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Prólogo


E           sta edición es solo una pequeña selección de las
            muchas historias que habéis compartido en
            www.ausonia.es/aecc
Cada historia es un pequeño gesto que cuenta vuestra
  experiencia de lucha. Gracias a vuestros testimonios de
apoyo, el Libro Rosa de Ausonia se ha convertido en un
libro lleno de experiencia y superación que ayudará a
muchas personas a luchar.
Muchas gracias a todos por vuestro apoyo con estos
testimonios, por vuestros mensajes de prevención en
la Red Ausonia y vuestros gestos de solidaridad, incluyendo
el casi medio millon de pañuelos rosas que os habéis pues-
to. Juntas avanzamos contra el cáncer de mama.
Sonia
El principio y el fin de mi historia se los debo a mi hija. Descubrí
un tumor en el pecho gracias a un golpe que me dio a los seis meses
y que no curaba. Antes de la intervención, ella fue lo que me dio
ánimos para luchar con todas las ganas y no caer en el pozo de la
depresión. Una vez que todo ha salido bien y que podemos contarlo,
he aprendido que las cosas se valoran de distinto modo, que un gesto
de cariño o un abrazo a tiempo vale todos los esfuerzos del mundo y
que solo cuando te sientes querido y necesitado tu valor es el triple.

Mi pequeña me debe la vida y yo se la debo a ella, y eso nos une
mucho más, aunque tengo que decir que me sentí querida y arropa-
da por todos (sobre todo por mi marido, pero también por mis
padres, suegros, hermanos… a cada uno de ellos le debo algo).




                                                                         3
Mila
Hola, soy Mila. Ahora hace dos años que fui operada de cáncer de
mama. He sido atendida por un equipo estupendo al que quiero dar
las gracias, el equipo de oncología del Hospital de Sant Pau de Barce-
lona, tan eficiente como humano. He sido tratada con quimioterapia,
tumorectomía y radioterapia. Ha sido un camino duro, una carrera
de fondo en la que a veces te quedas sin fuerzas. Podría dar caracterís-
ticas del tipo de cáncer, etc…, pero después de todo lo que ha pasado
me gustaría únicamente dejar un mensaje positivo y de esperanza
para todas las mujeres: somos muchas las que hemos superado el
cáncer y muchas las que lo vais a superar. Ánimo a todas, y gracias
también a todos los que, desde su esfuerzo, ayudan a la lucha contra
el cáncer de mama.




                                                                           4
Ana Rosa
Es mi historia, pero la enfermedad la ha sufrido mi madre. En
una semana cambió todo: le detectaron un tumor muy agresivo, esa
misma semana entró en quirófano y le hicieron una mastectomía
completa en el pecho. Después llegaron las sesiones de quimio y todo
lo que eso conlleva. Lo pasó todo prácticamente sola (yo era más
pequeña), pero todos estábamos ahí. Ya han pasado casi 20 años y
está estupenda. Ahora tiene 70, está feliz con su vida y siempre dice
que de todo se sale y que el cáncer se cura. Es fuerte, muy fuerte, y
me lo demuestra todos los días. Un abrazo a todas.




                                                                        5
Ana
Es genial poder concienciar a las personas de la importancia de esta
enfermedad y es un orgullo y placer para mí, y espero que para
todos, poder aportar algo a todas aquellas que la sufren, aunque solo
sea un “ tranquila, puedes superarlo, lo superarás!”. Gracias a Dios,
        !
no he sufrido, ni mi entorno familiar tampoco, cáncer de mama,
pero me imagino que no se pasa nada bien. Es duro y se pasa mal,
pero hay que ser fuerte y afrontar las cosas con valentía, además de
tener el apoyo de los seres queridos para seguir adelante y superar esa
dura etapa. Solo me gustaría decir que esto es bastante importante y
que merece atención. Gracias a Ausonia y a la AECC por informar
a todo el mundo.




                                                                          6
Rosa Martínez
Soy socia de la AECC. Afortunadamente, no he padecido hasta aho-
ra esta enfermedad ni tampoco ninguna mujer de mi familia directa,
pero eso no significa que estemos exentas, pues la vida a veces da
sorpresas inesperadas. La historia que voy a contar la viví a través de
una tercera persona, una chica de mi barrio a la que no conocía de
nada y con la que no había hablado nunca, pero a la que veía día tras
día, año tras año, luchar contra su enfermedad y procurar seguir
con su vida lo más normalmente posible, llevando a sus hijos al co-
legio, trabajando, disfrutando de cada momento... Desgraciadamente,
al final no pudo vencer en su lucha. Nunca podré olvidar lo que me
impactó aquella persona desconocida. Desde el fondo de mi corazón,
deseaba que se curara y superara ese duro bache.

Quiero mostrar mi apoyo y mi fuerza a todas las mujeres que estén
padeciendo esta enfermedad. Quiero animar también a colaborar con
la AECC, para que todos juntos podamos ayudar a vencer esta
enfermedad que afecta a tantas mujeres porque, como antes he dicho,
nunca se sabe lo que te puede deparar la vida.




                                                                          7
Cinta Cantons Sancho
Hola. T 38 años y hace un año que me diagnosticaron cáncer de
        engo
mama con metástasis en los huesos. Los primeros días tras recibir
la noticia fueron muy duros, solo lloraba y no quería salir de casa.
Ahora es diferente, he aprendido a asimilar la noticia y tengo muchas
ganas de vivir, de trabajar y de salir con mis amigos. Mi fuerza la
saco de mis hijos, de mi marido y de mi familia. Sin ellos, creo que
no hubiera salido del pozo. Me encuentro muy bien. He tenido una
revisión esta semana y me han dicho que todas las pruebas salen
muy bien, que está controlado. Estoy muy feliz....




                                                                        8
Nieves Leyva Cuesta
Yo soy hija huérfana de madre fallecida por cáncer de mama. Han
pasado ya más de 20 años de aquello y no ha habido ni un día en
que no me acuerde de ella. Sé que la ciencia ha avanzado mucho desde
entonces y que es una enfermedad que se puede superar. De hecho,
la enfermedad quiso acercarse a una gran amiga un año más joven
que yo y con mucha fuerza ha conseguido superarla, por ella, por
mi madre y por otras mujeres que la han padecido.

Me siento muy solidaria con esta causa y no puedo más que aconse-
jaros dos cosas: haceos una revisión periódica de las mamas y disfru-
tad cada día de vuestra vida como si fuese el último. Nada ni nadie
podrá con nosotras, yo me siento fuerte y protegida por mi angelito
de la guarda particular, pero no por ello dejo de ir al ginecólogo. Sed
listas y anteponeos a un diagnóstico tardío. Fuerza, salud y mucho
                                             !
amor!




                                                                          9
Merche M. Lago
Hola, amig@s. Fui diagnosticada en mayo del 2005. Acababa de
cumplir 40 años. Cirugía conservadora y extirpación total de los
ganglios, ya que algunos estaban contaminados... Ocho ciclos de qui-
mioterapia y 33 sesiones de radioterapia. En febrero del 2006
acabé los tratamientos. Durante el tratamiento, reí, lloré, trabajé
y luché con todas mis fuerzas para vivir. Al acabarlo, tenía mucho
miedo. En la superación de este miedo, doy las gracias a Nuria, de
la AECC. En mi curación, doy las gracias a los médicos, a mi ma-
dre, a mi hermano, a Montse, a mis amigos (David, Enma, Juan
Carlos...), a la vida… doy gracias a la vida por haberme dado otra
oportunidad de vivir una vida distinta, más plena, más llena de vida.




En cuanto acabé los tratamientos, en marzo del 2006, me dio por
el baile de salón. Estoy en revisión. La foto que he puesto es de la
actuación de este año en junio, en el T de la Danza de Madrid,
                                       eatro
bailando claqué en la composición que presentó mi profesor para el
fin de curso de la escuela de danza a la que voy. He sido muy feliz.
T de serlo un poco todos los días. Muchas gracias por darme
 rato
                                                                        10
esta oportunidad de exponer brevemente lo que me pasó, Ánimo a
tod@s, y a mí misma, por haber tenido esta otra oportunidad.
! Besos y abrazos!




Raquel
Hola, me llamo Raquel. Me diagnosticaron el cáncer el mismo mes
en que cumplía 28 años. T comenzó cuando me noté un bultito
                             odo
duchándome. ¿Cómo se me iba a pasar por la cabeza que podía
ser malo? Aun así, decidí ir al médico ( menos mal!!). Os podéis
                                        !!
hacer una idea del shock que supuso el diagnóstico para mi familia
y amigos. Nunca se me olvidará el momento en que les tuve que
dar la noticia, sobraban las palabras. A todas las que están pasando
ahora por esto, no les puedo negar que las pruebas y los tratamien-
tos son muy duros, que es muy pesado ir al hospital, que pasas
mucho miedo, pero os aseguro que todo ha merecido la pena y que
te haces mucho más fuerte. Una de las pocas cosas positivas que
puedo sacar de todo esto es haber conocido a la que era mi oncóloga,
Encarna Adrover Cebrián, del Hospital de Alicante, que no solo es
una doctora excelente, sino también una persona maravillosa. Quiero
decirles a todas las mujeres que estén pasando por esto que NUN-
CA, NUNCA DEJEN DE LUCHAR. Y también me gustaría
                                                                       11
dirigirme a las chicas jóvenes para recordarles que es muy importante
explorarse el pecho, porque, si no hubiera sido por eso, yo nunca me
habría hecho una mamografía por mi edad y no me habrían detec-
tado el cáncer. Agradezco a Ausonia todo lo que hace por nosotras.
Un abrazo muy fuerte.




Rosa
Hola, me llamo Rosa y tengo 45 años. A principios del 2007,
tras unas pruebas para analizar un bulto en mi pecho izquierdo,
me hicieron el diagnóstico de cáncer de mama. Inicialmente, parecía
que afectaba a la piel y que era de grado IV, pero, afortunadamente,
tras el análisis de la mastectomía, lo declararon de grado I. Pasé por
ocho sesiones de quimio, que por fortuna no llevé mal. T el apoyo
                                                          uve
de mi marido, de mi hija y, en especial, de una hermana que no me
dejaba ni a sol ni a sombra. Gracias a ellos, conseguí no decírselo a
mis padres, a los que, por ser muy mayores, quería evitar el dis-
gusto. Soy la pequeña de cinco hermanos. Mi abuela materna falleció
de cáncer de mama. Por eso, para mi madre hubiera sido una muy
                                                                         12
mala noticia. Ella ha fallecido hace tres meses y estoy contenta por
haberle evitado ese sufrimiento, aunque lo pasé yo por no poder
compartir esos duros momentos.

T un año de baja laboral, me incorporé de nuevo al trabajo, con
  ras
un pelo similar al de la protagonista del anuncio de Ausonia. Recu-
peré poco a poco la normalidad (con ayuda de un psicólogo y un
psiquiatra, la familia y los amigos). El año pasado me realizaron la
reconstrucción de mama con expansor, lo que me hizo recuperar mi
feminidad y casi olvidarme de lo que había pasado. Voy a mis revi-
siones, paso la IT como yo digo, y me dan para un año. Pues nada,
                  V,
a seguir adelante. Valoro mucho el esfuerzo de todas las personas
que se involucran y trabajan para que esta enfermedad se erradique,
y para que muchas mujeres sientan un apoyo, que no están solas. Yo
colaboro con una asociación local, en Alicante. Participo en el desfile de
ropa de baño, pelucas y lencería, desde hace ya cuatro años. Animo
a todas las mujeres que estén pasando por esto a que se relacionen
con otras en una situación similar, y a los familiares les pido apoyo
y comprensión en los momentos mas duros. Un beso para tod@s y
gracias.




                                                                             13
Noemí
Hola. Por motivos familiares, he vivido en segunda persona el cáncer
de mama. Me pilló sin conocerlo y creí que perdería a ese ser que-
rido. Fue el año pasado, yo tenía 15 años y todo el mundo parecía
que intentaba engañarnos a mi hermana y a mí diciéndonos que “no
era nada”. A esa persona especial (mi madre), la operaron de un
bulto cuando tuvo a su primer hijo y después de 26 años la volvían
a operar. En casa se notaba que la cosa no iba bien, todos estaban
alterados, preocupados. Nadie nos quería contar nada, que era lo que
más me fastidiaba. Después de días de mucho calvario, le quitaron
el bulto y poco a poco la vida fue volviendo a la normalidad. No ha
vuelto a tener ninguna anomalía, de lo cual me alegro. A mi madre
le pillaron el bulto a tiempo y por suerte no tuvo que pasar por
quimioterapia ni ninguna cosa rara de esas. Ahora sé que gracias a
los avances médicos mi madre se salvó y eso pasa a menudo con
muchas mujeres. GRACIAS.




                                                                       14
Lorena
En mi familia, más de tres generaciones han padecido cáncer de
mama y, en algunos casos, ha sido causa de muerte, por lo que es
algo que tengo muy presente, ya que, en cierto modo, pienso que
yo puedo ser la siguiente. Por eso, colaboro aportando minutos para
la investigación, con la esperanza de que, tanto si por desgracia me
tocase a mí, como a otro familiar mío o a cualquier otra persona,
existan los suficientes avances para terminar con él lo antes posible.
  COLABORAD!
!




Elena
No puedo decir que sepa lo que es vivir una situación en la que
alguien cercano a mí haya tenido este problema, ya que todas las
mujeres del vídeo (madre, hermana, amigas...) están bien y espero
que lo sigan estando por mucho tiempo. Pero si escribo estas líneas es
por hacer especial hincapié en la sensación o creencia generalizada de
que “EST NO ME VA A PASAR A MÍ”. Este es el gran error
            O
de nuestra sociedad, esta falsa FE en nuestros destinos. El creernos
intocables y omnipotentes nos hace descuidados y vulnerables, hace que
las cosas nos cojan desprevenidos y en muchas ocasiones no se llegue

                                                                         15
a tiempo para poner un remedio. Chicas, no hay que esperar a ver
las barbas de nuestro vecino pelar, para poner las nuestras a remojar.
El desconocimiento o el ignorar cosas como esta no nos hace inmu-
nes. Que Marta Sánchez no sea la única que se deja la piel en esto,
que todas tenemos mujeres en nuestra vida que nos importan. Un
saludo.




