Pedro vio un buey volador en la escuela y le contó a su mamá, pero ella no le creyó. Al día siguiente, la mamá de Pedro habló con el director, quien confirmó que efectivamente había un buey volador aprendiendo en la clase de Pedro. La mamá regresó a casa y le dijo a Pedro que tenía razón, que nunca pensó que un buey pudiera aprender.