Charles Darwin nació en 1809 en Inglaterra. Estudió medicina pero no le interesó, luego estudió teología para ser clérigo. En 1831, su amigo Henslow le recomendó para unirse a un viaje alrededor del mundo a bordo del HMS Beagle como naturalista. El viaje de casi 5 años expuso a Darwin a nuevas especies y le permitió desarrollar sus ideas sobre la evolución, que luego publicaría en El origen de las especies.
2. Charles Robert Darwinnació en Sherewsbury el 12
de febrero de 1809. Fue el segundo hijo varón de
Robert Waring Darwin, médico de fama en la
localidad, y de Susannah Wedgwood, hija de un
célebre ceramistadel Staffordshire, Josiah
Wedgwood, promotor de la construcciónde un
canal para unir la región con las costas y miembro
de la Royal Society. Su abuelo paterno, Erasmus
Darwin, fue también un conocido médico e
importante naturalista, autor de un extenso poema
en pareados heroicos que presentaba una alegoría
del sistemalinneano de clasificaciónsexualde las
plantas, el cual fue un éxito literario del momento;
por lo demás, sus teorías acerca de la herencia de
los caracteres adquiridos estabandestinadas a caer
en descréditopor obra, precisamente, de su nieto.
Además de su hermano, cinco años mayor que él,
Charles tuvo tres hermanas también mayores y una
hermana menor. Tras la muerte de su madre en
1817, su educacióntranscurrióen una escuela local
y en su vejez recordó su experienciaallí como lo
peor que pudo sucederlea su desarrollo intelectual.
Ya desde la infancia dio muestras de un gusto por la
historianatural que él consideró innato y, en
3. especial, de una gran afición por coleccionar cosas
(conchas, sellos, monedas, minerales) el tipo de
pasión «que le lleva a uno a convertirseen un
naturalista sistemático, en un experto, o en un
avaro».
En octubre de 1825 Darwin ingresó en la
UniversidaddeEdimburgopara estudiar medicina
por decisiónde su padre, al que siempre recordó
con cariño y admiración (y con un respeto no
exento de connotaciones psicoanalíticas);la
hipocondríade su edad adulta combinó la
desconfianza en los médicos con la fe ilimitadaen el
instintoy los métodos de tratamiento paternos. Sin
embargo Darwin no consiguióinteresarsepor la
carrera; a la repugnancia por las operaciones
quirúrgicas y a la incapacidaddel profesorado para
captar su atención, vino a sumarse el creciente
convencimientode que la herencia de su padre le
iba a permitir una confortable subsistenciasin
necesidadde ejercer una profesión como la de
médico. De modo que, al cabo de dos cursos, su
padre, dispuestoa impedirque se convirtieraen un
4. ocioso hijo de familia, le propuso una carrera
eclesiástica. Tras resolver los propios escrúpulos
acerca de su fe, Darwinaceptó con gusto la idea de
llegar a ser un clérigo rural y, a principios de 1828,
después de haber refrescado su formación clásica,
ingresó en el Christ's College de Cambridge.
Una nueva vida
Pero en Cambridge, como antes en Edimburgoy en
la escuela, Darwinperdió el tiempo por lo que al
estudiose refiere, a menudo descuidadopara dar
satisfaccióna su pasión por la caza y por montar a
caballo, actividades que ocasionalmente
culminaban en cenas con amigos de las que Darwin
conservó un recuerdo -posiblementeexagerado-
como de auténticas francachelas. Con todo, su
indolenciaquedó temperada por la adquisiciónde
sendos gustos por la pinturay la música, de los que
él mismo se sorprendiómás tarde, dada su absoluta
carencia de oído musical y su incapacidadpara el
dibujo (un «mal irremediable», junto con su
5. desconocimientopráctico de la disección, que
representó una desventaja para sus trabajos
posteriores).
