3. Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM, 2022; DAES, 2021;
OIT, 2021), a mediados de 2020 alrededor de 281 millones de personas residían en un
país distinto a su país natal, constituyéndose la migración como un fenómeno social de
alto impacto con efectos tanto en la sociedad que acoge al migrante como para la
persona que migra, entre estos, en su salud, entendida como un estado de completo
bienestar físico, mental y social (OMS, 2014). Específicamente, desde OIM (2020) la
salud de los migrantes es definida como las diferencias en la salud que se observan
entre los migrantes y las poblaciones de origen y de destino, la cual dependerá de las
múltiples determinantes de la salud como lo son la edad, sexo, predisposición genética,
perfil epidemiológico, exposición a enfermedades, entre otros y como estas interactúan
con la persona migrante (OIM, 2020).
El vínculo entre migración y salud es relevante, toda vez que, la migración puede en
algunos casos mejorar la salud de la persona que migra, y en otras, aumentar la
exposición a los riesgos para la salud (OIM, 2020). En función de los cambios en sus
condiciones y estilos de vida, es posible que, pese a que los migrantes gocen de un
buen estado de salud general, en el desplazamiento de la migración y/o durante su
permanencia en los países de acogida su salud se vea afectada y estén más vulnerables
descuidar la propia salud y al efecto de factores de riesgo, favoreciendo el desarrollo y
mantención de conductas no saludables que pueden constituir un riesgo importante de
sufrir enfermedades crónicas no transmisibles (ENT), debida a su fuerte asociación con
los estilos de vida (OMS, 2021).
Las ENT son entendidas como un grupo de enfermedades con consecuencias a largo
plazo en la salud, que no son causadas principalmente por una infección aguda y que
necesitan de tratamiento y cuidados continuos y permanentes (OMS, 2021). En
población general, a nivel mundial las ENT tienen una alta prevalencia y tasa de
mortalidad, siendo la principal causa de muerte y discapacidad en el mundo (OMS,
2021). Específicamente en población migrante, se ha reportado una alta prevalencia de
las ENT en comparación con otras poblaciones, principalmente por el efecto influencias
multifactoriales en el riesgo de enfermedades, tales como la genética, exposición
ambiental y factores del comportamiento social (OMS, 2019; OMS, 2022) , a la vez que
parte significativa de la población migrante, presenta condiciones de vulnerabilidad
social tales como encontrarse en una situación irregular, pobreza, malas condiciones de
vivienda, desempleo o empleo informal, discriminación y abuso (OMS, 2019; OMS,
2022), repercutiendo directamente en su salud y la de su grupo familiar, por los
mismos procesos de migración pero también por sus condiciones y determinantes
sociales, barreras de acceso al sistema de salud formal, entre otros (OIM, 2020;
OIM, 2022). Uno de los principales factores reportados que impacta tanto en la salud
como el bienestar es la discriminación, la cual afecta de manera negativa a la población
inmigrante (Lewis, Cogburn & Williams, 2015; Zlobina, 2004). Las revisiones sobre discriminación y
salud han documentado asociaciones bastante fuertes y consistentes entre las
experiencias autoinformadas de discriminación y una variedad de indicadores de salud
mental y bienestar psicológico (Paradies 2006, Pascoe y Richman 2009)
población general. El 80% de los casos de DM son clasificabas en el tipo 2
(DM2). La DM2 acorta la expectativa de vida, empeora el pronóstico funcional y
se asocia a complicaciones potencialmente letales5. Los pacientes atraviesan
períodos de tensión emocional al someterse a restricciones dietéticas y físicas,
con serias repercusiones emocionales y sociales, afectando todos los aspectos de
su vida. El tratamiento es de por vida, pudiendo la enfermedad provocar
complicaciones en los pacientes, afectando seriamente su calidad de vida
relacionada con la salud (CVRS), entendida ésta como el nivel de bienestar
derivado de la evaluación que la persona realiza de diversos dominios de su vida,
considerando el impacto que en éstos tiene su estado de salud.
El proceso dinámico en que las personas gestionan activamente su ENT, se
denomina “autogestión de la enfermedad crónica”, asociada a la “capacidad del
individuo, junto con la familia, la comunidad y los profesionales de la salud, para
controlar los síntomas, los tratamientos, los cambios en el estilo de vida y las
consecuencias psicosociales, culturales y espirituales de las condiciones de
salud;(Richard y Shea, 2011, p. 261; Shulman., et al 2012; Lorig y Holman,
2013). Se refiere a aquellos comportamientos específicamente relacionados con
una condición de salud establecida, incluyendo las tareas que las personas
realizan para vivir con una o más condiciones crónicas (Parson, 2014;) Estas
actividades incluyen afrontar con confianza el manejo médico, la gestión del
comportamiento y sus funciones y la gestión emocional (Corbin y Strauss, 1988;
Adams et al., 2004). Para la autogestión de la enfermedad, se considera
relevante conocer los síntomas y tratamiento de la enfermedad en particular,
para cada persona, adherir y utilizar los fármacos de manera efectiva, manejar
pautas de alimentación y actividad física específicos, desarrollar estrategias para
abordar las consecuencias psicológicas de la enfermedad, interactuar con el
sistema de salud a lo largo del tiempo, entre otras (Wagner et al., 2011; Reino
Unido Departamento de Salud, 2003).Existen factores comunes que pueden
afectar la autogestión de la enfermedad, tales como los factores
sociodemográficos (estatus socioeconómico, cultura), los factores clínicos
(comorbilidades, complejidad del régimen de tratamiento) y los factores del
sistema (calidad de las relaciones, comunicación con los proveedores). Estos
factores influyen en la capacidad y la motivación de las personas para la
autogestión de la enfermedad, así como en la calidad de sus experiencias de
autogestión (Shulman., et al 2012).
El contexto de vida de un individuo es igualmente dinámico y puede influir en las
rutinas de autogestión establecidas. Identificar los factores tanto de la persona
como del sistema (accesibilidad), serían fundamentales para que los
consultantes puedan aprender a resolver problemas, tomar decisiones
compartidas con el proveedor sanitario, realizar un plan de acción personal sobre
su comportamiento en salud y considerar los recursos comunitarios (Bonal y
Cascarbet, 2009). En función de ello, el presente artículo tiene por objetivo
examinar la relación entre la discriminación percibida y la autogestión de
4. ¿Cuál es la relación entre la discriminación
percibida y la autogestión de la diabetes mellitus
tipo II en personas migrantes?
Pregunta de Investigación
Hipótesis
El tipo de discriminación percibida influye en la autogestión de la diabetes
mellitus tipo II en personas migrantes
Existe una relación directa entre una discriminación percibida positiva y una
adecuada autogestión de la diabetes mellitus tipo II en personas migrantes
5. Metodología (pendiente desarrollar)
Participantes
(agregar)
Instrumentos
Discriminación Percibida
Se utilizó la escala de
experiencias de
discriminación propuesta
por Krieger, Smith,
Naishaham, Hartman y
Barbeau et al (2005), la
cual pretende medir la
percepción que tienen los
sujetos respectos a las
situaciones que han
experimentado vinculadas a
la discriminación. Para
efectos de medir la
discriminación reciente, se
utilizó el módulo de
percepción de trato injusto
cotidiano.
Título del
paso 3
Descripción
de la tarea
Descripción
de la tarea
Título del
paso 4
Descripción
de la tarea
Descripción
de la tarea