californias, desde el tiempo de los jesuitas hasta el comienzo del México independiente,
había sido relegada a un segundo plano en los objetivos que se fijaba el gobierno; y cuando llegaron
a establecerse algunas escuelas, se tuvieron muchas dificultades para conseguir profesores, para
sostenerlas, y sobre todo, para conservar el interés de los padres por enviar a sus hijos a estudiar.
Antiguamente, casi todos los misioneros habían tenido la idea de que lo único que necesitaban
aprender los niños era el catecismo, y le llamaban aprender a la repetición memorizada de su
contenido, así como de cantos religiosos; fuera de esto, algunos jóvenes y adultos aprendían en
forma asistemática, de maestros mestizos o españoles, algún oficio casi siempre rústico para servir
mejor a la misión.

 Quizá el único funcionario de alta jerarquía del gobierno español que dispuso la fundación de
escuelas modernas en los poblados del sur fue don José de Gálvez, pero su proyecto no se pudo
llevar a la práctica de manera permanente y generalizada. Las únicas personas que sabían leer,
escribir y realizar operaciones numéricas eran los misioneros, los capitanes y pilotos de barco, los
gobernantes, algunos oficiales del ejército y de la armada, y muy pocos soldados. En 1785, por
ejemplo, de los 30 soldados del presidio de San Francisco, sólo 7 sabían leer; y en 1797 únicamente
2 de los 28 destacados en el lugar. En la Alta California, tal vez por la importancia creciente de la
actividad comercial, se fueron creando más y más escuelas, y cuando la provincia pasó a ser parte
de los Estados Unidos, esa tendencia se reforzó, y en 1851 se creó el Colegio de Santa Clara, que
para 1885 se convirtió en universidad. Mientras tanto, en la península, debido a los pocos recursos
del gobierno y a que los padres de familia preferían disponer de sus hijos para que los ayudasen en
las labores del campo, sólo se fundaron escuelas elementales en muy pocas poblaciones, lo que trajo
como consecuencia el estancamiento del pueblo en la ignorancia y en los fanatismos religiosos y
políticos, lastre que pesó por muchos años retardando el progreso de la región.

Desde el 22 de mayo de 1850, el norte de la península pasó a ser Subprefectura Política del Partido
Norte de Baja California, pero este cambio no se acompañó de acciones concretas que


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Filibusterismo e inestabilidad

contribuyeran a darle firmeza al gobierno en el lejano territorio, salvo la buena intención de
establecer una colonia militar en La Frontera, la cual, como ya se ha dicho, para 1853 entró en
decadencia por falta de recursos.

La reciente anexión de la Alta California a los Estados Unidos fue un factor que contribuyó para
que muchos ex mexicanos y norteamericanos se apoderaran, por diversos medios, de extensas
propiedades en La Frontera, nombre que aún se daba a lo que hoy es el municipio de Ensenada, y
por extensión Tijuana y Tecate, y su objetivo final era lograr que la Baja California formara algún
día parte de la Unión Americana, lo cual multiplicaría varias veces el valor de las tierras adquiridas.
Esta fue una de las razones por la cual se desató la lucha entre varias facciones que podrían ubicarse
en tres grupos: 1º. los que deseaban obtener la mayor utilidad posible adquiriendo, conservando y
enajenando tierras, muchas veces a favor de extranjeros, sin importar los métodos empleados,
incluyendo el robo y el asesinato; 2º. los que trataban de conservar el orden y defender al pueblo de
los abusos que se cometían en su contra, así como las soberanía territorial; 3º. quienes saltaban de
uno a otro bando, hoy fingiéndose patriotas californios, y luego difamando a sus opositores o
cambiando de partido con tal de enriquecerse y conservar el poder.

Este período, considerado por algunos como la revuelta de 1856 a 1861 en Baja California, ofrece
un panorama borroso debido a que los documentos y testimonios de la época muestran
contradicciones y discrepancias. Por ejemplo, José Matías Moreno se consideró a sí mismo como un
campeón defensor del pueblo, pero en 1856 fue acusado por el visitador de rentas José María
Esteva, de formar parte de una compañía extranjera que poseía terrenos nacionales con el propósito
de anexar la Baja California a los Estados Unidos, y por otra parte el propio Esteva era terrateniente
por concesiones gratuitas que tenía en Isla de San José y en Llano del Diablo27; Feliciano Ruiz
Esparza fue considerado por muchos como un tirano cruel y asesino, pero la prensa norteamericana
de ese tiempo encomiaba su conducta por conservar la ley y el orden, como se menciona en el
obituario que le dedicó Rufus K. Porter a Matías Moreno y que se transcribe párrafos adelante.




    William Walker construyó en lo que hoy es la esquina de calle Tercera y Gastélum, en Ensenada, el
       Fuerte Mc Kibbin, desde donde sus hombres hicieron incursiones hacia los ranchos vecinos.
El 1º. de agosto de 1856, Gómez fue substituido por Antonio Navarro, que ocupó el puesto hasta el
3 de septiembre de 1856, fecha en que se hizo cargo del gobierno nuevamente el general José María
Blancarte. Ese año, el coronel José Castro fue nombrado subprefecto y comandante militar del


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Filibusterismo e inestabilidad

Partido Norte en lugar de Ferrer; pero al recibir el mando, su estilo de gobierno pronto quedó de
manifiesto cuando ordenó que fueran fusiladas varias personas por el solo hecho de considerarlas
peligrosas para su administración; y respecto a su honestidad administrativa, basta mencionar que
aprovechando su puesto, vendió al ruso A. Milatovich el lugar conocido como El Sauzal de
Camacho y Ensenada, aunque después la operación fue nulificada por el presidente Benito Juárez
en 1863. Los caóticos acontecimientos de esta época, una verdadera revuelta que marcó el período
comprendido de 1856 a 1861, pueden resumirse en los siguientes hechos28, aunque el lector podrá
encontrar más información al respecto en las páginas 380 y 382 del capítulo XXIV, “Playas de
Rosarito”.

1. El coronel José Castro, jefe militar mexicano de la Alta California que había huido a Sonora en
   1846, llegó en 1856 a La Frontera con el nombramiento de comandante militar y nombró a
   Feliciano Ruiz Esparza subjefe político. Matías Moreno influyó para que Castro fuera removido
   y se nombrara a su amigo José Sáenz en su lugar. El jefe político en La Paz, al pasar el tiempo
   y no saber si Sáenz había aceptado el cargo, nombró a Juan Mendoza en su lugar. Ruiz Esparza,
   gobernaba en ausencia de Castro, quien se había ido a la Alta California, supo de los hechos por
   el propio Mendoza, y decidió no entregarle el poder apoyado por muchos norteamericanos y
   mexicanos del norte de la frontera.

2. Entonces se desató una lucha por el poder entre Mendoza, Sáenz y Ruiz Esparza. Éste fue
   arrestado por Sáenz, pero logró escapar varias veces de sus enemigos, hasta que recuperó la
   comandancia militar de La Frontera, puesto en el cual recibió ayuda en hombres y pertrechos
   procedentes de la Alta California. Los norteamericanos lo consideraban como el único capaz de
   mantener el orden en La Frontera., o tal vez el único que defendería sus intereses en esta
   región29. Castro regresó de San Francisco en 1860, pero Ruiz Esparza sólo le entregó el poder
   civil y él conservó el militar. Ese mismo año Castro fue asesinado en una riña de borrachos el
   14 de abril por un hombre del bando de Sáenz llamado Manuel Márquez, que era buscado por
   asesinato en Los Ángeles30. Ruiz Esparza volvió a El Sauzal de Camacho, convocó a
   elecciones, y fue electo gobernador provisional por sus soldados. (Consultar Apéndice 2).

3. José Sáenz mandó a Juan Mendoza, que se encontraba exiliado en la Alta California, a que
   iniciara una revuelta en La Frontera; ayudado por un grupo de indios31 devastó ranchos y
   poblados, lo que no pudo evitar Ruiz Esparza. Algunas familias se refugiaron en los Estados
   Unidos, pero muchas continuaron defendiendo sus ranchos y modestas pertenencias.

4. Los saqueos y el desorden de la época hicieron que el mayor del ejército norteamericano Lewis
   Armistead amenazara con intervenir al frente de 20 soldados, Mendoza trató de que los indios
   yumas lo apoyaran pero no lo logró, por lo que tuvo que escapar a Sonora.

5. Juan Mendoza fue asesinado en San Diego el 6 de febrero de 1865 por su ex patrón Cave
   Couts32, a quien había amenazado de muerte por viejas rencillas. El crimen lo cometió Couts en
   la plaza del pueblo, con una escopeta de dos cañones que llevaba cubierta con un rebozo;
   Mendoza estaba desarmado33. En el juicio que se siguió a Couts testificó Eugenio Murillo, y
   salió a relucir un asesinato cometido por Mendoza en la persona de Andrés Manríquez,
   perteneciente al bando del gobierno en Baja California, también se recalcó su carácter violento
   y la rebelión que llevó a cabo contra el gobernador Feliciano Ruiz Esparza

6. Matías Moreno nunca pudo derrotar definitivamente a Ruiz Esparza, pero sí lo obligó a huir a
   Isla de Guadalupe, en donde murió. Para entonces, el nuevo jefe político del territorio era
   Teodoro Riveroll, amigo de don Benito Juárez; Matías Moreno quedó como subprefecto de La
   Frontera en 1861 y pudo restablecer la tranquilidad en la región con el apoyo de 100 soldados


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      que arribaron al mando de Eustaquio Cota. Poco después renunció y le siguió Juan de Dios
      Angulo, mientras en La Paz, Ramón Navarro asumió el gobierno en lugar de Riveroll.

