El Sr. Miller era dueño de un almacén en una pequeña comunidad rural durante la Gran Depresión. Ayudaba a niños pobres intercambiando alimentos por canicas, asegurándose de que siempre volvieran a casa con más comida. Años más tarde, tres hombres que habían sido esos niños asistieron al funeral del Sr. Miller para pagar su deuda, dejando tres canicas rojas debajo de sus manos.
El Sr. Miller solía intercambiar productos de su almacén por canicas de niños pobres de la comunidad. Un día, intercambió una bolsa de algarrobas por la canica azul más valiosa de un niño llamado Barry, prometiéndole otra bolsa si traía una canica roja la próxima vez. Años más tarde, cuando el Sr. Miller murió, tres hombres jóvenes que habían sido esos niños se presentaron en su funeral, agradecidos por los "trueques" que les habían permitido comer
El documento narra la historia de un hombre llamado Jim Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres de la comunidad a cambio de productos de granja. Aunque los niños no tenían con qué pagar, Jim aceptaba sus canicas a cambio y los enviaba a casa con comida. Años después, durante el funeral de Jim, tres de esos niños ahora adultos asistieron para agradecerle sus gestos de bondad. Debajo de las manos de Jim en su ataúd habían tres canicas rojas que los
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que ayudaba a tres niños pobres de la comunidad intercambiando alimentos por canicas. Años más tarde, durante el funeral de Sr. Miller, los tres niños ahora adultos asistieron para agradecerle por su generosidad cuando eran niños dejando tres canicas rojas en su ataúd.
El Sr. Miller era dueño de un almacén en un pueblo pequeño durante la Gran Depresión. Ayudaba a los niños pobres de la comunidad intercambiando comida por canicas. Años más tarde, cuando el Sr. Miller murió, tres hombres jóvenes que habían sido esos niños se acercaron a su ataúd llevando tres canicas rojas para pagar su deuda con él.
El Sr. Miller intercambiaba alimentos como arvejas y manzanas por canicas de niños pobres de la comunidad. Aunque los niños no tenían canicas rojas que él pedía, les daba la comida de todos modos y les pedía que trajeran una canica de otro color la próxima vez. Años después, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido ayudados de niños como muestra de agradecimiento dejaron canicas rojas debajo de sus manos.
El Sr. Miller era dueño de un almacén en una pequeña comunidad rural durante la Gran Depresión. Ayudaba a niños pobres intercambiando alimentos por sus canicas. Años más tarde, cuando el Sr. Miller murió, tres hombres que habían sido ayudados de niños asistieron a su funeral para despedirse y dejar tres canicas rojas debajo de sus manos como agradecimiento.
El Sr. Miller ayudaba a niños pobres de la comunidad intercambiando alimentos por canicas. Años después, en el funeral de Sr. Miller, tres hombres que habían sido ayudados de niños como muestra de agradecimiento dejaron cada uno una canica roja debajo de las manos del difunto.
El Sr. Miller solía intercambiar productos de su almacén por canicas de niños pobres de la comunidad. Un día, intercambió una bolsa de algarrobas por la canica azul más valiosa de un niño llamado Barry, prometiéndole otra bolsa si traía una canica roja la próxima vez. Años más tarde, cuando el Sr. Miller murió, tres hombres jóvenes que habían sido esos niños se presentaron en su funeral, agradecidos por los "trueques" que les habían permitido comer
El documento narra la historia de un hombre llamado Jim Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres de la comunidad a cambio de productos de granja. Aunque los niños no tenían con qué pagar, Jim aceptaba sus canicas a cambio y los enviaba a casa con comida. Años después, durante el funeral de Jim, tres de esos niños ahora adultos asistieron para agradecerle sus gestos de bondad. Debajo de las manos de Jim en su ataúd habían tres canicas rojas que los
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que ayudaba a tres niños pobres de la comunidad intercambiando alimentos por canicas. Años más tarde, durante el funeral de Sr. Miller, los tres niños ahora adultos asistieron para agradecerle por su generosidad cuando eran niños dejando tres canicas rojas en su ataúd.
El Sr. Miller era dueño de un almacén en un pueblo pequeño durante la Gran Depresión. Ayudaba a los niños pobres de la comunidad intercambiando comida por canicas. Años más tarde, cuando el Sr. Miller murió, tres hombres jóvenes que habían sido esos niños se acercaron a su ataúd llevando tres canicas rojas para pagar su deuda con él.
