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CONTACTA CON TUS ÁNGELES
CLAIRE NAHMAD
Para Tim, mi hermano
INTRODUCCIÓN
Cada gota de lluvia que cae a la Tierra viene acompañada
por un ángel. MAHOMA
Los ángeles trascienden toda religión, toda filosofía, todo
credo. En realidad, los ángeles no tienen religión tal como la
conocemos…
su existencia antecede a todo sistema religioso que haya
existido en la Tierra. TOMÁS DE AQUINO
Hay un punto esencial que debemos tener en mente
durante nuestro recorrido vital sobre el planeta Tierra. No
fuimos destinados a luchar solos. Nuestros desafíos,
nuestras dificultades y nuestras cargas no fueron
concebidos para enfrentarlos en soledad o encararlos solo
dentro de los límites de la ayuda y la compañía humanas.
Se nos puede despojar de familia y amigos, de buena salud,
dinero, empleo y reputación, e incluso de hogar, país e
identidad, pero hay ciertos amigos que nos socorren y
amparan y que jamás nos abandonarán, a los que nunca
nos podrán arrebatar y de los que es cósmicamente
imposible prescindir. Ellos son los ángeles.
Si padecemos una agonía física difícil de sobrellevar
podemos recurrir a los ángeles y ellos nos elevarán por
encima del terrible caos de nuestro dolor corporal. Cuando
nos sentimos enojados, solos, deprimidos, intranquilos,
aburridos o faltos de inspiración podemos ponernos en
contacto con los ángeles y ellos nos despejarán el camino
para que salgamos de nuestra infelicidad.
Cuando estamos desesperados y no tenemos a dónde ir
podemos llamar a los ángeles que nos abrirán la puerta.
Cuando nuestras relaciones se descomponen podemos pedir
el consejo de los ángeles y ellos nos pondrán en contacto
con el conocimiento más profundo de nuestra alma para
restaurar la armonía, o tal vez para seguir adelante.
En el dolor, en cada crisis de la vida, ya sea prosaica o
extraordinaria, los ángeles son una fuente siempre presente
y sumamente práctica de consuelo, inspiración, curación y
ayuda. Ellos llevarán una gran cantidad de señales a
nuestras vidas cotidianas para guiarnos, y también estarán
en contacto con nosotros por medio de nuestra intuición.
Susurrarán palabras de sabiduría en nuestro oído espiritual
para incitarnos a la respuesta y a la acción correctas.
Murmurarán con suavidad instrucciones infinitamente
sutiles pero a la vez infinitamente claras que caerán sobre
la mente como un rocío diáfano, brillantes como un espejo
pero nunca fuertes o autoritarias. Mientras más
rápidamente y sin reparos respondamos a su inspiración,
sus comunicaciones aumentarán en abundancia y celeridad.
A pesar de que los ángeles siempre trabajan para el bien
común así como en beneficio de sus encargos humanos
individuales, revelarán oportunidades para nosotros y en
verdad influirán en los acontecimientos a nuestro favor.
En nuestra consideración de la ayuda angelical hay una
imagen que debemos tener cuidado de evitar: la del hada
con una varita mágica. Aun cuando nuestra civilización y
nosotros somos muy complejos, somos niños, almas de
jardín de niños, de otra manera no estaríamos en la Tierra.
Queremos ser como niños y permitir que fuerzas más
elevadas se hagan cargo de las situaciones preocupantes o
frustrantes y nos envuelvan en una manta de seguridad.
Por supuesto que los ángeles no harán eso. Su amor y
compasión hacia nosotros es de una profundidad y una
pureza más allá de la comprensión humana, y ellos nunca
constreñirían, limitarían o negarían el desarrollo y
desdoblamiento de nuestra alma, nuestro ser interior, que
es el verdadero propósito y razón de nuestro paso por la
Tierra. Sin embargo, los ángeles nos acunarán, nos
arrullarán con la paz y el amor divinos y nos envolverán en
un abrazo de absoluta seguridad y amparo cuando estemos
afligidos. Lo que no harán será reprimir o debilitar nuestra
iniciativa e independencia.
Una breve enseñanza de Águila Blanca —uno de los
maestros espirituales de nuestra época que hablaba a
través de la famosa médium Grace Cooke— nos dice que “la
manija de la puerta está de nuestro lado”. Sería muy útil
memorizar esta sencilla frase porque es una joya de verdad.
Meditar en ella es darse cuenta por completo, como una
burbuja que forma una esfera en una cerbatana, de todo el
espectro del arcoíris, del alcance ilimitado de ayuda
angelical que está abierta a nosotros y de su verdadero
significado para nuestras vidas y nuestro crecimiento
personal.
Bajo el cuidado de los ángeles floreceremos de una manera
que solo puede describirse como milagrosa. No solo son
nuestros guías y asistentes cuando nos sentimos heridos,
vulnerables, desamparados o angustiados, sino también
nuestros servidores y nuestra inspiración cuando
emprendemos tareas creativas y positivas. La hermandad
entre los ángeles y la humanidad está ya en las primeras
etapas de un magnífico renacimiento. Se dice que en un
pasado remoto reinó una Edad Dorada, “cuando los ángeles
caminaron con los hombres”, y que esos lejanos días
volverán. Por elección propia, la humanidad perdió su
sagrada habilidad de comulgar con los ángeles y ha
transitado por un sendero de oscuridad durante milenios,
pero por todas partes hay signos de que está a punto de
volver a salir a la luz.
Una vez escuché a un hombre decir que había estudiado
todos los textos religiosos del mundo y que en ninguna
parte dentro —o fuera — de ellos podía encontrar una
solución para la pobreza. Los ángeles nos darán una
solución para la pobreza —no solo para la pobreza práctica
y personal, sino también para la abrumadora pobreza de
nuestra época, una pobreza que abarca las mentes, los
corazones y la visión de sus desamparadas almas y que a
su vez se distribuye en una escala mundial de pobreza de
espíritu y de valores morales.
La causa subyacente de esta pobreza es la pérdida de
nuestra conexión con nuestro origen divino. Los ángeles
constituyen un apasionado río brillante siempre a punto de
desbordarse, un río de conciencia divina listo para
derramarse en el seco abismo en el que hemos caído, para
volver a conectarnos con el corazón sagrado del universo.
Recuerdo una ocasión en la que regresaba a una estación
de Londres en taxi después de una reunión editorial. El
joven chofer me preguntó qué tipo de libros escribía. Le
respondí con vacilación (y, ahora me doy cuenta, con cierto
grado de prejuicio sexista) que estaba escribiendo sobre
ángeles, y añadí que suponía que probablemente él no
sentía mucha simpatía por ese tipo de temas.
De inmediato me respondió que hacía poco había sido
víctima de un robo a mano armada, pero que el criminal
había sido aprehendido por la policía en unos cuantos
minutos y su dinero le había sido devuelto. Agregó que
muchos incidentes similares, si bien de naturaleza menos
dramática, le habían ocurrido a lo largo de su vida, y que
siempre había albergado la creencia secreta de que en cada
ocasión los ángeles habían ido en su rescate.
La confianza simple y directa de este joven en sus ángeles
guardianes parece ser un signo particularmente emotivo de
nuestro tiempo, un tiempo en el cual la humanidad se
enfrenta a una elección urgente: tomar el camino hacia las
soleadas tierras altas, si bien este puede ser más difícil, o
descender por la ruta de la siniestra oscuridad de la espesa
neblina y las profundas tinieblas. Creo, como muchos, que
escogeremos el camino iluminado y que con objeto de
poder hacer esta elección conscientemente, y por lo tanto
garantizar nuestra sobrevivencia y desarrollo como seres
humanos y verdaderamente divinos, necesitamos
acercarnos a los ángeles y aprender a hacerlos el centro de
nuestra vida diaria.
Quiero ofrecer una cita de Goethe para la contemplación.
Expresa a la perfección cómo los ángeles (a quienes en este
caso se refiere colectivamente como la “Providencia”)
vienen mágicamente en nuestra ayuda. Cuando nuestra
conciencia creativa resuena con la suya, arrasan los
conceptos de limitación, inmovilidad y dificultad; una vez
que nos liberamos de nuestras autoimpuestas cadenas y
trabajamos corazón a corazón con los ángeles, ellos nos
prometen un mundo ilimitado de descubrimiento y éxito:
Hasta que uno se compromete, hay indecisión, la posibilidad
de retroceder, siempre infructuosidad. Respecto a todos los
actos de iniciativa existe una verdad elemental, cuya
ignorancia mata incontables ideas y espléndidos planes:
que en el momento en el que uno se compromete
definitivamente, entonces la Providencia se mueve también.
Suceden toda suerte de cosas para ayudar a alguien que de
otra manera nunca habrían ocurrido. Todo un torrente de
sucesos surge de la decisión, elevando en favor de uno toda
forma de acontecimientos y encuentros y socorro material
que ninguna persona hubiera creído que pudiera venir en su
camino.
Cualquier cosa que pienses que puedes hacer o creas que
puedes hacer, empiézala. La acción posee magia, gracia y
poder.
CAPÍTULO UNO
LA ROSA EN EL CORAZÓN
¿La rueda de las estrellas y las alas de los ángeles con sus
benditos aleteos estuvieron junto a ti todo el camino?
ROBERT BROWNING
Cómo aquietar la mente, abrir el corazón y llamar a
los ángeles
Actualmente se discute mucho sobre la intervención
angelical en la vida de la gente común y corriente; abundan
anécdotas sobre rescates milagrosos, visitas curativas y
guía misericordiosa. Estos maravillosos recuentos sirven
para inspirarnos y elevarnos, recordándonos que el mundo
prosaico que percibimos a través de nuestros cinco sentidos
no puede apartarnos completamente de nuestra fuente
divina y de los maravillosos mundos espirituales que son
nuestro derecho natural. Es particularmente importante
recordar que nadie queda excluido simplemente porque él o
ella no hayan experimentado manifestaciones angelicales.
Cualquiera puede alcanzar una comunión directa y personal
con los ángeles, y sin duda el deseo y el objetivo de los
ángeles es que cada alma humana busque desarrollar el
regalo de una comunicación coherente, de uno a uno, con
ellos.
Innumerables videntes de nuestra época dan testimonio de
la radiante verdad de que seres angelicales de las altas
esferas están en este momento llegando a nuestra afligida y
turbulenta Tierra porque este es un tiempo de transición y
resurgimiento, y que el renacimiento del alma colectiva de
la humanidad será más bello y espectacular en su
florecimiento que cualquier otro que haya habido antes.
Y es en este punto de nuestra historia cuando los ángeles
están buscando comunicarse con nosotros para que
desarrollemos una afinidad más cercana y profunda de la
que hemos establecido: una verdadera fraternidad del
género humano y los ángeles.
A pesar de que el recuerdo de la primera bendita era,
cuando los ángeles “caminaban con los hombres”, se pierde
en un crepúsculo dorado de mitos y cuentos de hadas, esta
segunda venida de la fraternidad entre la raza humana y los
ángeles será, tal vez, más extendida. Estará más arraigada
en nuestra conciencia y en nuestra triple evolución de la
mente, el cuerpo y el espíritu. Quizá esta vez será una parte
aceptada de nuestra experiencia cotidiana apoyada por las
diferentes estructuras de autoridad en nuestra civilización.
Sin embargo, nunca será percibida o capturada de manera
prosaica o mecánica en las estructuras tradicionales, porque
los ángeles no se pueden comunicar con nosotros a menos
que primero elevemos nuestras vibraciones, elevemos
nuestra conciencia lejos de la pesada, intensa, atracción de
la gravedad de la Tierra para que podamos recibirlos y
reunirnos con ellos. Pero, por supuesto, los ángeles y los
humanos nunca han estado separados o distanciados entre
sí. Se dice que todas las cosas bellas, todo impulso artístico,
todo lo que maraville al corazón, todo lo que es sagrado y
desafía nuestras limitaciones y fronteras, todo lo que es
noble y trascendental en nuestra cultura y civilización, nos
viene de los ángeles. Por medio del proceso de evolución los
ángeles construyen nuestra forma corporal y también crean
y dirigen la evolución del mundo natural en su
manifestación de minerales, plantas y animales. Gracias a
los ángeles no tenemos que preocuparnos por dedicar
tiempo a digerir nuestra comida y a vigilar el
funcionamiento de nuestros órganos internos: los ángeles, a
través de nuestro inconsciente y nuestro cuerpo elemental,
controlan todas nuestras funciones corporales.
No obstante, sigue siendo cierto que nuestra interacción con
los ángeles hasta ahora ha sido en gran medida
inconsciente, y en cierto sentido, automática. Ahora ha
llegado el tiempo en que debemos trabajar con los ángeles
en diferentes términos: directa, consciente y
persistentemente, en un espíritu de verdadera comunión.
¿Entonces, cómo podemos empezar a elevar nuestra
conciencia y comunicarnos con frecuencia con los ángeles?
Antes que nada es alentador recordar que los ángeles
anhelan ayudarnos en cada esfera de nuestras actividades.
Son seres divinos que obedecen la ley cósmica, y constante
e indistintamente se dan a sí mismos y su esencia en una
efusión perseverante de amor místico y servicio que es
difícil para nosotros entender a causa de que nuestra visión
y percepción se han vuelto muy estrechas y limitadas.
Sin embargo, esta exquisita profusión de protección
angelical siempre está a nuestra disposición con todas sus
dimensiones curativas, renovadoras y recreativas.
No obstante, debemos tener en mente que la ayuda
angelical no es un recurso que podamos invocar de manera
egoísta o insensible. El egoísmo es un obstáculo seguro en
nuestra comunión con los ángeles. A veces, la gente se
siente tentada a pensar en ellos como una mercancía, que
existen solamente para la conveniencia humana.
Por supuesto que esta es una visión infantil ya que los
ángeles siempre han trabajado en armonía con principios
cósmicos más amplios, estableciendo sus proyectos en
forma exhaustiva para el progreso de toda la creación y
ocupándose, de manera simultánea, de las necesidades del
microcosmos.
Los seres que se convocan cuando los humanos acuden a la
ayuda sobrenatural para proyectos egoístas (aquellos que
no están en sintonía con el bien común ni con el individual)
son los ángeles negros, las legiones demoniacas que
incluyen una multitud de criaturas sumamente
desagradables. Ellos también sirven al género humano
ocupándose de los elementos siniestros de la naturaleza
humana, pero cobran una retribución kármica de la que el
infortunado delincuente nunca puede escapar, como en el
Fausto de Goethe.
Es importante saber que no debemos de ninguna manera
sentirnos inhibidos al pedir la ayuda angelical. No es egoísta
o vanidoso pedir consistentemente a los ángeles ayuda
práctica o inspiradora en todos nuestros empeños, por
triviales o prosaicos o incluso embarazosos que puedan
parecernos en nuestra lucha con las indignidades de la
existencia humana. Los maestros sabios nos aseguran que
cada momento de nuestras vidas diarias puede traernos
enseñanza y bendición si utilizamos cada uno para acoger la
santidad, la belleza y la verdad del Espíritu Divino. Los
ángeles anhelan ayudarnos y servirnos, y no existe eso de
pedir demasiado seguido o demasiado insistentemente su
socorro. ¡Los ángeles no se limitan a las escasas reservas
humanas de paciencia! No obstante, la manera en que los
invoquemos nos concederá su asistencia u obstruirá su
acercamiento a nosotros.
Cuando apelamos a la ayuda de los ángeles debemos
hacerlo con reverencia, con amor, con humildad. No se nos
pide que adoremos a los ángeles; sin embargo, cuando
sintonizamos con ellos en una visión profunda y certera
puede ocurrir que su perfección y luminosa belleza
espiritual provoque que nuestros corazones se abran en
adoración y alabanza del Espíritu Eterno. También podemos
ser conscientes de que el servicio angelical es provisto con
un espíritu de amor, reverencia y humildad.
Asimismo, es conveniente tener en mente que debemos
estar listos para ayudar a los ángeles a cambio de su
asistencia. Esto no es intercambiar, más bien es un
equilibrio de energías. Desde luego, los ángeles no nos
piden nada por sus esfuerzos en nuestro beneficio, pero
necesitan nuestra cooperación para que el objetivo celestial
se cumpla en la Tierra. Por tanto, debemos estar preparados
para hacer su trabajo así como para invocar su ayuda para
nuestros propios proyectos.
Servimos a los ángeles cuando observamos el principio de
fraternidad. El principio que subyace en la fraternidad es el
amor, así que cuando manifestamos amor —incluso hacia
algo tan simple y humilde como el rocío matutino que hace
brillar el pasto en una resplandeciente mañana de verano—
servimos a los ángeles. En la medida en que nuestro amor y
conocimiento sobre los ángeles aumente, los serviremos a
ellos y a su propósito en forma más profunda y extensa.
Podemos esperar que la ayuda angelical sea tutelar,
enriquecedora y reveladora, pero también puede ser
práctica: ¡mucha gente asegura que los ángeles nunca
fallan en encontrarle un lugar de estacionamiento!
Nuestra primera consideración cuando queramos
comunicarnos con los ángeles debe ser que ellos siempre se
contactan mediante el centro del corazón más que a través
de la mente y el esfuerzo mental. La mente existe en una
esfera diferente del corazón, que tiene su propia inteligencia
interna. Seres de planos más elevados, místicos y filósofos
espirituales se han referido a esta “mente-en-el-corazón”
como la fuente de la “razón pura”, que en esencia es el
amor. Y lo que resuena de este amor es una gran luz guía
que nunca conducirá al alma por el mal camino.
El intelecto (el aspecto inferior de las manifestaciones
terrenales de esta “mente-en-el-corazón”) es un asunto
completamente diferente.
Está unido al ego y tiende al autoengrandecimiento. Esta
mente inferior debe aprender a servir fielmente a la mente
en el corazón, creando de manera obediente las imágenes
de las cuales esta última extraerá un profundo significado
espiritual, bendiciones y poder. De esta manera, el intelecto
puede ayudar convocando a los ángeles al formar y
sustentar imágenes que el corazón puede emplear
mágicamente, creando puertas en mundos espirituales de
realidad objetiva, vital y sublime. Esta técnica puede
aprenderse y practicarse, pero debe recordarse que es el
corazón el que empuña la llave y no el intelecto.
Antes de aprender a crear estas puertas mágicas en los
mundos celestiales, puede resultar útil estudiar una historia
de la antig edad que ilustra el peligro de sintonizar la mente
más que el corazón al acoger a los ángeles.
La historia, que se cita en Amor a los ángeles, de Tomás
Moro, habla de Rubi, miembro de los Querubines o “Espíritus
de Conocimiento”, que estaba con Eva cuando entró al
Paraíso. Él sentía una gran veneración por ella y tomó a una
de sus hijas bajo su especial cuidado y enseñanza.
El nombre de la niña era Liris; era vivaz e intelectualmente
fuerte, ansiosa por aprender y por la satisfacción cerebral, y
orgullosa e inflexible en su búsqueda. Rubi se enamoró de
Liris, y a solicitud de ella reveló a sus ojos su forma radiante
despojándose de la túnica que habitualmente usaba.
Liris de inmediato lo abrazó (un símbolo, en el contexto de
la historia, de la tendencia egoísta de la humanidad a
desear poseer el supremo conocimiento, los poderes y los
dones de las esferas espirituales) y en un instante quedó
reducida a cenizas por la intensidad de la luz que emanaba
de Rubi. Y él, donde los labios de Liris rozaron su frente,
siempre sintió una ardiente agonía que no conoció tregua:
su huella destinada a quedar grabada ahí para siempre.
Este bello cuento ilustra no solo nuestra necesidad de
pureza de intenciones y de un acercamiento sabio, desde el
centro del corazón, a la comunión con los ángeles y su
inefable mundo de luz, sino también la gran carga de
responsabilidad que recae sobre los hombros de los ángeles
en sus tratos con nosotros. Ellos deben asegurarse de que
no nos deslumbremos o nos consumamos con el poder de
su iluminación para que no haya ninguna discordancia en
nuestra interacción. Nuestra parte en esta responsabilidad
compartida es trabajar siempre desde el corazón al
conversar con los ángeles.
Meditación de la rosa
Una buena manera de asegurar que estás sin duda centrado
en la conciencia del corazón es simplemente tocar el centro
del pecho e instruir a tu conciencia para que se eleve de
este punto sagrado antes de iniciar la comunión con los
ángeles. Pide ayuda para encontrar la mente del corazón, y
la ayuda te será dada.
Empieza concentrándote suavemente en tu respiración;
deja que se vuelva un poco más profunda, un poco más
lenta que la normal.
Busca la ligereza. Deja que tu conciencia fluya hacia tu
corazón y encuentra paz y renovación en él.
Siente cómo tu mente se aquieta, se tranquiliza y serena, la
doncella arrodillada del corazón, bañada en su tranquila luz
y lista para servir a sus deseos. Emite una invitación,
hablada o en silencio, para que los ángeles se acerquen y
vengan en tu ayuda.
Deja que tu mente descanse en la imagen de una rosa
perfecta que brilla con un suave y rosado fulgor, con la
tonalidad rosada de un bello amanecer; contémplala
iluminada y bella en el centro de tu corazón. Esta rosa es
una joya en tu corazón, es en verdad el corazón de
corazones.
Contempla con fascinación cómo la rosa abre sus pétalos al
sol que se eleva, revelando su propio corazón dorado. De la
esencia de esta rosa mística se desprende una fragancia
dulce y sanadora, un perfume tan adorable que es como el
compás de una música exquisita.
Entra al corazón de la rosa y descansa fácilmente en su
aposento más recóndito. Una belleza infinita y el perfume
del Paraíso te rodean en un abrazo amoroso. Permanece en
su interior y escucha a los ángeles y habla con ellos con la
voz de tu corazón.
Cuando practiques este ejercicio de meditación, sin duda
entrarás en contacto con los ángeles. Si te tranquilizas y
aquietas tu mente, te concentras en tu respiración y colocas
tu conciencia en el centro de tu corazón, nada tendrá el
poder de ponerte obstáculos.
Es necesario hacer esto para establecer un contacto sólido y
verdadero con los ángeles y conversar con ellos en un nivel
superior de conciencia, pero ninguna condición humana
bloquea nunca el camino al grado de que la comunicación
se vuelva imposible. La relación con los seres angelicales es
tan natural como la habilidad humana innata para amar,
para la amistad, para dar refugio. Incluso en la locura existe
un profundo núcleo de nuestro ser que está protegido del
caos exterior y que puede escuchar y responder a la voz de
los ángeles. A pesar de que la esencia de los ángeles
definitivamente puede experimentarse por medio de una
profunda meditación, el acto de la meditación no es, por
ningún motivo, necesario cuando se establece contacto con
ellos. De hecho, a menos que se requiera un encuentro
profundo del alma con los seres angelicales, es preferible no
meditar al comunicarse con los ángeles.
Utiliza la técnica meditativa descrita antes solo unos
escasos momentos para abrir el camino, sin adentrarte
demasiado en los mundos en su interior, y regresa a la
conciencia normal, quieto y alerta, y escucha las
instrucciones que provienen de las voces angelicales.
Muchas personas prefieren escribir lo que le quieren decir a
los ángeles, e incluso encuentran aún más útil escribir su
respuesta, como si los ángeles les estuvieran dictando
cartas.
Siempre recuerda agradecer a tus ángeles su amor
incondicional al ayudarte. Este simple gesto abre el corazón
a la gratitud y asegura que los dones que anhelan y aman
darte son recibidos con complacencia y totalmente. El
agradecimiento sin ningún asomo de obligación o
compromiso es la nota adecuada en todos tus tratos con los
ángeles.
La imagen que emplees para crear tu ventana mágica hacia
los mundos angelicales no tiene que ser la de una rosa.
Algunos comulgantes prefieren emplear las imágenes de un
Lago de Paz, un Jardín del Paraíso, la Llama Sagrada, el
Árbol de la Vida, u otro símbolo arquetípico. Otros optan por
emplear su animal totémico para guiarlos en su camino
hacia las estrellas. (Encuentra a tu animal totémico
entrando en un estado meditativo ligero y llamándolo. En
este intento te ayudarán también los espíritus del aire, a
quienes les gusta moldear una nube con forma de animal
para guiarte. Una vez que tu animal totémico te haya sido
revelado, aparecerán espontáneamente otras fuentes que lo
confirmen.)
