La educación parvularia en Chile tiene sus orígenes en las culturas precolombinas como la mapuche, donde se enseñaba a los niños desde pequeños con rituales y masajes. En 1906 se estableció el primer jardín infantil fiscal contratando una educadora austriaca. En los años 90 se expandió la cobertura a través de fundaciones como Integra y convenios con el Mineduc y Junji. Actualmente se le da mayor importancia con la creación de bases curriculares y mayor cobertura a nivel nacional para mejorar el aprendizaje de