Una familia muy pobre pidió un préstamo de 3 millones de pesos a un banco para expandir su negocio de dulces artesanales. Con el préstamo compraron nuevos equipos y se mudaron a una casa más grande para producir una variedad más amplia de dulces. Aunque pasaron tiempos difíciles, el negocio prosperó y les permitió emplear a más personas. Hace un año recibieron un segundo préstamo de 3,5 millones que les ha permitido seguir creciendo sin quebrar.