Una consideración importante al disponerse a entrar en
contacto con los ángeles es no esforzarse mucho ya que
esto bloquea el canal.
Es necesario que calmes y aquietes tu deseo, elevándolo
del ruidoso plexo solar y el centro de la cabeza al corazón,
en donde todo es paz.
Tienes que cultivar el paradójico deseo desapasionado.
El punto final a tomar en consideración es la técnica del
autoarraigo. Es bueno estar arraigado antes de iniciar tu
comunicación con los ángeles porque te sientes con más
control de tus pensamientos y de tu percepción.
Un método preferido es imaginar que en las plantas de tus
pies crecen saludables raíces que se arraigan en lo más
profundo de la esencia de la Madre Tierra. Otra táctica es
sostener un cristal curativo (limpiado previamente: sostenlo
durante un segundo o dos bajo el chorro de agua fría), como
una piedra de sangre o un cuarzo ahumado, en tu mano
izquierda durante unos momentos hasta que te sientas
estable y centrado. Una tercer alternativa es afirmar en voz
alta, con el pulgar e índice derechos unidos: “Yo estoy”, al
inhalar, y “Presente”, al exhalar. Hacer lo anterior tres
veces.
Una cuarta forma es cobrar conciencia suavemente de tus
ciclos de respiración, y después observar una espiral de
brillante luz plateada surgir de tu chakra tierra, que está
situado justo debajo de tus pies.
Deja que te encierre en círculos ascendentes hasta que
llegue a tu chakra estrella, que se localiza muy cerca de tu
coronilla. Desde este chakra estrella, que desborda fulgor,
lleva un haz de luz hacia abajo a través del centro de tu ser
hasta llegar a tu chakra tierra. Puedes intentar este método
los días que te sientas soñador y tus pensamientos estén
particularmente desobedientes. Si experimentas días en
que tus energías están demasiado inestables, el dedicar un
poco de tiempo a la jardinería (especialmente a la
excavación), o caminar en la naturaleza, te ayudará. Y
siempre valdrá la pena recurrir a los ángeles terrenales para
estabilizar y centrar esas caóticas energías.
Pero tal vez lo más importante de todo sea recordar que no
tienes que llevar a cabo elaborados preparativos para
hablar con los ángeles. Estos métodos son solo para darte
resultados óptimos y familiarizarte con lo que es en esencia
un proceso muy natural. Una vez que te acostumbres a esta
comunión especial, podrás ir al centro de tu corazón a la
velocidad de la luz y llamar o consultar a los ángeles
instantáneamente muchas veces al día. Cuando desees una
comunicación más profunda o te sientas prosaico y
bloqueado, encontrarás muy útiles los métodos descritos
anteriormente. En resumen:
1. Trabaja desde el corazón cuando convoques a los
ángeles: toca el centro de tu corazón y permite a tu
conciencia fluir tranquilamente dentro y desde tu corazón.
Pide ayuda para verdaderamente conectarte con este punto
sagrado dentro de tu conciencia, que es el altar de tu
morada interior.
2. Enfócate poco a poco en tu respiración hasta que sientas
que respiras suavemente a través de tu corazón, adentro y
afuera, recibiendo y dando tu esencia más íntima al
universo. Recuerda que los ángeles se ponen en contacto y
entran en nosotros a través del aire, o más correctamente,
por medio de la esencia más fina dentro del cuerpo de aire
físico que nos comunica con nuestros sentimientos.
3. Arráigate visualizando fuertes raíces que crecen en la
planta de tus pies y descienden a lo profundo de la Tierra, o
utilizando alguno de los otros métodos descritos arriba.
4. Invita a los ángeles a tu corazón, a tu conciencia, para
que ellos puedan acercarse.
5. Si te sientes alejado de tu ser espiritual y necesitas
armonía, relájate y avanza por medio de algunos de los
sencillos pasos de la Meditación de la Rosa o una secuencia
similar. Es conveniente no adentrarse en la meditación a
menos que desees una comunión profunda más allá de las
palabras. Normalmente no necesitarás más que una mente
quieta y un corazón abierto. (En las ocasiones en que
medites más profundamente, es importante para tu propia
seguridad y comodidad que “selles los chakras”. Estas siete
puertas interiores a los reinos espirituales se localizan en
nuestro ser corpóreo en la coronilla, la frente, la garganta, el
corazón, el plexo solar y justo debajo del ombligo y la base
de la espina. Piensa solamente en una brillante cruz
plateada rodeada de luz y sella cada centro con este
símbolo tan pronto estés listo para salir de la meditación.)
6. Habla con tus ángeles y escúchalos. Si la situación lo
permite, toma nota de tus mensajes con tus ángeles y de
los de ellos contigo. Si eres paciente siempre tendrás una
respuesta.
7. ¡No te esfuerces demasiado!
8. Agradece a tus ángeles su presencia, comunicación y
ayuda. Al darles tu agradecimiento sincero les estarás
haciendo un ofrecimiento de amor caracterizado por una
ingenua felicidad.
Incluso si algunas veces no te sientes de esta manera, aun
así es importante dar las gracias.
Los ángeles se deleitan con la raza humana; cuando
empiezas a comunicarte con ellos también empiezas a
conocer algo de su amor y compasión perfectos, y a ser
recibido por ellos como un valioso amigo y compañero.
CAPÍTULO DOS
VISIÓN DE LOS ÁNGELES
Los ángeles conservan sus antiguos lugares;
¡Solo voltea una piedra y empieza un aleteo!
Eres tú, son tus rostros descontentos,
Los que yerran la cosa más esplendorosa. FRANCIS
THOMPSON
El cielo albea con alas de ángeles,
La Tierra y el mar con olas blancas. POEMA MEDIEVAL
IRLANDÉS
Al considerar la cuestión de cómo son los ángeles y cómo
podemos verlos, nuestro órgano óptico más importante es
la imaginación, nuestro ojo interior. Como vivimos en una
cultura que ha denigrado las facultades imaginativas
durante muchos siglos, no es una tarea fácil darle crédito a
dicha afirmación, y a algunos les parecerán términos
contradictorios. Sin embargo, es una verdad simple y
profundamente secreta que la imaginación es la llave para
una visión precisa de los planos interiores.
Sir George Trevelyan, filósofo esotérico, y otros, han
sugerido que la razón por la cual la mayoría de nosotros
somos diestros es porque tendemos a exagerar el uso del
lado izquierdo de nuestro cerebro: el cerebro “masculino”,
analítico, racional, que controla nuestro pensamiento lógico,
nuestra conciencia espacial o práctica y el lado derecho del
cuerpo, y a menudo desdeñosamente descuidamos el lado
“femenino”, la porción derecha del cerebro que controla el
lado izquierdo del cuerpo y da cauce a nuestra conciencia
del alma. El resultado es que nuestros órganos más sutiles,
más refinados para percibir los mundos interiores se han
atrofiado, lo que denotan nuestras débiles y analfabetas
manos izquierdas.
Para rectificar el equilibrio necesitamos aprender a meditar,
a caminar en la naturaleza, a liberar la habitual represión de
nuestro espíritu creativo, a leer poesía, a admirar la pintura
y otras expresiones del arte; a escuchar música que
seduzca nuestros sentidos más elevados, y a mirar en el
corazón de las formas naturales. Lo que empezaremos a
percibir de los ángeles por la gracia de esta delicada
estimulación, al principio estará inevitablemente influido por
la proyección humana, por las limitaciones que
circunscriben nuestro pensamiento y nuestras actitudes.
Pero la imaginación por sí misma ofrece una ruta de escape
de estas limitaciones, porque es la imaginación la que pone
en acción a las facultades mentales más elevadas y nos
conecta a través del chakra del corazón con nuestro
verdadero ser espiritual: el Bienamado.
Cuando esto ocurre, a pesar de que los canales de nuestra
visión puedan estar esculpidos por la cultura y el lenguaje,
la época y el género, se conectarán con una fuente que no
tiene límites. Aunque sean individuales, estos canales
permanecerán como receptáculos sólidos y bellos para el
surgimiento de la verdad y reflejarán en sus profundidades
lo universal y eterno. Mediante la práctica empezaremos a
ver cada vez con mayor claridad, cada vez más
sinceramente a través de este ojo de la imaginación, al que
los esotéricos asocian con el Tercer Ojo, situado en la frente,
entre —y justo arriba de— los ojos físicos.
El primer registro sistemático de los ángeles en la historia —
del que tenemos noticia— ocurre en textos que pertenecen
al zoroastrismo (una fe iluminada de Oriente que
practicaban los seguidores de Zaratustra y que es anterior a
todas las religiones tempranas), en el Antiguo Testamento,
en los Evangelios apócrifos (escritos antiguos que fueron
excluidos del Antiguo Testamento), en los Evangelios
(especialmente en el Libro de las Revelaciones, de Juan), en
un conjunto de escritos místicos sobre teología que se
supone fueron redactados por Dionisio el Aeropagita (un
ateniense que vivió en el siglo sexto a.C) y en el antiguo
sistema esotérico de la Cábala.
El islam también enseña un vasto sistema de ángeles, y a
pesar de que su origen proviene de las fuentes señaladas
arriba, los sabios islámicos basaron su inspiración en textos
mucho más antiguos que tuvieron origen en la escritura
zoroastriana, en el esoterismo hermético y alquímico, en las
enseñanzas budistas y chamánicas, y en los misterios
babilonio-caldeos, egipcios, asirios, persas y
mesopotámicos.
Hay registros hindúes muy antiguos sobre la existencia de
seres que habitan en los mundos espirituales, aunque
comparados con aquellos de la Cábala y el Antiguo
Testamento, estos seres parecen mitad ángeles y mitad
espíritus de la naturaleza. Comprenden las apsaras
(doncellas celestiales que a menudo tienen amantes
mortales), los kinnaras (mitad pájaros) y los gandharvas
(músicos celestiales). Las visiones de los ángeles abundan
en todas las culturas, desde la prehistoria hasta nuestros
días.
Los ángeles del Antiguo Testamento y de la Cábala son
vistos a través de la lente de una fe religiosa más extrema y
paternalista. La Cábala describe el gran Árbol de la Vida o
de la Creación, enraizado en la región inferior de la Tierra y
que asciende al cielo superior.
Dicho Árbol constituye los niveles de las diez sefirot, los diez
Atributos Divinos que inspiran, conforman y gobiernan el
universo visible e invisible. El Árbol al que dan forma es
poderoso, no obstante que adopta la apariencia de un rosal
en el que las sefirot parecen florecer igual que diez esferas
o rosas. En el corazón de estas mora una figura alada,
porque las sefirot son dotadas de alma por los ángeles.
La rosa más alta revela al gran ángel Metatrón, quien está
colocado más cerca del trono de la Deidad. Aquí
reconocemos a un ángel que ha atravesado el camino de la
evolución humana porque Metatrón alguna vez encarnó en
el profeta Enoc. En su forma humana reveló el alfabeto
enoquiano, que comprendía un lenguaje angelical tan
poderoso que la utilización ignorante de sus componentes
no terrenales podía aniquilar terriblemente a aquellos que
los pronunciaran, no por un mal inherente al lenguaje
mismo sino porque los pobres mortales no se podían
acercar al dinamismo de las fuerzas angelicales sin sufrir
una inmediata eliminación. El espíritu no se pierde, por
supuesto, pero todos los vehículos inferiores se disuelven y
tienen que ser reconstruidos.
Se dice que Dios colocó su propia corona sobre la cabeza de
Enoch y le confirió setenta y dos alas e innumerables ojos,
transformando su carne en llamas vivas, sus nervios en
fuego zigzagueante, sus huesos en brasas incandescentes y
lo rodeó de tormentas titánicas, torbellinos, truenos y
relámpagos. Colocado sobre los demás ángeles, las
características humanas de Metatrón se manifiestan como
las de un profeta muy antiguo, barbado, con una luz bendita
en sus ojos. Su ser angelical es un niño que ríe,
eternamente joven, divinamente hermoso y que emite un
infinito resplandor celestial.
Arriba de él están los Serafines, aunque de acuerdo con
Isaías estos ángeles de seis alas no tienen una autoridad
superior a Metatrón, antes al contrario, lo sirven
continuamente. Viven y se mueven y tienen su ser dentro
de las fluidas vestiduras de este poderoso ángel, cuyo
ropaje “llena todo el Templo” y están bañados con la
luminosidad del arcoíris, vinculando a Metatrón con los siete
grandes rayos de la creación y sus ángeles, los Eloínes.
Ezequiel describe a los Querubines de cuatro alas que
rodean a Metatrón también como una radiante luz dorada:
Y sus pies eran pies rectos; y la planta de sus pies era como
la planta del pie de un becerro; y ellos resplandecían como
el color del metal bruñido. Y tenían las manos de un hombre
bajo sus alas en sus cuatro costados… Sus alas estaban
unidas una a otra… Y en cuanto a la semejanza de sus
rostros, los cuatro tenían la cara de un hombre, y la cara de
un león, en el lado derecho; y los cuatro tenían la cara de un
buey en el lado izquierdo; los cuatro también tenían la cara
de un águila.
Raudales de esencia ardiente fluyen como ríos de
relámpagos de los Querubines, engendrando incontables
ángeles.
Si Metatrón mora dentro del primero de los Diez Divinos
Principios bajo el Árbol, en el corazón de la segunda rosa
está la figura alada de la Sabiduría o Sofía, la deidad
principio, llamada Binah en la Cábala.
(En algunas interpretaciones ella mora en la tercera esfera
de las sefirot.) En el arte religioso se la representa como un
ángel con un atuendo color carmesí sentado en esplendor
sobre su majestuoso trono. Refleja a la diosa ataviada con
sus tres colores sagrados: rojo, negro y blanco. El rojo es el
color del amor universal, así como el color del serafín que
intenta inflamar a los mortales con el sagrado fuego del
Amor Divino. El negro es el color de su oscuridad curativa
que permite a la humanidad contemplar las estrellas. El
blanco es el color de la estrella de su corazón, en cuyo
ascendiente se congrega el amor universal en todas las
tribus que conforman la humanidad después de que la
oscuridad las ha atrapado para enseñarles la diferencia
entre lo real y lo irreal. Ella deposita la esencia de su
sabiduría en el arcángel Gabriel, el arcángel de la Luna (el
cual creo que debe representarse como del género
femenino, aunque como se nos ha dicho que los ángeles
continuamente cambian su manifestación de género, tal vez
este punto resulte irrelevante).
Hay tres ángeles a la izquierda del Árbol de la Vida.
Zadquiel (generalmente llamado Cassiel) es el Ángel de la
Contemplación, y es conveniente pedir su bendición en el
esfuerzo humano más importante: el arte de la meditación.
Su nombre significa “conocimiento de Dios” y gobierna
Saturno. Sombrío y poderoso, es el Señor de los Querubines.
Samael, gobernante de Marte, a menudo es llamado el
Ángel del Mal debido a su asociación con el Portador de la
Guerra planetario.
Pero sus influencias no necesitan utilizarse con ese
propósito; en lugar de eso, nos pueden llenar de energía y
proporcionarnos vitalidad, determinación y un espíritu de
lucha armonizado por el amor, convirtiendo la resignación
aletargada en acción transformadora. La evolución no podía
progresar sin Samael, y en la visión cabalística se le
considera en su gloria original, resplandeciente de joyas y
piedras preciosas, antes de que la humanidad degradara
sus energías.
Rafael, el Ángel de la Sanación, Patrón de los Viajeros,
Médico Divino, se representa con un sombrero de peregrino,
un bastón y un botella con elíxir sanador.
Sobre el tallo del Árbol aparecen Miguel, Gabriel y
Sandalfón. A pesar de que Miguel se ubica abajo de
Metatrón en el sistema de la Cábala, otras fuentes afirman
que los dos son el mismo. El maestro espiritual Águila
Blanca dice de este indescriptiblemente glorioso ángel que
empuña la espada de la verdad espiritual y que encabeza la
corriente angelical de la vida:
El arcángel Miguel es el mensajero del centro de la vida, uno
de los siete que rodean el trono de Dios. Un gran espíritu del
sol con una espada resplandeciente sobre un caballo blanco,
anuncia la llegada del día de la luz de los espíritus, que
romperá todo sobre la Tierra. El arcángel Miguel es un ser
de gloria y luz magnificentes, y su misión es trabajar con
todos los seres angelicales como líder y dirigente supremo
de la vida angelical en los mundos invisibles… Siempre que
sentimos un fresco influjo de luz, amor y sabiduría divinos,
el arcángel Miguel se encuentra cerca y puede ser visto por
todos aquellos que han desarrollado sensibilidad, que han
sido dotados con la visión.
Al arcángel Miguel también con frecuencia se le representa
en el acto de clavar una lanza a una serpiente o un dragón
que se retuerce a sus pies. No obstante, como se ha
argumentado, al dragón no le da muerte la filosa lanza de la
elevada conciencia sino que, más bien, se transforma en
una criatura de sabiduría.
Gabriel, que dirige la Sabiduría Espiritual de Sofía, asume la
forma de un hermoso joven que porta un atavío bordado en
seda verde y sostiene un cuerno dorado que lleva a sus
labios.
Sandalfón es el Espíritu Guardián, señor y prototipo de todos
los ángeles guardianes. Es Maestro de Canto, Ángel de
Gloria y Ángel de Oración. Está dispuesto en el tronco del
Árbol, sobre el mundo físico, pero su altura se extiende
hasta las esferas del universo y es más grande que
cualquier otro, con excepción de Metatrón, por “una travesía
de quinientos años”.
Todos los antes descritos son ángeles cósmicos, concebidos
por hombres antiguos de rígida fe que veían a través de
ellos la grandeza y el orden sagrado del misterioso cosmos.
No obstante, incluso los grandes ángeles cósmicos que
encabezan huestes inimaginables pueden comunicarse con
los seres humanos de manera directa y personal cuando
surge la necesidad —por lo general en los momentos más
patéticos de la historia—. Los ángeles que se ocupan de
nosotros individualmente sin duda provocarán nuestro
asombro y reverencia, pero no despertarán el
sobrecogimiento y terror en nuestros corazones que la
conciencia de los ángeles cósmicos tradicionalmente
inspira. Si bien tal vez no debemos nunca olvidar o pasar
por alto la majestuosidad y esplendor de esos vastos e
inconmensurables seres que sostienen las proporciones
divinas del universo manifiesto, sería de más ayuda
acercarnos a los ángeles y trabajar conscientemente con
ellos meditando en aquellos que nos tocan y bendicen en
nuestro sendero vital individual. A continuación se presenta
una descripción de una visión personal del padre Lamy, un
sencillo y devoto sacerdote francés nacido a mediados del
siglo XIX, que era visitado frecuentemente por los ángeles.
Sus vestiduras son blancas, pero de una blancura
sobrenatural.
No la puedo describir porque no puede compararse con la
blancura terrenal; es mucho más suave a los ojos. Estos
resplandecientes ángeles están envueltos en una luz tan
diferente de la nuestra que en comparación todo lo demás
parece oscuro. Cuando se ve a un grupo de cincuenta uno
se pierde en asombro. Parecen vestidos con láminas
doradas en constante movimiento, como muchos soles.
Un ángel llamado Sargolais ha descrito a sus camaradas
ángeles como “seres radiantes de luz palpitante”, al
explicar que la radiación que emana de ellos tiene una
calidad diferente, más mágica, que la luz material (como
confirma el padre Lamy). Los cuerpos angelicales están
simultáneamente en tantos lugares diferentes que
observarlos en ese estado sería como contemplar el reflejo
de una regresión eterna, en la que las imágenes se ordenan
a sí mismas en la forma de una flor o una rueda perfectas.
En su centro aparece “una intrincada tracería de fibras,
como filigrana…, fibras de energía que fluye”, las que
Sargolais describe como un reflejo de los canales humanos
de energía espiritual llamados meridianos. Estos bellos y
delicados filamentos se congregan en el cuerpo lleno de
pétalos del ángel y también se extienden hacia afuera, en
una dimensión espiritual a través del universo, como
vestidos henchidos de una exquisita manufactura de tela de
araña, de muchos colores, de los colores del arcoíris, de la
más pura y abarcadora luz. ¡Las palabras son un recurso
muy pobre para expresar la belleza de un ángel!
Águila Blanca también describe la apariencia de los ángeles:
Los ángeles del mundo espiritual que te cuidan y aman son
muy felices con tu respuesta a su influencia y ayuda. De
nada te serviría tener los ojos totalmente abiertos al
resplandor de los seres espirituales que trabajan contigo, no
podrías soportar vivir tu vida terrenal si sintieras tan
poderosamente las vibraciones de estos compañeros
divinos. Pero ocasionalmente te podemos transmitir una
imagen de su belleza y amor.
Hablas de amor y aspiras a amar; lo haces con valor a tu
servicio, pero incluso así no puedes comprender la belleza
de estos ministros angelicales.
Los ángeles son seres de dos o tres veces tu estatura, seres
con alas resplandecientes y sin límite. Grandes rayos de luz
se derraman de ellos ligeros como plumas, como alas
blancas, y te llevan paz y amor. Las emanaciones que salen
en círculos de la cabeza les dan la apariencia de alas.
Al hablar de seres alados debes entender que la emanación
que proviene de estos seres etéricos adopta la forma de
alas, de manera que al mirarlos fugazmente tendrás la
impresión de formas humanas altas con alas. Estas “alas”
son rayos de poder y fuerza; pueden ser envolventes y
protectores y de ellos emanan las fuerzas de Dios.
Debido a que la forma humana es sagrada en su diseño, los
ángeles siempre pueden asumir esta forma hasta cierto
punto; en su sentido más amplio posee una cierta
universalidad. El Sefer Zohar nos dice que “cada vez que los
espíritus celestiales descienden a la Tierra, se revisten de
elementos corpóreos y se aparecen a los humanos en forma
humana”. ¡Sin duda, ha habido innumerables encuentros
con ángeles que parecen prosaicos y humanos hasta que
ejecutan un acto de servicio y desaparecen! Incluso en el
plano etéreo, Águila Blanca habla de que todos los ángeles
“asumen la apariencia de una cara humana”.
No a todos se les concederá ver un ángel que de manera
temporal ha encarnado (¡aunque con frecuencia aparecen
cuando y donde menos se espera!), pero cualquiera con
paciencia puede desarrollar una sensibilidad más fina para
que a través de ellos se pueda reconocer su presencia. La
imaginación es la clave; cuando esta facultad tan misteriosa
y preciada se utiliza correctamente, percibirás un mundo de
diferencia entre su infinitamente delicado y refinado don de
la conciencia (que puede registrar la realidad más sublime y
la resonancia más sutil de percepción), y esa torpeza
mecánica del aparato perceptivo que registra la realidad tan
falsamente que decimos: “Oh, solo era mi imaginación
jugándome bromas”. La primera es una prueba de una
verdad siempre avasalladora; la segunda es tropezarse
repentinamente con la decepción. Por supuesto, la primera
tarea es aprender a discernir entre las dos, porque la
imaginación que aparentemente “juega bromas”, ¡a veces
puede ser un atisbo en la realidad!
Sin importar de qué manera empieces a percibir la
presencia angelical —ya sea a través de un olor, forma,
color, sonido, imagen o una delicada emoción (un
sentimiento sagrado de paz o amor, lo que algunos han
descrito como una amable dulzura, una compasión mística o
una atmósfera de amorosa espiritualidad)—, es importante
no mostrar impaciencia ni esforzarse demasiado. La
excitación es una emanación grosera; enmaraña las suaves
conexiones tejidas entre nuestra alma y los ángeles,
bloqueando eficazmente el acercamiento y la comunión.
Ello se debe a que el ego, o la presuntuosa naturaleza
terrenal, queda a cargo y hace descender las vibraciones de
nuestra percepción con su intenso deseo.
De modo interesante, si examinamos esta intensidad o
tensión, encontraremos miedo en el fondo —miedo de no
obtener lo que queremos—, y por supuesto, el miedo es el
gran enemigo del espíritu y trae consigo una vibración
ruinosa. Así que modera tu deseo, retenlo pero despójalo
del impulso egoísta y tu camino hacia adelante no se verá
obstruido ni reprimido.