María Alba Peirot Serrano
Hola. Mi nombre es Alba y hace siete años que me diagnosticaron
un cáncer de mama. Por aquel entonces, tenía 40 años y un hijo de
diez. Recuerdo que, cuando abrí el resultado y vi el diagnóstico, el
mundo se me cayó encima. Lo primero que pensé fue que quizá se
me acababa la vida, y tenía todavía mucho trabajo por hacer aquí.
Mi temor más grande era pensar en el sufrimiento que les causaría
a mis padres, mi marido y mi familia. Pienso que, para unos pa-
dres, ver cómo sufre un hijo es muy duro. Me quedaba también el
trabajo de explicarle a mi hijo todo lo que iba a suceder y recuerdo
que él me dijo: “Mamá, ¿te vas a morir?”. Yo le contesté que ni
pensarlo, que tenía que dar mucha guerra aún.


                                                                         16
Llegó el momento de la operación y, gracias a Dios, todo salió como
esperábamos. Después vino el trauma difícil de la quimio y también
la radioterapia. Gracias a la ayuda, la comprensión y el apoyo por
parte de mi familia y amigos, conseguí pasar ese difícil año. Ahora
ya he pasado los cinco años posteriores de tratamiento y estoy con
controles periódicos. Aunque cada vez que llega el momento de rea-
lizarlos lo paso muy mal, sé que es por mi bien y quiero tener la
esperanza de no tener que volver a pasar por la misma situación.

Desde aquí quiero dar las gracias a todos los que me han apoyado,
pero en especial a mis padres, mi marido y mi hijo, porque sé
que sin ellos todo habría sido mucho más difícil. Por último, quiero
decirles a todas las personas que están en mi misma situación que
adelante, que no se den nunca por vencidas y que si necesitan una
mano aquí tendrán siempre la mía.




                                                                       17
Ángela
Afortunadamente, hasta el día de hoy no he sufrido esta enfermedad,
ni tampoco nadie de mi familia, pero sí vivo muy de cerca este tipo
de enfermedad y otras muchas porque trabajo en un hospital y soy
sanitaria. Por supuesto, quiero dar mi apoyo y solidaridad a todas las
personas que la sufren y, a la vez, pido a todas las mujeres que no
dejen de examinarse y hacerse una mamografía cada año, ya que la
detección a tiempo es muy importante. Yo tengo 45 años y me hago
las pruebas correspondientes cada año. Hazlo tú también. Un saludo
para todas.




                                                                         18
Laura T Martínez
      obarra
En el mes de abril, a través de una revisión ginecológica rutinaria, me
diagnosticaron un cáncer de mama. T 31 años y una hija a punto
                                     enía
de cumplir dos. Creía que me iba a morir de pena, lloré sin parar
esa tarde... Dos días después, me operaron y también pensaba que
verme sin pecho era lo peor que me podía pasar en esta vida. Hoy
han cambiado muchas cosas, solo me queda una sesión de quimio-
terapia y empezar con la radioterapia. T se ve distinto, yo intento
                                         odo
verlo a través de mi hija, porque ella es la que más me necesita.

Solo quiero deciros que esto se cura, que nunca hay que dejar de
luchar. Lucha por lo que quieras, por ti, por tus hijos, tu pareja,
tus padres o lo que sea, pero lucha. Son unos meses muy malos
en los que llorarás mucho e incluso romperás algún plato. Haz lo
que quieras para desahogarte, porque lo necesitas y no debes sentirte
culpable por ello, pero, por favor, no te hundas nunca, porque la
vida sigue. No te preocupes en malgastarla buscando un porqué. Solo
concéntrate en curarte y en volver a tu vida, una vida en la que esta-
rán tus seres mas queridos, esos que tantos momentos pasan ahora
contigo y que tanto te apoyan. Ellos nunca sabrán ni entenderán lo
importante que es ese apoyo, y tú tampoco lo habías sabido realmente
hasta ahora, y eso es algo muy bonito. Un beso para todos aquellos
que están pasando por este trance, un beso para los familiares y,

                                                                          19
por supuesto, para todos aquellos que no consiguieron vencer esta
lucha y que seguro que os dirían lo mismo que yo: no os hundáis
nunca y a luchar, que hoy se puede.




Mari Carmen
Hola. La historia no es mía, sino de mi madre. Cuando yo tenía
18 años y ella 48, le diagnosticaron un cáncer de mama, aunque
nos lo ocultó hasta tener el resultado de la biopsia. Como ya estaba
en tratamiento por una dermatomiositis, nos informaron de que
posiblemente no le quedaran más de unos seis meses de vida. Hizo
radio y tratamiento con tamoxifeno y, contra todo pronóstico, a los
cinco años fue dada de alta del cáncer. Dos años después, en un control
rutinario, le encontraron metástasis ósea, que se paró al retomar el
tratamiento con tamoxifeno. Diez años más tarde, una metástasis
hepática acabó con su vida, pero el hecho de que lograra vivir 18 años
a pesar de la previsión inicial de seis meses demuestra que estamos
avanzando mucho. Murió con 64 años, después de ver nacer a sus
dos nietas y de visitar lugares que nunca creyó que conocería.

Es muy importante el diagnóstico temprano. Yo siempre me he revi-
sado y, aunque he tenido un falso positivo que me dio un buen susto,
                                                                          20
creo en la prevención y el diagnóstico precoz.   ! !!
                                                        No nos podemos
rendir!!!




Aurora Sánchez Rubio


Hola. Soy una de tantas mujeres que ha sufrido cáncer de mama y
que sigue viva, y, sobre todo, en perfecto estado de salud. Yo padecí
esta enfermedad con 29 años, por lo que fue una sorpresa. A esa
edad, se supone que estás fuera de toda estadística, así que en ese
momento de tu vida piensas en muchas cosas menos en el cáncer.
Me acababa de casar y mis ilusiones estaban centradas en tener hijos,
con lo que la noticia, además del susto que supone, fue un verda-
dero mazazo. Hasta aquí llega la parte mala, pero el resultado hasta
ahora ha sido magnífico. Me dieron quimio, estuve cinco años en
tratamiento con tamoxifeno y con 35 años tuve mi primer hijo.
Ahora tengo tres niños adorables que no paran de dar guerra. A
estas alturas, puedo decir que el cáncer fue un paréntesis en algunos
aspectos de mi vida, pero que se pasa, te curas y tu vida continúa.

                                                                         21
Sé que durante el tratamiento hay momentos muy duros, pero las
que lo estéis sufriendo pensad que se pasa rápido y que después solo
os espera algo mejor.




Francisca Muñoz Muñoz
Un día en la ducha te descubres un bultito en la mama derecha,
acudes al médico y, desde ese momento, tu vida empieza a cambiar.
Se trata de un cáncer de mama, y además bastante agresivo. Una
mujer fuerte, sana, activa, con dos hijas preciosas, una vida emocio-
nal equilibrada, 42 años y cáncer de mama. Comienza la película.
Operación, 13 de mayo, habitación número 13 del hospital. No soy
supersticiosa, pues iba contenta, con ánimos, deseaba que me qui-
taran el bicho, que así denominaba yo al bultito que iba creciendo.
Después, recuperación de la cirugía y a conocer el mundo de la on-
cología ( qué maravilla de especialidad!). Pues nada, seis sesiones de
        !
quimioterapia. Ganas de salir corriendo, al ver la medicación que me
tenían que poner por mi frágil vena. “Con el miedo que me han dado
las agujas siempre”, pensé. Conoces el hospital oncológico y conoces a
tanta gente como tú. Y así van pasando los meses, aguantando, con
valentía, y siendo más fuerte que el veneno que te inyectan. Al cabo

                                                                         22
de seis meses, 30 sesiones de radioterapia. Otro espacio, todo frío,
solo mi cuerpo y la máquina, impresionante, duro, pero necesario.

Acabamos. Soy feliz de no volver a los tratamientos duros. Vida
normal, pero nueva vida. Ahora evitando caer en una depre. Ya no
quedan fuerzas, pero el ánimo de la familia, de mis amigas y sobre
todo de mi querido compañero me llegan al alma y curan todas mis
heridas. Soy fuerte. Y me involucro en ayudar a las demás muje-
res que pasan por esto. Me gusta, me siento satisfecha. Y ahora,
después de dos años, con las revisiones, siempre al filo de la duda.
Depender de los marcadores tumorales, que me vienen alterando la
existencia. Y piensas: “Hoy vivo lo que vivo, y estoy manteniéndome,
evitando caer”. Los luceros de los ojos de mis hijas son mi faro, mi
compañero, mi timón al cual me agarro para seguir navegando por
el mar de la vida. Vida que quiero vivir muchos años más.




                                                                       23
Misha
Mi historia no tiene el final feliz que todos querríamos esperar. Aún
hoy, cinco años después, me cuesta hablar de ello, pero qué mejor
manera de ayudar que contando la realidad, tal y como es. La edad,
el miedo a la incomprensión, pensar que “eso” nunca te va a pasar a
ti... hace que uno no se percate de la necesidad de hacerse revisiones,
chequeos y todo aquello que signifique “prevención”. ¿El resultado?
Llegar a un callejón sin salida. Esto fue lo que le pasó a mi madre,
víctima de una generación marcada por el desconocimiento y el ex-
ceso de confianza, y también al resto de nosotros, que caímos en su
misma “trampa” y no rompimos esa tela que nos impedía ver la
realidad. Cuando quisimos darnos cuenta, era demasiado tarde y las
ramificaciones de su cáncer de mama se habían extendido violenta-
mente por el resto de su cuerpo y de sus huesos. Aunque su lucha
fue incansable durante algo más de dos años, el desánimo se apoderó
de ella en algún momento. Partió poco después una calurosa noche de
agosto. Aunque la pérdida es irreparable, este episodio nos valió (me
valió), para creer firmemente en que la prevención es la única al-
ternativa válida para no entrar en el terreno peligroso del cáncer. No
importa ser joven y decir “a mí no me va a pasar”, porque no hace
distinciones. A pesar de que muchas de nosotras pertenezcamos a
nuevas generaciones, algunas siguen teniendo pánico a ir al


                                                                          24
ginecólogo o a hacerse revisiones de este tipo. Y no puede ser así. Yo
ya he empezado a luchar contra el cáncer sin tenerlo. ¿A qué esperas
tú?




Isabel Vázquez Iglesias
Me llamo Isabel y tengo 45 años. En noviembre del 2008 me
diagnosticaron un cáncer de mama. La primera pregunta que te
haces es: “¿Por qué a mí?”. Cuando oyes historias y ves por la tele
a gente que ha padecido cáncer de mama, te entristeces, pero nunca
piensas que pueda pasarte a ti. Pues sí, se puede vivir en primera
persona y ese fue mi caso. T dos intervenciones quirúrgicas, pasé
                              ras
por el tratamiento de quimioterapia (seis sesiones). Durante ese
tiempo, cogí peso, que aún hoy me sobra, pero también aprendí a
valorar, a querer y a dar las gracias. T que dar las gracias a mi
                                       engo
pareja, a mi hijo, a mi madre y a mi hermana, que me acompaña-
ron en mi lucha, pero también he de agradecer muchas cosas a mis
amigas, que no me dejaron pasar por esto sola. Aún no he

                                                                         25
reconstruido la mama amputada y cada vez que me miro al espejo es
un recuerdo de lo que ha pasado, de la misma manera que cada vez
que veo un anuncio relativo al tema del cáncer de mama no puedo
evitar que me salten las lágrimas. La experiencia fue muy dura, pero,
como de todo lo malo hay que sacar algo bueno, tengo que decir y
gritar que tengo una GRAN FAMILIA y unas GRANDES AMI-
GAS, y que en estos casos es importante detectarlo rápido, asumir
la enfermedad, luchar contra ella (porque se vence) y continuar ade-
lante.




Celina Fernández
La experiencia que os cuento la he pasado junto a la persona más
importante de mi vida y mi ejemplo a seguir: mi madre. Mi madre
tiene 65 años y, a principios del año 2007, en una de sus revisiones
anuales realizadas por la Junta de Castilla y León para la prevención
del cáncer de mama, le detectaron microcalcificaciones en la mama
izquierda. Nos cogió de sorpresa, porque no teníamos ni idea de qué
significaba esa palabra tan rara. Mi madre se vino abajo; una tía de
ella había fallecido hacía 15 años de cáncer de mama y sabía lo duro
que había sido para ella. T   ambién le afectó mucho el hecho de que
ese año yo me casaba en mayo, porque pensó que no iba a
                                                                        26
poder asistir a la boda. Pero, tras acudir a la oncóloga Dra. Pedraza,
una persona de un trato admirable y mejor profesional, mi madre
cambió su forma de pensar y dijo “ADELANT me queda mucho
                                                  E”,
que disfrutar». La verdad es que no se dio por vencida en ningún
momento, ni en los ciclos de quimioterapia ni en la radioterapia, y
yo creo que cada vez que iba al hospital salía más reforzada. El apoyo
por parte de la familia y de los amigos fue fundamental. T       ambién
conoció a otras mujeres en su misma situación o, por desgracia, en
una situación peor que la suya, y el hablar con ellas le sirvió de
mucho. Lo más importante para mi madre es que nunca se sintió
sola. La verdad es que yo no la dejaba ni un momento y mi padre
tampoco. Hoy en día está como una rosa, con su tratamiento y con
poco calcio, eso sí, pero va todos los días a la piscina, hace gimnasia
dos veces por semana y, por supuesto, sus viajes del Imserso.

Aprovecho la ocasión para dar las gracias a todas las personas que
desinteresadamente trabajan para que esta enfermedad se erradique,
ya que sin ellos no se habrían logrado tantos avances, y sobre todo a
las voluntarias del Hospital de León, por su apoyo incondicional. Un
saludo para tod@s desde León.