El Sr. Miller intercambiaba alimentos como arvejas y manzanas por canicas de niños pobres de la comunidad. Aunque los niños no tenían canicas rojas que él pedía, les daba la comida de todos modos y les pedía que trajeran una canica de otro color la próxima vez. Años después, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido ayudados de niños como muestra de agradecimiento dejaron canicas rojas debajo de sus manos.
El Sr. Miller era dueño de un almacén en una pequeña comunidad rural durante la Gran Depresión. Ayudaba a niños pobres intercambiando alimentos por sus canicas. Años más tarde, cuando el Sr. Miller murió, tres hombres que habían sido ayudados de niños asistieron a su funeral para despedirse y dejar tres canicas rojas debajo de sus manos como agradecimiento.
El Sr. Miller ayudaba a niños pobres de la comunidad intercambiando alimentos por canicas. Años después, en el funeral de Sr. Miller, tres hombres que habían sido ayudados de niños como muestra de agradecimiento dejaron cada uno una canica roja debajo de las manos del difunto.
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres a cambio de productos de granja. Un día truecó una bolsa de arvejas por la canica más valiosa de un niño llamado Barry, prometiéndole que la próxima vez aceptaría una canica roja. Años después, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños dejaron tres canicas rojas debajo de sus manos como agradecimiento.
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres de la comunidad a cambio de canicas. Años más tarde, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños se acercaron a agradecerle por su ayuda a través de los trueques. Debajo de las manos del difunto había tres canicas rojas que los hombres habían dejado allí para pagar su deuda.
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres a cambio de productos de granja. Un día truecó una bolsa de arvejas por la canica más valiosa de un niño llamado Barry, prometiéndole que la próxima vez aceptaría una canica roja. Años después, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños dejaron tres canicas rojas debajo de sus manos como agradecimiento.
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres de la comunidad a cambio de canicas. Años más tarde, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños se acercaron a su viuda llorando y dejando tres canicas rojas debajo de las manos del difunto para pagar su deuda, agradecidos por la ayuda que les brindó en su niñez.
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres a cambio de productos de granja. Un día truecó una bolsa de arvejas por la canica más valiosa de un niño llamado Barry, prometiéndole que la próxima vez aceptaría una canica roja. Años después, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños se acercaron a su viuda llevando tres canicas rojas para pagar su deuda
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres a cambio de productos de granja. Un día, un niño llamado Barry ofreció una canica a cambio de arvejas, a lo que el Sr. Miller accedió a cambio de que le trajera una canica roja la próxima vez. Años más tarde, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños se acercaron a su viuda llorando y dejando tres canicas ro
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres de la comunidad a cambio de productos frescos. Un día, un niño llamado Barry ofreció cambiar su canica más valiosa por arvejas, aunque el Sr. Miller le dio la bolsa de arvejas y le pidió que la próxima vez trajera una canica roja. Años más tarde, durante el funeral del Sr. Miller, la viuda contó que tres hombres que se acercaron eran los tres ni
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres a cambio de productos de granja. Un día truecó una bolsa de arvejas por la canica más valiosa de un niño llamado Barry, prometiéndole que la próxima vez aceptaría una canica roja. Años después, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños se acercaron a su viuda llevando tres canicas rojas para pagar su deuda
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres a cambio de productos de granja. Un día truecó una bolsa de arvejas por la canica más valiosa de un niño llamado Barry, prometiéndole que la próxima vez aceptaría una canica roja. Años después, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños dejaron tres canicas rojas debajo de sus manos como agradecimiento.
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres a cambio de productos de granja. Un día truecó una bolsa de arvejas por la canica más valiosa de un niño llamado Barry, prometiéndole que la próxima vez aceptaría una canica roja. Años después, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños se acercaron a su viuda llevando tres canicas rojas para pagar su deuda
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres a cambio de productos de granja. Un día truecó una bolsa de arvejas por la canica más valiosa de un niño llamado Barry, prometiéndole que la próxima vez aceptaría una canica roja. Años después, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños se acercaron a su viuda llevando tres canicas rojas para pagar su deuda
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres de la comunidad a cambio de canicas. Años más tarde, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños se acercaron a agradecerle por su ayuda a través de los trueques. Debajo de las manos del difunto había tres canicas rojas que los hombres habían dejado allí para pagar su deuda.
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres a cambio de productos de granja. Un día truecó una bolsa de arvejas por la canica más valiosa de un niño llamado Barry. Años más tarde, durante el funeral del Sr. Miller, la viuda le contó al narrador que los tres hombres que lo visitaron eran los tres niños ya adultos, quienes habían dejado cada uno una canica roja debajo de las manos del difunto
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres de la comunidad a cambio de canicas. Años más tarde, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños se acercaron a agradecerle por su ayuda a través de los trueques. Debajo de las manos del difunto había tres canicas rojas que los hombres habían dejado allí para pagar su deuda.