Las cualidades que necesitamos albergar dentro de nosotros
con el objeto de facilitar la comunicación angelical son la
paciencia, la confianza, la serenidad, y por último, la
humildad, sin la cual no nos podemos escapar de los
confines y la opresión del yo inferior. Que por ningún motivo
debemos extraer nuestra visión de los ángeles de un canal
religioso o doctrinario se ilustra sucintamente en el
siguiente verso del poeta inglés del siglo XIX, James Henry
Leigh Hunt. Presenta sus argumentos tan maravillosamente
que le concedemos la última palabra:
Abou Ben Adhem (¡que su tribu crezca!)
Se despertó una noche de un profundo sueño de paz, Y
contempló, a la luz de la luna en su habitación, Que la
inundaba como una azucena en flor,
A un ángel que escribía en un libro de oro.
La abundancia de paz hizo a Ben Adhem osado,
Y a la presencia en la habitación preguntó:
—¿Qué escribes?—. La visión levantó la cabeza,
Y con una mirada de la más dulce armonía
Respondió: —Los nombres de aquellos que aman al Señor.
—¿Y el mío es uno de ellos? —dijo Abou—. No, no lo es —
respondió el ángel.
Abou habló un poco más bajo,
Pero todavía alegremente, y dijo—: Te ruego, entonces, Que
me inscribas como alguien que ama a su prójimo.
El ángel escribió y desapareció. La noche siguiente Llegó
otra vez con una gran luz deslumbradora,
Y mostró los nombres que el amor de Dios había bendecido;
¡Y, oh! El nombre de Ben Adhem encabezaba a todos.
CAPÍTULO TRES
LOS ÁNGELES GUARDIANES
Porque Él te ha puesto a cargo de sus ángeles, para
guardarte en todos los caminos. SALMO 90
Y estos son los nombres de los benditos ángeles que vigilan.
Uriel, uno de los benditos ángeles que está sobre el mundo
y sobre el Tártaro. Rafael, uno de los benditos ángeles que
está sobre el espíritu de los hombres. Raguel, uno de los
benditos ángeles que cobra venganza en el mundo de la
luminarias.
Miguel, uno de los benditos ángeles, es decir, aquel que
está sentado sobre la mejor parte de la humanidad y sobre
el caos. Saraquel, uno de los benditos ángeles que está
sentado sobre los espíritus que pecan en espíritu. Gabriel,
uno de los benditos ángeles que está sobre el Paraíso y las
serpientes y los Querubines. Remiel, uno de los benditos
ángeles a quien Dios sienta sobre aquellos que se elevan.
APÓCRIFO, LOS MANUSCRITOS DEL MAR MUERTO
Hay un ángel sobre todos los demás que está a nuestro lado
desde antes de nuestra concepción hasta después de
nuestra “muerte” terrenal. Este es el famoso ángel de la
guarda, y cada miembro de la familia humana tiene
infaliblemente asignada una de estas compañías
angelicales, sin importar las circunstancias, cada vez que él
o ella encarna en la Tierra.
El ángel de la guarda está ligado a los grandes ángeles
planetarios que actúan bajo las órdenes de los Señores del
Karma, y quienes a través de procesos astrológicos iluminan
el sendero kármico a lo largo de la vida de cada ser
humano, de acuerdo con su signo solar.
Cuando un alma está lista para encarnar, se requiere la
alineación exacta de las fuerzas planetarias para asegurar
que el alma que llega lo haga en las circunstancias precisas
necesarias para continuar sus progresos únicos hacia la
realización espiritual. El ángel de la guarda, bajo las órdenes
de una jerarquía que incluye al ángel o ángeles planetarios
con quienes está conectado, es fundamental para reunir a
los potenciales padres y ayudar a construir el cuerpo del
alma que está encarnando, con todos sus vehículos sutiles,
dentro del útero.
Los seres planetarios con quienes el ángel de la guarda
trabaja para llevar a cabo esta tarea, construyen cada
cuerpo humano en embrión bajo los mismos principios
empleados para construir el cosmos, e implantan en él el
mismo dinamismo creativo que el del universo.
De esta manera, cada ser humano es un microcosmos del
macrocosmos. La humanidad es creada a imagen de la
Deidad.
Los ángeles planetarios de nuestro sistema solar están
relacionados con, o son una proyección de, “los Siete que
rodean el Trono”, el asiento de la conciencia del Espíritu
Divino. Siete es el número sagrado de la creación, y los
siete primeros planetas que existen en nuestro sistema
solar comprenden la espiral física, o inferior, de este número
místico. El resto de los planetas empieza la escala otra vez,
como las armonías más elevadas de los siete planetas
inferiores; de esta manera, la esencia emisora del número
siete continúa sin parar hasta altísimas alturas más allá de
nuestra concepción, desde donde los siete grandes rayos de
la creación dan vida a todo lo que se mueve y está dotado
de conciencia. Encabezando cada uno de estos rayos se
encuentra un miembro de los Eloínes, los Grandes que
constituyen una fila alrededor del Trono del Dios-Diosa.
Los nombres de los arcángeles planetarios son:
Miguel, gobernante del Sol, a quienes debemos pedir
fuerza, protección espiritual, revelación, verdad e
iluminación.
Rafael, arcángel de Mercurio, a quien debemos pedir
curación, energía, conocimiento, purificación y autocontrol.
Anael o Haniel, arcángel de Venus, a quien debemos pedir
amor, compasión, armonía, belleza y sabiduría; este gran
arcángel de Venus está también estrechamente asociado
con el Ángel de la Tierra.
Gabriel, arcángel de la Luna, a quien debemos pedir auxilio
en nuestras esperanzas, sueños, aspiraciones y el
nacimiento de nuevos proyectos y todo lo que tenga que
ver con la maternidad, nacimientos, bebés y niños, y
aquellos aspectos de la espiritualidad que están asociados
con la Madre Divina, y fuerza para sobreponernos al miedo.
Samael o Camael, arcángel de Marte, a quien debemos
acudir para tener valor, fuerza, protección de los inocentes,
voluntad y energía estimulante.
Saquiel o Zadquiel, arcángel de Júpiter, a quien debemos
pedir justicia arraigada, ley y orden, sabiduría, humor,
caridad, abundancia, éxito y generosidad.
Cassiel, arcángel de Saturno, a quien debemos llamar para
la paz, la armonía y la serenidad, y en todas aquellas
situaciones de la vida en las que necesitamos la profunda
sabiduría de los ángeles que registran las acciones de los
hombres (que tienen que ver con las vidas pasadas y
presentes, los registros akásicos, la historia de la
humanidad y de la Tierra, etcétera).
He aquí unas palabras del maestro ascendido Águila Blanca
sobre los ángeles de los planetas, que “conducen” o
“armonizan” de acuerdo con su propio arcángel, a los
ángeles guardianes de cada planeta:
Los rayos de los planetas infiltran toda la vida de la Tierra
[…] En la medida en la que escudriñamos la senda de la
evolución, luchamos por entender y recibir de manera más
completa en nuestros seres estas vibraciones de vida.
Cuando un alma ha aprendido a vibrar armoniosamente con
todas las formas de vida ha alcanzado la excelencia.
A aquellos de ustedes que no han cobrado conciencia del
poder de las influencias planetarias sobre la Tierra les
pedimos que se esfuercen en hacer conciencia de esta
presencia, de su influencia y de las bendiciones que estas
fuerzas angelicales están derramando sobre la humanidad.
Los ángeles mensajeros de otros planetas vienen a reforzar
sus cuerpos más elevados.
Trabajan con ustedes permitiéndoles enviar a otros seres
humanos rayos de luz fuertes y claros. La luz no se
desperdicia porque esta se refleja y regresará a ustedes y
provocará que sus cuerpos más elevados y más sutiles se
vuelvan puros y fuertes y receptivos y activos en los planos
más prominentes de sus vidas.
Los mensajeros, o los seres angelicales de Mercurio están
muy activos en el momento presente. La influencia que
proviene de ellos les ayudará a conseguir el autocontrol. Si
ustedes responden a esos seres angelicales, en su vida
diaria el autocontrol los conducirá a alcanzar la perfección
en la acción, en el pensamiento, a la sintonía con el cosmos.
Los mensajeros que vienen a ayudar a la humanidad desde
el planeta Venus llevan armonía a tu vida, armonía al centro
de tu ser. Estos ángeles acogen y llevan la sabiduría, porque
los ángeles de Venus son tan agradables, están llenos de
amor y belleza. El autocontrol, la armonía y el amor —la
sabiduría y el amor de los ángeles de Mercurio y Venus—
tienen el gran poder de perfeccionar a la raza humana.
Y también están aquellos que registran las acciones
silenciosamente, los ángeles de Saturno, a quienes
llamaremos los ángeles de la luz. Ellos no permitirán que un
alma vaya más allá hasta que haya aprendido las lecciones
exactas y precisas que tiene que aprender. Los ángeles de
Saturno se mueven con lentitud y seguridad, pero ayudan a
la humanidad a recoger una cosecha buena, rica y dorada.
Los ángeles de Saturno y Mercurio son tan brillantes.
Los ángeles de Urano dan el toque de trompeta; llegan
velozmente trayendo consigo la disolución de las
condiciones sólidas que Saturno ha establecido y
cristalizado. Esta limpieza y purificación es un aspecto de
Dios Padre-Madre posiblemente no comprendido por los
jóvenes de espíritu. Si las cosas son arrancadas de tu vida,
debes saber que todo es constructivo, que todo es bueno.
Trabaja en armonía con las fuerzas de Dios y ve todo en
construcción, evolución, crecimiento y belleza.
Por otro lado, el trabajo de los ángeles de Marte es de
inmenso valor para la humanidad, ya que trae consigo
estímulo, un aumento de luz, el valor y la energía que todos
necesitan para avanzar en el camino. Los ángeles de Júpiter,
que ahora están en mayor contacto con la Tierra, sostienen
las balanzas y traen consigo la ley y el orden, y mediante su
influencia aquellas almas que están particularmente en
sintonía con las vibraciones de Júpiter absorben un poder
maravillosamente benéfico.
[…] Es imposible contender de manera adecuada con estas
verdades tan profundas. Solo hemos capturado un atisbo de
la grandeza del universo: solo indicios de las posibilidades
que yacen en nuestro interior. Pero cada vez que te
esfuerzas en alcanzar los lugares elevados de la luz celestial
estás haciendo contacto con poderosas fuerzas angelicales,
porque en cada uno de ustedes está presente la atracción
magnética mediante la cual entran en sintonía con el poder
angelical, un rayo planetario. Estos rayos se experimentan
en diferentes grados, pero en ti, individualmente, radica el
poder para atraer y absorber en tu ser tus propias fuerzas
planetarias.
Es a tus “propias fuerzas planetarias” a las que tu ángel de
la guarda está vinculado, para ayudarte a absorberlas y
responder a ellas a través de tu ciclo de vida terrenal.
Un ángel guardián está incondicionalmente con cada alma
humana durante cada momento que pasa en la Tierra, ya
sea dormida o despierta. A su muerte, el ángel de la guarda
la recibe en los mundos espirituales, colaborando con el
gentil ángel de la muerte para desatarla suavemente y
desprenderla por completo de las ásperas cuerdas
terrenales (si el alma lo permite), y esperándola como un
aval al otro lado del velo que separa el mundo físico de los
éteres más finos.
El ángel guardián no puede impedir a su encargo humano
que enfrente su karma a lo largo del camino, pero puede
protegerlo de obstáculos y accidentes innecesarios. Puede
ayudar al alma a encaminarse por un sendero en el cual los
efectos kármicos sean más creativos que destructivos, y si
el alma escucha y responde verdaderamente a las
indicaciones de su ángel, puede ser incluso posible para ella
exonerarse o elevarse por encima del escollo kármico, de
manera que su impacto sea anulado. No es exagerado decir
que si todos constante y sinceramente nos sintonizáramos
con nuestros ángeles guardianes, la experiencia de la
humanidad de la vida terrenal cambiaría enormemente.
¿Cada vez que reencarnamos se nos asigna un ángel de la
guarda diferente? Algunos dicen que así es, y tiene sentido
si consideramos las diferentes necesidades, condiciones e
influencias planetarias de cada reencarnación. Sin embargo,
hay otros que con toda seguridad sostienen que sus ángeles
guardianes han estado con ellos a lo largo de incontables
vidas, puesto que ambos nacieron o se les insufló el ser
desde el corazón de la Diosa-Dios. A pesar de que el ángel
de la guarda habita un tiempo sagrado más que lineal, de
manera que simultáneamente pueda alentar el crecimiento
de aquellos que encarnan en galaxias remotas y de sus
compañeros humanos en la Tierra, sus vínculos con todos
sus encargos son lazos sagrados forjados en las fraguas
divinas, y como tales nunca se rompen.
Es cierto que la relación entre un ángel y un ser humano
existe para servir al universo físico y al espiritual y que
nunca cambia su rumbo con fines meramente personales o
egoístas. No obstante, puede darse el caso, dentro de los
infinitos misterios del corazón divino y cósmico, que exista
un punto de equilibrio en el que el ángel y el humano se
vuelvan uno —no en un sentido estático o inalterable,
porque sabemos por muchos maestros que la humanidad
tiene su propio camino espiritual y que no fue creada
simplemente para estar subsumida en lo angelical, sino con
el propósito de establecer un puente entre las esferas
físicas y espirituales para que la materia misma fuera
irradiada y redimida. La idea de que el humano y el ángel
combinen la esencia de su ser para espiritualizar de esta
manera la materia oscura, parece poseer una potencia, una
música congruente con la belleza, y por lo tanto con la
verdad. Con objeto de alcanzar la armonización necesaria
para crear dicho puente, tal vez a los humanos y a los
ángeles se les permita un vínculo personal y eterno,
tejiéndolo de tal manera que se superen las restricciones y
la exclusividad del amor personal (que surge de la fuente
humana), sin abandonar su peculiar intensidad y resplandor
(el desconocimiento de los cuales puede surgir de la fuente
angelical).
Y sin duda debe ser cierto que, a pesar de que el humano y
el ángel siguen siendo dos aspectos distintos de la
Divinidad, su conciencia en evolución está tan
exquisitamente entrelazada y confundida que una no puede
existir sin la otra. Esta noción de un puente angelical y
humano entre el Cielo y la Tierra está posiblemente
simbolizada perfectamente en el arco místico del arcoíris, y
sin embargo representa otra dimensión del misterio de los
amantes humanos y angelicales.
Ya sea o no que el ángel de la guarda y su compañero
humano estén juntos para siempre atrapados en un destino
compartido, es prudente decir (otra vez) con certeza que tu
ángel no puede ayudarte a menos que estés dispuesto a
aceptar su auxilio; no puede, y no debe, anular el libre
albedrío de su compañero humano. A pesar de que por
ausencia de sabiduría nuestro libre albedrío nos hace
aterrizar sobre agua hirviendo la mayor parte del tiempo,
es, sin embargo, un regalo valioso y sagrado, tal vez el
mayor regalo de todos ya que por medio de él podemos
alcanzar la realización individual de Dios —en cierto sentido
el estatus de Dios.
Los ángeles —y en particular nuestros ángeles guardianes—
son obstaculizados en su trabajo hacia nosotros por nuestra
inconsciencia, nuestro desconocimiento de los lazos vitales
que existen entre ellos y nosotros. Donde no hay el menor
atisbo de percepción respecto de ellos, sus esfuerzos a
menudo son reprimidos. Y, sin embargo, necesitan el más
mínimo reconocimiento, la más tímida invitación para venir
en nuestra ayuda y con el tiempo inundar nuestras vidas de
luz.
Es bueno conocer el nombre de tu ángel de la guarda. Pide
que te sea revelado. Puede venir de inmediato a tu mente, o
te puede ser revelado en un sueño; o tal vez tu ángel dirija
tu atención a un nombre en particular en un libro, un filme,
un programa de radio o de televisión, o en un periódico
poco después de que hayas pedido conocer el nombre de tu
ángel guardián.
Una confusión común a tomar en cuenta al construir tu
relación con tu ángel de la guarda es que los ángeles saben
todo lo que hay que saber. Aunque sin duda los ángeles
tienen acceso directo a la fuente de la sabiduría y el
conocimiento espiritual, y que su conciencia, a diferencia de
la nuestra, no está circunscrita o limitada
—William Blake dijo de ellos: “Siempre he encontrado que
los ángeles tienen la vanidad de hablar de ellos mismos
como los únicos sabios; esto lo hacen con una insolente
confianza que brota de un razonamiento sistemático”—, los
mensajes angelicales transmiten que ellos tienen mucho
que aprender de nosotros. Como era de esperarse, no son
sabios a la manera de nuestro mundo y conocen muy poco
de la inquietud y las agitadas mareas emocionales de la
experiencia humana a pesar de que están en sintonía con
nuestro sufrimiento individual y ansían proporcionarnos
alivio, sanación y consuelo.
Por tanto, podemos ayudar a nuestro ángel guardián
manifestando cómo nos sentimos a lo largo de nuestra vida,
para enseñar a nuestro compañero, en un sentido, cómo
surgen los problemas en nuestras relaciones humanas,
nuestras esperanzas y nuestros sueños, nuestras
aspiraciones y desilusiones, nuestras inseguridades y
miedos. Nuestros ángeles siempre están encantados de
entrar en contacto con nosotros, ¡a diferencia de nuestros
amigos humanos!
Podemos escribir esa información en una carta a nuestro
ángel, o cuando el ambiente lo permite, podemos hablar
abiertamente con nuestro guardián. No necesitamos
analizar sino conectar simplemente con nuestros
sentimientos y describirlos. Desde una perspectiva, nuestro
ángel de la guarda lo sabe todo. Desde otra, es un ser en
evolución y que está aprendiendo, igual que nosotros. Tal
vez sea que los ángeles están atados externamente,
mientras que nosotros lo estamos de vuelta a casa.
A la vez que nuestro ángel guardián gentilmente procederá,
guiará, instruirá, iluminará y despertará el alma humana,
también facilitará la comunicación con otros ángeles a
quienes necesite pedir ayuda, así como con nuestros
amados que están más allá del velo, y especialmente con
nuestro guía y asistentes (aquellos amigos con los que
hemos establecido profundos lazos del alma y que están
llamados a ayudarnos en nuestra travesía terrenal) y
nuestro maestro (nuestro preceptor bajo cuya guía espiritual
estamos progresando, que por lo general es descarnado y a
menudo es tanto femenino como masculino). También, bajo
la autoridad de nuestros ángeles, hay criaturas elementales
o espíritus que nos ayudan.
Nuestro maestro humano, nuestro guía, los seres que
amamos y los asistentes están presentes para acoger la
evolución de nuestra conciencia. Nuestros ángeles están
presentes para dotar de alma a las cualidades y virtudes
que necesitamos inculcar dentro de nosotros mismos, y
para construir, perfeccionar, embellecer y espiritualizar la
forma en cada nivel de nuestra existencia.
Todo aquello en nuestra experiencia que sea bello, alegre,
inspirador, ennoblecedor, que esté imbuido de cualidades
que induzcan al asombro o impregnado de magnificencia o
de un toque inefable de delicadeza y ternura en su
manifestación, es llevado a nosotros por los ángeles. Juntos,
nuestros elevados maestros humanos y nuestros
inconmensurablemente radiantes ángeles, crean un arco
ascendente o una escalera espiral al Cielo que impulsa a
nuestra alma cada vez más hacia adelante y hacia arriba.
En la medida en que refuerces y llenes de energía los
vínculos y puntos de contacto entre tú y tu ángel de la
guarda no trabajarás en soledad, en busca de tu bien
solamente. Cualquier trabajo asociado a los ángeles no
puede constreñirse a esos límites, porque en la naturaleza
de los ángeles —que son en esencia arquitectos y
constructores— está equilibrar el beneficio del individuo con
el bien del todo. Cada vez que un alma humana hace el
esfuerzo de crear un vínculo consciente con sus ángeles —
especialmente con su ángel de la guarda, quien trabajará
para abrir y apresurar el canal con mucha mayor habilidad y
dedicación que su contraparte humana—, el camino se hace
más claro y más fácil para otros humanos y otros ángeles
para acercarse unos a otros en una comunión consciente.
Nuestro ángel de la guarda puede aportar una ayuda casi
mágica a nuestras relaciones humanas y a nuestra propia
travesía hacia la libertad y la felicidad si solo le pedimos
que lo haga. Para recibir solamente tenemos que pedir. Los
regalos son abundantes y valiosos, pero es importante
pedirlos en la forma correcta.
Consideramos necesarios seis pasos para lograrlo:
1. Tomar una decisión lúcida sobre la virtud o cualidad que
necesitas recibir. Si no estás seguro, pide a tu ángel que te
lo aclare y escribe su respuesta.
2. Deja ir cualquier sentimiento negativo o egoísta respecto
a la situación. Si es necesario, pide ayuda para hacer esto.
3. Expón tu petición de manera clara empleando palabras
habladas. Pide desde lo más recóndito de tu corazón,
abriéndote realmente a la humildad, a la gratitud y a la
alegría del regalo que se te ha dado. Esto ayudará a
erradicar cualquier resistencia inconsciente oculta hacia él.
Si lo pides con desinterés o superficialmente fracasarás en
crear el recipiente necesario dentro de ti para contener tu
regalo, hasta que este sea infundido en tu naturaleza.
4. Cobra conciencia de la presencia envolvente de tu ángel
guardián. Recibe tu don y da las gracias. Envía amor a tu
ángel.
5. Está alerta sobre la variedad de pequeñas oportunidades
que surgirán para poner en práctica tu cualidad o habilidad
recién descubierta en tu vida diaria. Estas se te dan para
unir las tendencias de tu naturaleza interior con tu don y
deben utilizarse.
6. Recuerda que cuando un regalo de un ángel tiene que
superar una negatividad fuertemente arraigada con objeto
de que quede establecido, será necesario renovar
repetidamente la petición del regalo, pidiendo cada día
durante un lapso de muchos días, semanas o tal vez meses.
El don se otorga fielmente cada vez, pero al principio no
puede ser retenido por el destinatario. Cada ceremonia para
pedir y recibir refuerza el alma del destinatario hasta que
por fin el regalo se transforma en una cualidad de esa alma
inherente a su estructura misma. Persevera. ¡Los ángeles
son pacientes perennes y están deseos de ayudarnos!
La lista de dones que puedes pedir es interminable:
conocimiento, paciencia, compasión, comprensión, firmeza,
humor, perdón, generosidad, protección y sanación después
del abuso y la manera correcta de solucionar la situación
destructiva; sabiduría, confianza, seguridad, paz interior,
habilidad para fomentar la armonía; la transformación del
miedo y la ira en acción constructiva y decisión y finalmente
en paz; cómo retomar tu poder y volver a centrarte si has
sido presionado para cederlo; firmeza, resolución,
clarividencia, ecuanimidad e imparcialidad.
Siente la necesidad o la carencia en ti y llénala
abundantemente en la tienda de tu ángel. No debemos
temer decirle a nuestro ángel nuestros secretos más
profundos, más oscuros sobre todos los aspectos de
nosotros mismos que nos preocupan. Todos nos sentimos
horrorizados y humillados por nuestra propia oscuridad, por
las sombras de nuestro ser. No temas, porque lo que te
preocupa ya se sabe, y tu ángel no te amará menos por lo
que le reveles. De hecho, en la medida en que tu ángel
profundice su comprensión de tu ser terrenal, su amor
podrá correr por canales aún más profundos.
Sentirás una afluencia de cálido y sólido apoyo, como si tu
ángel hubiera dicho: “Esta oscuridad realmente no te
pertenece, querido amigo. Es una intrusa, y juntos la
sanaremos y la transformaremos para que sirva a tu alma”.
Cualquiera que sea la habilidad o cualidad que necesites, tu
ángel guardián llamará en tu ayuda a su ángel animado y te
transmitirá sus frecuencias, su esencia vibratoria. A menudo
tu ángel te bañará con un color que disolverá tu regalo en
tu alma. Tal vez necesites sabiduría. ¿De qué color es la
sabiduría? Puede ser un rayo de amatista, para la
aceptación; o el azul de los cielos, para liberarte en la
tranquilidad; o el rosado del amanecer, para permitirle al
corazón abrirse. Esos son los regalos de los ángeles y nunca
te serán negados.
