El alcohol es una droga depresora del sistema nervioso central que inhibe las funciones cerebrales y afecta la capacidad de autocontrol. Se absorbe en el aparato digestivo y pasa a la circulación sanguínea, donde puede permanecer hasta 18 horas antes de ser eliminado por el hígado. El consumo repetido de alcohol puede causar daños graves como cirrosis hepática o encefalopatías debido a la alteración del funcionamiento del hígado y el cerebro.