Juan García vio un aviso de alquiler de apartamento en Maracay en el periódico "El Siglo" y llamó al número indicado. Luego de una conversación telefónica, Juan y el oferente Mario Casas acordaron verse en el apartamento. Al día siguiente, Juan aceptó verbalmente las condiciones establecidas en el aviso e indicaron que celebrarían un contrato de arrendamiento.