Payton Marllow es una estudiante de Universidad dedicada, que después de un encuentro entre los amigos de su profesión, conoce a Dee-dee, alguien que despierta su curiosidad por su actitud misteriosa y cambiante. Al adentrarse al mundo de Dee-dee, enseguida comienza a meterse en problemas cibernéticos, hallando diversión hackeando distintas computadoras junto con los amigos de Dee-dee. Payton no sólo se enterará de secretos de sus profesores o conocidos, sino que accidentalmente descubrirá algo que la pondrá en riesgo a ella y a todos los que la rodean.
5. Prólogo
"Tienen a Francis también, Payton" Richard me dijo
exasperado, ambos caminando de un lado a otro sin
saber qué hacer, cómo escapar y dónde demonios
esconder toda la evidencia.
"No dirá nada, Richard, nadie lo hará. Ahora
compórtate como un hombre y ayúdame a cargar
esto" señalé el gran archivero que se encontraba
junto a mi escritorio. "Mientras, yo me encargo de
los discos duros de las computadoras."
"Sabía que esto pasaría" rompió el silencio Richard
después de estar conduciendo por dos horas hacia
Liverpool, donde nos esperaba el único compañero
que quedaba aparte de nosotros. Dee-dee. "No sé
por qué estúpida razón me metí en este lío. ¡Los
odio a todos!" Dijo soltando un par de lágrimas,
cosa que me hizo poner los ojos en blanco. Qué
patético se veía.
"Cierra la maldita boca de una ves, marica" exploté
harta de escuchar tantos reclamos de él en toda la
semana que llevabamos con este problema.
"Entiende que a nadie le importa un maldito pepino
si nos odias o no, ¿qué se te olvida que fue por tu
odiosa culpa que nos hayan atrapado? O, ¿acaso ya
lo olvidaste? Todos estamos metidos en esto por
diferentes razones, y le debemos al grupo salvar
6. todo los que nos queda, pero no puedo hacer nada
de eso si no te agarras tus huevos y los llevas
contigo todo el tiempo, lo menos que necesito es un
cobarde chillón" Richard dejó de llorar para
dirigirme después una cara fría y calculadora, al
igual que la mía.
Ambos soltamos un largo suspiro antes de pisar el
pedal del acelerador a su máxima potencia. Yo no
caería, preferiría estar muerta a caer.
7. 1. Reunión
7 meses antes
El sudor corría por mi frente como cascada, llevaba nueve
kilómetros corriendo, me faltaba un maldito kilómetro
para por fin romper mi récord. Después de un año, por fin
podré completar los diez kilómetros en 35 minutos. Si me
obligaran a escoger entre ser caníbal o dejar de correr,
creo que tal vez optaría por lo primero; correr era de las
únicas formas en que dejaba todo atrás, y me sentía
completamente libre.
Al sonar la alarma en mi celular que indicaba mi gran
logro, me dirigí de inmediato a mis residencias
caminando, tratando de recuperar el aire perdido. Al
llegar, lo primero que llegó a mis oídos fue la inquietante
voz de Steph, la vecina, ensayando otra de sus canciones
para el recital que habría dentro de dos semanas. Llevaba
tres años estudiando en la Universidad, y aún no puedo
entender la razón de por qué le dan el gran honor a Steph
para cantar el coro principal.
Entro a mi cuarto y lo primero que encuentro es el desastre
que tiene Melinda, mi compañera, en más de la mitad del
cuarto. He pensado varias veces cambiar de compañera de
cuarto, pero luego recuerdo que todas las demás son
demasiado estresantes y chillonas para mi gusto. Prefiero
8. el desorden antes que un cuarto color rosa con edor a
perfume de vainilla, simplemente repugnante.
"Llegas temprano" fue lo primero que dijo Melinda al
verme. Hice una cara de disgusto por el holor de azufre
que había.
"¡¿Por qué demonios tienes que hacer tus experimentos
raros dentro de la habitación?! Creí que ya habíamos
llegado a un acuerdo." dije pateando algunos materiales de
trabajo que estaban en mi parte del cuarto.
"¡Hey! Eso es delicado" Me regañó, ignorando por
completo mi queja anterior. Bufé fastidiada y me dirigí a
mi escritorio, tenía una infinidad de trabajos que realizar y
el ruido de Steph no ayudaba en nada, por no decir el olor
intenso de azufre de Melinda.
"Payton, habrá una reunión en casa de Richard. Quiero
que vayamos juntas, ¿sí?" Dijo después de un tiempo.
