El primer disco duro fue inventado por IBM en 1956. Dentro de un disco duro hay uno o varios platos concéntricos que giran, y un cabezal con brazos que contienen las cabezas de lectura/escritura que pueden acceder a diferentes zonas de los platos. Los discos duros han mantenido su dominio en el almacenamiento secundario debido a los constantes aumentos en la densidad de grabación.