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Los tres prirneros Evangelios reprodu-
cen documentos redactados en Palesüna a
la vista de los mismos Apóstoles. El Evan-
gelio de Juan va dirigido a la siguiente
generación y su autor es un "profe[a" de la
Iglesia; es uno de los que interpretaban las
palabras de Jesús para las nuevas comuni-
dades.
Si bien el autor ha sido, según toda pro-
babilidad,, testigo di¡ecto de ú mayoríá Oe
los hechos que nos transrnite, prefirió
ceñirse a algunos episodios que podría
desarrollar conforme a su carisma proféti-
co, para bien de la Iglesia.
De ahí proviene esa alternancia entre
hechos y discursos. Los hechos son narra-
dos en un estilo breve y preciso, mientras
que los "discursos de Jesús" resultan a
veces repetitivos y es fácil deducir que
aun cuando fueran constnridos en base a
palabras auténticas de Jesús, son obra de
"Juan el profet&", corno se le ha liamado,
Los discursos atribuidos a Jesús la tarde
de la Úttima Cena ocupan un lugar desta-
cado. Con ellos estamos tan lejos dé Ia
proclamación de JeSús a las müchedum-
bres como de las advertencias dirigidas al
pueblo judío pará persuadirlo a que-se J
' Iglesia entera y todo el porvenir del cris-
tianismo se identifican con esos discípu-
los queit.:Igló y a los que'prepara para
. ,lu efusión del Espriru.
I^as grandes líneas
det euon[ii¡l áii"an
Juan nos dice en el último capínrlo cuál .,
fue su objetivo: l'Esto fue escrito para que'"'.
ustedesrcrean que Jesús es el Hijo de :
Dios,? (Jn 20,31);
¿Hijo de Dios? Si bien los apóstoles lo
proclamaron corno tal, [cóino entendían
estas palabras? ¿En que, sentido era de
naturaleza divina? Juan afirma la existen-
cia del Hijo en Dios desde el Piincipio, y
esta luz sobre el origen de Jesús ilumina
toda su obra: Hijo eterno de Dios hecho
hombre, Do vino.sólo p.ara enseñar, -sino
para transformar la creación. '
Había llegadb el momento de.clarificar la fe
dirige a cistianos ó'á, cate.cúmenos que tie-
sinagoga de su ciudad o entraren la Iglesia
El Evallgelio de Juan es polémico.
cristiana ante el judaísrno, y Jqan se
nen que elegir entre pgrtenecer a la
que se ha constituido frente a'ella.
El Evangelio de Juan lo acompañó a lo
una-vez y lo dejó coq un cierto desorden
estructuras y puntos de referencia .(por
Iargo de toda su vida; lo retocó más de
aparente, donde sin embargo no faltan
ejemplo las palabras reBetidas siete
t97 INTRODUCCION
veces). El último párrafo del libro da a enrender que fue publicado después de la
muerte_de su autor, que según añrma san lreneo, vivió hasta el reinado áe Trajano
(98- l l7).
Con c-ierta probabilidad la estructura de este evangelio se ordena en torno a la oposi-
ción de Ias ñestasjudías quejalonan la vida de la sinagoga, entre las cuales se eniuen-
ra la Pascua, y la "hora" de Jesús que abre los tiempos nuevos. Esa es la hora de la
pasión y de la resurrección de Jesús, y será mencionada al comienzo de nuestras tres
iecciones, en 2,4i 7,6; 13,1.
Es de ¡.otar la importancia que el autor atribuye a los ritos y símbolos litúrgicos: el
agua de Siloé, el cordero de la Pascua, las purificaciones... Demostrani que táles ritos
judíos son sólo la figura y el anuncio de otros ritos decisivos en la iniciación cristiana:
él bautismo, la Eucaristía y el lavado de los pies. Las leyes del pueblo judío y las litur-
gias del Templo pertenec€n al pasado, pero todo ha sido uansfigurado en la vida y la
nueva llturgla de los cnstlanos.
El discípulo que Jesús amaba
Desde siempre se ha pensado que la mención, repetida catorce veces (2x7) en la
última parte del Evangelio, de la expresión "el discípulo que Jesús amaba", indicaba a
su autor. El último versículo (21,24) Io dice expresarnente. Sería difícil negar que ese
discípulo, del que no se dice su nombre, haya-sido junto con Andrés uno-de l,os dos
primeros discípulos mencionados en Jn 1,35. Y también pa.rece haber sido uno de los
¡'dos discípulos" que tampoco se nombran en21,2.
Entra en escena en el momento de la Ultima Cena, colocado en el lugar de honor
que. correspondía po_r d9r-ec!o_a,l huésped; ¿no seía el dueño de casa que acogió a
Jesús y a los suyos (Lc 22,12)2 Y desde ese momento acompaña a Pedro. Puede per-
mitirse estar al pie de la cruz mientras el grupo galileo sólo piensa en escapar de las
represalias. Jesús le confía a María, y rircmentos después lo comprende todo.-
Hablamos del "Evangelio de Juan" como lo ha hecho toda la tradición desde los pri-
meros años, y para la gran mayoría el autor séía Juan, hernano de Santiago, uno de
losDocedeJesús,aunqueestaatribuciónsuscitaserios,problemas.
En primer lugar, el Evangelio dice muy pocas qosas sotre la actividad de.Jéiús en
Galilea, en la que tomaron parte los hijos de Zebedeo, y que ocupa la mayor parte de
los sinópticos; casi todo transcurre en.Jerusalén, donde el autor observa la crecida de
los conflictos entre Jesús y las autoridades judías. Da la impresión de esur ahí en casa,
y sabe lo qué esti{ pasando entre los bastidores del'poder, e§ decir, entre los sacerdotes.,'
Hay otros interrogantes que arrojan una sómbra'de duda sobie la atribución del ,
Evanlelio a este Juin. El apóstol, ui pescador galileo, ¿podía ser el autor de loi dis.
cursos teológicos y místicos que caracterizan a este Evangelio?-Ademrás, quien diera
su forma definitiva al Evangelio entre los años 70-90, quizií§ cerca de Efeso, lugar a
donde se:reti¡ó según una tradición muy antigua, no era sólo un teólogo sino que-tam-
bién parece haber sido sacerdote (18,15). Y Juan el apóstol, ¿pertenecía a una familia
de sacerdotes? Es dudoso.
El autor del evangelio
Sería fácil atribuir el Evangelio a otro Juan, un joven sacerdote de Jerusalén distinto
del hijo de Zebedeo,.si no esiúvieran los textos dei comienzo de los Hechos t¡,t; ¿,i¡;
8,14) en que se nota una relación muy especial entre Pedro y Juan, como la había habi-
do.algunas,semanas antes entre Pedro y el discípulo amado según el cuarto Evar¡gelio.
Además; el apóstol Juan es enviado pgr Jesús junto con Pedro, a preparar la Ultima
Cena (I.c 22,8). :
e p"r* de gue no fal¡an indicios que permitirían atribuir este Evangelio at hijo:de
Zebedeo,.son muy numerosos los que se inclinan en favor de otro,Juan, sacerdote ile,
Jerusalén. La.hipótesis de un "discípulo amadd''distinto de Juan, hermano de Santia-
99,1os.ll9ya1i ávarios descubrimiéntos, en especial sobre las relaciones enue Jüan y
María, la Madre del Señor. . : '
ü----
JUAN 1
L¿ Palabra de Dios se
ml' ' En el principio
lrlyel Verboestaba
y gl Verbo era Dios.
2
El estaba ante Dios
hizo hombre
era el Verbo ( /a Palabra),
ante Dios,
en el principio.
198
3
Por él se hizo todo,
y nada llegó a ser sin é1.
Lo que fue hecho o
tenía vida en é1,
y para los hombres la vida era luz.
5
La luz brilla en las tinieblas,
y Ias tinieblas no la impidieron.
6
Vino un hombre, enviado por Dios, eue se llamaba Juan.
7
Vino para dar testimonio, como testigo de la luz,
para que todos creyeran por é1.
u
Aunque no fuera él la luz, le tocaba dar tesümonio de la luz.
. 1.1 Todo el Er¡angelio de Juan trata de de-
moskar que Jesús es tanto el Crisfo (o el Mesías)
prometido por la Escritura, como el Htlo de Dios
que nacido del Padre ha vuelto al Padre.
Arnbos término, ,,o *.
"O,rir¡alentes.
En este
prólogo o introducción Juan nos va a decir cómo
la venida del H,jo de Dios se arraiga en lo más
H:;'HoeJ:
más personal v lo mál sublime que
. EI Eangelio no es una teoría-, y Juan, después
de recoger testimonios acerca de Jesus, mues[a
que son en realidad testimonios de Dos. Desde el
momento en que se aborda el misterio de Dos, la
rez6n lra no puede decir nada más y solo se pue-
den acéptar lbs tesümonios: eso es lá te.
L. El Verbo. En el misterio de Dos no hay lu-
gar pafa ningún nornbre, y sin embargo nos ve-
mos obliqados a usar palabras. Juan. iqual oue
los otros-Evangelistas, habhra del Hijo áe Dibs,
pero ese nombre no lo dice todo, y entonces re-
curre al A.T. Un poema del libro de los Prover-
bios ponía en escena' la Sabiduría de Dos: ella hi-
zo en el'mundo toda la obra de Dios y está
9!emp¡e-a su lado, y la creó antes que el universo
(Pro 8,221. Esta interesante imag-en había sido
desarrollada posteriormente por el Libro de la
Sabiduría (Sati 7-10).
- Juan seguirá esa pista para completar la pala-
Ltq
*Hijo"?e Dios,'pero reempla2a la pafabra
Sob¡dui¡o por otra griega que si§nifica tarito 'pa-
labra- comb *discurlo--y pgnsañriento. E* pulu-
bra es logo.s (del cual sá derir¡an todas las inlá-
bras terminadas en nlogía") y debe entenderse
aquí como la -expresióñl de-Dos: Dios'que:se
afirma a sí mismo y dice todo lo que l[erra'en sí.
Si en nuestro texto usáramos solamente el
término *Palabra', este vocablo nos podría con-
fundir; y si decidiéramos traducir coh -Expre-
síón', gu€ es más eücto, nos sonaría a intelec-
!,luli así que hemos conseruado la vieja,palabra
Verba paia traducir el *logos" de Diós,'y esto
tanto nias que en 1,10 el Verbo se enca,íra en
Jesús, que bs masculino. Esta palabra aparece
bes veces en este versículo, signo de su excepcio-
nal importancia; Jtran la retomaÉ en 1Jn 1,1 y
Ap 19,13.
2. Ante Dios. Cuando comprendamos que
Dios 9s amor (lJn 4,76) comprenderemos tam-
biéfi que el H,jo o Verbo de Dos es ante el Padre
otra cara del amo-r. [a preposición griega que
aquí se utiliza significa tanto *junto
a' como *an-
, te" Dos.
El Verbo era Díos. A Juan le resultaba muv di-
ficil decir que el Verbo era distinto de aquél quá es
el Origen y el Surgimiento de Dios y al que üama-
mos Padre, como que compartía la rnisma natr:ra-
leá divina, porque Dios es uno solo.
Juan supo decírlo con el texto qrieqo. Cuando
dice que el'Verbo estaba ante Dioí Ñn. delante
de 'Dos" la marca de nombres personales, y por
lo tanto debemos entender ante'el *Padre';-Éro
cr¡ando essrik *
en Dos" la marca personal no
está, con lo que quiere decir que el Veño es de
naturaleza divina.
3..Dos es; el Verbo €ra; Jesús dice:
*Yo Soy'
(Jn 13,19). Notemos la importancia del verbo
'ser'. Ctnndo Juan *, refiere al universo y a los-
hombres emplea .otro verbo que traducimós por.'
exístir. Para él tmicamente la Etemidad Es,
-los.
humanos Ro, pues llegan a la existencia (Jn 8,58).
Sólo Dios Padre merece el nornbre de crea-
dor, lra que es el Origen; pero creó por medio
de su Verbo, quien conüene en sí el modelo de
todas las cosas (Col 1,15).
5. A partil de gsa primera mención de lo que
existe, Juan habla de un mundo que resiste a la
luz. Rechaza la concepción filosóIica o cultuial
que habla de t¡na Madré Natualeza, que sería bue-
na, acogedora, y que se bastaría a sí rnisma. No.
En el mundo hay un poder de las tÍnieblas -(Col
1,13). Entramos'en el misterio de un DoJ'qu¿'
creó p€rsonas y espíritus libres; en es€ mundo hu-
bo rechazos de un? extrema gravedad de los que
son consecuencias nuestras guerras y nuestios
malos instintos
7 . Víno como testigó. Las dos estrofas 6-8 v
15 son como paréntelis. En ellas dos veces á
Evangelista se reÍiere a Juan Bautista.
199
e EI era la luz verdadera,
la luz que ilumina a todo hombre,
y llegaba al mundo.
'o Ya estaba en el mundo,
este mundo que se hizo por é1,
este mundo que no Io recibió.
Dios.
AI creer en su Nombre ¡3
han nacido,
no de sangre alguna, ni por ley de la'came,
nl Pgr voluntad de hopb¡e,
síno que han nacido de Dios.
'o Y el Verbo se hizo came,
Puso su tienda entre nosotros,
y hemos visto su Gloria:
la Gloria que recibe del Padre el Hijo único;
en él todo era don amoroso y verdád.
'5 Juan dio testimonio de él;
dijo muy fuerte: *De él yo hablaba al decir:
El que ha venido detrái de mí ya está delante de ffií,
Porque era antes que Yo.,
t6
De_su plenitud hemos rec¡bido todos,
y cada don amoroso preparaba otro.
, Por medio de Moisés h'emos recibido la Ley,
pero la verdad y el don amoroso
nos Ilegó por medio de Jesucristo.
JUAN 1
" Vino a su propia casa,
y los suyos no [g recibieron;
'2 pero a todos los que Io recibieron
Ies dio capacidad para ser hijos de
9. Todos los hombres han'sido amados por
Dios y todos han recib¡do en su conciencia la'luz
que. peryilg discemlr (más o menos) entre el bien
y .el.
mpl- Ese mundio no le condio; pero Dios
había decidido revelarse a un pueblo.' eit ae Ia Bi-
blia. Y fue allí donde el confÍicto entre las tinie-
blas.y la h.'z llegó l.sU climax: Virlo y.los suyos
no lo ocog.ieron. EI Evangelio hablaiá más ám-
pliamente de esto.
L2. Jesus vino par¿r hac.e¡nos hips de Díos,
afirmación.que a veces es difícil de
'entender,
y;
gue. tgdog-lo^g. hombres erara amados y dispon¡án
de Ia luz (1,9). Sin embarqo es maravittosci ctran-
dp-glg"ign !q recon^ocidolen la persona de Jesr¡s
al Hijo del Etemo. Se inicia enünces una nuerra
relación con Dios y atrn cuando a. veces nos pa-
Íezca que los crisüános no son muv diferentes'de
los demás, para Dios sin embargo- hay trna dife-
rencia enorrne,'sh la cual la creatión perdería su
sentido.
14. EI Verbo se hizo carn€;Juan no dice: 'se
hizo hombre', tai vez.porque temía que no se
captara hasta qué puntó el Hijo etemo'_tomó so-
bre- sí nuestra condición humana y rnaterial; él
realmente murió en la cruz.
Hab¡tó entre nosotro.s. Jt¡an,uüliza un verbo
gye al principio significaba 'instalar rut.náál
Srn duda alude a Ia üenda que era la morada de
Fop en el desierto (Ex 33,7-t 1). n ni¡Jaáú;;
hecho hombre será-un templo t'an huñ'd:v-fra-
gil corno la tienda del desieito, pero
""
áfrá éñ-
cuenba Ia plenitud de Dos. toi apostoles
"r,
ái-
ffig: momentos vieron su gloriq tJn 2,11 y I_c
9.,?2), especialmente en su pasión y iesurrec-
Ep él todo.ero don d_e amor y uerdod. L¿ Bi-
bJia,djce qu? e,l amor.(o far¡or o g-racia) t h Nái-dad (q vqrdadlror', dos cualidailes eseñc¡ales de
Tor.(Ex 91t,6_-71, y se repiten corno un ,.fnañ áñ
el salmo E9- Juan por Io tanto quiere afirmar que
Dios se dio plenámente ¿ñ jE;ü; jóót 2b.
17. Juan disüngue las dos partes de la historia
santa. .Moisés ha6ía dado la
-Ley,
que conteniá
rnuchas prome-sas. P_or Jesús-se áós'dan Ia; á;ó:mesas: por sq H,jo, Digr.l-r dado a conocer y ha
entregado todo lo que había en é1.
JUAN 1 2OO
t6
Nadie ha visto a Dios jamás,
pero Dios-Hijo único,
él que está en el seno del Padre
nos lo dio a conocer.
PRIMERA PARTE: JESÚS SE DA A CONOCER POR SUS SEÑALES
Juan Bautista presenta
el nCordero de Dios»
a Jesús, conoceñ, t' y aunque viene detrás de
m!, yg no soy digno de soltarle Ia
corréa de su sánda-iia.,
. 2E Esto sucedió en Betabará, dl
otro lado del río Jordán, donde Juan
bautizaba.
2s
Al día siguiente Juan vio a Jesús
que venía a §u encuentro, ! €xclamó:
*Ahí viene el Cordero de Dios, el que
carga con el pecado del mundo. r De
él yo hablaba al decir: "Detrás de mí
viene un hombre que ya está delante
de mí, porque era antes que yo". 3t
Yo
no lo conocía, pero mi bautismo con
agua y mi venida misma eran para é1,
pata que se diera a conocer a Israel.,
. .'.. 72
Y Juan dio este testimonio: *He
visto al Espíritu bajar del cielo como
. una palom a y quedarse sobre é1.
33
Yo
no lo conocía, pero Aquel que me
envió a' bautizai con ajua, ffi€ dijo
también: "Verás al E§píritu bqjar
sobre aquel que ha de bautizar con el
EspÍritu Santo, ! se quedará en é1".
34 Sí, yo lo he visto, y declaro que
éste es el Elegido de Dios.,
o te
Este fue el testimonio de Juan,
cuando los judíos enviaron sacerdo-
tes y levitas desde Jerusalén para
preguntarle: -¿Quién eres tú?, 'o Juan
lo declaró y no ocultó la verdad; y
declaró: nYo no soy el Mesías.,
2t Le preguntaron: «¿Quién eres,
entonces? ¿Elías?, Contestó: *No lo
so!.» Le dijeron; «¿Eres el Profeta?,
Contestó: *No., " Entonces Ie dijeron:
*¿Quién eres, entonces? Pues
-tene-
mos que llevar una respuesta a los
que nos han enviado. ¿Qué dices de
ti mismo?, B Juan coniestó: *Yo so/;
como dijo el profeta Isaías , Ia uoz"
que gri.ta en el desierto: Enderecen eI
camíno del Señor.,
24
Los enviados eran del grupo de
los fariseos, ?s y le hicieron otra pre-
gunta; «¿Por. g.yé bautizas entonc€s,
si no eres el Mesías, ni Elías, ñi el
Profeta?, 26
Les contestó Juan: .Yo
bautizo con agua, pero en medio de
ustedes hay uno a quien ustedes no
. 19. El tastimonio de Jr-ran Bauüsta era toda-
üa muy importante en la época en que se escribía
este Eyanqelio. Numerosos iudíos habían acoqido
su mensajá de conversión j habian difr.mdido- los
runores de que Jesus era sólo un discípulo. Por
eso en el prólogo, en 1,6-8 y 1,15, el Evangelio
Aquí e[ Evangelio presenta el primeir'testimo-
nio de Juan. [-as autoridades de la capital se Dre-
gr.rntan:
.-¿Qqié. es ése que se ha pudsto a pr'edi-
car por iniciaüva propia?
20. Circulaban diversas opiniones sobre el li-
bertado¡ que Dios había prometido por boca de
los profetas. Mientras que entre los judíos, en Ju-
dea, se hablaba del Cristo (en hebreo el Mesías),
que sería un descendiente de Daüd, la gente de
Samaria y det otro lado del Jordán, sepaiados de
Jen:salén desde hacía siglos, pref,eáan hablar del
Profeta sucesor de Moisés (Dt 18,18). También
una corriente que se apoyaba en Ml 3,23 afirma-
ba que el gran profeta Elías regresaría del cielo
para preparar lá'venida del Mesíás.
29. Juan Bautista habla del cordero de Díos,
un término cargado de sentido para el Evangelis-
ta (Jn ,19,35). Será uno de los títulos de Jésús:
1,41 ; 1,49l- 1,51. '
33. Todos los textos que comDaran a Jest¡s con
Jr¡an Bautista hablan de ún bautismo qt el Fspíritu.
EI Espíritu Saetg, que es energía de Dios, está
oresente en todos los espíritus abiertos a Ia ver-
áad (Sab 1,7; LZ,LI; peró el Evangelio y la expe-
riencia de la Iglesia primiüra demuestran. que los
oue se convirtieron -v .fueron bautizados 'recibie-
rbn el Espíritu" (2Gol 1,22;5,5). ,
Los dones espirituales (corismos) que recibie-
ron en el momento del bautismo (He 10,44;
19,10), no eran ciertamente la plenitud del Espí-
ritu Santo y podían acabarse, pero era una señal
de que en adelante el Espíritu'de Dios actuaría en
ellos de una manera particular. .
Si alguien ha recibido'en algún momento de
201
Jesús llama
a sus primeros discípulos
. 35 AI día siguiente, Juan se
encontraba de nuevo en el misrno
Iugar con dos de sus discípulos.
r /vlientras Jesús pasaba, se fijó en él
y dUo: *Ese es el Cordero de Dios.,
5t Los dos discípulos le oyeron decir
esto y siguieron a Jesús.
38
Jesús se volvió y, al ver que lo
seguían, Ies preguntó: «¿Qué bus-
c6r't?» Le contestarón: *Rabbí (que
significa Maestro), ¿dónde te que-
da"s?, 3e
Jesús les.'dij-'o: *Vengan
i lo
verán., Fueron, vieron dónde vivía y
se quedaron con él aquel día. Erañ
como las cuatro de Ia tarde.'
4o Andrés, el hermano de Simón
Pedro, era uno de los dos que siguie-
ron a Jesús por la palabra de Juan.
4r Encontró primero a su hermano
Simón y Ie cii¡o: *Hemos encontrado
al Mesías, (que significa el Cristo).
42
Y se lo pfesentó a Jesús. Jesús
miró fijamente a Simón y Ie d[o; *Tú
eres Sirnón, h[o de Juan,'pero te lla-
marás Kefas, (que quiere 'decir Pie-
o3
Al día siguiente Jesús resolvió
partir hacia Galilea. Se encontró con
Felipe y le dijo: *Síguern€.» u Felipe
era de Betsaiiia, el pueblo de Andrés
JUAN 2
y de Pedro. 45
Felipe se encontró con
Natanael y le dijoi *Hemos hallado a
aquél de quien éscribió Moisés en la
Lg.y .y tgm-biél [os profetas. Es Jesús,
el hijo de José de Nazaret.,
o6
Natanael le replicó: *¿Puede salir
algg bueno de Názaret?-, Felipe le
contestó: *Ven y verás.» t7 Cu'ando
Jesús vio venir a Natanael, diio de él:
nAhí viene un verdadero israelita:
éste no sabría engañdr.» os
Natanael
le preguntó: -¿Cómo me conoces?,
Jesús le r.espóndió: ¡Antes de que
Felipe te llamara, cuando estaÉas
bajo la higuera, yo te vi.,
4e Natanael exclarnó: *MaeStro, tú
eres St Hijg de Dioi, tú eres el-Rey de
Israel.' 5o
Jesús Ie dijo: *Tú crees por-
que te dije que te vi bajo [a higuera;
sin embargo verás cosas mayores
que éstas.
5r
.
En verdad les digo que ustedes
ve.rán los cielos abiertbs y a los
ángeles. 9g. Dio:.subiendo y Éajandó
sobre el Hijo dei Hombre.,
EI primer milagro, . -
en la boda de Caná
I1I ' I Tres días más tarde se cele-
lal. braba una boda en Caná de
Galilea, y la madre'de Jesús estaba
allí. 2
También fue invitado Jesús a Ia
su üda dones del Espíritu, es'para inütarle a que
dé mayor espacio a Jesús en su üda; algr,m día el
Espíritu reiniciaÉ su trabajo.
. 35. Este Evanqelio es obra de Juan el Eyan-
gelista, uno de estol dos discípulos, que no se de-
be confundir con Juan Bauüsta
Imaginémonos a Juan Bautista instalado en
r-ma choa no iejos del río. [a mapría de los gali-
leos que iban én peregrinación á Jerusalén -ele-
gian la ruta del'Jordán y les era fácil hacer un al-
to; el alojamiento no era tan difícil para ellos 5n
que en ese lugar hace más calor que frío.......:..
38. ¿Qu é bu*an? Qgéf"-of saber quién es
Jesús, y él a su vez no§ int'errogq sob_re lo que lle-
¡amos dentro: ¿qué esp€ramos de él?
43. Al dío sigu iente. Se pueden contar los
días. Este primer capítulo del Evangelio está
constr¡ido en base al. esquema de tmá semana,
como el primer capífulo del Génesis, para recor-
dar que J_qsús.inicia entre.nosotros una nueva
creación- Durante la semana se ve cómo Juan
Bautista primero y luego Juan, Andrés, Simón...
descubren a Jesus. EI ultimo día será el de las tro-
.,
.
das de C-aná y ese día Jesús, a su vez, Ies descu-l.¿l
47. Jesús reconoció a Natanael cuando esto-
bo fujo la híguéro. Tal expresión se refería ál
maestro de la Ley que ensáñaba a su qente. v
gqe -e?
aqqel entoñcds lo hacía a menudo-ba¡o'uá
árbol frondoso, como una higu€fd. ,
51. Veión los cielos obiertos. Véase Gén
2§rL2. Jesús ?s 9! gye une l Dios ! la humáñi:
dad. A partir de él Diqs !.os comurricá sus rique-
zas.
En la lista de los Doce es Bartolomé (o H¡io
4.^ T"!"ms) qurqn. está asociado con FeliÉ (t*lt
10,3; k 6,14). Tal vez sea el mismo.
. 2.1 Véase la nota de 1,43. JesG rnanifiesta
su gloria a los discípulos.
No hay rnotivo para quitar a este relato su siq-
nificado rnás inmediato: iJesrls participando en Ia
fiesta de la aldea, entre-cantoi y bailes! Parece
que ünier-a a santificar con su presencia tanto
nuestras fiestas y 'conüvencias'como
la unión
conyugal
Sin embargo hay que recordar que uno de los
JUAN 2
boda con sus discípulos. 3 Sucedió
que se terminó el vino preparado pa-
ra Ia boda, y se quedaron sin vino.
