El documento trata sobre la búsqueda de la identidad y la dignidad. Explica que la identidad y el valor de una persona no se basan en roles, talentos, inteligencia o aspecto físico, sino en ser hijos de Dios. Al entender nuestro rol como hijos de Dios y generar los frutos del Espíritu, encontraremos un sentido legítimo de pertenencia y dignidad. Debemos usar los dones que Dios nos ha dado para edificar al cuerpo de Cristo.