Rodeé mis ojos fastidiada. Melinda sabía perfectamente lo
que sentía por el imbécil de Richard. Era más delicado que
la flor más roja del parque, un estúpido cobarde que sólo
estudiaba una ingeniería para complacer a su padre, siendo
un completo imbécil en las matemáticas, el chico es un
completo fracaso. Lamentablemente, resultó ser que
compartíamos algunas clases, al igual que con Melinda, y
su relación amistosa dio fruto a una relación amorosa, por
lo cual lo tenía que ver prácticamente todo el día,
frustrando aún más mis días.
9. "¿Sus padres no van a estar? Qué rebelde" dije con
sarcasmo. ¡El inservible ni siquiera se podía despegar de
su <<mami>> sin que el pobre llorara!
"Prometieron quedarse en su cuarto mientras nosotros
estaremos en el sótano" Melinda ignoró el sarcasmo que
había en mi tono de voz y siguió hablando. "Sé que no se
llevan nada bien, pero ahí estarán todos; Mike y Jane
juraron no faltar, al igual que Lynn, Rupert, Francis y Ky.
No tendrás que estar para nada con nosotros dos."
A decir verdad, me agradaban demasiado los chicos, Lynn
y todos ellos. Eran graciosos, inteligentes, les apetecía más
un video juego y una buena cerveza que una salida
nocturna, pero eso no evitaba sus presencias en las fiestas
universitarias. Siendo de las únicas estudiantes mujeres a
Ingeniería Civil de esta generación, me he tenido que
acoplar a cada uno de sus comportamientos y, para ser
sincera, creo que cada día que pasa pierdo cada enseñanza
de la educación de una dama que mi madre batalló tanto
por enseñarme.
"Está bien, iré. Pero por favor, esta vez no hagas tus
escenas con Richard, juro que los dos parecen
principiantes besándose, lo único que se ven es babas."
Dije de lo más sincera posible, era odioso ver eso, y
repugnante hasta tal punto de tener que taparte los ojos
como un infante y tararear una canción para acallar el
sonido que hacen.
10. "¡Qué grosera!" Dijo lanzándome una pequeña almohada,
la cual esquivé sin ningún problema, gracias a los reflejos
que el Box me había dejado.
"Buena puntería" Señalé con ironía, a lo cual Melinda
respondió gruñendo, causando una pequeña sonrisa
socarrona en mis labios.
°------°--------°-------°-------°---------°--------°-------°-------°
"Eres un tramposo de mierda, Ky" grité aventando el
control del Xbox ONE al sillón, enojada. Ya le había
ganado a Rupert y Lynn en FIFA, y tenía la pequeña
esperanza de poder ganarle sin problemas a Ky, pero se
me había olvidado que él es el rey del video juego. Los
demás son más apasionados a Halo, o Call of Duty,
incluso a GTA, pero Ky amaba el futbol con toda su alma
en todos los aspectos. Yo prefería el futbol americano.
"Y tú una pésima perdedora, Marllow." respondió
sonriendo de lado triunfante.
Ky era el más atractivo de todos, y para mí, era el que
menos aguantaba del pequeño grupo de amigos. Es la
persona más culta que he conocido en el mundo, no hay un
dato que él no sepa, y si lo hay, es seguro que pronto lo
sabrá. Es alto, cabello castaño quebradizo y
cuidadosamente peinado, ojos cafés obscuros y una nariz
perfectamente imperfecta, si es que tiene sentido eso. De
algún modo, siempre me ha desagradado el hecho que sea
más inteligente que yo, es un golpe bajo para cualquiera.
11. Lynn era robusto, era la persona más sarcástica del
universo, pero era un genio para las derivadas, que eso
para mí es un gran don. Curiosamente, es el único del
grupo que tiene novia, aunque sólo la vea cada mes, pues
ella estudia al otro lado del país. Sus ojos verdes son lo
primero que te atrapan al conocerlo, es inevitable verlos
sin admiración.
En cambio, Rupert no era ni atlético ni obeso, era una
persona fanática de la comida rápida, pero de algún modo,
no engordaba ni un maldito kilogramo. Le decimos "La
mecha defectuosa", pues es pelirrojo de familia exitosa,
con todos sus hermanos siendo genios, Rupert fue el que
salió defectuoso, no entiendo cómo ha logrado pasar todos
los años.
"¿Qué piensan del nuevo amiguito de Francis?" preguntó
Ky dándole un trago a su cerveza, aún dirigiéndome
miradas burlonas.
"Se ve buena gente" admití sin interés, encogiéndome de
hombros y quitándole la bolsa de palomitas a Lynn,
recibiendo un insulto de su parte. "¿Cómo era que se
llamaba? ¿Luke? ¿Louis? ¿Lance?"
"Dee-dee, idiota." exclamó Lynn quitándome las
palomitas. "No confío en él."