Más que de los estudios académicos que se vio
obligado a cursar, Darwinextrajo provecho en
Cambridge de su asistenciavoluntariaa las clases
del botánico y entomólogo reverendo John
Henslow, cuya amistad le reportó «un beneficio
inestimable»y que tuvo una intervencióndirecta
en dos acontecimientos que determinaron su
futuro: por una parte, al término de sus estudios en
abril de 1831, Henslow le convencióde que se
interesasepor la geología, materia por la que las
clases recibidas en Edimburgole habíanhecho
concebir verdadera aversión, y le presentó a Adam
Sedgwick, fundador del sistemacambriano, quien
inicióprecisamente sus estudios sobre el mismo en
una expediciónal norte de Gales realizada en abril
de ese mismo año en compañía de Darwin (treinta
años más tarde, Henslow se vería obligado a
defender al discípulocomún ante las violentas
críticas dirigidas por Sedgwick a las ideas
6. evolucionistas);por otra parte, lo que es aún más
importante, fue Henslow quien le proporcionó a
Darwin la oportunidadde embarcarse como
naturalista con el capitánRobert Fitzroy y
acompañarle en el viaje que éste se proponía
realizar a bordo del Beagle alrededor del mundo.
Charles Darwin
En un principiosu padre se opuso al proyecto,
manifestando que sólo cambiaríade opinión si
«alguien con sentido común» era capaz de
consideraraconsejable el viaje. Ese alguien fue su
tío -y futuro suegro- Josiah Wedgwood, quien
intercedióen favor de que su joven sobrino
cumpliera el objetivo de viajar que Darwinse había
fijado ya meses antes, cuando la lectura de
Humboldt suscitóen él un deseo inmediatode
visitarTenerife y empezó a aprender castellano y a
informarse acerca de los precios del pasaje. El 27
de diciembrede 1831 el Beagle zarpó de Davenport
7. con Darwina bordo y dispuestoa comenzar la que
él llamó su «segunda vida», tras dos meses de
desalentadora espera en Plymouth, mientras la
nave era reparada de los desperfectos ocasionados
en su viaje anterior, y después de que la galerna
frustrara dos intentos de partida. Durante ese
tiempo, Darwin experimentó «palpitaciones y
dolores en el corazón» de origen más que
probablemente nervioso, como quizátambién lo
habrían de ser más tarde sus frecuentes
postraciones. Sin saberlo, Darwinhabía corrido el
riesgo de ser rechazado por Fitzroy, ya que éste,
convencidoseguidor de las teorías fisiognómicas
del sacerdote suizo Johann Caspar Lavater estimó
en un principioque la nariz del naturalistano
revelaba energía y determinación suficientes para
la empresa.
El viaje del Beagle
El objetivo de la expedicióndirigidapor Fitzroy era
el de completar el estudio topográfico de los
8. territorios de la Patagonia y la Tierra del Fuego, el
trazado de las costas de Chile, Perú y algunas islas
del Pacífico y la realización de una cadena de
medidas cronométricas alrededor del mundo. El
periplo, de casi cinco años de duración, llevó a
Darwin a lo largo de las costas de América del Sur,
para regresar luego durante el último año visitando
las islas Galápagos, Tahití, Nueva Zelanda, Australia,
Mauricioy Sudáfrica. Durante ese período su
talante experimentó una profunda transformación.
La antigua pasión por la caza sobreviviólos dos
primeros años con toda su fuerza y fue él mismo
quien se encargó de dispararsobre los pájaros y
animales que pasaron a engrosar sus colecciones;
poco a poco, sin embargo, esta tarea fue quedando
encomendada a su criado a medida que su atención
resultaba cada vez más absorbidapor los aspectos
científicos de su actividad.
El estudio de la geología fue, en un principio, el
factor que más contribuyóa convertirel viajeen la
verdadera formación de Darwin como investigador,
ya que con él entró inexcusablementeen juego la
9. necesidadde razonar. Darwin se llevó consigo el
primer volumen de los Principles of Geology de
Charles Lyell, autor de la teoría llamada de las
causas actuales y que habría de ser su colaborador
en la exposicióndel evolucionismo;desde el
reconocimiento de los primeros terrenos
geológicos que visitó(la isla de São Tiago, en Cabo
Verde), Darwin quedó convencidode la
superioridaddel enfoque preconizado por Lyell. En
Sao Tiago tuvo por vez primera la idea de que las
rocas blancas que observaba habíansido
producidas por la lava derretida de antiguas
erupciones volcánicas, la cual, al deslizarse hasta el
fondo del mar, habría arrastrado conchas y corales
triturados comunicándoles consistenciarocosa.
Haciael final del viaje, Darwin tuvo noticia de que
Sedgwick había expresado a su padre la opinión de
que el joven se convertiríaen un científico
importante; el acertado pronóstico era el resultado
de la lectura por Henslow, ante la Philosophical
Society de Cambridge, de algunas de las cartas
remitidas por Darwin.