3. Shunmyo Masuno
EL ARTE DE VIVIR CON
SENCILLEZ
Las 100 enseñanzas de un monje zen para una vida
calmada y feliz
URANO
Argentina – Chile – Colombia – España
Estados Unidos – México – Perú – Uruguay
5. SHUNMYO MASUNO, monje superior de un templo budista zen en Japón
de 450 años de antigüedad, diseña jardines zen y ha ganado premios de gran
prestigio. Es catedrático de diseño medioambiental en una de las escuelas
universitarias de arte más prestigiosas de Japón. Masuno ha impartido
clases en destacados centros educativos, entre los que se cuentan la Escuela
Universitaria de Diseño de Harvard, la Universidad Cornell y la
Universidad Brown.
6. ÍNDICE
PREFACIO
PARTE UNO
30 maneras de lograr que tu «yo presente» tenga energía
Intenta hacer un cambio sutil en tus hábitos .
1. Resérvate tiempo para el vacío
2. Despiértate quince minutos antes
3. Disfruta del aire matutino
4. Deja los zapatos bien puestos cuando te los quites
5. Deshazte de lo que no necesites
6. Organiza tu mesa de trabajo
7. Prepara una deliciosa taza de café
8. Ponte a escribir, y ponte con ganas
9. Intenta elevar el tono de voz
10. No descuides tus comidas
11. Cuando comas, haz una pausa después de cada bocado
12. Descubre las ventajas de una dieta basada en las verduras
13. Averigua cuáles son tus palabras preferidas
14. Reduce tus pertenencias a la mínima expresión
15. Dispón con sencillez tu habitación
16. Intenta andar descalzo
17. Exhala profundamente
18. Siéntate en postura de meditación zazen
19. Intenta hacer un ejercicio mientras estás de pie
20. No pierdas el tiempo preocupándote por lo que no puedes controlar
21. Vuélvete un experto en cambiar de modo
22. Respira despacio
23. Une las dos manos
24. Resérvate tiempo para estar a solas
25. Entra en contacto con la naturaleza
26. Crea un pequeño jardín en tu balcón
7. 27. Ve a contemplar una puesta de sol
28. No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy
29. No pienses en cosas desagradables antes de acostarte
30. Intenta esforzarte en hacer lo que puedas ahora mismo
PARTE DOS
30 maneras de inspirar confianza y valentía para vivir
Intenta cambiar tu punto de vista .
31. Descubre tu otro yo
32. No te preocupes por lo que todavía no ha sucedido
33. Complácete haciendo tu trabajo
34. Sencillamente, sumérgete en ti mismo
35. No te sientas desbordado por las tareas que tienes por delante
36. No eches la culpa a los demás
37. No te compares con los demás
38. No busques lo que te falta
39. De vez en cuando, deja de pensar
40. Discierne
41. Intenta asistir a una reunión de meditación zazen
42. Planta una sola flor
43. Empieza bien el día
44. Mima tu propio yo
45. Piensa con sencillez
46. No tengas miedo al cambio
47. Fíjate en los cambios
48. Siente, y no pienses
49. No desaproveches las cosas
50. No te sientas constreñido a un único punto de vista
51. Piensa por ti mismo
52. Cree en ti mismo
53. En lugar de preocuparte, sigue adelante
54. Conserva la flexibilidad mental
55. Actívate
56. Espera que llegue el momento adecuado
57. Valora tu conexión con las cosas
8. 58. Intenta sentarte en silencio en la naturaleza
59. Intenta conservar la cabeza despejada
60. Disfruta de un jardín zen
PARTE TRES
20 maneras de paliar la confusión y las preocupaciones
Intenta cambiar tu manera de relacionarte con los demás .
61. Sirve a los demás
62. Deshazte de «los tres venenos»
63. Cultiva la noción de gratitud
64. Demuestra, no manifiestes, cómo te sientes
65. Expresa lo que llevas en el pensamiento, pero no con palabras
66. Céntrate en los méritos de los demás
67. Profundiza en tu relación con otra persona
68. Sintonízate bien con el momento
69. Abandona la necesidad de gustar a los demás
70. No te obsesiones con lo correcto y lo incorrecto
71. Considera las cosas por lo que son
72. Distánciate con habilidad
73. No pienses en términos de pérdidas y ganancias
74. No te dejes atrapar por meras palabras
75. No te dejes arrastrar por la opinión de los demás
76. Ten fe
77. Entabla conversación con un jardín
78. Haz feliz a alguien
79. Busca ocasiones para reunirte en familia
80. Valora a todas las personas que te precedieron
PARTE CUATRO
20 maneras de sacar el máximo partido a un día cualquiera
Intenta prestar atención al momento presente .
81. Estate presente, aquí y ahora
82. Agradece cada día que pasa, incluso los más corrientes
83. Reconoce que estás protegido
84. Sé positivo
9. 85. No seas codicioso
86. No diferencies entre las cosas buenas y las cosas malas
87. Acepta la realidad tal como es
88. No existe una sola respuesta
89. Tampoco existe una única manera
90. No seas pretencioso
91. Libérate del dinero
92. Cree en ti mismo, sobre todo cuando te sientas angustiado
93. Observa los cambios de las estaciones
94. Intenta cuidar de algo
95. Escucha la voz de tu auténtico yo
96. Celebra estar vivo, y celébralo cada día
97. Priorízalo todo al aquí y ahora
98. Haz todos los preparativos
99. Considera cómo querrías morir
100. Sácale el máximo partido a la vida
10. PREFACIO
Tan solo haciendo unos cambios sutiles en tus hábitos y en tu punto de
vista bastará para vivir con sencillez.
Cuando vas a visitar un templo o un santuario de alguna vieja ciudad
contemplas sus serenos jardines.
Tras haber sudado al subir una montaña, disfrutas desde la cima de un
paisaje que abarca hasta donde alcanza la vista.
Frente a un cristalino mar azul, te quedas contemplando el horizonte.
¿Has sentido alguna vez como si te renovaras, como si vivieras unos
momentos excepcionales en que te has apartado del mundanal ruido?
Sientes el corazón más liviano, y una cálida energía recorre tu cuerpo.
Las preocupaciones y las tensiones de la vida cotidiana desaparecen por un
instante, y eres capaz de sentirte, de sentir que estás vivo en este preciso
instante.
En la actualidad, son muchos los que han perdido la orientación en la vida;
se sienten preocupados y confusos porque no saben cómo deberían vivir la
vida. Por eso buscan lo extraordinario en un intento de recuperar el
equilibrio mental.
Sin embargo…, todavía queda mucho por decir.
Incluso tras haber pulsado el botón de reinicio, lo extraordinario sigue
viviéndose al margen de la vida cotidiana.
Cuando te reincorporas a tu vida normal, la tensión aumenta, y la mente
se desgasta. Y, como te sientes agobiado, vuelves a ir en pos de lo
extraordinario. ¿Te resulta familiar este ciclo interminable?
Por mucho que lamentes profundamente las complejidades de la vida,
11. cambiar el mundo no es tarea fácil.
Si el mundo no funciona como tú quieres, quizá lo mejor sea que cambies
tú.
De esta manera, y con independencia del mundo en el que vivas, podrás
moverte en él con toda comodidad y sencillez.
En lugar de salir de tu propio camino e ir a buscar lo extraordinario, ¿qué
te parecería vivir más despreocupado y cambiar tan solo, y de una manera
sutil, tu vida cotidiana, la vida diaria?
Este libro aborda precisamente esta temática: vivir con sencillez, al estilo
zen.
Cambiar tu estilo de vida no tiene por qué ser difícil.
Con unos ligeros cambios en tus costumbres… Con un cambio sutil de
perspectiva…
No tienes que viajar a las antiguas capitales de Japón, Kioto o Nara; no
tienes que subir al monte Fuji; y tampoco tienes por qué vivir al lado del
mar. Tan solo basta con hacer un único e insignificante esfuerzo para que el
disfrute de lo extraordinario sea posible.
En este libro te mostraré cómo lograrlo gracias al estilo zen.
Las enseñanzas del zen procuran decirnos básicamente cómo podemos
vivir los seres humanos en este mundo.
Por decirlo de otra manera, llevar un estilo de vida zen es conservar unos
hábitos y postular unas ideas que son la clave para que logremos llevar una
vida feliz. Es el tesoro escondido, si quieres, que permanece oculto tras una
profunda, aunque sencilla, sabiduría vital.
Las enseñanzas zen vienen simbolizadas por una sucesión de cuatro
frases que esencialmente significan: «El despertar espiritual se transmite al
margen de los sutras, y no puede experimentarse por medio de palabras o
letras; el zen señala directamente a la mente humana, y te permite percibir
tu verdadera naturaleza y que alcances el estado de budeidad». En lugar de
12. plasmar todo eso por escrito o a través de la tradición oral, deberíamos
hallar nuestro yo esencial tal como existe, aquí y ahora.
Intenta no dejarte arrastrar por los valores de los demás, y no te inmutes
ante preocupaciones innecesarias. Procura vivir una vida infinitamente
sencilla, despojada de todo lo prescindible. Este es el espíritu del estilo de
vida zen.
Cuando hayas adoptado estos hábitos (que te aseguro que son hábitos
sencillos), tus preocupaciones desaparecerán.
Cuando hayas desarrollado esta sencilla práctica, llevarás una vida mucho
más relajada.
Precisamente porque el mundo es muy complejo, el estilo zen te da las
claves para saber vivir en él.
En la actualidad, el zen se encuentra en el punto de mira de muchos, y no
solo en Japón, sino también en el extranjero.
Como monje superior dirijo un templo zen, y también me dedico a
diseñar jardines zen, no solo para otros templos, sino también para hoteles o
embajadas de todo el mundo, por poner algunos ejemplos. Los jardines zen
no solo son para los japoneses, sino que trascienden toda religión y
nacionalidad, y además también son capaces de conquistar el corazón de los
occidentales.
En lugar de fruncir el ceño ante el concepto zen, intenta situarte
sencillamente en uno de estos jardines. Sentirás que tu mente se renueva, y
que también se renueva tu espíritu. La cháchara y los pensamientos en
cadena que elabora tu mente entrarán en un mutismo repentino.
En mi opinión, la experiencia de hallarnos en un jardín zen transmite
mucho mejor el concepto de esta filosofía que si leyéramos varios libros
sobre el tema.
13. Esta es la razón de que haya decidido escribir un libro práctico. En lugar
de comprender el zen tan solo de una manera intelectual, espero que hagas
tuyos los ejercicios de este libro y consideres que son parte de tu formación
personal.
Conserva este libro cerca de ti, y cuando la ansiedad o las preocupaciones
asomen la cabeza, consulta sus páginas.
Las respuestas que buscas se hallan en su interior.
Gassho
SHUNMYO MASUNO
14. PARTE UNO
30 MAN ERAS DE LOGRAR QUE
TU «YO PRESENTE» TENGA
ENERGÍA
Intenta hacer un cambio sutil en tus hábitos.
16. Mantente en tu misma presencia, pero sin prisas, sin
impaciencia.
En nuestra vida diaria, ¿quién tiene tiempo para pensar?
Supongo que la mayoría responderá: «Yo no puedo dedicarle ni un
minuto».
El tiempo nos exprime; y nos presionan el trabajo y todo lo que
constituye nuestra vida. En estos tiempos modernos pasamos nuestras vidas
más ocupados que nunca. Y cada día, todos y cada uno de nuestros días,
intentamos en lo posible cumplir con lo que tenemos que hacer.
Sumidos en esta especie de rutina, de una manera inconsciente pero
inevitable, perdemos de vista a nuestro auténtico yo, y también perdemos la
auténtica felicidad.
Un día de estos, busca diez minutos; no necesitas más. Intenta buscar un
espacio para el vacío, para dejar de pensar.
Solo procura despejar la mente, sin dejarte atrapar por las cosas que te
rodean.
Pensamientos de toda índole te asaltarán, pero intenta alejarlos de ti, uno
a uno. A medida que lo consigas, empezarás a tener conciencia del
momento presente, de los cambios sutiles que se dan en la naturaleza y que
te permiten estar vivo. Cuando no te distraiga lo demás, tu yo puro y
honesto podrá revelarse.
