Gabriel le informa al Señor sobre problemas causados por ecuatorianos recién llegados al cielo, como ensuciar las calles y portales con comida. El Señor le aconseja a Gabriel llamar al Diablo para asustar a los ecuatorianos y calmarlos. Cuando Gabriel llama, el Diablo está ocupado lidiando con un grupo de ecuatorianos que llegó al infierno y está causando problemas, como vender comida y marihuana sin permiso.