La arquitectura paleocristiana se desarrolló entre los siglos III y VI d.C. para satisfacer las necesidades de la nueva religión cristiana. La arquitectura bizantina surgió a partir del siglo IV d.C. en el Imperio Bizantino y se caracterizó por sus cúpulas doradas y mosaicos. Algunos ejemplos notables incluyen la Basílica de San Vital en Rávena y la Basílica de San Marcos en Venecia.