Entonces Ia madre de Jesús Ie dijo:
nNo tienen vino.' 4 Jesús le respon-
dió: *Qué quieres de ffií, Mujer? Aún
no ha llegailo mi hora.,
5 Pero su rnadre diio a los sirvien-
tes: *Hagan lo que él ies diga.,
6 HabÍa allí seis recipientes de pie-
dra, de los que usan los judíos para
sus purificáciones, de unos cien
litros de capacidad cada uno. ' Jesús
dijo: *Llenen de agua esos recipien-
tes., Y los llenaron hasta el borde.
8 *Saquen ahora, les dijo, y llévenle
al mayordomo." Y ellos se lo lleva-
ron.
s Después de probar el agua con-
vertida en vino, el mayordorno IIamó
al novio, pues no sabía de dónde
provenía, a pesar de que lo sabían
los sirvientes sue habían sacado el
sirve al principio el vino mejor,, y
cuando ya todos han bebido bastan-
t€, Ies dán el de menos calidad; pero
202
tú has dejado el mejor vino para el
final.,
rr Esta señal milagrosa fue la pri-
mera, y Jesús la hizo en Caná de
Galilea. Así manifestó su gloria y sus
discípulos creyeron en é1.
'2 Jesús bajó después a Cafarnaúm
con su madre, sus hermanos y sus
discípulos, y permanecieron allí sola-
mente algunos días.
Jesús expulsa del Templo
a los vendedores
. 13
Se acercaba la Pascua de los
judíos, y Jesús sub!ó a Jerusalén.-'o
Enconlró en el Templo a los vende-
dores de buey€s, ovejás y palornas, y
a los cambistas sentados detrás de
sus mesas. 15
Hizo un láügo con cuer-
das y los echó a todos fuéra del Tem-
plo junto con las ovejas y bueyes;
derribó las mesas de los cambistas v
desparramó el dinero por el suelo.
:u A los que vendían palomas les dijo:
*Saquen eso de aquí y no conviertan
la Casa de mi Padre en un mercado.,
procedirnientos de composición de la literafura
bibhca más frecuentes cbnsiste en comenzar un
relato por una pqlabra o un detalle que se hallaÉ
casi idéntico al finah luego se pone otro que s€
encontrará como penúltimo, y aii se continuaÉ
hasta una palabra ó f-* ctave.
Juan comienza con unas bodas, y la obra de
Jesus terminaÉ con las nupcíos, aliar¡za etema
entre Ia humanidad y Dios. A la mujer se la pre-
senta como en 19,Í,6. Y Io hora dá Jesus ei la
de su sacrificio, mencionada repeüdamente'én el
Erangelio (12,23; 13,1; 17,1).
-
,
Hay que leer con atención este relato, donde
las -respu_éstas parece que tocan la pregunta de
soslayo. Esta pñmera iniervención acj .¡éus es el
signo de las bodas de Dios con la hr¡rnanidad, que
se celebrarán en. la sanere de Jesús: véanse las*bodas
del Cordero- en Ap L9,7 .
¿Que quieres de mí? EI texto original dice
exactamente: "¿Qrg hay entre t r y,y.o3". Esta ex-
presión la encontraremos también en Gén
23,L5;zsa 16,10. El senüdo más exacto sería:
¿Por qué te pones en mi camino? Jesús no pen-
saba emryzeir de esta forma ni en este momáto,
pero su espíritu,r€coooció al Espíritu que hablaba
pol Fcg, de su madre, y concedió esta primera
*nal mtlagroso,.
Juan relata solamente.siete milagros dg Jegtis,
v los ilama unas veces obras v otral *ñales. Son
óbras del l-lijo de Dios, a raút2s de las cr,¡ales rna-
nifiesta su poder. Son señales, es decir, cosas visi-
bles hechas a nuestra rnedida, con las que nos da
a entender su verdadera obra, que consiste en dar
la üda y reno'uar al rnundo.
1O.-Juan agrega que Jesús se s-irvió del agua
que los judíos üsa6an-para las purificaciones.-En
aquella
-época
la religión multiplicaba los rítos
de puríliéación para recordar que todos somos
pecadores. Al cambiar Jesús el agua en vino,
adüerte oue la reliqión verdadera no se confun-
de con
"f
t"*or al"pe.ado; el uino mejor es el
Espíritu que Jesús tiae para transfigurar la vida
diaria, sus rutinas y sus quehaceres.
Así Jesús manifestó su gloria a los que em-
pezaban a descubárlo. Maríá, que había'ller,¡ado
Ia gracia a Juan Bautista (k 1,39), de nuevo in-
teñenía para apresurar los comienzos del Erran-
gelio. Hdgon tddo lo que él les diga son sus últi-
ñras pala6ras, ya que án el Evangélio no volverá
a escucharse su voz.
. 13. Los demás er¡anqelistas situan este inci-
dente no en el comienzo lino én los últimos días
antes de la Pasión. De' hecho el gesto de Jests
sólo se entiende bien sihÉndolo pgco antes de Ia
Pasión, v el recuerdo de este conflicto con los sa-
cerdotesl estaba todaüa muy fresco en el juicio a
Jesr.¡s (Mt 26,60).
Jesús se dirige al Templo de Jerusalén, que
era corno ei corazón de ia nación judía. El pueblo
necesitaba a los sacerdotes parc ofrecer sus sacri-
ficios, y el Templo era él lúgar al que afluían las
ofrenáás v los dbnes de la cómr-nidád. [-os profe-
tas había¡í denur¡ciado los abusos y Tacarías'había
20s
ti Sus discípulos se acordaron de
Io que dice Ia Escritura: nlrÍe deuora
el celo por tu Casa.,
:' l-or.judíos intervinieron: *¿Qué
señal milagrosa. nos muestras para
justificar lo que haces?, ,e
Jesús res-
pondió: nDestruyan este templo y yo
io reedificaré eh tres días.,'20 Éttós
contestaron: *Han demorado Va cua-
renta y seis años en la constlucción
de este templo, y ¿tú piensas recons-
truirlo en tres díás7,
23 Jesús se quedó en.Jerusalén
durante Ia fiesta de Ia Pascua, y
muchos creyeron en él al ver la-s
señales milagrosas que hacÍa. Pero
Jesús y Nicodemo:
hay que nacer de nuevo
[{l ' ' Entre los fariseos había un
t ¿ t
_personaje judío llarnado Nicode-
mo. Este fue de noche a ver a Jesúi y
lq $rjo;
2 *Rabbí, sabemos que has ve-
nido de parte de Dios como maestro,
porque nadie puede hacer señales mi-
lagrosas_como las que tú haces, a no
ser que Dios esté coñ é1.,
3 Jesús le contestó: *En verdad te
(igo que nadie puede ver el Reino de
Dios si no nace-de nuevo desde arri-
ba.,
4 Nicodemo le diio: *i Cómo rena-
cerá el hombre ya úie¡o7 ¿euién vol-
verá al seno de
-su
mádre-para nacer '
una segunda vez?, 5
Jesús'le contes-
JUAN 3
Jesús no se fiaba de ellos, pues los
conocía a todos 24 y no necesitaba
pruebas sobre nadie, ., oorgue él
conocía lo que había en Ia iersóna.
-
2t En realidad, Jesús hablaba de
g-sg f"*plo que es su cuerpo.
22 Sola mente cuando resucitó' de
entre los muertos, sus discípulos se
acordaron de que.lo había'dicho y
creyeron tanto en la Escritura corno
en lo que Jesús dUo.
anunciado esta purificación que Jesus realiza a su
manera (7Á L4,2ll.
El culto del templo exigía ese negocio de ani:
males para sacrificar, tantó r-nás que-la Ley pedía
que se gastara una part e de los diezmos e-n jeru-
salén Ot f 2,18). Los vendedores tenian por tan-
!o srl lugar (váse qrl Mt- ZL,LZ), pero no iespeta-
ban los límites establecidos.
77. Me deuora el celo por tu coso...: véase
el Sal 69. El odio de los iéfes de bJ áierdótes
llevaÉ a Jesús a la rnuerte.
79. Destruyan este sontuorfo. Los demás
Evangelistas se atienen a la palabra de Jesús con-
denañdo'los abusos de los vendedores, nát"i én
esto a la profecia deZacarías 14,21. Juan va por
otro camino.
Ciertamente había abusos, como los habrá
siempre _en
ese terreno, pero Ia respuest? de J*
sús enseña que no basta con desplaár a los ven-
dedores, sigro- que- es el templo mismo el que de-
be ser reemplazado, y con él toda religión que se
queda en manilestaciones exteriores. iDestru-
yan!, dice, apresúrense a destn¡ir este'templo,
para que yo pueda construh en.tres días el veida-
dero Templo de la adoración en espíritu v en ver-
dad (Jn .4,?31.-El nuevo Templo es-JesG, porque
Dios se ha hecho presente en é1.
22. Si bien en los comienzos de la lqlesia la
Exritura era el Antiguo Testamento, lás pala-
bros de Jesús, consigñadas en los Er¡aágelio!, no
tenían menos',¡alor (ZTim 3,14-15).
e
o $.1 Nicodemo: una familia
cionada por el historiador Flaüo
bió conocerlo p€rsonalmente.
Nicodemo fue a Jesús como a un maestro en
religión. Pero lo que le faltaba .o
"ru,
i;i;;:
señanzas nuer/as ct¡anto una renor¿ación interior.
Por más de.que_se vaya acumulando áxperiencia
y sabiduría (y tal vez a causa de ellas), bodernos
ser personas enuejecidas, al igual que Nicodemo-
9. Hpy que nacer de nueuo v nacer de
arríba; el término que se lee aquí en-er Errangelio
puede significar t-anto Io unb co*olo o"tro.
5. Noce r del Espírítu. EI protela Ezequiel ha-
bía.anunciado una resurreccién del puebitá¿-i;-
rael.al paso del Espídtu (e, 3Zl, p.r.i.láius anun-
cia Io que será Ia experiencia caiacterística de la
c.onversión y del bautismo cristiano. por eso aña-
de aquí nacido del aguo, que no'estaba en 3,3.
- 8. El uíento sopla donde quiere. En la Biblia
la rnisml pqluhf 'significa
'edpiritut I
.ri"nto-:
gs er :oprg oe rjios. Jesus se refiere tanto a la li-
bertad del Fspírifu que inr.rade a la persona que
quierg, corno al Espíritu que enseña'lo que esca-
pa a la razén
Pero hay Slgq muy nuevo: la vida cristiana no
consisüra en la obserr¡ancia de una ley, au"q"" iá
ley sqa necesaria. cuando el .r"yent-e hávu sia"
introducido en la comunión con úios, rü 'uÍJu-;;--tera,seÉ inspjr-adq- por el Fspíritu y seÉ atraída
porla perfección diüna. :
. qt Espíritu está obrando.en lo más íntimo e
inspira una nuer,¡a rnanera de'pensar, de senür,
de amar a las personas y1q exiitencia. Ei-créieÁ:
te se siente a guslo.cor.t Dios y.sin temor. Cbrn-
prueba qqe su-üda no Ia orieñta tanto ál rnismo
ti#3""X.lT:Ji:á1, *J,lH.*
equivoca ar ha-
poderosa, men-
Josefo. Juan de-
JUAN 3
tó: nEn verdad te digo: El .que no
renace del aqua Y del EsPíritu no
bü.áé Intrar e"n el Reino de Dios' 6
Lo
que nace de la carne es carne, Y lo
que nace del EsPíritu es esPíritu'
7 No te extrañes de que te haYa
dicho: "Necesitan nacer de nuevo
á"iá. arriba". I El viento sopla donde
ouiere. v tú oyes su silbido, Pero no
dabes'dá dónáe viene ni adónde va'
Lo mismo Ie sucede al que ha nacido
del Espíritu.,
e Nicodemo volvió a Preguntarle:
n;Cómo puede Ser eso?, io Réspondió
J'esusr *fú eres maestro en Israel, y
¿no sabes estas cosas?
o I t En verdad te digo que nosotros
hablamos de lo que sabemos, Y
damos testimonio ile lo que hemos
visto, pero ustede-s no ac.eptan nues-
tro tesiirnonio. '' Si ustedes no creen
iuando les hablo de cosas de la tie-
204
rra. ¿ cómo van a creer si les hablo de
coiás del Cielo? I3 Sin embargo,
nadie ha subido al Cielo sino sólo el
que ha bajado del Cielo, el Hijo del
Hombre.
t4 Recuerden la ser¡2iente que Moi-
sés hizo levantar en el desierto: así
iarnbién tiene que ser levantado el
Hijo del Hombre, 15
Y entonce,s. tg4o
el'que crea en él teñdrá Por él vida
etema
16 iAsí amó Dios al mundol Le dio
al Hijo Unico,.parq que quien cree en
él nó se pierdá, sinó que tenga vida
eterna. '? Dios no env!ó a! Hijo al
mundo para condenar al mundo, sino
para que se salve el mulqo gracias a
'é1.
't Para quien cree en él no hay jui-
cio. En carnbio, el que no cree Ya se
ha condenado, PoL .el f,.gShP de no
creer en el Nombre del Hijo único de
Dios.
No pensemos que con el solo hecho de recibir
d u'ói'J"i-¡u=tutismo se empi ea .a üür. según el
Bpñt", ,ino que norrnal*o,tq quien se bautiza es
Doroue rn tieñá-áis.rti idea ¿e lp qug es le .'du
ñ;-'"1 É."iriü. §iñ;-bargo incluso los adultos,
ñ¿ ; ñáñ'ó'táp"áaó d" Érnejor manera pala 9l
üutismo, d¿beñ tener Pgggtci?; en la qSyon3 de
los casos es€ renocer del Fgpíritu 5 solo- el -co-
;t;;átt"; nueve meses durarlte.los cuales hay
A;¿ ii",ra; con9lgg el nuer'ro
-yo.",,"1-tt1P-"-t!93
ioou"rar¡te. Al-final la nueva üda en el tssplntu
comenzz¡É a mostrar su rostro
Nicodemo ercI un hombre religioso; Pero ¿por.
qué vino de noche? Pogi,blemente porque ho que-
frá-aniesgar ilr"p"tución.o po #g mezclarse
' 11. ¿Por qué aparece este nosotros? M"J
otobuble*?nte porqué es el comiewo de uno de
á;t dñ;;;;ñ q,lá.¡*" expresa.' a l¡a ,sanza de
*;E¿t;¿;6-qü¿-hs palqbras de Jgstrs iban a
;i;"iii*;;á;á É:iglesiá- En estos discursos el
Eña¿kta- se sientá solirCario con los otros testi-
G ¿Ü $;G; v. p"; ásta razón pone en bocá de
Jesus
*nosotros
*, jÍH¿:.ll5geetifá,:rÍ'#,t?.f iiffi ü,?
J§.ialO'J4 ci.lo (3;13), tal conio.se r¡olverá a
ver en el capihrlo 6.
Jesr.¡s acaba de dar la revelación dgl un nuevo
nacimiento. Este 'Íer:Elcer del F-spílt": exige que
se harn reconocido - el misterio- del ktijo de ¡.llos
ñ; ;ñ;;6;'hó*bies pata sqf!r-,. resúcitar v l,e-
ñ-á-ru""iá ¿á áhracióh (3'11:17)-
14. El Hiio ha balado det cielo, per'o tiene
qr"1á, t"u"it"do. So-n palabras enigmlp:f:::
¡ios inütan.a mirar de frente lo 9u€,-en eJ plan.de
óiór, es máI áifícil de aceptar; én Juan [á expie'
sión wr leuantodo se refiere tanto a la cn¡z co-
mo a la resurrección.
Jesus recuerda Io' *rpiente que M9i*s hizo
teÁ"tii en el desierto. ibte epi§odio de la Biblia
Ñú* 21) era figura de la suerte qug ggrrena Je
;,fr rr¿r; bs iudíos ciertamente nó habían descu-
Uiertó ar.rr¡ el senüdo de ese mensaje.
Los oyentes de Jesús espe¡aban una ven[da
de Oi"s rí"- condenar al 4{ndo y castigqr q lgt
malos. üos en cambio enüaba a su propio Hijo
á l" ct* wra soluor al mundo-
16. EI término mundo tiene r¡arios significa-
dos; áquí se trata del mundo que. encuentra el
creyen[e en su vida cotidiana' un mundo qYe
orá¿" ser aqresor o comrptof, lo -que no impide
áüá át crevánte se sienta-habitualmente 'en'su
il";á;t. Ét mundo es la cultura que recibió al
;jiásá. al mundo-, son aquellos que lo 'rodean y
que no comParten su fe.
Ese mundo está hecho de criaturas de Dios,
*rló" [ot hombres quignes han puesto orden
áñ-át,-p"tqr. hay mil maneras de.pelcibir lo que
ñór-iüea, de p?eferir o ignorar las:cosa.s y L?.s
Dersonas. de rralorizarlas, de desearlas y de -utltr
á;1";. Ahora bien, es un hecho que los horybrqp,
.*""ila"s por el espíritu del mal, han introducido
iiári,Ér. el mal en Io que hacen. Por eso el cristia-
áó 'rL'mantiát á'
"n §uardia; rio pl-¡gde amar al
--*J";h"gát dóseá é1, ii"" qud,arná al mundo
át órno Do-s lo ama, es decir,- esforuándpse por
corregirlo y.sal'.rarlo. : '
Vánse también Jn'15,19 Y Jn 2,15'
-
18- El Espíritu de Dios .está.siempr§ activo en
ef mu"¿ó t Wro hasta la venida del Enüado de
ói"r t"a" árá confusión. Cuando venga la luz,
;i, el juicio; también se podría traducir iuicío
. 22
Después de esto, Jesús se fue
con sus discípulos al territorio de
Judea. Allí estuvo con ellos y bau-
tizaba. a Juan también estaba bauti-
zando en Ainón, cerca de Salín, por-
que. allí habÍa mucha ?gua; la ggnte
venía.y se hacía bauti zaÍ. 2o (Esto
ocurría antes de que Juan hubiera
sido encarcelado).
25 Un día los discípulos de Juan
tuvieron una discusióh con un judío
sobre !a purificación espiritual.
26 Fueron donde Juan y le dijeron:
*Maestio, el que estabá contigo al
otro lado del Jbrdán, ! €n cuyo Tavor
tú hablaste, está ahoia bauti2ando y
todos se van a é1., .
27 Juan respondió: .Nadie puede
atribuirse' m᧠de Io que el Cielo Ie
quiere dar. 28
Ustedes mismos son
testigos de que yo dije: Yo no soy el
Mesías, sino el que ha , sido enviado
205
re Esto requiere un juicio: Ia luz
vino al mundo, y los hombres prefi-
rieron las tinieblas a Ia luz, porque
sus obras eran malas. 20
Pues el que
obra el mal odia la luz y no va a la
luz, no sea que sus obras malas sean
descubiertas y condenadas. 2t Pero el
que hace Ia verdad va a la luz, para
que se vea que sus obras han sido
hechas en Dios.,
El último testimonio
de Juan Bautista
JOAN 4
delante de é1. 2e
Es el nov¡o quien
tiene a la novia; el arnigo del novio
está a su lado y hace lo que él Ie dice
y se alegra con sólo oír Ia voz del
novio. Por eso me alegro sin reser-
vas. 30
Es necesario que él crezca y
que yo disminuya.
3'. El q.ue viene de arriba está por
encima de todos. EI que viene de Ia
tierra pertenece a Ia tierra y sus pala-
bras sbn terrenales. El qué vien'e del
Cielo, 32 por más que dé testimonio
de lo que allí ha visto y oído, nadie
su testimonio es como reconocer que
Dios es veraz.
]4 Aquel que Dios ha enviado ha-
blu las palabras de Dios, y da el Es.
píritu sjn medida; " porque el Pa-
dre ama al Hijo y ha puesto todas las
cosas en sus manos. 36 El que cree
en el Hijo vive de vida eterna; en
cam_bio, el que_ no cree en el Hijo
tendrá sue enirentar un iuicio de
Dios; nunca conocerá Ia vida,, .
Jesús y Ia samaritana
W' ' El Señor se enteró de que
L3 los fariseos tenían noticias de
él; se decía que Jesús bautizaba y
atraia más discípulos que Juár,
1 aunque de hecho no bautizaba Je-
sús, sino sus discípulos.
3
Jesús decidió, entonc€s, abandonar
por discemimiento. El que en-el mundo viüa ya
iegún Dos, irá a Jesús.'EI solo hecho de acepár
esa luz. .de cuestionarse v de
'cuestionar
al mun-
do, de comenzar la obá de purificación que se
cbntinuará en tma üda de lglesia, es ya un discer-
nimiento en acción. El que cree ha entrado en el
mundo definitivo en el que se vive la experiencia
de la reconciliación y de, la unión con Dos; no
tendrá pgr ta¡rto.que- rr¡so¡r Wr un juicío (3,36)
en la h¡z de Dios al
-momento
de la muerte. Los
que no creen en el Hiio en cambio se quedan en
ü mundo de medias üerdades; * día éualquiera
su universo §erá puesto én tela de juicio.
2L:. fl que hoce la uerdad, igual que se hace
el bien o el mal. Actuar en la verdad. Lo que se
pide no es hacer rnás y más obras (6,281 sino
realizamos a nosotros mismos en la luz, la cohe-
rencia y la belleza ínterior de la persona.
. 22. Numerosos discípulos de .luan Bautista .
no reconocieron a Jesús. Les impresionaba et,
ejemplo de su maestro, hombre n¡do y muy fran-
co en sus palabras, comedido en la óomida v la
bebida. Estában demasiado apegados a su m«íde-
Io como para acoger algo diverso y se quedaron
esperando el castigo del mundo y de los malos.
Atrnque se.haya -recibido mucho -de'sus padres y
modélos, qlgúñ día habrá que independárse'd-
ra seguir plenamente a Jesús. -
El nouio y la novia, véase M|22.
36. Véase en 3,18.
. 4.1 Btamos ante un nuevo tesümonio so-
bre Jesús. El'hecho es muy sencillo. Jesus se en-
contró con una mujer. samaritana y le pidió de
beber. No sabremoí nunca lo que se dijó, ni cc-
mo pudo Jesús impresioriar a Iá gente áe'esa a!-
dea cuando se detwo allí (Véase-Lc 9,51). Juan
consinrye ese diálogo tal como lo hizo para las
bodas de Caná y para la pregunta de Nicodemo.
Conservó algunás'palabras, d-.r. te-nían un senti-
do para la mujer, pero que para Jesus ibán mu-
JUAN 4
Judea y voMó a Galilea. o
Para eso tenía
que pasar por el país de SamaúE 'y fue
ásí como llegó a un pueblo de Samaría
llamado Sicár, cerca de Ia tierra que
Jacob dio a su hijo José. 6 Allí se
encuentra el Wzo de Jacob.
Jesús, cansado por Ia caminata, se
sentó al borde del Wzo. Era cerca del
mediodía. ? Fue enlonces cuandó una
mujer samaritana llegó para sacar
agua, y Jesús Ie dijo: *Dame de beber.,
'tos'discípulos se"habían ido al pueblo
para comprar algo de comer.
e La samaritana Ie diio; n¿Cómo tú,
qye eres judío, me pides d'e beber a
ffií, que soy una mujer samaritana?,
(Se sabe.gue los judíos no tratan con
tbs samariianos)."0 Jesús le dijo: *Si
conocieras el don de Dios, si supie-
ras quién es el que te pide de beber,
tú misma le pedirías agua viva y él te
la daría.,
ri Ella le diio: nSeñor, no tienes con
qué s_agar. ag[ua y el pozo.es profun-
do. ¿Dónde vas a conseguir esa agua
viva? tz Nuestro antepasado Jacob
nos dio este pozo, del cual bebió é1,
sus hijos y sus animales; ¿eres acaso
más grande que él?,
¡3 Jesús le dijo: *El: que beba de
esta agua volverá a tener sed, tr pero
el que beba del agua que yo le da¡é
nunca volverá a tener sed. El agua
que yo le daré se convertirá en é[ en
un chorro que salta hasta la vida
eterna.,
206
15 La mujer le dijo: nSeñor, darne
de esa agua, y así ya no sufriré la sed
ni tendré que volver aquí a sacar
dgud.» '6 Jesús le dijo: nVete, llama a
tu marido y vuelve acá., t7 La mujer
contestó: *No tengo marido., Jesús Ie
diio: *Has dicho bien que no tienes
m'arido,'t pues has tenido cinco
maridos, y el que tienes ahora no es
tu marido. En eso has dicho la ver-
dad.,
re La mujer contestó: .Señor, veo
q.ue eres profeta. 20
Nu.estros padres
siempre vinieron a este cerro para
adorar a Dios y ustedes, los judíos,
¿no dicen que Jerusalén es el lugar
én que se debe adorar a Dios?,
2t Jesús le dijo: *Créeme, mujer:
Llega la hora en que ustedes adora-
rán al Padre, pero ya no será
*en
este
cerro' o 'en Jeiusalén". " Ustedes,
los samaritanos, adoran lo que no
conocen, mientras que nosotros, los
judíos, adoramos lo que conocemos,
porque la salvación viene de los ju-
ilíos. 23
Pero llega Ia hora, y ya esta-
mos en ella, eD que los verdaderos
adoradores adorarán al Padre en espí-
ritu y en verdad. 24 Entonces serán
verdáderos adoradores del Padre, tal
como él mismo los quiere. Dios es
espíritu, y los que lo- adoran deben
adorarlo en espíritu y en verdad.l
25 La mujer le dijo: *Yo sé que el
Mesías (que es el Cristo); está por
venir; cuando venga nos enseñ ará
cho rrÉs leios. Una vez más nos lleqan las palabras
de Jesús á tavés del carisma proTético de Jt¡an.
[¡ rnuier es samaritana v están muv cerca del
rnonte Gáriam. Hacía un íiglo y medio que los
judíos de Juan Hircano, hijo de Simón (2Ma
'L6,23)
habían conquistado la Samaria, destruido
el templo de Crarizim (4,20) y arrasado la ciudad
de Siquerrr: los samaritanos, pues, no podían es-
tarles muy agradecidos.
10. Jesus pidió de beber y ella le ofrece agu¿r
de pozo, siendo que debía dar el agua uiuo (el
sentido habitual es: el agua de río) que es el Espí-
ritu de Dios.
17. L-a muier había tenido cínco maridos, y
para Jesús esó representaba la historia del pue-
bb samaritano, siémpre dominado por algun'im-
oerio (como los cuatro reinos de la üsión de Dn
2l; el único esposo verdadero se les daba ahora
en Ia persona del Mesías.
19. Jesús se encontró con la hostilidad de dos
oueblos u la división reliqiosa. No reneqó de las
bromesaí ¿e Dios a Daüif, según las cuafes h uni-
dad del oueblo de Dios se realizaría en tomo a si¡s
descendientes en Jerusalén. Muy prontó Jqsqs ha-
ría una promesa muy semejante a Pedro. Arruncia
la suoresión de los límites oue rnantienen las dF
versa's religiones palzt que réine la adoración en
espíritu y en uerdad.