Muchas veces, si el problema con el que estás luchando
empieza a adoptar las proporciones de un enemigo
inconquistable (por ejemplo, celos, adicciones, obsesión o
ira incontrolable), o si te encuentras en peligro espiritual (tal
vez alguien intenta debilitar tu voluntad utilizando medios
psíquicos prohibidos), tu ángel de la guarda te enviará a los
llamados Ángeles Guerreros para auxiliarte.
Podemos acudir a estos guerreros en cualquier momento
por medio de la oración, pero nuestro ángel guardián
siempre será fundamental para convocarlos en nuestra
ayuda porque es un eslabón en la cadena de mando, por así
decirlo. Se dice que los Ángeles Guerreros utilizan yelmos y
armaduras, y desde un punto de vista humano tienen un
tamaño enorme y potentes músculos.
Nuestra lucha por el autocontrol contra los espíritus de la
oscuridad siempre es apoyada y aplaudida por nuestro
ángel guardián, y muchas veces él mismo nos pone una
prueba. Puede aparecerse ante nosotros en los planos
interiores envuelto en la oscuridad y fingiendo ser el mal.
Cuando podemos sobreponernos y controlar el miedo,
confiando en su lugar en la bondad del Gran Espíritu y por
tanto recibiendo al terrible extraño con amor, seguros en el
conocimiento de que la Diosa-Dios nos tiene bajo su
custodia y ha colocado ángeles sobre nosotros para
preservarnos siempre, las envolturas caen y nuestro ángel
de la guarda se nos revela como un magnificente ser de luz
y belleza extraordinaria, rodeándonos y alimentándonos con
un amor insondable.
Cuando superamos esas pruebas del espíritu, la Tierra
entera es elevada e impulsada hacia adelante en su
trayecto hacia la luz.
Muchas experiencias nos inclinan a pensar en la raza
humana y en la Tierra en términos de oscuridad, pero una
de nuestras grandes lecciones del alma es siempre
aferrarnos a la verdad de que la oscuridad es solo un manto
o una mortaja de ilusión, y de que detrás de ella
resplandece la única y verdadera luz, que es inextinguible.
En el corazón de toda experiencia espera la luz para incluir
dulcemente nuestra mente y nuestro corazón.
Uno de los aspectos más bellos de platicar con nuestro
ángel guardián es que se nos ha dado el poder de dirigir su
presencia protectora hacia aquellos que la necesiten. Si
sabemos que algún ser querido (o cualquiera que tenga una
emergencia) requiere ayuda podemos apresurar a nuestro
ángel sobre alas de luz para rescatarlo y defenderlo. Solo
necesitamos pronunciar su nombre y pedir a nuestro ángel
que vaya en su ayuda para que ello se realice al instante.
Pero, ¿qué ocurre con el ángel guardián de estas personas?
La respuesta a esta pregunta parece ser que los ángeles
guardianes trabajan juntos para crear un campo de
protección para el alma (o almas) humana en una
emergencia, convocando a otros ángeles cuando su ayuda
es necesaria.
Resulta particularmente útil hacer esto cuando la persona
necesitada no tiene un vínculo consciente con su propio
ángel de la guarda, porque en este caso tú proporcionas el
eslabón necesario para facilitar la protección angelical. En la
circunstancia de que envíes a tu ángel de la guarda a
ayudar a otra persona, ¿te quedas desprotegido mientras el
ángel cumple tu petición? ¡En lo absoluto!
Los ángeles no están circunscritos a las estrechas
dimensiones de tiempo, espacio y materia que nos
aprisionan; ellos permanecen a nuestro lado incluso cuando
viajan a través del éter a una velocidad inconmensurable
para llevar auxilio a la persona (o personas) que has
mencionado.
Existen tres formas muy simples de establecer una
comunicación directa con tu ángel de la guarda. Con el
tiempo estas formas pueden ser sustituidas por métodos
propios una vez que hayas establecido un diálogo interior
rico y frecuente, pero hasta que eso ocurra, te serán muy
útiles.
Entablando comunicación con tu ángel de la guarda
Encuentra un árbol que esté en armonía con tu alma (los
pinos están particularmente bendecidos con la luz de la
conciencia). Coloca tus manos sobre su tronco y pídele que
los ayude a ti y a tu ángel guardián a conectarse en total
conciencia. Ve al centro del corazón y envía una estrella
brillante de amor y luz a toda la humanidad, a la Madre
Tierra y a la naturaleza, invitando a tu ángel y al espíritu del
árbol a que te ayuden en tu trabajo. Dale tiempo a tu ángel
de la guarda para alinearse contigo. Pronto empezarás a
sentir su presencia, normalmente detrás de ti, que te
envuelve con sus alas.
Dedica cinco minutos diarios a escuchar y sintonizar con tus
ángeles. Primero, eleva tu conciencia por la escalera
celestial hacia el Gran Espíritu, la Fuente Divina. Aspira su
bendición y empieza a escuchar en tu interior la voz de tus
ángeles. Escribe lo que tienen que decir.
Emplea las siguientes oraciones e invocaciones del ángel
guardián de las Islas Occidentales de Escocia. (Las he
adaptado ligeramente para que concuerden con el concepto
de Dios como Padre-Madre, Diosa-Dios). Cuando te vayas a
dormir, prepárate conscientemente mediante la oración y
aspira a ser liberado en los mundos espirituales en
compañía de tu ángel de la guarda, quien espera con
paciencia, esperanza y bondad amorosa para unirse contigo
al otro lado del sueño.
Oración nocturna al ángel de la guarda
Tú, ángel de Dios que me tienes a tu cargo
Desde los amados Padre y Madre de la compasión;
Alejen de mí cualquier tentación y peligro,
Envuélvanme en el pliegue seguro de los santos,
Circúndenme sobre el mar de lo inconsciente,
Y en los estrechos, recodos y desfiladeros
Protejan mi barquilla, protéjanla siempre.
Sean una llama brillante frente a mí,
Sean una estrella guía sobre mí,
Sean un sendero terso bajo mis pies,
Hoy, esta noche y siempre.
Mientras me preparo para dormir esta noche,
Condúzcanme a la tierra de los ángeles;
Bendigan mi sueño y guíenme a casa
A la corte de la santa presencia,
A la paz del Cielo.
Invocación del ángel de la guarda para el final del día
Tú, ángel de Dios que me tienes a tu cargo
Desde los fragantes Madre y Padre de la compasión, Que el
suave abrazo del Sagrado Corazón
Rodee esta noche el altar de mi alma.
Aleja de mí cualquier aflicción y peligro,
Envuelve mi trayecto sobre el océano de la verdad.
Te pido que coloques tu luz pura frente a mí,
Oh, hermoso y brillante ángel, esta misma noche,
Hermoso y brillante ángel, esta misma noche.
Sé la estrella sobre mí que me guíe, Ilumina cada arrecife y
escollo,
Dirige mi barca en la cresta de la ola,
Hacia el reposado refugio del apacible mar,
Oh, hacia el reposado refugio del apacible mar.
La siguiente oración a los ángeles, y en particular a tu ángel
de la guarda, debe decirse al amanecer, o al despertarte por
la mañana. La
“yesca” a la que se refiere es el aliento sagrado (tu propio
aliento, que te fue dado por la Deidad, y que en muchas
tradiciones es llamado “el fuego celestial”) que respira
sobre la llama del espíritu en tu corazón, que te unirá
conscientemente con lo Divino, uno de cuyos aspectos es tu
ángel guardián.
Bendición de la yesca (plegaria matutina)
Encenderé mi fuego esta mañana
En presencia de los benditos ángeles del Cielo,
En presencia del bendito ángel que está a mi lado Que
también es el pastor que está detrás de mí,
En la presencia de Ariel, el de la forma hermosa, En la
presencia de Uriel, el de los innumerables encantos, Sin
malicia, sin celos, sin envidia,
Sin miedo, sin terror de nadie bajo el sol,
Y con el Bendito Hijo de la Luz como mi escudo.
Diosa-Dios, enciéndete en mi corazón dentro
De una llama de amor a mi vecino,
A mi enemigo, a mi amigo, a toda mi familia,
Al valiente, al bribón, al cautivo,
Oh, Hijo de la Madre pura y amorosa,
Oh, Hijo de la Madre Divina,
Desde la cosa más pequeña con vida,
Hasta el Nombre que es el más alto de todos.
Oh, Hijo de la Madre pura y amorosa,
Oh, Hijo de la Madre Divina,
Hasta el Nombre que es el más alto de todos.
CAPÍTULO CUATRO
TRABAJANDO CON LOS ÁNGELES
Los ángeles pueden volar porque se toman a sí mismos con
ligereza. G.K. CHESTERTON
La comunicación con los ángeles debe ser una actividad
interior continua así como un tiempo especial de oración, de
meditación y de antífona. 7 Tal vez tengas un periodo muy
limitado disponible cada día para dedicarlo específicamente
a dichas oraciones y meditación, pero es esencial que no
caigas en la tentación de saltarte estas sesiones tan
importantes. (En este aspecto debes ser brutalmente
despiadado con la quejumbrosa mente inferior, porque con
toda seguridad empleará todo lo que tenga a su alcance
para sacarte del camino y cancelar tu programa de
meditación.) Pero tienes todo el día, todos y cada uno de tus
días para hablar con tus ángeles, para consultarlos y
pedirles y aceptar su guía y sus dones. No puedes cansar o
forzar demasiado la paciencia de tus ángeles. Servirte es su
placer y deseo, así como ofrecerte una intensidad y calidad
de amor incondicional que es aleccionador reconocerlo y
recibirlo.
En la medida en que hagas a tus ángeles tus constantes
compañeros diarios, te sentirás inspirado por su belleza;
encontrarás que entran en tus sueños y los influyen con su
sabiduría e iluminación, y que tus sueños más cautivantes y
vívidos son sin duda obra suya.
La comunicación continua y diaria con los ángeles no nos
distraerá de nuestro trabajo o le restará atención a nuestras
relaciones humanas; al contrario, acentuará nuestras
energías y habilidades y enriquecerá y hará más libre
nuestra relación con los otros.
La comunicación con los ángeles no es obsesiva ni consume
mucho tiempo; es como si nos bañáramos en una luz
interior que anima cada hebra del tejido de nuestras vidas,
bendiciendo y embelleciendo el tapiz que tejemos
individualmente. Puede evitarnos que sigamos
tropezándonos en la oscuridad y creando nudos y
obstáculos, sin tener idea del encanto y luminosidad con los
que la trama de nuestra vida interior puede brillar
maravillosamente al desenmarañar el hilo de la rueca en
armonía con los ángeles.
No se puede menospreciar la importancia de la ayuda y
misericordia angelicales para sanar, remodelar y revitalizar
la vida individual. Sin embargo, cuando sintonizamos
realmente con los ángeles debemos incluir en nuestra
comunicación diaria oraciones angelicales y bendiciones
para nuestros seres amados, para la humanidad, para la
Tierra y todos los animales y el mundo natural, así como
para nuestro propio beneficio y progreso. De esta manera
estaremos, en el mayor sentido dinámico y poderoso,
sirviendo a los ángeles.
Los ángeles no hacen trueque. Ellos no insistirán en ese
servicio a cambio del suyo, pero en la medida en que
maduremos en la estatura espiritual de un hombre o una
mujer completos, sin duda encontraremos que no hay
sostén emocional o paz interior en el egoísmo.
Las oraciones y los rituales (del tipo más sencillo) para la
bendición de la humanidad y la Tierra se encontrarán en el
Capítulo Diez. Es importante establecer una amistad
personal, amorosa, con nuestros ángeles para que podamos
identificarnos con la conciencia angelical y darnos cuenta de
la vasta e ilimitada ayuda e inspiración celestial, tanto
práctica como mágica, que nos pueden proporcionar.
La sabiduría árabe dice que los ángeles fueron creados de
las gemas más puras y brillantes; los genios, del fuego, y la
humanidad, del barro. La palabra “ángel” significa
“mensajero”, y se nos enseña que los ángeles fueron los
primeros seres creados. Ellos son la esencia más verdadera
de la Deidad, fluyendo incesantemente en su
inconmensurable gloria, diferentes y numerosos en su
creación pero nunca separados de la Diosa-Dios, siempre
contemplando el Divino Rostro. Son seres por derecho
propio pero no tienen libre albedrío en un sentido similar al
libre albedrío humano, puesto que son el alma misma y la
manifestación milagrosa de la ley cósmica, y por tanto es
imposible para ellos romperla.
Los ángeles ayudaron a la Diosa-Dios a crear “el Adán”, una
criatura que tenía que estar separada de la Deidad después
de habérsele imbuido una chispa de Dios. Después tenía
que estar sujeta a todos los tipos de limitación e ilusión de
la materia (la vibración más baja del espíritu), de manera
que pudiera individualizarse y expresar el libre albedrío, y al
hacerlo, con el tiempo despojarse de su “mortaja”
totalmente consciente del espíritu, convirtiéndose en el
proceso en el digno compañero y co-creador de la Diosa-
Dios.
La inefable urgencia de dar a luz a Su propia semejanza
provino de la Deidad como Ser, el Hijo de la Luz, Hijo-Hija de
la Diosa-Dios, a quien algunos llaman el Ser Cristo y a quien
“el Adán” reflejaría. Y fue una chispa de este Ser, del Hijo de
la Luz nacido del corazón de la Diosa-Dios, y por lo tanto Su
Tercer Principio, lo que se dio a Adán y a toda su
descendencia. “El Adán” inicialmente contenía ambos
principios de la Diosa-Dios en sí mismo; después fue
separado en géneros y se convirtieron en Adán y Eva,
quienes fueron finalmente destinados a unirse otra vez
como un solo ser y se convirtieron en el prototipo de
innumerables portadores de seres que evolucionarían en el
receptáculo perfecto del Hijo de la Luz, que habita en el
corazón de la humanidad.
Se considera que Adán y Eva, el gran Patriarca y la gran
Matriarca de la humanidad, no fueron seres humanos
creados en el sentido literal, sino que empezaron como
principios espirituales cuya esencia fue introducida
gradualmente en cuerpos físicos que fueron lentamente, a
través de eones de vida terrenal, llevados a la etapa
evolutiva en la que pudieron recibir la dispensa de Adán-
Eva. En la Tierra, la línea evolutiva de los simios se eligió
como el receptáculo más adecuado. En otra parte, otras
formas de bestias o reptiles o insectos o aves se eligieron
como el cáliz divino. Se ha sugerido que en los planetas que
mantienen una vida astral y etérica que no desciende a lo
físico se eligieron formas feéricas. La sagrada forma
humana siempre se hace evidente dentro de su cuerpo
animal (o etérico), cualquiera que sea su línea evolutiva o
planeta. Este punto de vista sobre la historia evolutiva de la
humanidad es muy diferente del que sostiene que
descendemos de los monos, pero explica por qué
compartimos un lejano parentesco con nuestros hermanos
simios. A lo largo de cada época los ángeles trabajan
incesantemente para refinar y darle forma a esas elevadas
características que expresan perfectamente su herencia de
la Diosa-Dios.
Los ángeles, que son nuestros hermanos cercanos, fueron
creados sobre estos tres principios en común con la
humanidad. Dichos tres principios comprenden tres esferas:
1. La primera esfera abarca a los Serafines, los Querubines
y los Tronos. Estos iluminan la armonía o la música de las
esferas y por lo tanto la procesión de los cielos, y son los
guardianes de los planetas y de los mundos estelares.
2. La segunda esfera incluye los Dominios, los Poderes y las
Virtudes. Ellos iluminan los chakras y por lo tanto la
interpenetración de los mundos físico y espiritual. Tienen la
organización y la conciencia de la humanidad bajo su
cuidado, y entre ellos se encuentran los ángeles que llevan
el registro, que se interesan por las religiones y los
gobiernos. Ellos dirigen las energías positivas y negativas
necesarias para sanar y limpiar en la Tierra. Los ángeles
siempre están relacionados, desde el mayor hasta el menor;
existe una conexión entre nuestros ángeles de la guarda
individuales y los grandes ángeles planetarios.
3. La tercera esfera incluye los Principados, los Arcángeles y
los Ángeles. Estos iluminan y llevan las características
angelicales a los continentes, razas, países, naciones,
ciudades, cuerpos corporativos, instituciones, empresas y
grupos, y les proporcionan a sus ángeles guardianes.
También asignan ángeles de la guarda y de compañía a los
miembros individuales de la humanidad, por lo que nuestros
ángeles de la guarda personales provienen de esta esfera.
Estas son las tres esferas de los seres angelicales sobre las
cuales nuestra mente terrenal es capaz de formarse alguna
idea, no obstante lo limitada que esta pueda ser. Más allá de
estas tres esferas se extienden otras tres, y otras, y así
sucesivamente hasta el infinito, a donde nuestra pequeña y
vulgar mente no tiene esperanzas de acceder —hasta
ahora.
De una de estas remotas esferas angelicales tenemos un
vago indicio, que nos ha sido revelado recientemente. Se
nos ha informado que existe una orden angelical llamada
Supernafines, que está por encima de los Serafines, los
Querubines y los Tronos en la jerarquía angelical. Estos
ángeles son más grandes en la vastedad de su ser que el
universo físico. Más allá de ellos otra vez están los Eloínes,
los Siete que son también los Señores del Karma.
Se dice que los ángeles llevaron grandes cantidades de
polvo cósmico al Creador para que “el Adán” pudiera ser
fabricado —y sin duda literalmente estamos hechos de
polvo de estrellas, y nuestro cuerpo contiene todos los
elementos de lo que alguna vez fueron estrellas vivas—. A
los ángeles se les encomendó nuestra custodia para
insuflarnos más vida en la minúscula y perseverante chispa
que al principio parece solo el pequeñísimo eco de un átomo
de Dios-Diosa, hasta que al final se levanta de golpe como
una verdadera llama, y entonces enciende a todo el ser,
toda la conciencia, de forma que se transforma en la
conciencia de Dios. Los ángeles aman y sirven a la llama de
la Divinidad que está en nuestro interior, pero al mismo
tiempo somos nosotros mismos los que somos amados. Un
ángel una vez le dijo al poeta místico W. B. Yeats: “Ningún
alma humana es igual a otra, y por lo tanto el amor de Dios
por cualquier alma humana es infinito, porque ninguna otra
puede satisfacer la misma necesidad en Dios”.
Los ángeles son la gran catedral de la Diosa-Dios, Su
creación omnipotente, los grandes pilares de Su poder,
sabiduría y gloria, que se combinan y unen para destilar la
esencia mística del Amor Divino.
Esta creación es eterna y perfecta, pero también es infinita,
y por tanto a los mismos ángeles se les concedió la gracia
de la evolución —“marchando siempre hacia la flor de su
juventud”, como dijo el ángel de Swedenborg.
A pesar de que hay multitud de ángeles que están
orientados hacia el exterior, fluyendo hacia la creación
desde el corazón del Creador, también los hay que están
orientados hacia el punto de origen, porque los ángeles
mismos pueden proyectar su conciencia angelical en el
mundo físico y devolverla al origen otra vez a lo largo del
arco de la evolución, en armonía con el deseo y el propósito
de la Inteligencia Divina.
Por ejemplo, a la aves de la Tierra se les dotó con el don
etéreo de la vida angelical, y devuelven ese regalo a las
esferas celestiales, primero a través de la vida física del ave
misma, después por medio de la estancia del ave en el
Reino del Medio de los espíritus de la naturaleza, en donde
evoluciona en una criatura feérica. En las etapas finales de
su evolución, el ave atraviesa el umbral del Reino Angelical
y entra a las maravillas y misterios de esa extraordinaria y
colorida esfera. Ha llegado finalmente a “casa”. Esta es la
razón por la que los sufíes llamaron al lenguaje angelical (y
después al lenguaje de los ocultistas, que refleja el idioma
angelical), el Lenguaje de las Aves.
Este fue el lenguaje secreto que permitió a Salomón guiar a
los seres elementales de la Tierra (cuya dirección, por
supuesto, normalmente se concede a los ángeles) para
construir sus fabulosos palacios y adornarlos con inmensos
tesoros —diamantes, joyas y oro— provenientes de lo más
profundo del planeta. ¡Cuando lo merecemos, los ángeles
no dudan en hacernos regalos maravillosos!
El Lenguaje de las Aves, el que Enoc vertió en un alfabeto y
del que se decía que había sido revelado al rey Salomón por
un ángel, era un lenguaje completamente espiritual. Y
encontramos su eco en la Tierra en el cascabeleo, en los
susurros, los zumbidos, los trinos, los gorjeos, los graznidos,
en los agudos y lúgubres chillidos y melifluos llamados de
las aves y sus dulces y etéreas cadencias. Este lenguaje
(como se menciona en el Capítulo Siete) se presenta en este
libro no en su forma literal sino como un lenguaje de
símbolos extraído de la mística, antigua y tradicional
sabiduría popular perteneciente a las aves. Por medio de
una interpretación delicada de la misma, y mediante la
sintonía espiritual con las aves, se puede atisbar un destello
de las primeras etapas del amanecer de la comprensión
humana de este lenguaje omnisciente.
Para convocar a los ángeles, a muchas personas les gusta
emplear la antigua Ley de Tres. Ello implica llamar al ángel
tres veces consecutivas, voceando tu petición tres veces, y
agradeciendo al ángel (o ángeles) tres veces. A veces
encuentro este método útil, pero a veces innecesario.
Parece depender de las influencias astrológicas y otras que
estén operando en nuestro interior. ¡Parecería que
ocasionalmente la claridad de nuestro aire espiritual no es
tan buena!
A los ángeles no les afectan nuestras dificultades y
bloqueos porque ellos existen en una vibración mucho más
alta, pero si nos vemos aquejados por nuestro propio
desasosiego emocional o por una nube de contaminación
etérica puede parecer que no podemos contactar con
nuestros ángeles. Cuando esto te ocurra y sientas que no
estás avanzando, prueba la Ley de Tres.
Para ilustrar con un ejemplo mundano, estuve llamando a
mis ángeles para silenciar un agudo gemido que emanaba
de mi procesador de palabras que perturbaba mi
concentración (al ser una tecnófoba, no tenía idea de cómo
arreglarlo). Cada mañana recitaba mi comunicación con
energía y naturalidad: “Queridos ángeles, por favor
desháganse de este zumbido por mí. Gracias, amados
amigos”.
El ruido disminuía y desaparecía en unos cinco segundos.
Esto ocurrió durante seis mañanas consecutivas, y a la
séptima, el zumbido continuaba tal cual. Apliqué la Ley de
Tres y por fin se detuvo, aunque más bien con vacilación.
Después recordé que la noche anterior mi sueño había
estado permeado por una secuencia de sueños
desagradables y preocupantes que me habían causado una
perturbación y un agotamiento de energía nerviosa, y
entonces el contactar con mis ángeles inmediatamente se
volvió un problema para mí. (El zumbido ya desapareció por
completo, ¡por lo que imagino que los ángeles lo cancelaron
permanentemente!) Los ángeles pululan en todas las
esferas de actividad y fueron nombrados para auxiliarnos.
Pueden ser convocados en cualquier situación de la vida.
Hay ángeles de paz, ángeles de alegría, ángeles de amor,
ángeles de poder, ángeles de sabiduría, ángeles de
sanación. Hay ángeles de oración, de contemplación, de
meditación.
Existen ángeles del pesar, que bendicen a aquellos que
sufren dolor o humillación; ángeles de aprendizaje y
conocimiento para los que buscan respuestas a sus
preguntas. Hay ángeles de tecnología para los que están
comprometidos en su búsqueda, que instruirán, si se les
permite, a sus co-trabajadores humanos en los métodos
para crear tecnología que esté en armonía con las leyes de
la naturaleza y la ecología en lugar de repudiarlas. Hay
ángeles de valor, energía y dinamismo; ángeles de
creatividad e inspiración; ángeles del arte, la música y la
danza, la poesía, la literatura y el teatro. Existen ángeles de
justicia, ángeles de comunicación, de humor, de
conocimiento y pensamiento claro, de intuición; ángeles de
la casa, del jardín, del lugar del trabajo; ángeles de la
maternidad, de la paternidad o de la infancia; ángeles
(auxiliados por las hadas) que cuidan a los animales y el
medio ambiente natural; ángeles del trabajo artesanal,
ángeles de los negocios, ángeles del comercio. Cualquiera
que sea tu ocupación, sin importar cuán monótona y tediosa
pueda parecer, un ángel iluminador está esperando tu
invitación para poder ayudarte e inspirarte. Piensa en un
trabajo que odies realmente y decídete a llevarlo a cabo
mano a mano con tus ángeles. Convócalos antes de
empezar y sintoniza tu persona con su inspiración dadora
de vida.