"Ni yo, se ve como alguien que podría patear el trasero si
hago algo que no le guste." Dijo Rupert con la boca llena
de papas fritas siendo masticadas.
12. "Hasta Payton te ha partido el trasero, Rupert." dijo Ky
poniéndose de pie, haciéndonos reír a todos "Pero, la
verdad es que sí es algo intimidante."
Dee-dee era la persona más fornida que había visto jamás,
era morocho, y podría jurar que sus ojos eran de color
negro, aunque fuera imposible. Cuando me saludó, juro
que un escalofrío corrió por todo mi cuerpo. Sí, era
intimidante y terriblemente grande, pero no podía decir
aquellas cosas frente a los chicos, los conozco y estoy
seguro de que pensarían que lo estoy criticando, aunque
ellos lo hagan peor.
Me levante de mi asiento para dirigirme a la cocina en
busca de otra cerveza, llevaba sólo una en toda la noche
tratando de controlarme, pues supuestamente estaba en
otro intento de dieta. Tomé mi cerveza y al cerrar el
refrigerador me encuentro con la cara de Dee-dee. Solté un
pequeño grito por la sorpresa y el susto, mientras él sólo
me veía con detenimiento, perforándome con sus ojos
negros, causando un miedo dentro de mí.
"Amigo, me has sacado un susto." dije después de unos
segundos soltando una leve risa, tratando de esconder mi
miedo al estar aquí con él.
"No fue mi intención." respondió seco, abriendo de nuevo
el refrigerador y sacando otra cerveza. "Entonces, soy
intimidante." no sonó como pregunta. Oh, Dios, él nos
había escuchado.
13. "Pues, se nota que haces pesas, amigo. Por supuesto que
intimidas un poco." dije sonriente, aunque por mi interior
estaba temblando de nervios, no sabía qué hacer.
Me miró de nuevo, profundo, sin decir nada. Yo solo me
dedicaba a mirar a todos lados menos a sus ojos negros.
"¿Por qué yo no te intimido?" Dijo después de un tiempo.
¡¿Qué?! ¡Por supuesto que me intimidas a sobremanera!
"¿Por qué lo dices? Me das un poco de miedo, porque eres
muy grande, pero es todo, no te preocupes" dije las
primeras palabras que cruzaron por mi mente, no podía
pensar con claridad.
"Yo no me preocupo." dijo acercándose más a mí, ahogué
un grito de miedo, pues de algún modo se veía enojado "Y
deberías tenerme pavor, amiga. No soy nada amable." dijo
recalcando la palabra amiga.
"Bueno, uno puede equivocarse ¿cierto?" dije tratando de
alivianar el ambiente.
"No en mi mundo. Un error, y estás muerto." dijo
viéndome una vez más, para voltearse e irse de la
cocina. Inmediatamente me recargué en el
refrigerador, pensando en lo que había pasado. ¿De
qué demonios hablaba ese chico?
14. 2. Curiosidades
Llevaba una semana de no ver al tal Dee-dee, y mi
inquietud hacia él aún no había desaparecido. Trato
de concentrarme en mis tareas y trabajos, incluso he
llegado a correr más de la cuenta para quitar su
imagen intimidante se mi mente, pero el hombre
está decidido a permanecer hasta en mis sueños.
No era que me había gustado o algo parecido, sino
las cosas que me dijo.
“Un error y estás muerto.” Recuerdo que dijo, pero
el significado de esas palabras me tenía ansiosa por
saber la verdad oculta.
Lo único que me distraía de mi mente fastidiosa y
sus pensamientos incesantes, era el gran examen que
se avecinaba. Trataba de estudiar con todas mis
fuerzas, pero el único éxito obtenido fue aprenderme
los primero cinco temas.
El ruido de mi celular al recibir un mensaje fue lo
que me hizo dejar el estudio a un lado. Era un
mensaje de Lynn
Payton, agarra tus apuntes y libros y tráetelos al
depa de Francis, no entendemos nada jaja. –Lynn
15. Bufé frustrada aventando mi celular. No me gustaba
la idea de ir a estudiar en grupo, y menos en casa de
Francis, comúnmente eran todos los chicos,
incluyendo a Ky, que este terminaba discutiendo
conmigo sobre temas del examen, dejando a todos
aún más estresados que antes. Era espantoso.
Sin embargo, era obvio que si me quedaba no
obtendría un mejor resultado.
Son unos inservibles -.- ya voy para allá –Payton
Mandé el mensaje y me encaminé al departamento
de Francis, el cual quedaba a unos diez minutos
caminando desde mis residencias. Tendría tiempo
suficiente para calmarme un poco.