24. Adorar en espíritu. Dios no
de nuestros rezos, sino de la sencillez
se regocua
y la trans-
parencia del que rqa.
Adorar en uerdad, porque el Espíritu será
207
todo-,
26_Jesús le dijo: *Ese soy yo, el
que habla contigo.,
27 En aquel momento llegaron los
discípulos y se admiraron al verlo
hablar con una mujer. Pero ninguno
Ie prgguntó qué_quería ni de-qué
hablaba con ella. 28
La mujer dejó allí
el cántaro_ y corrió al pueblo a decir a
la gente: D- *Vengán a ver a un hom-
brJ que me ha d¡cho todo lo que he
hecho. ¿No será éste el Cristo?,
r Salieron, pues, del pueblo y fueron
a verlo.
3r Mientras tanto los discípulos le
insistían: *Maestro, corTr€.» 32 Pero él
Ies contestó: *El alimento que debo
comer, ustedes no lo conocen., 33
Y
se preguntaban si alguien Ie habría
traído de comer. ]4 Jesús les dijo: «Mi
alimento es hacer la voluntad de
aquel que me ha enviado y llevar a
cabo su obra. 35
Ustedes dicen: "den-
tro de cuatro meses será tiempo de
cosechar'. ¿No es verdad? Puei bien,
yo les digo:-Levante¡ Ia vista y miren
los campos: ya están amarillentos
para la siegg. s El segador ya. recibe
su paga y junta el grano para la vida
etema, y con esto el sembrador tam-
bién participa en Ia alegría del sega-
dor.
, " Aquí vale el dicho: Uno es el que
siembra y otro el que cosecha. s Yo
los hg enviado a ustedes a cosechar
donde. otros han trabajado y sufrido.
JUAN 4
Otros se han fatigado y ustedes se han
aprovechado de su Eabajo.,
3e
Muchos samaritanos de aquel
pueblo creyeron en él por las palaÉras
de la mujer, que declalaba: *El me ha
dicho todo Io que he hecho., oo
Cuan-
do llegaron los samaritanos donde é1,
le pidierori que se quedara con ellos. V
se quedó allí dos días. o' Muchos más
creyeron al oír su palabra, o, y decían
g, h mujer: *Ya no creemos pór lo que
tú has contado. Nosotros rnismos' lo
hemos escuchado y sabgllos que
éste es verdaderaménte el Salvaáoi
del mundo.,
t3 Pasados los dos días, Jesús par-
tíó de allí para Galilea . o: El frábia
afirmado que un profeta no es reco-
nocido en su propia tierra; 45
sin
ernbargo los galileos lo recibieron
rnuy bien al llegar, porque habían
visto todo Io que Jesús había hecho
en Jerusalén durante _la fiesta, pues
ellos tarnbién habían idq a Ia fiesia.
Jesús sana al hljo
de un funcionario
. .o
6 Jesús volvió a Caná de Galilea,
donde había convertido el aqua en
vino. Había un funcionario r"eát ¿;
Cafarnaúm que tenía un hijo enfermó.
47
Al saber que Jesús habíá vuelto de
Judea a Galilea, salió a su encuentro
para pedirle que fuera a sanar a su
h,jo, que se estaba muriendo.
dado solo a quien brq§. la verdady üve según la
verdad en un mundo de menüras. É buen co"razón
no basta, sino que hay que pr.rificar la inteligencia:
hay que podar muchas éertéas y sistemas de per¡-.-
sarniento, incluso en el terreno de la religión y de
sus prácticas, para abrirse al misterio -de
Dios.
2§. Juús. dio a lq mujer una pequeña señal
profética y
-ella no pidió níaS para
'creer
sino que
salió inrnediatamente Dara comunicar esta nove-
dad. Jtnn no dice que dio de comer a Jesús, p€ro
es probable, y Jesus plantea Ia cuesüón esencial
del alimento verdadero (Dt 8,3).
95.. Después- de una larga historia, para el
pueblo de Dios ha llegado á momentó'en que
iuede y debe convertilse al Eruangelio
El -segador ya recíbe su paga: Jesús hace
una afirrnación que tiene un sentido muy am-
plio. Tal vez en'el versículo 36 haya que en-
iender la alegría compartida del Paáre que ha
sembrado y del Hi¡o que cosechará. En cam-
bio en el 37 Jesús y sus discípulos no han tra-
bajado inútilmentg.
Otros habían trabajodo. Jesús alude a quie-
nes ünieron antes de él: los profetas y en, esp€-
cial Juan Bautista
. ..39. Aquí Juan nos devuelve a la realidad; nos
hallamos en uri¿r aldea.de Samaria, con personas
como nosotros, a las que-Jesús dabió hublui
""un.lenguaje .que pudieran entender. Creyeron a
su manera, como- ocurre con una gran mayoría
de personas que nunca han tenido formáción
doctrinal. Y üvieron en la üda ordinaria, tal vez
sin saberlo, los pequeños sucesos que loé prepa-
raban para encontrarse un día coñ :el soluo áor
':
. 46. Con mucha probabilidad se trata del
ryi.smo- milagro narrado en Mt 8,5, en que la fe
del padre fue presentada corno ejemplo;
- - . .
JOAN 4
48
Jesús le dio esta respuesta: *Si
ustedes no ven señales y prodigios,
no cr€€n.» 4e
EI funcionario le dijo:
uSeñor, ten la bondad de venir antes
de que muera mi hijo., 50
Jesús le
contestó: nPuedes volver, tu hijo está
vivo.,
El hombre creyó en la palabra de
Jesús y se puso en camino. 5¡ AI lle-
gar a la b.ajgda de los cerros, s€.topó
con sus sirvientes que venían a decir-
ie que su hijo estaba sano. 52
Les pre-
guntó a qué hora se había mejorado
él niño, y I" contestaron: *Ayer, a la
una de Ia tarde, se le quitó Ia fiebre.,
53 El padre comprobó que a esa
misma hora Jesús le había dicho:
*Tu hijo está vivo., { creyó él y toda
su farnilia.
5. Esta es la segunda señal mila-
orosa oue hizo Jesús. Acababa de
íolver de Judea a Galilea.
El paralítico de Ia piscina
de Betesda
ffi ' ' Después de esto se.celebra-
I *" I ba una fiesta de lgs judíos, y
Jesús subió a Jerusalén. ' Háy en Je-
rusalén, cerca de la Puerta de las
Ovejas, una piscina llamada en he-
breo Betesda. Tiene ésta cinco pórti-
cos, 3 y bajo los pórticos yacía una
multitud de enfermos, ciegos, cojos,
tullidos (V paralíticos. Todos espera-
208
ban que el agua se agitara, o porque
un ángel del Señor bajaba de vez en
cuando y rernovía el agua; y el pri-
mero que se metía después de agi-
tarse el agua quedaba sano de cual-
quier enfeimed'ad que tuviese.)
5 Había allí un hombre que hacía
treinta y ocho años que estaba enfer-
mo. 6 Jesús lo vio tendido, y cuando
se enteró del mucho üempo que esta-
ba allí, le dijo: *¿Quieres sanar?, ' El
enfermo le contestó: *Señor, ño tengo
'a nadie que me meta en Ia piscina
cuando se agita el agu d, y mientras yo
trato de ir, ya se ha metido otro.,
B
Jesús Ie dijo: *l evántate, torna tu
camilla y anda., s Al instante el hom-
bre quedó sano, tomó su camilla y
emPezo a camlnar.
Pero aquel día era sábado. ¡o Por
eso los judíos dijeron al que acababa
de ser curado: *Hoy es día sábado, y
la Ley no permite que lleves tu cami-
lla a cuestas., rr El les contestó: *EI
que me sanó me d!jo: Toma tu cami-
Iia y andr!.» '' Le preguntaron:
*¿Quién es ese hombre que te ha
dicho: Toma tu camilla y anda?,
'3 Pero el enferTno no sabía quién era
el que Io había sanado, pues Jesús
había desaparecido entre la multitud
reunida en aquel lugar.
'o Más tarde Jesús se encontró con
él en el Templo y le dijo: *Ahora
estás sano, pero nó vuelvás a pecar,
no sea que te suceda algo p€or.»
I
I
I
I
I
I
a8. jesr¡s *, refiere, no al padre, sino a Ia ac:
titud habitual de la gente que acud e a é1.
Es un hecho que rnuchos de los que se acer-
caban a Jesús yenían en busca de milasros; su
-fe- muy grande, que Jesús admiraba á veces,
(Mt 15,281 Ro era la garantía de que entrarían
alqún día en el misterio del Hijo crucificado
(3;14). Entre tantos que le pedíah su cúración,
¿cuántos serían discípulos que cargan con .su
éruz? Jesús se asombra de ásta coñtradicción,'.'
qüe continúa sieñdo un interrogante tarnbién en
el pueblo cristiano. DaÉ respuésta en Jn 6;45.
. 5.1 ¿Por qué fue Jesus a la piscina de Betes-
da? Se sabe ahóra que dicha piséina era un ltrgar-
Daaano. dedicado a Esculapio. el dios de la, salud.
Colriar,'nxrrores de que a[í se mejorabán los en-
fermos, y los judíos piadosos, escandalizados al oír
que los'áosei pagarios tenían tal.pcder, afirmaban
qu:e eso no se debía a Esculapio, sing a un ángel
del Señor..En 5,3-4, una frase, que falta en los
antiguos manuscritos, recuerda estos comentarios.
Allí iban qüenes tenían una fe no mr4¡ exigente, y
también fue Jesus, pero a br:scar al pecador que
En este lugar milagroso rnuchos esp€raban y
pocos se sanában. H Jrornbre que está solo -no
tengo a nadie-, !o se puede salr¡ar por sí misrno,
necesita un salr,¡e"dor, Jesrs.
14. Jesús recuerda al enferrno que su falta de
fe lo condujo al santuario pagano, donde-bsperó
inútilmente treinta y ocho años, igual que en
tiempos pasados los- israelitas habíañ estado re-
clúdos keinta y ocho años en el oásisrderCadés,
antes de que pudieran entrar en la Tierra Prome
tida. Juan anotó esta coincidencia. Comprendió
también que la curación en la piscina era la figura
de lo qu" sucede en el bautismo. La adverteñcia
de Jesús r,¡ale también para los que se conü erten
y P bautizan: No uueluas a pecar.
2a9
t5 El hombre se fue a decir a los ju-
díos que era Jesús el que Io había
curado. 16
Por eso los judíos perse-
guían a Jesús.,, porque hacía tales
óuraciones en día sábado.
t7 Pero Jesús les respondió: *Mi
Padre sigue trabajando, y yo también
trabdjo., rB Y los judíos tenían más
ganas todavía de matarle, porque
ádemás de quebrantar Ia ley d¿]l sába-
do, se hacía a sí mismo igual a Dios,
al llamarlo su propio Padre.
JUAN 5
todo lo que él hace, y Ie enseñará
cosas mucho más grandes que.éstas,
que a ustedes los dejarán atónitos.
2t Como el Padre resucita a los
muertos y les da Ia vida, también el
Hijo da Ia vida a los que quiere. 2 Del
mismo modo, el Padre no juzga a
nadie, sino que ha entregadcí al"H¡io
la responsabilidad de juzgar, 23 paia
que todos honren al Hijo como hon-
ran al Padre. El que no honra al Hiio,
tampoco honra al Padre que lo ha
enviado.
24
En verdad les digo: El que es-
cucha mi palabra y cree en el que
me ha enviado, vive de vida eterira;
ya no habrá juicio para é1, porque ha
pasado de Ia muerte a la vida.
-
25
Sepan qlle viene la hora, y ya
estamos en ella, eñ que los muertos
oirán la vcz del Hijo de Dios, y los
La obra del Hijo: resucitar
a los muertos
o re Jesús les dirigió la palabra:
*En verdad les digo: El Hijo no puede
hacer nada por su cuenta, sino sólo
lo que ve hacer al Padre. Todo Io que
haga éste, Io hace también el Hijo.
20 Et Padré ama al Hijo y le enseña
Este, milagro no fue peciido; el paralítico no lo
mereció por sus obras ni tampoco por la fe en el
poder de Jesús, quien sin embargo hace la obra
del Padre sin detenerse ante las críticas más leqí-
timas. Jesús se dará a conoc er en el Ternplo del
Dios verdadero, sri Padre.
17. Jesús sana en día sabado. Este hecho im-
oresionó fuertemente a los cuatro Evanqelistas:
iuat desarrollará aqui una interpretación -del g"tl
to de Jesús.
Mí Padre sigue trafujando. Era un tema de
discusión entre-los maestros de la Ley: ¿acaso:
Dos sigue traba¡ando en el mundo, si después de
la creación descansó? Jesús se pronuncia: si bien
los hombres descansan en homenaje a Dios, él
no d,escans y no han cesado sus atenciones para
con las personas.
En el discurso que sigue se repite siete veces
la palabra sábodo y catorce veces la expresión el
Pa'dre. Como ocuáe en el Apocalipsis, las pala-
bras repetidas siete veces son las palabias claves
de la sección. ¡
Aquí se trata de la entrada en una ñueva era.
Hasta entonces la Ley y el Sábado,- incluso con
rnayúscula, no tenían"ni corazón ni figura, mien-
tras que para'Jesús, áún sin apariciones'ni ma-
nifestaciones divinas y ni siquiera .plegarias,. el
Padre está siempre presente y es ámado.
18. Se hacía igual o Dios. Juan puso aquí de-
lante de "Dos' la- marca de los nombres dá per-
sonas (véase en Jn 1,2). Muy a menudo, cuahdo
leernos "Dios" en el Nuevo Testamento, debe-
mos entender el Padre. Jesús es igr.ral al Padre; a
pesar de ser ei Hijo, no es un rival y tarnpoco
hay dos dioses, porque é1, que' lo ha recibido to-
do, le dewelve io¿ó lo dué es. Juan recordará
nurnerosas vecés este misierio. Véase la nota en
Fil2,6.
. 19. Aquí comienza un discurso que ocupaÉ
ei final ciei capítulo y .que acaba en el párrafo
7,79-24, desplazado-ahbra.de su lugar briginal
no se sabe por qué razones
No se puede separar la revelación del Padre
de Ia fe en-el Hrjo,qire üno a nosotros. Jesús afir-
ma claramente áu"'no üno para reformar Ia reli-
gión sino para acabar la obra de su Padre en el
mundo; Ias palabras que resaltan en su discurso
son: el-Hfio que imita al Padre, la resurrección, el
lricio, los testimonios y en la úlüma parte (7,19-
24l Moisés y la circuncisión.
19. [-a imitación del Padre. Aun cuando ten-
gamos que cultiyar en nosotros los sentirnientos y
las aspiiacioneb de Jesús (Fil 2,5), ninqún textó
fuera de lTes 1,6 habla de una *imifación
de
Cristo", porque su üda, aunque perfecta, és sólo
una imagen particular y limitada de la perfección
diüna. Ni las mujeres, hi los padres de-farnilia, ni
la gente del siglo )fiI podrían er en todo como
Jesús, el judir Imitar ál Padre solo será posible
en Ia medida en que el Espíritu de Jesús nós per-
mita ver cómo hoy se aplicari a nosotros las ien-
tencias de Jesús (Lc 6,36).
24. El Er¿angelio de Juan hablará repetidas
veces de la vidt etema que recibirnos de3de va.
Sus contemporáneos, cómo la mayoría de fos
nuestros, veían la etemidad como una duración '
que s€ prolonga indefinidarnente, y nadie puede
pensar diversamente si no s€ apoya en una refle-
xión filosófica o en una experiencia espiritual:
Resucitar es mucho más que *volver
a la 'vi-
da"; h palabra sólb tiene sentido para los Evan-
geJistas si _se nace a una üda nueva, transforma-
da. Para Juan la üda eterna no es otra que un
estar en Dos, y esto es posible de dos rnan€rás:
la primera es la resurrecciOn en el último día, que
nos hace renac er de Dios; la otra es un renaéer
propio de la experiencia cristiana y,que ya nos da :
acceso al rnundo definitivo (Jn-6,47;7L,25).
JUAN 5
que Ia escuchen vivirán. 26
Así,como
el Padre tiene vida en sí rnismo, tam-
bién ha dado al Hiio tener vida en sí
mismo .2' Y ademái le ha dado auto-
ridad para llevar a cabo el juicio,
porque es hijo de hombre.
2t No se asornbren de esto; Ilega Ia
hora en que todos los que estéá en
los sepulcros oirán rni ,voz. t' I=os que
obraron el bien resucitarán pára Ia
vida, per.o los que obraron el mal irán
a la condenación. :
o 3o
Yo no puedo hacer nada por mi
cuenta, sino que juzgo conforme a lo
que escucho; así mi juicio es recto,
porque no busco mi voluntad, sino la
voluntad de Aquel gue me envió. '' Si
yo hago de teltigd en mi favor, mi
testimonio no tendrá valor. 32
Pero
Otro está dando testirnonio de mí, y
yo sé que es verdadero cuando da
testimonio de mí
33 Ustedes mandaron interrogar a
Juan, y él dio testimbnio de Ia veldad.
34
Yo les recuerdo esto Dara bien de
ustedes, para que se saiven, porque
personalmente' yo no me hago reco-
210
mendar por hombres. 'u Juan era una
antorcha que ardia e iluminaba, y
ustedes por un üempo se s[ntieron a
gusto coh su luz. 36
Pero yo tengo un
testimonio que vale más que el de
Juan: son las obras que el Padre me
encomendó realizar.
Estas obras que yo hago hablan
por mí y muéstran qu" el- Padre me
ha enviado. 37
Y el Padre que me ha
enviado también da testimonio de
mí. Ustedes nunca han oído su voz ni
visto su rostro; 38 y tampoco tienen
su palabra, pues no creen al que él
ha enviado.
3' Ustedes escudriñan las Escrituras
pensando que encontrarán en ellas la
vida eterna, y justamente ellas dan
testimonio de mí. 40
Sin embargo
ustedes no quieren venir a mí pa-ra
tener vida. o' Yo no busco la alabánza
de los hombres. o2
Sé sin embargo
que el amor de Dios no está en usté-
des, o' porque he venido en nombre
de mi Padre, y ustedes no me reciben.
Si, algún otro viene en su propio
nombre, a ése sí Io acogerán. n Mien-
tras hacen caso de las alabanzas que
27. F) juício, rebordádo tan á menudo en la
Biblia, se va desarrollando a lo larqo de toda Ia
historia, aclarando lo que es conffiso para que
a4rezcá el sentido de Iós acontecimientbs. fsten
en juego a la vez el plan eterno de Dios y nue§-
tras de-cisiones libres, y ambas deberán cdmpagi-
nars«i. Jesr.rs resucitaáó, cabé za de la hüinanida?,
estará orexnte en nuestras vidas v s'n Ia marcha
del muhdo; él tiene en srls manoí los'elementos
del encuenho final con Dos. Para todo creyenté,
conforme Jesus es pres€nte y amado, el juiéio es-
tá en marcha. :
- E" *rioi lugares Jesr.¡s s€ presenta 'como
el
Hijo del hombre lvéas€ en el Léxico). Pero aqul,
por una sola vez, Juan dice h¡jo de hombre,;.es
decir, s€gún'un r-ndismo hebreo, un ser huma-.
no: JesG es totalmente humano y salr¡a a la.hu= '
manidad dede adenbo. -
. ,'
,
.
. 30. El test¡monio. Al darse a conocer a los
discfpulos de Jesús, Dios -se propone ante todo
consegúr y desarrollar con ellos Lln? comunica-
ción mutuq, muy di-fícfl de practicar con sus hijos
de otra religión. Y la base de esas relaciones son
la fe y la confiarua mutua.
ta ciencia exige.razones, la fe pide testimo-
nios, y por eso Ia a/a'¡gelización se hace con tes-
timonios, y asf también se:construye la vida'cris-
tiana. Quien sistemáticamente pone .en, dr¡da
todo testimonio no está hecho p'ára la vocación
cristiana, g €s lo que Jesus trata de hacer enten-
der a sus oyentes. E[ mismo Hijo, Verdad de
Dios, sólo quiso ser recibido. en t¡ase a tesümo-
nios, 5n fueran de Juan Bautista, ya sus propios
milagros.
¿Cómo distinguir lo verdadero de lo falso?
Jesus dice que los que aman Ia ver¡dad recono-
cen a los que la dicen. Si queremos reconocer a
los mensajeros de Dios, nó debemos ser de los
qqe burscan. ante .todo el aprovechamielto y los
elogios (5,45), haciéndose esclavos de falsos va-
lorás. E! quq busca la verdad reconocerá la ga-
rantÍa, la gioria que Dio¡ otorga a los sgyós.
A Dios Ie agrada que reeonozcamos a strs tes-
tigos. Más aún, qúere que todos honren al Hüo
y co-n esto se hagan dignos de su confiarza, pá-
sando a s€r sr:s hiJos (1J3).
39. ¡Cuántas veces Jesús apela al Antiguo
Testamehtó, que algunos hgy qr."ier¿tur estudiár y
comentar como t¡na obra literaria, sin referirse a
Aquél que anunciaba! Los tesümonios de la Escri-
tura y los ,que el Esplritu sigue multiplicando en-
tre nosotros se esclarecen mutuamente;-sin esta
confrontación la fe se ahoqa v termina mtriéndo-
se (Stgo 2,17):El gran prdveóho del estudio de la
Biblia es que, junto con un nuevo'nacimiento,
nos aporta la experiencia de la uida eterna ya
poseloa
?11
se dan unos a otros y no buscan Ia
qloria que viene del Unico Dios,
[cómo podrán creer?
o5
No píensen que seré yo quien los
acuse ante el Padre. Es Moisés quien
los acusd, aquel mismo en quien
ustedes confían. ou
Si creyeran a Moi-
sés, me creerían también a rní, por-
que él escribió de mí. 47
Pero si uste-
d'es no creen lo que escribió Moisés,
¿cQrno van a creer lo que les digo
lo ?»
El pan de vida: la multiplicación
A' ¡ Después Jesús pasó a la
lgJ otra orilla del lago cie Galilea,
cerca de Tiberíades. 2 Le seguía un
enorme gentío a causa de las señales
milagrosas que le veían hacer en los
enfermos. 3 Jesús subió al monte y
se sentó allí con sus discípulos. 4 Se
acercaba Ia Pascua, la fiesta de los
judíos
5 Jesús, pues, levantó los ojos y,
al ver el numeroso gentío que acudía
a é1, dijo a Felipe; '¿Dónde iremos a
comprar Pan Para que coma esa
gente?'6 Se lo preguntaba para
óonerlo a prueba, pues él sabía bien
io que iba
'a
hacer. " Felipe le respon-
dió: *Doscientas monedas de plata
no alcanzarían para dar a cada uno
un pedazo., t Otro discípulo, Andrés,
hermano de Simón Pedto, dijo:
e nAquí hay un muchacho que tiene
cinco panes de cebada y dos pesca-
dos. Pero, ¿qué es esto para tanta
gente?» 'o Jésús les dijo: *Hagan que
se siente la (f€Dte.»
Había mucho pasto en aquel lugar,
v se sentaron los hombres en número
áe unos cinco mil. tt Entonces Jesús
tomó los panes, dio las gracias y los
repartió entre los que estaban senta-
dos. Lo mismo hizo con los pesca-
JUAN 6
dos, y tgdos recibieron cuanto quisie-
ron. '2 Cuando quedaron satisfechos,
Jesús 4Uo a sus discípulos: nRecojan
los pedazos qlle hu! sobrado para
que no se pierda nada., 13
Los reco-
gieron y llenaron doce canastos con
los pedazos que no se habían comi-
dol eran las sobras de los cinco
panes de cebada.
¡4 AI ver la señal que Jesús había
hecho, los hombres decían: *Este es
sin duda el Profeta que había de venir
al mundo., t5 Jesús se dio cuenta de
que iban a- tomarlo por la. fuerza para
proclamaql-o rgy,'y nuevamente huyó
al monte él solo.
'6 Al llegar la noche, sus discípulos
bajaron a Ia orill a t7 y, subiendo a
qnq barca, cruzaron el lago rumbo a
Cafarnaúm. Habían vi§to caer la
noche sin que Jesús se hubiera reu-
nido con ellos, " y empezaban a for-
marse grandes olas debido al fuerte
viento que soplaba.
'e Habían remado como unos cinco
kilómetros cuando vieron a Jesús
que caminaba sobre el mar y se
acercaba a la barca, y se llenaron de
espanto. 20 Pero él iel ai¡o: *Soy Yo,
no tengan miedo.,
'' Quisieron subirlo a la barca, pero
la barca se encontró en seguida en la
orilla adonde se dirigían.
2' Al día siguiente, la gente que se
había quedado al otro lado del lago
se dio cuenta que allí no había habi-
do más que una barca y que Jesús
no había subido con sus discípulos
en la barca, sino que éstos se habían
ido solos. 23
Mientras tanto algunas
lanchas de Tiberíades habían airaca-
do muy cerca del lugar donde todos
habían comido el pan. 2o
Al ver que nif t -o
Jesús ni sus discípulos estaban allí,
la gente subió a las lanchas y se diri-
47. La página en que terminaba el discurso
ha sido desplazada y constituye ahora los
w.7,18-24.
. 6.1 Véase Mc 6,35
19. Jesús sobre el rnar: una hermosa imag€o,
No se necesitaba nada más para que los espíritus
racionalistas vieran en esto tan solo imaginación
JUAN 6
gieron a Cafarnaúm en busca de
Jesús.
25
Al encontrarlo al otro lado del
lago, le preguntaron: *Rabbí (Maes-
tro), ¿córno has venido aquí?,
o 2u
Jesús les contestó: uEn verdad
les digo: Ustedes me buscan, no por-
que han visto a través de los signos,
sino porque han comido pan hasta
saciarse. 27
Trabajen, tro por el ali-
mento de un día, sino por el alimento
que permanece v da vida eterna.
Este ie lo dará el Flijo det hombre; él
ha sido marcado ion el sello del
Padre,,
EI pan de vida: ,
creer en el Hüo de Dios : :
o 2= Entonces le pregunta ron:
*¿Qué tenemos que hacei para tra-
bajar en las obras de Dios?, 2e
Jesús
respondió: nla obra de Dios es ésta:
creer en aquel que Dios ha enviado.,
'o Le dijeron; *¿Qué puedes hacer?
212
¿Qué señal milagrosa haces tú, para
que la veamos y creamos en ti?
¿Cral es tu obr a?
"" Nuestros antepa-
§ados comieron el maná en el desier-
to, según dice la Escritura: Se les dio
a comer pan del cíelo.,
32
Jesús contestó: nEn verdad les
digo: No fue Moisés quien les dio el
pan del cielo. Es mi Padre el que les
da el verdadero pan del cielo. 33
El
pa! qug Dios da es A.que! que bala
del cí.elo y que da vida al mundó.,
14
Ellos dijeron: nSeñor, danos siem-
pre de ese pdn.»
