1. Diablada pillareña
Carlos Velastegui Redacción Sierra Centro 12:38 Miércoles 02/01/2013 Los artesanos
dieron las últimas pinceladas rojas a las caretas que ya empezaron a usarse en la
tradicional „Diablada Pillareña‟. Este evento tradicional inició ayer y concluirá el
domingo 6 de enero. Por eso, la semana anterior los artesanos se esmeraron por dejar
todo a punto. Añadieron a las máscaras cuernos de toro o chivo, colmillos y
pronunciados mentones puntiagudos. 12 delegaciones o partidas (como se les llama
localmente) intervinieron en el desfile ancestral. Uno de los participantes más antiguos
es Ángel Velasco, de 56 años. Empezó como danzante. Después se propuso tener su
propia máscara y la elaboró. Desde entonces, los vecinos le solicitaron que les fabricara
otras y así empezó su actividad manual. Hoy cuenta con una colección de más de 100
artesanías. En la Diablada del 2013 participarán cientos de simpatizantes de las
agrupaciones de Tunguipamba, Guanguibana, Marcos Espinel, Chacata el Carmen,
Robalino Panda y San Vicente de Quilimbulo. También estarán de la Quinta Niña
María, La Elevación y de la Escuela de Danza del Municipio de Píllaro. De ese modo,
aproximadamente, 1 500 „diablos‟ bailarán durante todo el día por relevos. Velasco
tiene más de 30 años elaborando caretas, coronas, bastones de mando y alas.
Comercializa sus obras entre USD 30 y 150. “Los clientes me piden que elabore las
máscaras más estrafalarias. Quieren asustar a los miles de turistas que llegan del país y
del exterior”. En la vía que une a Píllaro con la parroquia Marcos Espinel se encuentra
el taller de Marco Caillamara. Él elabora antifaces y coronas desde hace 15 años. Su
esposa Elbia Toapanta explicó que a su cónyuge no le gustaba bailar en las comparsas.
“Logré convencerlo y lo hizo. Con el tiempo descubrió que le gustaba y que tenía
habilidad para diseñar y elaborar caretas. “Empezamos a trabajar a mediados de año,
pero la búsqueda de los materiales nos ocupa todo el año. Preferimos cuernos, colmillos
y orejas”. Sus hechuras se cotizan entre USD 40 y 350. El resto del año Caillamara se
dedica a la agricultura y su compañera se emplea en un restaurante de venta de truchas
en el sector de Quillán La Playa en la parroquia Izamba, en el norte de Ambato. Para el
historiador Pedro Reino, la „Diablada‟ es parte de la identidad del pueblo. “Los diablos,
de acuerdo con la concepción cristiana, llegaron a América con la conquista española.
Este personaje es un invento del cristianismo. La diablada se convirtió en una festividad
autóctona de los pillareños” Durante seis días, los disfrazados exhibirán trajes rojos y
negros. También portarán capas, látigos, pelucas y las máscaras. Cada agrupación
presentará coreografías y vestimentas únicas. El alcalde Rogelio Velasteguí dijo que
esperan a más de 5 000 visitantes. “Tenemos para ofrecerles gastronomía y diversión”.