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres a cambio de productos de granja. Un día truecó una bolsa de arvejas por la canica más valiosa de un niño llamado Barry, prometiéndole que la próxima vez aceptaría una canica roja. Años después, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños se acercaron a su viuda llevando tres canicas rojas para pagar su deuda
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres a cambio de productos de granja. Un día truecó una bolsa de arvejas por la canica más valiosa de un niño llamado Barry, prometiéndole que la próxima vez aceptaría una canica roja. Años después, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños se acercaron a su viuda llevando tres canicas rojas para pagar su deuda
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres a cambio de productos de granja. Un día truecó una bolsa de arvejas por la canica más valiosa de un niño llamado Barry, prometiéndole que la próxima vez aceptaría una canica roja. Años después, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños se acercaron a su viuda llevando tres canicas rojas para pagar su deuda
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres de la comunidad a cambio de canicas. Años más tarde, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños se acercaron a agradecerle por su ayuda a través de los trueques. Debajo de las manos del difunto había tres canicas rojas que los hombres habían dejado allí para pagar su deuda.
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres a cambio de productos de granja. Un día, un niño llamado Barry ofreció cambiar su canica más valiosa por arvejas frescas. Años más tarde, durante el funeral del Sr. Miller, la viuda reveló que tres hombres que se acercaron a despedirse eran los tres niños de los trueques, quienes habían dejado cada uno una canica roja debajo de las manos del difunto
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres de la comunidad a cambio de productos frescos. Un día, un niño llamado Barry ofreció cambiar su canica más valiosa por arvejas, aunque el Sr. Miller le dio la bolsa de arvejas y le pidió que la próxima vez trajera una canica roja. Años más tarde, durante el funeral del Sr. Miller, la viuda contó que tres hombres que se acercaron eran los tres ni
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres a cambio de productos de granja. Un día truecó una bolsa de arvejas por la canica más valiosa de un niño llamado Barry, prometiéndole que la próxima vez aceptaría una canica roja. Años después, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños dejaron tres canicas rojas debajo de sus manos como agradecimiento.
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres de la comunidad a cambio de canicas. Años más tarde, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños se acercaron a agradecerle por su ayuda a través de los trueques. Debajo de las manos del difunto había tres canicas rojas que los hombres habían dejado allí para pagar su deuda.
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres a cambio de productos de granja. Un día truecó una bolsa de arvejas por la canica más valiosa de un niño llamado Barry, prometiéndole que la próxima vez aceptaría una canica roja. Años después, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños dejaron tres canicas rojas debajo de sus manos como agradecimiento.
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres de la comunidad a cambio de canicas. Años más tarde, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños se acercaron a su viuda llorando y dejando tres canicas rojas debajo de las manos del difunto para pagar su deuda, agradecidos por la ayuda que les brindó en su niñez.
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres a cambio de productos de granja. Un día truecó una bolsa de arvejas por la canica más valiosa de un niño llamado Barry, prometiéndole que la próxima vez aceptaría una canica roja. Años después, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños se acercaron a su viuda llevando tres canicas rojas para pagar su deuda
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres a cambio de productos de granja. Un día, un niño llamado Barry ofreció una canica a cambio de arvejas, a lo que el Sr. Miller accedió a cambio de que le trajera una canica roja la próxima vez. Años más tarde, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños se acercaron a su viuda llorando y dejando tres canicas ro
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres de la comunidad a cambio de productos frescos. Un día, un niño llamado Barry ofreció cambiar su canica más valiosa por arvejas, aunque el Sr. Miller le dio la bolsa de arvejas y le pidió que la próxima vez trajera una canica roja. Años más tarde, durante el funeral del Sr. Miller, la viuda contó que tres hombres que se acercaron eran los tres ni
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres a cambio de productos de granja. Un día truecó una bolsa de arvejas por la canica más valiosa de un niño llamado Barry, prometiéndole que la próxima vez aceptaría una canica roja. Años después, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños se acercaron a su viuda llevando tres canicas rojas para pagar su deuda
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres a cambio de productos de granja. Un día truecó una bolsa de arvejas por la canica más valiosa de un niño llamado Barry, prometiéndole que la próxima vez aceptaría una canica roja. Años después, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños dejaron tres canicas rojas debajo de sus manos como agradecimiento.
