En Ecuador, la tradición de Año Viejo involucra simbólicamente quemar muñecos que representan fracasos y enojos del año pasado para dar la bienvenida al nuevo año con esperanzas de cambio. La gente construye muñecos de personas o situaciones que los irritan y les pegan notas explicando por qué deben quemarse y qué mejoras desean para el nuevo año. Luego queman los muñecos en la calle entre aplausos y vítores para simbolizar dejar atrás el año viejo.