La relación estrecha entre la ciencia y la tecnología comenzó como resultado de la Revolución Industrial de los siglos XVIII y XIX. Antes de eso, los creadores de tecnología eran principalmente artesanos que se basaban en el conocimiento empírico más que en principios científicos. La ciencia y la tecnología tienen un gran potencial para usos positivos como producir alimentos y curar enfermedades, pero también para usos negativos como fabricar contaminantes y armas.