35
Jesús les dijo: *Yc sc¡-' el pan de
vida. El que viene a mí nunca tendrá
hambre y el que cree en mí nunca
tendrá sed. 3u
Sin embargo, como ya
Ies dije, ustedes se nie-§an a creer
aun después de haber visto. 3' Todo
Io.que el Padre me ha dado vendrá a
mí, y yo no rechazaré al que venga a
mí, 38 porque yo he b;aJado del cielo,
no para hacer mi voluntad, sino la
voluntad del que me ha enviado. 3n
Y
la voluntad del que me ha enviado
El texto dice: *veinte
o treinta e§tadios'. y el
estadio equivalía a un poco más que 200 metíos-
o 26- Es el pr-rnto de partida dei discurso en
que Juan nos da, igual que en los capítulos ante-
riores, la interpretación v el desarrofo proféticos
de.los gestos y palabras áe Jesús.
Jesús no habla de uer signos.o milagros, sino
que les reprocha no haber-üsto i¡ tratfrs ,ii io¡
sjgno-s. YJustamente Juan diiá lo-que había que
descubrir á través de los siqnos. Es-eüdente oue
Jesús no pudo decir en Cáfarnaúm todo lo {ue
se lee en este capítulo, pero seguramente ó.o-
mentó cuanto se dice en el Dt 8,3 para luego
pasar del pan al olimento q'ue pérmanece.
. Z8.Comien za laprimera parte det discurso:
Jesús da pan, y es el pan. Recdrdemos el sentido
bíblico de este hilagró. Una muchedumbre, siem-
pre syb-alimentada, reconoce en esta multiplica-
ción del alimento las promesas de Dios paia los
üempos definitivos: el pan dado a todos en abun-
dancia, sin olüdar la came y el üno (ls 25,6).
En el pasado Dios había dadó a los israelitas
un alimen-to proüdencial, el ¡naná, cuarido.en el
desierto les faltabq de todo (Ex 16; Núm 11). Pe-
ro si Dos se confiirmáse coh ser nuestro biánhe-
chor y sólo act-rdimos a él en busca de favores,
tejrminaríamos en pedigüeños qüe, apenas agrá-
decen y siempre píden-rnas. Es'lo qúe .pasó Éon
los israelitas que, después de recibii él
-maná
se
rebelaron coni-r'a Dios-y murieron en él desíerto.
Ahora el don de Dircs es diferente. El pan oue
baja del cielo no es una cosa, sino Alguián,
29..Blu parte del discurso estriba en,una pre-
gunta de los judíos: ¿Cuáles son las obros eue
Dios espera de nosotros? Y Jesus respond ez
'La
obra es ésta: creer. El Padre nci exige
-'obrbs-.
o
sea las prácticas de'una ley religioá, sino la ie.
En el capítulo anterior Jesús afirrnó que su obra
consistía en resucitarnos. Aquí indica la obra
nuéstra: que creamos en el Enüado del Padre.
No hay que interpretar inmediatamente el pan
como figura de Ia'eucaristía, pues eso será el obie-
to de la tercera parte del discurso, a partir dei
6,48. Aquí el pan es -lo que sale de ld boca de
Dos' y gs- tanto la Palabra de Dios como el Hi¡o
fuEdg del cíelg, qqe se- hace el alirnento espiíi-
tual y Ia fuente de ücia del creyente.
32. Jesús carnbia el sentido de baiado del cíe-
Io. No olvidemos que hasta la época'de Cop¿mi-
co el cielo que está por encima de nuestras-cabe-
zas coincidía con el Cielo en que reside Dios. EI
maná cayó del cielo, pero JesG üno del Cielo.
Jesus opone los verdaderos milagros, y también
los milagros con que soñamos, a [o que es autén-
ticamente de Dios. Los únicos bienes que cuen-
tan son la etemidad y la resurrección,'y'los tene-
mos eÁ é1,. : 1
''
La-palabra clave del discurso q' el pan.Por
eso Juan la repite siete veces en cacia sécción de
.este capítulo. Y siete ueces aparecerá la expre-
sión: que ha bojacio del cielo.
37. Lo que el Padre me ho dado.lncluso en
la lgiesia tan sólo encontrarán los caminos de
Cristo discutido y humilde aquellos a quienes el
Padre concede esta gracia. Cuando se dé- a los
I
213
es que yo no pierda nada de Io que
él me ha dado, sino que lo resucite
en el último día. oo
Sí, ésta es Ia deci-
sión de mi Padre: toda persona que
al contemplar al Hijo crea en é1, ten-
drá vida eterna, y yo lo resucitaré en
el último día.,
4r Los judíos murmuraban porque
Jesús había dicho: *Yo soy el pan
que ha bajado del cíelo., az
Y decían:
.'Conocemos a su padre y a su
madre, ¿no es cierto? El no es sino
Jesús, e[ hijo de José. ¿Cómo puede
decir que ha bajado del cielo?,
43
Jesús les contestó: *No murmu-
ren entre ustedes. oo
Nadie puede
venir a mí si no lo atrae el Padre que
me envió. Y yo lo resucitaré en el
último día. 45
Está escrito en los Pro-
feta s: Serán todos ens eñados por
Díos, y es así corno viene a mí toda
JUAN 6
persong que ha escuchado al Padre y
ha recibido su enseñanza. 46
Pues por
supuesto que nadie ha visto al Padre:
sólo Aquel que ha venido de Dios ha
visto al Padre.
47
En verdad les digo: El que cree
tiene vida etema.
El cuerpo de Cristo,
pan de vida
. 48
Yo soy el pan de vida. oe
Sus
antepasados comieron el maná en el
desierto, pero rnurieron: 50
aquí tie-
nen el pan que baja del ci.elo, para
que Io coman y ya no mueran.
5' Yo soy el pan vivo que ha bajado
det cie/o. El qu. coma de este pan
vivirá para siempre. El pan que yo
daré es mi carne, y lo daré para-la
vida del mundo.,
sacrarnentos y a las obras buenas la importancia
oue les coresponde, habrá que volver a esta afir-
dración de Jesus: ningún esfuerzo personal pue-
de sustituir la elección del Padre que llama a co-
nocer a su H,jo según la verdad.
42. Lucas situa esta objeción en la sinagoga
de Nazaret (Lc 4,22. Una cosa es creer en los
profetas del pasado, celebrados después de 'su
rnuerte, y otra reconocer a los enüados de Dios
rnientras viven y son discutidos, especialmente
cuando el Enuiado de Dios es un simple carpin-
tero.
Todaüa hoy hay que superar las mismas du-
das v decidirse a escuchai a los enviados de
Dios. Son pocos los que escuchan las voces
que inütan á la pobreza-y al rechazo de los í.do-
los.
Díce'que ha bajado del cíelo. Ciertamente
Jesus no lo dijo tan crudamente, pero lo había in-
sinuado de las mil maneras que los o[os Er'range-
Iistas recordaron.
43. [.a Biblia en el Exodo usa el verbo mur'
murar o protestar; los israelitas desconfiaban de
Dios v crilicaban a cada momento las decisiones
de Móisés (Ex l§,24; 16,2;17,3)..
45. Algunos textos de los profetas indicaban
el camino-por el que se iba a iuperar Ia reli§ión
iudia. Después de la alianza de Dios en el Sinaí,.
con sus leye¡ y sus. ritos, se abrirían tiempos nue-
vos en quá Dós se comunicaría con cada r¡no de
sus fiele!, de la rhisma manera que había heého
con los grandes profetas (ls 54,13; Jer 31,34; Jl
3,1). Jeiús recuerda estas promesas. pero añade
una orecisión: no se trata de qüe cada uno reciba
revefaciones v lueqo pueda cieer que todo lo ha
escuchado del Doí síno que recibiinos del Padre
una inclinación a buscarlo todo en Jesús. Y en
Jesús, como en el perfecto espeio de Dos, des-
cubrimos la voluntad del Padre. En Jestls el Padre
lo ha dicho todo, y las revelaciones más auténti-
cas no pueden sino ller¡amos a é1.
47 . Jesris hace tin llamado a nuestra capaci-
dad de creer, pues esta presencia de Ia üda
-eter.-
na no es'sentida habitt¡almente, aunque es fruto
de una experiencia. Qüen ha.madurado en la fe
y en la üda §acramental sabe reconocer en sí
mismo, y más aún en los demás, continuas trans-
formaciones que no por discretas son rnenos ri-
cas y de inmenso r¡alor.
. 48. En esta segunda parte det discurso, Juan
ofrece tma interpretáción profética de las palabras
de Jesús, dirigida totalmente al sacramenlo de h
Eucaristía. En la primera parte decía: Yo doy el
pan, pero ahora dicer Yo soy el pan.
Todo lo que la lglesia enseña sobre la Eucaris-
tía es solo la'conseá.rencia de la Íe en el Hijo de
Dios hecho hornbre. Adoramos a Dios en espiritu
y verdad, pero el hecho de que el Hijo de Dios se
haya integrado en la creación haciéndose hombre,
permiüó que los elementos de la creación fuerar¡
portadores de realidades diünas.
La Eucaristía es un rito humano, -a veces ce-
lebrado de una rrnnera dernasiado humana- lo oue
no impide que tanto las ofrendas como los cdb-
brantes estén inmersos en ese momento en el
misterio de Dos. ¿Qyqson el cuerpo y la,songre
de Jesús ya resucitado? Para nosotros es r.rn mis-
terio, perg el.cuerpo aroca la unión de todos, y
la sangre, [a üda.
La Eucaristía, Céna del .Senor 0a Misa, como
decimos comúnmente) es la ex¡iresióh más ftierte
de nuestrá r.mión.con Di9-s ¿n Cristo.
JUAN 6
52 Los judíos discutían entre sí:
*¿Córno puede éste darnos a comer
came?, 53
Jesús les dijo: *En verdad
Ies digo que si no comen la came del
Hijo del Hombre y no beben su san-
gre, no tienen vida en ustedes. 54 El
que come mi carne y bebe mi sangre
vive de vida etema, y yo lo resucitaré
el último día.
55
Mi carne es verdadera comida y
mi sangre es verdadera bebida. s El
que come mi came y bebe mi sangre
permanece en mí y yo en é1. t'Como
el Padre, eu€ es vida, ñe envió y yo
vivo por el Padre, así quien me corne
vivirá por mí. 58
Este es el pan que ha
bajado del cielo. Pero no como el de
vuestros anfepasados, que comieron
y. despué: m,urieron. El que coma
este pan vtvtra para siempre.
214
¿Quieren marcharse
también ustedes?
. 5e Así habló Jesús en Cafar-
naúm enseñando en la sinagoga.
60 Al escucharlo, cierto número de
discípulos de Jesús dijsrol; n¡Fste
lenguaje es muy durol ¿Quién querrá
escucharlo?,
6r Jesús se dio cuenta de que sus
discípulos criticaban su discurso y
les dijo: *¿Les desconcierta Io que hé
dicho? 62
¿Qué será, entonces, cuan-
do vean a1 Hijo del Hombre subir al
lugar donde estaba antes? 63
El espí-
ritu es el que da vida, la carne no
sirve para nada. Las paiabras que les
he dicho son espíritu y vida. il Pero
hay entre ustedes algunos que no
Cfeen. »
. Porqug. Jesús sabía desde el pfin-
cipio quiénes eran los que no creían
52. ¿Cómo puede éste darnos a comer car'
ne? Seqún los manuscritos más antiquos Juan es-
cribió
tcame", y no -su came-, citándo las mis-
mas palabras de los israelitas que desconfiaban
de Dios en el desierto (Núrn 11,4 y f 8). Pero
Juan, que le gr.rsta jugar con las palabras, les dq
aquí un' sentido difeireitet ¿Cómo'un enüado del
cielo daría came al mundo, si lo que necesitamos
es lo espiritual? Jesús contestaá en 6.63: oun-
que esa carne rrrezca alimento terrenal, se hrata
de compartir la üda de Cristo resucitado y tra4s-
formadb por el Espíritu, y por eso dá uida.
En la cultura hebraica corne y sngre signifi-
can la totalidad del hombre en zu condición mor-
tal. Jesús quiere que hagamos nuestro todo' su
ser, V nos corntmica su divinidad. Es evidente que
la córnr¡nión solo adquiere todo su sentido si §e
hace bajo las dos especies de pan y de vino; por
eso sólo hay eucarisüa si el celebrante, por lo me-
nos, cornulga bajo las dos especies.
Jesús, el verdadero cordero pascual (Jn 1,36),
se ofrec e en sacrificio por el peóado del mundo y
ller¡a a su cumplimiento los sacrificios por el pe-
cado del Antiguo Testarnento. Ctimple, es.decir
oue da la realldad donde sólo se tenia la sornbra
üeb 10,5). Enhe los diversos sacrificios que se
ofrecían en el Templo estaban los llamados de
comunión, én que los fieles comían r-rna parte de
la víctima. La- comían 'delante" de Dio§ (Dt
L2,L8), r.rriéndose así a su'Dios, a quien quedaba
consagrada la mejor parte de la víctima.
. 59. Este capítulo de Juan recuerda que hay
un orden. El pan üvo es Cristo mismo; después
sigue su palabra, la palabra del que ei Ia. Pala-
bra. t^a comunión tiene sentido y eficacia (si po-
demos usar esa palabra) si se da en el marco de
la Palabra de Dios que los creyentes reciben me-
diante la lectura y la meditación bíblica, y medi-
tan en las lifurgias en las que puedan escucharla,
interiori zarla, cbmpartirla y retenerla.
60. Estos versículos tocan de nuevo la reali-
dad: la crisis de los discípulos. Como ya s€ ha di
cho, la crisis no se debió a que Jesus hubiera ha-
blado de la Eucaristía, ya que era imposible e
inútil hablar de ella en ese contexto.
Lo que estaba en tela de juicio en Cafamaúm
era la persona de Jesús y las pretensio-nes que s€
podían intuir a través de sus formas de ser y de
hablar. No le bastaba que le escucharan y creye-
ran, sino que les pedía creer en é1. Muchos no
estaban dispuestos a dar tal paso y Jesus no se lo
reprocha (v. 65).
Jesús afirma Dor oué ha venido: el Hiio de
Dios ha bajado a los hómbres para luego subir ol
Iugar donde estaba antes, revestido de su came
trínsfigurada por el F-spíritu. El Hijo de Dios ha
subido"revestido de nüestra humahidad: el pri-
mero de nuestra raza ha lleqado hasta Dios.
Cuando el Hijo del Hombre ántró en la Gloria
de su Padre, llevaba en sus hombros esa crea-
ción entera que quería renovar y consagrar.
A pesar de que según las apariencias la üda
siguieia igual que antés, otro mundo, que es el
veldadero, s€ hizo presente. Ahora¡ el Espírifu es-
tá acfuando dentro de los qiqantescos remolinos
que agitan y rewrelven la Érása humana. Cristo
va consagrando este mundo invisiblemente, o
sea, va háciendo que la humanidad llegue a su
madurez mediante un sinnúmero de crisis y de
muertes que prepar¿rn la resurrección.
[-os oyentes de Jesus no podian comprender
(6,61) el misterio del Hijo de-Dios que quiso hu-
millarse y desprendersé de su gloria divina. Y
también á nosótros nos cuesta creer en la obra
diüna que prosique entré nosotros, en esta hu-
manidaá tan irreíponsable que Dios ama; en es-
ta lglesia tan indigna a través de la cual Dios rea-
215
y quién lo iba a entregar. 65
Y agregó:
íComo he dicho antes, nadie puede
venir a mí si no se lo concede el
Padre.,
66
A partir de entonces muchos de
sus discípulos se volvieron atrás y
dejaron de seguirle. 6' Jesús pregun-
tó-a los Doce: «¿Quieren marcharse
también ustedesT, ffi Pedro le contes-
tó: *Señor, ¿a quién iríamos? Tú tie-
nes palabras de vida eterna. 6e
Noso-
tros creemos y sabemos que tú eres
el Santo de Dios.»
70
Jesús les dijo: «¿No los elegí yo
a ustedes, a los Doce) Y sin emb--arlo
uno de ustedes es un diablo., 7r
Jesús
se refería a Judas Iscariote, hijo de
Simón, pues era uno de los Doce y Io
iba a traicionar.
Jesús sube a Jerusalén
ñ' ' Después de esto, Jesús iba
LJJ de un lugar a otro por Galilea;
no quería estai en Judea porque los
judíos deseaban matarle.- 2
Se acercaba Ia fiesta de los judíos
llamada de las Tiendas. 3
Sus herma-
nos Ie dijeron: *No te quedes aquí,
JUAN 7
vete a Judea _para que tus discípulos
dq allí vean las obias que reaiizas.
o Si uno quiere sobresalii, no actúa a
escondidas. Tú, que haces maravi-
Ilas, date a conocer al mundo.,,5 Sus
hermanos hablaban así porque no
creían en é1.
6 Jesús les contestó: .Todavía no
ha llegado mi tiempo, mientras que
para ustedes todo tiempo es bueno.
' El mundo no puede odiarlos a uste-
des, pero a mí'sí que me odia, por-
que yo muestro que sus obras son
malas. I Suban ustedes a la fiesta; yo
no voy a e.sta.fiesta, porque rni tiem-
po aún no ha llegado.,
e Así habló Jesús y se 'quedó en
Galilea. 'o Solamente después que
sus herrnanos fueron a la fiesta subió
él también, pero sin decirlo y como
en secreto. ¡ I Los judíos lo estaban
buscando durante la ffesla y pregun-
taban: *¿Dónde está ése?, 't Corrían
rnuchos-comentarios sobre él entre la
gente. Unos decían: *Es muy buena
persof't€t.» otros replicaban: *En
absoluto, ése está engañando al pue-
blo., 13
Pero nadie hablaba abierta-
liza sus designiosi en esta historia- tan desesp.e:
rante gu€, sih embargo, prepara el banquete del
Reino.
63. Carne y sangre designan en la cultura he-
brea el mundo de abajo en que se rnueven los
hombres y que es incapaz de captar el misterio
de Dios. La Eucaristía en cambio contien e el
cuerDo o la came de Cristo resucitado. Es reali-
dad
'transformada por el Espíritu y que actua en
forma espiritual.
2. l-a fiesta de las Tiendas, ielebrada en sep-
tiembre, era la más popular: véase Lev 23,1.
4: Esos hte:rmanos de Jesús son los familiares
y los vecinos de-Nazaret (Mc 3,31). Ellos, que de-
bían enhar en la Iglesia después de la resurrec-
ción de Jesus, estaban todavía mtrv leios de la fe
verdadera. Querían que'Jesús se diera a conocer
por sus milagros, mientras que él estaba ense-
ñando el misterio de muerte que lleva a la gloria.
6. En 2,4 Jesús hablaba de su horo. A'quí
contrapone dos maneras de acfuar. Quienes ie
mandan a sí mismos se sienten muy libres al ac-
fuar corno y cuando les conviene, a pesar de que
en realidad solo siguen la corriente' del mu,náo.
En cambio, el que se deja guiar por el Espírifu
no tiene proyecto -propio, g en gran medida no
se preocupa por .fijar fechas; espera signos de
Dios y lo que emprende en cada rnomento lo
hace para gloria de Dios.
7. El mundo.detesta a Jesús (véase 15,18).
Fsta afirmación puede chocar en países donde
los cristianos parece que son bien acogidos por'
ia sociedad a lá que no molestan demaiiado. Eo
no impide que sean Rumerosos los rnártires en
tod,os los continentes y que muchos cristianos
sean reprimidos *a causa de !a palabra de Dos y
de ias declaraciones de Jesus" (Ap 1,9).
13. Los judíos..;.Esta palabra se encuentra
68. Mientras muchos seguidores de Jesris se
alejan, Pedro expresa su fidelidad en nombre de
losque se quedan (véase Mt 16,13).
. 7.1 Causa extrañezaesta súbita mención a
los judíos que quieren matar a Jesr¡s- Cabe recor-
dar-que Juán nb presenta un:relato seguido de la
actividad de Jesús, sino un' testimonio. Después
de la sección relati'va
'a
los signos que dio, üene
la eue se refiere a su rechazo por parte del
*rnun-
do', es decir, de r.rn pueblo, de su cultura y de su
realidad humana en el sentido más amplio. Juan
ya dijo que ese mr-ndo está enajenado y debe ser
salr¡ado.
Jesus se había moüdo rnuchas veces por Ju-
dea y tal vez había prolongado ias estadías en Je'
rusa[án con motivo de,las fiestas, tal como lo pe-
día la Ley (Ex 34,23. Había tenido también
conflictos con Ia policía y las autoridades.
JUAN 7
mente de él por miedo a los judíos.
14
Hacia la mitad de Ia semana de
la fiesta, Jesús subió al Templo y se
puso a enseñar. 15
Los judíos, admi-
rados, decían; *¿Cómo puede cono-
cer Ias Escriturás sin haber tenido
maestro?,
16
Jesús les contestó: nMi doctrina
no viene de Dí, sino del que me ha
enviado. t' El que haga la voluntad
de Dios gonocerá si mi doctrina
viene de El o si hablo. por rni propia
cuenta. 18
El que habla en nombre
propio busca su propia gloria. Pero el
que busca la gloria del que lo ha
enviado, ése e§ un hombre sin mal-
dad y:que dice la verdad.,
. re *Moisés les dio la Ley, ioo es
cierto? Pero si ninguno de ustedes
cumple Ia Ley, ¿por qué quieren
matarme?,
20
Le gritaron: *Eres víctima de un
mal espíritu. ¿Quién quierq matarte?,
2t Jesús les respondió: *Esta no es
más que mí primera, obra , y todos
ustedes están desconcertados. 2 Pero
miren: Moisés les ha dado la circun-
cisión (aunque en realidad no viene
de Moisés sino de los p.?!Iarcas) y
ustedes hácen la circuncisión incluso
en día sábado. 23 Un hombre debe
recibir la circuncisión, aunque sea
sábado, para no quebrantar la ley de
Moisés; entonces,. ¿por.quq se enojan
conmigo porque hé salvado al horn-
216
bre entero en día sábado? 24 No juz-
guen por las apariencias, sino juz-
guen lo que es justo.,
. 25
Algunos habitantes de Jerusa-
lén decíah: nPero, ¿no es éste al que
quieren matar? 26 Pues ahí lo tierien
hablando con toda libertad y no le
dicen nada. ¿Será tal vez que nues-
tros dirigenteé han reconocido qug él
es el Mesías? 2' Pero éste sabemos de
dónde viene, mientras que cuando
venga-el Mesías, nadie sabrá de
dónde viene.,
28
Entonces Jesús dijo en voz muy
alta mientras enseñaba en el Templo:
nUstedes dicen que me conocen.
Ustedes saben de dónde vengo.
Sepan que yo no. he venido,por mi
propia cuenta: quien me envía es el
Verdadero, y ustedes no lo conocen.
2s
El es e[ que me ha enviado, y yo lo
conozco porque vengo de é1.,
30 Los judíos hubieran querido lle-
varlo presot pero nadie le puso las
manos encima porque todavía no
había lleqado su hora. 1' De todos
modos, rñuchos del pueblo creyeron
en él y decíant «Cuando venga el
Mesías, ¿hará mís señales milagro-
sas que éste hombre?,
32
Los fariseos se enteraron de los
comentarios que hacía la gente sobre
Jesús y, de acuerdo con los fariseos,
los jefes de los sacerdotes enviaron
guardias del Templo para detenerlo.
7L veces en Jr¡an v sólo 17 en los otros ües er¡an-
gelios. EI uso de ásta palabra es por lo tanto in-
iencional. L^a rnayoría de estas páginas se situan
en Judea , corazóir del país judío, a-un qUando los
iudíos constituían buená parte de la población de
'Galilea. En tales condicíones,. el mundo con el
oue se enfrenta Jesús v oue lo recha a es por de-
finición el mundo judíoi véase la nota de 7.L-
Si el Hiio de Dios vino a salvar a un mr-rndo
que no lo ácog ería por el solo hechg de haber
dleqido ser iudió, eri el mundo judío el que debía
enfíentarse con la sabiduría páradójica de Dios.
También Darece oue una parte al menos del
Er¡anoelio de iuan fud'escrita án un medio donde
bs iüdíos formaban un grupo poderoso y hostil a
las comunidades cristianas. Ya que Juan interpre-
taba para sus cristianos los hechos y los-gesto3 de
Jesús, era natural que llamara judíos a los oposi-
tores que' defendían la fe tradicional y la política
oficial.
15. Este comentario nq indica que Jesús no
hubiese estudiado, sino que no siguió asiduamen-
te a un maestro hasta obtener un título. Jesús ha-
bía aprovechado las numerosas estadías en Jeru-
salén, con ocasión de las peregrinaciones, para
escuchar en
'el Templo las enseñanzas de los
maestros, y había apiendido de ellos los textos
bíblicos y su interpretación.
. 19. Lós w. t9-2A deberían ser la conclu-
sión del cap. 5, que por alguna raz6n g!¡e no co
nocemos fue colócado posteriormente dentro del
capítulo 7.
. 25. Estos judíos creían'conocer las Escritu-
ras, que siempré contienen algo que desconcierta
a quiánes no saben escuchar. No sabían que Je-
217
33 Entonces Jesús dijo: nTodavía
estaré con ustedes un poco más de
tiempo, y después me iré al que me
ha enviado. }t Ustedes me buscarán,
pero no me encontrarán, porque
üstedes no pueden venir donde yo
estoY.,
3' Los judíos se preguntaban:
.¿Adónde piensa ir éste para que no
lo podarnos encontrar? ¿Querrá tal
vez visitar a los judíos dispersos entre
los griegos y enseñar a los mismos
qriegos? 5
¿Qué quiere decir con eso
áer 'Me bu§carán'y no me encontra-
rán" , y "Ustedes no pueden venir
donde yo estoy"?,
La prornesa del agua viva
JUAN 7
creyeran en é1. Todavía no se comu-
nicaba el Espíritu, porque Jesús aún
no había entrado en su gloria.
Discusión sobre el origen de Cristo
oo
Muchos de los que escucharon
esto decían: *Realmente este hombre
es el Profeta.o 4r Unos afirmaban:
*Este es el Mesías., Pero otros decían:
n¿Cómo va a venir el Mesías de Gali-
!éa?
42
¿No dice la Escritura que el
Mesías és un descendiente de Dávid v
que saldrá de Belén, la ciudad dé
David?, o3
La gente, pues, estaba divi-
dida a causa de Jesús. oo.Algunos
querían llevarlo preso, pero nadie le
puso las manos encima.
o5
Cuando los guardias del Templo
volvieron a donde los sacerdores y
Ios fariseos, les preguntaron; *¿Por
qué no Io han traího?í ou
Los graüias
contestaron: *Nunca hombre alouno
ha hablado como éste.» o'"Los
fariseos les dijeron; «¿También uste-
des se han dejado engañar? 48
¿Hay
algún jefe o aigún fañseo que hayá
creído en él? oe
Pero esa gente que no
conoce Ia Ley, ¡son unos malditos!,
. 37
Et último día de la fiesta, gue
era el más solemñ€, Jesús, puesto en
pie, exclamó con voz poter'¡te: .El
que tenga sed, QUe venga a mí.