      DATOS BIOGRÁFICOS DE JOSÉ MATÍAS MORENO
      José Matías Moreno, hijo de un ballenero inglés, nació en San Antonio, Baja California Sur, fue
      educado por los misioneros del lugar, y llegó a ocupar el puesto de secretario del gobernador
      Pío Pico de la Alta California. Cuando los norteamericanos se apoderaron de la provincia, huyó
      hacia el sur de la península , pero a diferencia del ex gobernador, organizó en Comondú un
      grupo de 60 patriotas sureños que se autonombraron “Guerrillas Guadalupanas de Comondú,
      Defensores de la Independencia Nacional”, para luchar contra los norteamericanos que
      comandaba el coronel Burton. En febrero o marzo de 1861 fue nombrado subprefecto de La
      Frontera por el gobierno de Juárez, aunque su familia vivía en San Diego. Durante la
      turbulencia política y militar de 1856 a 60, fue enemigo de Feliciano Ruiz de Esparza, a quien
      combatió pero nunca pudo derrotar definitivamente.
      En abril de 1862, Matías Moreno se fue a su rancho en Guadalupe, donde murió el 1º. de
      diciembre de 1869, a los 51 años de edad. Se transcribe a continuación la nota obituaria de
      Matías Moreno que escribió Rufus K. Porter34 para el “San Francisco Bulletin” el 22 de
      diciembre de 1869:

      La muerte ha estado ocupada entre los antiguos y notables ciudadanos de este condado y Baja
      California, Don Matias Moreno, por algún tiempo comandante o Gefe (sic) de la frontera de
      Baja California, murió repentinamente en su rancho de Guadalupe, propiedad que antes
      perteneció y fue mejorada por el fallecido Juan Bandini. Don Matías salió para la Ciudad de
      México hace algunos meses y llevó consigo muchos documentos de los ciudadanos de la
      frontera del sur para presentarlos al Gobierno Mexicano. También llevaba mucho dinero de
      todas las partes interesadas, ya que sin dinero muy poco se puede hacer en cualquier gobierno.
      En la ciudad sufrió un ataque de parálisis...pero teniendo la mejor atención, se recobró lo
      suficiente para regresar aquí con su esposa y niños, que fueron a la ciudad a cuidarlo. Habló
      confiado de su ultima recuperación, y fue muy prudente al
      comer y beber, como lo fue en lo general aun en buena
      salud. Se fue a Guadalupe, a unas 70 millas de aquí, y allí
      sufrió un ataque y fatalmente. En los últimos 30 años el
      fallecido tuvo más influencia con las autoridades de La Paz
      que cualquier otro hombre, y fue probablemente la causa de
      más derramamiento de sangre que cualquier otro individuo
      en California. Mientras que permanecía a salvo en San
      Diego, y aquí era generalmente respetado, sus cartas y
      emisarios estaban representando al mismo diablo entre los
      mexicanos al sur de la línea. Fue la causa del asesinato del
      General Castro sin lugar a duda, y sus representaciones a
      las autoridades de Mazatlán causaron la derrota y huída de
      Ruiz Esparza, cuyo mayor crimen fue no tolerar ladrones y

      asesinos en esa porción del Territorio bajo su mando. Su vida   José Matías Moreno.
      estuvo llena de eventos importantes, y su autobiografía sería
      una de las más interesantes de los tiempo modernos, y me inclino a la opinión de que tal
      documento existe entre sus papeles35.

  1
    Consultar el Apéndice (2) de esta obra para más datos sobre Manuel Castro y la Colonia Militar de La Frontera.
  2
    Lassépas, op. cit., p.322.
3
  Op.cit.; (Simpósium...) Colonia Militar; David Zárate Loperena; p. 21.


                                                                                                                     313
Filibusterismo e inestabilidad


4
   El viaje que realizaron soldados y colonos desde el sur de la península hasta Santo Tomás bajo el mando del capitán
Manuel Castro, reabriendo senderos y sufriendo los rigores del clima, puede considerarse una verdadera hazaña, y aunque
su desempeño posterior como comandante de La Frontera tal vez merezca las críticas que se le han hecho, nadie puede
negar la capacidad y liderazgo que demostró para conducir con éxito a civiles y tropa por tan difícil ruta.
5
   Panorama Hist. de B. C. UNAM-UABC; 1983, D. Piñera, “Establecimiento de colonias militares”, Ángela Moyano
Pahissa, p. 179; y colección BANC MSS M-M 20-21 de la Bancroft Lib., Invent. of the doc. para la hist. De la B.C..
6
  Filibusterismo. Enciclopedia de México, 1993, t. 5; p. 2788.
7
   Zerman, obligado por Blancarte, envió un mensaje a sus hombres ordenándoles que desembarcaran desarmados y se
formaran frente al cuartel, así se hizo y fueron fácilmente apresados por los mexicanos. Reminiscences of a Ranger;
Horace Bell; Caystile & Mathes, Printers, Los Angeles, 1881,pp. 229-230. (Consultar Apéndice (2).
8
  Voces de mi Pueblo y su Gente; 1995. La Batalla del 6 de abril de 1857; José Jesús Valenzuela, p. 16.
9
  Las actividades delictivas de Murrieta iniciadas en la primavera de 1853, eran ejecutadas por bandas bien organizadas
desde San Diego hasta Stockton, muchas veces se burló de autoridades militares y civiles eludiendo su captura, gracias a
informaciones que recibía de lugares distantes, y en cualquier país que no fuera Estados Unidos, los actos de Murrieta se
hubieran dignificado con el título de “revolución”y a él se le hubiera considerado “jefe rebelde”. Bell, op.cit., pp. 107-
108.
10
    Según la genealogía publicada por don Pablo L. Martínez, doña Susana era hija de María Antonia Ovalles, Arrayes, o
Valles, y de don Juan Ignacio Ceseña.
11
    En Reminiscences of a Ranger, Horace Bell llama a Meléndrez “pequeño Hércules”. Op.cit., cap. XVI, pp.208-209.
12
    Hitchcok arrestó a Walker cuando se preparaba a zarpar con sus seguidores en un navío alquilado de nombre “Arrow”.
13
   Datos de “California Filibusters: A History of their Expeditions into Hispanic America”, de Fanny Juda, en “The Grizzly
Bear Official Organ of the Native Sons and Native Daughters of the Golden West”, Vol. XXI, No. 4, Feb. 1919.
14
    Reportes de los filibusteros al “San Diego Herald” no dicen que fueron obligados a retirarse por las guerrilla mexicanas.
15
    Walker tenía una oficina de reclutamiento en San Francisco, en donde se enlistaron muchos hombres del sur de E.U..
16
     The Republic of Lower California, 1853-1854 in the Words of its State Papers, eyewitnesses and contemporary
reporters. Edit. Por Arthur Woodward, 1966, Los Ángeles, P. 69.
17
    Hay diversas opiniones sobre la fecha y lugar del ataque, Martín Barrón afirman que el combate ocurrió cuando los
filibusteros iban rumbo al Colorado, y no dice que hayan llegado hasta el río. Aquí se han considerado notas de periódicos
de entonces, no necesariamente precisas, publicadas en The Republic of Lower California, y tradiciones orales.
18
    Se dijo que los cañones se exhibieron en La Paz, y finalmente se llevaron al Museo de Guerra en México, D.F., pero
también existe la versión de que las piezas fueron perdidas por los filibusteros al tratar de cruzar el río Colorado.
19
    Guía Histórica de Baja California; 1992; Martín Barrón Escamilla; p.133.
20
    AGE-SINER, op. cit..Salvador Vizcarra Schum.
21
    Henry J. A. Alric, op. cit. p. 19.
22
    Tal parece que José Fidel Pujol hizo llegar una carta a Meléndrez en la cual Blancarte le informaba sobre su ascenso a
comandante de escuadrón y que le haría entrega de 500 pesos, para lo cual debía acudir a San Vicente.
23
    Declararon en contra de Meléndrez Juan Beecful y Justo Chávez, diciendo que el acusado había intentado sobornar a la
tropa para huir. Cuando se le preguntó porqué se ostentaba como comandante militar, contestó que el puesto se lo había
dado Blancarte, lo cual era cierto, y sobre su cargo de subjefe político dijo que se lo había dado el pueblo de La Frontera.
24
    El sepulturero del panteón viejo de San Vicente dijo al autor que no se conoce la ubicación de la tumba de Meléndrez.
25
    Más datos sobre esta etapa histórica en las notas al final del capítulo XXIV, p. 382, y en el Apéndice (2).
26
    Lassépas, op. cit. p. 318.
27
    Ibíd.., p. 81.
28
    Apuntes de un viaje por los dos océanos, el interior de América y de una guerra civil en el norte de la Baja California.
Alric; op. cit., pp. 23-26. Del prólogo de esta obra escrito por Ángela Moyano Pahissa, y del Apéndice Documental a
cargo de Aidé Grijalva, obtuvo el autor valiosas informaciones para la elaboración de este capítulo.
29
     Gran excitación hay en la ciudad de San Diego...en relación con los eventos de Baja California y la seguridad de
Esparza. Él tiene la simpatía de todos nuestros ciudadanos pacíficos y respetuosos de la ley, y sinceramente esperamos
que librará al país de esa banda de “desperados” que hoy infestan a aquel desafortunado país...los ciudadanos le
enviaron 125 libras de pólvora ...la razón por la que se sienta tanto interés a favor de Esparza es, porque la gente de San
Diego ha sido protegida por él en sus personas y propiedades , en mayor extensión, dicen ellos, que la que el gobierno de
los Estados Unidos les ha proporcionado... Pioneer notes from the diaries of Judge Benjamin Hayes, 1849-1875, p. 210.
30
   Ibídem, p. 198.
31
   ...Mendoza...tiene con él unas 400 personas, de las cuales como 40 son mexicanos, el resto indios. Se rumoró que había
sido nombrado gobernador, pero era falso. Es el líder de una banda de asesinos, nada más. Hayes, op. cit., p. 210.
32
    Couts fue un ex militar que desempeñó puestos importantes en California, casado con Ysidora, la hija de Juan Bandini.
33
    “The Journal of San Diego History”, Vol 44, No. 4, 1998. “An Old Town Gunfight”, Clare V. McKanna, Jr..
34
    Porter debe haber conocido bien a Moreno, ya que le pagaba impuestos para tener derecho a extraer sal de las playas de
San Quintín. El norteamericano también explotó salinas en Laguna Ojo de Liebre, y por varios años vivió en El Sauzal.
35
    “San Diego Historical Society Quarterly”, “The Obituary Column”, enero de 1958, Vol. 4, No. 1; Rufus K. Porter.