Dedica un tiempo a no pensar en nada. Es el primer paso que hay que dar
si quieres lograr crear para ti una vida sencilla.
18. Andar atareado te hace perder la esperanza.
Cuando vamos escasos de tiempo, esta escasez también influye en nuestro
corazón. Y nos sale un comentario de manera casi automática: «Voy muy
liado… No tengo tiempo». Esta sensación provoca el caos en nuestra
mente.
Pero ¿estamos tan ocupados en realidad? ¿No seremos nosotros mismos
los que nos obligamos a ir deprisa?
En Japón, el carácter que significa «ocupado» se escribe con los símbolos
«perder» y «corazón».
No es cierto que vayamos tan atareados porque nos falta tiempo para
hacer las cosas. Vamos tan atareados porque no queda espacio en nuestro
corazón.
En esos períodos en que pareces estar sumido en el caos, intenta
despertarte quince minutos antes de lo habitual. Estira la columna vertebral
y respira lentamente desde el punto que tenemos debajo del ombligo, un
lugar que llamaremos tanden . Cuando tu respiración se haya acompasado,
tu mente también se acomodará a la quietud.
Más tarde, disfrutando de una taza de té o de café, mira por la ventana y
contempla el cielo. Intenta escuchar el canto de los pájaros.
Es extraño…, pero justo así es como creamos espacio en la mente.
Despertarte quince minutos antes te librará como por arte de magia de ir
siempre tan atareado.
19. 3
DISFRUTA DEL AIRE MATUTINO
En ello reside el secreto del monje para una larga vida.
20. No existe ni un solo día parecido a otro.
Se dice que los monjes budistas practicantes de zen tienen una larga vida.
Sin duda alguna, la dieta y las técnicas de respiración son dos factores
muy determinantes, pero yo creo que un estilo de vida regular y ordenado
ejerce una influencia positiva, tanto en el ámbito espiritual como en el
físico.
Yo me levanto cada día a las cinco de la mañana, y lo primero que hago
es llenarme los pulmones de aire matutino. Mientras paseo por el salón
principal del templo, por el vestíbulo de la entrada y los aposentos de los
monjes, y voy abriendo las contraventanas que nos protegen de la lluvia, mi
cuerpo percibe los cambios de las estaciones. A las seis y media cumplo
con el ritual budista de cantar las escrituras, y luego desayuno. Al terminar,
me ocupo de los asuntos que ese día trae en concreto.
El mismo proceso se repite a diario, pero ni uno solo de esos días se
parece a otro. El aroma del aire matutino, el momento en que el sol ilumina
la mañana y la brisa acaricia mis mejillas, el color del cielo y de las hojas de
los árboles… Todo está en continuo cambio. La mañana es el momento en
que puedes experimentar a fondo estos cambios.
Por eso los monjes hacen la meditación zazen antes de que amanezca,
para experimentar físicamente estos cambios de la naturaleza.
Con el primer ejercicio zazen del día, el kyoten zazen (el zazen matutino),
nutrimos mente y cuerpo respirando el hermoso aire de la mañana.
21. 4
DEJA LOS ZAPATOS BIEN PUESTOS CUANDO TE LOS
QUITES
Este gesto embellecerá tu vida.
22. El desorden de tu mente se verá en tus pies.
Siempre se ha dicho que puede adivinarse mucho de una vivienda mirando
el recibidor, sobre todo de los hogares japoneses, porque allí es donde nos
quitamos los zapatos al entrar. Tan solo viendo si el calzado está colocado
perfectamente o está desordenado por completo, podemos conocer la
actitud mental de sus habitantes; tan solo por este pequeño detalle.
En el budismo zen tenemos un dicho: «Presta atención a lo que hay bajo
tus pies». Tiene un sentido literal, ¡qué duda cabe!, pero también implica
que los que no prestan atención a los pasos que dan son incapaces de
conocerse a sí mismos, e incapaces también de saber hacia dónde se
encamina su vida. Aunque pueda parecer una exageración, algo tan
insignificante en realidad puede influir tremendamente en tu forma de vivir.
Cuando regreses a casa, quítate los zapatos y déjalos bien puestos, en fila,
junto a la puerta principal. Es lo único que se te pide. Y solo vas a tardar
tres segundos en hacerlo.
Sin embargo, solo por el hecho de adoptar esta costumbre, las cosas
inexplicablemente estarán más nítidas y ordenadas en tu vida. Tu vida será
más hermosa. Así es la naturaleza humana.
Lo primero que tienes que hacer es intentar desviar la atención hacia tus
pies.
Al dejar un zapato junto al otro, estás dando un nuevo paso en la
dirección que ya has emprendido.
24. Deshazte de lo viejo antes de comprar cosas nuevas.
Cuando las cosas no nos salen bien, tendemos a pensar que nos falta algo.
Pero si queremos cambiar nuestra situación actual, en primer lugar
deberíamos deshacernos de alguna cosa antes de plantearnos comprar otra
nueva. Este es el principio fundamental de vivir con sencillez.
Deshazte de tus apegos. Desmárcate de lo que das por supuesto. Limita
tus pertenencias. Vivir con sencillez también es librarte de las cargas físicas
y mentales.
Es asombroso ver lo descansados que nos quedamos después de una
buena llorera. Llorar te libra de todas las cargas que llevas en el corazón, y
te da más energía para volver a intentarlo. Yo siempre he tenido la
sensación de que el concepto budista de «mente iluminada» (cuyos
caracteres japoneses significan «mente limpia») se refiere a este «descanso»
del espíritu.
El acto de eliminar, de desapegarte de las cargas mentales y físicas, del
peso abrumador de tu mochila, es extremadamente difícil. A veces viene
acompañado de un auténtico dolor, como cuando nos separamos de alguien
que nos resulta muy querido.
Pero si quieres que las cosas mejoren, si quieres vivir con una actitud
despreocupada, tienes que empezar eliminando. En el momento en que te
desapegues, habrá más abundancia en tu vida.
26. Tu mesa de trabajo es el espejo que refleja tu mente interior.
Echa un vistazo a las mesas de tu oficina. Las personas con una mesa
siempre ordenada probablemente sean las que mejor rinden en su trabajo.
Por el contrario, las personas con una mesa siempre llena deben de ser
inquietas y tener problemas para concentrarse en el trabajo.
Cuando las cosas estén desordenadas, ordénalas. Cuando se ensucien,
límpialas. Antes de terminar la jornada laboral, limpia y ordena tu mesa de
trabajo. Las personas que adoptan esta costumbre son las que tienen la
cabeza más clara. Son personas capaces de centrarse al cien por cien en su
trabajo, sin distracciones que valgan.
En los templos zen los monjes hacemos la limpieza por la mañana y por
la noche. Ponemos todo nuestro empeño al limpiar, y no porque el templo
esté sucio. Nuestro objetivo no es solo lograr que el templo termine estando
como los chorros del oro, sino también pulir la mente a través del acto de
limpiar.
Cada vez que pasas la escoba, le estás sacando el polvo a tu mente.
Cada vez que pasas el trapo del polvo, vas sacando brillo a tu corazón.
Lo mismo podemos decir de la mesa de trabajo que ocupas en la oficina y
de las habitaciones que hay en tu casa. No permitas que la angustia o las
preocupaciones te alteren: la clave para conservar una mente fuerte es
ordenar en primer lugar los objetos que te rodean.
28. Cuando eliminamos el esfuerzo, eliminamos los placeres de la
vida.
¿Qué haces cuando te apetece una taza de café? Si estás en casa, enciendes
la cafetera. Cuando estás fuera, en cambio, quizá termines tomando una
taza de café malo. Y ambas cosas son perfectamente naturales.
Pero imagina una situación distinta.
Imagina que vas al bosque a buscar leña. Con la leña enciendes una
hoguera y pones a hervir el agua. Mientras vas moliendo los granos de café,
levantas los ojos al cielo y dices: «¡Qué día tan hermoso!»
El café que prepares de esta manera te va a saber mucho mejor que el que
salga de una máquina expendedora. Y quizá se deba a que has sido tú quien
ha escenificado cada paso del proceso: tú has ido a recoger leña, has
encendido la hoguera y has molido los granos… No hay nada superfluo en
todas estas actividades. A eso lo llamo yo vivir.
La vida requiere tiempo y esfuerzo. Por decirlo de otro modo, si
eliminamos el tiempo y el esfuerzo, eliminaremos los placeres de la vida.
De vez en cuando, vive y experimenta la otra cara de las comodidades.
29. 8
PONTE A ESCRIBIR, Y PONTE CON GANAS
Tu verdadero yo se deja entrever en tu letra manuscrita.
30. Presta atención a tu interior.
Los monjes zen siempre han mostrado interés por la caligrafía y la pintura.
¿Qué representan la caligrafía y la pintura para nosotros, en concreto,
como ejercicio zen? A nosotros no nos interesa que nuestro legado sea una
obra de un valor duradero, ni enorgullecernos de nuestras habilidades, sino
más bien acometer el esfuerzo de expresarnos a través de una obra de arte.
Por ejemplo, la indescriptible intensidad que se desprende de la caligrafía
del célebre monje zen Ikkyu resulta palpable. El espíritu que su obra
expresa deja sobrecogido al que la contempla. De un modo parecido, en las
pinturas paisajísticas de Sesshu, las olas de sus aguadas albergan la esencia
de su propio espíritu.
Podría decirse que la caligrafía y las pinturas de estos monjes destilan su
yo interior.
La práctica de la caligrafía y de la pintura es una manera de conectar con
nuestro yo interior. Alejas de ti las distracciones y tan solo permites que el
pincel se deslice sobre el papel.
Plantéate intentar escribir o dibujar con esmero, no con la intención de
mostrar a los demás lo que sabes hacer, sino más bien enfrentándote a tu yo
interior con plena atención.
Tu verdadero yo se hará visible, sea en una sola línea o en una sola letra.
32. Habla desde el abdomen para que tu cerebro se despierte.
¿Has visto alguna vez a un monje zen entonando sutras?
Su voz resuena en la sala del templo mientras canta el sutra a pleno
pulmón y lo brinda a los demás a modo de ofrenda. Y si son varios monjes
los que cantan, la intensidad de sus voces parece reverberar desde la misma
tierra.
¿Por qué cantamos los sutras con tanto vigor?
Hay una buena razón para hacerlo.
Cuando hablas en un tono de voz alto, como es de esperar, puedes oír tu
propia voz con claridad. Es más, la voz estimula y activa tu cerebro. Los
monjes nos levantamos temprano y cantamos sutras más que nada como
una manera de que despierte nuestro cerebro.
Para cantar alzando el tono de voz, tenemos que adoptar la postura
adecuada y respirar desde el abdomen. Los cantantes de ópera usan la
misma técnica. Es muy buena para el cuerpo. Por eso tiene sentido que los
monjes entonen sutras subiendo el tono de voz.
Una vez al día intenta elevar tu tono de voz, aunque solo sea para dar los
buenos días de todo corazón. Te sorprenderá lo bien que sienta.
33. 10
NO DESCUIDES TUS COMIDAS
Procura que tus comidas se centren en el acto de comer.
34. «Come y bebe con todo el corazón.»
Cuando comes, ¿te centras en el acto de comer?
Cuando desayunas tomas algo deprisa y corriendo mientras sales por la
puerta. Para almorzar te reúnes con los compañeros de la oficina y habláis
de trabajo. Y cenas mirando la televisión. ¡Cuánto llegamos a descuidar el
acto de comer!, ¿verdad?
En el budismo zen tenemos un dicho: «Come y bebe con todo el
corazón». Este dicho significa que, cuando tomas una taza de té, tienes que
centrarte tan solo en tomar el té. Cuando comas, céntrate solo en el acto de
tomar esa comida. Cuando disfrutes de un plato, piensa en las personas que
lo han cocinado. Visualiza el campo en el que crecieron las verduras, y
déjate envolver por la sensación de gratitud que te embarga al contemplar
ese regalo de la naturaleza.
Todos nuestros alimentos pasan por las manos de un centenar de personas
antes de llegar a nosotros. Adoptando esta actitud mental cuando prepares
tus comidas, quizá terminarás siendo consciente de lo afortunado que eres.
¿Por qué nos agradan tanto las cosas deliciosas?
