Este poema habla sobre el dragón y cómo los cuentos y leyendas lo representan de forma incorrecta comiendo princesas y gente, cuando en realidad es una buena bestia que le gusta leer, pasear por la montaña y dormir tranquilo y feliz en su cama por la noche. Pide al buen San Jorge, si lo encuentra, que le diga que es pacífico y no es tonto, y que le gustaría vivir relajado con mucha paz.