                                                                          27
Susana Doménech Castillo
La culpa la tuvo el miedo. Si mi madre no hubiese tenido miedo
de acudir al médico por si recibía malas noticias, hoy, quizá, no
estaríamos lamentando su ausencia. Es muy importante la prevención
y no tener miedo, porque el miedo nada cura. Aún recuerdo cuando
mi madre me llamó por teléfono para decirme que le habían en-
contrado un bulto en el pecho. Lo hizo desde una cabina de la calle,
entonces no todo el mundo disponía de teléfono móvil. Su voz inten-
taba parecer tranquila, pero nunca supo disimular bien. La espera
de los resultados se hizo larguísima y, aunque recuerdo vagamente esa
época, las sensaciones eran muy contradictorias. Por una parte, el
miedo a la palabra cáncer no te hacía ver lo que realmente sucedía a
tu alrededor y, por otra, nunca habíamos vivido una situación igual.
Había muy poca información. Hasta entonces, conocías a alguien que
tenía un familiar con esta enfermedad o solo veías noticias de famo-
sos en televisión que la padecían. Siempre tuvimos esperanzas, pues
mi madre nunca nos dijo lo realmente avanzada que estaba la enfer-
medad. Le extirparon el pecho al completo y vivió su enfermedad
a medias con nosotros. Nos ocultó su metástasis y tarde pudimos
reaccionar, pues cuando supimos de su gravedad fue cuando ingresó en
un hospital para acabar sus días bajo los efectos de la morfina y sin
reconocer a sus hijos o su pareja.


                                                                        28
Desde que supimos de su enfermedad hemos estado muy atentas,
tanto mi hermana como yo, a cualquier señal de alarma. Yo, per-
sonalmente, me hago exploraciones cada cierto tiempo cuando me
ducho o cuando me tumbo a descansar un rato. No me cuesta más
que cinco minutos y con ello se previenen sustos futuros. T  ambién
me he hecho alguna ecografía, pues aún soy joven para una mamo-
grafía. No hay que vivir con el miedo en el cuerpo, sino simplemente
hacerse una autoexploración de vez en cuando y acudir al médico ante
cualquier duda. Con ello prevenimos males mayores.

Supongo que esto lo puede estar leyendo alguna mujer que padezca
ya esta enfermedad y desde aquí quiero decirle que comparta sus
sentimientos con la gente de su alrededor. Mi madre no lo hizo y,
queriendo evitarnos un sufrimiento, lo que logró fue dejarnos una
sensación de haberle fallado. La familia está para compartir la carga,
ofrecer ayuda, comprensión o simplemente compañía. T  enemos hoy en
día una sensación de vacío, pues hicimos nuestra vida sin saber que
nuestra madre, quitándole importancia ante nosotros, sufría en silen-
cio una enfermedad tan grave y conociendo la consecuencia final. Por
eso, animo a aquellas personas que padecen esta enfermedad a que
compartan sus sentimientos con su entorno, pues es de sobra conocido
que el apoyo de los seres queridos ayuda a la recuperación. Así que
lo primero, PREVENCIÓN, y después dejarse querer. De esto se
sale, pues el caso de nuestra madre solo se da en pocas
                                                                         29
ocasiones. Actualmente, soy madre primeriza y siento una terrible
pena porque mi hijo no va a conocer a su abuela. Es una más de las
consecuencias de esta enfermedad... Gracias por dejarme compartir
mi experiencia con vosotros.




Sonia T
      orío
Mi nombre es Sonia, tengo 38 años y hace cuatro meses que me
diagnosticaron un cáncer de mama. En el momento en que me dieron
el diagnóstico y me dijeron la palabra cáncer y la palabra quimio,
se me vino a la cabeza la cara de mis tres hijas y seguidamente el
pensamiento de que me iba a morir. La primera semana, mientras
intentaba asimilar la enfermedad y el tratamiento, fue durísima. Solo
veía la cara de mis hijas y pensaba en qué pasaría si yo no superaba
la enfermedad. Cuando ya me dieron día para empezar el trata-
miento y vi en qué consistía, me dije que tenía que aprovechar todo
lo que pudiera los días después de la quimio, cuando me encontraba
bien, para compartirlos con mis hijas, pues eso era lo único que no

                                                                        30
me hacía pensar en la enfermedad. A partir de ese momento, me
dije también que tenía que luchar al máximo y que, si muchas
mujeres y con peor diagnóstico lo habían superado, yo no iba a ser
menos. He pasado la parte más dura del tratamiento y el tumor ha
desaparecido. Aún me quedan 12 sesiones de quimio y al final una
operación, pero me estoy curando y voy a salir del bache que me ha
puesto la vida en el camino. Durante todo el tratamiento he sido
muy optimista y he estado lo más animada posible dentro de lo que
supone la enfermedad. Ánimos a todas, que hoy en día la medicina
está muy avanzada y, aunque el tratamiento no es agradable, se sale
y se tira adelante. ÁNIMOS A T    ODAS LAS MUJERES QUE
EST PASANDO POR EST BACHE. QUE SEAN MUY
     ÉN                          E
POSIT Y ADELANT
        IVAS                E.




                                                                      31
Lola Macías
Me siento orgullosa de saber que hay personas en este mundo que se
preocupan y luchan por la salud y el bienestar de otras. Desde aquí
quiero mostrar mi reconocimiento a todas esas personas que trabajan
para la derrota total del cáncer. Gracias por vuestra importante
                                !!!
labor!!!




Vanesa
Hola. Mi relato va a ser breve, pero espero que pueda servirle de
consuelo a alguien que esté en cualquier rinconcito pasando un mal
momento. Yo no he padecido cáncer de mama, pero sí mi madre
el pasado verano. Al principio, esta enfermedad (de la que muchos
no queremos ni mencionar su nombre, para mí es “el bichito”)
impresiona, impacta, desmoraliza, atemoriza... T los que leéis
                                                   odos
esto, incluso yo, hemos enterrado a alguien querido por esta maldita
enfermedad... y esta es la causa que nos puede llevar a tener todas
                                                                       32
esas sensaciones que antes he citado. Yo, también, en un momento de
mi vida, maldije lo que me rodeaba al ver que el cáncer volvía a apa-
recer por el umbral de mi casa, pero, gracias a la detección precoz
en el caso de mi madre, ahora al “bichito” lo llamo “contratiempo”.
Mi consejo es el siguiente: esperad a hablar con vuestro especialis-
                             !
ta! Ningún tumor es igual y, como se dice por aquí en Andalucía,
“cada cuerpo es un mundo”. Hay que intentar ser positivo, aunque
en ocasiones cueste trabajo, llevar a cabo aquello que nos haga felices,
visitar a los amigos y a la gente que nos quiere. Estas son las mejores
medicinas. Pedid ayuda en la Asociación Española Contra el Cáncer,
enferm@s y familiares, son una ventana de esperanza, o al menos
lo fueron para mí. Mi madre, en este momento, está paseando a
su nieta y preparando el almuerzo para cuando yo llegue. Por fin
podemos decir: bendita rutina!
                !




                                                                           33
Susana
He vivido muy, muy de cerca el cáncer de mama. Hace ya 12 años
que se lo diagnosticaron a mi madre. Recuerdo el momento en que
mi padre me lo dijo y aún siento aquella extraña sensación de…
¿impotencia…?, ¿nerviosismo…?, ¿incredulidad...? No sé muy bien
cómo definirla. Mi madre entonces era muy joven y siempre había
sido una persona muy sana y jovial, y me pareció tan injusto… Suerte
que era muy constante y consciente con sus revisiones y pudieron
diagnosticarlo a tiempo. Le hicieron una mastectomía, estuvo en
tratamiento de quimioterapia durante bastantes meses y, posterior-
mente, pasó por el largo proceso de reconstrucción. Ha sido muy
duro, ha sufrido muchos efectos secundarios por la quimio, no ha
vuelto a recuperarse completamente del brazo (también le extirparon
los ganglios de las axilas), la menopausia precoz también le ha dejado
huella, pero sigue viva, luchando cada día y sin dejar de sonreír. Es
increíble la fortaleza que tenemos, no somos conscientes de ella hasta
que no llega el momento de sacarla y de seguir... Ella lo ha conseguido
y espero que todo el mundo pueda hacerlo. No os saltéis las revisio-
nes, buscad el apoyo de la familia y los amigos, y sonreír siempre,
que la vida, a pesar de todo, es maravillosa..


                                                                          34
Noelia
En febrero del 2004, un cáncer de mama muy avanzado llamaba a
mi puerta. Yo tenía 31 años y estaba recién separada de mi marido.
Me pareció que la vida ya había terminado, pero, con la ayuda de
mi familia, mis grandes amigos, un amor incondicional y mi forta-
leza, salí adelante. Luché con uñas y dientes, y conseguí vencerlo. En
octubre del 2008, apareció de nuevo y, por segunda vez y con más
fuerza que nunca, empecé a combatirlo. Hoy estoy esperando que me
intervengan ya para ponerme la prótesis de silicona definitiva y lucir
mi nuevo pecho. Aquí os mando una foto de este verano, para que
veáis que nunca debemos perder la sonrisa. Un abrazo para todo
aquel que lea mi historia.




Melody
Estoy contenta de poder participar en esto. Yo no he padecido cáncer,
pero sí que lo he vivido muy de cerca. T mi madre como mi
                                          anto
abuela, mi abuelo y mi madrina han padecido cáncer y, ahora
                                                                         35
mismo, pienso a veces que también me puede pasar a mí. Pero,
si eso llegara a ocurrir, sé que habría mucha gente que estaría a mi
lado. Con esto no sé muy bien qué es lo que quiero decir o llegar a
transmitir. He perdido a familiares (a dos exactamente) por culpa
del cáncer y sé lo que duele. Viví las lágrimas de mi madre, su
operación, los días siguientes y cómo el médico le dijo que tenían que
volver a operar. Viví la situación de mi abuela, postrada en la cama,
sonriente a pesar de todo, igual que mi madrina. Quiero transmitir
confianza y fe. Me gustaría que cualquier mujer que lo padezca
supiera que tiene a mucha gente a su alrededor, gente que la quiere
y que siempre estará con ella. Ánimos.




Paula
Hola. Me hace mucha ilusión formar parte de este libro rosa. Les doy
mi apoyo a aquellas mujeres que están pasando por una mala racha
como consecuencia del cáncer de mama y les mando desde aquí un
fuerte abrazo, mió y de mi bebé, para que luchen, ya que con lucha
se sale rápidamente adelante. No padezco cáncer de mama, pero
                                                                         36
estoy amamantando a un bebé precioso y me acuerdo muchas veces
de las que sí tienen ese problema. Un beso muy grande a todas
y… QUE EL ROSA NOS UNA SIEMPRE!!!
  !!!




Raquel
Yo he vivido mi historia con el cáncer en mi entorno, con mi ma-
dre. En una de las mamografías rutinarias anuales, le encontraron un
bultito pequeño que, al analizarlo, resultó ser maligno, por lo cual
había que operarlo. Pasó de ser una bolita pequeñita que ni se notaba
ni le dolía a ser un bulto dos veces mayor en un mes, que fue lo que
tardaron desde que se lo encontraron hasta la operación. Al principio,
no te haces a la idea. No te puedes creer que le esté pasando eso a tu
madre porque para un hijo las madres son muy fuertes y nunca nos
las imaginamos enfermas, pero, cuando pasa, lo mejor es ser posi-
tivos, pensar que todo va a ir bien y, sobre todo, apoyarles en todo.
Tomarlo con positividad hasta el final permite al cuerpo estar fuerte
y poder afrontar mejor la situación. Mi madre, aunque con miedo
a la operación, lo tomó con valentía y positividad, y la operación,
gracias a DIOS, salió muy bien y la recuperación fue muy rápida.
Gracias a DIOS, a que cada vez se sabe más sobre la enfermedad y
a las revisiones anuales, tengo a mi mamá conmigo,
                                                                         37
ahora puede disfrutar de su nietecita y en la recuperación no tuvo
que tener quimio, sino solo unas sesiones de radioterapia. Así que,
por favor, no creáis que las revisiones anuales son una tontería, llegan
a salvarte la vida, porque si lo coges a tiempo es mucho más fácil,
muchísimas mujeres se salvan gracias a cogerlo a tiempo. No per-
mitáis que, por una dejadez o por miedo a saber si lo tendréis o
no, se sentencie vuestra vida, cuando os están dando la oportunidad de
seguir viviendo y, si no lo hacéis por vosotras, hacedlo por los que os
quieren, que no podrán vivir igual sin vosotras. NO OS DEJÉIS,
MIMAOS Y CUIDAOS. Un beso enorme a todas.




Ruth Geiler
¿Cáncer? Qué palabra con una carga tan negativa! ¿Por qué la
           !
palabra gripe no la tiene? T mi familia lo padeció. Mi abuela
                            oda
paterna lo tuvo de mama, mi padre de pulmón, mi madre de
ovarios, mi tía de útero, piel y ahora de riñón. Pero… ¿yo? ¿Por
qué yo? Yo tengo hijos, me necesitan, no me puedo enfermar. T
                                                            odo

                                                                           38
empezó con un tumor de mama en el año 2007, me lo diag-
nosticaron el día en que cumplí 43 años. Decidí dar batalla y no
dejarme vencer. Mis hijos tendrían el ejemplo de lo que era pelear
por la vida. Comprendí que algunos debíamos superar pruebas para
transitar por este mundo, y estaba dispuesta a atravesarlas. Dos
operaciones y rayos. Luego controles.