                                                                                                                        314

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Filibusterismo e inestabilidad en Baja California a mediados del siglo XIX

  • 1. Filibusterismo e inestabilidad Capítulo XVIII Filibusterismo e inestabilidad ...Los filibusteros son la peor plaga del territorio. ¿Cómo se podrá acabar con ellos? Hay un californio de La Grulla que puede hacerlo, se llama Antonio Meléndrez... La permanente lucha contra la soledad. Las colonias militares1 Advirtiendo que la mejor forma de proteger la provincia californiana contra la penetración extranjera era colonizarla, José de Gálvez dictó desde el 12 de agosto de 1768, una ley o “instrucción” para que se entregaran tierras a colonos que quisieran poblar California, con el sólo requisito de que las trabajaran. Esta fue la base en que se apoyó la colonización inicial de la península, a la cual se acogieron, sobre todo, ex soldados y marineros que habían servido en las misiones. Por la importancia de su contenido se transcriben en parte algunos de los apartados de la citada Instrucción.2 2º. Cada suerte de tierra, así de riego donde lo hubiese, como de temporal o secano, ha de ser de doscientas varas de largo y ciento de ancho, por ser éste el ámbito de terreno que regularmente ocupa una fanega de maíz en sembradura; ... 5º.Gozarán los nuevos pobladores y sus descendientes para mantener sus ganados, del aprovechamiento común de aguas y pastos que tengo señalados en el nuevo pueblo o misiones en donde se hallen establecidos, y además, disfrutará privativamente cada uno el pasto de sus tierras propias; pero a condición de que pudiendo tener y criar de toda clase de ganado mayor y menor, lo han de mantener precisamente en pastoría para que no se alce, y no han de exceder de 50 cabezas el que posean de cada especie, para que de este modo se distribuya entre todos la utilidad que producen los ganados y que no se estanque en pocos vecinos la verdadera riqueza de los pueblos. 6º. Por término de 3 años serán exentos y libres los nuevos pobladores de pagar diezmos, ni otro derecho alguno de los frutos que les produzcan las tierras de su dotación, con tal que el primer año contado desde el día en que se les señalen los solares y suertes, construyan en la forma posible sus casas y las habiten... 11º.Por recompensa de la mayor aplicación en el cultivo y labor de las tierras, se concederán al poblador que hiciere noria para regarlos, dos suertes más de secano o temporal que ahora se le concedieren y señalaren... ...Dada en el Real de Santa Ana, a 12 de agosto de 1768. Don Joseph de Gálvez. Esta ley, avanzada para su tiempo, fue referencia importante para quienes después elaboraron decretos y disposiciones diversas sobre la tenencia de la tierra, aunque su cabal aplicación rara vez se logró. Aun así, debe considerársele como el inicio de acciones legislativas que otros gobiernos 300
  • 2. Filibusterismo e inestabilidad llevaron a cabo, con la intención de favorecer al pueblo y proteger la península contra intrusos y aventureros. El 3 de junio de 1848, ocupó la presidencia de la república el General José Joaquín de Herrera, y el 19 del mismo mes decretó la fundación de 18 colonias militares para que se establecieran a lo largo de la nueva frontera, con objeto de preservar la soberanía del territorio nacional, dadas las frecuentes incursiones de aventureros norteamericanos e indígenas alzados, y al mismo tiempo, poblar los vastos territorios del norte, no sólo por civiles sino por los soldados que llevarían a sus familias. Un año después arribó a la península el Coronel Rafael Espinosa con el nombramiento de Jefe Político y Comandante Militar del Territorio. Este militar fue un buen gestor ante el Gobierno de la República para que se entregaran tierras a los hombres que habían peleado en la guerra contra los Estados Unidos, así como para que se indemnizara a las personas que habían perdido sus propiedades en esa contienda, y cuando menos, a la primera petición el Ministerio de Relaciones contestó favorablemente. En julio de 1849, Espinosa publicó la disposición por la cual se creaba la Colonia Militar de la Frontera, para la que fue nombrado comandante el capitán Manuel de Jesús Castro; éste salió a cumplir sus órdenes el 18 de agosto, y dejó al teniente José Antonio Chávez en La Paz para reclutar más gente que quisiera incorporarse a la colonia. Cuando Castro iba en camino, a la altura de San Ignacio, recibió comunicación del Coronel Espinosa en la cual, entre otras cosas le decía: ... Por ese rumbo hay muchos indios muy miserables que por sólo el alimento se empeñan en el trabajo. Sería pues, conveniente, que se aprovechase V. de esto no en la clase de colonos militares sino en la clase de vecinos de la colonia..3.. Además, le pedía que se ubicara entre Santo Tomás y La Grulla para tener más al acceso lo que se producía en ambas poblaciones. Los colonos estuvieron en El Rosario en marzo, después en San Vicente y en diciembre de 1850 se establecieron en Santo Tomás4. Por ese tiempo, el presidente Mariano Arista nombró Subprefecto de La Frontera al teniente coronel Francisco J. del Castillo Negrete, quien ya había sido comandante militar; pero el desorden imperaba en la región, y peor aun, Manuel Castro tuvo que dejar la colonia militar para irse a Monterrey con objeto de atender asuntos personales, y dejó en su lugar al teniente José Antonio Chávez con órdenes de no entregar el mando a Castillo Negrete. Para 1851 habían casi 200 colonos, lo que habla de cierto progreso en la actividad agropecuaria que era la única de tipo productivo, y según censo elaborado por el sargento Anastasio Ramírez del 29 de junio, la colonia tenía 20 militares, el padre José María Suárez del Real, el sacristán Catarino Real, 13 familias mestizas, 73 indios; habían dos soldados españoles; el alcalde Thomas Warner, inglés; y un italiano y un francés dedicados al comercio. Sin embargo, hubo quejas de supuestos abusos cometidos por Castro y la soldadesca en contra de la población civil, y José Matías Moreno, en carta del 29 de noviembre de 1851 al jefe político del territorio se quejó de aquel estado de cosas: ....Hace un año y medio que arribó a La Frontera de la Baja California soldadesca al mando del Capitán Don Manuel Castro y Teniente don José Antonio Chávez, con el nombre de Colonia Militar. Desde este fatal ingreso, la frontera ha sido el teatro de innumerables males y de graves trascendencias, ya para los desgraciados habitantes de ese remoto país y ya para el Supremo Gobierno5. En la misma carta, respecto al desconocimiento de Castillo Negrete por parte de Chávez, dice: Después de haberle dejado llegar a Santo Tomás todos los recursos que traía para la colonia, lo desconocieron de su autoridad, lanzándolo injuriosamente bajo el frívolo pretexto de que quería introducir tropas extranjeras a La Frontera. Ésta, pues, continúa gobernada por un simple alcalde, inglés de nación, ebrio consuetudinario llamado Tomás Bona y el teniente Chávez, que ambos asumen omnímodas facultades.... Aquí se refería Matías Moreno a que el alférez Pérez Vidal había sido despojado por los hombres de Chávez del dinero y documentos que llevaba para la instalación de Castillo Negrete en el gobierno. El jefe político ya 301
  • 3. Filibusterismo e inestabilidad había tenido disgustos con Castro respecto al manejo de los fondos de la colonia, y a mediados de 1852 mandó 100 hombres al mando del capitán Juan de Dios Angulo con el fin de restablecer el orden, los cuales llegaron a San Felipe el 24 de junio de ese año, pero el desorden siguió, y cuando el general Arista, quien era decidido partidario de las colonias militares, renunció a la presidencia del país el 5 de enero de 1853, se apresuró el final de la que se había establecido en La Frontera, sobre todo al faltar dinero para su sostenimiento, y Castillo Negrete siguió al frente del gobierno. Fue un poco después de estos hechos, en febrero de 1855, cuando salieron de la península el último presidente de las misiones dominicas, padre Gabriel González, y fray Tomás Mancilla, el único misionero que quedaba en La Frontera, al llegar Juan Francisco Escalante en representación del obispo de Sonora, y tres sacerdotes del clero secular para recibir las misiones que quedaban. Antonio María Meléndrez, vencedor de William Walker Después de la guerra con los Estados Unidos, se exaltaron el racismo y la soberbia de muchos norteamericanos, lo que produjo actos de violencia contra los mexicanos que quedaron al norte de la frontera; los despojos y linchamientos ejercidos en su contra eran frecuentes en todo el sur de la Unión Americana, y la Alta California no fue excepción. En ocasiones, aquellas vejaciones provocaron en algunos mexicanos la respuesta violenta y la venganza, que aun siendo censurable, debe entenderse como la consecuencia lógica de las atrocidades de que fueron víctimas, tal es el caso de Joaquín Murrieta, joven mexicano, o chileno, según algunas versiones, que de 1850 a 1853 robó y mató a muchos norteamericanos, y se granjeó la admiración del pueblo humilde no sólo por la ayuda que le daba, sino porque encarnaba el espíritu de la venganza en contra de los poderosos. Por tres años el legendario bandido tuvo en jaque a los militares y policías del estado, hasta que en 1853 tal parece que fue atrapado y decapitado, con lo que volvió algo de tranquilidad a la sociedad dominante de la recién conquistada provincia, aunque su muerte nunca fue totalmente comprobada. A. Ponce Aguilar Valle de La Grulla, hoy Ejido Uruapan, cuna de Antonio Meléndrez. Aquel ambiente hostil hacia los mexicanos, favoreció el filibusterismo y la penetración ilegal al país de norteamericanos, lo que vino a aumentar las penalidades de los pocos habitantes de La Frontera en Baja California, que con sacrificio se sostenían en los ranchos y pequeños poblados. En otras partes, y aun en el sur de la península, estas incursiones fueron rechazadas por la acción conjunta de tropas mexicanas y el pueblo organizado. Tal fue el caso de Gastón Rousset de Boulbón, fusilado en Sonora por el General Yáñez; y J. Napoleón Zerman, que en octubre de 1855, con sus barcos Archibald García y Rebeca Adams quiso apoderarse de La Paz, pero el General José María Blancarte atrajo con engaños a los filibusteros hasta la playa, en donde capturó a los 20 oficiales y 111 hombres6 de la fuerza extranjera que estaban en las embarcaciones7 y los mandó encadenados vía San Blas a la ciudad de México, sin que le valiera al flamante “almirante” ostentarse como representante del general Juan Álvarez a quien supuestamente ayudaría para el derrocamiento de Santa Anna. Otro filibustero de la época fue Henry A. Crabb, quien llegó hasta 302