Cualesquiera que sean los ángeles que decidas convocar,
asegúrate de invitar también a los ángeles del humor para
que te acompañen.
¡Cuando sientas resistencia hacia algo, los ángeles del
humor siempre están encantados de estar a la mano para
disolverla por medio de la risa!
Si es un trabajo de limpieza, convoca al ángel de la pureza;
si es un trabajo de oficina, invita al ángel de la organización;
si se trata de un trabajo manual, pide al arcángel Samael,
que gobierna Marte, el planeta de la energía, el entusiasmo
y el impulso, que te envíe a sus ayudantes angelicales.
(Debido a que Samael ha sido llamado el “ángel del mal”, a
causa de la asociación del planeta con la guerra —
que es una utilización incorrecta de sus influencias—
algunas personas prefieren llamar al arcángel de Marte por
el nombre de Camael.) Si el trabajo que más odias involucra
un encuentro personal, apela al ángel de la relación,
invocando la tolerancia y la compasión, o el valor y el
autofortalecimiento —dependiendo de la cualidad que
sientas que necesitas—. Experimentarás una demostración
directa de cómo la cooperación con los ángeles puede
transformar la labor más fastidiosa en un tiempo edificante
para el alma. Si el tiempo es un problema, contacta al
arcángel de Saturno y pídele que te envíe a un ángel del
tiempo, ya sea para expandir mágicamente el tiempo que
tienes disponible o para alinearte con un proceso de
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  • 1.
  • 2. CONTACTA CON TUS ÁNGELES CLAIRE NAHMAD Para Tim, mi hermano INTRODUCCIÓN Cada gota de lluvia que cae a la Tierra viene acompañada por un ángel. MAHOMA Los ángeles trascienden toda religión, toda filosofía, todo credo. En realidad, los ángeles no tienen religión tal como la conocemos… su existencia antecede a todo sistema religioso que haya existido en la Tierra. TOMÁS DE AQUINO Hay un punto esencial que debemos tener en mente durante nuestro recorrido vital sobre el planeta Tierra. No fuimos destinados a luchar solos. Nuestros desafíos, nuestras dificultades y nuestras cargas no fueron concebidos para enfrentarlos en soledad o encararlos solo dentro de los límites de la ayuda y la compañía humanas. Se nos puede despojar de familia y amigos, de buena salud, dinero, empleo y reputación, e incluso de hogar, país e identidad, pero hay ciertos amigos que nos socorren y amparan y que jamás nos abandonarán, a los que nunca nos podrán arrebatar y de los que es cósmicamente imposible prescindir. Ellos son los ángeles. Si padecemos una agonía física difícil de sobrellevar podemos recurrir a los ángeles y ellos nos elevarán por encima del terrible caos de nuestro dolor corporal. Cuando nos sentimos enojados, solos, deprimidos, intranquilos, aburridos o faltos de inspiración podemos ponernos en
  • 3. contacto con los ángeles y ellos nos despejarán el camino para que salgamos de nuestra infelicidad. Cuando estamos desesperados y no tenemos a dónde ir podemos llamar a los ángeles que nos abrirán la puerta. Cuando nuestras relaciones se descomponen podemos pedir el consejo de los ángeles y ellos nos pondrán en contacto con el conocimiento más profundo de nuestra alma para restaurar la armonía, o tal vez para seguir adelante. En el dolor, en cada crisis de la vida, ya sea prosaica o extraordinaria, los ángeles son una fuente siempre presente y sumamente práctica de consuelo, inspiración, curación y ayuda. Ellos llevarán una gran cantidad de señales a nuestras vidas cotidianas para guiarnos, y también estarán en contacto con nosotros por medio de nuestra intuición. Susurrarán palabras de sabiduría en nuestro oído espiritual para incitarnos a la respuesta y a la acción correctas. Murmurarán con suavidad instrucciones infinitamente sutiles pero a la vez infinitamente claras que caerán sobre la mente como un rocío diáfano, brillantes como un espejo pero nunca fuertes o autoritarias. Mientras más rápidamente y sin reparos respondamos a su inspiración, sus comunicaciones aumentarán en abundancia y celeridad. A pesar de que los ángeles siempre trabajan para el bien común así como en beneficio de sus encargos humanos individuales, revelarán oportunidades para nosotros y en verdad influirán en los acontecimientos a nuestro favor. En nuestra consideración de la ayuda angelical hay una imagen que debemos tener cuidado de evitar: la del hada con una varita mágica. Aun cuando nuestra civilización y nosotros somos muy complejos, somos niños, almas de jardín de niños, de otra manera no estaríamos en la Tierra. Queremos ser como niños y permitir que fuerzas más
  • 4. elevadas se hagan cargo de las situaciones preocupantes o frustrantes y nos envuelvan en una manta de seguridad. Por supuesto que los ángeles no harán eso. Su amor y compasión hacia nosotros es de una profundidad y una pureza más allá de la comprensión humana, y ellos nunca constreñirían, limitarían o negarían el desarrollo y desdoblamiento de nuestra alma, nuestro ser interior, que es el verdadero propósito y razón de nuestro paso por la Tierra. Sin embargo, los ángeles nos acunarán, nos arrullarán con la paz y el amor divinos y nos envolverán en un abrazo de absoluta seguridad y amparo cuando estemos afligidos. Lo que no harán será reprimir o debilitar nuestra iniciativa e independencia. Una breve enseñanza de Águila Blanca —uno de los maestros espirituales de nuestra época que hablaba a través de la famosa médium Grace Cooke— nos dice que “la manija de la puerta está de nuestro lado”. Sería muy útil memorizar esta sencilla frase porque es una joya de verdad. Meditar en ella es darse cuenta por completo, como una burbuja que forma una esfera en una cerbatana, de todo el espectro del arcoíris, del alcance ilimitado de ayuda angelical que está abierta a nosotros y de su verdadero significado para nuestras vidas y nuestro crecimiento personal. Bajo el cuidado de los ángeles floreceremos de una manera que solo puede describirse como milagrosa. No solo son nuestros guías y asistentes cuando nos sentimos heridos, vulnerables, desamparados o angustiados, sino también nuestros servidores y nuestra inspiración cuando emprendemos tareas creativas y positivas. La hermandad entre los ángeles y la humanidad está ya en las primeras etapas de un magnífico renacimiento. Se dice que en un pasado remoto reinó una Edad Dorada, “cuando los ángeles
  • 5. caminaron con los hombres”, y que esos lejanos días volverán. Por elección propia, la humanidad perdió su sagrada habilidad de comulgar con los ángeles y ha transitado por un sendero de oscuridad durante milenios, pero por todas partes hay signos de que está a punto de volver a salir a la luz. Una vez escuché a un hombre decir que había estudiado todos los textos religiosos del mundo y que en ninguna parte dentro —o fuera — de ellos podía encontrar una solución para la pobreza. Los ángeles nos darán una solución para la pobreza —no solo para la pobreza práctica y personal, sino también para la abrumadora pobreza de nuestra época, una pobreza que abarca las mentes, los corazones y la visión de sus desamparadas almas y que a su vez se distribuye en una escala mundial de pobreza de espíritu y de valores morales. La causa subyacente de esta pobreza es la pérdida de nuestra conexión con nuestro origen divino. Los ángeles constituyen un apasionado río brillante siempre a punto de desbordarse, un río de conciencia divina listo para derramarse en el seco abismo en el que hemos caído, para volver a conectarnos con el corazón sagrado del universo. Recuerdo una ocasión en la que regresaba a una estación de Londres en taxi después de una reunión editorial. El joven chofer me preguntó qué tipo de libros escribía. Le respondí con vacilación (y, ahora me doy cuenta, con cierto grado de prejuicio sexista) que estaba escribiendo sobre ángeles, y añadí que suponía que probablemente él no sentía mucha simpatía por ese tipo de temas. De inmediato me respondió que hacía poco había sido víctima de un robo a mano armada, pero que el criminal había sido aprehendido por la policía en unos cuantos
  • 6. minutos y su dinero le había sido devuelto. Agregó que muchos incidentes similares, si bien de naturaleza menos dramática, le habían ocurrido a lo largo de su vida, y que siempre había albergado la creencia secreta de que en cada ocasión los ángeles habían ido en su rescate. La confianza simple y directa de este joven en sus ángeles guardianes parece ser un signo particularmente emotivo de nuestro tiempo, un tiempo en el cual la humanidad se enfrenta a una elección urgente: tomar el camino hacia las soleadas tierras altas, si bien este puede ser más difícil, o descender por la ruta de la siniestra oscuridad de la espesa neblina y las profundas tinieblas. Creo, como muchos, que escogeremos el camino iluminado y que con objeto de poder hacer esta elección conscientemente, y por lo tanto garantizar nuestra sobrevivencia y desarrollo como seres humanos y verdaderamente divinos, necesitamos acercarnos a los ángeles y aprender a hacerlos el centro de nuestra vida diaria. Quiero ofrecer una cita de Goethe para la contemplación. Expresa a la perfección cómo los ángeles (a quienes en este caso se refiere colectivamente como la “Providencia”) vienen mágicamente en nuestra ayuda. Cuando nuestra conciencia creativa resuena con la suya, arrasan los conceptos de limitación, inmovilidad y dificultad; una vez que nos liberamos de nuestras autoimpuestas cadenas y trabajamos corazón a corazón con los ángeles, ellos nos prometen un mundo ilimitado de descubrimiento y éxito: Hasta que uno se compromete, hay indecisión, la posibilidad de retroceder, siempre infructuosidad. Respecto a todos los actos de iniciativa existe una verdad elemental, cuya ignorancia mata incontables ideas y espléndidos planes: que en el momento en el que uno se compromete definitivamente, entonces la Providencia se mueve también.
  • 7. Suceden toda suerte de cosas para ayudar a alguien que de otra manera nunca habrían ocurrido. Todo un torrente de sucesos surge de la decisión, elevando en favor de uno toda forma de acontecimientos y encuentros y socorro material que ninguna persona hubiera creído que pudiera venir en su camino. Cualquier cosa que pienses que puedes hacer o creas que puedes hacer, empiézala. La acción posee magia, gracia y poder.
  • 8. CAPÍTULO UNO LA ROSA EN EL CORAZÓN ¿La rueda de las estrellas y las alas de los ángeles con sus benditos aleteos estuvieron junto a ti todo el camino? ROBERT BROWNING Cómo aquietar la mente, abrir el corazón y llamar a los ángeles Actualmente se discute mucho sobre la intervención angelical en la vida de la gente común y corriente; abundan anécdotas sobre rescates milagrosos, visitas curativas y guía misericordiosa. Estos maravillosos recuentos sirven para inspirarnos y elevarnos, recordándonos que el mundo prosaico que percibimos a través de nuestros cinco sentidos no puede apartarnos completamente de nuestra fuente divina y de los maravillosos mundos espirituales que son nuestro derecho natural. Es particularmente importante recordar que nadie queda excluido simplemente porque él o ella no hayan experimentado manifestaciones angelicales. Cualquiera puede alcanzar una comunión directa y personal con los ángeles, y sin duda el deseo y el objetivo de los ángeles es que cada alma humana busque desarrollar el regalo de una comunicación coherente, de uno a uno, con ellos. Innumerables videntes de nuestra época dan testimonio de la radiante verdad de que seres angelicales de las altas esferas están en este momento llegando a nuestra afligida y turbulenta Tierra porque este es un tiempo de transición y resurgimiento, y que el renacimiento del alma colectiva de la humanidad será más bello y espectacular en su florecimiento que cualquier otro que haya habido antes.
  • 9. Y es en este punto de nuestra historia cuando los ángeles están buscando comunicarse con nosotros para que desarrollemos una afinidad más cercana y profunda de la que hemos establecido: una verdadera fraternidad del género humano y los ángeles. A pesar de que el recuerdo de la primera bendita era, cuando los ángeles “caminaban con los hombres”, se pierde en un crepúsculo dorado de mitos y cuentos de hadas, esta segunda venida de la fraternidad entre la raza humana y los ángeles será, tal vez, más extendida. Estará más arraigada en nuestra conciencia y en nuestra triple evolución de la mente, el cuerpo y el espíritu. Quizá esta vez será una parte aceptada de nuestra experiencia cotidiana apoyada por las diferentes estructuras de autoridad en nuestra civilización. Sin embargo, nunca será percibida o capturada de manera prosaica o mecánica en las estructuras tradicionales, porque los ángeles no se pueden comunicar con nosotros a menos que primero elevemos nuestras vibraciones, elevemos nuestra conciencia lejos de la pesada, intensa, atracción de la gravedad de la Tierra para que podamos recibirlos y reunirnos con ellos. Pero, por supuesto, los ángeles y los humanos nunca han estado separados o distanciados entre sí. Se dice que todas las cosas bellas, todo impulso artístico, todo lo que maraville al corazón, todo lo que es sagrado y desafía nuestras limitaciones y fronteras, todo lo que es noble y trascendental en nuestra cultura y civilización, nos viene de los ángeles. Por medio del proceso de evolución los ángeles construyen nuestra forma corporal y también crean y dirigen la evolución del mundo natural en su manifestación de minerales, plantas y animales. Gracias a los ángeles no tenemos que preocuparnos por dedicar tiempo a digerir nuestra comida y a vigilar el funcionamiento de nuestros órganos internos: los ángeles, a través de nuestro inconsciente y nuestro cuerpo elemental, controlan todas nuestras funciones corporales.
  • 10. No obstante, sigue siendo cierto que nuestra interacción con los ángeles hasta ahora ha sido en gran medida inconsciente, y en cierto sentido, automática. Ahora ha llegado el tiempo en que debemos trabajar con los ángeles en diferentes términos: directa, consciente y persistentemente, en un espíritu de verdadera comunión. ¿Entonces, cómo podemos empezar a elevar nuestra conciencia y comunicarnos con frecuencia con los ángeles? Antes que nada es alentador recordar que los ángeles anhelan ayudarnos en cada esfera de nuestras actividades. Son seres divinos que obedecen la ley cósmica, y constante e indistintamente se dan a sí mismos y su esencia en una efusión perseverante de amor místico y servicio que es difícil para nosotros entender a causa de que nuestra visión y percepción se han vuelto muy estrechas y limitadas. Sin embargo, esta exquisita profusión de protección angelical siempre está a nuestra disposición con todas sus dimensiones curativas, renovadoras y recreativas. No obstante, debemos tener en mente que la ayuda angelical no es un recurso que podamos invocar de manera egoísta o insensible. El egoísmo es un obstáculo seguro en nuestra comunión con los ángeles. A veces, la gente se siente tentada a pensar en ellos como una mercancía, que existen solamente para la conveniencia humana. Por supuesto que esta es una visión infantil ya que los ángeles siempre han trabajado en armonía con principios cósmicos más amplios, estableciendo sus proyectos en forma exhaustiva para el progreso de toda la creación y ocupándose, de manera simultánea, de las necesidades del microcosmos.
  • 11. Los seres que se convocan cuando los humanos acuden a la ayuda sobrenatural para proyectos egoístas (aquellos que no están en sintonía con el bien común ni con el individual) son los ángeles negros, las legiones demoniacas que incluyen una multitud de criaturas sumamente desagradables. Ellos también sirven al género humano ocupándose de los elementos siniestros de la naturaleza humana, pero cobran una retribución kármica de la que el infortunado delincuente nunca puede escapar, como en el Fausto de Goethe. Es importante saber que no debemos de ninguna manera sentirnos inhibidos al pedir la ayuda angelical. No es egoísta o vanidoso pedir consistentemente a los ángeles ayuda práctica o inspiradora en todos nuestros empeños, por triviales o prosaicos o incluso embarazosos que puedan parecernos en nuestra lucha con las indignidades de la existencia humana. Los maestros sabios nos aseguran que cada momento de nuestras vidas diarias puede traernos enseñanza y bendición si utilizamos cada uno para acoger la santidad, la belleza y la verdad del Espíritu Divino. Los ángeles anhelan ayudarnos y servirnos, y no existe eso de pedir demasiado seguido o demasiado insistentemente su socorro. ¡Los ángeles no se limitan a las escasas reservas humanas de paciencia! No obstante, la manera en que los invoquemos nos concederá su asistencia u obstruirá su acercamiento a nosotros. Cuando apelamos a la ayuda de los ángeles debemos hacerlo con reverencia, con amor, con humildad. No se nos pide que adoremos a los ángeles; sin embargo, cuando sintonizamos con ellos en una visión profunda y certera puede ocurrir que su perfección y luminosa belleza espiritual provoque que nuestros corazones se abran en adoración y alabanza del Espíritu Eterno. También podemos
  • 12. ser conscientes de que el servicio angelical es provisto con un espíritu de amor, reverencia y humildad. Asimismo, es conveniente tener en mente que debemos estar listos para ayudar a los ángeles a cambio de su asistencia. Esto no es intercambiar, más bien es un equilibrio de energías. Desde luego, los ángeles no nos piden nada por sus esfuerzos en nuestro beneficio, pero necesitan nuestra cooperación para que el objetivo celestial se cumpla en la Tierra. Por tanto, debemos estar preparados para hacer su trabajo así como para invocar su ayuda para nuestros propios proyectos. Servimos a los ángeles cuando observamos el principio de fraternidad. El principio que subyace en la fraternidad es el amor, así que cuando manifestamos amor —incluso hacia algo tan simple y humilde como el rocío matutino que hace brillar el pasto en una resplandeciente mañana de verano— servimos a los ángeles. En la medida en que nuestro amor y conocimiento sobre los ángeles aumente, los serviremos a ellos y a su propósito en forma más profunda y extensa. Podemos esperar que la ayuda angelical sea tutelar, enriquecedora y reveladora, pero también puede ser práctica: ¡mucha gente asegura que los ángeles nunca fallan en encontrarle un lugar de estacionamiento! Nuestra primera consideración cuando queramos comunicarnos con los ángeles debe ser que ellos siempre se contactan mediante el centro del corazón más que a través de la mente y el esfuerzo mental. La mente existe en una esfera diferente del corazón, que tiene su propia inteligencia interna. Seres de planos más elevados, místicos y filósofos espirituales se han referido a esta “mente-en-el-corazón” como la fuente de la “razón pura”, que en esencia es el amor. Y lo que resuena de este amor es una gran luz guía que nunca conducirá al alma por el mal camino.
  • 13. El intelecto (el aspecto inferior de las manifestaciones terrenales de esta “mente-en-el-corazón”) es un asunto completamente diferente. Está unido al ego y tiende al autoengrandecimiento. Esta mente inferior debe aprender a servir fielmente a la mente en el corazón, creando de manera obediente las imágenes de las cuales esta última extraerá un profundo significado espiritual, bendiciones y poder. De esta manera, el intelecto puede ayudar convocando a los ángeles al formar y sustentar imágenes que el corazón puede emplear mágicamente, creando puertas en mundos espirituales de realidad objetiva, vital y sublime. Esta técnica puede aprenderse y practicarse, pero debe recordarse que es el corazón el que empuña la llave y no el intelecto. Antes de aprender a crear estas puertas mágicas en los mundos celestiales, puede resultar útil estudiar una historia de la antig edad que ilustra el peligro de sintonizar la mente más que el corazón al acoger a los ángeles. La historia, que se cita en Amor a los ángeles, de Tomás Moro, habla de Rubi, miembro de los Querubines o “Espíritus de Conocimiento”, que estaba con Eva cuando entró al Paraíso. Él sentía una gran veneración por ella y tomó a una de sus hijas bajo su especial cuidado y enseñanza. El nombre de la niña era Liris; era vivaz e intelectualmente fuerte, ansiosa por aprender y por la satisfacción cerebral, y orgullosa e inflexible en su búsqueda. Rubi se enamoró de Liris, y a solicitud de ella reveló a sus ojos su forma radiante despojándose de la túnica que habitualmente usaba. Liris de inmediato lo abrazó (un símbolo, en el contexto de la historia, de la tendencia egoísta de la humanidad a desear poseer el supremo conocimiento, los poderes y los
  • 14. dones de las esferas espirituales) y en un instante quedó reducida a cenizas por la intensidad de la luz que emanaba de Rubi. Y él, donde los labios de Liris rozaron su frente, siempre sintió una ardiente agonía que no conoció tregua: su huella destinada a quedar grabada ahí para siempre. Este bello cuento ilustra no solo nuestra necesidad de pureza de intenciones y de un acercamiento sabio, desde el centro del corazón, a la comunión con los ángeles y su inefable mundo de luz, sino también la gran carga de responsabilidad que recae sobre los hombros de los ángeles en sus tratos con nosotros. Ellos deben asegurarse de que no nos deslumbremos o nos consumamos con el poder de su iluminación para que no haya ninguna discordancia en nuestra interacción. Nuestra parte en esta responsabilidad compartida es trabajar siempre desde el corazón al conversar con los ángeles. Meditación de la rosa Una buena manera de asegurar que estás sin duda centrado en la conciencia del corazón es simplemente tocar el centro del pecho e instruir a tu conciencia para que se eleve de este punto sagrado antes de iniciar la comunión con los ángeles. Pide ayuda para encontrar la mente del corazón, y la ayuda te será dada. Empieza concentrándote suavemente en tu respiración; deja que se vuelva un poco más profunda, un poco más lenta que la normal. Busca la ligereza. Deja que tu conciencia fluya hacia tu corazón y encuentra paz y renovación en él. Siente cómo tu mente se aquieta, se tranquiliza y serena, la doncella arrodillada del corazón, bañada en su tranquila luz y lista para servir a sus deseos. Emite una invitación,
  • 15. hablada o en silencio, para que los ángeles se acerquen y vengan en tu ayuda. Deja que tu mente descanse en la imagen de una rosa perfecta que brilla con un suave y rosado fulgor, con la tonalidad rosada de un bello amanecer; contémplala iluminada y bella en el centro de tu corazón. Esta rosa es una joya en tu corazón, es en verdad el corazón de corazones. Contempla con fascinación cómo la rosa abre sus pétalos al sol que se eleva, revelando su propio corazón dorado. De la esencia de esta rosa mística se desprende una fragancia dulce y sanadora, un perfume tan adorable que es como el compás de una música exquisita. Entra al corazón de la rosa y descansa fácilmente en su aposento más recóndito. Una belleza infinita y el perfume del Paraíso te rodean en un abrazo amoroso. Permanece en su interior y escucha a los ángeles y habla con ellos con la voz de tu corazón. Cuando practiques este ejercicio de meditación, sin duda entrarás en contacto con los ángeles. Si te tranquilizas y aquietas tu mente, te concentras en tu respiración y colocas tu conciencia en el centro de tu corazón, nada tendrá el poder de ponerte obstáculos. Es necesario hacer esto para establecer un contacto sólido y verdadero con los ángeles y conversar con ellos en un nivel superior de conciencia, pero ninguna condición humana bloquea nunca el camino al grado de que la comunicación se vuelva imposible. La relación con los seres angelicales es tan natural como la habilidad humana innata para amar, para la amistad, para dar refugio. Incluso en la locura existe un profundo núcleo de nuestro ser que está protegido del
  • 16. caos exterior y que puede escuchar y responder a la voz de los ángeles. A pesar de que la esencia de los ángeles definitivamente puede experimentarse por medio de una profunda meditación, el acto de la meditación no es, por ningún motivo, necesario cuando se establece contacto con ellos. De hecho, a menos que se requiera un encuentro profundo del alma con los seres angelicales, es preferible no meditar al comunicarse con los ángeles. Utiliza la técnica meditativa descrita antes solo unos escasos momentos para abrir el camino, sin adentrarte demasiado en los mundos en su interior, y regresa a la conciencia normal, quieto y alerta, y escucha las instrucciones que provienen de las voces angelicales. Muchas personas prefieren escribir lo que le quieren decir a los ángeles, e incluso encuentran aún más útil escribir su respuesta, como si los ángeles les estuvieran dictando cartas. Siempre recuerda agradecer a tus ángeles su amor incondicional al ayudarte. Este simple gesto abre el corazón a la gratitud y asegura que los dones que anhelan y aman darte son recibidos con complacencia y totalmente. El agradecimiento sin ningún asomo de obligación o compromiso es la nota adecuada en todos tus tratos con los ángeles. La imagen que emplees para crear tu ventana mágica hacia los mundos angelicales no tiene que ser la de una rosa. Algunos comulgantes prefieren emplear las imágenes de un Lago de Paz, un Jardín del Paraíso, la Llama Sagrada, el Árbol de la Vida, u otro símbolo arquetípico. Otros optan por emplear su animal totémico para guiarlos en su camino hacia las estrellas. (Encuentra a tu animal totémico entrando en un estado meditativo ligero y llamándolo. En este intento te ayudarán también los espíritus del aire, a
  • 17. quienes les gusta moldear una nube con forma de animal para guiarte. Una vez que tu animal totémico te haya sido revelado, aparecerán espontáneamente otras fuentes que lo confirmen.) Una consideración importante al disponerse a entrar en contacto con los ángeles es no esforzarse mucho ya que esto bloquea el canal. Es necesario que calmes y aquietes tu deseo, elevándolo del ruidoso plexo solar y el centro de la cabeza al corazón, en donde todo es paz. Tienes que cultivar el paradójico deseo desapasionado. El punto final a tomar en consideración es la técnica del autoarraigo. Es bueno estar arraigado antes de iniciar tu comunicación con los ángeles porque te sientes con más control de tus pensamientos y de tu percepción. Un método preferido es imaginar que en las plantas de tus pies crecen saludables raíces que se arraigan en lo más profundo de la esencia de la Madre Tierra. Otra táctica es sostener un cristal curativo (limpiado previamente: sostenlo durante un segundo o dos bajo el chorro de agua fría), como una piedra de sangre o un cuarzo ahumado, en tu mano izquierda durante unos momentos hasta que te sientas estable y centrado. Una tercer alternativa es afirmar en voz alta, con el pulgar e índice derechos unidos: “Yo estoy”, al inhalar, y “Presente”, al exhalar. Hacer lo anterior tres veces. Una cuarta forma es cobrar conciencia suavemente de tus ciclos de respiración, y después observar una espiral de brillante luz plateada surgir de tu chakra tierra, que está situado justo debajo de tus pies.