¿Pero ahora por qué? ¿Por qué si cumplí al pie de la letra todas
las indicaciones médicas? ¿Por qué si aún soy tan joven y tengo tanto
por hacer? Un tumor mucho más agresivo y en el mismo lugar.
Única opción: extirpar el pecho. Muchas lágrimas, dolor, sensación de
impotencia, enojo con el mundo, angustia, desamparo y una decisión:
vivir. Recordé las palabras de un conocido que me dijo: “Dios no te
pone pruebas que no puedas atravesar”. Me convencí entonces de
que una vez más sería capaz de afrontarlo. En abril me extirparon
el pecho. Pocas veces en mi vida sentí tanto el amor de quienes me
rodeaban: mis hijos, mi pareja, mi hermano, mis amigos, mis
compañeros de trabajo… todos estuvieron a mi lado. Sin todos ellos,
hoy no estaría escribiendo esto. Fue muy duro ver la imagen que me
devolvía el espejo, costó poder mirarme, ni siquiera fui capaz de
                                                                        39
curar la herida, iba todos los días al médico o venía una enfermera a
mi casa. Confiaba en que el resultado de la biopsia no requeriría que
efectuara quimioterapia, pero me equivoqué. “Cuatro sesiones cada
21 días2, dijo el médico, luego otra droga con igual frecuencia por un
año. “Se te va a caer el pelo”. Esa frase retumba aún en mis oídos.
¿El pelo? Ese tesoro que tanto cuidaba, de cuyo color y alisado
estaba siempre pendiente, otro símbolo de femineidad que me era
quitado. No me alcanzaban las lágrimas para descargarme. Qué difícil
era aceptar que, tras perder el pecho, ahora era el turno del cabello.
¿Cómo podría seguir sintiéndome mujer? ¿Cómo podría tener
intimidad con mi pareja? ¿Cómo evitaría que me miraran? El
primer paso fue seguir el consejo de una amiga que me dio los datos
de un lugar donde comprar unos pañuelos muy originales para la ca-
beza, adquirir una peluca y distintos accesorios, como cintas elásticas
con extensiones de flequillo y pelo largo para usar bajo los pañuelos.
T eso, me hice un corte muy corto a pocos días de la primera
  ras
sesión de quimio. La dueña del local donde adquirí mis accesorios
me recomendó hacer el curso de Luzca bien e, inmediatamente, le
dije “no, no voy a grupos de ayuda”. Entonces me sugirió que viera
en Internet de qué se trataba. Días después, seguí el consejo, vi la
página, los videos en YouT y mandé un e-mail. Un día más tarde,
                           ube
llamé por teléfono, me explicaron de qué se trataba y me inscribí.
Asistí al curso armada con mi bolsa, en la que llevaba la peluca, los
pañuelos y los distintos accesorios que había comprado.
                                                                          40
El ambiente era muy distendido. Había gente de muy distintas
edades, algunas muy arregladas, otras dejadas, algunas parecían aba-
tidas, otras tenían cara de enfermas… eso que yo no quería tener. Es
increíble ver cómo quienes pasamos por esto tenemos una mirada
distinta. Quizá cualquier persona que se nos cruza por delante no se
detiene a pensar por qué usamos un pañuelo quienes pasamos por
esto. Al empezar el curso, se presentaron la maquilladora y Nora.
Nos dieron una bolsa con distintos elementos y nos pidieron que
nos desmaquilláramos, hecho lo cual, paso a paso, comenzaron a
enseñarnos cómo colocar una base, el corrector, los colores de sombras
adecuados, cómo disimular ojeras, marcas e imperfecciones, y cuáles
eran los puntos de luz. T estuvimos muy atentas. La señora
                             odas
que tomaron como modelo parecía la protagonista de Cenicienta: se
convirtió en una reina tras seguir los pasos indicados. Luego, nos ex-
plicaron cómo ponernos cada tipo de pañuelo y cómo hacer para que
la vista de quien teníamos enfrente no se posara en nuestra cabeza,
sino en los accesorios, y cuál era el modo más apropiado de lucirlos.
Tomaron a varias de nosotras como modelos y nos probaron distintas
opciones. No se procuraba mostrar la miseria ni el dolor por el que
atravesábamos, sino todo lo contrario, lo que podíamos hacer para
recuperar la autoestima y sentirnos tan femeninas como siempre. Al
finalizar, en un clima muy distendido, un café dio el toque final al
curso. Salimos contentas con un set de maquillaje y muchas ideas
para aplicar.
                                                                         41
Antes de la segunda sesión de quimio y en tan solo cuatro días, el
cabello perdió fuerza, se convirtió en hilos que se caían en mechones
y decidí, no sin lágrimas, pelarme. Si bien siempre me arreglé y
maquillé, los consejos y tips del curso comenzaron a ser aplicados.
Las cintas sobre los pañuelos, los pañuelos enroscados, la peluca, las
extensiones y los distintos accesorios comenzaron a colaborar para que
el espejo me devolviera la imagen que quería ver. Cuando uno atra-
viesa una situación tan extrema como esta, puede dejarla transcurrir
sin hacer nada al respecto o extraer alguna enseñanza. Opté por la
segunda posibilidad. Este ha sido un momento de hurgar en lo más
profundo de mi ser, de parar la pelota, de barajar de nuevo. Ha sido
una nueva oportunidad de replantear la vida, los afectos, las priorida-
des. Busqué ayuda en mi psicóloga de muchos años, quien transitó
este camino a mi lado, la homeopatía colaboró en mi recuperación,
el curso me enseñó que podía siempre lucir mejor, comenzar las
clases de pintura me ha hecho descubrir un mundo nuevo en el que
los colores y las formas ocupan durante horas mi mente. No creo que
yo pueda aportarle mucho al mundo del arte, pero sí que el arte me
está ayudando a transitar este momento y a superarlo también. Un
trabajo tan estresante como el mío a veces no permite que uno no
actúe mecánicamente, todo transcurre, y justamente no se trata de
transcurrir, sino de VIVIR. Vivir la dicha de amanecer cada día, de
ver a nuestros hijos despertar y de poder salir cada mañana y gritar:
“ Estoy viva!”. En un mes reconstruirán mi pecho. Las heridas ya no
 !
serán físicas y depende de cada una de nosotras sanar las psíquicas.
                                                                          42
No es fácil, pero tampoco imposible. Si yo pude, creo que pueden
todos. Se trata de tener presente que no hay que darse por vencido
ni aun vencido y que esto también pasará. Agosto del 2010.




Vanesa
 Buenas! Mi historia es la historia de una persona muy importante
!
para mí: MI T En esa época, poco me enteraba yo de lo que
                  ÍA.
estaba pasando, solamente de que la tía estaba malita. Yo tendría 11
años, más o menos. Soy una de esas personas que empatiza rá-
pidamente con las personas que están sufriendo, sea por el motivo
que sea, así que allí estaba yo, apoyando, de la manera que podía,
a mi tía. ¿Cuál creéis que fue mi apoyo? Pues lo único que podía
hacer: ir a visitar a mi tía siempre que tenía ocasión. La verdad es
que esta experiencia me unió mucho a ella. La otra ayuda ya la tenía,
los médicos la estaban tratando y, aunque perdió un pecho y se la
cayó el pelo, ha tenido el resto del tiempo para sobreponerse a ello y
poder seguir con su vida Siempre iba a verla (también tengo que
hablar de mi madre, que no se separó de ella). Cuando mis amigas
iban al cine un sábado por la tarde, yo me iba a verla y a pasar la
tarde con ella. Sé que esto no la curó, pero AYUDÓ. Como ya os
he dicho, ella fue una de esas mujeres que superan el cáncer (aun
cogiéndolo tarde) y, despues de… bufff... pues casi 20 años, ahí está
                                                                         43
dando guerra y con los achaques típicos que va dando el paso de los
años. Espero que esta historia pueda dar un rayito de esperanza a
todas las personas que estén pasando por esta situación. ÁNIMO
Y ESPERANZA. Muchas gracias por haberme dado la oportuni-
dad de sacar todo esto de mi interior.




Lledó
Me agrada la idea de poder hacer entre todas el libro rosa de Auso-
nia. Creo que es un detalle muy bonito y me encantaría participar en
ello. Yo nunca he vivido una experiencia de cáncer de mama con algún
familiar o persona proxima a mí, pero sí puedo asegurar que sé
qué es el sufrimiento de tener un cáncer, ya que eso sí lo he podido
experimentar y sentir con seres queridos. Sé que es despertarse casa
día y sentir que todo aquello acabará, sentirse derrotada y no querer
luchar. Por eso, quiero que nunca perdáis la fuerza y las ganas de
seguir viviendo día a día, porque creo que es eso lo que te ayuda y te
hace seguir adelante. Sobre todo siempre hay que tener una actitud
positiva, nunca negativa. Hay que pensar que todo saldrá bién y que,
a parte de tus familiares o amigos, hay más gente que te apoya,
millones y millones de personas en el mundo. Este LIBRO para mí
es como un apoyo al que pueden recurrir todas aquellas mujeres que
                                                                         44
lo estén pasando en este momento y que necesiten ver todo el cariño
que hay en el mundo. Sin duda, es un libro que desprende fuerza y
energía. Y, por encima de todo, ánimos para poder seguir adelante.
 MUCHA FUERZA!
!




T
eresa
Hola a todas. Este es mi humilde granito de arena para apoyar esta
causa, que es la de todas. Mi historia comienza hace casi cuatro
años. Después de mis constantes revisiones, me tocó vivir la peor
experiencia de mi vida: me diagnosticaron cáncer de mama. Yo siem-
pre había creído que era una mujer débil, pero entonces me di cuenta
de que ante la adversidad me crezco. Sí, perdí un pecho, pero no
mis ganas de luchar. Desde el primer momento, estuve con la moral
muy alta. Sin pelo, hinchada, cansada, dolorida, etc., pero aquí estoy.
Gracias a los adelantos en medicina, gracias a Dios, EL CÁNCER
DE MAMA tiene cura, pero, por favor, acudid a vuestras revisiones.
Ya estoy cansada de escuchar: “¿Y si me dicen que tengo algo malo?
Ay, no, no, qué miedo...”. Esa actitud no nos ayuda ni a nosotras
                                                                          45
ni a las personas que intentan ayudarnos. Cuanto antes se diag-
nostique, antes comienza el tratamiento. ¿Que es duro? Sin duda,
pero a casi cuatro años de mi operación me encuentro genial, con
mis revisiones periódicas, pero viviendo, disfrutando de mi familia y
amigos. Así pues, id al médico al menor indicio, haceos exploracio-
nes, ayudémonos entre todas. No sé si esto lo leerá alguien, pero, con
una sola mujer que lo lea y por lo menos le haga pensar en ello un
minuto, habré cumplido mi misión. LA VIDA NO ACABA CON
UN DIAGNÓST Yo desde luego estoy muy viva y pretendo
                   ICO.
seguir así. SOMOS UNAS GUERRILLERAS Y EST BAT            A ALLA
LA GANAREMOS SIN DUDA. T Méndez. UNA MUJER
                                      eresa
MUY “COMPLET NO ME FALT NADA. PERDÍ UN
                    A”,                   A
PECHO, PERO GANÉ VIDA.




M. José
      a

Hola, chicas! Soy una afectada de cáncer de mama y quisiera dar
ánimos a todas, porque se puede volver a reír. Incluso estando en el
peor momento del tratamiento, hay que reírse, rodearse de la
                                                                         46
familia y de los amigos, y disfrutar de lo maravilloso que es estar
viva. Desearía que no existiera el cáncer, pero como eso, por ahora,
no es posible, solo quiero deciros que os cuidéis y no os olvidéis de
la prevención. Un gran saludo.




María T
      rancón
T 42 años, dos hijos de cuatro y siete años, un marido estupendo
 enía
y un montón de ilusiones en mi mochila cuando emprendí este viaje
tan inesperado por el duro camino de esta enfermedad. Saliendo de
la ducha, un bultito pequeño en mi mama izquierda llamó mi
atención. Nunca me habían hecho una mamografía, pues, en mi
comunidad, el protocolo de prevención te las indica a partir de los
45 años, pero ese bulto no me gustaba y, efectivamente, en apenas
tres semanas estaba operada, diagnosticada y con un futuro bastante
incierto. El CÁNCER se había cruzado en mi camino y otra senda
oscura me aguardaba amenazadora... Las sesiones de quimioterapia y
radioterapia durante un año y medio me convirtieron en “otra”, mi
aspecto físico cambió, me volví vulnerable y dependiente, pero
                                                                        47
algo dentro de mí me decía que yo podía, que seguía amando la vida
y que nada podría impedirme seguir soñando. Mis oncólogos me
advirtieron desde un principio de la gravedad de mi enfermedad y
de la lucha que se me venía encima, pero lo más difícil de vencer
fueron mis propios miedos, el miedo a perder lo que más quería:
mis hijos, mi marido, mi madre y mis hermanos, esa familia tan
hermosa que fue uno de los pilares de mi “vida” , si es que esa época
se puede denominar así... Lo que me producía más dolor era todo el
daño que les estaba causando a ellos. No voy a entrar en detalles sobre
las fases más cruentas de mi enfermedad, pero, como el ave fénix,
puedo decir que estoy resurgiendo de mis cenizas. Han pasado casi
cuatro años y el camino continúa, pero dejando cada vez más lejos
esos días. Me quedo con el aprendizaje intenso y todo el amor que
me brindaron mi familia y amigos más cercanos.




                                                                          48
Me gustaría lanzar un mensaje de confianza a todas aquellas que
estéis pasando por este duro trance: confiad en vuestros especialistas,
dejaos querer y sobre todo sed positivas. Y a todas las mujeres que
lean mi testimonio quiero decirles que la prevención es la mejor ma-
nera de evitar la enfermedad o de detectarla a tiempo. La autoexplo-
ración es el mejor instrumento que tenemos en nuestras manos. Ah!
Y no nos olvidemos de vivir de forma sana y saludable. Nosotras
                                                           !!!
lo valemos!!!




Feli
Hola a todos. Lo siento, pero mi historia no es de alegría ni de
esperanza, porque, en este caso, la persona cercana a mí no consi-
guió superarlo. Solo espero que mi experiencia valga para que todas
tomemos conciencia de la importancia de la prevención y de no aban-
donarnos, y para que dejemos de pensar eso de “ a mí no me va a
                                                    !
pasar!”. Los familiares también tenemos que empujar cuando hay
alguna sospecha, porque a algunas personas el miedo les paraliza y,
a veces, los de su alrededor dudamos durante un tiempo precioso.
Mi cuñada tenía 30 años y yo, entonces, estaba embarazada de mi
primera niña. Ella era una enamorada de los niños y no disfrutó
más que unos meses de su sobrina. No puedo dejar de pensar que
                                                                          49
deberíamos haberla arrastrado al hospital y no esperar por pruebas
que, como no se quejaba, se alargaron más de lo debido. Recuerdo
que al principio solo pensábamos que le iban a quitar el pecho;
luego, solo rogábamos para que le quitaran los dos y así tendríamos
esperanza. Gracias a todos por leerme, y especialmente a Ausonia
por proporcionarnos este nexo en común y hacernos ver a los que
solo conocemos la peor parte de la enfermedad que hay muchas
posibilidades de salir adelante.