Porque la vida que hay en nosotros saborea lo que ha sido cultivado por la
vida que hay en otro.
36. La práctica zen no solo consiste en sentarte a meditar.
Las comidas de los monjes zen practicantes se basan en la cocina shojin , o
cocina vegetariana budista. El desayuno se llama shoshoku y consiste en un
potaje de arroz y encurtidos. En el almuerzo, que se llama tenshin , se come
arroz y sopa también con encurtidos. Y la cena, yakuseki , es una comida
sencilla, aunque por lo general es la más abundante del día. Consiste en un
plato de verduras combinado de nuevo con arroz y sopa. Los segundos son
solo de arroz, y nunca comemos carne.
La manera más adecuada de degustar una comida zen es aplicando «las
cinco reflexiones». Por decirlo llanamente:
1. Valoramos el esfuerzo de las personas que nos han traído estos
alimentos, y les damos las gracias.
2. Reflexionamos sobre nuestras propias acciones, y compartimos
en silencio.
3. Saboreamos la comida, sin avaricia, sin rabia y sin ignorarla.
4. Consideramos la comida una medicina que alimenta un cuerpo
sano y sustenta nuestro espíritu.
5. Recibimos la comida agradecidos porque forma parte del
armonioso camino hacia la iluminación.
Reflexionamos sobre estas cinco cosas en cada comida, expresando
gratitud por los alimentos, y hacemos una pausa después de cada bocado,
dejando los palillos a un lado. El propósito de esta pausa es ser capaces de
saborear la sensación de gratitud por cada mordisco que damos.
Las comidas no consisten sencillamente en satisfacer el hambre. Son una
ocasión importante que tenemos de poner en práctica nuestra formación.
37. 12
DESCUBRE LAS VENTAJAS DE UNA DIETA BASADA
EN LAS VERDURAS
Un ayuno vegetariano es una «limpieza rápida» para la mente y
para el cuerpo.
38. Inspirado por la belleza de la postura de un monje superior.
Los monjes virtuosos tienen un hermoso aspecto.
Y no me refiero a que tengan un rostro atractivo o a que sean elegantes;
estoy hablando de una belleza vigorosa que parece traspasarles la piel y el
cuerpo. Su postura, tanto si están sentados como de pie, es hermosa. Han
ido puliendo su aspecto gracias al ejercicio diario y escrupuloso de
levantarse temprano para practicar los ejercicios zen.
Existe un vínculo directo entre la mente y el cuerpo. Cuando perfeccionas
la mente, tu vitalidad se renueva y se plasma asimismo en tu cuerpo.
La comida no sirve solamente para el cuerpo. También tiene un efecto
significativo en la mente. La comida es lo que crea el cuerpo y la mente.
Cuando adoptas una dieta basada en las verduras, tu mente se queda
tranquila y no se inquieta ante la más mínima contrariedad. Y eso se ve en
la claridad de tu piel. Por el contrario, si lo único que comes es carne, lo que
estás alimentando es un espíritu combativo. Y antes de que te des cuenta, tu
piel empieza a perder color.
Me doy cuenta de que quizá estoy yendo demasiado lejos al pedirte que
elimines completamente la carne y el pescado de tu dieta.
Mi consejo es que intentes comer únicamente verduras un día a la
semana.
39. 13
AVERIGUA CUÁLES SON TUS PALABRAS PREFERIDAS
Encuentra tiempo para pasarlo con tu mente.
40. «Todo procede de la nada», por ejemplo, es una frase zen que
sirve para librarte de las ataduras.
En la antigüedad, en todos los hogares japoneses había una alcoba llamada
tokonoma .
En esa alcoba había colgado un pergamino enrollado, y los que vivían allí
podían reflexionar sobre lo que había en él cuando estaban en casa. Tanto si
se trataba de su pintura favorita como si era una caligrafía que expresaba un
principio rector, la tokonoma revelaba el espíritu y el estilo de vida de las
personas que vivían en esa casa.
Plantéate la posibilidad de decorar tu casa con alguna caligrafía: podría
ser una frase inspiradora, una cita de alguien a quien admiras o bien
cualquier cosa que te permita reflexionar sobre ti mismo. No es necesario
que haya una alcoba; la sala de estar también servirá. Tampoco importa que
la caligrafía sea de gran calidad.
Mirar esa caligrafía te procurará el tiempo y el espacio para poner en
práctica la contemplación serena.
Si no se te ocurre nada, te propongo la siguientes frase:
«En la nada hay un potencial infinito.»
Significa que los seres humanos nacen sin tener nada. Y que, sin
embargo, en todos nosotros hay un infinito potencial.
Por esta razón, no hay nada que temer. No hay nada de qué preocuparse.
Es así. Y es verdad.
42. El concepto de agotar la esencia de las cosas.
Entre los templos que hay en Kioto, el jardín de rocas de Ryoanji y los
terrenos de Daisenji son el ejemplo perfecto de lo que representa un jardín
zen.
Ambos son lo que denominamos paisajismos secos, porque evocan
hermosos paisajes sin recurrir a estanques, arroyos ni elementos que
contengan agua.
Lo cierto es que, aun cuando el agua no está presente, uno nota como si
oyera fluir el arroyo de una montaña.
Imagina mentalmente una escena que contenga un elemento de agua, y
deja que tu mente se recree.
Estos jardines representan la liberación de nuestra estructura mental.
No siempre es necesario incluir agua para transmitir la idea de que el
agua está fluyendo. Quita todo lo superfluo y crea un jardín con cualquier
cosa que tengas a mano. Aunque solo cuentes con un único elemento,
puedes usarlo de muy distintas maneras gracias a la imaginación y el
ingenio.
Cuando vayas a hacer tu compra diaria, antes de adquirir algo nuevo,
valora si lo necesitas de verdad, teniendo en cuenta lo que ya tienes.
Comprar muchas cosas no garantiza que seas libre.
Lo importante es conseguir esa actitud mental que utiliza las cosas con
toda libertad.
44. La diferencia entre simplicidad y frugalidad.
La relación mente-cuerpo es como la que existe entre el huevo y la gallina.
Si te propones simplificar tu mentalidad, tu cuerpo se volverá más esbelto
de una manera natural. Y, al revés, si prestas atención a tu dieta y fortaleces
tu cuerpo, tendrás una mente más sana y más fuerte.
Lo mismo puede decirse de la conexión que existe entre la mente y el
espacio físico. Si deseas simplificar tu yo interior, dispón tus habitaciones
para que no estén abigarradas.
Un estilo de vida en el que predomina la simplicidad es algo bello. Ese es
el espíritu del zen.
La simplicidad consiste en deshacerse de todo aquello que no es útil.
Decide bien lo que necesitas y, entonces, cuídalo. Y no me refiero a la
frugalidad. La frugalidad consiste en subsistir con cosas que no tienen
demasiado valor. Y cuando hablo de valor no me refiero solo al precio, sino
también al intenso sentimiento que te inspiran.
Vivir con sencillez significa, por ejemplo, que la taza que usas cada día
para tomar café es una taza que te gusta, que cuidas y usas desde hace
mucho tiempo. Compra solo cosas buenas que realmente necesites. Llevar
un estilo de vida simple es un ejercicio fundamental que perfeccionará tu
mente.
46. La razón de que los monjes anden descalzos.
Los monjes vamos descalzos los 365 días del año. Y la ropa que llevamos
es de un material muy sencillo. Incluso en pleno invierno, vamos vestidos
igual.
A un monje novicio le puede costar muchísimo, pero cuando se
acostumbra, eso le da un renovado vigor. Como este estilo de vida refuerza
el cuerpo de una manera natural, los monjes raramente se resfrían. A pesar
de que una persona de mi edad puede ponerse calcetines en invierno, tener
los pies calientes no es equiparable al placer de ir descalzo.
Por eso, cuando salgo, me aseguro de ponerme unas chancletas.
Además son muy buenas para la salud.
Se cree que en la zona que hay entre el dedo gordo y el segundo dedo es
donde se concentran varios puntos de presión relacionados con los órganos
internos y con el cerebro. Cuando llevas chancletas, la tira estimula estos
puntos, como si te dieran un masaje mientras caminas.
Anda descalzo por casa, y ponte unas chancletas cuando salgas a la calle.
Plantéate hacer este ejercicio durante tus días libres.
48. Respira mejor, y tu mente también mejorará.
En la palabra japonesa que significa “respirar”, kokyu , el carácter «exhalar»
viene antes del carácter «inspirar». Es decir, que el acto de exhalar viene
antes del acto de inspirar.
Centra tu atención en un punto que tenemos por debajo del ombligo (el
tanden ) mientras exhalas sacando el aire lentamente, no de golpe. Cuando
lo hayas exhalado por completo, la inhalación vendrá con toda naturalidad.
Deja que tu respiración se acompase, y que se dé este flujo. A medida que
vayas repitiendo el proceso, empezarás a notar la calma. Tu cuerpo se
sentirá más enraizado y conectado a la tierra.
Por decirlo con otras palabras, dejarás de estar inquieto.
Si respiras por el pecho, es inevitable sentir que vas a la deriva. Te
vuelves impaciente, y tu respiración se acelera todavía más. Quedas
atrapado en una espiral de impaciencia y rabia.
Cada vez que sientas aflorar tus emociones negativas, como la rabia o la
ansiedad, es el momento perfecto de centrarte en la respiración abdominal.
Lograrás relajarte al cabo de un rato, y tu mente se sentirá renovada.
50. Los humanos no somos capaces de reflexionar con profundidad
si estamos en movimiento.
En la práctica zen, el zazen es de gran importancia. No puedes hablar del
zen sin el zazen . Empezamos con el zazen y terminamos con el zazen . Esta
es la práctica zen.
La palabra zen deriva de la palabra sánscrita dhyana , que significa
“callada contemplación”.
El acto de pensar deriva del concepto de sentarse en quietud. Los
humanos no somos capaces de pensar mientras nos movemos. Solo tenemos
una mente, y cuando la mente se centra en el movimiento, resulta difícil que
nos embarquemos en pensamientos profundos.
Aunque intentes pensar mientras caminas, siempre terminarás pensando
sobre algo práctico, como organizar el trabajo o decidir lo que prepararás
para cenar. La profunda contemplación sobre la verdad absoluta de este
mundo o el significado de la vida no es algo que pueda realizarse mientras
estamos en movimiento.
En la meditación zazen , primero tenemos que adoptar la postura correcta,
centrarnos luego en la respiración y, finalmente, calmar la mente. Cuando
tengamos controladas estas tres cosas ya podremos empezar a practicar el
zazen .
Intenta sentarte al modo zazen : deja la mente en blanco, permite que
afloren tus pensamientos y que luego desaparezcan.
51. 19
INTENTA HACER UN EJERCICIO MIENTRAS ESTÁS DE
PIE
M étodo al estilo zen para aprovechar el tiempo que pasas
mientras te desplazas en transporte.
52. Una manera sencilla de motivarte.
Para las personas que trabajan fuera de casa, ir en transporte público a la
oficina puede ser un factor estresante.
A mí, en cambio, me gusta pensar que dedicar un cierto tiempo a viajar
en transporte público puede ser algo bueno.
Imagina que tuvieras el despacho y la casa en el mismo edificio. Lo
primero que piensas es que es una solución muy cómoda, porque no tienes
que dedicar tiempo al transporte.
Sin embargo, todos necesitamos cambiar de marcha, y vivir y trabajar en
el mismo edificio puede que complique las cosas.
Por la mañana, mientras te preparas para marcharte al trabajo, llevas
puesta la careta de padre o madre. Luego entras en la estación de metro,
subes al vagón a empujones y, cuando llegas al despacho, ya llevas puesta
la careta de director o directora. Ya estás preparado para enfrentarte a un día
más de trabajo duro.
Al convertir este desplazamiento al trabajo en una especie de puente entre
tu vida hogareña y tu vida laboral, eres capaz de ponerte en un modo
completamente distinto.
Si quieres una mayor motivación, te animo a que pruebes a hacer «un
ejercicio mientras estás de pie». Puedes hacerlo incluso agarrado de la barra
de sujeción que hay en el vagón del metro. Mientras sigues de pie, centras
la conciencia en el punto que hay debajo de tu ombligo (el tanden ) y
practicas la meditación zazen . Es fácil.