  • 4. Filibusterismo e inestabilidad Sonoyta en 1857, pero el Teniente Coronel José María Girón y el Capitán Lorenzo Gutiérrez, al mando de sendas columnas de la Guardia Nacional, capturaron a 59 extranjeros, quienes fueron fusilados el 7 de abril de 1857. Poco después, Crabb intentó asaltar Hermosillo pero fue derrotado gracias a los refuerzos que llevó Hilario Gabilondo, y fue fusilado con sus secuaces en el panteón del pueblo; y en el mismo mes de abril, otros 16 filibusteros fueron llevados al paredón en Caborca por el teniente José Roldán8. En los casos mencionados, como ya se señaló, para detener y castigar a los intrusos, fueron determinantes la presencia oportuna de tropas regulares mexicanas unidas al pueblo, y aunque en la Baja California no existían esas condiciones, surgieron algunos caudillos que, unidos a los pequeños destacamentos militares que se destinaban a este territorio, llegaron a rechazar a los intrusos provenientes del norte. Historia y leyenda de Joaquín Murrieta En el “Old Timer's Museum” de Murphys se encuentra una fotografía que, según se dice, es del bandido mexicano Joaquín Murrieta (chileno según algunas opiniones). A continuación, se proporcionan algunos datos históricos y la versión legendaria sobre la existencia de este personaje en la Alta California. El once de mayo de 1853, el gobernador de California John Bigler dispuso la organización de un cuerpo policíaco bajo el mando del capitán Harry Love, cuyo objetivo sería la captura o muerte de los cinco Joaquines: Joaquín Botellier, Joaquín Carrillo, Joaquín Ocomorenia, Joaquín Valenzuela y Joaquín Murrieta, a quienes se les achacaban robos y asesinatos cometidos, durante los últimos tres años, contra Cort. de California State Library norteamericanos radicados desde la región al norte de San Francisco, hasta la frontera con la Baja California9. En julio de 1853, el grupo de rangers creado por Bigler, se topó con varios jinetes mexicanos en un lugar de la sierra llamado Panoche Pass, a unas cincuenta millas de Monterrey. En el enfrentamiento a balazos, dos mexicanos murieron, y como prueba de su hazaña, los agentes cortaron la mano de uno de los cadáveres y decapitaron el otro, siendo éste último, supuestamente, el de Joaquín Murrieta, aunque no se aportaron pruebas que lo ¿Joaquín Murrieta? demostraran. La cabeza fue depositada en un frasco con alcohol y se exhibió en diversos lugares del estado, aunque la hermana de Murrieta siempre negó que fuera la de Joaquín; aun así, el capitán Love recibió 1 000 dólares como recompensa, y poco después se aprobó un pago adicional de 5 000 dólares. En 1854, un periodista de San Francisco que firmaba con el seudónimo de Yellow Bird, publicó un relato novelesco sobre la vida de Joaquín Murrieta, en el cual refería que la esposa del legendario bandido había sido violada por unos mineros, y que su hermano había muerto ejecutado por un crimen que no cometió; fue por eso que Murrieta juró vengarse y dedicó el resto de su existencia a robar y matar yanquis, hasta que los rangers de Love lo ultimaron. Buena parte de la narración de 303
  • 5. Filibusterismo e inestabilidad Yellow Bird no se ha documentado debidamente, por lo que debe considerarse como leyenda, aunque es difícil asegurar hasta qué grado. La fotografía del Old Timer's Museum, según se dice, fue obsequiada al oficial de policía Ben Marshall, quien en una ocasión ayudó a Murrieta cuando éste se encontraba en problemas al enfrentarse a un grupo de norteamericanos; pero se ha comprobado que la técnica empleada en su elaboración (ferrotipo) fue inventada después de 1860, por lo que se infiere que, si la fotografía es realmente la de Joaquín Murrieta, este no murió en el encuentro que tuvieron los rangers del capitán Love con los bandidos mexicanos años antes de que se empleara el procedimiento fotográfico mencionado. Otro hecho que para muchos hace dudosa la muerte de Murrieta en aquella ocasión , es que Love nunca llevó a exhibir la cabeza del bandolero a “Calaveras County”, en donde era muy conocido por la gente del lugar. Por otra parte, el editor del periódico Alta California publicó lo siguiente: Hace unas semanas un grupo de californianos nativos fueron al Valle de Tulare con el propósito de (hacer) una corrida de unos garañones .Tres del grupo han regresado y reportan que fueron atacados por una partida de americanos y que cuatro del grupo habían sido asesinados; que a Joaquín Valenzuela, uno de ellos, lo mataron al tratar de escapar, y que su cabeza se la habían cortado sus captores... En “The Life and Adventures of Joaquín Murrieta”, de John Rollin Ridge, se dice que por el año de 1850, Murrieta se ocupaba con bastante éxito en obtener oro de los placeres de Stanislaus, lo que le permitió adquirir una casa en la que vivió con tranquilidad por un tiempo, al lado de su esposa que lo había acompañado de Sonora, su lugar de origen; sin embargo, a pesar de que tenía la simpatía de sus vecinos, en una ocasión una banda de norteamericanos entró a su casa, lo golpearon y amarraron de pies y manos, mientras que humillaban a su esposa, advirtiéndole que como mexicano no tenía derecho a vivir en ese lugar. Joaquín Murrieta tuvo que irse, con la esperanza de iniciar una nueva vida en otra parte, pero esto nunca lo pudo lograr, porque siempre sufrió ataques y ofensas de parte de los mineros americanos. Hubo una ocasión en que lo acusaron injustamente de haberse robado un caballo, lo azotaron públicamente y sin misericordia por una falta no cometida, y fue Pintura idealizada de Joaquín Murrieta, Charles Nabl, 1859. entonces que decidió vengarse de Pintura idealizada de Joaquín Murrieta hecha en 1859 por los “anglos”. Pronto se empezaron a Charles Nabl en San Francisco. encontrar norteamericanos muertos a balazos o por arma blanca en los 304
  • 6. Filibusterismo e inestabilidad caminos de California, al principio fueron los cuerpos de los hombres que lo habían azotado, pero después podía ser cualquier yanqui, casi siempre rico, pero nunca indios o mexicanos. Se dice que a fines de los setentas, Murrieta se ocupaba como ranchero en Arizpe, Sonora, y Gary McCarthy, en su libro “Gringo Amigo”, expresa que los restos de Joaquín yacen en una tumba del cementerio de Cucurpe, en Sonora. Por su parte, Harry Love, que se había convertido en alcohólico, en 1868 se agarró a balazos con el amante de su esposa, Chris Everson, resultó mal herido en el encuentro, y murió en la mesa de operaciones cuando le amputaban un brazo. La existencia de Joaquín Murrieta es un ejemplo de la leyenda entrelazada con la historia, pero lo real es que su imagen, verdadera o ficticia, trae a la mente el recuerdo de una época turbulenta, en la cual los norteamericanos de la Alta California cometieron abusos y crímenes en agravio de los mexicanos de ese estado. Uno de estos líderes populares, nativo del rancho La Soledad de la Grulla, o simplemente La Grulla, fue Juan Antonio María Meléndrez, hijo de don José Guadalupe Meléndrez Orantes y doña Susana Ceseña Arrayos10, quien desde joven fue reconocido por su carácter decidido no sólo en La Frontera sino también al sur de la Alta California; era popular, además, porque su padre, consumada la independencia, había recibido un pequeño valle al norte de Santo Tomás como compensación por servicios prestados a la nación; al lugar llegaban parvadas de grullas en el invierno, por lo que desde tiempo atrás había recibido el nombre de La Grulla. Al igual que casi todos los jóvenes de la época, Antonio Meléndrez se había formado en el trabajo del campo, lo que le permitió conocer a la perfección todo el territorio comprendido entre Ensenada y San Vicente, así como a los indios de la sierra, sobre todo a los pai pai, con quienes siempre tuvo una relación fraternal. En más de una ocasión se enfrentó a intrusos norteamericanos para castigar sus fechorías, o a quienes lo buscaban con el propósito de matarlo, pero su fama se hizo legendaria por lo sucedido conforme a la historia que, transmitida Supuesta fotografía de Antonio M. Meléndrez, tomada de SINER. Su autenticidad es dudosa oralmente de padres a hijos, aun se relata en el Ejido Uruapan. Se cuenta que un día en que Antonio se encontraba en Santo Tomás, en la pequeña fonda de su amigo y consejero don Antonio Sosa, llegó al lugar un norteamericano, quien tras breve charla con una de las hijas de don Antonio, se acercó a platicar con Meléndrez; el imprudente forastero, sin saber con quién estaba hablando, expresó que venía en busca de Antonio Meléndrez para desafiarlo a muerte; al poco tiempo, como si fueran amigos, salieron los dos al patio trasero de la casa para divertirse un rato tirando al blanco con la pistola del yanqui, y cuando tocó el turno a Antonio, éste tomó el arma y la arrojó contra una piedra con tal fuerza que se destrozó, al mismo tiempo que se identificaba ante el extranjero. Este, aunque sorprendido al ver que todo ese 305