36
Pues el que cree en mí tendrá de
beber. Lo dice la Escritura: De su
seno brotarán ríos de agua ui.ua.,
3e Decía esto Jesús refiriéndose al
Espíritu Santo que recibirían los que
sús había nacido en Belén y que era descendiente
legítimo de Daüd.
33. Las palabras me ha enuiado aparecen un
gran núrnero de veces en este Errangelio. Jesús
íe presenta como el Enüado de Diol, Do como
quién se uale de un título para imponerse, sino
fara subrayar su dependencia del Padre y el co-
ñocimiento que tiene de é1.
Jesús no es enüado como lo fueron los profe-
tas,'sino que es enviado del lade dbl Padie; en
§,it áirár'donde yo soy, porque Él es.
34. Es la misrna advertencia que hacía Dios
por rnedio de sus profetas (Jer 13,16) y Jesús se
ta apllca a st mlsrno.
35. Esta. refle-xión parecg ser, como ya lo
anotamos en 6,52 y como ocurrirá en'otros ca-
sos más, un artificio literario destinado a' prepa-
rar una nuet{a afirmación de Jesús. [-a respuesta
de Jesús no está en el versículo siguiente sino se-
guramente en 8,21
El texto dice: "ir a la diáspora de los griegos-.
La palabra díáspora *, apliéaba a los ¡tÉiol ais-
persos en el imperio romano-
. 37. En la fiesta de las Tiendas, el mismo día
en que iban en procesión para sacar agua de la
piscina de Siloé,:Jesús anuhcia otra vel'el don"
de Dios (4,10), el agua ür¡a.
38. Es posible estructurar la frase de otro mo.
dot
*... que venga a mí y b€ba. Si uno cree en mí.
brotaran ríos de zu seno, corno dice la Escritura..."
En tal caso Jesr,rs aludiría a Is 58,11, pero desente
naría con lo que sigue.
Nuestra traducción reenvía a textos proféticos
que consideraban al Mesías como fuentá de aqua
üv'a, el agua que brota de la roca (F;< 17; N"úrn
20,81; el água que surge de debajo del Templo
(Fr 47,1). Porque Jesús es tanto la Roca (lCor
10,4) como el Ternplo.
39. El texto original dice: 'no había espíritu'.
Varios rnanuscritos antiguos quisieron hacér más
clara la sentencia y seguimos su ejemplo: todauía
no se comunicaba el Espíritu. Juan quiere decir
que no se había entrado todavía en lá 'era" del
Espíritu y de los dones del Fspíritu.ríritu y de los dones del Fspíritu.
EI Espíritu se derramaÉ sobre lrpíritu se derrarr¡aÉ sobre los que creen, v
in ellos 'espiritu de Jesús" (He L6.7lz seÁse haÉ en ellos 'espiritu de Jesús" (Hs L6,7);
el gran signo de los-üernpos del Eyangelio. Esto no
se opone,a que el FiRíritu actue también, pero. a
menudo de manem diversa o que no comprende-
rnos, enhe los que no son cristianos, ya que el Es-
píritu de Dos *llena
el universo" (Sab l,7l.En to-
do tiempo ha habido artistas, pensadores y
héroes; el Espírifu actua en'las personas de rectó
corazón. Fsto, sin embarqo, difiere rnucho de los
dones del Espí4tu que Diós reparte ente quienes
han acogido fa fe.
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El Evangelio de Juan: testigo y profeta

  • 1. Los tres prirneros Evangelios reprodu- cen documentos redactados en Palesüna a la vista de los mismos Apóstoles. El Evan- gelio de Juan va dirigido a la siguiente generación y su autor es un "profe[a" de la Iglesia; es uno de los que interpretaban las palabras de Jesús para las nuevas comuni- dades. Si bien el autor ha sido, según toda pro- babilidad,, testigo di¡ecto de ú mayoríá Oe los hechos que nos transrnite, prefirió ceñirse a algunos episodios que podría desarrollar conforme a su carisma proféti- co, para bien de la Iglesia. De ahí proviene esa alternancia entre hechos y discursos. Los hechos son narra- dos en un estilo breve y preciso, mientras que los "discursos de Jesús" resultan a veces repetitivos y es fácil deducir que aun cuando fueran constnridos en base a palabras auténticas de Jesús, son obra de "Juan el profet&", corno se le ha liamado, Los discursos atribuidos a Jesús la tarde de la Úttima Cena ocupan un lugar desta- cado. Con ellos estamos tan lejos dé Ia proclamación de JeSús a las müchedum- bres como de las advertencias dirigidas al pueblo judío pará persuadirlo a que-se J ' Iglesia entera y todo el porvenir del cris- tianismo se identifican con esos discípu- los queit.:Igló y a los que'prepara para . ,lu efusión del Espriru. I^as grandes líneas det euon[ii¡l áii"an Juan nos dice en el último capínrlo cuál ., fue su objetivo: l'Esto fue escrito para que'"'. ustedesrcrean que Jesús es el Hijo de : Dios,? (Jn 20,31); ¿Hijo de Dios? Si bien los apóstoles lo proclamaron corno tal, [cóino entendían estas palabras? ¿En que, sentido era de naturaleza divina? Juan afirma la existen- cia del Hijo en Dios desde el Piincipio, y esta luz sobre el origen de Jesús ilumina toda su obra: Hijo eterno de Dios hecho hombre, Do vino.sólo p.ara enseñar, -sino para transformar la creación. ' Había llegadb el momento de.clarificar la fe dirige a cistianos ó'á, cate.cúmenos que tie- sinagoga de su ciudad o entraren la Iglesia El Evallgelio de Juan es polémico. cristiana ante el judaísrno, y Jqan se nen que elegir entre pgrtenecer a la que se ha constituido frente a'ella. El Evangelio de Juan lo acompañó a lo una-vez y lo dejó coq un cierto desorden estructuras y puntos de referencia .(por Iargo de toda su vida; lo retocó más de aparente, donde sin embargo no faltan ejemplo las palabras reBetidas siete t97 INTRODUCCION veces). El último párrafo del libro da a enrender que fue publicado después de la muerte_de su autor, que según añrma san lreneo, vivió hasta el reinado áe Trajano (98- l l7). Con c-ierta probabilidad la estructura de este evangelio se ordena en torno a la oposi- ción de Ias ñestasjudías quejalonan la vida de la sinagoga, entre las cuales se eniuen- ra la Pascua, y la "hora" de Jesús que abre los tiempos nuevos. Esa es la hora de la pasión y de la resurrección de Jesús, y será mencionada al comienzo de nuestras tres iecciones, en 2,4i 7,6; 13,1. Es de ¡.otar la importancia que el autor atribuye a los ritos y símbolos litúrgicos: el agua de Siloé, el cordero de la Pascua, las purificaciones... Demostrani que táles ritos judíos son sólo la figura y el anuncio de otros ritos decisivos en la iniciación cristiana: él bautismo, la Eucaristía y el lavado de los pies. Las leyes del pueblo judío y las litur- gias del Templo pertenec€n al pasado, pero todo ha sido uansfigurado en la vida y la nueva llturgla de los cnstlanos. El discípulo que Jesús amaba Desde siempre se ha pensado que la mención, repetida catorce veces (2x7) en la última parte del Evangelio, de la expresión "el discípulo que Jesús amaba", indicaba a su autor. El último versículo (21,24) Io dice expresarnente. Sería difícil negar que ese discípulo, del que no se dice su nombre, haya-sido junto con Andrés uno-de l,os dos primeros discípulos mencionados en Jn 1,35. Y también pa.rece haber sido uno de los ¡'dos discípulos" que tampoco se nombran en21,2. Entra en escena en el momento de la Ultima Cena, colocado en el lugar de honor que. correspondía po_r d9r-ec!o_a,l huésped; ¿no seía el dueño de casa que acogió a Jesús y a los suyos (Lc 22,12)2 Y desde ese momento acompaña a Pedro. Puede per- mitirse estar al pie de la cruz mientras el grupo galileo sólo piensa en escapar de las represalias. Jesús le confía a María, y rircmentos después lo comprende todo.- Hablamos del "Evangelio de Juan" como lo ha hecho toda la tradición desde los pri- meros años, y para la gran mayoría el autor séía Juan, hernano de Santiago, uno de losDocedeJesús,aunqueestaatribuciónsuscitaserios,problemas. En primer lugar, el Evangelio dice muy pocas qosas sotre la actividad de.Jéiús en Galilea, en la que tomaron parte los hijos de Zebedeo, y que ocupa la mayor parte de los sinópticos; casi todo transcurre en.Jerusalén, donde el autor observa la crecida de los conflictos entre Jesús y las autoridades judías. Da la impresión de esur ahí en casa, y sabe lo qué esti{ pasando entre los bastidores del'poder, e§ decir, entre los sacerdotes.,' Hay otros interrogantes que arrojan una sómbra'de duda sobie la atribución del , Evanlelio a este Juin. El apóstol, ui pescador galileo, ¿podía ser el autor de loi dis. cursos teológicos y místicos que caracterizan a este Evangelio?-Ademrás, quien diera su forma definitiva al Evangelio entre los años 70-90, quizií§ cerca de Efeso, lugar a donde se:reti¡ó según una tradición muy antigua, no era sólo un teólogo sino que-tam- bién parece haber sido sacerdote (18,15). Y Juan el apóstol, ¿pertenecía a una familia de sacerdotes? Es dudoso. El autor del evangelio Sería fácil atribuir el Evangelio a otro Juan, un joven sacerdote de Jerusalén distinto del hijo de Zebedeo,.si no esiúvieran los textos dei comienzo de los Hechos t¡,t; ¿,i¡; 8,14) en que se nota una relación muy especial entre Pedro y Juan, como la había habi- do.algunas,semanas antes entre Pedro y el discípulo amado según el cuarto Evar¡gelio. Además; el apóstol Juan es enviado pgr Jesús junto con Pedro, a preparar la Ultima Cena (I.c 22,8). : e p"r* de gue no fal¡an indicios que permitirían atribuir este Evangelio at hijo:de Zebedeo,.son muy numerosos los que se inclinan en favor de otro,Juan, sacerdote ile, Jerusalén. La.hipótesis de un "discípulo amadd''distinto de Juan, hermano de Santia- 99,1os.ll9ya1i ávarios descubrimiéntos, en especial sobre las relaciones enue Jüan y María, la Madre del Señor. . : '
  • 2. ü---- JUAN 1 L¿ Palabra de Dios se ml' ' En el principio lrlyel Verboestaba y gl Verbo era Dios. 2 El estaba ante Dios hizo hombre era el Verbo ( /a Palabra), ante Dios, en el principio. 198 3 Por él se hizo todo, y nada llegó a ser sin é1. Lo que fue hecho o tenía vida en é1, y para los hombres la vida era luz. 5 La luz brilla en las tinieblas, y Ias tinieblas no la impidieron. 6 Vino un hombre, enviado por Dios, eue se llamaba Juan. 7 Vino para dar testimonio, como testigo de la luz, para que todos creyeran por é1. u Aunque no fuera él la luz, le tocaba dar tesümonio de la luz. . 1.1 Todo el Er¡angelio de Juan trata de de- moskar que Jesús es tanto el Crisfo (o el Mesías) prometido por la Escritura, como el Htlo de Dios que nacido del Padre ha vuelto al Padre. Arnbos término, ,,o *. "O,rir¡alentes. En este prólogo o introducción Juan nos va a decir cómo la venida del H,jo de Dios se arraiga en lo más H:;'HoeJ: más personal v lo mál sublime que . EI Eangelio no es una teoría-, y Juan, después de recoger testimonios acerca de Jesus, mues[a que son en realidad testimonios de Dos. Desde el momento en que se aborda el misterio de Dos, la rez6n lra no puede decir nada más y solo se pue- den acéptar lbs tesümonios: eso es lá te. L. El Verbo. En el misterio de Dos no hay lu- gar pafa ningún nornbre, y sin embargo nos ve- mos obliqados a usar palabras. Juan. iqual oue los otros-Evangelistas, habhra del Hijo áe Dibs, pero ese nombre no lo dice todo, y entonces re- curre al A.T. Un poema del libro de los Prover- bios ponía en escena' la Sabiduría de Dos: ella hi- zo en el'mundo toda la obra de Dios y está 9!emp¡e-a su lado, y la creó antes que el universo (Pro 8,221. Esta interesante imag-en había sido desarrollada posteriormente por el Libro de la Sabiduría (Sati 7-10). - Juan seguirá esa pista para completar la pala- Ltq *Hijo"?e Dios,'pero reempla2a la pafabra Sob¡dui¡o por otra griega que si§nifica tarito 'pa- labra- comb *discurlo--y pgnsañriento. E* pulu- bra es logo.s (del cual sá derir¡an todas las inlá- bras terminadas en nlogía") y debe entenderse aquí como la -expresióñl de-Dos: Dios'que:se afirma a sí mismo y dice todo lo que l[erra'en sí. Si en nuestro texto usáramos solamente el término *Palabra', este vocablo nos podría con- fundir; y si decidiéramos traducir coh -Expre- síón', gu€ es más eücto, nos sonaría a intelec- !,luli así que hemos conseruado la vieja,palabra Verba paia traducir el *logos" de Diós,'y esto tanto nias que en 1,10 el Verbo se enca,íra en Jesús, que bs masculino. Esta palabra aparece bes veces en este versículo, signo de su excepcio- nal importancia; Jtran la retomaÉ en 1Jn 1,1 y Ap 19,13. 2. Ante Dios. Cuando comprendamos que Dios 9s amor (lJn 4,76) comprenderemos tam- biéfi que el H,jo o Verbo de Dos es ante el Padre otra cara del amo-r. [a preposición griega que aquí se utiliza significa tanto *junto a' como *an- , te" Dos. El Verbo era Díos. A Juan le resultaba muv di- ficil decir que el Verbo era distinto de aquél quá es el Origen y el Surgimiento de Dios y al que üama- mos Padre, como que compartía la rnisma natr:ra- leá divina, porque Dios es uno solo. Juan supo decírlo con el texto qrieqo. Cuando dice que el'Verbo estaba ante Dioí Ñn. delante de 'Dos" la marca de nombres personales, y por lo tanto debemos entender ante'el *Padre';-Éro cr¡ando essrik * en Dos" la marca personal no está, con lo que quiere decir que el Veño es de naturaleza divina. 3..Dos es; el Verbo €ra; Jesús dice: *Yo Soy' (Jn 13,19). Notemos la importancia del verbo 'ser'. Ctnndo Juan *, refiere al universo y a los- hombres emplea .otro verbo que traducimós por.' exístir. Para él tmicamente la Etemidad Es, -los. humanos Ro, pues llegan a la existencia (Jn 8,58). Sólo Dios Padre merece el nornbre de crea- dor, lra que es el Origen; pero creó por medio de su Verbo, quien conüene en sí el modelo de todas las cosas (Col 1,15). 5. A partil de gsa primera mención de lo que existe, Juan habla de un mundo que resiste a la luz. Rechaza la concepción filosóIica o cultuial que habla de t¡na Madré Natualeza, que sería bue- na, acogedora, y que se bastaría a sí rnisma. No. En el mundo hay un poder de las tÍnieblas -(Col 1,13). Entramos'en el misterio de un DoJ'qu¿' creó p€rsonas y espíritus libres; en es€ mundo hu- bo rechazos de un? extrema gravedad de los que son consecuencias nuestras guerras y nuestios malos instintos 7 . Víno como testigó. Las dos estrofas 6-8 v 15 son como paréntelis. En ellas dos veces á Evangelista se reÍiere a Juan Bautista. 199 e EI era la luz verdadera, la luz que ilumina a todo hombre, y llegaba al mundo. 'o Ya estaba en el mundo, este mundo que se hizo por é1, este mundo que no Io recibió. Dios. AI creer en su Nombre ¡3 han nacido, no de sangre alguna, ni por ley de la'came, nl Pgr voluntad de hopb¡e, síno que han nacido de Dios. 'o Y el Verbo se hizo came, Puso su tienda entre nosotros, y hemos visto su Gloria: la Gloria que recibe del Padre el Hijo único; en él todo era don amoroso y verdád. '5 Juan dio testimonio de él; dijo muy fuerte: *De él yo hablaba al decir: El que ha venido detrái de mí ya está delante de ffií, Porque era antes que Yo., t6 De_su plenitud hemos rec¡bido todos, y cada don amoroso preparaba otro. , Por medio de Moisés h'emos recibido la Ley, pero la verdad y el don amoroso nos Ilegó por medio de Jesucristo. JUAN 1 " Vino a su propia casa, y los suyos no [g recibieron; '2 pero a todos los que Io recibieron Ies dio capacidad para ser hijos de 9. Todos los hombres han'sido amados por Dios y todos han recib¡do en su conciencia la'luz que. peryilg discemlr (más o menos) entre el bien y .el. mpl- Ese mundio no le condio; pero Dios había decidido revelarse a un pueblo.' eit ae Ia Bi- blia. Y fue allí donde el confÍicto entre las tinie- blas.y la h.'z llegó l.sU climax: Virlo y.los suyos no lo ocog.ieron. EI Evangelio hablaiá más ám- pliamente de esto. L2. Jesus vino par¿r hac.e¡nos hips de Díos, afirmación.que a veces es difícil de 'entender, y; gue. tgdog-lo^g. hombres erara amados y dispon¡án de Ia luz (1,9). Sin embarqo es maravittosci ctran- dp-glg"ign !q recon^ocidolen la persona de Jesr¡s al Hijo del Etemo. Se inicia enünces una nuerra relación con Dios y atrn cuando a. veces nos pa- Íezca que los crisüános no son muv diferentes'de los demás, para Dios sin embargo- hay trna dife- rencia enorrne,'sh la cual la creatión perdería su sentido. 14. EI Verbo se hizo carn€;Juan no dice: 'se hizo hombre', tai vez.porque temía que no se captara hasta qué puntó el Hijo etemo'_tomó so- bre- sí nuestra condición humana y rnaterial; él realmente murió en la cruz. Hab¡tó entre nosotro.s. Jt¡an,uüliza un verbo gye al principio significaba 'instalar rut.náál Srn duda alude a Ia üenda que era la morada de Fop en el desierto (Ex 33,7-t 1). n ni¡Jaáú;; hecho hombre será-un templo t'an huñ'd:v-fra- gil corno la tienda del desieito, pero "" áfrá éñ- cuenba Ia plenitud de Dos. toi apostoles "r, ái- ffig: momentos vieron su gloriq tJn 2,11 y I_c 9.,?2), especialmente en su pasión y iesurrec- Ep él todo.ero don d_e amor y uerdod. L¿ Bi- bJia,djce qu? e,l amor.(o far¡or o g-racia) t h Nái-dad (q vqrdadlror', dos cualidailes eseñc¡ales de Tor.(Ex 91t,6_-71, y se repiten corno un ,.fnañ áñ el salmo E9- Juan por Io tanto quiere afirmar que Dios se dio plenámente ¿ñ jE;ü; jóót 2b. 17. Juan disüngue las dos partes de la historia santa. .Moisés ha6ía dado la -Ley, que conteniá rnuchas prome-sas. P_or Jesús-se áós'dan Ia; á;ó:mesas: por sq H,jo, Digr.l-r dado a conocer y ha entregado todo lo que había en é1.