Tanto si la practicas en tus desplazamientos como si le dedicas unos
cuantos minutos al día, este breve ejercicio espiritual zen puede ser de gran
ayuda.
53. 20
NO PIERDAS EL TIEMPO PREOCUPÁNDOTE POR LO
QUE NO PUEDES CONTROLAR
¿Qué significa volverte más ligero espiritualmente?
54. El momento en que, de repente, te sueltas.
Cuando estás sentado en la postura zazen no tendrías que pensar en nada; al
menos, eso es lo que dicen; sin embargo, es todo un reto.
En principio no hay que cerrar los ojos cuando uno está sentado en la
postura zazen . Como ves lo que sucede a tu alrededor, terminas pensando
en varias cosas distintas, por mucho que te esfuerces en hacer todo lo
contrario. «Ah, mira, ahí viene el monje superior… Me sentaré más
recto…», o bien: «Ay, se me han dormido las piernas…» En fin, cualquier
pensamiento que pase por tu mente.
Es algo natural, casi siempre. En cualquier caso, decirte a ti mismo: «No
pienses» ya es pensar.
Ahora bien, cuando tengas más experiencia practicando zazen , habrá
momentos, aunque sean breves, en que tu mente esté en blanco. Te darás
cuenta de que no estás pensando en nada. Incluso olvidarás la noción del
«yo». De estos momentos es precisamente de lo que estoy hablando.
Tu mente se volverá transparente. Las cosas que, por lo general, pueblan
tu mente se esfumarán. Y te asaltará la sensación repentina de que entras en
un mundo cristalino. A esto me refiero cuando digo que te volverás
espiritualmente más liviano.
56. Hay cosas que son «no esenciales necesarios».
Cuando uno entra en un templo zen o en un santuario sintoísta siempre ha
de atravesar varias puertas. Esas puertas son unas grandes arcadas rojas que
llamamos torii .
Para llegar a la sala principal de un templo zen, hay que cruzar por estas
puertas: la puerta principal, la puerta central y la puerta triple. Estas puertas
representan el viaje hacia la iluminación. Los santuarios sintoístas también
tienen tres torii .
¿Por qué molestarnos en crear unas estructuras tan superfluas?
Esas puertas son lo que yo llamo «no esenciales necesarios».
Consideramos que las puertas y las torii son «barreras espirituales». En
otras palabras, son puertas que conectan dos mundos separados. Cuando
atraviesas una de ellas te acercas a un mundo puro (lo que en budismo
consideramos «tierra sagrada»).
Esta es la razón de que los templos budistas tengan tres puertas. Crear un
límite entre los distintos mundos te ayuda a ser consciente de la distancia
que existe entre ambos. Y a medida que vayas atravesando cada uno de
estos límites, experimentarás la sensación de estar cruzando y penetrando
en suelo sagrado.
Piensa en el desplazamiento hacia tu trabajo como si fuera uno de estos
«no esenciales necesarios». Te dará tiempo a cambiar y poder pasar de tu yo
privado a tu yo laboral. Aunque parezca algo superfluo, puede terminar
siendo indispensable.
58. Para aquietar tu mente, empieza por adoptar una buena
postura y acompasar la respiración.
Sentado a tu mesa de trabajo, inevitablemente terminarás encorvando tu
postura o torciendo la espalda. Como esta postura es de por sí antinatural, tu
concentración se resentirá, y puede que llegue a resultarte irritante o
fastidioso el detalle más nimio.
Te propongo un ejercicio espiritual. Durante cinco minutos, mientras te
tomas el descanso del almuerzo, intenta practicar la meditación zazen
sentado en tu silla.
La base del zazen es armonizar la postura, la respiración y la mente.
En primer lugar, adopta una buena postura alineando la cabeza con la
rabadilla. Si te vieras de costado, la columna vertebral tendría forma de S, y
podrías trazar una línea recta de la cabeza a la rabadilla.
A continuación, observa tu respiración. Inmerso en las condiciones
estresantes de tu trabajo, quizá hagas siete u ocho respiraciones por minuto.
Si te centras en la respiración, puedes reducirlas de una manera natural a
tres o cuatro respiraciones por minuto.
Cuando lo hayas logrado, tu mente se aquietará por sí misma.
Con este ejercicio te sentirás renovado tanto de mente como de corazón.
Lo único que se requiere es practicar unos cinco minutos en la «silla zazen
» durante la pausa para almorzar.
59. 23
UNE LAS DOS MANOS
Cómo calmar la mente que se enfada.
60. El significado de gassho : la mano izquierda te representa a ti;
la derecha representa a los otros.
Hay veces en que unimos las dos manos y oramos en silencio por alguien, o
reflexionamos sobre alguna cosa. Yo recomiendo buscar el momento más
adecuado, no solo cuando estemos ante una tumba o en un entorno
religioso, sino también en la vida diaria.
¿Qué es el gassho ? La mano derecha representa a otra entidad que no
eres tú. Podría ser Buda o Dios, o quizá alguien de tu entorno. La mano
izquierda te representa a ti. Gassho significa que, al unir las dos manos,
estas se convierten en una sola. Es la sensación de respeto que despiertan en
ti los que se hallan fuera de ti mismo: es una ofrenda de humildad.
Uniendo ambas manos, cultivamos el sentido de gratitud. Y no queda
espacio para el conflicto. No se puede atacar a otra persona con las dos
manos juntas, ¿verdad que no? Disculparnos uniendo las dos manos palía la
rabia o el enfado. Ese es el significado de gassho .
Una buena idea sería buscar un espacio en casa donde poder juntar las dos
manos. No tiene por qué ser ante un altar o un sagrario: podría ser una
columna o un rincón donde colgar un amuleto o un talismán. Tiene que ser
un lugar al que puedas acudir y juntar en silencio tus manos. Este breve
ejercicio puede tener el sorprendente efecto de calmar tu espíritu.
61. 24
RESÉRVATE TIEMPO PARA ESTAR A SOLAS
El primer paso para vivir con simplicidad, al estilo zen.
62. Las ventajas de «aislarte en la ciudad».
«Tener una morada en la montaña» es el estilo de vida que idealizan los
japoneses. Lo consideran bellísimo, y se refieren a él como a vivir alejados
del mundanal ruido. Saigyo y Ryokan, dos conocidos monjes, llevaron unas
vidas de ermitaños en este sentido.
Leer mientras escuchas el canto de los pájaros y la corriente del agua.
Disfrutar de una copa de sake mientras contemplas el reflejo de la luna en la
copa. Comulgar con la vida en la naturaleza. La capacidad de vivir con
libertad de espíritu, aceptando las cosas tal como son. Este es el estilo de
vida que hemos llegado a idealizar.
Como describió el poeta-monje Kamo no Chomei en su obra del siglo XIII
Hojoki , tener una morada en la montaña significa vivir aislado y solo en las
montañas. Los monjes budistas zen consideran que este es el entorno ideal
para recibir su formación espiritual.
Sin embargo, en realidad es todo un desafío. Y, aun sabiéndolo, seguimos
yendo en pos del espíritu del aislamiento.
Adaptando el concepto de tener una morada en la montaña a la vida
moderna, incluso sumido en el barullo de la ciudad, el monje y famoso
maestro del té Sen no Rikyu acuñó la frase «reclusión en la ciudad». Este
modelo explica que las casas de té se encuentren siempre situadas a una
ligera distancia del edificio principal.
Valora si no sería adecuado en tu caso llevar a la práctica el concepto de
«reclusión en la ciudad».
Tener un lugar donde poder desconectar de los demás y pasar un tiempo a
solas. Un lugar en la naturaleza donde poder recuperar la libertad de
espíritu. Unos instantes de reclusión pueden iluminar el camino que se abre
ante ti.
63. 25
ENTRA EN CONTACTO CON LA NATURALEZA
Busca la felicidad que está a tu alcance.
64. Crea un jardín en miniatura en tu mente.
Una vez impartí una clase a un grupo de alumnos de primaria en un
programa de televisión.
Les propuse construir un jardín en miniatura.
Primero les dije a los alumnos que buscaran el lugar más bonito de la
escuela y, una vez allí, intentaran dejar la mente en blanco. Luego les pedí a
cada uno que crearan lo que para ellos representaba la naturaleza haciendo
un jardín en miniatura.
En una caja de 45 por 60 centímetros podían meter arena, piedrecillas,
ramas de árboles y también hojas, como quisieran. Yo me ocupo del diseño
de jardines y, considerados desde mi opinión, puedo decir que los jardines
en miniatura que crearon esos chicos eran de una calidad admirable.
Una niña logró, como por arte de magia, incluir agua y hacerla fluir hacia
un estanque; otro niño dispuso unas ramas en diagonal, en un intento por
escenificar el viento, y otro chiquillo se tomó un gran trabajo en recrear la
sombra… Estos niños, tan atareados con la escuela, las actividades
extraescolares y los programas de enriquecimiento extracurriculares,
terminaban completamente absorbidos por sus jardines en miniatura. Lo
pasaron muy bien implicándose en la naturaleza.
Intenta entrar en contacto directo con la naturaleza. Si ves una piedra en
el suelo, recógela y guárdala. Cuando veas flores junto a la carretera,
detente a oler su fragancia.
Así, en tu propia mente, crearás un jardín en miniatura de tu propia
cosecha. Ya verás cómo te relaja…
65. 26
CREA UN PEQUEÑO JARDÍN EN TU BALCÓN
Un lugar donde poner en práctica la atención plena.
66. Agudiza tu mente; no importa el lugar.
Los monjes decimos: «debajo de un árbol, sobre una roca». Siéntate, en
soledad, sobre una roca o debajo de un árbol y practica la meditación zazen
en silencio. Entrarás en comunión con la naturaleza. Abandona todos los
pensamientos que te asalten y siéntate en postura de meditación zazen con
la mente vacía. Este es el entorno ideal para practicar zazen .
Puede ser todo un reto, incluso para un monje budista, encontrar un lugar
así. Por eso los templos zen tienen jardín.
Podemos visualizar montañas distantes y oír precipitarse, mentalmente, el
agua del río. Un paisaje inconmensurable como este puede verse reducido a
un tamaño minúsculo creando un pequeño jardín, y es posible reproducir el
esplendor de la naturaleza en un espacio insignificante. La sabiduría
acumulada de los monjes budistas se capta en el arte de los jardines zen.
Intenta crear un jardín de este estilo en tu propio hogar. Si no tienes patio,
el balcón de tu piso servirá igualmente. Y si no tienes balcón, con la repisa
de la ventana bastará. Solo necesitas un pequeño espacio. En él, intenta
representar el paisaje que has imaginado mentalmente.
En este lugar tu mente puede hallar refugio. Es un lugar desde donde
contemplar tu yo esencial.
¡Quién sabe…! Puede que llegue a convertirse en tu lugar favorito.
67. 27
VE A CONTEMPLAR UNA PUESTA DE SOL
Agradece haber logrado vivir un día más.
68. Encuentra tus propios «escalones de la puesta de sol».
En Yanaka, un barrio del centro de Tokio, hay un lugar llamado «escalones
de la puesta de sol». Estos escalones no tienen ninguna particularidad, pero
si te sientas y miras al cielo en el momento adecuado, puedes llegar a ver
una hermosa puesta de sol.
No sé de dónde procede el nombre de «escalones de la puesta de sol»,
pero en un momento dado todos empezaron a referirse a este lugar de esa
forma. Y son muchos los que van allí a contemplar la puesta de sol.
Imagino que habrá lugares parecidos a este en todo el mundo. En Japón,
en el campo, se pueden contemplar hermosas puestas de sol desde los
senderos entre los arrozales. Y en la ciudad, puedes subir a la azotea de un
edificio y ver la puesta de sol cernirse sobre ti.
No es necesario que te desvíes de tu camino para ir a Yanaka. Encontrarás
con facilidad lugares que cumplan la misma función que estos escalones de
la puesta de sol.
Lo importante es poder sentarse a contemplar el sol cuando se pone.
Cuando caiga la tarde, busca un momento y mira el cielo. Siente la gratitud
de haber vivido un día más. Ese momento reconfortará tu espíritu.
69. 28
NO DEJES PARA MAÑANA LO QUE PUEDAS HACER
HOY
No puedes lamentarte por el futuro.