  • 7. Filibusterismo e inestabilidad tiempo había estado junto al hombre que buscaba para asesinarlo, sacó un cuchillo de su bota y se lanzó contra el mexicano, lucharon cuerpo a cuerpo por un buen tiempo, hasta que se impuso la habilidad y condición física del de La Grulla, quien acabó quitando la vida al estadounidense. Debe señalarse desde ahora que los toques de la fantasía popular pudieran haberse agregado a los relatos sobre las acciones que realizó Meléndrez, pero de que fue célebre por su valentía en ambos lados de la frontera no hay duda, ya que en los periódicos de San Diego llegaron a publicar algunas de sus hazañas11. La noche del 16 ó 17 de octubre de 1853, el médico y abogado norteamericano William Walker, zarpó de San Francisco rumbo a Baja California en el Carolina, al frente de una fuerza de 46 filibusteros, posiblemente apoyado por el millonario ferrocarrilero William Vanderbilt, con el fin de fundar una república independiente; el aventurero ya había tratado de penetrar en Sonora pero se lo habían impedido las fuerzas nacionales, y ahora se lanzaba a la conquista de la península para, desde aquí, intentar de nuevo apoderarse de la provincia vecina; cabe señalar que la movilización de Walker hacia Baja California se realizó con la complacencia de las autoridades norteamericanas de San Francisco12, ya que cuando el General Hitchcock se opuso al movimiento filibustero, fue removido de su puesto como comandante de las fuerzas norteamericanas en la costa del Pacífico y en su lugar, el Secretario de Guerra Jefferson Davis envió al General John Ellis Wool, cuyo franco disimulo facilitó a Walker el movimiento logístico que requería en su invasión a la península13. (Más informaciones sobre el filibusterismo en Baja California se dan en Apéndice 2 ) El 28 de octubre de 1853 llegaron los filibusteros a Cabo San Lucas, y el 3 de noviembre a La Paz, aprehendieron al jefe político Coronel Rafael Espinosa, y poco después al Coronel Juan Clímaco Rebolledo, quien, desconociendo que los norteamericanos ocupaban el poblado, desembarcó procedente de la ciudad de México con un nombramiento de López de Santa Anna para sustituir a Espinosa en el cargo,. Los dos oficiales mexicanos fueron llevados a bordo, pero los extranjeros que permanecieron en tierra fueron hostigados el día 5 ó 6 por unos cuantos civiles mal armados, al mando del teniente Manuel Pineda, quienes aun sin lograr una victoria decisiva sobre los invasores, les hicieron comprender que su empresa peligraba, sobre todo cuando supieron que se preparaba en Mazatlán una fuerza para combatirlos. Los invasores salieron entonces hacia Cabo San Lucas, a donde llegaron el 8 de noviembre. Walker prefirió reembarcarse el 9 o 10 de noviembre de 1853 a Ensenada14, a donde llegó a fines del mes. Aquí estableció su cuartel en la única casa que había, perteneciente a Pedro Gastélum, en lo que hoy es la calle tercera y Gastélum, la fortificó lo mejor que pudo y la llamó Fort Mc. Kibbin, en honor de uno de sus oficiales, quien fue muerto a balazos cuando saqueaba los ranchos vecinos. De aquí empezaron sus hombres a incursionar las rancherías cercanas, cometiendo toda clase de atrocidades y robándose el ganado, aprovechando que no se veía ninguna fuerza armada que se les enfrentara. Sin embargo, el teniente coronel Francisco Javier del Castillo Negrete, subjefe político y comandante militar en Santo Tomás, supo el 2 de diciembre por Antonio Meléndrez lo relativo al desembarco filibustero, por lo que al frente de 58 hombres, incluyendo al nativo de La Grulla como segundo al mando, tuvo el día 4 un encuentro con los extranjeros, a quienes la tropa mexicana causó algunos muertos y heridos; y aun se llegó a tener sitiados a los invasores durante varios días; sin embargo, el coronel del Castillo, extrañamente, delegó el mando en Meléndrez, cruzó la frontera y se fue con su familia a San Diego, supuestamente a esperar que William Walker. 306
  • 8. Filibusterismo e inestabilidad llegaran recursos del centro del país para defenderse de la agresión filibustera. Walker no desistió de su empeño, pidió ayuda a sus bases en San Francisco15, y el 12 ó 13 de diciembre de 1853 salió de este puerto norteamericano la barca Anita con 183 hombres, quienes desembarcaron en Ensenada el 17 ó 20 de diciembre; poco después llegaron otros 70 refuerzos procedentes de San Diego para acabar de afianzar la posición de Walker, quien a principios de 1854 contaba con unos 600 hombres y 2 cañones, mientras que las fuerzas de Meléndrez llegaban a poco más de 50. Éstas eran las condiciones cuando el 18 de enero de 1854, el médico aventurero cambió en Ensenada la designación de República de Baja California por República de Sonora, e izó en su Fort Mc.Kibbin, una bandera con dos estrellas representando las dos provincias de la nueva nación. Después de saquear Santo Tomás y La Grulla, quizá por el constante hostigamiento de Meléndrez, o como parte de un plan para cruzar la sierra rumbo a Sonora, Walker se cambió a San Vicente el 12 de febrero de 1854, convocó a una reunión a la que asistieron los vecinos del poblado, y les exigió a punta de bayoneta, según nota del periódico “Alta California” del 15 de marzo, que juraran fidelidad a la nueva bandera, así como la firma de un documento en el que aceptaban el nuevo estado, y al abogado filibustero como su presidente. Tomás Bona contestó, a nombre de los vecinos, con una rotunda negativa, lo que enfureció al norteamericano al extremo de que estuvo a punto de ordenar su muerte, pero fue disuadido por sus oficiales cercanos. Walker pensó entonces dirigirse a Sonora pasando por el Valle de La Trinidad, entre las Sierras de Juárez y de San Pedro Mártir, con 100 hombres y unas 100 cabezas de ganado que había robado a los rancheros de la costa; dejó a su lugarteniente, el doctor Joseph Smith, en San Vicente con algunos hombres para que conservaran el control, y se dirigió al cruce de las montañas; poco después, Meléndrez logró que Smith se rindiera y le quitó algunas armas que mucho le servirían. Antonio Meléndrez tenía 24 años, era semianalfabeta, y carecía de instrucción militar; pero es indiscutible que tenía las cualidades de un buen soldado, como son el valor y la prudencia, la audacia y la serenidad; esto y el conocimiento que tenía del terreno desde el mar hasta la sierra, le daban cierta ventaja sobre los invasores. Ya se han mencionado hechos que lo hicieron célebre por su temeridad, pero ahora estaba mostrando la frialdad y paciencia indispensables para vencer a un enemigo muy superior en número de hombres y armamento. Desde el principio de sus acciones, Walker había sabido del liderazgo de Meléndrez, pero su arrogancia lo hizo subestimarlo y envió a 15 hombres a La Grulla para su captura; en esa ocasión, cuando los extranjeros regresaban sin haberlo encontrado, el guerrillero mexicano los interceptó a la altura de lo que hoy es El Ciprés, les causó dos muertes y capturó a dos de los filibusteros. Acciones como ésta se repitieron varias veces, con resultados casi siempre favorables a los mexicanos, pero ahora, al decidir Walker invadir Sonora, se metía a un terreno en el que, a pesar de su superioridad numérica, no tenía la ventaja de Meléndrez y sus indios, por ser éstos expertos insuperables en el conocimiento de la sierra. Cuando Walker se dirigió hacia el este, nunca pensó que la pequeña fuerza mexicana lo seguiría, y mucho menos que cada movimiento que hacía era del conocimiento del guerrillero, informado siempre por sus espías indios. Camino al Colorado, las deserciones, el robo de ganado por los cucapás y la falta de provisiones bajaron la moral de los invasores, y aunque algunos lograron cruzar el río, no pudieron continuar hacia Sonora y decidieron regresar a San Vicente, aunque unos 50 hombres prefirieron dirigirse al Fuerte Yuma, en donde fueron bien recibidos por el mayor Heintzelman. En San Vicente, Meléndrez supo por sus espías del regreso de Walker y se preparó para combatirlo. Juan Bandini era dueño del rancho Guadalupe, y al saber que su propiedad estaba en peligro de caer en manos del filibustero, quien ya se había apoderado de todo el ganado en el rancho La Calentura de Tomás Bona, organizó una partida de 30 voluntarios bajo el mando de Juan Mendoza para unirse con Meléndrez y atacar a los invasores16. Walker estaba ahora fortificado en el rancho Guadalupe de los Ozios, en donde Mendoza, antes de 307
