Fernando era pobre y quería trabajar guardando gasolina en bidones, pero no tenía trabajo. Un día vio un anuncio para buzos y se apuntó. Más tarde, cuando un barco se hundió, Fernando se arriesgó para salvar a los seis médicos que habían sobrevivido. Al hacerlo, también salvó el mar al recuperar un bidón de gasolina suelto, aunque esto le costó su propia vida.