El documento habla sobre celebrar la verdad según Cristo. Cristo nos invita a celebrar una verdad que nos hace crecer, corregirnos y encontrar nuevas posibilidades. También nos invita a celebrar una verdad que favorece la santidad, la paz, la vida y el amor. La verdad se muestra pero no se impone, y Cristo es Rey sin imposiciones sino ofreciéndose a quien quiere aceptar las características de su Reino.

1. CON CRISTO REY, CELEBREMOS LA VERDAD.
Queridos amigos: Llama la atención en el evangelio de hoy esta frase: “Yo para
esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad”. (Jn. 18, 37).
Hablar hoy de verdad se considera peligroso y autoritario en nuestra sociedad.
Creo que puede considerarse peligroso, cuando se usa como arma arrojadiza o
cuando sin miramiento alguno decimos a alguien cosas que le amargan. Puede ser
peligroso, cuando por resentimiento o impotencia propia, decimos: “mira, te voy a decir
la verdad”. “A ese, hay que decirle cuatro verdades”. “Si dicen tal o cual cosa, tiraré de
la manta y se sabrá la verdad”.
No es en ese sentido como tenemos que entender la frase evangélica. Cristo nos
invita a celebrar la verdad; es decir, la transparencia, la limpieza de corazón, la alegre
convivencia.
Cristo nos invita a celebrar la verdad que nos hace crecer, que nos ayuda a
corregirnos, que nos posibilita encontrar nuevas posibilidades.
Cristo nos invita a celebrar la verdad que nos hace gozar de una buena relación,
de un encuentro y una convivencia favorable.
Cristo nos invita a celebrar la verdad que nos ayuda a hacer más justicia. Esa
verdad que hace reconocer a cada uno lo que es y tiene. Esa verdad que no olvida, ni
desprecia, ni aniquila, ni relega a nadie.
Cristo nos invita a celebrar la verdad que favorece la santidad, la paz, la vida y el
amor; esa verdad que nos ayuda a estar a bien con nosotros mismos y con los demás.
¡Es mucha la verdad que nos rodea, y que se manifiesta en el amor, en el
servicio, en el reconocimiento y en la búsqueda de la paz!
 Os invito a que celebremos la verdad de tantos padres y madres, de tantos
hermanos y hermanas, de tantos amigos y amigas que nos ayuda a encontrar
sentido a nuestra vida y que nos da gozo vivir.
 Os invito a que celebremos con Cristo, las veces que nos han tenido en cuenta y
nos han dado lo que nos corresponde.
 Os invito a que celebremos juntos las veces que hemos favorecido la verdad, el
amor, la justicia, la paz y el perdón.
 Y os invito a que nos ayudemos a no caer en la tentación de creernos
“poseedores de la verdad”, en vez de celebrarla. Y es que cuando nos creemos
poseedores de la verdad, queremos imponerla. La verdad se muestra, se
testimonia y se celebra, pero no se impone. Testimoniar la verdad, es dejar que
se transparente hacia fuera lo que nos posee por dentro.: el amor, la sinceridad,
la sencillez, la justicia, la bondad, el equilibrio, la santidad o la paz.
Jesucristo es Rey sin imposiciones, sin violencia, sino ofreciéndose a quien
quiere aceptar las características de su Reino: “Yo para esto he nacido y para esto
he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad,
escucha mi voz”. (Jn. 18, 37).
Gabriel.
34º. Domingo Ordinario. Ciclo. B. Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo.
Madrid. 25 de Noviembre de 2012.