Este documento expresa preferencias estéticas hacia el cuerpo femenino curvilíneo y una oposición a la delgadez extrema. El autor argumenta que las mujeres deberían vestirse y maquillarse para gustar a los hombres en lugar de a sí mismas, y que la belleza femenina aumenta con la edad hasta los 35 años. También sostiene que pequeñas imperfecciones como estrías y cicatrices son señales de vida vivida y no disminuyen la belleza de una mujer.