La Constitución Ecuatoriana de 1998 reconoce los derechos humanos desde una perspectiva social, política y económica, otorgando igual jerarquía a los derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y colectivos. También declara la imprescriptibilidad de crímenes contra la humanidad como el genocidio y la tortura, y reconoce los derechos de grupos vulnerables como mujeres, niños, personas con discapacidad y de la tercera edad.