  • 18. Deja que te encierre en círculos ascendentes hasta que llegue a tu chakra estrella, que se localiza muy cerca de tu coronilla. Desde este chakra estrella, que desborda fulgor, lleva un haz de luz hacia abajo a través del centro de tu ser hasta llegar a tu chakra tierra. Puedes intentar este método los días que te sientas soñador y tus pensamientos estén particularmente desobedientes. Si experimentas días en que tus energías están demasiado inestables, el dedicar un poco de tiempo a la jardinería (especialmente a la excavación), o caminar en la naturaleza, te ayudará. Y siempre valdrá la pena recurrir a los ángeles terrenales para estabilizar y centrar esas caóticas energías. Pero tal vez lo más importante de todo sea recordar que no tienes que llevar a cabo elaborados preparativos para hablar con los ángeles. Estos métodos son solo para darte resultados óptimos y familiarizarte con lo que es en esencia un proceso muy natural. Una vez que te acostumbres a esta comunión especial, podrás ir al centro de tu corazón a la velocidad de la luz y llamar o consultar a los ángeles instantáneamente muchas veces al día. Cuando desees una comunicación más profunda o te sientas prosaico y bloqueado, encontrarás muy útiles los métodos descritos anteriormente. En resumen: 1. Trabaja desde el corazón cuando convoques a los ángeles: toca el centro de tu corazón y permite a tu conciencia fluir tranquilamente dentro y desde tu corazón. Pide ayuda para verdaderamente conectarte con este punto sagrado dentro de tu conciencia, que es el altar de tu morada interior. 2. Enfócate poco a poco en tu respiración hasta que sientas que respiras suavemente a través de tu corazón, adentro y afuera, recibiendo y dando tu esencia más íntima al universo. Recuerda que los ángeles se ponen en contacto y
  • 19. entran en nosotros a través del aire, o más correctamente, por medio de la esencia más fina dentro del cuerpo de aire físico que nos comunica con nuestros sentimientos. 3. Arráigate visualizando fuertes raíces que crecen en la planta de tus pies y descienden a lo profundo de la Tierra, o utilizando alguno de los otros métodos descritos arriba. 4. Invita a los ángeles a tu corazón, a tu conciencia, para que ellos puedan acercarse. 5. Si te sientes alejado de tu ser espiritual y necesitas armonía, relájate y avanza por medio de algunos de los sencillos pasos de la Meditación de la Rosa o una secuencia similar. Es conveniente no adentrarse en la meditación a menos que desees una comunión profunda más allá de las palabras. Normalmente no necesitarás más que una mente quieta y un corazón abierto. (En las ocasiones en que medites más profundamente, es importante para tu propia seguridad y comodidad que “selles los chakras”. Estas siete puertas interiores a los reinos espirituales se localizan en nuestro ser corpóreo en la coronilla, la frente, la garganta, el corazón, el plexo solar y justo debajo del ombligo y la base de la espina. Piensa solamente en una brillante cruz plateada rodeada de luz y sella cada centro con este símbolo tan pronto estés listo para salir de la meditación.) 6. Habla con tus ángeles y escúchalos. Si la situación lo permite, toma nota de tus mensajes con tus ángeles y de los de ellos contigo. Si eres paciente siempre tendrás una respuesta. 7. ¡No te esfuerces demasiado! 8. Agradece a tus ángeles su presencia, comunicación y ayuda. Al darles tu agradecimiento sincero les estarás
  • 20. haciendo un ofrecimiento de amor caracterizado por una ingenua felicidad. Incluso si algunas veces no te sientes de esta manera, aun así es importante dar las gracias. Los ángeles se deleitan con la raza humana; cuando empiezas a comunicarte con ellos también empiezas a conocer algo de su amor y compasión perfectos, y a ser recibido por ellos como un valioso amigo y compañero.
  • 21. CAPÍTULO DOS VISIÓN DE LOS ÁNGELES Los ángeles conservan sus antiguos lugares; ¡Solo voltea una piedra y empieza un aleteo! Eres tú, son tus rostros descontentos, Los que yerran la cosa más esplendorosa. FRANCIS THOMPSON El cielo albea con alas de ángeles, La Tierra y el mar con olas blancas. POEMA MEDIEVAL IRLANDÉS Al considerar la cuestión de cómo son los ángeles y cómo podemos verlos, nuestro órgano óptico más importante es la imaginación, nuestro ojo interior. Como vivimos en una cultura que ha denigrado las facultades imaginativas durante muchos siglos, no es una tarea fácil darle crédito a dicha afirmación, y a algunos les parecerán términos contradictorios. Sin embargo, es una verdad simple y profundamente secreta que la imaginación es la llave para una visión precisa de los planos interiores. Sir George Trevelyan, filósofo esotérico, y otros, han sugerido que la razón por la cual la mayoría de nosotros somos diestros es porque tendemos a exagerar el uso del lado izquierdo de nuestro cerebro: el cerebro “masculino”, analítico, racional, que controla nuestro pensamiento lógico, nuestra conciencia espacial o práctica y el lado derecho del cuerpo, y a menudo desdeñosamente descuidamos el lado “femenino”, la porción derecha del cerebro que controla el
  • 22. lado izquierdo del cuerpo y da cauce a nuestra conciencia del alma. El resultado es que nuestros órganos más sutiles, más refinados para percibir los mundos interiores se han atrofiado, lo que denotan nuestras débiles y analfabetas manos izquierdas. Para rectificar el equilibrio necesitamos aprender a meditar, a caminar en la naturaleza, a liberar la habitual represión de nuestro espíritu creativo, a leer poesía, a admirar la pintura y otras expresiones del arte; a escuchar música que seduzca nuestros sentidos más elevados, y a mirar en el corazón de las formas naturales. Lo que empezaremos a percibir de los ángeles por la gracia de esta delicada estimulación, al principio estará inevitablemente influido por la proyección humana, por las limitaciones que circunscriben nuestro pensamiento y nuestras actitudes. Pero la imaginación por sí misma ofrece una ruta de escape de estas limitaciones, porque es la imaginación la que pone en acción a las facultades mentales más elevadas y nos conecta a través del chakra del corazón con nuestro verdadero ser espiritual: el Bienamado. Cuando esto ocurre, a pesar de que los canales de nuestra visión puedan estar esculpidos por la cultura y el lenguaje, la época y el género, se conectarán con una fuente que no tiene límites. Aunque sean individuales, estos canales permanecerán como receptáculos sólidos y bellos para el surgimiento de la verdad y reflejarán en sus profundidades lo universal y eterno. Mediante la práctica empezaremos a ver cada vez con mayor claridad, cada vez más sinceramente a través de este ojo de la imaginación, al que los esotéricos asocian con el Tercer Ojo, situado en la frente, entre —y justo arriba de— los ojos físicos. El primer registro sistemático de los ángeles en la historia — del que tenemos noticia— ocurre en textos que pertenecen
  • 23. al zoroastrismo (una fe iluminada de Oriente que practicaban los seguidores de Zaratustra y que es anterior a todas las religiones tempranas), en el Antiguo Testamento, en los Evangelios apócrifos (escritos antiguos que fueron excluidos del Antiguo Testamento), en los Evangelios (especialmente en el Libro de las Revelaciones, de Juan), en un conjunto de escritos místicos sobre teología que se supone fueron redactados por Dionisio el Aeropagita (un ateniense que vivió en el siglo sexto a.C) y en el antiguo sistema esotérico de la Cábala. El islam también enseña un vasto sistema de ángeles, y a pesar de que su origen proviene de las fuentes señaladas arriba, los sabios islámicos basaron su inspiración en textos mucho más antiguos que tuvieron origen en la escritura zoroastriana, en el esoterismo hermético y alquímico, en las enseñanzas budistas y chamánicas, y en los misterios babilonio-caldeos, egipcios, asirios, persas y mesopotámicos. Hay registros hindúes muy antiguos sobre la existencia de seres que habitan en los mundos espirituales, aunque comparados con aquellos de la Cábala y el Antiguo Testamento, estos seres parecen mitad ángeles y mitad espíritus de la naturaleza. Comprenden las apsaras (doncellas celestiales que a menudo tienen amantes mortales), los kinnaras (mitad pájaros) y los gandharvas (músicos celestiales). Las visiones de los ángeles abundan en todas las culturas, desde la prehistoria hasta nuestros días. Los ángeles del Antiguo Testamento y de la Cábala son vistos a través de la lente de una fe religiosa más extrema y paternalista. La Cábala describe el gran Árbol de la Vida o de la Creación, enraizado en la región inferior de la Tierra y que asciende al cielo superior.
  • 24. Dicho Árbol constituye los niveles de las diez sefirot, los diez Atributos Divinos que inspiran, conforman y gobiernan el universo visible e invisible. El Árbol al que dan forma es poderoso, no obstante que adopta la apariencia de un rosal en el que las sefirot parecen florecer igual que diez esferas o rosas. En el corazón de estas mora una figura alada, porque las sefirot son dotadas de alma por los ángeles. La rosa más alta revela al gran ángel Metatrón, quien está colocado más cerca del trono de la Deidad. Aquí reconocemos a un ángel que ha atravesado el camino de la evolución humana porque Metatrón alguna vez encarnó en el profeta Enoc. En su forma humana reveló el alfabeto enoquiano, que comprendía un lenguaje angelical tan poderoso que la utilización ignorante de sus componentes no terrenales podía aniquilar terriblemente a aquellos que los pronunciaran, no por un mal inherente al lenguaje mismo sino porque los pobres mortales no se podían acercar al dinamismo de las fuerzas angelicales sin sufrir una inmediata eliminación. El espíritu no se pierde, por supuesto, pero todos los vehículos inferiores se disuelven y tienen que ser reconstruidos. Se dice que Dios colocó su propia corona sobre la cabeza de Enoch y le confirió setenta y dos alas e innumerables ojos, transformando su carne en llamas vivas, sus nervios en fuego zigzagueante, sus huesos en brasas incandescentes y lo rodeó de tormentas titánicas, torbellinos, truenos y relámpagos. Colocado sobre los demás ángeles, las características humanas de Metatrón se manifiestan como las de un profeta muy antiguo, barbado, con una luz bendita en sus ojos. Su ser angelical es un niño que ríe, eternamente joven, divinamente hermoso y que emite un infinito resplandor celestial.
  • 25. Arriba de él están los Serafines, aunque de acuerdo con Isaías estos ángeles de seis alas no tienen una autoridad superior a Metatrón, antes al contrario, lo sirven continuamente. Viven y se mueven y tienen su ser dentro de las fluidas vestiduras de este poderoso ángel, cuyo ropaje “llena todo el Templo” y están bañados con la luminosidad del arcoíris, vinculando a Metatrón con los siete grandes rayos de la creación y sus ángeles, los Eloínes. Ezequiel describe a los Querubines de cuatro alas que rodean a Metatrón también como una radiante luz dorada: Y sus pies eran pies rectos; y la planta de sus pies era como la planta del pie de un becerro; y ellos resplandecían como el color del metal bruñido. Y tenían las manos de un hombre bajo sus alas en sus cuatro costados… Sus alas estaban unidas una a otra… Y en cuanto a la semejanza de sus rostros, los cuatro tenían la cara de un hombre, y la cara de un león, en el lado derecho; y los cuatro tenían la cara de un buey en el lado izquierdo; los cuatro también tenían la cara de un águila. Raudales de esencia ardiente fluyen como ríos de relámpagos de los Querubines, engendrando incontables ángeles. Si Metatrón mora dentro del primero de los Diez Divinos Principios bajo el Árbol, en el corazón de la segunda rosa está la figura alada de la Sabiduría o Sofía, la deidad principio, llamada Binah en la Cábala. (En algunas interpretaciones ella mora en la tercera esfera de las sefirot.) En el arte religioso se la representa como un ángel con un atuendo color carmesí sentado en esplendor sobre su majestuoso trono. Refleja a la diosa ataviada con sus tres colores sagrados: rojo, negro y blanco. El rojo es el
  • 26. color del amor universal, así como el color del serafín que intenta inflamar a los mortales con el sagrado fuego del Amor Divino. El negro es el color de su oscuridad curativa que permite a la humanidad contemplar las estrellas. El blanco es el color de la estrella de su corazón, en cuyo ascendiente se congrega el amor universal en todas las tribus que conforman la humanidad después de que la oscuridad las ha atrapado para enseñarles la diferencia entre lo real y lo irreal. Ella deposita la esencia de su sabiduría en el arcángel Gabriel, el arcángel de la Luna (el cual creo que debe representarse como del género femenino, aunque como se nos ha dicho que los ángeles continuamente cambian su manifestación de género, tal vez este punto resulte irrelevante). Hay tres ángeles a la izquierda del Árbol de la Vida. Zadquiel (generalmente llamado Cassiel) es el Ángel de la Contemplación, y es conveniente pedir su bendición en el esfuerzo humano más importante: el arte de la meditación. Su nombre significa “conocimiento de Dios” y gobierna Saturno. Sombrío y poderoso, es el Señor de los Querubines. Samael, gobernante de Marte, a menudo es llamado el Ángel del Mal debido a su asociación con el Portador de la Guerra planetario. Pero sus influencias no necesitan utilizarse con ese propósito; en lugar de eso, nos pueden llenar de energía y proporcionarnos vitalidad, determinación y un espíritu de lucha armonizado por el amor, convirtiendo la resignación aletargada en acción transformadora. La evolución no podía progresar sin Samael, y en la visión cabalística se le considera en su gloria original, resplandeciente de joyas y piedras preciosas, antes de que la humanidad degradara sus energías.
  • 27. Rafael, el Ángel de la Sanación, Patrón de los Viajeros, Médico Divino, se representa con un sombrero de peregrino, un bastón y un botella con elíxir sanador. Sobre el tallo del Árbol aparecen Miguel, Gabriel y Sandalfón. A pesar de que Miguel se ubica abajo de Metatrón en el sistema de la Cábala, otras fuentes afirman que los dos son el mismo. El maestro espiritual Águila Blanca dice de este indescriptiblemente glorioso ángel que empuña la espada de la verdad espiritual y que encabeza la corriente angelical de la vida: El arcángel Miguel es el mensajero del centro de la vida, uno de los siete que rodean el trono de Dios. Un gran espíritu del sol con una espada resplandeciente sobre un caballo blanco, anuncia la llegada del día de la luz de los espíritus, que romperá todo sobre la Tierra. El arcángel Miguel es un ser de gloria y luz magnificentes, y su misión es trabajar con todos los seres angelicales como líder y dirigente supremo de la vida angelical en los mundos invisibles… Siempre que sentimos un fresco influjo de luz, amor y sabiduría divinos, el arcángel Miguel se encuentra cerca y puede ser visto por todos aquellos que han desarrollado sensibilidad, que han sido dotados con la visión. Al arcángel Miguel también con frecuencia se le representa en el acto de clavar una lanza a una serpiente o un dragón que se retuerce a sus pies. No obstante, como se ha argumentado, al dragón no le da muerte la filosa lanza de la elevada conciencia sino que, más bien, se transforma en una criatura de sabiduría. Gabriel, que dirige la Sabiduría Espiritual de Sofía, asume la forma de un hermoso joven que porta un atavío bordado en seda verde y sostiene un cuerno dorado que lleva a sus labios.
  • 28. Sandalfón es el Espíritu Guardián, señor y prototipo de todos los ángeles guardianes. Es Maestro de Canto, Ángel de Gloria y Ángel de Oración. Está dispuesto en el tronco del Árbol, sobre el mundo físico, pero su altura se extiende hasta las esferas del universo y es más grande que cualquier otro, con excepción de Metatrón, por “una travesía de quinientos años”. Todos los antes descritos son ángeles cósmicos, concebidos por hombres antiguos de rígida fe que veían a través de ellos la grandeza y el orden sagrado del misterioso cosmos. No obstante, incluso los grandes ángeles cósmicos que encabezan huestes inimaginables pueden comunicarse con los seres humanos de manera directa y personal cuando surge la necesidad —por lo general en los momentos más patéticos de la historia—. Los ángeles que se ocupan de nosotros individualmente sin duda provocarán nuestro asombro y reverencia, pero no despertarán el sobrecogimiento y terror en nuestros corazones que la conciencia de los ángeles cósmicos tradicionalmente inspira. Si bien tal vez no debemos nunca olvidar o pasar por alto la majestuosidad y esplendor de esos vastos e inconmensurables seres que sostienen las proporciones divinas del universo manifiesto, sería de más ayuda acercarnos a los ángeles y trabajar conscientemente con ellos meditando en aquellos que nos tocan y bendicen en nuestro sendero vital individual. A continuación se presenta una descripción de una visión personal del padre Lamy, un sencillo y devoto sacerdote francés nacido a mediados del siglo XIX, que era visitado frecuentemente por los ángeles. Sus vestiduras son blancas, pero de una blancura sobrenatural. No la puedo describir porque no puede compararse con la blancura terrenal; es mucho más suave a los ojos. Estos
  • 29. resplandecientes ángeles están envueltos en una luz tan diferente de la nuestra que en comparación todo lo demás parece oscuro. Cuando se ve a un grupo de cincuenta uno se pierde en asombro. Parecen vestidos con láminas doradas en constante movimiento, como muchos soles. Un ángel llamado Sargolais ha descrito a sus camaradas ángeles como “seres radiantes de luz palpitante”, al explicar que la radiación que emana de ellos tiene una calidad diferente, más mágica, que la luz material (como confirma el padre Lamy). Los cuerpos angelicales están simultáneamente en tantos lugares diferentes que observarlos en ese estado sería como contemplar el reflejo de una regresión eterna, en la que las imágenes se ordenan a sí mismas en la forma de una flor o una rueda perfectas. En su centro aparece “una intrincada tracería de fibras, como filigrana…, fibras de energía que fluye”, las que Sargolais describe como un reflejo de los canales humanos de energía espiritual llamados meridianos. Estos bellos y delicados filamentos se congregan en el cuerpo lleno de pétalos del ángel y también se extienden hacia afuera, en una dimensión espiritual a través del universo, como vestidos henchidos de una exquisita manufactura de tela de araña, de muchos colores, de los colores del arcoíris, de la más pura y abarcadora luz. ¡Las palabras son un recurso muy pobre para expresar la belleza de un ángel! Águila Blanca también describe la apariencia de los ángeles: Los ángeles del mundo espiritual que te cuidan y aman son muy felices con tu respuesta a su influencia y ayuda. De nada te serviría tener los ojos totalmente abiertos al resplandor de los seres espirituales que trabajan contigo, no podrías soportar vivir tu vida terrenal si sintieras tan poderosamente las vibraciones de estos compañeros divinos. Pero ocasionalmente te podemos transmitir una imagen de su belleza y amor.
  • 30. Hablas de amor y aspiras a amar; lo haces con valor a tu servicio, pero incluso así no puedes comprender la belleza de estos ministros angelicales. Los ángeles son seres de dos o tres veces tu estatura, seres con alas resplandecientes y sin límite. Grandes rayos de luz se derraman de ellos ligeros como plumas, como alas blancas, y te llevan paz y amor. Las emanaciones que salen en círculos de la cabeza les dan la apariencia de alas. Al hablar de seres alados debes entender que la emanación que proviene de estos seres etéricos adopta la forma de alas, de manera que al mirarlos fugazmente tendrás la impresión de formas humanas altas con alas. Estas “alas” son rayos de poder y fuerza; pueden ser envolventes y protectores y de ellos emanan las fuerzas de Dios. Debido a que la forma humana es sagrada en su diseño, los ángeles siempre pueden asumir esta forma hasta cierto punto; en su sentido más amplio posee una cierta universalidad. El Sefer Zohar nos dice que “cada vez que los espíritus celestiales descienden a la Tierra, se revisten de elementos corpóreos y se aparecen a los humanos en forma humana”. ¡Sin duda, ha habido innumerables encuentros con ángeles que parecen prosaicos y humanos hasta que ejecutan un acto de servicio y desaparecen! Incluso en el plano etéreo, Águila Blanca habla de que todos los ángeles “asumen la apariencia de una cara humana”. No a todos se les concederá ver un ángel que de manera temporal ha encarnado (¡aunque con frecuencia aparecen cuando y donde menos se espera!), pero cualquiera con paciencia puede desarrollar una sensibilidad más fina para que a través de ellos se pueda reconocer su presencia. La imaginación es la clave; cuando esta facultad tan misteriosa y preciada se utiliza correctamente, percibirás un mundo de
  • 31. diferencia entre su infinitamente delicado y refinado don de la conciencia (que puede registrar la realidad más sublime y la resonancia más sutil de percepción), y esa torpeza mecánica del aparato perceptivo que registra la realidad tan falsamente que decimos: “Oh, solo era mi imaginación jugándome bromas”. La primera es una prueba de una verdad siempre avasalladora; la segunda es tropezarse repentinamente con la decepción. Por supuesto, la primera tarea es aprender a discernir entre las dos, porque la imaginación que aparentemente “juega bromas”, ¡a veces puede ser un atisbo en la realidad! Sin importar de qué manera empieces a percibir la presencia angelical —ya sea a través de un olor, forma, color, sonido, imagen o una delicada emoción (un sentimiento sagrado de paz o amor, lo que algunos han descrito como una amable dulzura, una compasión mística o una atmósfera de amorosa espiritualidad)—, es importante no mostrar impaciencia ni esforzarse demasiado. La excitación es una emanación grosera; enmaraña las suaves conexiones tejidas entre nuestra alma y los ángeles, bloqueando eficazmente el acercamiento y la comunión. Ello se debe a que el ego, o la presuntuosa naturaleza terrenal, queda a cargo y hace descender las vibraciones de nuestra percepción con su intenso deseo. De modo interesante, si examinamos esta intensidad o tensión, encontraremos miedo en el fondo —miedo de no obtener lo que queremos—, y por supuesto, el miedo es el gran enemigo del espíritu y trae consigo una vibración ruinosa. Así que modera tu deseo, retenlo pero despójalo del impulso egoísta y tu camino hacia adelante no se verá obstruido ni reprimido. Las cualidades que necesitamos albergar dentro de nosotros con el objeto de facilitar la comunicación angelical son la
  • 32. paciencia, la confianza, la serenidad, y por último, la humildad, sin la cual no nos podemos escapar de los confines y la opresión del yo inferior. Que por ningún motivo debemos extraer nuestra visión de los ángeles de un canal religioso o doctrinario se ilustra sucintamente en el siguiente verso del poeta inglés del siglo XIX, James Henry Leigh Hunt. Presenta sus argumentos tan maravillosamente que le concedemos la última palabra: Abou Ben Adhem (¡que su tribu crezca!) Se despertó una noche de un profundo sueño de paz, Y contempló, a la luz de la luna en su habitación, Que la inundaba como una azucena en flor, A un ángel que escribía en un libro de oro. La abundancia de paz hizo a Ben Adhem osado, Y a la presencia en la habitación preguntó: —¿Qué escribes?—. La visión levantó la cabeza, Y con una mirada de la más dulce armonía Respondió: —Los nombres de aquellos que aman al Señor. —¿Y el mío es uno de ellos? —dijo Abou—. No, no lo es — respondió el ángel. Abou habló un poco más bajo, Pero todavía alegremente, y dijo—: Te ruego, entonces, Que me inscribas como alguien que ama a su prójimo. El ángel escribió y desapareció. La noche siguiente Llegó otra vez con una gran luz deslumbradora,
  • 33. Y mostró los nombres que el amor de Dios había bendecido; ¡Y, oh! El nombre de Ben Adhem encabezaba a todos.