Karina Sebastiani
Cuando se es joven y la vida parece encaminada, no creemos que algo
pueda afectarnos radicalmente. Yo tengo 26 años y no he sufrido
cáncer de mama ni de lejos ni de cerca, pero la opción está ahí,
porque nunca sabes si te puede tocar a ti o no. Hay muchas razones
por las cuales me decidí a escribir estas líneas y la primera es la
ilusión por la vida que muestran tantísimas mujeres que tuvieron
que superar esta enfermedad. Se mantuvieron fuertes y fueron capaces
de decir: “Yo quiero sentirme viva”. La segunda razón es porque cam-
pañas como esta nos ayudan, a quienes no hemos pasado nunca por
esto, a ser más conscientes de las consecuencias de no cuidarnos, de
no tomar en serio nuestra salud y de no pensar en el futuro. Muchas
                                                                       50
son las personas que viven al día, como si cada día fuese el último
sin pensar en el mañana. El aquí y el ahora importan, mantenerse
centrado y ser feliz es una medicina rejuvenecedora, pero la prevención
no es dañina y ayuda a vivir en armonía también. Hoy pensaba que
nada podía salir peor, debo decir que no ha sido un día muy feliz,
pero, sabiendo que siempre hay un mañana y que la fuerza de una
mujer supera todo obstáculo, me quise unir a esta prueba de fe y de
amor, porque no hay nada más bello en este mundo que las ganas de
sentirse vivo. Yo me siento capaz de todo, sé que quiero seguir ca-
minando por valles y montañas, recorrer mares y envejecer junto a los
míos, tropezar las veces que haga falta, pero con la mente siempre
en alto, para que siempre me recuerden. Y, cuando me toque mar-
charme, después de todo lo aprendido, me recuerden porque siempre
dije “yo quiero sentirme viva” y se sientan dichosos de continuar en
esta madre tierra tan maravillosa.




                                                                          51
Montse Pujol i Móra
A los 37 años, me detectaron un cáncer de mama. Ya han pasado
más de diez años y estoy aquí viviendo el día a día. Eso sí, no he
perdido nunca la sonrisa. Me he vuelto más sincera conmigo misma
y mis valores han cambiado. Ahora soy yo! No tengáis miedo, es
                              !
un pulso que hay que ganar. Las mujeres somos fuertes y estamos
acostumbradas a luchar. Como dice una amiga mía: “Después de esta
guerra, lo demás en la vida son batallitas”. Un beso.




Conchi Benítez
Hace ahora escasos 16 meses, recibía una llamada a mi móvil de al-
guien a quien quiero mucho. Su voz temblorosa al teléfono me hacía
pensar que algo no iba del todo bien: “El otro día me noté algo en el
pecho… me han hecho una mamografía y... ¿quieres venir a recoger
el resultado conmigo?”. Aquellas palabras se clavaron en mi mente y
sentí que algo que no habíamos encargado estaba por llegar. Así fue,
las pruebas indicaban que la lesión era maligna, que hacía falta
                                                                        52
extirpar y que necesitaríamos quimio y radio. Cuando quisimos
darnos cuenta, el cáncer había iniciado el proceso sin habernos pedido
permiso, ni a mi madre, ni a mi hermano, ni a mí. Fue difícil ver
a mi madre en el quirófano, en la sala de quimio o verla madrugar
para ir a darse la radioterapia, pero sin lugar a dudas fue una lección
para mí, porque su afán de lucha, de superación y su optimismo
me hacían pensar que todo iba a salir bien. Hicieron falta muchos
sacos de alegría, de cariño, cajas de besos y abrazos, bolsas de calor e
ilusión (y, bueno, algún que otro paquete de pañuelos, jeje). Gracias
a la gente que nos rodeaba y a quienes nos echaban un cable desde
arriba, el tiempo fue pasando y ahora ya andamos de revisiones. Por
el momento, la noche antes de la prueba nos duele un poco la ba-
rriga, pero después todo parece ir bien. A los que ahora inician este
camino que se cruza en nuestras vidas sin posibilidad de cambiar
de itinerario, solo quiero decirles que somos muchos quienes hemos
ido dejando nuestras huellas al pasar, y que la mayoría acabamos el
camino y nos reencontramos con nuestra vida anterior para continuar
con los proyectos que teníamos pensados. Es solo un desvío, pero
al final llegamos. Quiero también dar las gracias a quienes estuvie-
ron a nuestro lado y a la Asociación Contra el Cáncer de Mama de
Córdoba, porque permitieron que mi madre hiciera ese camino muy
acompañada y con todo el equipo necesario para no retrasar la llegada
a la MET   A.


                                                                           53
Auxi
Hola a todas esas mujeres luchadoras, valientes y llenas de ilusiones
para poder combatir la enfermedad! Me imagino que mi experiencia
es como la de todas. En un principio, la sensación es aterradora,
pero, seguidamente, te aparece la fuerza, se te levanta el ánimo y
coges una energía con la que eres capaz de luchar contra todo a la vez.
Son tan intensas las ganas de vivir y de poder compartir junto a tus
seres queridos todo lo que has dejado atrás... T aferras a todo lo que
                                                e
                                             !
digan para poder salvar eso tan bonito a lo que llamamos VIDA! Yo
particularmente fui operada por primera vez en el año 19 9 9 y ahí
comienza mi lucha. La segunda vez fue en las dos mamas… a falta de
una, fueron dos, en agosto del 2009. Ahora estoy fantásticamente
bien, con ganas de VIVIR muchos años y, por supuesto, todo en mi
vida es positivo.

Sin embargo, existe otra cara de todo lo bueno que os he contado y es
MI HIJA. Con ella, los ánimos y la enfermedad han ido de manera
diferente. Fue operada por primera vez con 17 años, una operación
muy fea en la que hubo que reconstruirle la mama y cortarle sus
conductos mamarios (nunca podrá amamantar a su bebé). Ac-
tualmente, tiene 20 años. Con 19, fue intervenida otra vez, concre-
tamente en agosto del 2009. Se llevó una semana conmigo: ella se
operó el día 13 de agosto y yo el 20. Lo mío no duele, pero lo de mi
                                                        !
hija es diferente! Ella es estudiante de cuarto curso en la Facultad de
                                                                          54
Derecho de Granada. Ha sido alumna honorada en su promoción por
ser una gran estudiante, reconocida por su gran capacidad intelectual.
Estando operada y drenada, tuvo toda la valentía y fuerza de ir a
hacer sus exámenes. Ella es una gran triunfadora, no está acomplejada
y solo quiere vivir. Quiere ser notaria.

Esta es parte de mi vida, espero que os haya ayudado. Luchad y
luchad, la vida es maravillosa, intensa y llena de emociones! Que
        !
nunca os destruya el SUFRIMIENT y no dejéis que os invada el
                                    O
MIEDO. Que tengáis mucha suerte, os lo deseo con todo mi cora-
zón.




Leire
Lamentablemente, en mi familia materna ha habido muchos casos
de cáncer de mama. T han acabado en final feliz, a excepción del
                       odos
de mi tía, que desgraciadamente falleció. No fue directamente por el
cáncer de mama, pero de alguna manera tuvo algo que ver. Después
de nueve años de haber superado el cáncer, decidió entrar en quirófano
para que le reconstruyeran el pecho, ya que le habían extirpado los
dos. Se sentía muy mal y se veía como un monstruo por tener una
gran cicatriz donde debería estar su pecho. Así que, después de
                                                                         55
mucho meditarlo, decidió meterse en el quirófano. La operación salió
bien y en un primer momento se estaba despertando normalmente
de la anestesia, pero, desgraciadamente, entró en shock anafiláctico,
quedó en coma y del coma pasó a muerte cerebral. Después de tres
años de falsas esperanzas, falleció a causa de un virus. Una de sus
hijas veló día y noche por ella. Por desgracia, después de cinco años,
la vida quiso que esta hija sufriera el mismo infortunio: le diagnos-
ticaron cáncer de mama. Gracias a los médicos y a su optimismo,
lo ha superado y, aunque tiene días muy duros por la reconstrucción
del pecho, ha vencido ese cáncer.


Desde aquí, yo quiero dar mucho ánimo a todas las personas que
padecen este mal o que lo viven de cerca. Con positividad y mucho
ánimo se consigue todo. En esta vida nada está perdido, siempre
tenemos que luchar por lo que queremos. A ti, prima, te doy la
enhorabuena por ser tan valiente, por ser tan luchadora y por afe-
rrarte con tantas ganas a este mundo, tienes el cielo más que ganado.
Querer es poder y juntos saldremos adelante.




                                                                         56
Sonia Gil
Hola a todas. Hoy precisamente, Día Mundial del Cáncer de Mama,
hace seis meses que me practicaron una mastectomía. En mi caso,
no ha sido nada comparado con lo que se esperaba, ya que llevaba
algo más de un año y medio notándome el dichoso “bultito”. Lo
dejé pasar, no me molestaba, así que nunca pensé que podía ser un
tumor, hasta que un día tuve que visitar a mi médico de cabecera
para pedir la baja por una rotura de tobillo y le dije: “Mire, tengo
un bultito en el pecho, debajo de la axila, al que no sé si debería
dar alguna importancia...”. Él, lógicamente, me dijo que claro que
había que dársela y me derivó al ginecólogo. El día en que recogí
aquel maldito sobre, lo abrí y leí aquello de “lesión sospechosa”, no
me podía creer que me pudiese estar pasando a mí. ¿Pero por
qué a mí? Pues porque así es la vida, este bicho no entiende de
edad (tengo 36 años), ni de nada de nada, te toca y punto. Hoy
me siento una privilegiada dentro de las afectadas. ¿Por qué? Porque
tengo una compañera de trabajo y de enfermedad que sí que acudió
al médico nada más notarse el bulto y en su caso el cáncer ya había
pasado al sistema linfático, al hígado..., y su pronóstico es más feo
que el mío...

Esta experiencia, esta historia es una LECCIÓN DE VIDA con
todas las de la ley. A partir de ahora, haré lo que quiera, diré lo que
me apetezca, aprovecharé cada minuto de mi vida haciendo lo que
                                                                          57
realmente me gusta y, sobre todo, seguiré diciendo NO cuando no
quiera decir SÍ. Lucharé para que el cáncer no sea la causa de dejar
a mi hijo de nueve años, lucharé por ser inmortal a esta enfermedad,
porque entre todas PODEMOS PLANT CARAAL CÁN-
                                          ARLE
CER.




Pilar Fernández Legazpi
Me llamo Pilar Fernández Legazpi y vivo en Guadarrama (Ma-
drid). A mí hace un año que me detectaron un bulto en el pecho
izquierdo. El 4 de julio de este año me operaron,y me quitaron un
ganglio de la axila y ese bulto del pecho. Gracias a Dios y a la cien-
cia, todo me ha ido muy bien, pues el ganglio dio negativo. El bulto
sí que dio positivo, no era muy grande y de categoría I/III, con lo
cual me he librado de la quimioterapia, pero he pasado 40 sesiones
de radioterapia y ahora me quedan cinco años de tratamiento en
pastilla.

Yo no sé si puedo aportar mucho a otras mujeres, pero, bajo mi
punto de vista, lo que hay que hacer es no venirse abajo, principal-
mente por nosotras y luego por quienes nos rodean. En mi caso, soy
viuda, tengo 50 años y un hijo de 21, el cual para mí ha sido una
                                                                         58
gran ayuda y apoyo, pues me ha acompañado a todos los médicos y
pruebas, y en mi convalecencia no me ha dejado ni un momento. A
mí no me ha cambiado mucho la vida, pero sí un poco la manera
de verla, ya que ahora vivo el día a día y siempre en positivo. CHI-
CAS, T   ENEMOS QUE COMERNOS EL MUNDO y sobre
todo luchar con todas nuestras fuerzas. A todas aquellas que lo han
pasado y que les queda por pasar, les mando mi cariño y mi apoyo,
y sobre todo un besote muy grande. MUAC!
                                    !




Nora
Hola. Me gusta muchísimo esta idea, muchííísimo. Sufrí un princi-
pio de cáncer con 15 años y, como dijo mi médico, ( cuánta razón
                                                      !
tenía!), el cáncer te consume si estás por los suelos, porque va con
el estado de ánimo. Desde ese día, sigo sonriendo. Con 17 años, se
acabó la historia y la sonrisa no me la quita nadie. Un beso.




                                                                       59
Rosa María Monzó
Hola, me llamo Rosa y tengo ahora 54 años. Hace ya 13, cuando no
estaba siquiera en la edad habitual de hacerme mamografías, descu-
brí un nódulo al que fui “persiguiendo” hasta que me diagnosticaron
un carcinoma de mama. Mis hijan tenían entonces 20 y 12 años,
y me necesitaban mucho, así que no había la menor posibilidad de
que me rindiera. T   ambién tenía una madre enferma de Alzheimer
a la que no podía entristecer con mi dolor. Me operé, seguí mi
tratamiento de quimio y radioterapia, y el hormonal de cinco años.
Perdí y recuperé el cabello y las pestañas; perdí para siempre la
menstruación a los 41 años, pero no supuso un trauma. Poco después
llegó la osteoporosis y es otro enemigo al que se puede vencer. Luché
en todo momento por no perder la alegría y recibí tanto apoyo, tanto
cariño del personal sanitario, de mis amigas y amigos, y de mi
familia, que supe que no tenía el menor derecho a dejarme vencer.
He conseguido lo que me propuse: ver a mis hijas convertidas en dos
mujeres maravillosas, tengo un nieto y espero que lleguen más. Soy
feliz, me siento útil y, disculpad la falta de humildad, aprendí a ser
una persona mejor, más generosa y más solidaria que hasta entonces.
No quiero aburriros más porque mi historia es, por fortuna, solo
una más entre las de tantas mujeres que hemos vencido al cáncer. No
os obsesionéis, pero no hay que bajar nunca la guardia! Llevemos el
                    !
lazo rosa cada día en el corazón, queridas amigas.

                                                                         60
Montse
Hola, soy Montse y tengo 43 años. Con casi 36, me diagnosticaron
cáncer de mama en estado II. Hice todo un tratamiento experimental
con operación incluida con vaciado de ganglios y, ahora, después de
siete años, estoy perfecta, mejor que nunca. A mis 43 años, veo la
vida de otra manera, la disfruto de otra manera, y físicamente me
encuentro perfecta, tanto por dentro como por fuera. Fue un duro
golpe, pero después, cuando ya lo ves desde fuera, te das cuenta de
que también te ha aportado cosas positivas, como ver la vida del
lado que importa, dar importancia a lo que verdaderamente la tiene
y apreciar lo que tienes en el momento sin pensar en lo que te falta.
Y una cosa muy importante: durante el año que duró el tratamiento,
pude disfrutar de mi hija, que entonces tenía cinco añitos.