70. Aprende de los últimos deseos de un monje.
Al final del período Edo (1603-1868), un monje muy conocido llamado
Sengai, que había sido monje superior de un templo, vivía en Hakata, la isla
más occidental de Kyushu.
Cuando Sengai estaba a punto de morir, sus discípulos se reunieron para
oírle declarar sus últimos deseos. «No voy a irme con la muerte», les dijo,
queriendo decir que no deseaba morir. Las palabras que pronunció, como ya
habrás imaginado, no fueron las que uno espera oír de un maestro zen
declarando sus últimos deseos. Por esa razón sus discípulos se acercaron
todavía más a su lecho y volvieron a preguntarle cuáles eran sus últimas
palabras.
Y él les contestó: «Sigo diciendo que no voy a irme con la muerte».
Incluso un monje de tanto renombre como Sengai, que había pasado por
el rito de la tonsura a los once años y que había dedicado los ochenta y ocho
años restantes de su vida a formarse en la espiritualidad zen (y del que,
además, se decía que había alcanzado la iluminación), sentía un cierto
apego por este mundo.
Todos vamos a morir. El cien por cien de todos nosotros…, porque ese es
nuestro destino como seres humanos. Y, por mucho que lo sepamos, ante la
muerte, nos aferramos a la vida. Cuando mi propio final se presente ante
mí, lucharé por aferrarme a todo apego que me quede, por muy
insignificante que sea. Y me gustaría marcharme de este mundo pensando
que mi vida ha estado bien vivida.
Espero encarnar el concepto zen de que nuestra manera de vivir debería
ser un complemento a los conocimientos que nos ha dado la vida, y que
deberíamos esforzarnos en lograr todo lo que somos capaces de hacer.
71. 29
NO PIENSES EN COSAS DESAGRADABLES ANTES DE
ACOSTARTE
Dedica cinco minutos a practicar la meditación « zazen en la
cama» antes de acostarte.
72. Dedica un tiempo a reestructurar tu mente.
Hay noches en que no podemos dormir, en que nos asaltan pensamientos
desagradables, la angustia nos agobia o incluso somos incapaces de dejar a
un lado nuestras preocupaciones.
Es el momento perfecto para practicar la meditación zazen .
La práctica silenciosa zazen libera en el cerebro un neurotransmisor
llamado serotonina, que sirve para equilibrar el ánimo y se ha demostrado
que es eficaz como paliativo para la depresión. La meditación zazen puede
causar el efecto terapéutico de estimular la serotonina del cerebro sin que
sea necesario recurrir a la medicación.
Cuando el cerebro se encuentra en un estado de relajación, los vasos
sanguíneos se van relajando paulatinamente y el flujo sanguíneo mejora.
Una sensación de calidez embarga nuestro cuerpo.
Despejadas las nieblas mentales, y con el cuerpo caliente, el sueño nos
sobrevendrá de manera natural.
Cuando te metas en la cama, deja ir todo lo que has vivido desde que te
levantaste por la mañana, y da las gracias por que haya transcurrido un día
más.
Cuando te despiertes a la mañana siguiente, te sentirás renovado. No
infravalores los efectos de tus cinco minutos de meditación zazen antes de
acostarte.
74. No persigas las nubes: nunca las atraparás.
Se dice que, por mucho que persigamos una nube, esa nube siempre se
aleja.
Imagina que estás al aire libre, en pleno verano, bajo un sol de justicia, y
que trabajas en el campo. Sin una sola nube a la vista que te proteja del
ardiente sol, te ves obligado a soportar el calor. En un momento dado,
levantas la vista al cielo y, a lo lejos, en la distancia, divisas una voluta
blanca.
«Ah…, seguro que a la sombra de esa nube se debe de estar fresquito.
Espero que no tarde en llegar», piensas para tus adentros, e incluso te
planteas hacer una pausa en el trabajo esperando la llegada de la nube.
Lo cierto, sin embargo, es que la nube quizá nunca llegue a protegerte del
sol, y que el día termine y te sorprenda haciendo ese descanso que te habías
tomado del trabajo mientras esperabas la llegada de la sombra.
En lugar de esperar a que la nube se acerque, esfuérzate por hacer ahora
mismo lo que hay que hacer. Si trabajas con ahínco, quizá olvidarás que
hace calor. Y apenas sin darte cuenta, llegará la nube y con ella traerá el
fresco.
Lo que te estoy contando no solo puede aplicarse a las nubes, sino
también al destino o a la fortuna. De nada sirve envidiar a quien ha sido
bendecido con la suerte. Y no te hará ningún bien lamentarte por tu falta de
oportunidades. Sencillamente, ponte a trabajar con ahínco y haz lo que hoy
toca que hagas. Seguro que la fortuna saldrá a tu encuentro.
75. PARTE DOS
30 MANERAS DE INSPIRAR
CONFIANZA Y VALENTÍA PARA
VIVIR
Intenta cambiar tu punto de vista.
77. Tu protagonista tiene un potencial ilimitado.
Para vivir y ser más libre, o para vivir sin tantas complicaciones, el budismo
zen nos enseña que es importante no ponernos la etiqueta de «soy una
persona así o asá».
Deja que te lo explique con un ejemplo.
En tu interior hay otro yo. Esta otra versión de ti mismo es más libre que
el yo que tú piensas que conoces, y tiene un mayor potencial. Ese es tu yo
esencial. En tu interior es donde habita el auténtico protagonista de tu vida.
En términos zen, la palabra para designar al protagonista es «maestro».
Hay una historia muy conocida sobre un monje zen que se hablaba a sí
mismo y decía: «¡Hola, maestro!», y su otro yo le contestaba: «Dime». Y
entonces él le decía: «¿Estás despierto?», y su yo volvía a responderle:
«¡Sí!» Y así iba cuestionándose sin cesar.
Cada uno de nosotros desempeña papeles distintos en la sociedad. Una
persona es funcionario, otra es madre y, una tercera, cocinero. ¡Qué duda
cabe que estos distintos papeles son nuestro «yo»! Pero es que cada uno de
nosotros, además, tiene otro: ese otro yo es el auténtico protagonista que
vive en nuestro interior.
Haz todo lo posible para que ese otro yo despierte.
78. 32
NO TE PREOCUPES POR LO QUE TODAVÍA NO HA
SUCEDIDO
La ansiedad es intangible.
79. La ansiedad, ¿dónde existe en realidad?
El budismo zen nació con el monje Bodhidharma, que luego transmitió sus
enseñanzas a un discípulo llamado Huike.
Un día, Huike se decidió a compartir sus problemas con Bodhidharma.
«Mi mente siempre está llena de angustias —dijo—. Por favor, ayúdame
a aquietarla.»
«Yo te calmaré esa angustia —contestó Bodhidharma—. Pero antes
tráeme, para que yo las vea, todas y cada una de estas angustias. Si eres
capaz de hacerlo y de decirme: “Estas que ves aquí son las angustias que
tanto me pesan”, yo estoy seguro de poder calmarlas.»
Al oír estas palabras, Huike tuvo como una especie de revelación.
Esas angustias estaban en su mente. En realidad, eran intangibles.
Sus miedos eran intangibles y, sin embargo, se aferraba a ellos. Y fue así
como Huike se dio cuenta de que aquel aferrarse era en vano.
No hay necesidad de preocuparse por cosas que todavía no han sucedido.
Piensa solo en lo que está sucediendo ahora.
Casi todas las angustias son intangibles. Son inventos de nuestra propia
mente.
80. 33
COMPLÁCETE HACIENDO TU TRABAJO
El trabajo es lo que saca de dentro de ti a tu protagonista
interior.
81. Encontrarás la alegría en tu interior.
Se dice que una de las enseñanzas que un sacerdote zen rinzai impartía a
sus monjes era: «Sé tú el maestro vayas donde vayas. Y así, allí donde te
encuentres, las cosas serán como son en realidad».
Esfuérzate siempre, no importan las circunstancias ni la situación; nunca
dejes de esforzarte por sacar a la luz ese auténtico yo (tu protagonista
interior) con el que poder gestionar todo aquello a lo que te enfrentes.
Si nos enfrentamos a las cosas de esta manera, todos seremos capaces de
hallar la verdad. Y en ese momento seremos dichosos. Esto es lo que
significa esta enseñanza.
Cuando nos toca hacer una tarea ardua, nos entran ganas de quejarnos y
de decir: «Esto puede hacerlo cualquiera», o bien: «Nunca me dejarán hacer
nada más». Pero con esta actitud difícilmente seremos felices en el trabajo.
Las personas que se emplean a fondo para disfrutar de lo que tienen ante
sus ojos disponen de muchas más oportunidades de encontrar la paz
interior. A menudo suele ocurrir que esas cosas de las que disfrutan (y que
tienen ante sus ojos) albergan el potencial de convertirse en una
oportunidad.
El lugar que ocupas en la actualidad, el papel que representas, las
personas con quienes te has visto hoy, cada pequeño detalle… Nunca sabes
lo que puede llegar a convertirse en una oportunidad. Deja de despreciar lo
que haces, y empieza a vivir.
83. Deja la mente en blanco, y no permitas que se asiente en
ningún lugar ni que divague.
Hay un dicho en la práctica zen, munen muso , que describe el estado de
verse liberado de los deseos mundanos y los pensamientos que distraen.
Otra manera de decir lo mismo es usando la expresión mushin , o «mente
clara». Dejas la mente en blanco y no permites que se asiente en ningún
lugar ni que divague.
Eso te permitirá centrarte en lo que hay que hacer, y conseguirá que no te
preocupen las cosas que te pasan en la vida. Es una enseñanza que
demuestra el sorprendente poder que está a nuestra disposición cuando
conseguimos tener una mente tranquila.
Un maestro zen llamado Takuan, del período Edo (1603-1868), explicó el
secreto de una suerte japonesa de esgrima llamada kendo: «Cuando te
enfrentas a otro espadachín, si ves que tienes la oportunidad de golpearle en
el hombro, tu mente se preocupará por el hombro del oponente. Si crees que
tienes la oportunidad de golpearle en el brazo, tu mente se preocupará por
su brazo. Si crees que puedes ganar a tu contrincante, tu mente se
preocupará por ganar. No permitas que tu mente divague ni que se asiente
en cualquiera de estos puntos. Aun cuando centres tu energía en un único
punto, conserva la cabeza clara y ten la mente abierta. Es aquí donde radica
el secreto de la espada».
Incluso cuando pensamos que estamos concentrados en el trabajo, a
menudo nos decimos: «¿Cuánto falta para la pausa?», o bien: «Este trabajo
es aburridísimo…» E incluso cuando disfrutamos de nuestro día de
descanso, nos asaltan pensamientos fastidiosos relacionados con el trabajo.
Intenta enfrascarte simplemente en lo que tienes delante. Descubrirás que
actuar así tiene una fuerza sorprendente.
84. 35
NO TE SIENTAS DESBORDADO POR LAS TAREAS QUE
TIENES POR DELANTE
Una manera de conseguir que el trabajo sea mucho más
divertido.
85. «Un día sin trabajar es un día sin comer.»
En la práctica zen creemos que es importante no pensar en el trabajo como
si fuera un esfuerzo, y por esta razón lo llamamos samu .
Cuando el budismo surgió por primera vez en India, los monjes no se
propusieron dedicarse a una actividad productiva: vivían únicamente de las
limosnas que recibían. Y a las ofrendas de alimentos o de dinero las
llamaron samu .
Sin embargo, cuando el budismo se extendió a China, los templos se
construyeron en plena montaña. Y como los monjes no podían bajar de la
montaña para ir a pedir lo que necesitaban para mantenerse, empezaron a
arar y a cultivar sus propios campos, actividades ambas que se convirtieron
en una especie de ejercicio práctico. El trabajo (samu ) pasó a ser lo más
importante. Si uno no trabajaba, no podía comer. Así fue como nació el
dicho del maestro zen Baizhang Huaihai: «Un día sin trabajar es un día sin
comer».
Cuando trabajamos cada día tendemos a ocuparnos de las tareas que
tenemos por delante y de sus consiguientes ganancias. Sin embargo, creo
que la misma esencia del trabajo se encuentra definida en el modo de pensar
de Baizhang.
