El cuadro "El grito" de 1893, pintado por el artista noruego Edvard Munch, representa a una figura andrógina con las manos sobre la cabeza en un paisaje rojo anaranjado. Se considera una de las obras maestras del expresionismo y captura la ansiedad y alienación de la modernidad. Munch dijo que quería pintar "la naturaleza del miedo".