“Ky, por enésima vez, te digo que no puede ser así.”
dije señalando el maldito apunte de Ky, tratando de
controlar mis ganas de asesinarlo. “Si tu construyes
un muro en este lugar, es evidente que con cualquier
lluvia se caerá.”
“Payton, entiendo que siempre tienes la necesidad
de tener la razón, pero temo decirte que la única
equivocada aquí eres tú, cariño.” Dijo Ky, con una
sonrisa socarrona adornando su estúpida cara.
16. “Mira, Ky, no necesito tener siempre la razón. Pero
en este caso, yo estoy bien, y no hay modo que me
puedas contradecir y lo sabes.” Concluí.
Ambos nos mirábamos directo a los ojos, ninguno
dispuesto a ceder en su error. Tenía mi mandíbula
tensa y mis puños cerrados, siempre me ponía así
cuando estaba furiosa, y aunque me doliera
aceptarlo, la verdad es que no me gusta dañar mi
orgullo y decir que estoy equivocada en algo.
“Payton, puede que Ky tenga razón, ¿sabes?”
Interrumpió Rupert llamando mi atención,
rompiendo mi duelo de miradas con Ky a
regañadientes. “Puede que no sea muy bueno en
esto, pero recuerdo perfectamente que el profesor
nos repitió como cinco veces que con ciertos tipos
de materiales y el plan exacto elaborado, era posible
que una construcción de ese peso se podría realizar,
sin importar el clima.”
Ky al escucharlo, sonrió victoriosamente, con un
destello en sus ojos marrones; sabía que estaba feliz,
siempre lo estaba cuando lograba fastidiarme.
“Que extraña sorpesa, Payton. Como siempre, no
has tenido la razón.” Dijo Ky, obviamente tratando
de aumentar el daño a mi orgullo, como si fuese
posible.
17. “En realidad,” se escuchó una voz que me heló la
sangre por completo “la chica tiene razón, con el
tiempo, la construcción pierde fuerza, y la
reconstrucción es bastante cara. Cualquier idiota lo
sabe.” Dijo Dee-dee llegando al lado de Ky,
mirándolo fijamente, retándolo.
Todos estaban en completo silencio, incómodos ante
la situación. Yo sólo me dedicaba a ver la escena
con asombro. Dee-dee acababa de defenderme,
pensé que el hombre quería cortarme la cabeza.
“Pero es posible la construcción, lo cual hace que tú
ganes el debate. Felicidades.” Concluyó Dee-dee
palmeando el brazo de Ky mientras este se calmaba
instantáneamente, estaba segura de que Ky le habría
contestado una estupidez que tal vez lo habría
dejado muerto.
Ahí fue cuando por primera vez desde su
intervención dirigió su mirada hacia mí. Pasmada, le
devolví la intensa mirada, estaba asustada, por
supuesto, pero mi curiosidad por saber qué hacía o a
qué se dedicaba era aún mayor que antes. Estaba
segura de algo, tenía que ganarme su confianza,
cueste lo que cueste.
18. Decidí sonreír de lado, y mirarlo de una manera
menos…acusadora, así jamás decidiría confiar en
mí.
“Bueno, al principio pensé que me habías salvado de
haber perdido el debate, amigo. Pero gracias por
ilusionarme.” Dije riendo levemente, expresando
confianza.
“No tenía pensado defender a nadie, sólo recalcaba
lo obvio.” Contestó secamente, desviando su mirada
hacia mi cuerpo levemente, analizándolo. Maldito
hijo de…
“Bueno, di lo que quieras, pudiste haber sido mi
héroe.” Dije acercándome más hacia él para darle
una palmeada en el brazo. Él estaba sorprendido, era
evidente que no esperaba esa reacción de mi parte y,
sinceramente, yo menos.
“Lamento interrumpir tu nuevo ligue, Payton,”
Interrumpió Ky, viéndome con gesto de
superioridad y algo más que no pude percibir. “pero
aún tenemos que estudiar sesenta páginas más, creo
que no hay tiempo suficiente para perderlo.”
Hablando de idiotas… Como odiaba que Ky me
dejara en ridículo frente a todos. Sentí como mis
mejillas ardían me excusé con ir al baño. La verdad
19. es que yo no intentaba ligar con Dee-dee, yo sólo
quería demostrar que podía ser su amiga; yo sólo
quería respuestas.
Una vez calmada, y que el tono rojizo de mis
mejillas ya hubiera desaparecido, decidí salir, no sin
antes reírme de mi actitud de adolescente. Un golpe
en la puerta me sacó de mis pensamientos. Abrí la
puerta para dejar entrar a la otra persona y, como era
de esperarse, era Dee-dee.
“No es normal eso de reírse sola en los baños,
¿sabes?” Dijo sonriendo levemente. Me quedé
embobada viendo su sonrisa, pues dudo que en la
vida lo vuelva a ver sonreír así.