  • 3. JUAN 1 2OO t6 Nadie ha visto a Dios jamás, pero Dios-Hijo único, él que está en el seno del Padre nos lo dio a conocer. PRIMERA PARTE: JESÚS SE DA A CONOCER POR SUS SEÑALES Juan Bautista presenta el nCordero de Dios» a Jesús, conoceñ, t' y aunque viene detrás de m!, yg no soy digno de soltarle Ia corréa de su sánda-iia., . 2E Esto sucedió en Betabará, dl otro lado del río Jordán, donde Juan bautizaba. 2s Al día siguiente Juan vio a Jesús que venía a §u encuentro, ! €xclamó: *Ahí viene el Cordero de Dios, el que carga con el pecado del mundo. r De él yo hablaba al decir: "Detrás de mí viene un hombre que ya está delante de mí, porque era antes que yo". 3t Yo no lo conocía, pero mi bautismo con agua y mi venida misma eran para é1, pata que se diera a conocer a Israel., . .'.. 72 Y Juan dio este testimonio: *He visto al Espíritu bajar del cielo como . una palom a y quedarse sobre é1. 33 Yo no lo conocía, pero Aquel que me envió a' bautizai con ajua, ffi€ dijo también: "Verás al E§píritu bqjar sobre aquel que ha de bautizar con el EspÍritu Santo, ! se quedará en é1". 34 Sí, yo lo he visto, y declaro que éste es el Elegido de Dios., o te Este fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron sacerdo- tes y levitas desde Jerusalén para preguntarle: -¿Quién eres tú?, 'o Juan lo declaró y no ocultó la verdad; y declaró: nYo no soy el Mesías., 2t Le preguntaron: «¿Quién eres, entonces? ¿Elías?, Contestó: *No lo so!.» Le dijeron; «¿Eres el Profeta?, Contestó: *No., " Entonces Ie dijeron: *¿Quién eres, entonces? Pues -tene- mos que llevar una respuesta a los que nos han enviado. ¿Qué dices de ti mismo?, B Juan coniestó: *Yo so/; como dijo el profeta Isaías , Ia uoz" que gri.ta en el desierto: Enderecen eI camíno del Señor., 24 Los enviados eran del grupo de los fariseos, ?s y le hicieron otra pre- gunta; «¿Por. g.yé bautizas entonc€s, si no eres el Mesías, ni Elías, ñi el Profeta?, 26 Les contestó Juan: .Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno a quien ustedes no . 19. El tastimonio de Jr-ran Bauüsta era toda- üa muy importante en la época en que se escribía este Eyanqelio. Numerosos iudíos habían acoqido su mensajá de conversión j habian difr.mdido- los runores de que Jesus era sólo un discípulo. Por eso en el prólogo, en 1,6-8 y 1,15, el Evangelio Aquí e[ Evangelio presenta el primeir'testimo- nio de Juan. [-as autoridades de la capital se Dre- gr.rntan: .-¿Qqié. es ése que se ha pudsto a pr'edi- car por iniciaüva propia? 20. Circulaban diversas opiniones sobre el li- bertado¡ que Dios había prometido por boca de los profetas. Mientras que entre los judíos, en Ju- dea, se hablaba del Cristo (en hebreo el Mesías), que sería un descendiente de Daüd, la gente de Samaria y det otro lado del Jordán, sepaiados de Jen:salén desde hacía siglos, pref,eáan hablar del Profeta sucesor de Moisés (Dt 18,18). También una corriente que se apoyaba en Ml 3,23 afirma- ba que el gran profeta Elías regresaría del cielo para preparar lá'venida del Mesíás. 29. Juan Bautista habla del cordero de Díos, un término cargado de sentido para el Evangelis- ta (Jn ,19,35). Será uno de los títulos de Jésús: 1,41 ; 1,49l- 1,51. ' 33. Todos los textos que comDaran a Jest¡s con Jr¡an Bautista hablan de ún bautismo qt el Fspíritu. EI Espíritu Saetg, que es energía de Dios, está oresente en todos los espíritus abiertos a Ia ver- áad (Sab 1,7; LZ,LI; peró el Evangelio y la expe- riencia de la Iglesia primiüra demuestran. que los oue se convirtieron -v .fueron bautizados 'recibie- rbn el Espíritu" (2Gol 1,22;5,5). , Los dones espirituales (corismos) que recibie- ron en el momento del bautismo (He 10,44; 19,10), no eran ciertamente la plenitud del Espí- ritu Santo y podían acabarse, pero era una señal de que en adelante el Espíritu'de Dios actuaría en ellos de una manera particular. . Si alguien ha recibido'en algún momento de 201 Jesús llama a sus primeros discípulos . 35 AI día siguiente, Juan se encontraba de nuevo en el misrno Iugar con dos de sus discípulos. r /vlientras Jesús pasaba, se fijó en él y dUo: *Ese es el Cordero de Dios., 5t Los dos discípulos le oyeron decir esto y siguieron a Jesús. 38 Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, Ies preguntó: «¿Qué bus- c6r't?» Le contestarón: *Rabbí (que significa Maestro), ¿dónde te que- da"s?, 3e Jesús les.'dij-'o: *Vengan i lo verán., Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Erañ como las cuatro de Ia tarde.' 4o Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que siguie- ron a Jesús por la palabra de Juan. 4r Encontró primero a su hermano Simón y Ie cii¡o: *Hemos encontrado al Mesías, (que significa el Cristo). 42 Y se lo pfesentó a Jesús. Jesús miró fijamente a Simón y Ie d[o; *Tú eres Sirnón, h[o de Juan,'pero te lla- marás Kefas, (que quiere 'decir Pie- o3 Al día siguiente Jesús resolvió partir hacia Galilea. Se encontró con Felipe y le dijo: *Síguern€.» u Felipe era de Betsaiiia, el pueblo de Andrés JUAN 2 y de Pedro. 45 Felipe se encontró con Natanael y le dijoi *Hemos hallado a aquél de quien éscribió Moisés en la Lg.y .y tgm-biél [os profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret., o6 Natanael le replicó: *¿Puede salir algg bueno de Názaret?-, Felipe le contestó: *Ven y verás.» t7 Cu'ando Jesús vio venir a Natanael, diio de él: nAhí viene un verdadero israelita: éste no sabría engañdr.» os Natanael le preguntó: -¿Cómo me conoces?, Jesús le r.espóndió: ¡Antes de que Felipe te llamara, cuando estaÉas bajo la higuera, yo te vi., 4e Natanael exclarnó: *MaeStro, tú eres St Hijg de Dioi, tú eres el-Rey de Israel.' 5o Jesús Ie dijo: *Tú crees por- que te dije que te vi bajo [a higuera; sin embargo verás cosas mayores que éstas. 5r . En verdad les digo que ustedes ve.rán los cielos abiertbs y a los ángeles. 9g. Dio:.subiendo y Éajandó sobre el Hijo dei Hombre., EI primer milagro, . - en la boda de Caná I1I ' I Tres días más tarde se cele- lal. braba una boda en Caná de Galilea, y la madre'de Jesús estaba allí. 2 También fue invitado Jesús a Ia su üda dones del Espíritu, es'para inütarle a que dé mayor espacio a Jesús en su üda; algr,m día el Espíritu reiniciaÉ su trabajo. . 35. Este Evanqelio es obra de Juan el Eyan- gelista, uno de estol dos discípulos, que no se de- be confundir con Juan Bauüsta Imaginémonos a Juan Bautista instalado en r-ma choa no iejos del río. [a mapría de los gali- leos que iban én peregrinación á Jerusalén -ele- gian la ruta del'Jordán y les era fácil hacer un al- to; el alojamiento no era tan difícil para ellos 5n que en ese lugar hace más calor que frío.......:.. 38. ¿Qu é bu*an? Qgéf"-of saber quién es Jesús, y él a su vez no§ int'errogq sob_re lo que lle- ¡amos dentro: ¿qué esp€ramos de él? 43. Al dío sigu iente. Se pueden contar los días. Este primer capítulo del Evangelio está constr¡ido en base al. esquema de tmá semana, como el primer capífulo del Génesis, para recor- dar que J_qsús.inicia entre.nosotros una nueva creación- Durante la semana se ve cómo Juan Bautista primero y luego Juan, Andrés, Simón... descubren a Jesus. EI ultimo día será el de las tro- ., . das de C-aná y ese día Jesús, a su vez, Ies descu-l.¿l 47. Jesús reconoció a Natanael cuando esto- bo fujo la híguéro. Tal expresión se refería ál maestro de la Ley que ensáñaba a su qente. v gqe -e? aqqel entoñcds lo hacía a menudo-ba¡o'uá árbol frondoso, como una higu€fd. , 51. Veión los cielos obiertos. Véase Gén 2§rL2. Jesús ?s 9! gye une l Dios ! la humáñi: dad. A partir de él Diqs !.os comurricá sus rique- zas. En la lista de los Doce es Bartolomé (o H¡io 4.^ T"!"ms) qurqn. está asociado con FeliÉ (t*lt 10,3; k 6,14). Tal vez sea el mismo. . 2.1 Véase la nota de 1,43. JesG rnanifiesta su gloria a los discípulos. No hay rnotivo para quitar a este relato su siq- nificado rnás inmediato: iJesrls participando en Ia fiesta de la aldea, entre-cantoi y bailes! Parece que ünier-a a santificar con su presencia tanto nuestras fiestas y 'conüvencias'como la unión conyugal Sin embargo hay que recordar que uno de los
  • 4. JUAN 2 boda con sus discípulos. 3 Sucedió que se terminó el vino preparado pa- ra Ia boda, y se quedaron sin vino. Entonces Ia madre de Jesús Ie dijo: nNo tienen vino.' 4 Jesús le respon- dió: *Qué quieres de ffií, Mujer? Aún no ha llegailo mi hora., 5 Pero su rnadre diio a los sirvien- tes: *Hagan lo que él ies diga., 6 HabÍa allí seis recipientes de pie- dra, de los que usan los judíos para sus purificáciones, de unos cien litros de capacidad cada uno. ' Jesús dijo: *Llenen de agua esos recipien- tes., Y los llenaron hasta el borde. 8 *Saquen ahora, les dijo, y llévenle al mayordomo." Y ellos se lo lleva- ron. s Después de probar el agua con- vertida en vino, el mayordorno IIamó al novio, pues no sabía de dónde provenía, a pesar de que lo sabían los sirvientes sue habían sacado el sirve al principio el vino mejor,, y cuando ya todos han bebido bastan- t€, Ies dán el de menos calidad; pero 202 tú has dejado el mejor vino para el final., rr Esta señal milagrosa fue la pri- mera, y Jesús la hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en é1. '2 Jesús bajó después a Cafarnaúm con su madre, sus hermanos y sus discípulos, y permanecieron allí sola- mente algunos días. Jesús expulsa del Templo a los vendedores . 13 Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús sub!ó a Jerusalén.-'o Enconlró en el Templo a los vende- dores de buey€s, ovejás y palornas, y a los cambistas sentados detrás de sus mesas. 15 Hizo un láügo con cuer- das y los echó a todos fuéra del Tem- plo junto con las ovejas y bueyes; derribó las mesas de los cambistas v desparramó el dinero por el suelo. :u A los que vendían palomas les dijo: *Saquen eso de aquí y no conviertan la Casa de mi Padre en un mercado., procedirnientos de composición de la literafura bibhca más frecuentes cbnsiste en comenzar un relato por una pqlabra o un detalle que se hallaÉ casi idéntico al finah luego se pone otro que s€ encontrará como penúltimo, y aii se continuaÉ hasta una palabra ó f-* ctave. Juan comienza con unas bodas, y la obra de Jesus terminaÉ con las nupcíos, aliar¡za etema entre Ia humanidad y Dios. A la mujer se la pre- senta como en 19,Í,6. Y Io hora dá Jesus ei la de su sacrificio, mencionada repeüdamente'én el Erangelio (12,23; 13,1; 17,1). - , Hay que leer con atención este relato, donde las -respu_éstas parece que tocan la pregunta de soslayo. Esta pñmera iniervención acj .¡éus es el signo de las bodas de Dios con la hr¡rnanidad, que se celebrarán en. la sanere de Jesús: véanse las*bodas del Cordero- en Ap L9,7 . ¿Que quieres de mí? EI texto original dice exactamente: "¿Qrg hay entre t r y,y.o3". Esta ex- presión la encontraremos también en Gén 23,L5;zsa 16,10. El senüdo más exacto sería: ¿Por qué te pones en mi camino? Jesús no pen- saba emryzeir de esta forma ni en este momáto, pero su espíritu,r€coooció al Espíritu que hablaba pol Fcg, de su madre, y concedió esta primera *nal mtlagroso,. Juan relata solamente.siete milagros dg Jegtis, v los ilama unas veces obras v otral *ñales. Son óbras del l-lijo de Dios, a raút2s de las cr,¡ales rna- nifiesta su poder. Son señales, es decir, cosas visi- bles hechas a nuestra rnedida, con las que nos da a entender su verdadera obra, que consiste en dar la üda y reno'uar al rnundo. 1O.-Juan agrega que Jesús se s-irvió del agua que los judíos üsa6an-para las purificaciones.-En aquella -época la religión multiplicaba los rítos de puríliéación para recordar que todos somos pecadores. Al cambiar Jesús el agua en vino, adüerte oue la reliqión verdadera no se confun- de con "f t"*or al"pe.ado; el uino mejor es el Espíritu que Jesús tiae para transfigurar la vida diaria, sus rutinas y sus quehaceres. Así Jesús manifestó su gloria a los que em- pezaban a descubárlo. Maríá, que había'ller,¡ado Ia gracia a Juan Bautista (k 1,39), de nuevo in- teñenía para apresurar los comienzos del Erran- gelio. Hdgon tddo lo que él les diga son sus últi- ñras pala6ras, ya que án el Evangélio no volverá a escucharse su voz. . 13. Los demás er¡anqelistas situan este inci- dente no en el comienzo lino én los últimos días antes de la Pasión. De' hecho el gesto de Jests sólo se entiende bien sihÉndolo pgco antes de Ia Pasión, v el recuerdo de este conflicto con los sa- cerdotesl estaba todaüa muy fresco en el juicio a Jesr.¡s (Mt 26,60). Jesús se dirige al Templo de Jerusalén, que era corno ei corazón de ia nación judía. El pueblo necesitaba a los sacerdotes parc ofrecer sus sacri- ficios, y el Templo era él lúgar al que afluían las ofrenáás v los dbnes de la cómr-nidád. [-os profe- tas había¡í denur¡ciado los abusos y Tacarías'había 20s ti Sus discípulos se acordaron de Io que dice Ia Escritura: nlrÍe deuora el celo por tu Casa., :' l-or.judíos intervinieron: *¿Qué señal milagrosa. nos muestras para justificar lo que haces?, ,e Jesús res- pondió: nDestruyan este templo y yo io reedificaré eh tres días.,'20 Éttós contestaron: *Han demorado Va cua- renta y seis años en la constlucción de este templo, y ¿tú piensas recons- truirlo en tres díás7, 23 Jesús se quedó en.Jerusalén durante Ia fiesta de Ia Pascua, y muchos creyeron en él al ver la-s señales milagrosas que hacÍa. Pero Jesús y Nicodemo: hay que nacer de nuevo [{l ' ' Entre los fariseos había un t ¿ t _personaje judío llarnado Nicode- mo. Este fue de noche a ver a Jesúi y lq $rjo; 2 *Rabbí, sabemos que has ve- nido de parte de Dios como maestro, porque nadie puede hacer señales mi- lagrosas_como las que tú haces, a no ser que Dios esté coñ é1., 3 Jesús le contestó: *En verdad te (igo que nadie puede ver el Reino de Dios si no nace-de nuevo desde arri- ba., 4 Nicodemo le diio: *i Cómo rena- cerá el hombre ya úie¡o7 ¿euién vol- verá al seno de -su mádre-para nacer ' una segunda vez?, 5 Jesús'le contes- JUAN 3 Jesús no se fiaba de ellos, pues los conocía a todos 24 y no necesitaba pruebas sobre nadie, ., oorgue él conocía lo que había en Ia iersóna. - 2t En realidad, Jesús hablaba de g-sg f"*plo que es su cuerpo. 22 Sola mente cuando resucitó' de entre los muertos, sus discípulos se acordaron de que.lo había'dicho y creyeron tanto en la Escritura corno en lo que Jesús dUo. anunciado esta purificación que Jesus realiza a su manera (7Á L4,2ll. El culto del templo exigía ese negocio de ani: males para sacrificar, tantó r-nás que-la Ley pedía que se gastara una part e de los diezmos e-n jeru- salén Ot f 2,18). Los vendedores tenian por tan- !o srl lugar (váse qrl Mt- ZL,LZ), pero no iespeta- ban los límites establecidos. 77. Me deuora el celo por tu coso...: véase el Sal 69. El odio de los iéfes de bJ áierdótes llevaÉ a Jesús a la rnuerte. 79. Destruyan este sontuorfo. Los demás Evangelistas se atienen a la palabra de Jesús con- denañdo'los abusos de los vendedores, nát"i én esto a la profecia deZacarías 14,21. Juan va por otro camino. Ciertamente había abusos, como los habrá siempre _en ese terreno, pero Ia respuest? de J* sús enseña que no basta con desplaár a los ven- dedores, sigro- que- es el templo mismo el que de- be ser reemplazado, y con él toda religión que se queda en manilestaciones exteriores. iDestru- yan!, dice, apresúrense a destn¡ir este'templo, para que yo pueda construh en.tres días el veida- dero Templo de la adoración en espíritu v en ver- dad (Jn .4,?31.-El nuevo Templo es-JesG, porque Dios se ha hecho presente en é1. 22. Si bien en los comienzos de la lqlesia la Exritura era el Antiguo Testamento, lás pala- bros de Jesús, consigñadas en los Er¡aágelio!, no tenían menos',¡alor (ZTim 3,14-15). e o $.1 Nicodemo: una familia cionada por el historiador Flaüo bió conocerlo p€rsonalmente. Nicodemo fue a Jesús como a un maestro en religión. Pero lo que le faltaba .o "ru, i;i;;: señanzas nuer/as ct¡anto una renor¿ación interior. Por más de.que_se vaya acumulando áxperiencia y sabiduría (y tal vez a causa de ellas), bodernos ser personas enuejecidas, al igual que Nicodemo- 9. Hpy que nacer de nueuo v nacer de arríba; el término que se lee aquí en-er Errangelio puede significar t-anto Io unb co*olo o"tro. 5. Noce r del Espírítu. EI protela Ezequiel ha- bía.anunciado una resurreccién del puebitá¿-i;- rael.al paso del Espídtu (e, 3Zl, p.r.i.láius anun- cia Io que será Ia experiencia caiacterística de la c.onversión y del bautismo cristiano. por eso aña- de aquí nacido del aguo, que no'estaba en 3,3. - 8. El uíento sopla donde quiere. En la Biblia la rnisml pqluhf 'significa 'edpiritut I .ri"nto-: gs er :oprg oe rjios. Jesus se refiere tanto a la li- bertad del Fspírifu que inr.rade a la persona que quierg, corno al Espíritu que enseña'lo que esca- pa a la razén Pero hay Slgq muy nuevo: la vida cristiana no consisüra en la obserr¡ancia de una ley, au"q"" iá ley sqa necesaria. cuando el .r"yent-e hávu sia" introducido en la comunión con úios, rü 'uÍJu-;;--tera,seÉ inspjr-adq- por el Fspíritu y seÉ atraída porla perfección diüna. : . qt Espíritu está obrando.en lo más íntimo e inspira una nuer,¡a rnanera de'pensar, de senür, de amar a las personas y1q exiitencia. Ei-créieÁ: te se siente a guslo.cor.t Dios y.sin temor. Cbrn- prueba qqe su-üda no Ia orieñta tanto ál rnismo ti#3""X.lT:Ji:á1, *J,lH.* equivoca ar ha- poderosa, men- Josefo. Juan de-
  • 5. JUAN 3 tó: nEn verdad te digo: El .que no renace del aqua Y del EsPíritu no bü.áé Intrar e"n el Reino de Dios' 6 Lo que nace de la carne es carne, Y lo que nace del EsPíritu es esPíritu' 7 No te extrañes de que te haYa dicho: "Necesitan nacer de nuevo á"iá. arriba". I El viento sopla donde ouiere. v tú oyes su silbido, Pero no dabes'dá dónáe viene ni adónde va' Lo mismo Ie sucede al que ha nacido del Espíritu., e Nicodemo volvió a Preguntarle: n;Cómo puede Ser eso?, io Réspondió J'esusr *fú eres maestro en Israel, y ¿no sabes estas cosas? o I t En verdad te digo que nosotros hablamos de lo que sabemos, Y damos testimonio ile lo que hemos visto, pero ustede-s no ac.eptan nues- tro tesiirnonio. '' Si ustedes no creen iuando les hablo de cosas de la tie- 204 rra. ¿ cómo van a creer si les hablo de coiás del Cielo? I3 Sin embargo, nadie ha subido al Cielo sino sólo el que ha bajado del Cielo, el Hijo del Hombre. t4 Recuerden la ser¡2iente que Moi- sés hizo levantar en el desierto: así iarnbién tiene que ser levantado el Hijo del Hombre, 15 Y entonce,s. tg4o el'que crea en él teñdrá Por él vida etema 16 iAsí amó Dios al mundol Le dio al Hijo Unico,.parq que quien cree en él nó se pierdá, sinó que tenga vida eterna. '? Dios no env!ó a! Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que se salve el mulqo gracias a 'é1. 't Para quien cree en él no hay jui- cio. En carnbio, el que no cree Ya se ha condenado, PoL .el f,.gShP de no creer en el Nombre del Hijo único de Dios. No pensemos que con el solo hecho de recibir d u'ói'J"i-¡u=tutismo se empi ea .a üür. según el Bpñt", ,ino que norrnal*o,tq quien se bautiza es Doroue rn tieñá-áis.rti idea ¿e lp qug es le .'du ñ;-'"1 É."iriü. §iñ;-bargo incluso los adultos, ñ¿ ; ñáñ'ó'táp"áaó d" Érnejor manera pala 9l üutismo, d¿beñ tener Pgggtci?; en la qSyon3 de los casos es€ renocer del Fgpíritu 5 solo- el -co- ;t;;átt"; nueve meses durarlte.los cuales hay A;¿ ii",ra; con9lgg el nuer'ro -yo.",,"1-tt1P-"-t!93 ioou"rar¡te. Al-final la nueva üda en el tssplntu comenzz¡É a mostrar su rostro Nicodemo ercI un hombre religioso; Pero ¿por. qué vino de noche? Pogi,blemente porque ho que- frá-aniesgar ilr"p"tución.o po #g mezclarse ' 11. ¿Por qué aparece este nosotros? M"J otobuble*?nte porqué es el comiewo de uno de á;t dñ;;;;ñ q,lá.¡*" expresa.' a l¡a ,sanza de *;E¿t;¿;6-qü¿-hs palqbras de Jgstrs iban a ;i;"iii*;;á;á É:iglesiá- En estos discursos el Eña¿kta- se sientá solirCario con los otros testi- G ¿Ü $;G; v. p"; ásta razón pone en bocá de Jesus *nosotros *, jÍH¿:.ll5geetifá,:rÍ'#,t?.f iiffi ü,? J§.ialO'J4 ci.lo (3;13), tal conio.se r¡olverá a ver en el capihrlo 6. Jesr.¡s acaba de dar la revelación dgl un nuevo nacimiento. Este 'Íer:Elcer del F-spílt": exige que se harn reconocido - el misterio- del ktijo de ¡.llos ñ; ;ñ;;6;'hó*bies pata sqf!r-,. resúcitar v l,e- ñ-á-ru""iá ¿á áhracióh (3'11:17)- 14. El Hiio ha balado det cielo, per'o tiene qr"1á, t"u"it"do. So-n palabras enigmlp:f::: ¡ios inütan.a mirar de frente lo 9u€,-en eJ plan.de óiór, es máI áifícil de aceptar; én Juan [á expie' sión wr leuantodo se refiere tanto a la cn¡z co- mo a la resurrección. Jesus recuerda Io' *rpiente que M9i*s hizo teÁ"tii en el desierto. ibte epi§odio de la Biblia Ñú* 21) era figura de la suerte qug ggrrena Je ;,fr rr¿r; bs iudíos ciertamente nó habían descu- Uiertó ar.rr¡ el senüdo de ese mensaje. Los oyentes de Jesús espe¡aban una ven[da de Oi"s rí"- condenar al 4{ndo y castigqr q lgt malos. üos en cambio enüaba a su propio Hijo á l" ct* wra soluor al mundo- 16. EI término mundo tiene r¡arios significa- dos; áquí se trata del mundo que. encuentra el creyen[e en su vida cotidiana' un mundo qYe orá¿" ser aqresor o comrptof, lo -que no impide áüá át crevánte se sienta-habitualmente 'en'su il";á;t. Ét mundo es la cultura que recibió al ;jiásá. al mundo-, son aquellos que lo 'rodean y que no comParten su fe. Ese mundo está hecho de criaturas de Dios, *rló" [ot hombres quignes han puesto orden áñ-át,-p"tqr. hay mil maneras de.pelcibir lo que ñór-iüea, de p?eferir o ignorar las:cosa.s y L?.s Dersonas. de rralorizarlas, de desearlas y de -utltr á;1";. Ahora bien, es un hecho que los horybrqp, .*""ila"s por el espíritu del mal, han introducido iiári,Ér. el mal en Io que hacen. Por eso el cristia- áó 'rL'mantiát á' "n §uardia; rio pl-¡gde amar al --*J";h"gát dóseá é1, ii"" qud,arná al mundo át órno Do-s lo ama, es decir,- esforuándpse por corregirlo y.sal'.rarlo. : ' Vánse también Jn'15,19 Y Jn 2,15' - 18- El Espíritu de Dios .está.siempr§ activo en ef mu"¿ó t Wro hasta la venida del Enüado de ói"r t"a" árá confusión. Cuando venga la luz, ;i, el juicio; también se podría traducir iuicío . 22 Después de esto, Jesús se fue con sus discípulos al territorio de Judea. Allí estuvo con ellos y bau- tizaba. a Juan también estaba bauti- zando en Ainón, cerca de Salín, por- que. allí habÍa mucha ?gua; la ggnte venía.y se hacía bauti zaÍ. 2o (Esto ocurría antes de que Juan hubiera sido encarcelado). 25 Un día los discípulos de Juan tuvieron una discusióh con un judío sobre !a purificación espiritual. 26 Fueron donde Juan y le dijeron: *Maestio, el que estabá contigo al otro lado del Jbrdán, ! €n cuyo Tavor tú hablaste, está ahoia bauti2ando y todos se van a é1., . 27 Juan respondió: .Nadie puede atribuirse' m᧠de Io que el Cielo Ie quiere dar. 28 Ustedes mismos son testigos de que yo dije: Yo no soy el Mesías, sino el que ha , sido enviado 205 re Esto requiere un juicio: Ia luz vino al mundo, y los hombres prefi- rieron las tinieblas a Ia luz, porque sus obras eran malas. 20 Pues el que obra el mal odia la luz y no va a la luz, no sea que sus obras malas sean descubiertas y condenadas. 2t Pero el que hace Ia verdad va a la luz, para que se vea que sus obras han sido hechas en Dios., El último testimonio de Juan Bautista JOAN 4 delante de é1. 2e Es el nov¡o quien tiene a la novia; el arnigo del novio está a su lado y hace lo que él Ie dice y se alegra con sólo oír Ia voz del novio. Por eso me alegro sin reser- vas. 30 Es necesario que él crezca y que yo disminuya. 3'. El q.ue viene de arriba está por encima de todos. EI que viene de Ia tierra pertenece a Ia tierra y sus pala- bras sbn terrenales. El qué vien'e del Cielo, 32 por más que dé testimonio de lo que allí ha visto y oído, nadie su testimonio es como reconocer que Dios es veraz. ]4 Aquel que Dios ha enviado ha- blu las palabras de Dios, y da el Es. píritu sjn medida; " porque el Pa- dre ama al Hijo y ha puesto todas las cosas en sus manos. 36 El que cree en el Hijo vive de vida eterna; en cam_bio, el que_ no cree en el Hijo tendrá sue enirentar un iuicio de Dios; nunca conocerá Ia vida,, . Jesús y Ia samaritana W' ' El Señor se enteró de que L3 los fariseos tenían noticias de él; se decía que Jesús bautizaba y atraia más discípulos que Juár, 1 aunque de hecho no bautizaba Je- sús, sino sus discípulos. 3 Jesús decidió, entonc€s, abandonar por discemimiento. El que en-el mundo viüa ya iegún Dos, irá a Jesús.'EI solo hecho de acepár esa luz. .de cuestionarse v de 'cuestionar al mun- do, de comenzar la obá de purificación que se cbntinuará en tma üda de lglesia, es ya un discer- nimiento en acción. El que cree ha entrado en el mundo definitivo en el que se vive la experiencia de la reconciliación y de, la unión con Dos; no tendrá pgr ta¡rto.que- rr¡so¡r Wr un juicío (3,36) en la h¡z de Dios al -momento de la muerte. Los que no creen en el Hiio en cambio se quedan en ü mundo de medias üerdades; * día éualquiera su universo §erá puesto én tela de juicio. 2L:. fl que hoce la uerdad, igual que se hace el bien o el mal. Actuar en la verdad. Lo que se pide no es hacer rnás y más obras (6,281 sino realizamos a nosotros mismos en la luz, la cohe- rencia y la belleza ínterior de la persona. . 22. Numerosos discípulos de .luan Bautista . no reconocieron a Jesús. Les impresionaba et, ejemplo de su maestro, hombre n¡do y muy fran- co en sus palabras, comedido en la óomida v la bebida. Estában demasiado apegados a su m«íde- Io como para acoger algo diverso y se quedaron esperando el castigo del mundo y de los malos. Atrnque se.haya -recibido mucho -de'sus padres y modélos, qlgúñ día habrá que independárse'd- ra seguir plenamente a Jesús. - El nouio y la novia, véase M|22. 36. Véase en 3,18. . 4.1 Btamos ante un nuevo tesümonio so- bre Jesús. El'hecho es muy sencillo. Jesus se en- contró con una mujer. samaritana y le pidió de beber. No sabremoí nunca lo que se dijó, ni cc- mo pudo Jesús impresioriar a Iá gente áe'esa a!- dea cuando se detwo allí (Véase-Lc 9,51). Juan consinrye ese diálogo tal como lo hizo para las bodas de Caná y para la pregunta de Nicodemo. Conservó algunás'palabras, d-.r. te-nían un senti- do para la mujer, pero que para Jesus ibán mu-
  • 6. JUAN 4 Judea y voMó a Galilea. o Para eso tenía que pasar por el país de SamaúE 'y fue ásí como llegó a un pueblo de Samaría llamado Sicár, cerca de Ia tierra que Jacob dio a su hijo José. 6 Allí se encuentra el Wzo de Jacob. Jesús, cansado por Ia caminata, se sentó al borde del Wzo. Era cerca del mediodía. ? Fue enlonces cuandó una mujer samaritana llegó para sacar agua, y Jesús Ie dijo: *Dame de beber., 'tos'discípulos se"habían ido al pueblo para comprar algo de comer. e La samaritana Ie diio; n¿Cómo tú, qye eres judío, me pides d'e beber a ffií, que soy una mujer samaritana?, (Se sabe.gue los judíos no tratan con tbs samariianos)."0 Jesús le dijo: *Si conocieras el don de Dios, si supie- ras quién es el que te pide de beber, tú misma le pedirías agua viva y él te la daría., ri Ella le diio: nSeñor, no tienes con qué s_agar. ag[ua y el pozo.es profun- do. ¿Dónde vas a conseguir esa agua viva? tz Nuestro antepasado Jacob nos dio este pozo, del cual bebió é1, sus hijos y sus animales; ¿eres acaso más grande que él?, ¡3 Jesús le dijo: *El: que beba de esta agua volverá a tener sed, tr pero el que beba del agua que yo le da¡é nunca volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en é[ en un chorro que salta hasta la vida eterna., 206 15 La mujer le dijo: nSeñor, darne de esa agua, y así ya no sufriré la sed ni tendré que volver aquí a sacar dgud.» '6 Jesús le dijo: nVete, llama a tu marido y vuelve acá., t7 La mujer contestó: *No tengo marido., Jesús Ie diio: *Has dicho bien que no tienes m'arido,'t pues has tenido cinco maridos, y el que tienes ahora no es tu marido. En eso has dicho la ver- dad., re La mujer contestó: .Señor, veo q.ue eres profeta. 20 Nu.estros padres siempre vinieron a este cerro para adorar a Dios y ustedes, los judíos, ¿no dicen que Jerusalén es el lugar én que se debe adorar a Dios?, 2t Jesús le dijo: *Créeme, mujer: Llega la hora en que ustedes adora- rán al Padre, pero ya no será *en este cerro' o 'en Jeiusalén". " Ustedes, los samaritanos, adoran lo que no conocen, mientras que nosotros, los judíos, adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los ju- ilíos. 23 Pero llega Ia hora, y ya esta- mos en ella, eD que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espí- ritu y en verdad. 24 Entonces serán verdáderos adoradores del Padre, tal como él mismo los quiere. Dios es espíritu, y los que lo- adoran deben adorarlo en espíritu y en verdad.l 25 La mujer le dijo: *Yo sé que el Mesías (que es el Cristo); está por venir; cuando venga nos enseñ ará cho rrÉs leios. Una vez más nos lleqan las palabras de Jesús á tavés del carisma proTético de Jt¡an. [¡ rnuier es samaritana v están muv cerca del rnonte Gáriam. Hacía un íiglo y medio que los judíos de Juan Hircano, hijo de Simón (2Ma 'L6,23) habían conquistado la Samaria, destruido el templo de Crarizim (4,20) y arrasado la ciudad de Siquerrr: los samaritanos, pues, no podían es- tarles muy agradecidos. 10. Jesus pidió de beber y ella le ofrece agu¿r de pozo, siendo que debía dar el agua uiuo (el sentido habitual es: el agua de río) que es el Espí- ritu de Dios. 17. L-a muier había tenido cínco maridos, y para Jesús esó representaba la historia del pue- bb samaritano, siémpre dominado por algun'im- oerio (como los cuatro reinos de la üsión de Dn 2l; el único esposo verdadero se les daba ahora en Ia persona del Mesías. 19. Jesús se encontró con la hostilidad de dos oueblos u la división reliqiosa. No reneqó de las bromesaí ¿e Dios a Daüif, según las cuafes h uni- dad del oueblo de Dios se realizaría en tomo a si¡s descendientes en Jerusalén. Muy prontó Jqsqs ha- ría una promesa muy semejante a Pedro. Arruncia la suoresión de los límites oue rnantienen las dF versa's religiones palzt que réine la adoración en espíritu y en uerdad. 24. Adorar en espíritu. Dios no de nuestros rezos, sino de la sencillez se regocua y la trans- parencia del que rqa. Adorar en uerdad, porque el Espíritu será 207 todo-, 26_Jesús le dijo: *Ese soy yo, el que habla contigo., 27 En aquel momento llegaron los discípulos y se admiraron al verlo hablar con una mujer. Pero ninguno Ie prgguntó qué_quería ni de-qué hablaba con ella. 28 La mujer dejó allí el cántaro_ y corrió al pueblo a decir a la gente: D- *Vengán a ver a un hom- brJ que me ha d¡cho todo lo que he hecho. ¿No será éste el Cristo?, r Salieron, pues, del pueblo y fueron a verlo. 3r Mientras tanto los discípulos le insistían: *Maestro, corTr€.» 32 Pero él Ies contestó: *El alimento que debo comer, ustedes no lo conocen., 33 Y se preguntaban si alguien Ie habría traído de comer. ]4 Jesús les dijo: «Mi alimento es hacer la voluntad de aquel que me ha enviado y llevar a cabo su obra. 35 Ustedes dicen: "den- tro de cuatro meses será tiempo de cosechar'. ¿No es verdad? Puei bien, yo les digo:-Levante¡ Ia vista y miren los campos: ya están amarillentos para la siegg. s El segador ya. recibe su paga y junta el grano para la vida etema, y con esto el sembrador tam- bién participa en Ia alegría del sega- dor. , " Aquí vale el dicho: Uno es el que siembra y otro el que cosecha. s Yo los hg enviado a ustedes a cosechar donde. otros han trabajado y sufrido. JUAN 4 Otros se han fatigado y ustedes se han aprovechado de su Eabajo., 3e Muchos samaritanos de aquel pueblo creyeron en él por las palaÉras de la mujer, que declalaba: *El me ha dicho todo Io que he hecho., oo Cuan- do llegaron los samaritanos donde é1, le pidierori que se quedara con ellos. V se quedó allí dos días. o' Muchos más creyeron al oír su palabra, o, y decían g, h mujer: *Ya no creemos pór lo que tú has contado. Nosotros rnismos' lo hemos escuchado y sabgllos que éste es verdaderaménte el Salvaáoi del mundo., t3 Pasados los dos días, Jesús par- tíó de allí para Galilea . o: El frábia afirmado que un profeta no es reco- nocido en su propia tierra; 45 sin ernbargo los galileos lo recibieron rnuy bien al llegar, porque habían visto todo Io que Jesús había hecho en Jerusalén durante _la fiesta, pues ellos tarnbién habían idq a Ia fiesia. Jesús sana al hljo de un funcionario . .o 6 Jesús volvió a Caná de Galilea, donde había convertido el aqua en vino. Había un funcionario r"eát ¿; Cafarnaúm que tenía un hijo enfermó. 47 Al saber que Jesús habíá vuelto de Judea a Galilea, salió a su encuentro para pedirle que fuera a sanar a su h,jo, que se estaba muriendo. dado solo a quien brq§. la verdady üve según la verdad en un mundo de menüras. É buen co"razón no basta, sino que hay que pr.rificar la inteligencia: hay que podar muchas éertéas y sistemas de per¡-.- sarniento, incluso en el terreno de la religión y de sus prácticas, para abrirse al misterio -de Dios. 2§. Juús. dio a lq mujer una pequeña señal profética y -ella no pidió níaS para 'creer sino que salió inrnediatamente Dara comunicar esta nove- dad. Jtnn no dice que dio de comer a Jesús, p€ro es probable, y Jesus plantea Ia cuesüón esencial del alimento verdadero (Dt 8,3). 95.. Después- de una larga historia, para el pueblo de Dios ha llegado á momentó'en que iuede y debe convertilse al Eruangelio El -segador ya recíbe su paga: Jesús hace una afirrnación que tiene un sentido muy am- plio. Tal vez en'el versículo 36 haya que en- iender la alegría compartida del Paáre que ha sembrado y del Hi¡o que cosechará. En cam- bio en el 37 Jesús y sus discípulos no han tra- bajado inútilmentg. Otros habían trabajodo. Jesús alude a quie- nes ünieron antes de él: los profetas y en, esp€- cial Juan Bautista . ..39. Aquí Juan nos devuelve a la realidad; nos hallamos en uri¿r aldea.de Samaria, con personas como nosotros, a las que-Jesús dabió hublui ""un.lenguaje .que pudieran entender. Creyeron a su manera, como- ocurre con una gran mayoría de personas que nunca han tenido formáción doctrinal. Y üvieron en la üda ordinaria, tal vez sin saberlo, los pequeños sucesos que loé prepa- raban para encontrarse un día coñ :el soluo áor ': . 46. Con mucha probabilidad se trata del ryi.smo- milagro narrado en Mt 8,5, en que la fe del padre fue presentada corno ejemplo; - - . .