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres a cambio de productos de granja. Un día truecó una bolsa de arvejas por la canica más valiosa de un niño llamado Barry, prometiéndole que la próxima vez aceptaría una canica roja. Años después, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños se acercaron a su viuda llevando tres canicas rojas para pagar su deuda
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres a cambio de productos de granja. Un día truecó una bolsa de arvejas por la canica más valiosa de un niño llamado Barry, prometiéndole que la próxima vez aceptaría una canica roja. Años después, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños se acercaron a su viuda llevando tres canicas rojas para pagar su deuda
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres de la comunidad a cambio de canicas. Años más tarde, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños se acercaron a agradecerle por su ayuda a través de los trueques. Debajo de las manos del difunto había tres canicas rojas que los hombres habían dejado allí para pagar su deuda.
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres a cambio de productos de granja. Un día truecó una bolsa de arvejas por la canica más valiosa de un niño llamado Barry. Años más tarde, durante el funeral del Sr. Miller, la viuda le contó al narrador que los tres hombres que lo visitaron eran los tres niños ya adultos, quienes habían dejado cada uno una canica roja debajo de las manos del difunto
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres de la comunidad a cambio de canicas. Años más tarde, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños se acercaron a agradecerle por su ayuda a través de los trueques. Debajo de las manos del difunto había tres canicas rojas que los hombres habían dejado allí para pagar su deuda.
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres a cambio de productos de granja. Un día truecó una bolsa de arvejas por la canica más valiosa de un niño llamado Barry, prometiéndole que la próxima vez aceptaría una canica roja. Años después, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños se acercaron a su viuda llevando tres canicas rojas para pagar su deuda
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres a cambio de productos de granja. Un día truecó una bolsa de arvejas por la canica más valiosa de un niño llamado Barry, prometiéndole que la próxima vez aceptaría una canica roja. Años después, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños se acercaron a su viuda llevando tres canicas rojas para pagar su deuda
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres a cambio de productos de granja. Un día truecó una bolsa de arvejas por la canica más valiosa de un niño llamado Barry, prometiéndole que la próxima vez aceptaría una canica roja. Años después, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños se acercaron a su viuda llevando tres canicas rojas para pagar su deuda
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres de la comunidad a cambio de canicas. Años más tarde, durante el funeral del Sr. Miller, tres hombres que habían sido esos niños se acercaron a agradecerle por su ayuda a través de los trueques. Debajo de las manos del difunto había tres canicas rojas que los hombres habían dejado allí para pagar su deuda.
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres a cambio de productos de granja. Un día, un niño llamado Barry ofreció cambiar su canica más valiosa por arvejas frescas. Años más tarde, durante el funeral del Sr. Miller, la viuda reveló que tres hombres que se acercaron a despedirse eran los tres niños de los trueques, quienes habían dejado cada uno una canica roja debajo de las manos del difunto
El documento narra la historia de un hombre llamado Sr. Miller que durante la Gran Depresión en Estados Unidos realizaba trueques con niños pobres de la comunidad a cambio de productos frescos. Un día, un niño llamado Barry ofreció cambiar su canica más valiosa por arvejas, aunque el Sr. Miller le dio la bolsa de arvejas y le pidió que la próxima vez trajera una canica roja. Años más tarde, durante el funeral del Sr. Miller, la viuda contó que tres hombres que se acercaron eran los tres ni
2. Durante los duros años de la depresión, en un
pueblo pequeño de Idaho, USA, solía parar en
el almacén del Sr. Miller para comprar
productos frescos de granja.
La comida y el dinero faltaban
y el trueque se usaba mucho.
3. Un día en particular, el Sr. Miller me estaba empaquetando unas
papas.
De repente me fijé en un niño pequeño, delicado de cuerpo y aspecto,
con ropa roída pero limpia que miraba atentamente un cajón de
arvejas frescas maravillosas.
Pagué mis papas pero también me sentí atraído por el aspecto de las
arvejas.
Me encanta la crema de arvejas y las papas frescas! Admirando las
arvejas,
no pude evitar escuchar la conversación
entre el Sr.
Miller
y el niño.
4. «Hola Barry, como estás hoy?»
«Hola Sr. Miller. Estoy bien , gracias. Solo admiraba las arvejas... se
ven muy bien.»
«Sí, son muy buenas. ¿Cómo está tu mamá?»
«Bien. Cada vez más fuerte.»
«Bien. ¿Hay algo en que te pueda ayudar?»
«No Señor. Sólo admiraba las arvejas.»
«¿Te gustaría llevar algunas a casa?»
