María, César, Laura y Aldo estaban jugando en el parque mientras sus mamás leían. Aldo comenzó a saltar en una banca de madera y animó a César a unirsele. Saltaron tanto que rompieron la banca. Asustados, pensaron irse, pero sus mamás los convencieron de contarle al guardián para repararla, enseñándoles la importancia de cuidar el parque que es de todos.