  • 7. JOAN 4 48 Jesús le dio esta respuesta: *Si ustedes no ven señales y prodigios, no cr€€n.» 4e EI funcionario le dijo: uSeñor, ten la bondad de venir antes de que muera mi hijo., 50 Jesús le contestó: nPuedes volver, tu hijo está vivo., El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. 5¡ AI lle- gar a la b.ajgda de los cerros, s€.topó con sus sirvientes que venían a decir- ie que su hijo estaba sano. 52 Les pre- guntó a qué hora se había mejorado él niño, y I" contestaron: *Ayer, a la una de Ia tarde, se le quitó Ia fiebre., 53 El padre comprobó que a esa misma hora Jesús le había dicho: *Tu hijo está vivo., { creyó él y toda su farnilia. 5. Esta es la segunda señal mila- orosa oue hizo Jesús. Acababa de íolver de Judea a Galilea. El paralítico de Ia piscina de Betesda ffi ' ' Después de esto se.celebra- I *" I ba una fiesta de lgs judíos, y Jesús subió a Jerusalén. ' Háy en Je- rusalén, cerca de la Puerta de las Ovejas, una piscina llamada en he- breo Betesda. Tiene ésta cinco pórti- cos, 3 y bajo los pórticos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, tullidos (V paralíticos. Todos espera- 208 ban que el agua se agitara, o porque un ángel del Señor bajaba de vez en cuando y rernovía el agua; y el pri- mero que se metía después de agi- tarse el agua quedaba sano de cual- quier enfeimed'ad que tuviese.) 5 Había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfer- mo. 6 Jesús lo vio tendido, y cuando se enteró del mucho üempo que esta- ba allí, le dijo: *¿Quieres sanar?, ' El enfermo le contestó: *Señor, ño tengo 'a nadie que me meta en Ia piscina cuando se agita el agu d, y mientras yo trato de ir, ya se ha metido otro., B Jesús Ie dijo: *l evántate, torna tu camilla y anda., s Al instante el hom- bre quedó sano, tomó su camilla y emPezo a camlnar. Pero aquel día era sábado. ¡o Por eso los judíos dijeron al que acababa de ser curado: *Hoy es día sábado, y la Ley no permite que lleves tu cami- lla a cuestas., rr El les contestó: *EI que me sanó me d!jo: Toma tu cami- Iia y andr!.» '' Le preguntaron: *¿Quién es ese hombre que te ha dicho: Toma tu camilla y anda?, '3 Pero el enferTno no sabía quién era el que Io había sanado, pues Jesús había desaparecido entre la multitud reunida en aquel lugar. 'o Más tarde Jesús se encontró con él en el Templo y le dijo: *Ahora estás sano, pero nó vuelvás a pecar, no sea que te suceda algo p€or.» I I I I I I a8. jesr¡s *, refiere, no al padre, sino a Ia ac: titud habitual de la gente que acud e a é1. Es un hecho que rnuchos de los que se acer- caban a Jesús yenían en busca de milasros; su -fe- muy grande, que Jesús admiraba á veces, (Mt 15,281 Ro era la garantía de que entrarían alqún día en el misterio del Hijo crucificado (3;14). Entre tantos que le pedíah su cúración, ¿cuántos serían discípulos que cargan con .su éruz? Jesús se asombra de ásta coñtradicción,'.' qüe continúa sieñdo un interrogante tarnbién en el pueblo cristiano. DaÉ respuésta en Jn 6;45. . 5.1 ¿Por qué fue Jesus a la piscina de Betes- da? Se sabe ahóra que dicha piséina era un ltrgar- Daaano. dedicado a Esculapio. el dios de la, salud. Colriar,'nxrrores de que a[í se mejorabán los en- fermos, y los judíos piadosos, escandalizados al oír que los'áosei pagarios tenían tal.pcder, afirmaban qu:e eso no se debía a Esculapio, sing a un ángel del Señor..En 5,3-4, una frase, que falta en los antiguos manuscritos, recuerda estos comentarios. Allí iban qüenes tenían una fe no mr4¡ exigente, y también fue Jesus, pero a br:scar al pecador que En este lugar milagroso rnuchos esp€raban y pocos se sanában. H Jrornbre que está solo -no tengo a nadie-, !o se puede salr¡ar por sí misrno, necesita un salr,¡e"dor, Jesrs. 14. Jesús recuerda al enferrno que su falta de fe lo condujo al santuario pagano, donde-bsperó inútilmente treinta y ocho años, igual que en tiempos pasados los- israelitas habíañ estado re- clúdos keinta y ocho años en el oásisrderCadés, antes de que pudieran entrar en la Tierra Prome tida. Juan anotó esta coincidencia. Comprendió también que la curación en la piscina era la figura de lo qu" sucede en el bautismo. La adverteñcia de Jesús r,¡ale también para los que se conü erten y P bautizan: No uueluas a pecar. 2a9 t5 El hombre se fue a decir a los ju- díos que era Jesús el que Io había curado. 16 Por eso los judíos perse- guían a Jesús.,, porque hacía tales óuraciones en día sábado. t7 Pero Jesús les respondió: *Mi Padre sigue trabajando, y yo también trabdjo., rB Y los judíos tenían más ganas todavía de matarle, porque ádemás de quebrantar Ia ley d¿]l sába- do, se hacía a sí mismo igual a Dios, al llamarlo su propio Padre. JUAN 5 todo lo que él hace, y Ie enseñará cosas mucho más grandes que.éstas, que a ustedes los dejarán atónitos. 2t Como el Padre resucita a los muertos y les da Ia vida, también el Hijo da Ia vida a los que quiere. 2 Del mismo modo, el Padre no juzga a nadie, sino que ha entregadcí al"H¡io la responsabilidad de juzgar, 23 paia que todos honren al Hijo como hon- ran al Padre. El que no honra al Hiio, tampoco honra al Padre que lo ha enviado. 24 En verdad les digo: El que es- cucha mi palabra y cree en el que me ha enviado, vive de vida eterira; ya no habrá juicio para é1, porque ha pasado de Ia muerte a la vida. - 25 Sepan qlle viene la hora, y ya estamos en ella, eñ que los muertos oirán la vcz del Hijo de Dios, y los La obra del Hijo: resucitar a los muertos o re Jesús les dirigió la palabra: *En verdad les digo: El Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino sólo lo que ve hacer al Padre. Todo Io que haga éste, Io hace también el Hijo. 20 Et Padré ama al Hijo y le enseña Este, milagro no fue peciido; el paralítico no lo mereció por sus obras ni tampoco por la fe en el poder de Jesús, quien sin embargo hace la obra del Padre sin detenerse ante las críticas más leqí- timas. Jesús se dará a conoc er en el Ternplo del Dios verdadero, sri Padre. 17. Jesús sana en día sabado. Este hecho im- oresionó fuertemente a los cuatro Evanqelistas: iuat desarrollará aqui una interpretación -del g"tl to de Jesús. Mí Padre sigue trafujando. Era un tema de discusión entre-los maestros de la Ley: ¿acaso: Dos sigue traba¡ando en el mundo, si después de la creación descansó? Jesús se pronuncia: si bien los hombres descansan en homenaje a Dios, él no d,escans y no han cesado sus atenciones para con las personas. En el discurso que sigue se repite siete veces la palabra sábodo y catorce veces la expresión el Pa'dre. Como ocuáe en el Apocalipsis, las pala- bras repetidas siete veces son las palabias claves de la sección. ¡ Aquí se trata de la entrada en una ñueva era. Hasta entonces la Ley y el Sábado,- incluso con rnayúscula, no tenían"ni corazón ni figura, mien- tras que para'Jesús, áún sin apariciones'ni ma- nifestaciones divinas y ni siquiera .plegarias,. el Padre está siempre presente y es ámado. 18. Se hacía igual o Dios. Juan puso aquí de- lante de "Dos' la- marca de los nombres dá per- sonas (véase en Jn 1,2). Muy a menudo, cuahdo leernos "Dios" en el Nuevo Testamento, debe- mos entender el Padre. Jesús es igr.ral al Padre; a pesar de ser ei Hijo, no es un rival y tarnpoco hay dos dioses, porque é1, que' lo ha recibido to- do, le dewelve io¿ó lo dué es. Juan recordará nurnerosas vecés este misierio. Véase la nota en Fil2,6. . 19. Aquí comienza un discurso que ocupaÉ ei final ciei capítulo y .que acaba en el párrafo 7,79-24, desplazado-ahbra.de su lugar briginal no se sabe por qué razones No se puede separar la revelación del Padre de Ia fe en-el Hrjo,qire üno a nosotros. Jesús afir- ma claramente áu"'no üno para reformar Ia reli- gión sino para acabar la obra de su Padre en el mundo; Ias palabras que resaltan en su discurso son: el-Hfio que imita al Padre, la resurrección, el lricio, los testimonios y en la úlüma parte (7,19- 24l Moisés y la circuncisión. 19. [-a imitación del Padre. Aun cuando ten- gamos que cultiyar en nosotros los sentirnientos y las aspiiacioneb de Jesús (Fil 2,5), ninqún textó fuera de lTes 1,6 habla de una *imifación de Cristo", porque su üda, aunque perfecta, és sólo una imagen particular y limitada de la perfección diüna. Ni las mujeres, hi los padres de-farnilia, ni la gente del siglo )fiI podrían er en todo como Jesús, el judir Imitar ál Padre solo será posible en Ia medida en que el Espíritu de Jesús nós per- mita ver cómo hoy se aplicari a nosotros las ien- tencias de Jesús (Lc 6,36). 24. El Er¿angelio de Juan hablará repetidas veces de la vidt etema que recibirnos de3de va. Sus contemporáneos, cómo la mayoría de fos nuestros, veían la etemidad como una duración ' que s€ prolonga indefinidarnente, y nadie puede pensar diversamente si no s€ apoya en una refle- xión filosófica o en una experiencia espiritual: Resucitar es mucho más que *volver a la 'vi- da"; h palabra sólb tiene sentido para los Evan- geJistas si _se nace a una üda nueva, transforma- da. Para Juan la üda eterna no es otra que un estar en Dos, y esto es posible de dos rnan€rás: la primera es la resurrecciOn en el último día, que nos hace renac er de Dios; la otra es un renaéer propio de la experiencia cristiana y,que ya nos da : acceso al rnundo definitivo (Jn-6,47;7L,25).
  • 8. JUAN 5 que Ia escuchen vivirán. 26 Así,como el Padre tiene vida en sí rnismo, tam- bién ha dado al Hiio tener vida en sí mismo .2' Y ademái le ha dado auto- ridad para llevar a cabo el juicio, porque es hijo de hombre. 2t No se asornbren de esto; Ilega Ia hora en que todos los que estéá en los sepulcros oirán rni ,voz. t' I=os que obraron el bien resucitarán pára Ia vida, per.o los que obraron el mal irán a la condenación. : o 3o Yo no puedo hacer nada por mi cuenta, sino que juzgo conforme a lo que escucho; así mi juicio es recto, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad de Aquel gue me envió. '' Si yo hago de teltigd en mi favor, mi testimonio no tendrá valor. 32 Pero Otro está dando testirnonio de mí, y yo sé que es verdadero cuando da testimonio de mí 33 Ustedes mandaron interrogar a Juan, y él dio testimbnio de Ia veldad. 34 Yo les recuerdo esto Dara bien de ustedes, para que se saiven, porque personalmente' yo no me hago reco- 210 mendar por hombres. 'u Juan era una antorcha que ardia e iluminaba, y ustedes por un üempo se s[ntieron a gusto coh su luz. 36 Pero yo tengo un testimonio que vale más que el de Juan: son las obras que el Padre me encomendó realizar. Estas obras que yo hago hablan por mí y muéstran qu" el- Padre me ha enviado. 37 Y el Padre que me ha enviado también da testimonio de mí. Ustedes nunca han oído su voz ni visto su rostro; 38 y tampoco tienen su palabra, pues no creen al que él ha enviado. 3' Ustedes escudriñan las Escrituras pensando que encontrarán en ellas la vida eterna, y justamente ellas dan testimonio de mí. 40 Sin embargo ustedes no quieren venir a mí pa-ra tener vida. o' Yo no busco la alabánza de los hombres. o2 Sé sin embargo que el amor de Dios no está en usté- des, o' porque he venido en nombre de mi Padre, y ustedes no me reciben. Si, algún otro viene en su propio nombre, a ése sí Io acogerán. n Mien- tras hacen caso de las alabanzas que 27. F) juício, rebordádo tan á menudo en la Biblia, se va desarrollando a lo larqo de toda Ia historia, aclarando lo que es conffiso para que a4rezcá el sentido de Iós acontecimientbs. fsten en juego a la vez el plan eterno de Dios y nue§- tras de-cisiones libres, y ambas deberán cdmpagi- nars«i. Jesr.rs resucitaáó, cabé za de la hüinanida?, estará orexnte en nuestras vidas v s'n Ia marcha del muhdo; él tiene en srls manoí los'elementos del encuenho final con Dos. Para todo creyenté, conforme Jesus es pres€nte y amado, el juiéio es- tá en marcha. : - E" *rioi lugares Jesr.¡s s€ presenta 'como el Hijo del hombre lvéas€ en el Léxico). Pero aqul, por una sola vez, Juan dice h¡jo de hombre,;.es decir, s€gún'un r-ndismo hebreo, un ser huma-. no: JesG es totalmente humano y salr¡a a la.hu= ' manidad dede adenbo. - . ,' , . . 30. El test¡monio. Al darse a conocer a los discfpulos de Jesús, Dios -se propone ante todo consegúr y desarrollar con ellos Lln? comunica- ción mutuq, muy di-fícfl de practicar con sus hijos de otra religión. Y la base de esas relaciones son la fe y la confiarua mutua. ta ciencia exige.razones, la fe pide testimo- nios, y por eso Ia a/a'¡gelización se hace con tes- timonios, y asf también se:construye la vida'cris- tiana. Quien sistemáticamente pone .en, dr¡da todo testimonio no está hecho p'ára la vocación cristiana, g €s lo que Jesus trata de hacer enten- der a sus oyentes. E[ mismo Hijo, Verdad de Dios, sólo quiso ser recibido. en t¡ase a tesümo- nios, 5n fueran de Juan Bautista, ya sus propios milagros. ¿Cómo distinguir lo verdadero de lo falso? Jesus dice que los que aman Ia ver¡dad recono- cen a los que la dicen. Si queremos reconocer a los mensajeros de Dios, nó debemos ser de los qqe burscan. ante .todo el aprovechamielto y los elogios (5,45), haciéndose esclavos de falsos va- lorás. E! quq busca la verdad reconocerá la ga- rantÍa, la gioria que Dio¡ otorga a los sgyós. A Dios Ie agrada que reeonozcamos a strs tes- tigos. Más aún, qúere que todos honren al Hüo y co-n esto se hagan dignos de su confiarza, pá- sando a s€r sr:s hiJos (1J3). 39. ¡Cuántas veces Jesús apela al Antiguo Testamehtó, que algunos hgy qr."ier¿tur estudiár y comentar como t¡na obra literaria, sin referirse a Aquél que anunciaba! Los tesümonios de la Escri- tura y los ,que el Esplritu sigue multiplicando en- tre nosotros se esclarecen mutuamente;-sin esta confrontación la fe se ahoqa v termina mtriéndo- se (Stgo 2,17):El gran prdveóho del estudio de la Biblia es que, junto con un nuevo'nacimiento, nos aporta la experiencia de la uida eterna ya poseloa ?11 se dan unos a otros y no buscan Ia qloria que viene del Unico Dios, [cómo podrán creer? o5 No píensen que seré yo quien los acuse ante el Padre. Es Moisés quien los acusd, aquel mismo en quien ustedes confían. ou Si creyeran a Moi- sés, me creerían también a rní, por- que él escribió de mí. 47 Pero si uste- d'es no creen lo que escribió Moisés, ¿cQrno van a creer lo que les digo lo ?» El pan de vida: la multiplicación A' ¡ Después Jesús pasó a la lgJ otra orilla del lago cie Galilea, cerca de Tiberíades. 2 Le seguía un enorme gentío a causa de las señales milagrosas que le veían hacer en los enfermos. 3 Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos. 4 Se acercaba Ia Pascua, la fiesta de los judíos 5 Jesús, pues, levantó los ojos y, al ver el numeroso gentío que acudía a é1, dijo a Felipe; '¿Dónde iremos a comprar Pan Para que coma esa gente?'6 Se lo preguntaba para óonerlo a prueba, pues él sabía bien io que iba 'a hacer. " Felipe le respon- dió: *Doscientas monedas de plata no alcanzarían para dar a cada uno un pedazo., t Otro discípulo, Andrés, hermano de Simón Pedto, dijo: e nAquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pesca- dos. Pero, ¿qué es esto para tanta gente?» 'o Jésús les dijo: *Hagan que se siente la (f€Dte.» Había mucho pasto en aquel lugar, v se sentaron los hombres en número áe unos cinco mil. tt Entonces Jesús tomó los panes, dio las gracias y los repartió entre los que estaban senta- dos. Lo mismo hizo con los pesca- JUAN 6 dos, y tgdos recibieron cuanto quisie- ron. '2 Cuando quedaron satisfechos, Jesús 4Uo a sus discípulos: nRecojan los pedazos qlle hu! sobrado para que no se pierda nada., 13 Los reco- gieron y llenaron doce canastos con los pedazos que no se habían comi- dol eran las sobras de los cinco panes de cebada. ¡4 AI ver la señal que Jesús había hecho, los hombres decían: *Este es sin duda el Profeta que había de venir al mundo., t5 Jesús se dio cuenta de que iban a- tomarlo por la. fuerza para proclamaql-o rgy,'y nuevamente huyó al monte él solo. '6 Al llegar la noche, sus discípulos bajaron a Ia orill a t7 y, subiendo a qnq barca, cruzaron el lago rumbo a Cafarnaúm. Habían vi§to caer la noche sin que Jesús se hubiera reu- nido con ellos, " y empezaban a for- marse grandes olas debido al fuerte viento que soplaba. 'e Habían remado como unos cinco kilómetros cuando vieron a Jesús que caminaba sobre el mar y se acercaba a la barca, y se llenaron de espanto. 20 Pero él iel ai¡o: *Soy Yo, no tengan miedo., '' Quisieron subirlo a la barca, pero la barca se encontró en seguida en la orilla adonde se dirigían. 2' Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del lago se dio cuenta que allí no había habi- do más que una barca y que Jesús no había subido con sus discípulos en la barca, sino que éstos se habían ido solos. 23 Mientras tanto algunas lanchas de Tiberíades habían airaca- do muy cerca del lugar donde todos habían comido el pan. 2o Al ver que nif t -o Jesús ni sus discípulos estaban allí, la gente subió a las lanchas y se diri- 47. La página en que terminaba el discurso ha sido desplazada y constituye ahora los w.7,18-24. . 6.1 Véase Mc 6,35 19. Jesús sobre el rnar: una hermosa imag€o, No se necesitaba nada más para que los espíritus racionalistas vieran en esto tan solo imaginación
  • 9. JUAN 6 gieron a Cafarnaúm en busca de Jesús. 25 Al encontrarlo al otro lado del lago, le preguntaron: *Rabbí (Maes- tro), ¿córno has venido aquí?, o 2u Jesús les contestó: uEn verdad les digo: Ustedes me buscan, no por- que han visto a través de los signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. 27 Trabajen, tro por el ali- mento de un día, sino por el alimento que permanece v da vida eterna. Este ie lo dará el Flijo det hombre; él ha sido marcado ion el sello del Padre,, EI pan de vida: , creer en el Hüo de Dios : : o 2= Entonces le pregunta ron: *¿Qué tenemos que hacei para tra- bajar en las obras de Dios?, 2e Jesús respondió: nla obra de Dios es ésta: creer en aquel que Dios ha enviado., 'o Le dijeron; *¿Qué puedes hacer? 212 ¿Qué señal milagrosa haces tú, para que la veamos y creamos en ti? ¿Cral es tu obr a? "" Nuestros antepa- §ados comieron el maná en el desier- to, según dice la Escritura: Se les dio a comer pan del cíelo., 32 Jesús contestó: nEn verdad les digo: No fue Moisés quien les dio el pan del cielo. Es mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo. 33 El pa! qug Dios da es A.que! que bala del cí.elo y que da vida al mundó., 14 Ellos dijeron: nSeñor, danos siem- pre de ese pdn.» 35 Jesús les dijo: *Yc sc¡-' el pan de vida. El que viene a mí nunca tendrá hambre y el que cree en mí nunca tendrá sed. 3u Sin embargo, como ya Ies dije, ustedes se nie-§an a creer aun después de haber visto. 3' Todo Io.que el Padre me ha dado vendrá a mí, y yo no rechazaré al que venga a mí, 38 porque yo he b;aJado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. 3n Y la voluntad del que me ha enviado El texto dice: *veinte o treinta e§tadios'. y el estadio equivalía a un poco más que 200 metíos- o 26- Es el pr-rnto de partida dei discurso en que Juan nos da, igual que en los capítulos ante- riores, la interpretación v el desarrofo proféticos de.los gestos y palabras áe Jesús. Jesús no habla de uer signos.o milagros, sino que les reprocha no haber-üsto i¡ tratfrs ,ii io¡ sjgno-s. YJustamente Juan diiá lo-que había que descubrir á través de los siqnos. Es-eüdente oue Jesús no pudo decir en Cáfarnaúm todo lo {ue se lee en este capítulo, pero seguramente ó.o- mentó cuanto se dice en el Dt 8,3 para luego pasar del pan al olimento q'ue pérmanece. . Z8.Comien za laprimera parte det discurso: Jesús da pan, y es el pan. Recdrdemos el sentido bíblico de este hilagró. Una muchedumbre, siem- pre syb-alimentada, reconoce en esta multiplica- ción del alimento las promesas de Dios paia los üempos definitivos: el pan dado a todos en abun- dancia, sin olüdar la came y el üno (ls 25,6). En el pasado Dios había dadó a los israelitas un alimen-to proüdencial, el ¡naná, cuarido.en el desierto les faltabq de todo (Ex 16; Núm 11). Pe- ro si Dos se confiirmáse coh ser nuestro biánhe- chor y sólo act-rdimos a él en busca de favores, tejrminaríamos en pedigüeños qüe, apenas agrá- decen y siempre píden-rnas. Es'lo qúe .pasó Éon los israelitas que, después de recibii él -maná se rebelaron coni-r'a Dios-y murieron en él desíerto. Ahora el don de Dircs es diferente. El pan oue baja del cielo no es una cosa, sino Alguián, 29..Blu parte del discurso estriba en,una pre- gunta de los judíos: ¿Cuáles son las obros eue Dios espera de nosotros? Y Jesus respond ez 'La obra es ésta: creer. El Padre nci exige -'obrbs-. o sea las prácticas de'una ley religioá, sino la ie. En el capítulo anterior Jesús afirrnó que su obra consistía en resucitarnos. Aquí indica la obra nuéstra: que creamos en el Enüado del Padre. No hay que interpretar inmediatamente el pan como figura de Ia'eucaristía, pues eso será el obie- to de la tercera parte del discurso, a partir dei 6,48. Aquí el pan es -lo que sale de ld boca de Dos' y gs- tanto la Palabra de Dios como el Hi¡o fuEdg del cíelg, qqe se- hace el alirnento espiíi- tual y Ia fuente de ücia del creyente. 32. Jesús carnbia el sentido de baiado del cíe- Io. No olvidemos que hasta la época'de Cop¿mi- co el cielo que está por encima de nuestras-cabe- zas coincidía con el Cielo en que reside Dios. EI maná cayó del cielo, pero JesG üno del Cielo. Jesus opone los verdaderos milagros, y también los milagros con que soñamos, a [o que es autén- ticamente de Dios. Los únicos bienes que cuen- tan son la etemidad y la resurrección,'y'los tene- mos eÁ é1,. : 1 '' La-palabra clave del discurso q' el pan.Por eso Juan la repite siete veces en cacia sécción de .este capítulo. Y siete ueces aparecerá la expre- sión: que ha bojacio del cielo. 37. Lo que el Padre me ho dado.lncluso en la lgiesia tan sólo encontrarán los caminos de Cristo discutido y humilde aquellos a quienes el Padre concede esta gracia. Cuando se dé- a los I 213 es que yo no pierda nada de Io que él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. oo Sí, ésta es Ia deci- sión de mi Padre: toda persona que al contemplar al Hijo crea en é1, ten- drá vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día., 4r Los judíos murmuraban porque Jesús había dicho: *Yo soy el pan que ha bajado del cíelo., az Y decían: .'Conocemos a su padre y a su madre, ¿no es cierto? El no es sino Jesús, e[ hijo de José. ¿Cómo puede decir que ha bajado del cielo?, 43 Jesús les contestó: *No murmu- ren entre ustedes. oo Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió. Y yo lo resucitaré en el último día. 45 Está escrito en los Pro- feta s: Serán todos ens eñados por Díos, y es así corno viene a mí toda JUAN 6 persong que ha escuchado al Padre y ha recibido su enseñanza. 46 Pues por supuesto que nadie ha visto al Padre: sólo Aquel que ha venido de Dios ha visto al Padre. 47 En verdad les digo: El que cree tiene vida etema. El cuerpo de Cristo, pan de vida . 48 Yo soy el pan de vida. oe Sus antepasados comieron el maná en el desierto, pero rnurieron: 50 aquí tie- nen el pan que baja del ci.elo, para que Io coman y ya no mueran. 5' Yo soy el pan vivo que ha bajado det cie/o. El qu. coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi carne, y lo daré para-la vida del mundo., sacrarnentos y a las obras buenas la importancia oue les coresponde, habrá que volver a esta afir- dración de Jesus: ningún esfuerzo personal pue- de sustituir la elección del Padre que llama a co- nocer a su H,jo según la verdad. 42. Lucas situa esta objeción en la sinagoga de Nazaret (Lc 4,22. Una cosa es creer en los profetas del pasado, celebrados después de 'su rnuerte, y otra reconocer a los enüados de Dios rnientras viven y son discutidos, especialmente cuando el Enuiado de Dios es un simple carpin- tero. Todaüa hoy hay que superar las mismas du- das v decidirse a escuchai a los enviados de Dios. Son pocos los que escuchan las voces que inütan á la pobreza-y al rechazo de los í.do- los. Díce'que ha bajado del cíelo. Ciertamente Jesus no lo dijo tan crudamente, pero lo había in- sinuado de las mil maneras que los o[os Er'range- Iistas recordaron. 43. [.a Biblia en el Exodo usa el verbo mur' murar o protestar; los israelitas desconfiaban de Dios v crilicaban a cada momento las decisiones de Móisés (Ex l§,24; 16,2;17,3).. 45. Algunos textos de los profetas indicaban el camino-por el que se iba a iuperar Ia reli§ión iudia. Después de la alianza de Dios en el Sinaí,. con sus leye¡ y sus. ritos, se abrirían tiempos nue- vos en quá Dós se comunicaría con cada r¡no de sus fiele!, de la rhisma manera que había heého con los grandes profetas (ls 54,13; Jer 31,34; Jl 3,1). Jeiús recuerda estas promesas. pero añade una orecisión: no se trata de qüe cada uno reciba revefaciones v lueqo pueda cieer que todo lo ha escuchado del Doí síno que recibiinos del Padre una inclinación a buscarlo todo en Jesús. Y en Jesús, como en el perfecto espeio de Dos, des- cubrimos la voluntad del Padre. En Jestls el Padre lo ha dicho todo, y las revelaciones más auténti- cas no pueden sino ller¡amos a é1. 47 . Jesris hace tin llamado a nuestra capaci- dad de creer, pues esta presencia de Ia üda -eter.- na no es'sentida habitt¡almente, aunque es fruto de una experiencia. Qüen ha.madurado en la fe y en la üda §acramental sabe reconocer en sí mismo, y más aún en los demás, continuas trans- formaciones que no por discretas son rnenos ri- cas y de inmenso r¡alor. . 48. En esta segunda parte det discurso, Juan ofrece tma interpretáción profética de las palabras de Jesús, dirigida totalmente al sacramenlo de h Eucaristía. En la primera parte decía: Yo doy el pan, pero ahora dicer Yo soy el pan. Todo lo que la lglesia enseña sobre la Eucaris- tía es solo la'conseá.rencia de la Íe en el Hijo de Dios hecho hornbre. Adoramos a Dios en espiritu y verdad, pero el hecho de que el Hijo de Dios se haya integrado en la creación haciéndose hombre, permiüó que los elementos de la creación fuerar¡ portadores de realidades diünas. La Eucaristía es un rito humano, -a veces ce- lebrado de una rrnnera dernasiado humana- lo oue no impide que tanto las ofrendas como los cdb- brantes estén inmersos en ese momento en el misterio de Dos. ¿Qyqson el cuerpo y la,songre de Jesús ya resucitado? Para nosotros es r.rn mis- terio, perg el.cuerpo aroca la unión de todos, y la sangre, [a üda. La Eucaristía, Céna del .Senor 0a Misa, como decimos comúnmente) es la ex¡iresióh más ftierte de nuestrá r.mión.con Di9-s ¿n Cristo.
