Baldomero Sanín Cano fue un ensayista, diplomático y académico colombiano nacido en 1861. Se desempeñó como maestro, superintendente, secretario, ministro y cónsul durante su carrera. Escribió numerosos ensayos y libros sobre literatura, arte e historia y se opuso a las pretensiones de la Real Academia Española sobre la lengua. Fue introductor del modernismo en Colombia y amigo cercano del poeta José Asunción Silva.
Los estudiantes de noveno grado escolar deben reflexionar sobre su actual situación social y comparar a través del tiempo y el espacio, los cambios sociales surgidos de los avances en todos los campos de desarrollo de los países latinoamericanos. Deben aprender a aprender, a leer situaciones humanizadas que se presentan en las obras literarias; a reconocer su propia situación a partir del reconocimiento de otras y además, tener la capacidad de transformarla.
Los estudiantes de noveno grado escolar deben reflexionar sobre su actual situación social y comparar a través del tiempo y el espacio, los cambios sociales surgidos de los avances en todos los campos de desarrollo de los países latinoamericanos. Deben aprender a aprender, a leer situaciones humanizadas que se presentan en las obras literarias; a reconocer su propia situación a partir del reconocimiento de otras y además, tener la capacidad de transformarla.
Es una exposicion acerca de su vida, acerca de sus estudios y contenidos que lo han llevado ha tener grandes logros a traves de su historia y como a traves de su vida lo ha llevado hacer uno de los grandes escritores y literarios del pais
2. Natural de Ríonegro, Baldomero Sanín Cano nació en
1861, estudió en la Escuela Normal de su pueblo, donde
recibió grado de instructor en l880, trabajó como maestro
durante cinco años en la Escuela Superior de Titiribí y la
Elemental de Niños de Medellín, y en las Normales de
Antioquia y Caldas. Fue superintendente del primer tranvía de
Bogotá, secretario y ministro de Hacienda (encargado) y
representante a la Cámara. Asistió a la Asamblea Nacional
Constituyente, y en l909 viajó a Londres como delegado de la
Compañía del Ferrocarril de Girardot. Fue cónsul de Colombia
en Londres y ministro plenipotenciario en Argentina, miembro
de la Comisión de Cooperación Intelectual de Santiago de
Chile y representante de Colombia en la VIII Conferencia
Panamericana de Lima. En sus últimos años fue rector de la
Universidad de América en Bogotá.
3. colaboró en el periódico
La Luz como
comentarista de
literatura y relaciones
internacionales;
después pasó a escribir
para La Nación como
critico de teatro y
literatura, fue amigo
personal de J. Asunción
Silva y contemporáneo
de G. Valencia y J.
Flórez.
4. En 1905 formó parte de la Asamblea
Nacional, en calidad de suplente del general
Rafael Reyes, y entre 1909 y 1927 vivió en
Londres dedicado a la docencia, la
investigación y la traducción, constituyendo
éste un periodo definitivo en su consolidación
intelectual. En 1927 regresó a Colombia, en
1933 fue nombrado embajador en Argentina y
en 1941 fue designado rector de la
Universidad del Cauca e inició una larga
colaboración con el diario El Tiempo.
5. Sus libros de ensayo responden a una
sensibilidad y a un criterio universal de las
cosas y de los hechos; obras suyas son La
civilización manual y otros ensayos
(1925), Indagaciones e imágenes
(1926), Crítica y arte (1932), Divagaciones
filosóficas y otros apólogos literarios
(1934), Ensayos (1942), Letras colombianas
(1944), De mi vida y otras vidas (1949), El
humanismo y el progreso del hombre (1955)
y Pesadumbre de la belleza (1957).
6. La administración de princesas 1904-1909 (1909)
Colombia hace ocho minutos (1888)
An elementary spanish grammar (1918)
La civilización manual y otros cuentos (1925)
Indagaciones e imágenes (1926)
Manual de historia de la literatura italiana (1926)
Crítica y arte (1932)
Divagaciones filológicas y apólogos literarios
(1949)
El humanismo y el progreso del hombre (1955)
Pesadumbre de la belleza y otros ensayos y
apólogos (1957)
Letras colombianas (1984).