                                                                        61
Maleni
Ayer hizo cinco años que me operaron de cáncer de mama con ciru-
gía conservadora. Después vinieron los tratamientos. Siempre lo llevé
bien, tuve mucho apoyo de la familia y sobre todo de mi marido,
pero, claro, también tuve bajones. Empecé a pensar en las recaídas y
los miedos, hasta que me di cuenta de que no merece la pena vivir
con miedo. Hay que hacer vida normal, siempre cuidándose, y no
pensar en lo que nos puede venir. En todo ese tiempo, también tuve
que asumir que no podría tener hijos (biológicos, claro) y también
salí airosa de eso: hoy soy mamá desde hace un año de dos preciosi-
dades etíopes, niño y niña, y somos la familia más feliz del mundo.

Solo quiero decir a la persona que esté pasando por estos duros
momentos que todo se supera, que tenga mucho ánimo y que ayer
me acordé de que cuando me operé, me decían: “Cuando te des
cuenta, hará cinco años”. Y es verdad, se pasan volando. Solo hay que
disfrutar de lo que tenemos alrededor. Gracias.




                                                                        62
Lucía García
Hace un año que me diagnosticaron un cáncer de mama y, aunque
fue algo muy duro, decidí continuar con mi vida tal y como estaba.
Cuando el tratamiento me lo permitía, iba a la universidad, salía a
cenar con mis amigas e incluso salía de fiesta y a pasear todos los
días. Siempre tuve una actitud muy positiva con la enfermedad,
porque estamos enfermas, pero yo me negaba a ser una enferma. Creo
que la lucha que mantuve con la enfermedad para que no afectara a
mi vida me ha ayudado a crecer mucho personalmente. T cáncer
                                                           ener
de mama es malo, pero, si lo pillas a tiempo, como es mi caso, y
te niegas a que te afecte negativamente, puedes sacar muchas cosas
positivas. Al mal tiempo, buena cara. Hay que pensar en positivo:
te cae el pelo, pues un cambio de look; engordas, pues te compras
más ropa para ir a la moda; estás cansada, pues duermes, que eso
rejuvenece la piel, y así con todo. La actitud positiva es lo que nos
salva de esta enfermedad, así que mucho ánimo para todas.




                                                                        63
María
Mi historia es la de todas: dolor, pruebas y zas!, RESULT
                                               !
                                                               ADO.
Hace 20 meses que empecé con todo esto: quimio, radio, trata-
miento hormonal, cirugía... y, aunque supongo que esto no se olvida
nunca porque cada revisión te lo recuerda, igual que las secuelas que
deja, por lo menos puedo decir que lo estoy dejando atrás, que mi
vida empieza a tomar otro rumbo y que la palabra cáncer no está
siempre en mi mente, porque ya he conseguido dejar sitio para otras
cosas.

Quiero transmitir fuerza, valor y ánimos a todas las mujeres que es-
tén pasando por la enfermedad y decirles que hay que luchar para
salir de esto. No es solo la medicina la que ayuda, somos noso-
                                                      !
tras! Y que sonrían! Y felicidades a aquellas que, como yo, pue-
     !                !
den escribir la historia de su supervivencia!




                                                                        64
Ser positiva es ver el vaso medio lleno
Soy una chica de 22 años de Barcelona. En el mes de junio de este
año 2010, le diagnosticaron a mi madre esta enfermedad y la verdad
es que no es fácil para una chica de mi edad. He tenido que pasar
de no tener ninguna responsabilidad a tenerlas todas, y eso es muy
duro, pero los médicos nos han dado todas las esperanzas. En el
mes de septiembre, la operaron, con éxito, y estamos a la espera del
tratamiento, pero estoy segura de que todo saldrá bien. Esto solo
es un pequeño lapso de tiempo que pasará más rápido de lo que
esperamos. Lo que no voy a hacer nunca es rendirme, tenemos que
seguir siempre adelante porque vale la pena, es mejor ver el vaso
medio lleno que medio vacío. Mi madre afortunadamente está muy
bien, ella siempre ha sido muy positiva y los médicos le auguran lo
mejor. Saludos y gracias.




                                                                       65
Mari Carmen
En diciembre hará cinco años de mi operación. Me encontré un
bultito en el pecho y fui al ginecólogo. Me hicieron una ecografía y
la cosa pintaba mal, así que me hicieron una punción. Nunca había
llorado tanto en mi vida como en aquellos momentos, algo me decía
que el resultado no sería bueno, y acerté. T fue muy rápido, en
                                                 odo
tres semanas me lo habían quitado y ahí empezó mi quimioterapia
y, más tarde, la radioterapia. T mucha suerte y mi cuerpo lo
                                     uve
aguantó todo tan bien que yo pensaba que un tratamiento así no
podía ser efectivo. Pero sí lo fue y, hoy en día, casi cinco años después,
doy gracias a mi cirujano y a mis oncólogos, a mis amigos, a mi
peluquera, a la que estuve un tiempo sin tener que visitar, y a mi
familia, a la que desde aquí pido perdón por los ratos que les hice
pasar... En fin, gracias a todos los que me apoyasteis, porque por
vosotros merece la pena vivir. Un beso muy fuerte a todas las que lo
estáis viviendo ahora, pero aguantad, que en unos meses estaréis tan
guapas como antes, o más, y podréis contárselo a otras mujeres que
necesitarán vuestro apoyo y experiencia. Hasta siempre.




                                                                             66
Sara
Me parece estupendo esto de ayudarnos las mujeres en esta historia.
Cada una con sus vivencias aporta una esperanza. En mi caso, lo viví
en segunda persona. A mi madre se lo diagnosticaron hace cuatro
años y ahora es una persona nueva. Recuerdo que nunca se desplomó
delante de nadie. T
                  uvo.una entereza que yo jamás podría haber de-
mostrado. Siendo madre soltera y con dos hijos, nunca faltó en ningún
momento. A todos nos demostró que era una campeona de pies a
cabeza. Cada día es más feliz y yo me siento orgullosa, y disfruto
de ella como nunca antes lo había hecho. VIVAN LAS MUJERES
                                        !
SONRÍEN A LA VIDA!




                                                                        67
Vanessa Vázquez García
  Hola, chicas! Estoy encantada de poder aportar mi granito de arena
!
a vuestro proyecto. T 29 años y con 25 me detectaron un bulto
                     engo
del tamaño de un garbanzo. No era nada serio, pero, como tengo
antecedentes familiares, no dejo de controlarlo cada año. Un beso muy
fuerte a todas las que estáis luchando con uñas y dientes, y mucho
ánimo a las familias de las que perdieron la batalla. NO DEJÉIS
                                                    !!!
DE LUCHAR!!!




Manuela
14 de noviembre del 2008
Queridos amigos y familia:

Una vez llegados a este punto del viaje, tengo que confesar que ni
en mis mejores sueños, me hubiese podido imaginar superar la fase
de la quimioterapia y radioterapia con nota: sí, nota de alegría ante
todo, esa alegría que me habéis aportado cada uno de vosotros en
diferentes momentos del proceso... Siempre os estaré eternamente
agradecida... Las personas necesitamos, sobre todo cuando estamos
débiles e indefensas, el contacto afectivo que nos calme, nos alivie
y nos proporcione esa seguridad que no encontramos, y más aún
                                                                        68
cuando te diagnostican una enfermedad: todo se derrumba, casi todo
lo que te importa, en cuestión de décimas de segundo, deja de tener
importancia. Cuando escribí mi primer e-mail, después de la mas-
tectomía, no era consciente de que en la mochila, además de todo
el equipaje, iba a tener cabida el miedo y el dolor… mucho miedo
y dolor, pero no tanto físico como emocional. Miedo a desaparecer,
a dejar de existir en mi vida y en las vuestras, a darme cuenta de
lo efímero de mi existencia, miedo a lo desconocido, a ponerme en
manos de expertos en la materia que me hablaban en chino, pero que
me facilitaban la luz a una nueva vida, eso sí, pasando por etapas de
dolor, que se han quedado tan solo en molestias. Al fin.. mi alopecia
temporal, mis insomnios por la cortisona, mis malos sabores de
boca, mis diarreas y, sobre todo, mis cambios de humor. Una vez
más, gracias, mil gracias por compartir mi dolor, mis miedos, mis
malos momentos, por hacerlos vuestros, sin vuestro apoyo y vuestra
ayuda no hubiese sido tan llevadero. Gracias por estar ahí, a mi lado,
siempre.

Alguien entendido en la materia me comentó que, cuando finaliza
la quimioterapia, algunos pacientes sufren un bajón, echan la vista
atrás y piensan: “ Dios mío! T lo que he pasado, no sería capaz
                                 odo
                  !
de volverlo a pasar”. Y tanto que sí, una y mil veces. Vale la pena
el esfuerzo, la lucha diaria, se trata de ir sumando, si no hoy no
estaría escribiendo mi historia, la negatividad se hubiera apoderado
                                                                         69
de mis pensamientos más profundos. He entendido que la vida se
me escapaba, que al principio la cosa no pintaba nada bien, que no
iba a ser nada fácil superar la enfermedad: un cáncer que se llevó
una parte de mi ser y que, de no haberlo pillado a tiempo, hubiera
tenido un final muy, pero que muy diferente. Pero aquí estoy dando
guerra, y espero que por mucho tiempo. En estos meses me he
dado cuenta de lo poco que soy y he sentido que la vida es solo un
préstamo que tarde o temprano tenemos que devolver, queramos o
no, y he llorado, no he dejado de llorar, hasta quedarme sin fuerzas,
pero aquí estoy, aprendiendo a encajar mi enfermedad, a convivir con
ella de una forma sencilla y natural. Ahora ya sé que habrá un antes
y un después, pero lo verdaderamente importante es el durante. Un
beso grande. Os quiere, Manuela.




Leticia
Hola, me llamo Leticia y soy de Galicia. No es muy grande, pero
seguro que hay un montón de mujeres con este problema... Pues
                                                                        70
bien, yo tengo la suerte de no ser una de ellas, pero no puedo descar-
tarlo, ¿verdad? A esas mujeres que tengan o hayan tenido la enfer-
medad, quiero darles mi apoyo absoluto y decirles que sigan adelante
con todas sus fuerzas, que se apoyen en la gente a la que quieren y
que no miren nunca hacia atrás. Las mujeres somos más fuertes de
lo que parecemos, no nos vencerán tan fácilmente, pasamos peores
cosas en la vida. PODEMOS.




Pepita Gerona T
              orres
Me detectaron un cáncer de mama hace cinco años y ahora estoy
genial. Mi doctora Ana Lluch y su equipo médico, junto a mi fa-
milia, me han ayudado a superar este mal trago que la vida me ha
hecho pasar. Es muy importante la actitud ante esta enfermedad y
sobre todo saber hacer frente a la situación con mucha positividad.
Cada día que me levanto, doy gracias por ver el sol y poder disfrutar
de todo lo que me rodea, y en especial de mi nieto PAU, que tiene
un añito… cuando lo veo se me pasan todos los males habidos y por
haber. En fin, chicas, hace un año me detectaron un tumor en la ro-
                                                                         71
dilla, pero era de los buenos, así que me lo quitaron y estoy genial de
la muerte. Por lo menos ahora trabajo menos y dedico más tiempo
a mi familia y a mí misma: me voy de viajes, voy a ver musicales
y hago muchas cosas que antes ni pensaba en hacer. ÁNIMO A
T ODAS Y A LUCHAR PARA PODER VER EL SOL UN DÍA
MÁS..




M. Ángeles Díez
      a

Un día estaba en la ducha y me noté un bulto. Pensé que eran cosas
de la regla, pero, al ver que tras unos días seguía ahí, me fui al
médico. Eso que pensé que nunca me podría pasar había llegado.
No me lo podía creer: no tengo antecedentes, hago una vida sana,
sigo una dieta saludable… ¿por qué a mí? Me pasé una semana
llorando, pensando en lo peor, en qué pasaría ahora. T un mari-
                                                     engo
do estupendo, dos niños maravillosos, mis padres… cuando pensaba
en que a lo mejor no podría estar con ellos, no lo podía soportar.
¿Cómo decírselo a mis padres? El decir a unos padres que a su

                                                                          72
hija le pasa algo malo es muy duro, así que decidí decírselo el día
antes de la operación y contándoles la mitad de la mitad. Fue en ese
momento cuando dejé de llorar, saqué fuerzas que creí que no tenía
y opté por la vía quizá más dura, que es luchar y plantarle cara
a la enfermedad, y, de momento, así sigo. Una vez confirmado que
el bulto era malo, había que operar. Me quitaron el pecho izquier-
do, pero no me importó. Fue un alivio saber que ya no tenía el
tumor y un alivio aún mayor conocer los resultados posteriores que
me informaban de que no se había extendido a ninguna otra parte
del cuerpo. Sé que el trago de esperar los resultados es duro y que,
a partir de ahora, lo voy a tener que pasar con las revisiones, pero
confío en que todo vaya bien. Ahora estoy con la quimioterapia, ocho
sesiones en total y ya solo me faltan tres. La verdad es que lo llevo
bastante bien, con algún día revuelto, pero poca cosa. Se me cayó el
pelo, pero con mis enanos que me ven guapa con todo tampoco me
importa. Eso de que te digan “mamá, tú estás guapa con todo, calva,
con pañuelo o con peluca”, te hace sonreír a la vida y olvidarte de
las cosas superficiales.

