1. ALUMNO: S.G.M.
CURSO: Infantil 5 años
EDAD: 6 años
(No soy partidaria de diagnosticar a edades tan tempranas un TDAH pero
como mi especialidad es la Educación Infantil el alumnado con el que trabajo
es menor de 7 años. Os presento un caso de mi aula que presenta ciertas
conductas que me llaman la atención y las cuales me cuesta corregir por lo
que más que un diagnóstico lo que necesito son unas pautas de actuación).
EL CASO:
Alumno de 6 años recién cumplidos que presenta las siguientes conductas en
el centro desde que se inició su escolarización en el aula de 2 años. Todas las
conductas que se describen se han mantenido o incluso agudizado durante
estos años:
• Impulsividad motriz: balanceos, movimientos en las piernas, muecas,…
• Necesidad constante de meterse cosas en la boca, bien sea para
morder, chupar o masticar. Los objetos son de lo más variado (plásticos,
piedras, tizas, cordones, botones,…) y, afortunadamente, no intenta
tragarlos.
• Dificultad para mantener la atención en las actividades de pequeño o
gran grupo.
• Es capaz de concentrarse en la tarea individual si el adulto está
presente.
• Agresividad con sus compañeros: empujones, patadas, mordiscos,..
Muchas veces no es consciente de haberlos pegado o empujado.
MEDIDAS LLEVADAS A CABO POR LA TUTORA
2. • Ofrecerle la posibilidad de echar unas carreras o mandarle a hacer un
recado a otro aula si se observa una necesidad de movimiento muy
acusada.
• Ofrecerle chicles para mantener su boca “ocupada”.
• Explicaciones de manera individual en la medida de lo posible.
• Refuerzo social de la conducta positiva.
• Control de conducta a través de la técnica del semáforo, club de los
responsables,…
• Demanda al EOEP que corresponde al centro. La orientadora encargada
sugirió que el niño podría presentar en un futuro TDAH y nos aportó una
serie de estrategias para el aula y la familia sin resultado alguno.
RELACIÓN CON LA FAMILIA
La tutora ha recomendado a la familia que hable con el pediatra sobre las
conductas del niño, ya que algunas son bastantes peligrosas (sobretodo el
meterse objetos a la boca), así como establecer en casa una serie de normas y
rutinas y dedicarle al niño un tiempo sólo para él (el alumno es el mayor de tres
hermanos varones). Aunque la familia se muestra preocupada no ha llevado a
cabo ninguna de las recomendaciones dadas por la tutora.
Como ya expliqué en el encabezamiento no soy partidaria ni de etiquetas ni
mucho menos de diagnósticos tempranos, pero si es cierto que este caso me
tiene preocupada debido a lo marcado de las conductas pese a las estrategias
llevadas a cabo.