Tata Chebo cumple 111 años y es testigo de la historia de Nicaragua del siglo pasado. Ahora se encuentra en una situación precaria, casi ciego y sordo, dependiendo de otros para su cuidado pero siendo ignorado y molestado por su familia en su cumpleaños. Cuando su familia le desea más años de vida, él les grita que se callen y que en realidad desea morir para terminar con su sufrimiento.