7. Su dilatada y ejemplar obra
permanecen, pese a algunas ediciones de las
últimas tres décadas, en la penumbra. Sobre
ella recae la sospecha de que fue
ensayística; un modo de descalificarla, es
decir, de considerar que fue
fragmentaria, inconclusa, fracasada. El
sambenito de este presunto fracaso, o
supuesto fracaso, estimula a recordar su talla
de gigante en medio de un siglo XX
colombiano que cuenta sus pensadores con
los dedos de la mano y se puede predecir
que sobran dedos.
8. Se le acusó a Sanín Cano de no ser
colombiano, acaso porque no se persignaba, antes de
escribir, ante la Real Academia de la Lengua y su
sacrosanto deficiente Diccionario ni menos mandaba
votos en cada escrito por la eterna salud del jerarca
del Vaticano. Sanín Cano quiso enseñar a pensar al
país sin referencias a los dogmas de la infalibilidad del
Papa, de la concepción inmaculada de María, reina de
los cielos cantada por Julio Flórez y reverenciada por
Luis María Mora. Sus altares, si los tuvo, no fueron
otros que la filosofía audaz del siglo XIX, encarnada
por Nietzsche, la literatura insólita de Ibsen, la obra de
Cervantes y Shakespeare, y las buenas letras
americanas
9. Sanín Cano no reverenció ni halagó –pecado
mortal en su tiempo- a Juan Valera ni a Castelar ni
a Ortega y Gasset ninguno de los genios literarios
peninsulares. Admiró y amó, más bien, a José
Asunción Silva y tuvo siempre palabras oportunas
para con Rubén Darío, Leopoldo Lugones o
Guillermo Valencia. Su credo fue más humano y
quizá por eso no tan colombiano como se le
exigía: por el amor a las ideas libres, las letras
universales. También creyó en el hombre que
trabaja honestamente con las manos, en la mujer
a la que siempre vio en su papel
ancilar, inmerecidamente, en las razas vencidas.
10. Basta una frase “anti-colombiana” para delatar su
simpatía por los vencidos: “El español desadaptó
al indígena sin educarlo para que se readaptara, y
los hombres que hoy rigen la República no han
modificado en este punto el régimen de la Colonia.
El español ignoró completamente, se esforzó por
ignorarla con un empeño ciego, la mentalidad
indígena. No tuvo idea de que en América, y
menos que en parte alguna, en el Nuevo Reino de
Granada, hubiese una cultura y de que las
tradiciones y creencias de los indios mereciesen
respeto... El blanco de hoy, dueño de América, no
entiende todavía al indio”
11. Sanín Cano se opuso a la pretensión
abusiva de los académicos como
propietarios de la lengua: “Don Juan
(Valera) es académico. La corporación a la
que pertenece se sostiene, como todo
individuo o todo cuerpo deliberante, sobre
una mentira vital.
12. Luego pasó a escribir sobre teatro y crítica
literaria en el diario La Nación. Conoció a
José Asunción Silva en la casa de Antonio
José Restrepo, y trabó con el poeta una
excelente amistad, llena de admiración hacia
su obra. También fue contemporáneo de Julio
Flórez, Carlos Arturo Torres y Guillermo
Valencia, de quien se dice que recibió una
notable influencia de don Baldomero. Sanín
Cano fue uno de los introductores del
concepto del modernismo en Colombia
13. Sanín Cano se opuso a la pretensión
abusiva de los académicos como
propietarios de la lengua: “Don Juan
(Valera) es académico. La corporación a la
que pertenece se sostiene, como todo
individuo o todo cuerpo deliberante, sobre
una mentira vital.
14. Sus restos actualmente se encuentran en
el cementerio de la ciudad de Rionegro
(Antioquia, Colombia).