El documento describe cuatro etapas de crecimiento espiritual para trabajar con los pobres: 1) compasión hacia los sufrimientos de los pobres, 2) abogar por los pobres ante los problemas estructurales que causan pobreza, 3) humildad para reconocer que los pobres pueden salvarse a sí mismos y enseñarnos, y 4) solidaridad al considerar a los pobres como iguales y comprometerse con su proyecto caminando juntos.