La civilización egipcia floreció gracias al río Nilo, que permitió la agricultura y el desarrollo de ciudades. Los egipcios estaban gobernados por un faraón absoluto y teocrático, y su economía dependía principalmente de cultivos como el trigo y la cebada. Se destacaron por sus impresionantes construcciones arquitectónicas como las pirámides, y por sus avanzadas artes de la escultura, la pintura y la religión politeísta.