Tintoa era un guerrero al que se le encomendó proteger a la esposa del cacique, Sunuba. Los dos se enamoraron. Cuando el pueblo sospechó del romance, enviaron un mensaje al cacique. Para evitar el castigo, Tintoa y Sunuba huyeron. El dios Chaquén los convirtió en junco y carrizo respectivamente. Un viento fuerte sopló y los enamorados se perdieron entre las montañas, nunca más volviéndose a ver.