  • 9. Filibusterismo e inestabilidad unirse con Meléndrez en San Vicente, audazmente se apoderó del ganado que tenían los filibusteros quienes quedaron así desprovistos de alimentos. Ya unidas las fuerzas de Mendoza y Meléndrez, junto con algunos indios de Santa Catarina, La Huerta y Cucapá, a quienes el guerrillero prometió recompensar con ganado en caso de triunfar, sumaban unos 60 hombres, 42 de ellos a caballo. Al amanecer, quizá el 20 de abril de 185417, los mexicanos atacaron el campamento enemigo en donde había entre 100 y 200 hombres; con gritos y a balazos espantaron el poco ganado que quedaba a los extranjeros, muchos de los cuales fueron abatidos cuando trataban de huir, mientras que otros se dispersaron. Walker perdió también sus dos cañones18, pero logró escapar, acosado por el pequeño grupo de Meléndrez, hasta que el 8 de mayo de 1854, con 33 de sus hombres, cruzó la frontera por Tía Juana, y se entregó al mayor Justus McKinstry y al capitán Henry S. Burton. La ayuda de Juan Mendoza fue decisiva en la derrota de Walker, gracias a la intervención de Juan Bandini, quien apoyó la lucha contra los filibusteros según su relato fechado el 25 de mayo de 1854 que obra en la Huntington Library. Las bajas de los patriotas mexicanos fueron sólo tres. Retrocediendo en el tiempo, desde diciembre, Rafael Espinosa y Juan Clímaco Rebolledo, prisioneros a bordo del Carolina, convencieron al capitán del barco para que regresara a La Paz, El panteón viejo de la misión de San Vicente Ferrer se localizaba donde hoy se encuentra esta nopalera. Aquí pudiera estar la tumba de Antonio Meléndrez tomando en cuenta que la situación empeoraría para Walker en Ensenada, así se hizo, y los dos militares fueron liberados en Cabo San Lucas. El 10 de marzo de 1854, Rebolledo fue substituido por el general José María Blancarte, quien llegó al frente de un batallón de 600 hombres, enviado por López de Santa Anna a fin de proteger Baja California contra las incursiones extranjeras. Walker, por su parte, pronto recobró la libertad, tiempo después se dirigió a Nicaragua y Honduras con un grupo de filibusteros, y tras varios éxitos y fracasos, fue capturado por un oficial de la armada inglesa, entregado a las autoridades hondureñas y ejecutado el 12 de septiembre de 1860. La región había sido devastada por la soldadesca de Walker, tal como lo expresó Meléndrez en una carta dirigida al teniente José Fidel Pujol para que interviniera ante el General Blancarte con objeto de que se enviaran tropas a La Frontera. La misiva en cuestión decía en parte: ....los piratas ya se fueron del todo, merced a algunos esfuerzos de estos nobles frontereños que prefirieron la muerte a la servidumbre de un vil invasor. Pero como las noticias de que han de volver se multiplican, estoy desesperado aguardando el auxilio del Supremo Gobierno, pues el país está en una miseria espantosa, y no tenemos armas ni gente para resistir un fuerte golpe. Yo espero que Ud. hará valer sus influjos para con el Sr. Gral. Blancarte que se apurará a mandar tropas...19 308
  • 10. Filibusterismo e inestabilidad Meléndrez se convirtió por breve tiempo en el hombre fuerte de La Frontera, pero su estrella decayó por diversas causas. Se llegó a decir que las exacciones hechas sobre bienes de particulares con el fin de sostener la campaña contra Walker le creó muchos enemigos; también hay la versión de que López de Santa Anna lo mandó matar porque el californio no simpatizaba con el tirano; y hay quienes refieren la causa de su ocaso político a su amistad con los norteamericanos del sur de California; Matías Moreno, dueño de las tierras de la Misión de San Vicente Ferrer y de San Quintín, hizo viaje especial a la ciudad de México para intrigar contra Meléndrez; y hubo quien afirmara que el mismo Castillo Negrete, tratando de desviar la atención sobre su salida o escape a San Diego cuando Walker desembarcó en Ensenada, hizo diversas acusaciones en su contra20. Investigaciones recientes sobre estos episodios históricos de La Frontera, en las que se han tomado en cuenta documentos escritos por los subprefectos políticos de la época, así como una carta de Juan Bandini, explican parcialmente lo acontecido y quedan claros los siguientes hechos: Bandini sintió que las acciones de Castillo Negrete y el naciente poder de Meléndrez ponían en peligro la propiedad que detentaba sobre tierras de la Misión de Guadalupe y Tecate; Chávez, el alcalde Tomás Warner y otros hombres que habían impedido a Castillo Negrete el acceso al gobierno, habían sido apresados por el pueblo de Santo Tomás, pero Meléndrez perdonó a Chávez21, quien se exilió en San Diego; desde la ciudad norteamericana, Chávez envió cartas difamatorias contra el caudillo de La Grulla al General Blancarte, que había recibido el gobierno en 1854. Fue por algunas de estas intrigas que el gobernante ordenó al teniente José Pujol que apresara al caudillo de La Grulla y fuera sometido a juicio, aunque la consigna implícita era el asesinato, después, Pujol seguramente quedaría con el mando político y militar en La Frontera. El 27 de junio de 1855, con engaños22, Antonio Meléndrez y su secretario José Ma. de Necochea acudieron a San Vicente en donde, a una señal convenida, fue sometido por los soldados de Pujol, según algunos relatos, cuando éste le daba un abrazo, y en juicio sumario23 en el que el oficial de Blancarte actuó como fiscal y juez, fue sentenciado a muerte y fusilado el 28 de junio de 1855, contra uno de los muros de la Misión de San Vicente, sus restos yacen en el panteón viejo al lado de las ruinas de la misión, en donde fue sepultado por sus familiares24, aunque el lugar exacto de la tumba se desconoce. Poco después de su asesinato, se empezaron a oír protestas del pueblo de La Frontera y aun en el sur de California por el nefasto crimen cometido contra el guerrillero; el periódico “ San Diego Herald” publicó el 15 de julio de 1855 una nota que decía: Tuvimos la oportunidad de escuchar los sentimientos de los habitantes de la región; ningún hombre ha hecho más que Meléndrez para conservar la libertad de su país, nadie se merecía más que él; fue por esta inconformidad popular que el 1º. de octubre de 1855, el general Blancarte ordenó al Capitán José de Oñate, a quien había nombrado subjefe político y comandante militar de La Frontera, que se reabriera el juicio lo cual se inició el 11 de diciembre en Santo Tomás; se llamaron nuevos testigos, y todos confirmaron el gran patriotismo de Meléndrez, lo que permitió que oficialmente su nombre fuera reivindicado como héroe de Baja California. Sin embargo, hoy una calle de la ciudad de Ensenada se llama José María Blancarte, mientras que el nombre de Antonio María Meléndrez es casi desconocido. La revuelta de 1856 a 186125 Derrocado Santa Anna y jurado el Plan de Ayutla por las autoridades de la península el 3 de diciembre de 1855, se aplicó el recién decretado Estatuto Orgánico del Territorio de Baja California, que dividía la península en las siguientes municipalidades: La Paz, San Antonio, Todos Santos, Santiago, San José, Mulegé y Santo Tomás. Se establecía en el referido Estatuto que para los puestos de gobierno se harían elecciones populares, y fue electo como jefe político José María Gómez, quien el 30 de julio de 1856, devolvió por decreto a la iglesia las tierras que en el gobierno del Coronel Rafael Espinosa se habían quitado a las misiones para su colonización. Gómez nombró a Francisco Ferrer como subjefe político del Partido Norte, y en informe enviado a las autoridades 309
  • 11. Filibusterismo e inestabilidad sobre el estado en que se encontraban los poblados de su jurisdicción, expresó lo siguiente: ...A distancia de 9 leguas de San Vicente está el pueblo de Santo Tomás, cabecera del Partido, habitado por 9 familias que componen 21 individuos incluyendo las criaturas de pecho. Desde este pueblo hasta la línea se encuentran 9 ranchos habitados por familias mexicanas, en el mismo estado poco más o menos que las referidas, pero los rancheros de Guadalupe y Valle de San Rafael, que son propiedad de norteamericanos residentes en la Alta California y el de Tía Juana, habitado por su propietario sufren menos escasez. Desde este pueblo (Santo Tomás) hasta la línea no hay habitante que sepa leer y escribir, pero ni firmar... Hoy no se encuentra en Santo Tomás nada absolutamente que vender, y unas familias con otras cambian lo que más les hace falta para alimentarse....26 . El desolador panorama descrito por don Francisco Ferrer parece ser algo exagerado, si se toma en cuenta que bastantes familias vivían en ranchos situados hacia el este del camino, dedicadas todas a la cría de ganado mayor y menor, lo que les permitía cuando menos contar con la alimentación necesaria; prueba de esto son los troncos familiares que desde mediados del siglo XIX, o antes, existían en lo que hoy es el estado de Baja California, los cuales se mencionan en el capítulo “Ensenada”, y que pueden corroborarse en la “Guía familiar de Baja California, 1700-1900”, de don Pablo L. Martínez. De lo que sí se carecía frecuentemente era de algunos productos como herramientas, ropa, y ciertos alimentos, lo cual se conseguía de los vendedores viajeros o fayuqueros, o haciendo lo que entonces era un prolongado viaje a los comercios de San Diego. EL LASTRE DE LA IGNORANCIA Lo dicho por Ferrer a propósito de la iletrada población, era consecuencia de que la educación en las dos Californias, desde el tiempo de los jesuitas hasta el comienzo del México independiente, había sido