La crisis económica de 1929 tuvo profundas consecuencias a nivel mundial. En Estados Unidos, la caída abrupta del valor de las acciones provocó una crisis bursátil que derivó en una crisis bancaria, comercial e industrial. En Europa y América Latina, incluyendo Chile, la crisis tuvo un efecto dominó que aumentó el desempleo y empobreció a la población. Esto debilitó las democracias liberales y dio paso a alternativas como el comunismo, fascismo y keynesianismo. En respuesta, Estados