“Bueno, no me describo como alguien normal, así
que no hay problema.” Dije riendo nerviosa, era
muy incómoda la situación, yo aún dentro del baño
y él recargado en el umbral. “Escucha, quiero
disculparme, allá afuera, juro que sólo trataba de
llevarme bien contigo, no creas que intentaba…”
“No te preocupes.” Me interrumpió sonriendo aún
más. “Sé que sólo querías poner celoso a tu
noviecito aquel, lo entiendo. Aunque no me gusta
ser usado.”
20. “Uou, espera, ¿de qué novio hablas?” dije
confundida.
“Del sabelotodo con quien estabas peleando.” Dijo
sin importancia.
“¿Ky? Oh por Dios, jamás. Primero me aviento de
un precipicio antes que salir con él.” Dije soltando
una carcajada, era gracioso que alguien me imagine
con Ky, simplemente algo imposible.
“Pensé que tenían una relación o algo así.” Dijo
encogiéndose.
“No, siento desmentirte.” Dije viéndolo a los ojos,
tratando de decirle por estos que me dijeran la
verdad.
Ambos nos veíamos sin decir nada, hasta que su
celular comenzó a sonar. Soltando una maldición,
contestó el teléfono.
“¿Qué pasa ahora?... ¡No es posible que seas tan
imbécil!, ¿cómo pudiste cagarla así, Mike?...
Olvídalo, yo me encargo… Sólo cierra la boca y yo
recogeré tu mierda, cómo siempre.” Colgó y cerró
los ojos, tenía la mandíbula tensa y había perdido
toda la amabilidad que tenía hace unos momentos.
21. De repente, golpeó la pared con fuerza, causando un
leve grito de sorpresa de mi parte, y que las fotos
enmarcadas de la pared cayeran al suelo.
Me miro a los ojos de nuevo, con una cólera
inexplicable en sus ojos.
“¿Qué escuchaste?” Dijo bastante serio.
“Na… nada, sólo lo que tu dijiste.” Mis nervios que
había tenido cuando recién lo había conocido
estaban de regreso, yo apunto de desmayarme.
“Ni una palabra de lo que acaba de pasar,
¿entiendes?” Asentí rápidamente.
Giró y se encaminó fuera del pasillo, pero antes que
saliera completamente, me miró de nuevo. Justo
cuando estaba a punto de irse, le grité.
“Espera” corrí hacia donde estaba él, teniendo el
ceño fruncido por mi petición. “Escucha, sea lo que
sea que tengas que hacer, quiero ir contigo.” Dije
firmemente, en verdad no tenía nada mejor que
hacer.
Su ceño fruncido se transformó en una cara
completa de sorpresa, la verdad ya no parecía del
todo enojado, mi propuesta lo había alejado de
cualquier pensamiento que antes hubiese tenido.
22. “¿Por qué mierdas aceptaría a eso?” Dijo con voz
ronca, tratando de intimidarme.
“Porque quiero conocerte.” Eso definitivamente lo
dejó asombrado.
“Créeme, no es lo que quieres.” Dijo con una
sombra oscura en sus palabras, sonriendo
amargamente.
“Eso ya lo decidiré yo.” Sabía que corría peligro,
pero una parte de mí estaba harta de mi maldito
promedio perfecto de excelencia, quería hacer algo
diferente, y si eso involucraba meterse en la vida de
un posible criminal bipolar, correría el riesgo.
“Mientras, llévame a donde vayas.”
“No sé si eres valiente o estúpida.” Dijo después de
un momento de silencio. “Pero te llevaré, sólo para
que aprendas que no todas las aventuras que vienen
en las novelas son buenas.”
“¿Qué quieres decir?”
“Que te prepares para una buena visión de la
realidad, y me refiero a la verdadera realidad.”
Con mi curiosidad explotando mis pensamientos,
nos dirigimos al automóvil de Dee-dee. Ahí fue
cuando todo empezó.
23. 3. Valentía o estupidez
Todo el tiempo pasado dentro del automóvil de Dee-dee,
se trató de un silencio mortal. Yo me dedicaba a
mirar por la ventana absorta en mis propios
pensamientos, mientras Dee-dee manejaba, su cara
adornada por su mandíbula tensa.
“¿Tu nombre es en realidad Dee-dee?” pregunté
después de pensar en eso durante mucho tiempo.
No se dignó a verme, mucho menos a contestarme.
Hizo caso omiso a mis palabras y siguió viendo
directamente al camino que estaba siguiendo, lo cual
me hizo bufar y poner mis ojos en blanco. Parece un
maldito adolescente.
