Las hormigas organizaron un campeonato mundial de fútbol que terminó en una pelea masiva entre las aficiones de los equipos. Las hormigas sabias decidieron que cada equipo debía estar formado por hormigas de diferentes tipos para fomentar la tolerancia y evitar comparaciones. Esta solución acabó con las tensiones y las hormigas aprendieron a disfrutar del deporte sin discusiones ni tensiones, respetando las diferencias de los demás.