Es en este sentido que te invito a contemplar tu trabajo como si fuera
samu , un trabajo realizado a conciencia. Considera lo que puede llegar a
enriquecerte o a educarte.
Solo si piensas de esta manera descubrirás el auténtico placer que procura
el trabajo.
86. 36
NO ECHES LA CULPA A LOS DEMÁS
Esta manera de pensar te brindar á oportunidades y te dará
buena suerte.
87. Piensa en tu trabajo como si se tratara de un encuentro
inesperado.
En la oficina hay personas que rinden adecuadamente y personas que nunca
terminan de ser productivas. ¿Cómo se entiende algo así?
Los seres humanos, en su mayor parte, tienen básicamente las mismas
capacidades.
Por eso, si hay algo que diferencie los resultados que obtenemos los unos
y los otros quizá sea la actitud mental con que cada uno de nosotros se
enfrenta a la tarea que acomete.
Te dediques a lo que te dediques, da las gracias por la oportunidad. Sé
feliz porque se te da la oportunidad de hacer tu trabajo. No pretendo hablar
como un idealista: sencillamente, repito lo que una gran parte de hombres y
mujeres dijeron antes de mí.
Si te ves a ti mismo haciendo una determinada tarea por obligación, verás
ese trabajo como una carga que despertará sentimientos negativos en ti. Lo
mismo sucede en la práctica zen. En el momento en que te preguntas: «¿Por
qué tengo que limpiar el jardín cada mañana?», las enseñanzas que has
recibido dejan de tener sentido.
Lo que hacemos como seres humanos tiene un gran valor. Si queremos
encontrar sentido a lo que hacemos, primero tenemos que ser los
protagonistas en el trabajo. Tú desempeñas el papel principal en el trabajo.
Si enfocas el trabajo con esta actitud, todo trabajo cobra sentido y adquiere
un valor incalculable.
88. 37
NO TE COMPARES CON LOS DEMÁS
Cuando sientes que estás haciendo el trabajo equivocado.
89. En todas las cosas, la parte más dura es seguir adelante.
«El trabajo al que ahora me dedico es mi auténtica vocación.» Quienquiera
que haya pronunciado alguna vez esta frase puede considerarse muy
afortunado.
No obstante, la mayoría, sin duda, se pregunta: «¿Este trabajo es el más
adecuado para mí? Seguro que hay algo mejor para mí».
No hay duda de que todos tenemos determinadas aptitudes.
Pero hay que decir algo respecto a la perseverancia.
Los monjes zen practicantes se despiertan temprano, barren y desbrozan
el jardín, y luego se dedican a los servicios religiosos. Repiten las mismas
tareas cada día, y la lección se encuentra en la repetición misma.
Puedes emprender cualquier cosa siempre y cuando tengas energía.
Terminar también es sencillo. Lo más duro es seguir. Si te dices a ti mismo,
día tras día, que lo que te está pasando es malo, ¿cómo quieres que te pase
algo bueno?
Tendemos a compararnos con los demás. Envidiamos a nuestro vecino
porque no tiene tanto trabajo como nosotros. Vemos que hay personas con
talento que se deprimen. Pero, en último término, piensa que encontrarás
placer en la repetición de ese trabajo que encaja contigo.
90. 38
NO BUSQUES LO QUE TE FALTA
Siente la satisfacción del aquí y ahora.
91. El camino más rápido para conseguir resultados.
Un proverbio dice: «El verano prende la llama que el invierno aviva». Se
refiere a todo lo que resulta intempestivo e inútil. Sin embargo, piensa que
llegará un momento en que lo que por de pronto no resulta útil llegará a
serlo. Y me refiero a la importancia de esperar con paciencia a que llegue el
momento adecuado.
Aunque a todo se le llama trabajar, hay empleos que parecen más
atractivos y deseables vistos desde fuera y otros que resultan más normales
y corrientes. En las mismas condiciones, forma parte de la naturaleza
humana el deseo de tener un trabajo fantástico.
Sin embargo, los que ya tienen ese trabajo fantástico no siempre hicieron
cosas tan maravillosas. Lo que ahora ves en ellos es el resultado de haber
trabajado antes con constancia y regularidad desempeñando tareas normales
y corrientes.
Lo que quizá ahora te parece inútil puede terminar por favorecerte. Ni
uno solo de tus esfuerzos caerá en saco roto si rindes al máximo en el
presente.
Cuando tu jefe pregunta: «¿Quién puede encargarse de esto?» y en el
fondo pide que alguien se ocupe de una tarea aburrida (y por eso mismo
nadie levanta la mano para ofrecerse), ha llegado el momento de decir: «Yo
me encargo».
Sé tú el que adopte esta actitud. Te será recompensado.
92. 39
DE VEZ EN CUANDO, DEJA DE PENSAR
Allí donde las ideas se esconden.
93. Los beneficios de hacerle espacio a tu mente.
Es el estado en blanco de no pensar en nada. Ya sé que no es fácil. Incluso a
los monjes practicantes les resulta difícil.
Pero, cuando con el tiempo mires atrás, verás que en ciertos momentos
conseguiste hacerlo de manera inconsciente.
Levantas los ojos al cielo y piensas: «Ah, qué nube tan fantástica…»; y te
quedas contemplándola con la mirada perdida. Luego, de repente, sales de
tu ensimismamiento y te dices: «Vaya… ¿en qué estaba pensando?»
Te insto a dar valor a estos momentos.
Cuando en la oficina hay que encontrar la solución a un problema, todos
se desesperan buscando alguna idea que dé en el clavo. Ni siquiera te paras
a pensar; perseveras, una y otra vez.
Pero cuando quieres dar con una buena idea, tanto esfuerzo puede llegar a
ser contraproducente.
Las ideas, o las ideas luminosas, en realidad surgen de los espacios en
blanco que hay en tu mente, los que aparecen entre pensamiento y
pensamiento.
Para lograr tener más oportunidades de poder dilucidar entre las ideas que
van apareciendo en esos espacios en blanco, atesora los momentos en que
no estás pensando en nada.
95. Intenta ponerle puertas a tu mente.
Por la mañana, al despertarnos, vamos directos al ordenador y
comprobamos el correo, o bien leemos las noticias en nuestro teléfono y
consultamos el tiempo que hace.
Vivimos en una época de información constante, disponible en cualquier
momento y en cualquier lugar. Más razón todavía, ya que vivimos en un
mundo así, de aprender a saber conectar y desconectar bien.
Por eso discernir es algo tan importante.
Intenta ponerle puertas a tu mente.
Por ejemplo, el espacio físico de tu casa es la primera puerta. Cuando
sales de casa y atraviesas esa primera puerta, en tu mente se empiezan a
forjar pensamientos relacionados con el trabajo. La portezuela del coche o
la del tren es la segunda puerta que, cuando la cruzas, te ayuda a planear tu
jornada laboral. Y, al final, cuando llegas a la oficina y atraviesas la tercera
puerta, ya estás preparado para centrarte en el trabajo.
Cuando terminas la jornada laboral y ya has regresado a la primera
puerta, es importante dejar el trabajo atrás.
El resto del día hay que dedicarlo a descansar, a disfrutar de la vida
hogareña.
No lo dudes: esta es la mejor manera de combatir el estrés.
96. 41
INTENTA ASISTIR A UNA REUNIÓN DE MEDITACIÓN
ZAZEN
Es la oportunidad de quitarte de encima lo que ensucia tu mente.
97. Abandona la tensión y las preocupaciones en el templo.
Muchos templos zen ofrecen en la actualidad zazenkai o, lo que es lo
mismo, reuniones de meditación zazen abiertas al público.
Kenkoji, el templo en el que soy el monje superior, ofrece una zazenkai a
la semana. No es difícil. Una vez has aprendido los principios básicos,
cualquiera puede hacerlo.
Nos sentamos en silencio en la postura zazen y respiramos con el
abdomen. Es lo único que se necesita para calentar el cuerpo, incluso en la
estación más fría del invierno. Cuando respiras profundamente, la sangre
fluye hacia los dedos de los pies y un calorcillo recorre todo tu cuerpo.
Estudios recientes demuestran que cuando te sientas en la postura zazen
entras en estado alfa, y las ondas cerebrales que emites consiguen que te
relajes.
Las personas llegan al templo agobiadas por sus pensamientos y sus
preocupaciones. Y cuando se sientan en silencio en la postura zazen ,
durante esos momentos entran con toda la calma en contacto con su yo.
Al salir del templo, sus preocupaciones han quedado atrás.
La expresión de sus caras tras la práctica de la meditación zazen es clara y
serena. Y ver eso cada vez me da una satisfacción inmensa.
Asistir a una zazenkai es la oportunidad de quitarte de encima lo que
ensucia tu mente.
98. 42
PLANTA UNA SOLA FLOR
Ni un solo día es más importante que el día de hoy.
99. En el mundo de la naturaleza, cada día es un nuevo día.
Plantéate cultivar una única flor a partir de una semilla. Planta una semilla
en un tiesto. Y háblale cada mañana mientras la riegues. A su debido
tiempo aparecerá un brote insignificante, que terminará por dar una
hermosa flor. Esa flor crecerá (día a día, a cada hora, minuto a minuto), y tú
te irás dando cuenta de los cambios.
En el mundo de la naturaleza, cada día es un día nuevo. Como seres
humanos que somos, tendemos a fijarnos en el pasado, pero cuando plantas
una semilla para que crezca una flor, te vuelves consciente de que nada ni
nadie es capaz de permanecer siempre en el mismo lugar.
El estilo de vida zen consiste en estar en contacto permanente con la
naturaleza. Percibimos que en la naturaleza hay vida, y sentimos que
nosotros formamos parte de ella. La sensación de bienestar y de paz mental
que nos embarga surge de esa conciencia.
Cada mañana doy un paseo por el jardín del templo. Aunque el jardín
siempre es el mismo, no hay ni un solo día en que no sea distinto. Varía
mucho si el día es soleado o lluvioso, y también el número de hojas caídas,
que fluctúa a diario. El jardín nunca es igual de un día para otro.
Tenemos un dicho: «Cada día es un día nuevo, y mañana será otro día».
Lo mismo nos sucede a los seres humanos. Las preocupaciones de hoy,
hoy mismo llegarán a su fin. Mañana tu yo será un yo distinto. Por eso no
es necesario que nos preocupemos.
101. Cómo generar el mayor bien posible a tu alrededor.
En Japón, cuando empieza el año nuevo, vamos de visita al santuario. Allí
se celebra una ceremonia para orar y tener buena suerte durante el año que
se inicia.
La buena suerte atrae más buena suerte. La mala suerte, por lo tanto,
atraerá más mala suerte. Buena razón para empezar bien el año.
Podemos aplicar el mismo concepto al trabajo. Por ejemplo, imagina que
consigues un nuevo empleo de manera inesperada. Si aprovechas esta
oportunidad y vas a por todas, si te pones a trabajar echando toda la carne
en el asador, podrías conseguir incluso otra nueva oferta de trabajo. Si
valoras la buena suerte tan pronto llegue, puede que tengas aún mucha más
suerte.
Con las desgracias ocurre lo mismo. Cuando das un paso y eres presa de
la desgracia, puedes quedar atrapado en una espiral descendente.
Cuando veas que las cosas no te salen bien, intenta reñirte a ti mismo en
voz alta. En el zen usamos la palabra katsu para reñir a los practicantes
mientras estos están procurando esforzarse en alcanzar el camino de la
iluminación. Un buen katsu exclamado a tiempo puede hacer que cambies
de onda.
Corta de raíz la mala suerte cuando esta empiece. Y asegúrate de
aprovechar la buena suerte. Es el secreto para poder gozar de una buena
vida.
103. El amuleto es tu alter ego .
A veces, quienes vienen de visita al templo me preguntan lo siguiente:
«Maestro, ¿cuál es el amuleto más potente? ¿Cuál es más efectivo?»
La gente no parece comprender bien lo que es un amuleto, y por eso yo
me armo de paciencia y se lo explico.
«Imagina que el amuleto es un alter ego de la deidad o del mismo Buda.
Y tú has decidido que buscarás la deidad durante un año. A esta deidad hay
que protegerla. Mimando este amuleto, estarás mimando tu propio yo.»
