La soledad es difícil al principio, pero enseña lecciones valiosas. Acostumbrarse a la soledad hace difícil relacionarse con los demás nuevamente. Aunque es difícil apartarse de las costumbres, la soledad permite conocerse a uno mismo y aprender a estar cómodo solo, lo que lleva al respeto propio y de los demás. Una vez acostumbrado, también es difícil dejar la soledad.
Deseada, buscada, provocada, inadvertida, la soledad puede adoptar muchas formas, pero en la mayoría de casos es una situación que nos da miedo, nos genera rechazo y tratamos de evitar a toda costa. En el mundo actual y especialmente a partir de una cierta edad, parece que la soledad se entiende como un fracaso: estar soltero, divorciado o separado es algo que debe superarse a toda costa. Sin embargo, saber estar solo es en realidad un signo de madurez, de autonomía, de riqueza personal
Deseada, buscada, provocada, inadvertida, la soledad puede adoptar muchas formas, pero en la mayoría de casos es una situación que nos da miedo, nos genera rechazo y tratamos de evitar a toda costa. En el mundo actual y especialmente a partir de una cierta edad, parece que la soledad se entiende como un fracaso: estar soltero, divorciado o separado es algo que debe superarse a toda costa. Sin embargo, saber estar solo es en realidad un signo de madurez, de autonomía, de riqueza personal
Francesc Torralba Roselló
Catedrático de Filosofía de la Universidad Ramon Llull
..."Se enaltece al buen orador y se elogia al buen escritor, pero no se defiende la dignidad del buen escuchador y, sin embargo, todos valoramos, intuitivamente, a la persona que sabe escuchar, la buscamos, deseamos sentarnos a su lado, estar con ella, porque todos, desde lo más profundo, necesitamos ser escuchados, especialmente cuando nos hallamos en situaciones límite y hemos perdido el control sobre nuestra propia vida."...
1. CUANDO UNO SE ACOSTUMBRA A LA SOLEDAD, ES DIFÍCIL SALIR DE ELLA.
“Cuando uno se acostumbra a la soledad, es difícil salir de ella”
“La soledad, enseña a convivir en sociedad”
A nadie gusta quedarse solo – razoné – y todos evitamos la soledad.
Ella te enseñará algo que nadie más puede enseñarte – escuche decir – continua el camino.
Tras la humillación y la vergüenza, no quedaba más que distanciarme del mundo, el mundo que
amaba, pues allí esta todos con quienes viví y conviví. Pues el mundo es donde se viví, no donde se
está físicamente, sino donde uno experimenta.
Me costó mucho irme lejos, comprendí que al hombre le cuesta mucho apartarse de lo que se
acostumbre, el hombre es animal de costumbres más que de razonamientos, pesan más lo hábitos
y las tradiciones más que cualquier norma.
Pocas veces nos atrevemos hacer cambios en nuestras vidas, voluntariamente concebidas; y esa
fue una razón por la que para el hombre le es difícil encontrar cosas buenas más allá de las cosas
que habitualmente hace.
Las sociedades donde inculcan al hedonismo como fin único de nuestras existencias, disminuyen el
valor que tienen el sufrimiento, la crisis, el miedo y la soledad.
No es muy bonito sentirse solo, al principio, pero uno va aprendiendo a convivir consigo mismo, y
va aprendiendo mucho de ella y con ella. Y es que no se sabe valorar tanto a un amigo, un
hermano o un padre, sino a través de su ausencia, pues La soledad, enseña a convivir en sociedad.
Comenzar el respeto de la individualidad por uno mismo, se replica a respetar el de los demás.
Más allá, se aprende mucho conociéndose a sí mismo. Se va comprendiendo un concepto tan
importante como es el aprender a vivir, mas allá que del solo hecho de existir. Es disfrutar de uno
mismo, de su propio ser, aceptarse uno mismo, comprenderse y aunarse lleva allí un poder
admirado por mucho y pocas veces comprendido, es el ser líder de sí mismo, te hace líder de los
demás.
Mi tiempo en soledad me permitió pensar y cavilar, me dio el hábito de soñar, desear y ver más
allá de lo que los ojos pueden ver. Te permite ser quien no eres, y quien no serás jamás. Eres en un
instante todo lo puedes ser.
2. El ruido del mundo nos confunde, y dejamos de escucharnos a nosotros mismos, escuchamos a
todos, y prestamos atención a lo que nos rodea y nos olvidamos de un ser, de quien sin él, no
seriamos nadie. Uno mismo.
Cuando no encuentras sentido para ti en el bullicio, la lejanía te hace saber tu propósito de vida.
Pero cuando uno se acostumbra a estar siempre solo, es difícil dejarlo; porque como todo en la
vida, en exceso es malo.