Dios nos ha dado la vida y nuestro cuerpo como un regalo, por lo que nuestro cuerpo es el templo de Dios y debemos cuidarlo. Para cuidar nuestro cuerpo, debemos hacer ejercicio regularmente, leer la Biblia para nutrirnos espiritualmente, y comer una dieta balanceada con frutas, verduras, granos y proteínas para mantenernos saludables. Al cuidar nuestro cuerpo como el templo de Dios, le demostramos nuestro amor y gratitud hacia Él.