Dee-dee comenzó a bajar la velocidad de su
automóvil frente a un lugar que se localizaba en un
fraccionamiento solitario; sólo había dos casas en
éste. Finalmente se estacionó en la segunda casa.
“Mi nombre es Drake Donovan.” Dijo antes de abrir
su puerta y dirigirse a la mía, la cual yo ya había
abierto, pues nunca nadie me había abierto mi
puerta, menos lo haría Dee-dee. “Y si mencionas mi
nombre a cualquier habitante de esta ciudad, no
24. tendré piedad al acabar contigo.” Dijo con voz grave
y lenta, mirándome seriamente.
Un escalofrío pasó por mi cuerpo y sólo me limite a
asentir rápidamente. Este hombre terminaba con
toda la valentía que tenía dentro de mí.
Tomó mi mano con un poco de fuerza bruta y me
jaló fuera del coche, caminando con prisa hacia la
entrada de la casa. La puerta se veía grande y
pesada, era de metal. En vez de tocar el timbre, Dee-dee
sacó una tarjeta y la insertó en un orificio que
había de lado del timbre. Una lámpara debajo del
orificio se tornó color verde y se escuchó un gran
sonido antes de abrirse la puerta.
“¿Vives aquí?” Pregunté entrando a la hermosa casa
que tenía frente a mí.
“¿Podrías dejar de hablar por una mierda de
segundo?” Dijo parando bruscamente, provocando
que chocara con su espalda.
Decidí ignorar mi furia creciente y no contestarle
nada, era más que obvio que yo saldría peor que él
en esta situación.
Posó su mano en la parte baja de mi espalda para
empujarme hacia un pasillo donde supuse que
25. estaría la puerta para ir al sótano. No estaba
equivocada.
Abrí la puerta y baje las escaleras rápidamente,
ansiosa por saber qué era lo que ocultaba Dee-dee, o
mejor dicho Drake.
Al prender la luz me tomó la sorpresa de
encontrarme con un sótano común y corriente.
Desilusionada y confundida volteé a mirar a Drake,
pidiendo una explicación, mientras él sólo me veía
desde el último escalón aún con una sombra de
sonrisa en su cara.
“En verdad eres una curiosa sin arreglo.” Dijo
dirigiéndose a un gran buro lleno de libros que se
ubicaba pegado junto a la pared. ¿Será que sacará un
libro y se abrirá un pasadizo secreto? Oh, Dios.
Estoy tan nerviosa y ansiosa que he perdido la
razón.
Drake comenzó a empujar el buro hacia un lado,
dejando ver una pared polvorienta detrás de éste.
Solté todo el aire que no me había dado cuenta que
estaba reteniendo y miré a Drake con exasperación.
El soltó una carcajada y, ésta vez, se dirigió hacia el
costado de donde estaban las escaleras.
26. “¿En verdad creías que tenía una habitación secreta
o algo parecido?” Dijo con una gran sonrisa estúpida
en sus facciones, burlándose de mí. “Si tuvieras un
poco de visión, y tal vez lógica, te habrías fijado
para empezar en esta puerta.” Dijo sacando una
llave de su bolsillo izquierdo, para en seguida abrir
la puerta y desaparecer por la misma.
Yo seguía de lado del buró, y después de intentar de
borrar el rubor de mis mejillas, me dirigí a donde se
había ido. ¿Cómo pude ser tan estúpida para no
haber visto aquella puerta?
Al entrar, lo primero que me llamó la atención
fueron los grandes archiveros que estaban por toda
la pequeña habitación. Algunos estaban abiertos y
llenos.
“Toma aquella silla de la esquina y tráela a mi
lado.” Ordenó sentándose frente a una computadora.
Cumplí con lo que me dijo y me senté a su lado,
viendo enseguida escribía un correo en suizo.
“¿Sabes hablar suizo?” Pregunté sorprendida.
Reconocía el idioma por un amigo que trató de
enseñarme a hablarlo. Fue un intento en vano.
“Guarda silencio.” Gruñó sin siquiera dirigirme la
mirada.
27. Bufé y saque mi celular, absorta de lo que Drake
estaba haciendo ahora. La verdad es que esperaba
una pelea o una acción ilegal, pero lo único que
hacía Drake, era atacar el teclado del computador sin
piedad.
Sin que yo me diese cuenta, Drake sacó su celular y
realizó una llamada.
“Mike, dime exactamente cuántas personas tienen el
archivo… Ya bloqueé el archivo a Sean Jacobs,
Melinda Scott y Trevor Kensley. Los muy idiotas
pensaron que no podría meterme a su disco duro…
Sí, sí. Luego me lo pagarás… Te lo aseguro, ya
limpié tu mierda. Vuelve a cometer el mismo error y
estarás fuera, Mike, no miento… Entiendo…”
Creo que todos mis sentidos estaban concentrados a
lo que Drake estaba diciendo. Entonces, ¿eso era lo
que estaba haciendo antes? ¿Hackeando
computadoras?
