Crítica periodística de la novela El jardín de las mentiras, de Eileen Goudge, realizada por Xavi Albós (3ºD)

1. ©© Aula Z
Portada Internacional Política Economía Sucesos Opinión Deportes Cultura Tecnología Gente
LIBROS MÚSICA CINE TEATRO
Cuando la verdad sólo hace daño
LIBROS | 04/03/2015
Xavi Albos Iscla
Goudge Zuckerman, Eileen, El jardín de las mentiras, traducción
de Guadalupe Meza Staines, Barcelona, Círculo de Lectores,
1991, 575 páginas
Eileen Goudge nació el 24 de abril de 1900 y murió el 1 de abril
de 1984. Sus inicios fueron complicados, pero llegó a ser el autor
más vendido desde los 30 a los 70 en Estados Unidos y el Reino
Unido. Sus bestsellers son Huesos y Rosas y La Esposa de
Reemplazamiento. Escribe obras de ficción femenina y libros
para niños, siempre desde un punto de vista católico.
Es una novela romántico-dramática. Cada personaje vive un
drama amoroso. Hay partes realmente dramáticas, pero
también trata a menudo con diferentes problemas de la vida
cuotidiana en los que el lector se siente constantemente
identificado, ya que está relatado de una forma correspondiente a la realidad.
Hablando del estilo, predomina la narración de los pensamientos y preocupaciones de los protagonistas,
pero también da mucha importancia a la descripción. Usa en todo momento expresiones, a menudo
filosóficas, para expresar el profundo sentimiento de los personajes. Es más bien formal, aunque el
vocabulario es el común, no utiliza con frecuencia cultismos o arcaísmos. Como tampoco usa figuras
retóricas. Hay algunas alusiones filosóficas, mencionando a Stromboli o el estoicismo.
Va dirigida a un público adulto, que haya sufrido en el amor. En sí, es muy fácil de entender, ya que es
clara. Pero a nivel de contenido es difícil, ya que tienes que interiorizar, sentir cada palabra.
Es una novela de amor, que se presenta en múltiples ocasiones y de distintas formas. El título es simbólico,
ya que sólo en una escena de la trama cobra sentido. En ella se encuentra la clave de la gran mentira. Aun
así, el título es totalmente prescindible ya que en ningún momento
estimula la lectura; no crea ningún ambiente ya que simplemente se
omite. Por ejemplo, personalmente, empecé su lectura por el estilo
que desprende; me pareció interesante leer una novela romántica.
Para nada la elegí por el título. La autora consigue su propósito
estableciendo el prólogo al inicio, ya que te genera mucha intriga y consigue empezar a describir la filosofía
de la novela. Por lo tanto, es necesario leerlo para entender la novela.
La trama está dividida en capítulos sin título, agrupados en tres partes. Tiene saltos temporales, siempre
hacia adelante. Es un buen sistema, ya que sin tales saltos no se entendería la filosofía de la novela, que se
encuentra en la evolución de la vida de los personajes. La trama se recuerda fácilmente, ya que la novela
es clara y poco complicada. A lo largo de la trama hay cinco líneas de acción, pero los narradores
principales son Rachel, Sylvie y Rose. Narran y actúan como protagonistas. El final es cerrado, ya que no
quedan cabos sueltos. No es nada sorprendente; es exactamente lo que estábamos esperando desde el
punto culminante. La autora se dejó llevar por la idea de un final feliz. Cada protagonista afronta su verdad,
y siempre les resulta favorable aunque les cueste. Al terminar la lectura el autor se siente vacío, ya que se
esperaba un final más imponente, aunque la sencillez es, a veces, lo poético. Se siente bien por el fin
beneficioso para todos, y encuentra a los personajes muy sabios.
En definitiva, es una buena novela, aunque un tanto insípida, ya que pasan cosas sorprendentes que no te
sorprenden. La autora es muy sabia, se nota que sabe de lo que va la vida, ya que relata muy bien la
filosofía de los protagonistas en todo momento. Personalmente, me ayudó a entender parte de mi vida.
Por eso me gustó, porque es tan real que te hace sentir identificado.
Por cada elección es
necesario pagar un
precio.