«No Señor. No tengo con que pagarlas.»
5. «Bueno, qué tienes para cambiar por ellas?
«Lo único que tengo es esto, mi canica más valiosa.»
«¿De veras? ¿Me la dejas ver?»
«Acá está. ¡Es una joya!»
«Ya lo veo. Mmmm... el único problema es que ésta es azul
y a mí me gustan las rojas.
¿Tienes alguna como esta, pero roja, en casa?»
«No exactamente, pero casi.»
«Hagamos una cosa. Llévate esta bolsa de arvejas a casa y la
próxima vez que vengas muéstrame la canica roja que tienes.»
«Desde ya! Gracias Sr. Miller.»
6. La Sra. Miller se me acercó a atenderme y con una sonrisa me dijo:
«Hay dos niños más como él en nuestra comunidad, todos en
situación muy pobre.
A Jim le encanta hacer trueque con ellos por arvejas, manzanas,
tomates, o lo que sea. Cuando vuelven con las canicas rojas, y siempre
lo hacen, él decide que en realidad no le gusta tanto el rojo, y los
manda a casa con otra bolsa de mercadería y la promesa de traer una
canica color naranja o verde tal vez.»
7. Me fui del negocio sonriendo e impresionado
con este hombre.
Un tiempo después me mudé a Colorado pero nunca me olvidé de este
hombre, los niños y los trueques entre ellos.
Varios años pasaron, cada uno más rápidamente que el anterior.
Recientemente tuve la oportunidad de visitar unos amigos en esa
comunidad en Idaho. Mientras estuve allí, me enteré que el Sr. Miller
había muerto.
Esa noche sería su velorio y sabiendo que mis amigos querían ir,
acepté acompañarlos.
8. Al llegar a la funeraria, nos pusimos
en fila para conocer a los parientes
del difunto y para ofrecer nuestro pésame.
Delante nuestro, en la fila, había tres hombres jóvenes. Uno
tenía puesto un uniforme militar y los otros dos unos lindos
trajes oscuros con camisas blancas. Parecían profesionales.
9. Se acercaron a la Sra. Miller,
quien se encontraba al lado
de su difunto esposo, tranquila
y sonriendo.
Cada uno de los hombres la abrazó,
la besó, conversó brevemente con ella
y luego se acercaron al ataúd.
10. Los ojos azules llenos de lágrimas de la Sra.
Miller, los siguió uno por uno, mientras
cada uno tocaba con su mano cálida, la
mano fría dentro del ataúd. Cada uno se
retiró de la funeraria limpiándose los ojos.
11. Llegó nuestro turno y al acercarme a la Sra. Miller le dije
quién era y le recordé lo que me había contado años atrás
sobre las canicas. Con los ojos brillando, me tomó de la
mano y me condujo al ataúd.
«Esos tres jóvenes que se acaban de ir son los tres chicos
de los cuales te hablé. Me acaban de decir cuanto
agradecían los «trueques» de Jim.
12. Ahora que Jim no podía cambiar de parecer sobre el
tamaño o color de las canicas, vinieron a pagar su
deuda.
«Nunca hemos tenido riqueza»
-me confió- «pero ahora Jim se consideraría el hombre
más rico del mundo.»
Con una ternura amorosa levantó los dedos sin vida
de su esposo.
Debajo de ellos había tres canicas rojas
exquisitamente brillantes.
14. No seremos recordados por nuestras
palabras , sino por nuestras acciones.
La vida no se mide por cada aliento que
tomamos sino por las cosas que nos quitan
el aliento.
15. Hoy te deseo un día de milagros comunes, tal como
una cafetera de café fresco que otro te preparó, una
llamada inesperada de un viejo amigo, semáforos
verdes camino al trabajo.
Te deseo un día de cosas pequeñas de las cuales
estarás agradecido: la fila más rápida en el
supermercado, una canción favorita en la radio,
encontrar tus llaves justo donde buscas.
16. Te deseo un día de felicidad y perfección; pequeños
trozos de perfección que te hagan sentir que Dios te
está sonriendo, sosteniéndote tan tiernamente porque
eres alguien especial y único.
Te deseo un día de paz, felicidad y dicha.
Dicen que toma un minuto encontrar a una persona
especial, una hora para apreciarla y un día para
amarla, pero una vida entera para olvidarla.
17. Manda esto a personas
que nunca olvidarás.
Es un mensaje breve para dejarlos saber que
nunca los olvidarás.
Si no se lo envías a nadie,
es porque estás tan apurado que
probablemente ya has olvidado
a tus amigo