“Sí, se llama Payton… Exacto, la misa… Luego veo
qué hago, de eso yo me encargo.” Colgó la llamada
y automáticamente comencé a atormentarlo con mis
preguntas.
28. “¡¿Por qué dijiste mi nombre?! ¿Hackeas a las
personas? ¿Por eso eres tan amargado? ¡¿Hablaste
con tus amigos sobre mí?! ¿Por qué? ¿Tú has…”
“Si no cierras tu boca en este momento juro que me
encargaré de que para el día de mañana, no estés
dentro del sistema de la Universidad y te quedes
afuera del curso.” Dijo más que estresado.
Inmediatamente me callé, no quería aumentar su
enojo hacia mi. Suspiró pesadamente y me miró a
los ojos. “Dije tu nombre porque te investigue el día
que te conocí, a ti y a todos tus amigos. Ser hacker
no te hace amargado. Y, sí, hable con Mike de ti
porque me interesó un trabajo tuyo que hiciste sobre
la mafia rusa, ya que tenemos problemas con
algunos de ellos.”
Una serie de pensamientos cruzaron por mi mente
en aquel instante, intrigándome más sobre lo que
Drake hacía para estar en problemas.
“Uou, oye.” Dije al procesar de nuevo sus palabras.
“¡¿Quién demonios te da el permiso de ver mis
archivos o mi computadora y por qué jodidos me
hackeas?!”
Me miró impasible por un par de segundos, antes de
levantarse bruscamente de su silla; tomó mis manos
con fuerza bruta y me levantó de un jalón. Asustada,
29. miré sus ojos, que estaban echando chispas de
fuego.
“Escúchame bien, Payton.” Dijo lentamente. “No
voy a andar aguantando lloriqueos de nadie. Tengo
poca paciencia, y si quieres estar a mi alrededor te
voy a pedir que cierres tu maldita boca, a menos de
que te pida lo contrario. ¿Entendido?”
“Sí… pero suéltame ya.” Susurré enojada. ¡Pero qué
hombre tan más bruto, mal educado, grosero y
patán! No quiero sentirme como una dama en
peligro, pero su actitud es, ciertamente, muy mala
para una mujer.
Me soltó y desvió su mirada, relajando un poco su
mandíbula y rascándose la cabeza. Respiró
profundamente unos segundos, antes de volver a
verme con la misma intensidad de hace unos
momentos.
“Solo, no me desesperes, no cuestiones lo que hago,
y jamás me retes; son las cosas que pido.” Dijo
cruzándose de brazos, dejándome ver lo musculosos
que estaban.
“No quiero retractarme en mi pregunta pasada, exijo
saber por qué me has hackeado.” Dije con firmeza,
aunque una parte de mí temblaba por su reacción.
30. Sorprendiéndome, sonrió de lado y comenzó a negar
suavemente, soltando una pequeña risa a su vez.
“En verdad, no sé aun si eres valiente o estúpida.”
Dijo tomándome de la cintura.
“¿Qué…qué estás haciendo?” Pregunté nerviosa.
“¿Qué quieres que haga?” Preguntó acercándose a
mis labios.
Recargó su frente en mi frente y me miró a los ojos
fijamente, tratando de ver lo que pensaba. Mi
respiración estaba agitada por el evento que estaba
sucediendo, y mi estado de alerta estaba
completamente encendido.
“Que te alejes.” Contesté cortadamente. “Aléjate.”
Sentí como su cuerpo se tensó, evidentemente
enojado; sin embargo, obedeció sin rechistar,
soltándome y alejándose unos cuantos pasos.
“Vamos, te llevaré de vuelta a tu dormitorio.”
31. 4. ll
“Payton.” Escuché a Melinda hablarme por enésima
vez en el día, sin embargo, decidí ignorarla y fingir
que no la había escuchado; tenía los audífonos
puestos y escuchaba música instrumental, tratando
de evadir todos los reproches de Melinda. Sin
embargo, ella lograba sobrepasar los niveles
volumen de la música.
Sin que me lo espere, Melinda me quita los
audífonos de un jalón, y me rebata el libro que tenía
en las manos. Confundida y enfadada, la miró con el
ceño fruncido y la mandíbula apretada.
“¿Qué es lo que te sucede? Llevas días sin hablar
conmigo o con los demás; lo único que haces es usar
tu computadora o irte e ignorarme. De verdad me
estás cansando con tu maldita indiferencia.” Dijo
frustrada Melinda caminando de un lado a otro. Me
dediqué a mirarla un segundo, meditando lo que
dijo, y en seguida me paré y caminé a mi closet para
sacar una chamarra y mis tenis para correr, tenía que
salir urgentemente. “¡Lo estás haciendo otra vez!