Quizá pienses que por llevar ese amuleto vas a poder ser más temerario
porque el amuleto te protegerá. Pero eso, ni lo pienses. Cuando te muestras
temerario, también estás poniendo en peligro a la deidad.
Para impedir que eso suceda, esfuérzate y toma siempre conciencia de tu
propio comportamiento. Mima tu propio yo. Este es el auténtico significado
que tiene llevar un amuleto.
105. Lo que podría parecer engañosamente atractivo…
Te voy a contar una historia que le sucedió a una persona que conozco.
Mi personaje era un hombre al que un buen día le dio el antojo de
comerse un plato de omuraisu , que es arroz frito envuelto con una tortilla
de huevo y servido con kétchup. Y se fue al restaurante a comer. Mientras
miraba la carta, le atrajo la atención el hayashi-raisu (buey estofado con
arroz). Estaba leyendo una de esas cartas con fotografías en las páginas, y el
hayashi-raisu de la foto tenía tan buena pinta que pensó que el plato estaría
delicioso. Mientras se debatía entre cuál de las dos opciones elegir, se dio
cuenta de que también servían omu-hayashi , que es una combinación de los
dos platos anteriores, y, encantado, pidió esta tercera opción.
Esperaba sentirse satisfecho con la decisión, pero al final resultó que el
plato no sabía ni a una cosa ni a la otra. Le habría salido mejor la jugada si
se hubiera decantado por alguna de las dos opciones.
Aunque pueda parecer una tontería, creo que el mensaje ha quedado bien
claro.
Por decirlo clara y llanamente: cuando no estés seguro, apuesta por la
simplicidad.
Hay un dicho zen que nos habla del samadhi , el estado de profunda
concentración que se alcanza meditando, y dice así: Ichigyo zanmai .
Significa «Esfuérzate en una sola cosa». En lugar de pensar cómo puedes
diversificarte, si tirar por aquí o por allá, o quedarte con lo que ya tienes,
centra tu atención en una sola cosa. Es la manera de poder sentirte
satisfecho y realizado. Y, por supuesto, si lo que tú quieres en realidad es
comer omu-hayashi , eso es precisamente lo que tienes que pedir.
107. Hallarás belleza en el cambio.
Cuando llega la primavera, es tanta la gloria de ver los cerezos en flor que
sientes los latidos de tu corazón.
Los capullos que antes estaban cerrados se abren, y (en lo que parece casi
un suspiro) las flores alcanzan toda su plenitud. Sin embargo, en menos de
una semana empiezan a caerles los pétalos y, casi sin darnos cuenta, de los
cerezos empiezan a brotar las hojas. Esa breve dispersión de pétalos es
majestuosa. El paisaje está en constante cambio. Y la belleza del conjunto
es cautivadora.
Los japoneses valoran mucho la fragilidad de la belleza de la flor del
cerezo. Las flores son preciosas por su evanescencia: en ellas percibimos lo
efímero de la vida. Dicen que esta valoración de lo efímero fue lo que
permitió que el budismo zen arraigara en Japón. De hecho, existe una
profunda conexión entre el pensamiento zen y la actitud reverencial que
despierta en nosotros la flor del cerezo.
En nuestra vida sucede lo mismo. Todo está en un flujo constante. Los
cambios se van sucediendo a medida que envejecemos, y también va
cambiando nuestro entorno.
No hay nada que temer.
Una mente sutil acepta el cambio y no se apega al pasado. En lugar de
lamentarse por el cambio, sabe ver en él una belleza y una esperanza
renovadas. Esta es la vida a la que tenemos que aspirar.
108. 47
FÍJATE EN LOS CAMBIOS
Todo lo demás surge de esta conciencia.
109. El efecto de observarte a ti mismo desde un punto fijo.
En general, los monjes zen practicantes se levantan cada día a las cuatro de
la mañana. En el zen decimos que el momento de despertar es el shinrei , o
“campana que suena”, porque se anuncia con el toque de una campana.
Los monjes se lavan primero y luego, a las cuatro y cuarto, empiezan con
una meditación zazen matutina, que llamamos kyoten , o “amanecer”, zazen
. Nuestra hora de acostarnos (kaichin , o “abrir la cama”) es a las nueve de
la noche. Destinamos siete horas a dormir. Y llevamos una vida muy
regular.
¿Por qué vivimos así los monjes zen?
Porque queremos vivir en sintonía con los cambios sutiles que se
producen en la mente y en el cuerpo.
Cuando llevas un estilo de vida regular eres capaz de advertir los cambios
más sutiles. Si quieres cambiar, primero es importante que seas consciente
de los cambios que van a generarse en tu interior.
Quizá hoy seas capaz de hacer algo que ayer no pudiste hacer, porque te
sentiste incapaz. Es posible que hoy tu estado de ánimo no sea idéntico al
de ayer. Si observas las cosas desde un punto fijo, puedes verte tal como
eres en realidad. Esta es también la manera de perfeccionar mente y cuerpo,
cuidando bien de ambos.
Para vivir con conciencia tenemos que empezar por ir temprano a la
cama, y por levantarnos temprano. Este es el secreto para vivir con
tranquilidad y satisfacción.
110. 48
SIENTE, Y NO PIENSES
Fomenta el auténtico placer de la vida.
111. La ventaja que tienen los que saben advertir los pequeños
cambios.
En el pasado, los pescadores sabían predecir el tiempo que haría sin recurrir
a los modernos partes meteorológicos. Se fijaban en la dirección del viento
o en el aspecto que tenían las nubes. Sin estas habilidades, podían correr
peligro sus vidas.
También se fijaban en el color del agua o en el comportamiento de los
pájaros para localizar dónde se encontraban los bancos de peces. Ponían
una gran dedicación en agudizar todos los sentidos para garantizar su
seguridad y capturar la pesca que necesitaban para sobrevivir.
Cuando estos recursos tienen su recompensa, el resultado puede ser muy
satisfactorio.
Creo que es muy importante agudizar los cinco sentidos para lograr
experimentar esta clase de satisfacción. Es uno de los placeres que nos da la
vida.
Intenta coger una piedra que encuentres al margen del camino. Tócala,
fíjate en el olor que desprende. Las piedras tienen una parte delantera y una
trasera, y al tacto son distintas. Aunque pienses que las piedras carecen de
olor, las de la montaña huelen a montaña, y las del mar huelen a mar. Hay
una infinidad de detalles como estos por todas partes. Muestra interés por
captarlos, y emplea todos tus sentidos para fijarte en los cambios que se
producen en la naturaleza.
Agudiza tus sentidos y no te pasará inadvertido ni el más mínimo cambio.
113. ¿Qué es una «mente zen»?
Si tuviera que describir lo que es una mente zen en pocas palabras, diría que
consiste en hacer un buen uso de todas las cosas.
Por ejemplo, cuando preparamos la comida, apenas se tira nada. Las hojas
del rábano daikon suelen ir a parar a la basura, pero si las maceras en
vinagre puedes hacer de ellas un delicioso encurtido que servirá de
acompañamiento.
Tampoco tiramos las sobras. Eso, nunca. Si vemos que no podemos
terminar nuestra ración, se la pasamos a otro compañero.
Este ejercicio hace que nuestra mente sea más sensible a la belleza.
La esencia del zen está en captar la belleza de las cosas simples. Hay
belleza incluso en las cosas desprovistas de todo lo innecesario y que
carecen de adornos. En un edificio, por ejemplo, podríamos encontrar
belleza en su estructura o en los materiales simples con que está construido.
Una ornamentación innecesaria podría destruir su belleza esencial. Así es
como vemos nosotros las cosas.
Valora los materiales o los ingredientes básicos, sin que importe cuál sea
su naturaleza.
Es una manera muy sencilla de perfeccionar nuestra mente y nuestro
estilo de vida.
114. 50
NO TE SIENTAS CONSTREÑIDO A UN ÚNICO PUNTO
DE VISTA
Existen otras maneras de ver las cosas al margen de «la manera
correcta».
115. El concepto de mitate.
En japonés tenemos el concepto de mitate : contemplar una determinada
cosa no en su forma pretendidamente original, sino como si fuera algo
distinto; contemplarla como si se pareciera a otra cosa y usarla de una
manera diferente. La noción de mitate tiene su origen en la estética de la
ceremonia del té, en la que los participantes empleaban objetos cotidianos y
les daban un uso más elevado (por ejemplo, una calabaza que servía de
cantimplora se utilizaba como un jarrón para poner flores).
Los utensilios envejecen con el paso de los años. Los objetos tienen una
vida útil, pero eso no significa necesariamente que esa vida útil haya
terminado. Podemos encontrarles un uso distinto y dotarlos de una nueva
vida. Este es el espíritu que mora en el mismo seno del estilo zen.
Tomemos, por ejemplo, una rueda de molino. Tras varios años de uso, la
rueda termina erosionada y ya no sirve para moler grano. Eso no significa
que su vida útil haya terminado. Podríamos plantarla en el jardín, por
ejemplo, y usarla a modo de peldaño. O tomemos una taza de té, con el
borde resquebrajado. Podría servir de jarrón donde poner en agua unos
capullos.
Los objetos no tienen un propósito único. Pueden usarse de mil y una
maneras distintas, en función de la imaginación que tenga el usuario.
¿Cómo pueden usarse los objetos? Este es el concepto estético de mitate .
La abundancia no consiste en acumular cosas, sino en saber cómo usarlas;
y en saber usarlas bien.
Intenta ver las cosas de una manera distinta, y así no te verás obligado a
verlas «de la manera correcta».
117. El conocimiento y la sabiduría son parecidos, pero no son lo
mismo.
Hablemos del conocimiento y la sabiduría. Podrá parecernos que son lo
mismo, pero no es así.
Lo que aprendemos en la escuela o lo que aprendemos por nosotros
mismos es lo que llamamos conocimiento.
La sabiduría, en cambio, es lo que sabemos cuando ya hemos puesto en
práctica todo eso.
El conocimiento y la sabiduría son importantes para vivir con felicidad.
No prevalece uno por encima del otro. Hay que mantenerlos en equilibrio.
El monje zen Ikkyu, famoso por su ingenio, demostró sus grandes
conocimientos y su sabiduría por su brillante manera de resolver los
problemas más difíciles. En mi opinión, las personas con conocimientos
suficientes que saben aplicar a determinadas circunstancias son capaces de
moverse bien por la vida. En el mundo actual, ese mundo en el que nos
asalta tanta información, tendemos a no usar el cerebro para pensar. Parece
como si el conocimiento fluyera de nosotros mismos.
Sin embargo, la manera en que decidamos vivir nuestra vida es una
decisión propia. Razón de más entonces para emplear la sabiduría, y que
esta nos sirva para decidir cómo tenemos que vivir cuando ya nos hayamos
familiarizado con las distintas opciones que nos presenta la vida.
Mira todo lo que puedas. Siente cuanto puedas. Y asegúrate de pensar por
ti mismo.
118. 52
CREE EN TI MISMO
Cuando te rindes, tu potencial se ve reducido a cero.
119. La posibilidad surge de la confianza.
En el zen decimos: «Todas las cosas provienen de la nada». Y estas palabras
se aplican especialmente a la naturaleza humana.
Todos nacemos desnudos. Es decir, sin pertenencias. Sin nada.
Visto de otra manera, podríamos decir que precisamente cuando no
tenemos nada nuestro potencial es ilimitado. Y en el seno de esta nada es
donde podemos encontrar infinitas posibilidades. O, como decimos en
términos zen: «En el seno de la nada hay un potencial infinito».
Todos tenemos capacidades, todos y cada uno de nosotros; no hay nadie
con un potencial cero.
La cuestión es: ¿cómo liberamos ese potencial?
Para las personas que se sienten estancadas o que han perdido la
convicción, la respuesta sería que potencien el creer en sí mismas.
Las capacidades, sin embargo, tienen que realizarse plenamente. Si haces
el esfuerzo de liberar más tu potencial, verás que avanzas. Y entonces
creerás en las posibilidades que hay en tu interior.
La vida no siempre es agradecida. Nuestros esfuerzos a veces no se ven
recompensados. A pesar de eso, intenta creer en ti mismo y supérate. No
tengas miedo de seguir adelante.
