El documento describe dos monumentos dedicados a José de San Martín: una pintura de 1915 por Antonio Alice que captura la esencia espiritual de San Martín, y una escultura de 1956 por Luis Perlotti que lo representa como un gigante sereno y varonil, capaz de resistir los vientos como una roca. También proporciona información sobre los artistas y enlaces a recursos adicionales sobre sus obras y vidas.