Por favor dime qué es lo que tienes, o por qué de
repente te volviste tan… tan perra.” Al decir eso la
32. observe sorprendida, Melinda jamás se habría
atrevido a decirme perra a mí o a nadie.
Fue sólo en ese momento, en que me di cuenta que
tenía lágrimas en los ojos, y ese fue mi aviso que
debía salir de ahí si no quería empeorar la situación.
Sabía que me estaba comportando muy mal con
todos mis amigos, pero si quería mantener mi boca
cerrada y no contar nada de lo que Drake me había
enseñado, no podía estar junto a ellos. Era bastante
difícil estar con Melinda todos los días en el mismo
cuarto, e ignorarla como si estuviera sola.
“Lo siento, pero no puedo decir nada.” Susurré antes
de salir por la puerta, huyendo de las insistencias de
Melinda.
Caminé durante lo que parecieron horas, hasta llegar
a un parque donde decidí sentarme a descansar. No
dejaba de recordar todo lo que había pasado en los
últimos días.
Drake me recogía todos los días de la semana a las
siete de la noche exactamente, para mis “clases” de
hackeo. Las primeras veces sólo veía lo que hacía,
pero no lograba entender nada de lo que me estaba
diciendo. Después de una semana, comencé a
adentrarme en el tema y conseguir mi primer hack.
Un tal James Robertson, de cuarenta y cinco años,
33. que sus documentos más “importantes”, constaban
de videos pornográficos caseros, algo que me dejo
más que traumada descubrir. Esa fue la única vez
que Drake había sonreído desde el incidente del casi
beso.
Drake sólo se limitaba a decirme que hacer,
recogerme y llevarme de vuelta a mi residencia, y a
corregir mis errores. Lo encontraba observándome
con intensidad algunas veces, pero desviaba su
mirada y se concentraba en su computadora,
ignorándome aún más que antes. Pero para ser
sincera, no me importaba en absoluto sus acciones,
puesto que no me sentía atraída a él. Me intrigaba su
vida y lo que hacía para vivirla, pero de ahí en más
había una barrera que me impedía verlo como algo
más. Y él lo sabía.
Nunca dejarás de sorprenderte de las personas, y con
esto me refiero a la gran sorpresa que me dio cuando
hackié el Facebook de Carl Lohart, mi ex novio. El
hombre ha sido traficante de drogas profesional por
unos dos años; por lo que alcancé a leer, ha matado
a más de quince personas, y entre esas personas
están algunas chicas con las que se acostó o que
salían con él; tiene un gran grupo de matones en
caso de que él no pueda hacer el “trabajo sucio”, y el
bastardo sigue yendo a la maldita iglesia con su cara
34. angelical y donando fuertes cantidades de dinero a la
misma. Hipócrita enfermo malnacido.
Claro está que cuando vi esto me puse histérica y
comencé a gritar obscenidades, tratando de dejar que
el rencor no se apoderara por completo de mi cuerpo
y cometiera una estupidez, como denunciarlo o algo
por el estilo. En cambio, Drake se dedicó a caminar
a mi lado, leer lo que había visto, mandarle un virus
y cerrar mi computadora, no sin antes amenazarme
con que una palabra sobre eso y podría estar muerta.
Eran incontables las personas que había hackeado
desde entonces, y aun así, no dejaba de
sorprenderme con lo que encontraba. Mi moral me
reclama cientos de veces por mi falta de respeto a la
privacidad ajena, sin embargo, mis ansias por saber
más de los otros, y conocer sus más íntimos
secretos, nublaban mi moral y comenzaba de nuevo
con todo el proceso. Todo comenzó a ser una
pequeña y cuidadosa adicción, pero la misma estaba
terminando con mis amistades, con mi forma de ver
el mundo, y con mi fe en la humanidad.
“¿Payton?” Escuchó mi nombre, sacándome de mis
pensamientos, y me giró a ver quién me habla. Es
Ky.
35. “Ky, hola.” Dije sorprendida por encontrarlo en ese
parque.
“Mucho sin verte, Marllow.” Dijo sonriendo de
lado. Traía ropa deportiva y estaba sudoroso, al
igual que yo.
“Si gustas sentarte.” Dije haciendo espacio en la
banca, lo cual inmediatamente agradeció y se sentó.
“He escuchado que ya eres una maldita antisocial,
Payton.” Dijo calmando su respiración.
“Sí, es lo que han dicho últimamente, pero para ser
sincera, no me interesa.” Dijo