  • 34. CAPÍTULO TRES LOS ÁNGELES GUARDIANES Porque Él te ha puesto a cargo de sus ángeles, para guardarte en todos los caminos. SALMO 90 Y estos son los nombres de los benditos ángeles que vigilan. Uriel, uno de los benditos ángeles que está sobre el mundo y sobre el Tártaro. Rafael, uno de los benditos ángeles que está sobre el espíritu de los hombres. Raguel, uno de los benditos ángeles que cobra venganza en el mundo de la luminarias. Miguel, uno de los benditos ángeles, es decir, aquel que está sentado sobre la mejor parte de la humanidad y sobre el caos. Saraquel, uno de los benditos ángeles que está sentado sobre los espíritus que pecan en espíritu. Gabriel, uno de los benditos ángeles que está sobre el Paraíso y las serpientes y los Querubines. Remiel, uno de los benditos ángeles a quien Dios sienta sobre aquellos que se elevan. APÓCRIFO, LOS MANUSCRITOS DEL MAR MUERTO Hay un ángel sobre todos los demás que está a nuestro lado desde antes de nuestra concepción hasta después de nuestra “muerte” terrenal. Este es el famoso ángel de la guarda, y cada miembro de la familia humana tiene infaliblemente asignada una de estas compañías angelicales, sin importar las circunstancias, cada vez que él o ella encarna en la Tierra. El ángel de la guarda está ligado a los grandes ángeles planetarios que actúan bajo las órdenes de los Señores del Karma, y quienes a través de procesos astrológicos iluminan el sendero kármico a lo largo de la vida de cada ser humano, de acuerdo con su signo solar.
  • 35. Cuando un alma está lista para encarnar, se requiere la alineación exacta de las fuerzas planetarias para asegurar que el alma que llega lo haga en las circunstancias precisas necesarias para continuar sus progresos únicos hacia la realización espiritual. El ángel de la guarda, bajo las órdenes de una jerarquía que incluye al ángel o ángeles planetarios con quienes está conectado, es fundamental para reunir a los potenciales padres y ayudar a construir el cuerpo del alma que está encarnando, con todos sus vehículos sutiles, dentro del útero. Los seres planetarios con quienes el ángel de la guarda trabaja para llevar a cabo esta tarea, construyen cada cuerpo humano en embrión bajo los mismos principios empleados para construir el cosmos, e implantan en él el mismo dinamismo creativo que el del universo. De esta manera, cada ser humano es un microcosmos del macrocosmos. La humanidad es creada a imagen de la Deidad. Los ángeles planetarios de nuestro sistema solar están relacionados con, o son una proyección de, “los Siete que rodean el Trono”, el asiento de la conciencia del Espíritu Divino. Siete es el número sagrado de la creación, y los siete primeros planetas que existen en nuestro sistema solar comprenden la espiral física, o inferior, de este número místico. El resto de los planetas empieza la escala otra vez, como las armonías más elevadas de los siete planetas inferiores; de esta manera, la esencia emisora del número siete continúa sin parar hasta altísimas alturas más allá de nuestra concepción, desde donde los siete grandes rayos de la creación dan vida a todo lo que se mueve y está dotado de conciencia. Encabezando cada uno de estos rayos se encuentra un miembro de los Eloínes, los Grandes que constituyen una fila alrededor del Trono del Dios-Diosa.
  • 36. Los nombres de los arcángeles planetarios son: Miguel, gobernante del Sol, a quienes debemos pedir fuerza, protección espiritual, revelación, verdad e iluminación. Rafael, arcángel de Mercurio, a quien debemos pedir curación, energía, conocimiento, purificación y autocontrol. Anael o Haniel, arcángel de Venus, a quien debemos pedir amor, compasión, armonía, belleza y sabiduría; este gran arcángel de Venus está también estrechamente asociado con el Ángel de la Tierra. Gabriel, arcángel de la Luna, a quien debemos pedir auxilio en nuestras esperanzas, sueños, aspiraciones y el nacimiento de nuevos proyectos y todo lo que tenga que ver con la maternidad, nacimientos, bebés y niños, y aquellos aspectos de la espiritualidad que están asociados con la Madre Divina, y fuerza para sobreponernos al miedo. Samael o Camael, arcángel de Marte, a quien debemos acudir para tener valor, fuerza, protección de los inocentes, voluntad y energía estimulante. Saquiel o Zadquiel, arcángel de Júpiter, a quien debemos pedir justicia arraigada, ley y orden, sabiduría, humor, caridad, abundancia, éxito y generosidad. Cassiel, arcángel de Saturno, a quien debemos llamar para la paz, la armonía y la serenidad, y en todas aquellas situaciones de la vida en las que necesitamos la profunda sabiduría de los ángeles que registran las acciones de los hombres (que tienen que ver con las vidas pasadas y presentes, los registros akásicos, la historia de la humanidad y de la Tierra, etcétera).
  • 37. He aquí unas palabras del maestro ascendido Águila Blanca sobre los ángeles de los planetas, que “conducen” o “armonizan” de acuerdo con su propio arcángel, a los ángeles guardianes de cada planeta: Los rayos de los planetas infiltran toda la vida de la Tierra […] En la medida en la que escudriñamos la senda de la evolución, luchamos por entender y recibir de manera más completa en nuestros seres estas vibraciones de vida. Cuando un alma ha aprendido a vibrar armoniosamente con todas las formas de vida ha alcanzado la excelencia. A aquellos de ustedes que no han cobrado conciencia del poder de las influencias planetarias sobre la Tierra les pedimos que se esfuercen en hacer conciencia de esta presencia, de su influencia y de las bendiciones que estas fuerzas angelicales están derramando sobre la humanidad. Los ángeles mensajeros de otros planetas vienen a reforzar sus cuerpos más elevados. Trabajan con ustedes permitiéndoles enviar a otros seres humanos rayos de luz fuertes y claros. La luz no se desperdicia porque esta se refleja y regresará a ustedes y provocará que sus cuerpos más elevados y más sutiles se vuelvan puros y fuertes y receptivos y activos en los planos más prominentes de sus vidas. Los mensajeros, o los seres angelicales de Mercurio están muy activos en el momento presente. La influencia que proviene de ellos les ayudará a conseguir el autocontrol. Si ustedes responden a esos seres angelicales, en su vida diaria el autocontrol los conducirá a alcanzar la perfección en la acción, en el pensamiento, a la sintonía con el cosmos. Los mensajeros que vienen a ayudar a la humanidad desde el planeta Venus llevan armonía a tu vida, armonía al centro
  • 38. de tu ser. Estos ángeles acogen y llevan la sabiduría, porque los ángeles de Venus son tan agradables, están llenos de amor y belleza. El autocontrol, la armonía y el amor —la sabiduría y el amor de los ángeles de Mercurio y Venus— tienen el gran poder de perfeccionar a la raza humana. Y también están aquellos que registran las acciones silenciosamente, los ángeles de Saturno, a quienes llamaremos los ángeles de la luz. Ellos no permitirán que un alma vaya más allá hasta que haya aprendido las lecciones exactas y precisas que tiene que aprender. Los ángeles de Saturno se mueven con lentitud y seguridad, pero ayudan a la humanidad a recoger una cosecha buena, rica y dorada. Los ángeles de Saturno y Mercurio son tan brillantes. Los ángeles de Urano dan el toque de trompeta; llegan velozmente trayendo consigo la disolución de las condiciones sólidas que Saturno ha establecido y cristalizado. Esta limpieza y purificación es un aspecto de Dios Padre-Madre posiblemente no comprendido por los jóvenes de espíritu. Si las cosas son arrancadas de tu vida, debes saber que todo es constructivo, que todo es bueno. Trabaja en armonía con las fuerzas de Dios y ve todo en construcción, evolución, crecimiento y belleza. Por otro lado, el trabajo de los ángeles de Marte es de inmenso valor para la humanidad, ya que trae consigo estímulo, un aumento de luz, el valor y la energía que todos necesitan para avanzar en el camino. Los ángeles de Júpiter, que ahora están en mayor contacto con la Tierra, sostienen las balanzas y traen consigo la ley y el orden, y mediante su influencia aquellas almas que están particularmente en sintonía con las vibraciones de Júpiter absorben un poder maravillosamente benéfico.
  • 39. […] Es imposible contender de manera adecuada con estas verdades tan profundas. Solo hemos capturado un atisbo de la grandeza del universo: solo indicios de las posibilidades que yacen en nuestro interior. Pero cada vez que te esfuerzas en alcanzar los lugares elevados de la luz celestial estás haciendo contacto con poderosas fuerzas angelicales, porque en cada uno de ustedes está presente la atracción magnética mediante la cual entran en sintonía con el poder angelical, un rayo planetario. Estos rayos se experimentan en diferentes grados, pero en ti, individualmente, radica el poder para atraer y absorber en tu ser tus propias fuerzas planetarias. Es a tus “propias fuerzas planetarias” a las que tu ángel de la guarda está vinculado, para ayudarte a absorberlas y responder a ellas a través de tu ciclo de vida terrenal. Un ángel guardián está incondicionalmente con cada alma humana durante cada momento que pasa en la Tierra, ya sea dormida o despierta. A su muerte, el ángel de la guarda la recibe en los mundos espirituales, colaborando con el gentil ángel de la muerte para desatarla suavemente y desprenderla por completo de las ásperas cuerdas terrenales (si el alma lo permite), y esperándola como un aval al otro lado del velo que separa el mundo físico de los éteres más finos. El ángel guardián no puede impedir a su encargo humano que enfrente su karma a lo largo del camino, pero puede protegerlo de obstáculos y accidentes innecesarios. Puede ayudar al alma a encaminarse por un sendero en el cual los efectos kármicos sean más creativos que destructivos, y si el alma escucha y responde verdaderamente a las indicaciones de su ángel, puede ser incluso posible para ella exonerarse o elevarse por encima del escollo kármico, de manera que su impacto sea anulado. No es exagerado decir
  • 40. que si todos constante y sinceramente nos sintonizáramos con nuestros ángeles guardianes, la experiencia de la humanidad de la vida terrenal cambiaría enormemente. ¿Cada vez que reencarnamos se nos asigna un ángel de la guarda diferente? Algunos dicen que así es, y tiene sentido si consideramos las diferentes necesidades, condiciones e influencias planetarias de cada reencarnación. Sin embargo, hay otros que con toda seguridad sostienen que sus ángeles guardianes han estado con ellos a lo largo de incontables vidas, puesto que ambos nacieron o se les insufló el ser desde el corazón de la Diosa-Dios. A pesar de que el ángel de la guarda habita un tiempo sagrado más que lineal, de manera que simultáneamente pueda alentar el crecimiento de aquellos que encarnan en galaxias remotas y de sus compañeros humanos en la Tierra, sus vínculos con todos sus encargos son lazos sagrados forjados en las fraguas divinas, y como tales nunca se rompen. Es cierto que la relación entre un ángel y un ser humano existe para servir al universo físico y al espiritual y que nunca cambia su rumbo con fines meramente personales o egoístas. No obstante, puede darse el caso, dentro de los infinitos misterios del corazón divino y cósmico, que exista un punto de equilibrio en el que el ángel y el humano se vuelvan uno —no en un sentido estático o inalterable, porque sabemos por muchos maestros que la humanidad tiene su propio camino espiritual y que no fue creada simplemente para estar subsumida en lo angelical, sino con el propósito de establecer un puente entre las esferas físicas y espirituales para que la materia misma fuera irradiada y redimida. La idea de que el humano y el ángel combinen la esencia de su ser para espiritualizar de esta manera la materia oscura, parece poseer una potencia, una música congruente con la belleza, y por lo tanto con la verdad. Con objeto de alcanzar la armonización necesaria
  • 41. para crear dicho puente, tal vez a los humanos y a los ángeles se les permita un vínculo personal y eterno, tejiéndolo de tal manera que se superen las restricciones y la exclusividad del amor personal (que surge de la fuente humana), sin abandonar su peculiar intensidad y resplandor (el desconocimiento de los cuales puede surgir de la fuente angelical). Y sin duda debe ser cierto que, a pesar de que el humano y el ángel siguen siendo dos aspectos distintos de la Divinidad, su conciencia en evolución está tan exquisitamente entrelazada y confundida que una no puede existir sin la otra. Esta noción de un puente angelical y humano entre el Cielo y la Tierra está posiblemente simbolizada perfectamente en el arco místico del arcoíris, y sin embargo representa otra dimensión del misterio de los amantes humanos y angelicales. Ya sea o no que el ángel de la guarda y su compañero humano estén juntos para siempre atrapados en un destino compartido, es prudente decir (otra vez) con certeza que tu ángel no puede ayudarte a menos que estés dispuesto a aceptar su auxilio; no puede, y no debe, anular el libre albedrío de su compañero humano. A pesar de que por ausencia de sabiduría nuestro libre albedrío nos hace aterrizar sobre agua hirviendo la mayor parte del tiempo, es, sin embargo, un regalo valioso y sagrado, tal vez el mayor regalo de todos ya que por medio de él podemos alcanzar la realización individual de Dios —en cierto sentido el estatus de Dios. Los ángeles —y en particular nuestros ángeles guardianes— son obstaculizados en su trabajo hacia nosotros por nuestra inconsciencia, nuestro desconocimiento de los lazos vitales que existen entre ellos y nosotros. Donde no hay el menor atisbo de percepción respecto de ellos, sus esfuerzos a
  • 42. menudo son reprimidos. Y, sin embargo, necesitan el más mínimo reconocimiento, la más tímida invitación para venir en nuestra ayuda y con el tiempo inundar nuestras vidas de luz. Es bueno conocer el nombre de tu ángel de la guarda. Pide que te sea revelado. Puede venir de inmediato a tu mente, o te puede ser revelado en un sueño; o tal vez tu ángel dirija tu atención a un nombre en particular en un libro, un filme, un programa de radio o de televisión, o en un periódico poco después de que hayas pedido conocer el nombre de tu ángel guardián. Una confusión común a tomar en cuenta al construir tu relación con tu ángel de la guarda es que los ángeles saben todo lo que hay que saber. Aunque sin duda los ángeles tienen acceso directo a la fuente de la sabiduría y el conocimiento espiritual, y que su conciencia, a diferencia de la nuestra, no está circunscrita o limitada —William Blake dijo de ellos: “Siempre he encontrado que los ángeles tienen la vanidad de hablar de ellos mismos como los únicos sabios; esto lo hacen con una insolente confianza que brota de un razonamiento sistemático”—, los mensajes angelicales transmiten que ellos tienen mucho que aprender de nosotros. Como era de esperarse, no son sabios a la manera de nuestro mundo y conocen muy poco de la inquietud y las agitadas mareas emocionales de la experiencia humana a pesar de que están en sintonía con nuestro sufrimiento individual y ansían proporcionarnos alivio, sanación y consuelo. Por tanto, podemos ayudar a nuestro ángel guardián manifestando cómo nos sentimos a lo largo de nuestra vida, para enseñar a nuestro compañero, en un sentido, cómo surgen los problemas en nuestras relaciones humanas,
  • 43. nuestras esperanzas y nuestros sueños, nuestras aspiraciones y desilusiones, nuestras inseguridades y miedos. Nuestros ángeles siempre están encantados de entrar en contacto con nosotros, ¡a diferencia de nuestros amigos humanos! Podemos escribir esa información en una carta a nuestro ángel, o cuando el ambiente lo permite, podemos hablar abiertamente con nuestro guardián. No necesitamos analizar sino conectar simplemente con nuestros sentimientos y describirlos. Desde una perspectiva, nuestro ángel de la guarda lo sabe todo. Desde otra, es un ser en evolución y que está aprendiendo, igual que nosotros. Tal vez sea que los ángeles están atados externamente, mientras que nosotros lo estamos de vuelta a casa. A la vez que nuestro ángel guardián gentilmente procederá, guiará, instruirá, iluminará y despertará el alma humana, también facilitará la comunicación con otros ángeles a quienes necesite pedir ayuda, así como con nuestros amados que están más allá del velo, y especialmente con nuestro guía y asistentes (aquellos amigos con los que hemos establecido profundos lazos del alma y que están llamados a ayudarnos en nuestra travesía terrenal) y nuestro maestro (nuestro preceptor bajo cuya guía espiritual estamos progresando, que por lo general es descarnado y a menudo es tanto femenino como masculino). También, bajo la autoridad de nuestros ángeles, hay criaturas elementales o espíritus que nos ayudan. Nuestro maestro humano, nuestro guía, los seres que amamos y los asistentes están presentes para acoger la evolución de nuestra conciencia. Nuestros ángeles están presentes para dotar de alma a las cualidades y virtudes que necesitamos inculcar dentro de nosotros mismos, y
  • 44. para construir, perfeccionar, embellecer y espiritualizar la forma en cada nivel de nuestra existencia. Todo aquello en nuestra experiencia que sea bello, alegre, inspirador, ennoblecedor, que esté imbuido de cualidades que induzcan al asombro o impregnado de magnificencia o de un toque inefable de delicadeza y ternura en su manifestación, es llevado a nosotros por los ángeles. Juntos, nuestros elevados maestros humanos y nuestros inconmensurablemente radiantes ángeles, crean un arco ascendente o una escalera espiral al Cielo que impulsa a nuestra alma cada vez más hacia adelante y hacia arriba. En la medida en que refuerces y llenes de energía los vínculos y puntos de contacto entre tú y tu ángel de la guarda no trabajarás en soledad, en busca de tu bien solamente. Cualquier trabajo asociado a los ángeles no puede constreñirse a esos límites, porque en la naturaleza de los ángeles —que son en esencia arquitectos y constructores— está equilibrar el beneficio del individuo con el bien del todo. Cada vez que un alma humana hace el esfuerzo de crear un vínculo consciente con sus ángeles — especialmente con su ángel de la guarda, quien trabajará para abrir y apresurar el canal con mucha mayor habilidad y dedicación que su contraparte humana—, el camino se hace más claro y más fácil para otros humanos y otros ángeles para acercarse unos a otros en una comunión consciente. Nuestro ángel de la guarda puede aportar una ayuda casi mágica a nuestras relaciones humanas y a nuestra propia travesía hacia la libertad y la felicidad si solo le pedimos que lo haga. Para recibir solamente tenemos que pedir. Los regalos son abundantes y valiosos, pero es importante pedirlos en la forma correcta. Consideramos necesarios seis pasos para lograrlo:
  • 45. 1. Tomar una decisión lúcida sobre la virtud o cualidad que necesitas recibir. Si no estás seguro, pide a tu ángel que te lo aclare y escribe su respuesta. 2. Deja ir cualquier sentimiento negativo o egoísta respecto a la situación. Si es necesario, pide ayuda para hacer esto. 3. Expón tu petición de manera clara empleando palabras habladas. Pide desde lo más recóndito de tu corazón, abriéndote realmente a la humildad, a la gratitud y a la alegría del regalo que se te ha dado. Esto ayudará a erradicar cualquier resistencia inconsciente oculta hacia él. Si lo pides con desinterés o superficialmente fracasarás en crear el recipiente necesario dentro de ti para contener tu regalo, hasta que este sea infundido en tu naturaleza. 4. Cobra conciencia de la presencia envolvente de tu ángel guardián. Recibe tu don y da las gracias. Envía amor a tu ángel. 5. Está alerta sobre la variedad de pequeñas oportunidades que surgirán para poner en práctica tu cualidad o habilidad recién descubierta en tu vida diaria. Estas se te dan para unir las tendencias de tu naturaleza interior con tu don y deben utilizarse. 6. Recuerda que cuando un regalo de un ángel tiene que superar una negatividad fuertemente arraigada con objeto de que quede establecido, será necesario renovar repetidamente la petición del regalo, pidiendo cada día durante un lapso de muchos días, semanas o tal vez meses. El don se otorga fielmente cada vez, pero al principio no puede ser retenido por el destinatario. Cada ceremonia para pedir y recibir refuerza el alma del destinatario hasta que por fin el regalo se transforma en una cualidad de esa alma
  • 46. inherente a su estructura misma. Persevera. ¡Los ángeles son pacientes perennes y están deseos de ayudarnos! La lista de dones que puedes pedir es interminable: conocimiento, paciencia, compasión, comprensión, firmeza, humor, perdón, generosidad, protección y sanación después del abuso y la manera correcta de solucionar la situación destructiva; sabiduría, confianza, seguridad, paz interior, habilidad para fomentar la armonía; la transformación del miedo y la ira en acción constructiva y decisión y finalmente en paz; cómo retomar tu poder y volver a centrarte si has sido presionado para cederlo; firmeza, resolución, clarividencia, ecuanimidad e imparcialidad. Siente la necesidad o la carencia en ti y llénala abundantemente en la tienda de tu ángel. No debemos temer decirle a nuestro ángel nuestros secretos más profundos, más oscuros sobre todos los aspectos de nosotros mismos que nos preocupan. Todos nos sentimos horrorizados y humillados por nuestra propia oscuridad, por las sombras de nuestro ser. No temas, porque lo que te preocupa ya se sabe, y tu ángel no te amará menos por lo que le reveles. De hecho, en la medida en que tu ángel profundice su comprensión de tu ser terrenal, su amor podrá correr por canales aún más profundos. Sentirás una afluencia de cálido y sólido apoyo, como si tu ángel hubiera dicho: “Esta oscuridad realmente no te pertenece, querido amigo. Es una intrusa, y juntos la sanaremos y la transformaremos para que sirva a tu alma”. Cualquiera que sea la habilidad o cualidad que necesites, tu ángel guardián llamará en tu ayuda a su ángel animado y te transmitirá sus frecuencias, su esencia vibratoria. A menudo tu ángel te bañará con un color que disolverá tu regalo en tu alma. Tal vez necesites sabiduría. ¿De qué color es la
  • 47. sabiduría? Puede ser un rayo de amatista, para la aceptación; o el azul de los cielos, para liberarte en la tranquilidad; o el rosado del amanecer, para permitirle al corazón abrirse. Esos son los regalos de los ángeles y nunca te serán negados. Muchas veces, si el problema con el que estás luchando empieza a adoptar las proporciones de un enemigo inconquistable (por ejemplo, celos, adicciones, obsesión o ira incontrolable), o si te encuentras en peligro espiritual (tal vez alguien intenta debilitar tu voluntad utilizando medios psíquicos prohibidos), tu ángel de la guarda te enviará a los llamados Ángeles Guerreros para auxiliarte. Podemos acudir a estos guerreros en cualquier momento por medio de la oración, pero nuestro ángel guardián siempre será fundamental para convocarlos en nuestra ayuda porque es un eslabón en la cadena de mando, por así decirlo. Se dice que los Ángeles Guerreros utilizan yelmos y armaduras, y desde un punto de vista humano tienen un tamaño enorme y potentes músculos. Nuestra lucha por el autocontrol contra los espíritus de la oscuridad siempre es apoyada y aplaudida por nuestro ángel guardián, y muchas veces él mismo nos pone una prueba. Puede aparecerse ante nosotros en los planos interiores envuelto en la oscuridad y fingiendo ser el mal. Cuando podemos sobreponernos y controlar el miedo, confiando en su lugar en la bondad del Gran Espíritu y por tanto recibiendo al terrible extraño con amor, seguros en el conocimiento de que la Diosa-Dios nos tiene bajo su custodia y ha colocado ángeles sobre nosotros para preservarnos siempre, las envolturas caen y nuestro ángel de la guarda se nos revela como un magnificente ser de luz
  • 48. y belleza extraordinaria, rodeándonos y alimentándonos con un amor insondable. Cuando superamos esas pruebas del espíritu, la Tierra entera es elevada e impulsada hacia adelante en su trayecto hacia la luz. Muchas experiencias nos inclinan a pensar en la raza humana y en la Tierra en términos de oscuridad, pero una de nuestras grandes lecciones del alma es siempre aferrarnos a la verdad de que la oscuridad es solo un manto o una mortaja de ilusión, y de que detrás de ella resplandece la única y verdadera luz, que es inextinguible. En el corazón de toda experiencia espera la luz para incluir dulcemente nuestra mente y nuestro corazón. Uno de los aspectos más bellos de platicar con nuestro ángel guardián es que se nos ha dado el poder de dirigir su presencia protectora hacia aquellos que la necesiten. Si sabemos que algún ser querido (o cualquiera que tenga una emergencia) requiere ayuda podemos apresurar a nuestro ángel sobre alas de luz para rescatarlo y defenderlo. Solo necesitamos pronunciar su nombre y pedir a nuestro ángel que vaya en su ayuda para que ello se realice al instante. Pero, ¿qué ocurre con el ángel guardián de estas personas? La respuesta a esta pregunta parece ser que los ángeles guardianes trabajan juntos para crear un campo de protección para el alma (o almas) humana en una emergencia, convocando a otros ángeles cuando su ayuda es necesaria. Resulta particularmente útil hacer esto cuando la persona necesitada no tiene un vínculo consciente con su propio ángel de la guarda, porque en este caso tú proporcionas el eslabón necesario para facilitar la protección angelical. En la
  • 49. circunstancia de que envíes a tu ángel de la guarda a ayudar a otra persona, ¿te quedas desprotegido mientras el ángel cumple tu petición? ¡En lo absoluto! Los ángeles no están circunscritos a las estrechas dimensiones de tiempo, espacio y materia que nos aprisionan; ellos permanecen a nuestro lado incluso cuando viajan a través del éter a una velocidad inconmensurable para llevar auxilio a la persona (o personas) que has mencionado. Existen tres formas muy simples de establecer una comunicación directa con tu ángel de la guarda. Con el tiempo estas formas pueden ser sustituidas por métodos propios una vez que hayas establecido un diálogo interior rico y frecuente, pero hasta que eso ocurra, te serán muy útiles. Entablando comunicación con tu ángel de la guarda Encuentra un árbol que esté en armonía con tu alma (los pinos están particularmente bendecidos con la luz de la conciencia). Coloca tus manos sobre su tronco y pídele que los ayude a ti y a tu ángel guardián a conectarse en total conciencia. Ve al centro del corazón y envía una estrella brillante de amor y luz a toda la humanidad, a la Madre Tierra y a la naturaleza, invitando a tu ángel y al espíritu del árbol a que te ayuden en tu trabajo. Dale tiempo a tu ángel de la guarda para alinearse contigo. Pronto empezarás a sentir su presencia, normalmente detrás de ti, que te envuelve con sus alas. Dedica cinco minutos diarios a escuchar y sintonizar con tus ángeles. Primero, eleva tu conciencia por la escalera celestial hacia el Gran Espíritu, la Fuente Divina. Aspira su
  • 50. bendición y empieza a escuchar en tu interior la voz de tus ángeles. Escribe lo que tienen que decir. Emplea las siguientes oraciones e invocaciones del ángel guardián de las Islas Occidentales de Escocia. (Las he adaptado ligeramente para que concuerden con el concepto de Dios como Padre-Madre, Diosa-Dios). Cuando te vayas a dormir, prepárate conscientemente mediante la oración y aspira a ser liberado en los mundos espirituales en compañía de tu ángel de la guarda, quien espera con paciencia, esperanza y bondad amorosa para unirse contigo al otro lado del sueño. Oración nocturna al ángel de la guarda Tú, ángel de Dios que me tienes a tu cargo Desde los amados Padre y Madre de la compasión; Alejen de mí cualquier tentación y peligro, Envuélvanme en el pliegue seguro de los santos, Circúndenme sobre el mar de lo inconsciente, Y en los estrechos, recodos y desfiladeros Protejan mi barquilla, protéjanla siempre. Sean una llama brillante frente a mí, Sean una estrella guía sobre mí, Sean un sendero terso bajo mis pies, Hoy, esta noche y siempre. Mientras me preparo para dormir esta noche,
  • 51. Condúzcanme a la tierra de los ángeles; Bendigan mi sueño y guíenme a casa A la corte de la santa presencia, A la paz del Cielo. Invocación del ángel de la guarda para el final del día Tú, ángel de Dios que me tienes a tu cargo Desde los fragantes Madre y Padre de la compasión, Que el suave abrazo del Sagrado Corazón Rodee esta noche el altar de mi alma. Aleja de mí cualquier aflicción y peligro, Envuelve mi trayecto sobre el océano de la verdad. Te pido que coloques tu luz pura frente a mí, Oh, hermoso y brillante ángel, esta misma noche, Hermoso y brillante ángel, esta misma noche. Sé la estrella sobre mí que me guíe, Ilumina cada arrecife y escollo, Dirige mi barca en la cresta de la ola, Hacia el reposado refugio del apacible mar, Oh, hacia el reposado refugio del apacible mar. La siguiente oración a los ángeles, y en particular a tu ángel de la guarda, debe decirse al amanecer, o al despertarte por
  • 52. la mañana. La “yesca” a la que se refiere es el aliento sagrado (tu propio aliento, que te fue dado por la Deidad, y que en muchas tradiciones es llamado “el fuego celestial”) que respira sobre la llama del espíritu en tu corazón, que te unirá conscientemente con lo Divino, uno de cuyos aspectos es tu ángel guardián. Bendición de la yesca (plegaria matutina) Encenderé mi fuego esta mañana En presencia de los benditos ángeles del Cielo, En presencia del bendito ángel que está a mi lado Que también es el pastor que está detrás de mí, En la presencia de Ariel, el de la forma hermosa, En la presencia de Uriel, el de los innumerables encantos, Sin malicia, sin celos, sin envidia, Sin miedo, sin terror de nadie bajo el sol, Y con el Bendito Hijo de la Luz como mi escudo. Diosa-Dios, enciéndete en mi corazón dentro De una llama de amor a mi vecino, A mi enemigo, a mi amigo, a toda mi familia, Al valiente, al bribón, al cautivo, Oh, Hijo de la Madre pura y amorosa, Oh, Hijo de la Madre Divina,
  • 53. Desde la cosa más pequeña con vida, Hasta el Nombre que es el más alto de todos. Oh, Hijo de la Madre pura y amorosa, Oh, Hijo de la Madre Divina, Hasta el Nombre que es el más alto de todos.