120. 53
EN LUGAR DE PREOCUPARTE, SIGUE ADELANTE
Es la manera más sencilla de enfrentarte a un desafío.
121. Para aquellos que plantan las semillas de su propia ansiedad.
Soy profesor de universidad, y mis estudiantes a menudo me preguntan
sobre la posibilidad que tienen de encontrar empleo.
Cuando hablan conmigo les oigo decir cosas como: «¿Y si presento mi
candidatura a una de mis empresas preferidas? No sé… A lo mejor ni me
contestan»; o bien: «Por el número de ofertas de empleo que ofrece esta
empresa, veo que no reclutan a gente de nuestra universidad». Muchos
alumnos hablan como si se hubieran rendido.
Y yo les digo: «No te preocupes tanto por los números. Ve a comprobarlo
por ti mismo».
Si te preocupa el trabajo o te angustian las relaciones interpersonales,
como te lo quedes todo en la cabeza alentarás que se apoderen de ti
pensamientos como «Esto no lo puedo hacer» o «Eso no va a funcionar».
Pero si te lanzas de cabeza, te sorprenderá ver lo fácil que es hacer las
cosas o dar con una solución. Tal como sucede cuando das un salto de altura
atado a una cuerda elástica o subes a una montaña rusa, lo que más impone
no es el hecho en sí, sino el momento previo.
Sé honesto contigo mismo: ¿eres tú quien está plantando las semillas de
tu propia ansiedad?
Es malgastar el tiempo perderte en un laberinto que tú solo te has
construido.
Lo que yo te propongo es lo siguiente: dirige tus energías a la realidad
que estás viviendo y ve paso a paso.
123. Una mente flexible es una mente fuerte.
Cuando nos critican, nos sentimos heridos. Cuando nos pasa algo malo, nos
cuesta mucho sacárnoslo de la cabeza. ¿Qué podemos hacer para
recuperarnos?
Una forma de reforzar nuestra mente es efectuar una limpieza.
Cuando efectuamos una limpieza, usamos la cabeza y el cuerpo al mismo
tiempo. A pesar de que lo que aprendamos con el esfuerzo mental pueda ser
importante, lo que nuestro cuerpo aprende con el trabajo físico tiene mucha
más influencia en nuestra fuerza mental.
La práctica del budismo zen implica que aprendemos con el trabajo
físico. Los monjes zen se levantan temprano por la mañana y se ponen a
limpiar. Cuando fuera hace frío, ir a barrer y a sacar el polvo con un trapo
húmedo es duro para cualquiera. Sin embargo, cuando hemos terminado la
tarea, en el momento en que entramos en ese espacio limpio y ordenado nos
sentimos renovados. Y eso no puede vivirse si no ha sido uno mismo quien
ha hecho la limpieza.
Trabajo duro y perseverancia. Hay personas que fruncen el ceño cuando
oyen estas palabras.
«¿Y con qué propósito?», te preguntarás. Pues esas cosas servirán a tus
propios propósitos.
Cuando nos esforzamos y trabajamos con la cabeza, con todo el corazón y
el cuerpo, no podremos evitar volvernos más fuertes. Iremos bien equipados
para reaccionar ante lo que nos trae la vida si nuestra mente es flexible.
125. Hay cosas que solo puedes valorar si las haces tú mismo.
En el zen tenemos un dicho: «Experimenta por tu cuenta con el frío y el
calor». Este dicho significa que por mucho que intentes explicar lo que es el
agua caliente o el agua fría, por ejemplo, nunca llegarás a saberlo en
realidad si no la tocas. Estamos hablando de la importancia que tiene la
experiencia de primera mano.
En Japón hay una mujer que sale por televisión y se llama Miyoko
Omomo. Esa mujer, a raíz de los profundos cambios que provocó el
terremoto Chuetsu en 2004, se trasladó a su ciudad natal de Niigata con la
intención de prestar su ayuda. Había nacido en una familia de granjeros, y
eso le dio la idea de alquilar una parcela de tierra y ponerse a cultivar arroz
con sus propias manos. Durante la semana trabajaba en Tokio, y los fines de
semana regresaba a su ciudad natal y trabajaba en el campo. Lo hacía todo
ella sola, desde arrancar las malas hierbas hasta cosechar, y no sintió el
menor titubeo ante la idea de ensuciarse las manos.
Oí cómo contaba su historia en un programa de radio: «En toda mi vida
nunca había probado un arroz tan delicioso… Era como si estuviera viendo
el mismísimo rostro de Kannon (la diosa de la misericordia) en cada uno de
los granos».
Miyoko Omomo supo valorar el significado del arroz que con tanto
esfuerzo había cultivado y recolectado. No solo había hecho algo práctico y
humilde, sino que, literalmente, se había ensuciado las manos tocando la
tierra.
Hay cosas que solo se valoran cuando uno las hace por sí mismo.
126. 56
ESPERA QUE LLEGUE EL MOMENTO ADECUADO
Cuando las cosas no salen como tú quieres.
127. La mentalidad japonesa.
Históricamente los japoneses han sido un pueblo agrícola. Labramos la
tierra, y es gracias a la generosidad de la tierra que vivimos.
La cultura de un pueblo agrícola se basa, como siempre ha sucedido, en el
cultivo forestal. A diferencia de lo que ocurre en el desierto, en los bosques
encontramos alimentos en abundancia. Los árboles dan flores y frutos,
frutos secos y bayas. Nuestros antepasados no sabían cuándo caerían las
ofrendas de los árboles, y se reunían debajo de ellos a esperar. Así fue como
crearon la cultura de la recolección.
Se comían la fruta caída y luego plantaban sus semillas en la tierra. De
ahí salían brotes, y había tantos que no tenían ninguna necesidad de robar
los bienes de los demás.
Hay quien dice que debido a esta herencia los japoneses son personas
tranquilas por naturaleza, con una mentalidad que les permite esperar el
momento oportuno para ayudar a los demás.
Observa la naturaleza con atención. Presta oídos a la voz de la naturaleza
y acostúmbrate a su ritmo. Puede que entres en una profunda
contemplación, y contribuyas a ver con claridad lo que tienes que hacer a
continuación.
Cuando el trabajo o las relaciones interpersonales no te funcionen,
lanzarte a buscar una solución es una posibilidad.
Pero hay veces en que esperar a que llegue el momento adecuado es
mejor.
129. Valorar las cosas es valorarte a ti mismo.
Tienes ya un ordenador, pero basta que salga el último modelo para que te
entren unas ganas enormes de tenerlo. Aunque te compraste el coche hace
tan solo tres años, no ves el momento adecuado para cambiarlo por otro
nuevo. El deseo es algo que se retroalimenta, y la mente termina
esclavizada por una avaricia sin límites. En eso no consiste la felicidad.
Fíjate en las cosas que te rodean. Intenta valorarlas. Hay algo concreto
que te conecta a ellas, y que fue lo que te llevó a adquirirlas. Cuídalas bien;
trátalas como si fueran lo mejor que existe.
Cuando decides que quieres un coche, trabajas y procuras ahorrar para
poder comprártelo. No hay nada malo en actuar así. Lo importante es que lo
trates con amor cuando ya lo tengas.
Piensa en las cosas que están conectadas contigo como si formaran parte
de ti mismo. Es raro que una persona no se preocupe de sí misma; cuando
compras algo y empiezas a cuidarlo, nace en ti un sentimiento amoroso. Lo
más importante es la actitud que muestres ante las cosas que te pertenecen.
Usa las mismas cosas durante años, incluso décadas si cabe. Te sentará
bien el tiempo que pasaste con ellas. Piensa en la conexión que existe entre
las cosas y las personas. Trátalas bien, tanto a las personas como a las
cosas; trátalas tan bien como te tratarías a ti mismo.
130. 58
INTENTA SENTARTE EN SILENCIO EN LA
NATURALEZA
Dedica un tiempo a cultivar tu mirada interior.
131. Esta es la razón de que, al encontrar un jardín, te entre un
deseo inconsciente de sentarte.
Los templos de Kioto y Nara atraen a muchos visitantes. Sus jardines tienen
cientos de años de antigüedad. Cuando contemplamos estos jardines, casi
sin darnos cuenta buscamos asiento. Podemos admirarlos de pie o
caminando, pero por alguna razón nos entran ganas de sentarnos. Sentarse
lo anima a uno a la contemplación.
Lo que pensamos varía de una persona a otra, pero cuando nos
encontramos con un jardín, algunos reflexionamos sobre el jardín en sí.
Adoptando esta actitud trascendemos centenares de años y somos capaces
de entablar un diálogo silencioso con sus creadores y disfrutar de la
conversación.
Inmersos en el flujo tranquilo del estado contemplativo, intentamos
descubrir nuestra propia existencia. Y eso nos ofrece la oportunidad de
reexaminar nuestro yo cotidiano.
Es muy importante dedicar un tiempo a esta clase de experiencias. No es
necesario que te pongas en camino y vayas a Kioto o a Nara; un jardín, un
templo o una iglesia de tu barrio bastarán y cumplirán la misma función.
Intenta sentarte a entablar un diálogo con la naturaleza.
133. Haz menos, no más.
Dejando la mente en blanco, nos permitimos entrar en el estado de la nada.
En el mundo del zen llamamos a este estado mushiryo o “lo que está más
allá del pensamiento”. Nos referimos a un estado en el que no retenemos
nada en nuestro interior.
Ten la mente despejada y levanta los ojos al cielo: verás que las nubes se
desplazan. Deja la mente en blanco y escucha de una manera activa: lo que
te rodea son los distintos sonidos que se entrelazan en la naturaleza, como
el canto de los pajarillos o el viento que hace susurrar las hojas caídas.
Aunque estés en la ciudad, hay muchos sonidos y paisajes que evocan la
naturaleza. Embébete de este mundo natural todo lo que puedas. Y al
hacerlo, te darás cuenta de que tú también formas parte de la naturaleza.
Por ejemplo, la lluvia que cae de las nubes que ves en lo alto del cielo irá
a parar a un río o se convertirá en el agua subterránea que te dará de beber.
En este momento experimentas la plena interconexión de la naturaleza.
Por muy ocupado que estés, y sobre todo en esos momentos, dedica un
tiempo a despejar la mente.
Aunque sea durante unos breves segundos, intenta practicar el ejercicio
zen del mushiryo , o ir más allá del pensamiento y dejar de pensar. Te
sorprenderá ver cómo se calma tu mente y cómo tu cuerpo entero adquiere
un inmenso poder.
134. 60
DISFRUTA DE UN JARDÍN ZEN
Experimenta hasta qué punto un jardín zen está imbuido de una
«mentalidad zen».
135. Hay poderes sanadores en un jardín zen.
Visitar una ciudad antigua en Japón nos da la oportunidad de apreciar los
jardines de los templos zen.
En un sentido literal, todos los jardines que hay en los terrenos que
ocupan los templos budistas zen pueden considerarse jardines zen.
Pero en realidad las cosas no son así.
¿Y por qué no? Por ejemplo, tomemos el caso de la pintura zen.
Hay una tintada sumi-e de Bodhidharma, que hizo un famoso pintor
japonés, que, aunque sea una pintura espléndida, no podemos decir de ella
que sea una pintura zen.
Lo que quiero decir es que tanto los jardines zen como la pintura zen
asumen una forma especial. Son las expresiones definitivas del dominio que
su creador tuvo de un estado zen, estado que también se denomina mente
búdica.
Uno se entrena en el budismo zen durante muchos años antes de alcanzar
la mente búdica. En ese estado zen, la belleza única del paisaje que uno
imagina puede plasmarse en un jardín o en una pintura zen. Y transmite una
tranquilidad que es capaz de sanar la mente.
En lugar de ver tan solo la belleza superficial de un jardín zen, intenta
experimentar la mente zen que todo lo impregna. Cuando te sientas
integrado en el jardín, ni siquiera advertirás el paso del tiempo. Cuanto más
valores los conceptos que se traslucen en ese jardín, más profundamente
sanará tu mente.
136. PARTE TRES
20 MANERAS DE PALIAR LA
CONFUSIÓN Y LAS
PREOCUPACIONES
Intenta cambiar tu manera de relacionarte con los demás.
137. 61
SIRVE A LOS DEMÁS
El punto de partida para llevar una vida plena de satisfacciones.