relegada a un segundo plano en los objetivos que se fijaba el gobierno; y cuando llegaron a establecerse algunas escuelas, se tuvieron muchas dificultades para conseguir profesores, para sostenerlas, y sobre todo, para conservar el interés de los padres por enviar a sus hijos a estudiar. Antiguamente, casi todos los misioneros habían tenido la idea de que lo único que necesitaban aprender los niños era el catecismo, y le llamaban aprender a la repetición memorizada de su contenido, así como de cantos religiosos; fuera de esto, algunos jóvenes y adultos aprendían en forma asistemática, de maestros mestizos o españoles, algún oficio casi siempre rústico para servir mejor a la misión. Quizá el único funcionario de alta jerarquía del gobierno español que dispuso la fundación de escuelas modernas en los poblados del sur fue don José de Gálvez, pero su proyecto no se pudo llevar a la práctica de manera permanente y generalizada. Las únicas personas que sabían leer, escribir y realizar operaciones numéricas eran los misioneros, los capitanes y pilotos de barco, los gobernantes, algunos oficiales del ejército y de la armada, y muy pocos soldados. En 1785, por ejemplo, de los 30 soldados del presidio de San Francisco, sólo 7 sabían leer; y en 1797 únicamente 2 de los 28 destacados en el lugar. En la Alta California, tal vez por la importancia creciente de la actividad comercial, se fueron creando más y más escuelas, y cuando la provincia pasó a ser parte de los Estados Unidos, esa tendencia se reforzó, y en 1851 se creó el Colegio de Santa Clara, que para 1885 se convirtió en universidad. Mientras tanto, en la península, debido a los pocos recursos del gobierno y a que los padres de familia preferían disponer de sus hijos para que los ayudasen en las labores del campo, sólo se fundaron escuelas elementales en muy pocas poblaciones, lo que trajo como consecuencia el estancamiento del pueblo en la ignorancia y en los fanatismos religiosos y políticos, lastre que pesó por muchos años retardando el progreso de la región. Desde el 22 de mayo de 1850, el norte de la península pasó a ser Subprefectura Política del Partido Norte de Baja California, pero este cambio no se acompañó de acciones concretas que 310
  • 12. Filibusterismo e inestabilidad contribuyeran a darle firmeza al gobierno en el lejano territorio, salvo la buena intención de establecer una colonia militar en La Frontera, la cual, como ya se ha dicho, para 1853 entró en decadencia por falta de recursos. La reciente anexión de la Alta California a los Estados Unidos fue un factor que contribuyó para que muchos ex mexicanos y norteamericanos se apoderaran, por diversos medios, de extensas propiedades en La Frontera, nombre que aún se daba a lo que hoy es el municipio de Ensenada, y por extensión Tijuana y Tecate, y su objetivo final era lograr que la Baja California formara algún día parte de la Unión Americana, lo cual multiplicaría varias veces el valor de las tierras adquiridas. Esta fue una de las razones por la cual se desató la lucha entre varias facciones que podrían ubicarse en tres grupos: 1º. los que deseaban obtener la mayor utilidad posible adquiriendo, conservando y enajenando tierras, muchas veces a favor de extranjeros, sin importar los métodos empleados, incluyendo el robo y el asesinato; 2º. los que trataban de conservar el orden y defender al pueblo de los abusos que se cometían en su contra, así como las soberanía territorial; 3º. quienes saltaban de uno a otro bando, hoy fingiéndose patriotas californios, y luego difamando a sus opositores o cambiando de partido con tal de enriquecerse y conservar el poder. Este período, considerado por algunos como la revuelta de 1856 a 1861 en Baja California, ofrece un panorama borroso debido a que los documentos y testimonios de la época muestran contradicciones y discrepancias. Por ejemplo, José Matías Moreno se consideró a sí mismo como un campeón defensor del pueblo, pero en 1856 fue acusado por el visitador de rentas José María Esteva, de formar parte de una compañía extranjera que poseía terrenos nacionales con el propósito de anexar la Baja California a los Estados Unidos, y por otra parte el propio Esteva era terrateniente por concesiones gratuitas que tenía en Isla de San José y en Llano del Diablo27; Feliciano Ruiz Esparza fue considerado por muchos como un tirano cruel y asesino, pero la prensa norteamericana de ese tiempo encomiaba su conducta por conservar la ley y el orden, como se menciona en el obituario que le dedicó Rufus K. Porter a Matías Moreno y que se transcribe párrafos adelante. William Walker construyó en lo que hoy es la esquina de calle Tercera y Gastélum, en Ensenada, el Fuerte Mc Kibbin, desde donde sus hombres hicieron incursiones hacia los ranchos vecinos. El 1º. de agosto de 1856, Gómez fue substituido por Antonio Navarro, que ocupó el puesto hasta el 3 de septiembre de 1856, fecha en que se hizo cargo del gobierno nuevamente el general José María Blancarte. Ese año, el coronel José Castro fue nombrado subprefecto y comandante militar del 311
  • 13. Filibusterismo e inestabilidad Partido Norte en lugar de Ferrer; pero al recibir el mando, su estilo de gobierno pronto quedó de manifiesto cuando ordenó que fueran fusiladas varias personas por el solo hecho de considerarlas peligrosas para su administración; y respecto a su honestidad administrativa, basta mencionar que aprovechando su puesto, vendió al ruso A. Milatovich el lugar conocido como El Sauzal de Camacho y Ensenada, aunque después la operación fue nulificada por el presidente Benito Juárez en 1863. Los caóticos acontecimientos de esta época, una verdadera revuelta que marcó el período comprendido de 1856 a 1861, pueden resumirse en los siguientes hechos28, aunque el lector podrá encontrar más información al respecto en las páginas 380 y 382 del capítulo XXIV, “Playas de Rosarito”. 1. El coronel José Castro, jefe militar mexicano de la Alta California que había huido a Sonora en 1846, llegó en 1856 a La Frontera con el nombramiento de comandante militar y nombró a Feliciano Ruiz Esparza subjefe político. Matías Moreno influyó para que Castro fuera removido y se nombrara a su amigo José Sáenz en su lugar. El jefe político en La Paz, al pasar el tiempo y no saber si Sáenz había aceptado el cargo, nombró a Juan Mendoza en su lugar. Ruiz Esparza, gobernaba en ausencia de Castro, quien se había ido a la Alta California, supo de los hechos por el propio Mendoza, y decidió no entregarle el poder apoyado por muchos norteamericanos y mexicanos del norte de la frontera. 2. Entonces se desató una lucha por el poder entre Mendoza, Sáenz y Ruiz Esparza. Éste fue arrestado por Sáenz, pero logró escapar varias veces de sus enemigos, hasta que recuperó la comandancia militar de La Frontera, puesto en el cual recibió ayuda en hombres y pertrechos procedentes de la Alta California. Los norteamericanos lo consideraban como el único capaz de mantener el orden en La Frontera., o tal vez el único que defendería sus intereses en esta región29. Castro regresó de San Francisco en 1860, pero Ruiz Esparza sólo le entregó el poder civil y él conservó el militar. Ese mismo año Castro fue asesinado en una riña de borrachos el 14 de abril por un hombre del bando de Sáenz llamado Manuel Márquez, que era buscado por asesinato en Los Ángeles30. Ruiz Esparza volvió a El Sauzal de Camacho, convocó a elecciones, y fue electo gobernador provisional por sus soldados. (Consultar Apéndice 2). 3. José Sáenz mandó a Juan Mendoza, que se encontraba exiliado en la Alta California, a que iniciara una revuelta en La Frontera; ayudado por un grupo de indios31 devastó ranchos y poblados, lo que no pudo evitar Ruiz Esparza. Algunas familias se refugiaron en los Estados Unidos, pero muchas continuaron defendiendo sus ranchos y modestas pertenencias. 4. Los saqueos y el desorden de la época hicieron que el mayor del ejército norteamericano Lewis Armistead amenazara con intervenir al frente de 20 soldados, Mendoza trató de que los indios yumas lo apoyaran pero no lo logró, por lo que tuvo que escapar a Sonora. 5. Juan Mendoza fue asesinado en San Diego el 6 de febrero de 1865 por su ex patrón Cave Couts32, a quien había amenazado de muerte por viejas rencillas. El crimen lo cometió Couts en la plaza del pueblo, con una escopeta de dos cañones que llevaba cubierta con un rebozo; Mendoza estaba desarmado33. En el juicio que se siguió a Couts testificó Eugenio Murillo, y salió a relucir un asesinato cometido por Mendoza en la persona de Andrés Manríquez, perteneciente al bando del gobierno en Baja California, también se recalcó su carácter violento y la rebelión que llevó a cabo contra el gobernador Feliciano Ruiz Esparza 6. Matías Moreno nunca pudo derrotar definitivamente a Ruiz Esparza, pero sí lo obligó a huir a Isla de Guadalupe, en donde murió. Para entonces, el nuevo jefe político del territorio era Teodoro Riveroll, amigo de don Benito Juárez; Matías Moreno quedó como subprefecto de La Frontera en 1861 y pudo restablecer la tranquilidad en la región con el apoyo de 100 soldados 312
