Este documento discute la falta de consuelo en el mundo actual. El autor observa un sentimiento de inquietud y vacío en las personas con las que habla. Aunque hemos avanzado científicamente, todavía persiste la barbarie y no hemos alcanzado la humanización necesaria. Dar consuelo a alguien que sufre un gran dolor o pérdida es muy difícil, ya que no estamos preparados para situaciones que nos dejan sin palabras. Lo más acertado puede ser acompañar el dolor con un abrazo sincero en silencio.