Esto ha cambiado mi vida, pero me he propuesto que solo sea una
parte de mi vida y no mi vida entera. Sigo hacia delante viviendo el
momento, el día a día, sin pensar o preocuparme por algo que pa-
sará el próximo mes, ni siquiera la próxima semana. Ahora intento
tomarlo todo más tranquilamente, dando importancia a lo que mere-
                                                                        73
ce la pena. Y todo esto lo he conseguido con el apoyo de mi marido,
al que quiero como el primer día y que siempre está ahí, de mis dos
niños, Pablo y Blanca, que, aunque a veces dan guerra, son lo mejor
que me ha pasado, de mis padres, que se están portando como unos
campeones ayudándome en todo y no derramando ni una lágrima
delante de mí, de mis hermanos, que sé que se preocupan cada uno
a su manera y que están para lo que necesite, de mis cuñadas, que
son como mis hermanas, y de mi sobrino Mario, que me da unos
besos y unos abrazos que valen todo. T    ambién, cómo no, tengo que
mencionar a mis amig@s y compañer@s de trabajo, que me dan
ánimos cada vez que hablo con ellos o leo sus correos. Y una última
cosa: LA DET    ECCIÓN PRECOZ. Es muy importante hacerse
todos los años la revisión en el ginecólogo y yo soy de las que piensa
que las mamografías deberían empezar a hacerse antes, ya que cada
vez son más jóvenes las mujeres que padecen cáncer de mama. Y no
os olvidéis de las autoexploraciones mensuales, incluso para las que
estamos operadas, pues nos queda otro pecho que hay que vigilar.
Un beso para tod@s y mucho ánimo. Disfrutemos de la vida, de
lo que somos y de lo que tenemos.




                                                                         74
Marta
Hola. Espero que mi experiencia os pueda ayudar. Desde que tuve
a mi bebé (lo mejor que me ha pasado), en estos dos años no me
ha pasado nada bueno: me echaron del trabajo, la familia paterna no
quiso saber nada del niño… T estrés me derivó en hipotiroidismo,
                              anto
ansiedad... y cuando pensaba que todo era un asco, que menuda mala
suerte, me noto un bulto en el pecho. ¿Qué más me podía pa-
sar? Y, claro, pensé que era malo, sobre todo teniendo antecedentes,
como era mi caso. Mientras esperaba los resultados, pensé de todo
y nada bueno: que por qué a mí, que no iba a tener fuerzas... todo
negativo, vamos. Finalmente, los resultados confirmaron mis sospe-
chas: bulto de 4,5 cm con otros pequeños tumores alrededor, por
lo que tenían que vaciarme el pecho. Mientras me lo comunicaba el
ginecólogo, se me saltaban las lágrimas, seguía pensando en mi mala
suerte (además, ese día no me pudo acompañar nadie) y no sabía
qué preguntar. Salí llorando de la consulta, llamé a mi marido como
pude para decírselo y, al colgar, me dije que no podía seguir llorando,
porque tenía que ir a buscar a mi niño y no me podía ver mal.
Desde ese momento, no sé cómo, me vine arriba, y hasta ahora. Fue
duro decírselo a mi madre, pero me sentí con mucha fuerza y he
sido yo la que al final ha animado a toda mi familia. T fue muy
                                                          odo
rápido: operación, tratamiento... El día 4 me dan mi último ciclo de
quimio y, aunque pasas unos días malos, luego estás como si nada.

                                                                          75
Claro está que también tienes bajones y, sin saber por qué, pasas
de estar bien a tirarte por los suelos. La verdad es que pensé que
iba a ser mucho peor.

Esta es mi historia y, aunque no he querido ver informaciones ni
saber nada de otros casos, ahora me encuentro con fuerzas para daros
ánimos a todas las que los necesitéis. Espero poder haber aportado
algo bueno. Y, como todo el mundo dice, hay que ser positivo, porque
de esto se sale. ÁNIMO Y A SEGUIR LUCHANDO.




Marián Bazaga Carrasco
Hace algo más de diez años, una persona a la que adoraba (mi
abuela) se fue de entre nosotros, tras 15 años de convivencia y lucha
contra el cáncer de mama. De ella aprendí a perdonar, a ayudar a
las personas, a ver que el mundo es más bello si le ponemos una
sonrisa, a ver lo maravilloso de una tarde de sol, o incluso de una
de lluvia. Aprendí que la familia era lo único que calmaba y sanaba
nuestros fantasmas pasados y presentes, y, sobre todo, aprendí a LU-
CHAR en todas las situaciones de la vida, porque quizás mañana
me pueda tocar a mí o de nuevo a alguien a quien quiera o conozca.
Por eso, hay que pronunciarse a favor de esta maravillosa causa que es
                                                                         76
la investigación para paliar el cáncer. Gracias por trabajar cada día
sobre este campo.




María del Campo
Hola, soy Kampos. Con 38 años, me diagnosticaron cáncer. De esto
ya hace seis años y la verdad es que estoy fenomenal. Pasé por la
temida quimio y por la radio, pero siempre sin perder el ánimo. Yo
doy las gracias a todos lo que han estado a mi lado en todo momento
y, especialmente, a mis dos hijos, que siempre han estado conmigo.
Nunca dejéis de haceros las revisiones, es algo muy importante para
tod@s. Quiero desde aquí dar las gracias a todos los que apoyan esta
lucha y darles muchos ánimos a todas las personas que en estos
momentos están pasando por esta situación, para que jamás pierdan
las esperanzas. Un saludo.




                                                                        77
Aurora
¿Sabéis? Siempre que veo el anuncio que ponen en la televisión, ese
en el que llega una profesora al colegio después de haber superado o
estar pasando por un cáncer, y toda su clase se echa encima de ella
a abrazarla y lloran... pues lo cierto es que me siento unida a ellos
y sin más yo también me pongo a llorar como una tonta. Supongo
que todas llevamos un poquito de ese sentimiento dentro de nosotras.
Creo que hay que apoyar a todas las mujeres que padecen cáncer y
animar a que todas nos sigamos haciendo las revisiones necesarias
para prevenirlo. Muchos besos a todas.




Saray
Estoy muy a favor de esta campaña y muy orgullosa de formar parte
de este libro. Me parece una iniciativa interesante, a la vez que muy
importante para todas esas mujeres que sufren esta enfermedad tan
grande. A todas ellas, les doy todo mi apoyo y mi cariño, ya que
necesitan muchos ánimos en estos momentos. Esperemos que pronto

                                                                        78
haya una solución para esta enfermedad, que la ciencia avance y que,
gracias a campañas como esta, podamos hacer más humana a la
gente y ponernos en la piel de quien está sufriendo un cáncer. Un
saludo.




María Isabel T García
             raverso
Hola. Me llamo María Isabel y hace un mes que fui diagnosticada
de cáncer de mama. Me acabo de poner el segundo ciclo de quimio-
terapia y luego llegará la operación, la radioterapia... Pero, a pesar de
todo, estoy feliz por seguir aquí y poder contároslo. Ahora vivo cada
día como si fuera el último e intento disfrutar de las cosas que antes
pasaban desapercibidas en mi vida: carpe diem (aprovecha el mo-
mento). Esa ha sido mi máxima toda mi vida y, ahora, aún más.
T 41 años y dos hijos, Claudia y Julio, de nueve y cuatro años
 engo
respectivamente. Por ellos voy a luchar como solo una madre sabe
hacerlo. Y, por supuesto, por mi marido, por mi madre y por mi
hermano. Ellos son los que me animan en los momentos más duros.
                                                                            79
Ahora me miro al espejo y veo una mujer luchadora, una mujer que
le planta cara a la muerte y que no se dejará vencer fácilmente. Estoy
segura de que ganaré la batalla.




Montserrat
A finales del mes de agosto del 2009, cuando me estaba duchan-
do, se me cayó la esponja, la cogí junto a mi pecho y noté un bulto
justo al lado del pezón. Pensé: “ Uf! Esto no es normal”. Estaba
                                  !
de vacaciones. Al cabo de tres o cuatro días, volví a casa, llamé al
ambulatorio, me dieron hora y, unos días después, fui a hacerme las
mamografías. Justo el 29 de septiembre, el día de mi cumpleaños,
me llamaron para decirme que había que repetir las “mamos”. Me
di un gran susto y ya empecé a sospechar que algo no iba bien. A
partir de ahí, empezaron pruebas y más pruebas. El 20 de octubre
del 2009, me dieron el diagnóstico: cáncer de mama. El mundo
entonces se paró de golpe y todo empezó a girar y girar, y yo ahí en

                                                                         80
medio sin entender nada. Estaba acompañada por mis dos amigas y
ellas también se quedaron heladas. Lloré, di la noticia a mi marido, a
mi hijo y a mi padre (80 años). Además, era mi segunda vez con
problemas graves: con 23 años tuve un linfoma de Hodgkin. Ahora
tengo 53 años.




Irene
Hola, me llamo Irene y tengo 16 años. La verdad es que no he vivido
nunca o no he sabido de nadie que haya tenido este tipo de cáncer. Al
leer las muchas de las historias que hay en este libro, decidí unirme
a este gran proyecto en solidaridad y apoyo a todas las mujeres que
tienen este problema. Por eso, desde donde les estoy escribiendo, les
trasmito la máxima fuerza y alabo su valentía, porque pasar por
algo así debe de ser muy duro. T que luchar cada día contra esa
                                 ienen
enfermedad, porque merece la pena hacerlo. Por todo ello, les digo a
todas las mujeres que son las mejores por superar algo así. Solo por
eso se merecen que todos nos solidaricemos con ellas. Mucha fuerza
                                                       !
y animo!
                                                                         81
Elena Cano T
           orres
Hola, amigas. Mi historia es un poco diferente, pero a la vez muy
parecida a la de muchas mujeres que estamos aquí. Hace unos 25
años, mi madre se murió de un cáncer de pecho (entonces no ha-
bían los mismos avances que hoy en día). Poco después, a mí me
diagnosticaron un cáncer linfático. Me operaron y luché muchísimo.
No importa que se te caiga el pelo, no importan los efectos de los
medicamentos, no importan las estrías, porque realmente todo eso
con el tiempo desaparece. Lo que realmente importa es luchar, tener
muchas ganas de vivir, por ti y por las personas que te rodean,
reírte mucho, porque la risa cura y ayuda a que suban las defensas.
Creedlo, amigas, a mí me daban un año de vida y, después de luchar
durante unos tres años, aquí estoy. Recuerdo cuando mi pediatra-
oncólogo me dijo: “Esto es un éxito para mí, porque eres la primera
persona que curo de lo que tenías, y un éxito para ti, porque estás
viva”. Se me puso la piel de gallina, porque, después de toda la
lucha, por fin EST CURADA!
       !            ABA
                                                                      82
No tenéis que vivir con miedo a las recaídas. De esto hace ya casi
24 o 25 años y yo siempre digo que he creado anticuerpos contra el
cáncer. Jamás pienso en volver a tenerlo, pero, si algun día fuera así,
volvería a luchar como una leona. T que dar muchas gracias a mi
                                  engo
abuela Asunción, porque estuvo a mi lado en todo momento, luchó
conmigo y siempre me apoyó y me cuidó. Yo sé que mi madre,
desde dondequiera que esté, también está muy orgullosa de mí y de
todas esas mujeres que están luchando, ganan y ganarán la batalla.
Un beso muy fuerte, amigas, para todas vosotras. SE PUEDE,
CREEDLO, SE PUEDE GANAR.