  • 14. Filibusterismo e inestabilidad que arribaron al mando de Eustaquio Cota. Poco después renunció y le siguió Juan de Dios Angulo, mientras en La Paz, Ramón Navarro asumió el gobierno en lugar de Riveroll. DATOS BIOGRÁFICOS DE JOSÉ MATÍAS MORENO José Matías Moreno, hijo de un ballenero inglés, nació en San Antonio, Baja California Sur, fue educado por los misioneros del lugar, y llegó a ocupar el puesto de secretario del gobernador Pío Pico de la Alta California. Cuando los norteamericanos se apoderaron de la provincia, huyó hacia el sur de la península , pero a diferencia del ex gobernador, organizó en Comondú un grupo de 60 patriotas sureños que se autonombraron “Guerrillas Guadalupanas de Comondú, Defensores de la Independencia Nacional”, para luchar contra los norteamericanos que comandaba el coronel Burton. En febrero o marzo de 1861 fue nombrado subprefecto de La Frontera por el gobierno de Juárez, aunque su familia vivía en San Diego. Durante la turbulencia política y militar de 1856 a 60, fue enemigo de Feliciano Ruiz de Esparza, a quien combatió pero nunca pudo derrotar definitivamente. En abril de 1862, Matías Moreno se fue a su rancho en Guadalupe, donde murió el 1º. de diciembre de 1869, a los 51 años de edad. Se transcribe a continuación la nota obituaria de Matías Moreno que escribió Rufus K. Porter34 para el “San Francisco Bulletin” el 22 de diciembre de 1869: La muerte ha estado ocupada entre los antiguos y notables ciudadanos de este condado y Baja California, Don Matias Moreno, por algún tiempo comandante o Gefe (sic) de la frontera de Baja California, murió repentinamente en su rancho de Guadalupe, propiedad que antes perteneció y fue mejorada por el fallecido Juan Bandini. Don Matías salió para la Ciudad de México hace algunos meses y llevó consigo muchos documentos de los ciudadanos de la frontera del sur para presentarlos al Gobierno Mexicano. También llevaba mucho dinero de todas las partes interesadas, ya que sin dinero muy poco se puede hacer en cualquier gobierno. En la ciudad sufrió un ataque de parálisis...pero teniendo la mejor atención, se recobró lo suficiente para regresar aquí con su esposa y niños, que fueron a la ciudad a cuidarlo. Habló confiado de su ultima recuperación, y fue muy prudente al comer y beber, como lo fue en lo general aun en buena salud. Se fue a Guadalupe, a unas 70 millas de aquí, y allí sufrió un ataque y fatalmente. En los últimos 30 años el fallecido tuvo más influencia con las autoridades de La Paz que cualquier otro hombre, y fue probablemente la causa de más derramamiento de sangre que cualquier otro individuo en California. Mientras que permanecía a salvo en San Diego, y aquí era generalmente respetado, sus cartas y emisarios estaban representando al mismo diablo entre los mexicanos al sur de la línea. Fue la causa del asesinato del General Castro sin lugar a duda, y sus representaciones a las autoridades de Mazatlán causaron la derrota y huída de Ruiz Esparza, cuyo mayor crimen fue no tolerar ladrones y asesinos en esa porción del Territorio bajo su mando. Su vida José Matías Moreno. estuvo llena de eventos importantes, y su autobiografía sería una de las más interesantes de los tiempo modernos, y me inclino a la opinión de que tal documento existe entre sus papeles35. 1 Consultar el Apéndice (2) de esta obra para más datos sobre Manuel Castro y la Colonia Militar de La Frontera. 2 Lassépas, op. cit., p.322. 3 Op.cit.; (Simpósium...) Colonia Militar; David Zárate Loperena; p. 21. 313
  • 15. Filibusterismo e inestabilidad 4 El viaje que realizaron soldados y colonos desde el sur de la península hasta Santo Tomás bajo el mando del capitán Manuel Castro, reabriendo senderos y sufriendo los rigores del clima, puede considerarse una verdadera hazaña, y aunque su desempeño posterior como comandante de La Frontera tal vez merezca las críticas que se le han hecho, nadie puede negar la capacidad y liderazgo que demostró para conducir con éxito a civiles y tropa por tan difícil ruta. 5 Panorama Hist. de B. C. UNAM-UABC; 1983, D. Piñera, “Establecimiento de colonias militares”, Ángela Moyano Pahissa, p. 179; y colección BANC MSS M-M 20-21 de la Bancroft Lib., Invent. of the doc. para la hist. De la B.C.. 6 Filibusterismo. Enciclopedia de México, 1993, t. 5; p. 2788. 7 Zerman, obligado por Blancarte, envió un mensaje a sus hombres ordenándoles que desembarcaran desarmados y se formaran frente al cuartel, así se hizo y fueron fácilmente apresados por los mexicanos. Reminiscences of a Ranger; Horace Bell; Caystile & Mathes, Printers, Los Angeles, 1881,pp. 229-230. (Consultar Apéndice (2). 8 Voces de mi Pueblo y su Gente; 1995. La Batalla del 6 de abril de 1857; José Jesús Valenzuela, p. 16. 9 Las actividades delictivas de Murrieta iniciadas en la primavera de 1853, eran ejecutadas por bandas bien organizadas desde San Diego hasta Stockton, muchas veces se burló de autoridades militares y civiles eludiendo su captura, gracias a informaciones que recibía de lugares distantes, y en cualquier país que no fuera Estados Unidos, los actos de Murrieta se hubieran dignificado con el título de “revolución”y a él se le hubiera considerado “jefe rebelde”. Bell, op.cit., pp. 107- 108. 10 Según la genealogía publicada por don Pablo L. Martínez, doña Susana era hija de María Antonia Ovalles, Arrayes, o Valles, y de don Juan Ignacio Ceseña. 11 En Reminiscences of a Ranger, Horace Bell llama a Meléndrez “pequeño Hércules”. Op.cit., cap. XVI, pp.208-209. 12 Hitchcok arrestó a Walker cuando se preparaba a zarpar con sus seguidores en un navío alquilado de nombre “Arrow”. 13 Datos de “California Filibusters: A History of their Expeditions into Hispanic America”, de Fanny Juda, en “The Grizzly Bear Official Organ of the Native Sons and Native Daughters of the Golden West”, Vol. XXI, No. 4, Feb. 1919. 14 Reportes de los filibusteros al “San Diego Herald” no dicen que fueron obligados a retirarse por las guerrilla mexicanas. 15 Walker tenía una oficina de reclutamiento en San Francisco, en donde se enlistaron muchos hombres del sur de E.U.. 16 The Republic of Lower California, 1853-1854 in the Words of its State Papers, eyewitnesses and contemporary reporters. Edit. Por Arthur Woodward, 1966, Los Ángeles, P. 69. 17 Hay diversas opiniones sobre la fecha y lugar del ataque, Martín Barrón afirman que el combate ocurrió cuando los filibusteros iban rumbo al Colorado, y no dice que hayan llegado hasta el río. Aquí se han considerado notas de periódicos de entonces, no necesariamente precisas, publicadas en The Republic of Lower California, y tradiciones orales. 18 Se dijo que los cañones se exhibieron en La Paz, y finalmente se llevaron al Museo de Guerra en México, D.F., pero también existe la versión de que las piezas fueron perdidas por los filibusteros al tratar de cruzar el río Colorado. 19 Guía Histórica de Baja California; 1992; Martín Barrón Escamilla; p.133. 20 AGE-SINER, op. cit..Salvador Vizcarra Schum. 21 Henry J. A. Alric, op. cit. p. 19. 22 Tal parece que José Fidel Pujol hizo llegar una carta a Meléndrez en la cual Blancarte le informaba sobre su ascenso a comandante de escuadrón y que le haría entrega de 500 pesos, para lo cual debía acudir a San Vicente. 23 Declararon en contra de Meléndrez Juan Beecful y Justo Chávez, diciendo que el acusado había intentado sobornar a la tropa para huir. Cuando se le preguntó porqué se ostentaba como comandante militar, contestó que el puesto se lo había dado Blancarte, lo cual era cierto, y sobre su cargo de subjefe político dijo que se lo había dado el pueblo de La Frontera. 24 El sepulturero del panteón viejo de San Vicente dijo al autor que no se conoce la ubicación de la tumba de Meléndrez. 25 Más datos sobre esta etapa histórica en las notas al final del capítulo XXIV, p. 382, y en el Apéndice (2). 26 Lassépas, op. cit. p. 318. 27 Ibíd.., p. 81. 28 Apuntes de un viaje por los dos océanos, el interior de América y de una guerra civil en el norte de la Baja California. Alric; op. cit., pp. 23-26. Del prólogo de esta obra escrito por Ángela Moyano Pahissa, y del Apéndice Documental a cargo de Aidé Grijalva, obtuvo el autor valiosas informaciones para la elaboración de este capítulo. 29 Gran excitación hay en la ciudad de San Diego...en relación con los eventos de Baja California y la seguridad de Esparza. Él tiene la simpatía de todos nuestros ciudadanos pacíficos y respetuosos de la ley, y sinceramente esperamos que librará al país de esa banda de “desperados” que hoy infestan a aquel desafortunado país...los ciudadanos le enviaron 125 libras de pólvora ...la razón por la que se sienta tanto interés a favor de Esparza es, porque la gente de San Diego ha sido protegida por él en sus personas y propiedades , en mayor extensión, dicen ellos, que la que el gobierno de los Estados Unidos les ha proporcionado... Pioneer notes from the diaries of Judge Benjamin Hayes, 1849-1875, p. 210. 30 Ibídem, p. 198. 31 ...Mendoza...tiene con él unas 400 personas, de las cuales como 40 son mexicanos, el resto indios. Se rumoró que había sido nombrado gobernador, pero era falso. Es el líder de una banda de asesinos, nada más. Hayes, op. cit., p. 210. 32 Couts fue un ex militar que desempeñó puestos importantes en California, casado con Ysidora, la hija de Juan Bandini. 33 “The Journal of San Diego History”, Vol 44, No. 4, 1998. “An Old Town Gunfight”, Clare V. McKanna, Jr.. 34 Porter debe haber conocido bien a Moreno, ya que le pagaba impuestos para tener derecho a extraer sal de las playas de San Quintín. El norteamericano también explotó salinas en Laguna Ojo de Liebre, y por varios años vivió en El Sauzal. 35 “San Diego Historical Society Quarterly”, “The Obituary Column”, enero de 1958, Vol. 4, No. 1; Rufus K. Porter. 314