Clasificación de las cavidades no articulares Las cavidades no articulares son de forma variable y se clasifican en: 1. Cavidades de inserción: son aquellas cavidades que prestan inserción a los músculos. (Latarjet M. y Ruíz Liard A, 1995) Ejemplo: Cavidad de inserción en la que se inserta el músculo temporal. 2. Cavidades de recepción: son aquellas que permiten el paso de arterias, tendones, venas y nervios. Pueden presentarse como surcos, canales, conductos, incisuras, pueden presentar también otras disposiciones en las cuales los huesos adoptan una conformación que formara una fosa. (Latarjet M. y Ruíz Liard A, 1995) Ejemplos: Surco infraorbitario que precede en su desarrollo al conducto infraorbitario y al cual permite acceso, el orificio infraorbitario presente se la cara geniana de la apófisis cigomática del hueso maxilar, por el surco y conducto infraorbitario pasan los vasos y nervios del mismo nombre. (Rouviere H. Delmas A, 2005) Fosa cerebral, en la cual se encuentra el cerebro, evitando así ser afectado por golpes. (Soto R, 2017) 3. Cavidades de amplificación: son divertículos, celdas o senos intraóseos, situados por lo general en la vecindad de las cavidades de la cara. (Latarjet M. y Ruíz Liard A, 1995) Ejemplos: Seno maxilar, seno esfenoidal, etc. Todos los huesos están perforados por agujeros nutricios por donde penetran los vasos encargados de su nutrición. Algunos huesos están perforados por orificios que se denominan forámenes o conductos de transmisión que comunican las caras de los huesos, un ejemplo es el foramen magno. Otros orificios son mucho más pequeños como el agujero espinoso. Estos orificios son particularmente numerosos en las paredes de las cavidades cerradas y, por intermedio, esas cavidades se comunican con el exterior de la caja ósea. (Latarjet M. y Ruíz Liard A, 1995)