  • 54. CAPÍTULO CUATRO TRABAJANDO CON LOS ÁNGELES Los ángeles pueden volar porque se toman a sí mismos con ligereza. G.K. CHESTERTON La comunicación con los ángeles debe ser una actividad interior continua así como un tiempo especial de oración, de meditación y de antífona. 7 Tal vez tengas un periodo muy limitado disponible cada día para dedicarlo específicamente a dichas oraciones y meditación, pero es esencial que no caigas en la tentación de saltarte estas sesiones tan importantes. (En este aspecto debes ser brutalmente despiadado con la quejumbrosa mente inferior, porque con toda seguridad empleará todo lo que tenga a su alcance para sacarte del camino y cancelar tu programa de meditación.) Pero tienes todo el día, todos y cada uno de tus días para hablar con tus ángeles, para consultarlos y pedirles y aceptar su guía y sus dones. No puedes cansar o forzar demasiado la paciencia de tus ángeles. Servirte es su placer y deseo, así como ofrecerte una intensidad y calidad de amor incondicional que es aleccionador reconocerlo y recibirlo. En la medida en que hagas a tus ángeles tus constantes compañeros diarios, te sentirás inspirado por su belleza; encontrarás que entran en tus sueños y los influyen con su sabiduría e iluminación, y que tus sueños más cautivantes y vívidos son sin duda obra suya. La comunicación continua y diaria con los ángeles no nos distraerá de nuestro trabajo o le restará atención a nuestras relaciones humanas; al contrario, acentuará nuestras energías y habilidades y enriquecerá y hará más libre nuestra relación con los otros.
  • 55. La comunicación con los ángeles no es obsesiva ni consume mucho tiempo; es como si nos bañáramos en una luz interior que anima cada hebra del tejido de nuestras vidas, bendiciendo y embelleciendo el tapiz que tejemos individualmente. Puede evitarnos que sigamos tropezándonos en la oscuridad y creando nudos y obstáculos, sin tener idea del encanto y luminosidad con los que la trama de nuestra vida interior puede brillar maravillosamente al desenmarañar el hilo de la rueca en armonía con los ángeles. No se puede menospreciar la importancia de la ayuda y misericordia angelicales para sanar, remodelar y revitalizar la vida individual. Sin embargo, cuando sintonizamos realmente con los ángeles debemos incluir en nuestra comunicación diaria oraciones angelicales y bendiciones para nuestros seres amados, para la humanidad, para la Tierra y todos los animales y el mundo natural, así como para nuestro propio beneficio y progreso. De esta manera estaremos, en el mayor sentido dinámico y poderoso, sirviendo a los ángeles. Los ángeles no hacen trueque. Ellos no insistirán en ese servicio a cambio del suyo, pero en la medida en que maduremos en la estatura espiritual de un hombre o una mujer completos, sin duda encontraremos que no hay sostén emocional o paz interior en el egoísmo. Las oraciones y los rituales (del tipo más sencillo) para la bendición de la humanidad y la Tierra se encontrarán en el Capítulo Diez. Es importante establecer una amistad personal, amorosa, con nuestros ángeles para que podamos identificarnos con la conciencia angelical y darnos cuenta de la vasta e ilimitada ayuda e inspiración celestial, tanto práctica como mágica, que nos pueden proporcionar.
  • 56. La sabiduría árabe dice que los ángeles fueron creados de las gemas más puras y brillantes; los genios, del fuego, y la humanidad, del barro. La palabra “ángel” significa “mensajero”, y se nos enseña que los ángeles fueron los primeros seres creados. Ellos son la esencia más verdadera de la Deidad, fluyendo incesantemente en su inconmensurable gloria, diferentes y numerosos en su creación pero nunca separados de la Diosa-Dios, siempre contemplando el Divino Rostro. Son seres por derecho propio pero no tienen libre albedrío en un sentido similar al libre albedrío humano, puesto que son el alma misma y la manifestación milagrosa de la ley cósmica, y por tanto es imposible para ellos romperla. Los ángeles ayudaron a la Diosa-Dios a crear “el Adán”, una criatura que tenía que estar separada de la Deidad después de habérsele imbuido una chispa de Dios. Después tenía que estar sujeta a todos los tipos de limitación e ilusión de la materia (la vibración más baja del espíritu), de manera que pudiera individualizarse y expresar el libre albedrío, y al hacerlo, con el tiempo despojarse de su “mortaja” totalmente consciente del espíritu, convirtiéndose en el proceso en el digno compañero y co-creador de la Diosa- Dios. La inefable urgencia de dar a luz a Su propia semejanza provino de la Deidad como Ser, el Hijo de la Luz, Hijo-Hija de la Diosa-Dios, a quien algunos llaman el Ser Cristo y a quien “el Adán” reflejaría. Y fue una chispa de este Ser, del Hijo de la Luz nacido del corazón de la Diosa-Dios, y por lo tanto Su Tercer Principio, lo que se dio a Adán y a toda su descendencia. “El Adán” inicialmente contenía ambos principios de la Diosa-Dios en sí mismo; después fue separado en géneros y se convirtieron en Adán y Eva, quienes fueron finalmente destinados a unirse otra vez como un solo ser y se convirtieron en el prototipo de
  • 57. innumerables portadores de seres que evolucionarían en el receptáculo perfecto del Hijo de la Luz, que habita en el corazón de la humanidad. Se considera que Adán y Eva, el gran Patriarca y la gran Matriarca de la humanidad, no fueron seres humanos creados en el sentido literal, sino que empezaron como principios espirituales cuya esencia fue introducida gradualmente en cuerpos físicos que fueron lentamente, a través de eones de vida terrenal, llevados a la etapa evolutiva en la que pudieron recibir la dispensa de Adán- Eva. En la Tierra, la línea evolutiva de los simios se eligió como el receptáculo más adecuado. En otra parte, otras formas de bestias o reptiles o insectos o aves se eligieron como el cáliz divino. Se ha sugerido que en los planetas que mantienen una vida astral y etérica que no desciende a lo físico se eligieron formas feéricas. La sagrada forma humana siempre se hace evidente dentro de su cuerpo animal (o etérico), cualquiera que sea su línea evolutiva o planeta. Este punto de vista sobre la historia evolutiva de la humanidad es muy diferente del que sostiene que descendemos de los monos, pero explica por qué compartimos un lejano parentesco con nuestros hermanos simios. A lo largo de cada época los ángeles trabajan incesantemente para refinar y darle forma a esas elevadas características que expresan perfectamente su herencia de la Diosa-Dios. Los ángeles, que son nuestros hermanos cercanos, fueron creados sobre estos tres principios en común con la humanidad. Dichos tres principios comprenden tres esferas: 1. La primera esfera abarca a los Serafines, los Querubines y los Tronos. Estos iluminan la armonía o la música de las esferas y por lo tanto la procesión de los cielos, y son los guardianes de los planetas y de los mundos estelares.
  • 58. 2. La segunda esfera incluye los Dominios, los Poderes y las Virtudes. Ellos iluminan los chakras y por lo tanto la interpenetración de los mundos físico y espiritual. Tienen la organización y la conciencia de la humanidad bajo su cuidado, y entre ellos se encuentran los ángeles que llevan el registro, que se interesan por las religiones y los gobiernos. Ellos dirigen las energías positivas y negativas necesarias para sanar y limpiar en la Tierra. Los ángeles siempre están relacionados, desde el mayor hasta el menor; existe una conexión entre nuestros ángeles de la guarda individuales y los grandes ángeles planetarios. 3. La tercera esfera incluye los Principados, los Arcángeles y los Ángeles. Estos iluminan y llevan las características angelicales a los continentes, razas, países, naciones, ciudades, cuerpos corporativos, instituciones, empresas y grupos, y les proporcionan a sus ángeles guardianes. También asignan ángeles de la guarda y de compañía a los miembros individuales de la humanidad, por lo que nuestros ángeles de la guarda personales provienen de esta esfera. Estas son las tres esferas de los seres angelicales sobre las cuales nuestra mente terrenal es capaz de formarse alguna idea, no obstante lo limitada que esta pueda ser. Más allá de estas tres esferas se extienden otras tres, y otras, y así sucesivamente hasta el infinito, a donde nuestra pequeña y vulgar mente no tiene esperanzas de acceder —hasta ahora. De una de estas remotas esferas angelicales tenemos un vago indicio, que nos ha sido revelado recientemente. Se nos ha informado que existe una orden angelical llamada Supernafines, que está por encima de los Serafines, los Querubines y los Tronos en la jerarquía angelical. Estos ángeles son más grandes en la vastedad de su ser que el
  • 59. universo físico. Más allá de ellos otra vez están los Eloínes, los Siete que son también los Señores del Karma. Se dice que los ángeles llevaron grandes cantidades de polvo cósmico al Creador para que “el Adán” pudiera ser fabricado —y sin duda literalmente estamos hechos de polvo de estrellas, y nuestro cuerpo contiene todos los elementos de lo que alguna vez fueron estrellas vivas—. A los ángeles se les encomendó nuestra custodia para insuflarnos más vida en la minúscula y perseverante chispa que al principio parece solo el pequeñísimo eco de un átomo de Dios-Diosa, hasta que al final se levanta de golpe como una verdadera llama, y entonces enciende a todo el ser, toda la conciencia, de forma que se transforma en la conciencia de Dios. Los ángeles aman y sirven a la llama de la Divinidad que está en nuestro interior, pero al mismo tiempo somos nosotros mismos los que somos amados. Un ángel una vez le dijo al poeta místico W. B. Yeats: “Ningún alma humana es igual a otra, y por lo tanto el amor de Dios por cualquier alma humana es infinito, porque ninguna otra puede satisfacer la misma necesidad en Dios”. Los ángeles son la gran catedral de la Diosa-Dios, Su creación omnipotente, los grandes pilares de Su poder, sabiduría y gloria, que se combinan y unen para destilar la esencia mística del Amor Divino. Esta creación es eterna y perfecta, pero también es infinita, y por tanto a los mismos ángeles se les concedió la gracia de la evolución —“marchando siempre hacia la flor de su juventud”, como dijo el ángel de Swedenborg. A pesar de que hay multitud de ángeles que están orientados hacia el exterior, fluyendo hacia la creación desde el corazón del Creador, también los hay que están orientados hacia el punto de origen, porque los ángeles
  • 60. mismos pueden proyectar su conciencia angelical en el mundo físico y devolverla al origen otra vez a lo largo del arco de la evolución, en armonía con el deseo y el propósito de la Inteligencia Divina. Por ejemplo, a la aves de la Tierra se les dotó con el don etéreo de la vida angelical, y devuelven ese regalo a las esferas celestiales, primero a través de la vida física del ave misma, después por medio de la estancia del ave en el Reino del Medio de los espíritus de la naturaleza, en donde evoluciona en una criatura feérica. En las etapas finales de su evolución, el ave atraviesa el umbral del Reino Angelical y entra a las maravillas y misterios de esa extraordinaria y colorida esfera. Ha llegado finalmente a “casa”. Esta es la razón por la que los sufíes llamaron al lenguaje angelical (y después al lenguaje de los ocultistas, que refleja el idioma angelical), el Lenguaje de las Aves. Este fue el lenguaje secreto que permitió a Salomón guiar a los seres elementales de la Tierra (cuya dirección, por supuesto, normalmente se concede a los ángeles) para construir sus fabulosos palacios y adornarlos con inmensos tesoros —diamantes, joyas y oro— provenientes de lo más profundo del planeta. ¡Cuando lo merecemos, los ángeles no dudan en hacernos regalos maravillosos! El Lenguaje de las Aves, el que Enoc vertió en un alfabeto y del que se decía que había sido revelado al rey Salomón por un ángel, era un lenguaje completamente espiritual. Y encontramos su eco en la Tierra en el cascabeleo, en los susurros, los zumbidos, los trinos, los gorjeos, los graznidos, en los agudos y lúgubres chillidos y melifluos llamados de las aves y sus dulces y etéreas cadencias. Este lenguaje (como se menciona en el Capítulo Siete) se presenta en este libro no en su forma literal sino como un lenguaje de símbolos extraído de la mística, antigua y tradicional
  • 61. sabiduría popular perteneciente a las aves. Por medio de una interpretación delicada de la misma, y mediante la sintonía espiritual con las aves, se puede atisbar un destello de las primeras etapas del amanecer de la comprensión humana de este lenguaje omnisciente. Para convocar a los ángeles, a muchas personas les gusta emplear la antigua Ley de Tres. Ello implica llamar al ángel tres veces consecutivas, voceando tu petición tres veces, y agradeciendo al ángel (o ángeles) tres veces. A veces encuentro este método útil, pero a veces innecesario. Parece depender de las influencias astrológicas y otras que estén operando en nuestro interior. ¡Parecería que ocasionalmente la claridad de nuestro aire espiritual no es tan buena! A los ángeles no les afectan nuestras dificultades y bloqueos porque ellos existen en una vibración mucho más alta, pero si nos vemos aquejados por nuestro propio desasosiego emocional o por una nube de contaminación etérica puede parecer que no podemos contactar con nuestros ángeles. Cuando esto te ocurra y sientas que no estás avanzando, prueba la Ley de Tres. Para ilustrar con un ejemplo mundano, estuve llamando a mis ángeles para silenciar un agudo gemido que emanaba de mi procesador de palabras que perturbaba mi concentración (al ser una tecnófoba, no tenía idea de cómo arreglarlo). Cada mañana recitaba mi comunicación con energía y naturalidad: “Queridos ángeles, por favor desháganse de este zumbido por mí. Gracias, amados amigos”. El ruido disminuía y desaparecía en unos cinco segundos. Esto ocurrió durante seis mañanas consecutivas, y a la séptima, el zumbido continuaba tal cual. Apliqué la Ley de
  • 62. Tres y por fin se detuvo, aunque más bien con vacilación. Después recordé que la noche anterior mi sueño había estado permeado por una secuencia de sueños desagradables y preocupantes que me habían causado una perturbación y un agotamiento de energía nerviosa, y entonces el contactar con mis ángeles inmediatamente se volvió un problema para mí. (El zumbido ya desapareció por completo, ¡por lo que imagino que los ángeles lo cancelaron permanentemente!) Los ángeles pululan en todas las esferas de actividad y fueron nombrados para auxiliarnos. Pueden ser convocados en cualquier situación de la vida. Hay ángeles de paz, ángeles de alegría, ángeles de amor, ángeles de poder, ángeles de sabiduría, ángeles de sanación. Hay ángeles de oración, de contemplación, de meditación. Existen ángeles del pesar, que bendicen a aquellos que sufren dolor o humillación; ángeles de aprendizaje y conocimiento para los que buscan respuestas a sus preguntas. Hay ángeles de tecnología para los que están comprometidos en su búsqueda, que instruirán, si se les permite, a sus co-trabajadores humanos en los métodos para crear tecnología que esté en armonía con las leyes de la naturaleza y la ecología en lugar de repudiarlas. Hay ángeles de valor, energía y dinamismo; ángeles de creatividad e inspiración; ángeles del arte, la música y la danza, la poesía, la literatura y el teatro. Existen ángeles de justicia, ángeles de comunicación, de humor, de conocimiento y pensamiento claro, de intuición; ángeles de la casa, del jardín, del lugar del trabajo; ángeles de la maternidad, de la paternidad o de la infancia; ángeles (auxiliados por las hadas) que cuidan a los animales y el medio ambiente natural; ángeles del trabajo artesanal, ángeles de los negocios, ángeles del comercio. Cualquiera que sea tu ocupación, sin importar cuán monótona y tediosa pueda parecer, un ángel iluminador está esperando tu
  • 63. invitación para poder ayudarte e inspirarte. Piensa en un trabajo que odies realmente y decídete a llevarlo a cabo mano a mano con tus ángeles. Convócalos antes de empezar y sintoniza tu persona con su inspiración dadora de vida. Cualesquiera que sean los ángeles que decidas convocar, asegúrate de invitar también a los ángeles del humor para que te acompañen. ¡Cuando sientas resistencia hacia algo, los ángeles del humor siempre están encantados de estar a la mano para disolverla por medio de la risa! Si es un trabajo de limpieza, convoca al ángel de la pureza; si es un trabajo de oficina, invita al ángel de la organización; si se trata de un trabajo manual, pide al arcángel Samael, que gobierna Marte, el planeta de la energía, el entusiasmo y el impulso, que te envíe a sus ayudantes angelicales. (Debido a que Samael ha sido llamado el “ángel del mal”, a causa de la asociación del planeta con la guerra — que es una utilización incorrecta de sus influencias— algunas personas prefieren llamar al arcángel de Marte por el nombre de Camael.) Si el trabajo que más odias involucra un encuentro personal, apela al ángel de la relación, invocando la tolerancia y la compasión, o el valor y el autofortalecimiento —dependiendo de la cualidad que sientas que necesitas—. Experimentarás una demostración directa de cómo la cooperación con los ángeles puede transformar la labor más fastidiosa en un tiempo edificante para el alma. Si el tiempo es un problema, contacta al arcángel de Saturno y pídele que te envíe a un ángel del tiempo, ya sea para expandir mágicamente el tiempo que tienes disponible o para alinearte con un proceso de