El documento argumenta que la complejidad de un avión y su cabina requiere un alto nivel de ingenio, planeamiento y habilidad técnica para su construcción, y que afirmar que surgieron por casualidad sería absurdo. Luego compara otras "maravillas" de la naturaleza y afirma que cuanto más complejas son, más genio requiere su creación, concluyendo que atribuirlas a meras coincidencias naturales en lugar de a la creación divina no tiene sentido.