El arte bizantino surgió en el siglo IV como continuación del arte paleocristiano. Se desarrolló en el Imperio Bizantino y estuvo fuertemente influenciado por las culturas helenística y oriental. El arte bizantino se divide en cuatro etapas principales y se expresa a través de la pintura, arquitectura, escultura y mosaicos, destacando las iglesias de cúpulas, frescos, iconos y arcos.