  • 10. JUAN 6 52 Los judíos discutían entre sí: *¿Córno puede éste darnos a comer came?, 53 Jesús les dijo: *En verdad Ies digo que si no comen la came del Hijo del Hombre y no beben su san- gre, no tienen vida en ustedes. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre vive de vida etema, y yo lo resucitaré el último día. 55 Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. s El que come mi came y bebe mi sangre permanece en mí y yo en é1. t'Como el Padre, eu€ es vida, ñe envió y yo vivo por el Padre, así quien me corne vivirá por mí. 58 Este es el pan que ha bajado del cielo. Pero no como el de vuestros anfepasados, que comieron y. despué: m,urieron. El que coma este pan vtvtra para siempre. 214 ¿Quieren marcharse también ustedes? . 5e Así habló Jesús en Cafar- naúm enseñando en la sinagoga. 60 Al escucharlo, cierto número de discípulos de Jesús dijsrol; n¡Fste lenguaje es muy durol ¿Quién querrá escucharlo?, 6r Jesús se dio cuenta de que sus discípulos criticaban su discurso y les dijo: *¿Les desconcierta Io que hé dicho? 62 ¿Qué será, entonces, cuan- do vean a1 Hijo del Hombre subir al lugar donde estaba antes? 63 El espí- ritu es el que da vida, la carne no sirve para nada. Las paiabras que les he dicho son espíritu y vida. il Pero hay entre ustedes algunos que no Cfeen. » . Porqug. Jesús sabía desde el pfin- cipio quiénes eran los que no creían 52. ¿Cómo puede éste darnos a comer car' ne? Seqún los manuscritos más antiquos Juan es- cribió tcame", y no -su came-, citándo las mis- mas palabras de los israelitas que desconfiaban de Dios en el desierto (Núrn 11,4 y f 8). Pero Juan, que le gr.rsta jugar con las palabras, les dq aquí un' sentido difeireitet ¿Cómo'un enüado del cielo daría came al mundo, si lo que necesitamos es lo espiritual? Jesús contestaá en 6.63: oun- que esa carne rrrezca alimento terrenal, se hrata de compartir la üda de Cristo resucitado y tra4s- formadb por el Espíritu, y por eso dá uida. En la cultura hebraica corne y sngre signifi- can la totalidad del hombre en zu condición mor- tal. Jesús quiere que hagamos nuestro todo' su ser, V nos corntmica su divinidad. Es evidente que la córnr¡nión solo adquiere todo su sentido si §e hace bajo las dos especies de pan y de vino; por eso sólo hay eucarisüa si el celebrante, por lo me- nos, cornulga bajo las dos especies. Jesús, el verdadero cordero pascual (Jn 1,36), se ofrec e en sacrificio por el peóado del mundo y ller¡a a su cumplimiento los sacrificios por el pe- cado del Antiguo Testarnento. Ctimple, es.decir oue da la realldad donde sólo se tenia la sornbra üeb 10,5). Enhe los diversos sacrificios que se ofrecían en el Templo estaban los llamados de comunión, én que los fieles comían r-rna parte de la víctima. La- comían 'delante" de Dio§ (Dt L2,L8), r.rriéndose así a su'Dios, a quien quedaba consagrada la mejor parte de la víctima. . 59. Este capítulo de Juan recuerda que hay un orden. El pan üvo es Cristo mismo; después sigue su palabra, la palabra del que ei Ia. Pala- bra. t^a comunión tiene sentido y eficacia (si po- demos usar esa palabra) si se da en el marco de la Palabra de Dios que los creyentes reciben me- diante la lectura y la meditación bíblica, y medi- tan en las lifurgias en las que puedan escucharla, interiori zarla, cbmpartirla y retenerla. 60. Estos versículos tocan de nuevo la reali- dad: la crisis de los discípulos. Como ya s€ ha di cho, la crisis no se debió a que Jesus hubiera ha- blado de la Eucaristía, ya que era imposible e inútil hablar de ella en ese contexto. Lo que estaba en tela de juicio en Cafamaúm era la persona de Jesús y las pretensio-nes que s€ podían intuir a través de sus formas de ser y de hablar. No le bastaba que le escucharan y creye- ran, sino que les pedía creer en é1. Muchos no estaban dispuestos a dar tal paso y Jesus no se lo reprocha (v. 65). Jesús afirma Dor oué ha venido: el Hiio de Dios ha bajado a los hómbres para luego subir ol Iugar donde estaba antes, revestido de su came trínsfigurada por el F-spíritu. El Hijo de Dios ha subido"revestido de nüestra humahidad: el pri- mero de nuestra raza ha lleqado hasta Dios. Cuando el Hijo del Hombre ántró en la Gloria de su Padre, llevaba en sus hombros esa crea- ción entera que quería renovar y consagrar. A pesar de que según las apariencias la üda siguieia igual que antés, otro mundo, que es el veldadero, s€ hizo presente. Ahora¡ el Espírifu es- tá acfuando dentro de los qiqantescos remolinos que agitan y rewrelven la Érása humana. Cristo va consagrando este mundo invisiblemente, o sea, va háciendo que la humanidad llegue a su madurez mediante un sinnúmero de crisis y de muertes que prepar¿rn la resurrección. [-os oyentes de Jesus no podian comprender (6,61) el misterio del Hijo de-Dios que quiso hu- millarse y desprendersé de su gloria divina. Y también á nosótros nos cuesta creer en la obra diüna que prosique entré nosotros, en esta hu- manidaá tan irreíponsable que Dios ama; en es- ta lglesia tan indigna a través de la cual Dios rea- 215 y quién lo iba a entregar. 65 Y agregó: íComo he dicho antes, nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre., 66 A partir de entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y dejaron de seguirle. 6' Jesús pregun- tó-a los Doce: «¿Quieren marcharse también ustedesT, ffi Pedro le contes- tó: *Señor, ¿a quién iríamos? Tú tie- nes palabras de vida eterna. 6e Noso- tros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.» 70 Jesús les dijo: «¿No los elegí yo a ustedes, a los Doce) Y sin emb--arlo uno de ustedes es un diablo., 7r Jesús se refería a Judas Iscariote, hijo de Simón, pues era uno de los Doce y Io iba a traicionar. Jesús sube a Jerusalén ñ' ' Después de esto, Jesús iba LJJ de un lugar a otro por Galilea; no quería estai en Judea porque los judíos deseaban matarle.- 2 Se acercaba Ia fiesta de los judíos llamada de las Tiendas. 3 Sus herma- nos Ie dijeron: *No te quedes aquí, JUAN 7 vete a Judea _para que tus discípulos dq allí vean las obias que reaiizas. o Si uno quiere sobresalii, no actúa a escondidas. Tú, que haces maravi- Ilas, date a conocer al mundo.,,5 Sus hermanos hablaban así porque no creían en é1. 6 Jesús les contestó: .Todavía no ha llegado mi tiempo, mientras que para ustedes todo tiempo es bueno. ' El mundo no puede odiarlos a uste- des, pero a mí'sí que me odia, por- que yo muestro que sus obras son malas. I Suban ustedes a la fiesta; yo no voy a e.sta.fiesta, porque rni tiem- po aún no ha llegado., e Así habló Jesús y se 'quedó en Galilea. 'o Solamente después que sus herrnanos fueron a la fiesta subió él también, pero sin decirlo y como en secreto. ¡ I Los judíos lo estaban buscando durante la ffesla y pregun- taban: *¿Dónde está ése?, 't Corrían rnuchos-comentarios sobre él entre la gente. Unos decían: *Es muy buena persof't€t.» otros replicaban: *En absoluto, ése está engañando al pue- blo., 13 Pero nadie hablaba abierta- liza sus designiosi en esta historia- tan desesp.e: rante gu€, sih embargo, prepara el banquete del Reino. 63. Carne y sangre designan en la cultura he- brea el mundo de abajo en que se rnueven los hombres y que es incapaz de captar el misterio de Dios. La Eucaristía en cambio contien e el cuerDo o la came de Cristo resucitado. Es reali- dad 'transformada por el Espíritu y que actua en forma espiritual. 2. l-a fiesta de las Tiendas, ielebrada en sep- tiembre, era la más popular: véase Lev 23,1. 4: Esos hte:rmanos de Jesús son los familiares y los vecinos de-Nazaret (Mc 3,31). Ellos, que de- bían enhar en la Iglesia después de la resurrec- ción de Jesus, estaban todavía mtrv leios de la fe verdadera. Querían que'Jesús se diera a conocer por sus milagros, mientras que él estaba ense- ñando el misterio de muerte que lleva a la gloria. 6. En 2,4 Jesús hablaba de su horo. A'quí contrapone dos maneras de acfuar. Quienes ie mandan a sí mismos se sienten muy libres al ac- fuar corno y cuando les conviene, a pesar de que en realidad solo siguen la corriente' del mu,náo. En cambio, el que se deja guiar por el Espírifu no tiene proyecto -propio, g en gran medida no se preocupa por .fijar fechas; espera signos de Dios y lo que emprende en cada rnomento lo hace para gloria de Dios. 7. El mundo.detesta a Jesús (véase 15,18). Fsta afirmación puede chocar en países donde los cristianos parece que son bien acogidos por' ia sociedad a lá que no molestan demaiiado. Eo no impide que sean Rumerosos los rnártires en tod,os los continentes y que muchos cristianos sean reprimidos *a causa de !a palabra de Dos y de ias declaraciones de Jesus" (Ap 1,9). 13. Los judíos..;.Esta palabra se encuentra 68. Mientras muchos seguidores de Jesris se alejan, Pedro expresa su fidelidad en nombre de losque se quedan (véase Mt 16,13). . 7.1 Causa extrañezaesta súbita mención a los judíos que quieren matar a Jesr¡s- Cabe recor- dar-que Juán nb presenta un:relato seguido de la actividad de Jesús, sino un' testimonio. Después de la sección relati'va 'a los signos que dio, üene la eue se refiere a su rechazo por parte del *rnun- do', es decir, de r.rn pueblo, de su cultura y de su realidad humana en el sentido más amplio. Juan ya dijo que ese mr-ndo está enajenado y debe ser salr¡ado. Jesus se había moüdo rnuchas veces por Ju- dea y tal vez había prolongado ias estadías en Je' rusa[án con motivo de,las fiestas, tal como lo pe- día la Ley (Ex 34,23. Había tenido también conflictos con Ia policía y las autoridades.
  • 11. JUAN 7 mente de él por miedo a los judíos. 14 Hacia la mitad de Ia semana de la fiesta, Jesús subió al Templo y se puso a enseñar. 15 Los judíos, admi- rados, decían; *¿Cómo puede cono- cer Ias Escriturás sin haber tenido maestro?, 16 Jesús les contestó: nMi doctrina no viene de Dí, sino del que me ha enviado. t' El que haga la voluntad de Dios gonocerá si mi doctrina viene de El o si hablo. por rni propia cuenta. 18 El que habla en nombre propio busca su propia gloria. Pero el que busca la gloria del que lo ha enviado, ése e§ un hombre sin mal- dad y:que dice la verdad., . re *Moisés les dio la Ley, ioo es cierto? Pero si ninguno de ustedes cumple Ia Ley, ¿por qué quieren matarme?, 20 Le gritaron: *Eres víctima de un mal espíritu. ¿Quién quierq matarte?, 2t Jesús les respondió: *Esta no es más que mí primera, obra , y todos ustedes están desconcertados. 2 Pero miren: Moisés les ha dado la circun- cisión (aunque en realidad no viene de Moisés sino de los p.?!Iarcas) y ustedes hácen la circuncisión incluso en día sábado. 23 Un hombre debe recibir la circuncisión, aunque sea sábado, para no quebrantar la ley de Moisés; entonces,. ¿por.quq se enojan conmigo porque hé salvado al horn- 216 bre entero en día sábado? 24 No juz- guen por las apariencias, sino juz- guen lo que es justo., . 25 Algunos habitantes de Jerusa- lén decíah: nPero, ¿no es éste al que quieren matar? 26 Pues ahí lo tierien hablando con toda libertad y no le dicen nada. ¿Será tal vez que nues- tros dirigenteé han reconocido qug él es el Mesías? 2' Pero éste sabemos de dónde viene, mientras que cuando venga-el Mesías, nadie sabrá de dónde viene., 28 Entonces Jesús dijo en voz muy alta mientras enseñaba en el Templo: nUstedes dicen que me conocen. Ustedes saben de dónde vengo. Sepan que yo no. he venido,por mi propia cuenta: quien me envía es el Verdadero, y ustedes no lo conocen. 2s El es e[ que me ha enviado, y yo lo conozco porque vengo de é1., 30 Los judíos hubieran querido lle- varlo presot pero nadie le puso las manos encima porque todavía no había lleqado su hora. 1' De todos modos, rñuchos del pueblo creyeron en él y decíant «Cuando venga el Mesías, ¿hará mís señales milagro- sas que éste hombre?, 32 Los fariseos se enteraron de los comentarios que hacía la gente sobre Jesús y, de acuerdo con los fariseos, los jefes de los sacerdotes enviaron guardias del Templo para detenerlo. 7L veces en Jr¡an v sólo 17 en los otros ües er¡an- gelios. EI uso de ásta palabra es por lo tanto in- iencional. L^a rnayoría de estas páginas se situan en Judea , corazóir del país judío, a-un qUando los iudíos constituían buená parte de la población de 'Galilea. En tales condicíones,. el mundo con el oue se enfrenta Jesús v oue lo recha a es por de- finición el mundo judíoi véase la nota de 7.L- Si el Hiio de Dios vino a salvar a un mr-rndo que no lo ácog ería por el solo hechg de haber dleqido ser iudió, eri el mundo judío el que debía enfíentarse con la sabiduría páradójica de Dios. También Darece oue una parte al menos del Er¡anoelio de iuan fud'escrita án un medio donde bs iüdíos formaban un grupo poderoso y hostil a las comunidades cristianas. Ya que Juan interpre- taba para sus cristianos los hechos y los-gesto3 de Jesús, era natural que llamara judíos a los oposi- tores que' defendían la fe tradicional y la política oficial. 15. Este comentario nq indica que Jesús no hubiese estudiado, sino que no siguió asiduamen- te a un maestro hasta obtener un título. Jesús ha- bía aprovechado las numerosas estadías en Jeru- salén, con ocasión de las peregrinaciones, para escuchar en 'el Templo las enseñanzas de los maestros, y había apiendido de ellos los textos bíblicos y su interpretación. . 19. Lós w. t9-2A deberían ser la conclu- sión del cap. 5, que por alguna raz6n g!¡e no co nocemos fue colócado posteriormente dentro del capítulo 7. . 25. Estos judíos creían'conocer las Escritu- ras, que siempré contienen algo que desconcierta a quiánes no saben escuchar. No sabían que Je- 217 33 Entonces Jesús dijo: nTodavía estaré con ustedes un poco más de tiempo, y después me iré al que me ha enviado. }t Ustedes me buscarán, pero no me encontrarán, porque üstedes no pueden venir donde yo estoY., 3' Los judíos se preguntaban: .¿Adónde piensa ir éste para que no lo podarnos encontrar? ¿Querrá tal vez visitar a los judíos dispersos entre los griegos y enseñar a los mismos qriegos? 5 ¿Qué quiere decir con eso áer 'Me bu§carán'y no me encontra- rán" , y "Ustedes no pueden venir donde yo estoy"?, La prornesa del agua viva JUAN 7 creyeran en é1. Todavía no se comu- nicaba el Espíritu, porque Jesús aún no había entrado en su gloria. Discusión sobre el origen de Cristo oo Muchos de los que escucharon esto decían: *Realmente este hombre es el Profeta.o 4r Unos afirmaban: *Este es el Mesías., Pero otros decían: n¿Cómo va a venir el Mesías de Gali- !éa? 42 ¿No dice la Escritura que el Mesías és un descendiente de Dávid v que saldrá de Belén, la ciudad dé David?, o3 La gente, pues, estaba divi- dida a causa de Jesús. oo.Algunos querían llevarlo preso, pero nadie le puso las manos encima. o5 Cuando los guardias del Templo volvieron a donde los sacerdores y Ios fariseos, les preguntaron; *¿Por qué no Io han traího?í ou Los graüias contestaron: *Nunca hombre alouno ha hablado como éste.» o'"Los fariseos les dijeron; «¿También uste- des se han dejado engañar? 48 ¿Hay algún jefe o aigún fañseo que hayá creído en él? oe Pero esa gente que no conoce Ia Ley, ¡son unos malditos!, . 37 Et último día de la fiesta, gue era el más solemñ€, Jesús, puesto en pie, exclamó con voz poter'¡te: .El que tenga sed, QUe venga a mí. 36 Pues el que cree en mí tendrá de beber. Lo dice la Escritura: De su seno brotarán ríos de agua ui.ua., 3e Decía esto Jesús refiriéndose al Espíritu Santo que recibirían los que sús había nacido en Belén y que era descendiente legítimo de Daüd. 33. Las palabras me ha enuiado aparecen un gran núrnero de veces en este Errangelio. Jesús íe presenta como el Enüado de Diol, Do como quién se uale de un título para imponerse, sino fara subrayar su dependencia del Padre y el co- ñocimiento que tiene de é1. Jesús no es enüado como lo fueron los profe- tas,'sino que es enviado del lade dbl Padie; en §,it áirár'donde yo soy, porque Él es. 34. Es la misrna advertencia que hacía Dios por rnedio de sus profetas (Jer 13,16) y Jesús se ta apllca a st mlsrno. 35. Esta. refle-xión parecg ser, como ya lo anotamos en 6,52 y como ocurrirá en'otros ca- sos más, un artificio literario destinado a' prepa- rar una nuet{a afirmación de Jesús. [-a respuesta de Jesús no está en el versículo siguiente sino se- guramente en 8,21 El texto dice: "ir a la diáspora de los griegos-. La palabra díáspora *, apliéaba a los ¡tÉiol ais- persos en el imperio romano- . 37. En la fiesta de las Tiendas, el mismo día en que iban en procesión para sacar agua de la piscina de Siloé,:Jesús anuhcia otra vel'el don" de Dios (4,10), el agua ür¡a. 38. Es posible estructurar la frase de otro mo. dot *... que venga a mí y b€ba. Si uno cree en mí. brotaran ríos de zu seno, corno dice la Escritura..." En tal caso Jesr,rs aludiría a Is 58,11, pero desente naría con lo que sigue. Nuestra traducción reenvía a textos proféticos que consideraban al Mesías como fuentá de aqua üv'a, el agua que brota de la roca (F;< 17; N"úrn 20,81; el água que surge de debajo del Templo (Fr 47,1). Porque Jesús es tanto la Roca (lCor 10,4) como el Ternplo. 39. El texto original dice: 'no había espíritu'. Varios rnanuscritos antiguos quisieron hacér más clara la sentencia y seguimos su ejemplo: todauía no se comunicaba el Espíritu. Juan quiere decir que no se había entrado todavía en lá 'era" del Espíritu y de los dones del Fspíritu.ríritu y de los dones del Fspíritu. EI Espíritu se derramaÉ sobre lrpíritu se derrarr¡aÉ sobre los que creen, v in ellos 'espiritu de Jesús" (He L6.7lz seÁse haÉ en ellos 'espiritu de Jesús" (Hs L6,7); el gran signo de los-üernpos del Eyangelio. Esto no se opone,a que el FiRíritu actue también, pero. a menudo de manem diversa o que no comprende- rnos, enhe los que no son cristianos, ya que el Es- píritu de Dos *llena el universo" (Sab l,7l.En to- do tiempo ha habido artistas, pensadores y héroes; el Espírifu actua en'las personas de rectó corazón. Fsto, sin embarqo, difiere rnucho de los dones del Espí4tu que Diós reparte ente quienes han acogido fa fe.