Arancha García López
Mi nombre es Arancha, tengo 32 años y tengo cáncer de mama.
Me lo diagnosticaron en abril, cuando mi peque tenía cuatro meses.
En principio es un golpe muy duro, y más con un bebé tan pequeño.
No sabes si vas a poder ocuparte de él, ni cómo va a ser la quimio-
terapia, que al principio da mucho miedo, pero siempre he sido una
persona muy optimista y así me lo tomé. Ahora ya he terminado
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  • 2. Prólogo E sta edición es solo una pequeña selección de las muchas historias que habéis compartido en www.ausonia.es/aecc Cada historia es un pequeño gesto que cuenta vuestra experiencia de lucha. Gracias a vuestros testimonios de apoyo, el Libro Rosa de Ausonia se ha convertido en un libro lleno de experiencia y superación que ayudará a muchas personas a luchar. Muchas gracias a todos por vuestro apoyo con estos testimonios, por vuestros mensajes de prevención en la Red Ausonia y vuestros gestos de solidaridad, incluyendo el casi medio millon de pañuelos rosas que os habéis pues- to. Juntas avanzamos contra el cáncer de mama.
  • 3. Sonia El principio y el fin de mi historia se los debo a mi hija. Descubrí un tumor en el pecho gracias a un golpe que me dio a los seis meses y que no curaba. Antes de la intervención, ella fue lo que me dio ánimos para luchar con todas las ganas y no caer en el pozo de la depresión. Una vez que todo ha salido bien y que podemos contarlo, he aprendido que las cosas se valoran de distinto modo, que un gesto de cariño o un abrazo a tiempo vale todos los esfuerzos del mundo y que solo cuando te sientes querido y necesitado tu valor es el triple. Mi pequeña me debe la vida y yo se la debo a ella, y eso nos une mucho más, aunque tengo que decir que me sentí querida y arropa- da por todos (sobre todo por mi marido, pero también por mis padres, suegros, hermanos… a cada uno de ellos le debo algo). 3
  • 4. Mila Hola, soy Mila. Ahora hace dos años que fui operada de cáncer de mama. He sido atendida por un equipo estupendo al que quiero dar las gracias, el equipo de oncología del Hospital de Sant Pau de Barce- lona, tan eficiente como humano. He sido tratada con quimioterapia, tumorectomía y radioterapia. Ha sido un camino duro, una carrera de fondo en la que a veces te quedas sin fuerzas. Podría dar caracterís- ticas del tipo de cáncer, etc…, pero después de todo lo que ha pasado me gustaría únicamente dejar un mensaje positivo y de esperanza para todas las mujeres: somos muchas las que hemos superado el cáncer y muchas las que lo vais a superar. Ánimo a todas, y gracias también a todos los que, desde su esfuerzo, ayudan a la lucha contra el cáncer de mama. 4
  • 5. Ana Rosa Es mi historia, pero la enfermedad la ha sufrido mi madre. En una semana cambió todo: le detectaron un tumor muy agresivo, esa misma semana entró en quirófano y le hicieron una mastectomía completa en el pecho. Después llegaron las sesiones de quimio y todo lo que eso conlleva. Lo pasó todo prácticamente sola (yo era más pequeña), pero todos estábamos ahí. Ya han pasado casi 20 años y está estupenda. Ahora tiene 70, está feliz con su vida y siempre dice que de todo se sale y que el cáncer se cura. Es fuerte, muy fuerte, y me lo demuestra todos los días. Un abrazo a todas. 5
  • 6. Ana Es genial poder concienciar a las personas de la importancia de esta enfermedad y es un orgullo y placer para mí, y espero que para todos, poder aportar algo a todas aquellas que la sufren, aunque solo sea un “ tranquila, puedes superarlo, lo superarás!”. Gracias a Dios, ! no he sufrido, ni mi entorno familiar tampoco, cáncer de mama, pero me imagino que no se pasa nada bien. Es duro y se pasa mal, pero hay que ser fuerte y afrontar las cosas con valentía, además de tener el apoyo de los seres queridos para seguir adelante y superar esa dura etapa. Solo me gustaría decir que esto es bastante importante y que merece atención. Gracias a Ausonia y a la AECC por informar a todo el mundo. 6
  • 7. Rosa Martínez Soy socia de la AECC. Afortunadamente, no he padecido hasta aho- ra esta enfermedad ni tampoco ninguna mujer de mi familia directa, pero eso no significa que estemos exentas, pues la vida a veces da sorpresas inesperadas. La historia que voy a contar la viví a través de una tercera persona, una chica de mi barrio a la que no conocía de nada y con la que no había hablado nunca, pero a la que veía día tras día, año tras año, luchar contra su enfermedad y procurar seguir con su vida lo más normalmente posible, llevando a sus hijos al co- legio, trabajando, disfrutando de cada momento... Desgraciadamente, al final no pudo vencer en su lucha. Nunca podré olvidar lo que me impactó aquella persona desconocida. Desde el fondo de mi corazón, deseaba que se curara y superara ese duro bache. Quiero mostrar mi apoyo y mi fuerza a todas las mujeres que estén padeciendo esta enfermedad. Quiero animar también a colaborar con la AECC, para que todos juntos podamos ayudar a vencer esta enfermedad que afecta a tantas mujeres porque, como antes he dicho, nunca se sabe lo que te puede deparar la vida. 7
  • 8. Cinta Cantons Sancho Hola. T 38 años y hace un año que me diagnosticaron cáncer de engo mama con metástasis en los huesos. Los primeros días tras recibir la noticia fueron muy duros, solo lloraba y no quería salir de casa. Ahora es diferente, he aprendido a asimilar la noticia y tengo muchas ganas de vivir, de trabajar y de salir con mis amigos. Mi fuerza la saco de mis hijos, de mi marido y de mi familia. Sin ellos, creo que no hubiera salido del pozo. Me encuentro muy bien. He tenido una revisión esta semana y me han dicho que todas las pruebas salen muy bien, que está controlado. Estoy muy feliz.... 8
  • 9. Nieves Leyva Cuesta Yo soy hija huérfana de madre fallecida por cáncer de mama. Han pasado ya más de 20 años de aquello y no ha habido ni un día en que no me acuerde de ella. Sé que la ciencia ha avanzado mucho desde entonces y que es una enfermedad que se puede superar. De hecho, la enfermedad quiso acercarse a una gran amiga un año más joven que yo y con mucha fuerza ha conseguido superarla, por ella, por mi madre y por otras mujeres que la han padecido. Me siento muy solidaria con esta causa y no puedo más que aconse- jaros dos cosas: haceos una revisión periódica de las mamas y disfru- tad cada día de vuestra vida como si fuese el último. Nada ni nadie podrá con nosotras, yo me siento fuerte y protegida por mi angelito de la guarda particular, pero no por ello dejo de ir al ginecólogo. Sed listas y anteponeos a un diagnóstico tardío. Fuerza, salud y mucho ! amor! 9
  • 10. Merche M. Lago Hola, amig@s. Fui diagnosticada en mayo del 2005. Acababa de cumplir 40 años. Cirugía conservadora y extirpación total de los ganglios, ya que algunos estaban contaminados... Ocho ciclos de qui- mioterapia y 33 sesiones de radioterapia. En febrero del 2006 acabé los tratamientos. Durante el tratamiento, reí, lloré, trabajé y luché con todas mis fuerzas para vivir. Al acabarlo, tenía mucho miedo. En la superación de este miedo, doy las gracias a Nuria, de la AECC. En mi curación, doy las gracias a los médicos, a mi ma- dre, a mi hermano, a Montse, a mis amigos (David, Enma, Juan Carlos...), a la vida… doy gracias a la vida por haberme dado otra oportunidad de vivir una vida distinta, más plena, más llena de vida. En cuanto acabé los tratamientos, en marzo del 2006, me dio por el baile de salón. Estoy en revisión. La foto que he puesto es de la actuación de este año en junio, en el T de la Danza de Madrid, eatro bailando claqué en la composición que presentó mi profesor para el fin de curso de la escuela de danza a la que voy. He sido muy feliz. T de serlo un poco todos los días. Muchas gracias por darme rato 10
  • 11. esta oportunidad de exponer brevemente lo que me pasó, Ánimo a tod@s, y a mí misma, por haber tenido esta otra oportunidad. ! Besos y abrazos! Raquel Hola, me llamo Raquel. Me diagnosticaron el cáncer el mismo mes en que cumplía 28 años. T comenzó cuando me noté un bultito odo duchándome. ¿Cómo se me iba a pasar por la cabeza que podía ser malo? Aun así, decidí ir al médico ( menos mal!!). Os podéis !! hacer una idea del shock que supuso el diagnóstico para mi familia y amigos. Nunca se me olvidará el momento en que les tuve que dar la noticia, sobraban las palabras. A todas las que están pasando ahora por esto, no les puedo negar que las pruebas y los tratamien- tos son muy duros, que es muy pesado ir al hospital, que pasas mucho miedo, pero os aseguro que todo ha merecido la pena y que te haces mucho más fuerte. Una de las pocas cosas positivas que puedo sacar de todo esto es haber conocido a la que era mi oncóloga, Encarna Adrover Cebrián, del Hospital de Alicante, que no solo es una doctora excelente, sino también una persona maravillosa. Quiero decirles a todas las mujeres que estén pasando por esto que NUN- CA, NUNCA DEJEN DE LUCHAR. Y también me gustaría 11
  • 12. dirigirme a las chicas jóvenes para recordarles que es muy importante explorarse el pecho, porque, si no hubiera sido por eso, yo nunca me habría hecho una mamografía por mi edad y no me habrían detec- tado el cáncer. Agradezco a Ausonia todo lo que hace por nosotras. Un abrazo muy fuerte. Rosa Hola, me llamo Rosa y tengo 45 años. A principios del 2007, tras unas pruebas para analizar un bulto en mi pecho izquierdo, me hicieron el diagnóstico de cáncer de mama. Inicialmente, parecía que afectaba a la piel y que era de grado IV, pero, afortunadamente, tras el análisis de la mastectomía, lo declararon de grado I. Pasé por ocho sesiones de quimio, que por fortuna no llevé mal. T el apoyo uve de mi marido, de mi hija y, en especial, de una hermana que no me dejaba ni a sol ni a sombra. Gracias a ellos, conseguí no decírselo a mis padres, a los que, por ser muy mayores, quería evitar el dis- gusto. Soy la pequeña de cinco hermanos. Mi abuela materna falleció de cáncer de mama. Por eso, para mi madre hubiera sido una muy 12
  • 13. mala noticia. Ella ha fallecido hace tres meses y estoy contenta por haberle evitado ese sufrimiento, aunque lo pasé yo por no poder compartir esos duros momentos. T un año de baja laboral, me incorporé de nuevo al trabajo, con ras un pelo similar al de la protagonista del anuncio de Ausonia. Recu- peré poco a poco la normalidad (con ayuda de un psicólogo y un psiquiatra, la familia y los amigos). El año pasado me realizaron la reconstrucción de mama con expansor, lo que me hizo recuperar mi feminidad y casi olvidarme de lo que había pasado. Voy a mis revi- siones, paso la IT como yo digo, y me dan para un año. Pues nada, V, a seguir adelante. Valoro mucho el esfuerzo de todas las personas que se involucran y trabajan para que esta enfermedad se erradique, y para que muchas mujeres sientan un apoyo, que no están solas. Yo colaboro con una asociación local, en Alicante. Participo en el desfile de ropa de baño, pelucas y lencería, desde hace ya cuatro años. Animo a todas las mujeres que estén pasando por esto a que se relacionen con otras en una situación similar, y a los familiares les pido apoyo y comprensión en los momentos mas duros. Un beso para tod@s y gracias. 13
  • 14. Noemí Hola. Por motivos familiares, he vivido en segunda persona el cáncer de mama. Me pilló sin conocerlo y creí que perdería a ese ser que- rido. Fue el año pasado, yo tenía 15 años y todo el mundo parecía que intentaba engañarnos a mi hermana y a mí diciéndonos que “no era nada”. A esa persona especial (mi madre), la operaron de un bulto cuando tuvo a su primer hijo y después de 26 años la volvían a operar. En casa se notaba que la cosa no iba bien, todos estaban alterados, preocupados. Nadie nos quería contar nada, que era lo que más me fastidiaba. Después de días de mucho calvario, le quitaron el bulto y poco a poco la vida fue volviendo a la normalidad. No ha vuelto a tener ninguna anomalía, de lo cual me alegro. A mi madre le pillaron el bulto a tiempo y por suerte no tuvo que pasar por quimioterapia ni ninguna cosa rara de esas. Ahora sé que gracias a los avances médicos mi madre se salvó y eso pasa a menudo con muchas mujeres. GRACIAS. 14
  • 15. Lorena En mi familia, más de tres generaciones han padecido cáncer de mama y, en algunos casos, ha sido causa de muerte, por lo que es algo que tengo muy presente, ya que, en cierto modo, pienso que yo puedo ser la siguiente. Por eso, colaboro aportando minutos para la investigación, con la esperanza de que, tanto si por desgracia me tocase a mí, como a otro familiar mío o a cualquier otra persona, existan los suficientes avances para terminar con él lo antes posible. COLABORAD! ! Elena No puedo decir que sepa lo que es vivir una situación en la que alguien cercano a mí haya tenido este problema, ya que todas las mujeres del vídeo (madre, hermana, amigas...) están bien y espero que lo sigan estando por mucho tiempo. Pero si escribo estas líneas es por hacer especial hincapié en la sensación o creencia generalizada de que “EST NO ME VA A PASAR A MÍ”. Este es el gran error O de nuestra sociedad, esta falsa FE en nuestros destinos. El creernos intocables y omnipotentes nos hace descuidados y vulnerables, hace que las cosas nos cojan desprevenidos y en muchas ocasiones no se llegue 15
  • 16. a tiempo para poner un remedio. Chicas, no hay que esperar a ver las barbas de nuestro vecino pelar, para poner las nuestras a remojar. El desconocimiento o el ignorar cosas como esta no nos hace inmu- nes. Que Marta Sánchez no sea la única que se deja la piel en esto, que todas tenemos mujeres en nuestra vida que nos importan. Un saludo. María Alba Peirot Serrano Hola. Mi nombre es Alba y hace siete años que me diagnosticaron un cáncer de mama. Por aquel entonces, tenía 40 años y un hijo de diez. Recuerdo que, cuando abrí el resultado y vi el diagnóstico, el mundo se me cayó encima. Lo primero que pensé fue que quizá se me acababa la vida, y tenía todavía mucho trabajo por hacer aquí. Mi temor más grande era pensar en el sufrimiento que les causaría a mis padres, mi marido y mi familia. Pienso que, para unos pa- dres, ver cómo sufre un hijo es muy duro. Me quedaba también el trabajo de explicarle a mi hijo todo lo que iba a suceder y recuerdo que él me dijo: “Mamá, ¿te vas a morir?”. Yo le contesté que ni pensarlo, que tenía que dar mucha guerra aún. 16
  • 17. Llegó el momento de la operación y, gracias a Dios, todo salió como esperábamos. Después vino el trauma difícil de la quimio y también la radioterapia. Gracias a la ayuda, la comprensión y el apoyo por parte de mi familia y amigos, conseguí pasar ese difícil año. Ahora ya he pasado los cinco años posteriores de tratamiento y estoy con controles periódicos. Aunque cada vez que llega el momento de rea- lizarlos lo paso muy mal, sé que es por mi bien y quiero tener la esperanza de no tener que volver a pasar por la misma situación. Desde aquí quiero dar las gracias a todos los que me han apoyado, pero en especial a mis padres, mi marido y mi hijo, porque sé que sin ellos todo habría sido mucho más difícil. Por último, quiero decirles a todas las personas que están en mi misma situación que adelante, que no se den nunca por vencidas y que si necesitan una mano aquí tendrán siempre la mía. 17
  • 18. Ángela Afortunadamente, hasta el día de hoy no he sufrido esta enfermedad, ni tampoco nadie de mi familia, pero sí vivo muy de cerca este tipo de enfermedad y otras muchas porque trabajo en un hospital y soy sanitaria. Por supuesto, quiero dar mi apoyo y solidaridad a todas las personas que la sufren y, a la vez, pido a todas las mujeres que no dejen de examinarse y hacerse una mamografía cada año, ya que la detección a tiempo es muy importante. Yo tengo 45 años y me hago las pruebas correspondientes cada año. Hazlo tú también. Un saludo para todas. 18
  • 19. Laura T Martínez obarra En el mes de abril, a través de una revisión ginecológica rutinaria, me diagnosticaron un cáncer de mama. T 31 años y una hija a punto enía de cumplir dos. Creía que me iba a morir de pena, lloré sin parar esa tarde... Dos días después, me operaron y también pensaba que verme sin pecho era lo peor que me podía pasar en esta vida. Hoy han cambiado muchas cosas, solo me queda una sesión de quimio- terapia y empezar con la radioterapia. T se ve distinto, yo intento odo verlo a través de mi hija, porque ella es la que más me necesita. Solo quiero deciros que esto se cura, que nunca hay que dejar de luchar. Lucha por lo que quieras, por ti, por tus hijos, tu pareja, tus padres o lo que sea, pero lucha. Son unos meses muy malos en los que llorarás mucho e incluso romperás algún plato. Haz lo que quieras para desahogarte, porque lo necesitas y no debes sentirte culpable por ello, pero, por favor, no te hundas nunca, porque la vida sigue. No te preocupes en malgastarla buscando un porqué. Solo concéntrate en curarte y en volver a tu vida, una vida en la que esta- rán tus seres mas queridos, esos que tantos momentos pasan ahora contigo y que tanto te apoyan. Ellos nunca sabrán ni entenderán lo importante que es ese apoyo, y tú tampoco lo habías sabido realmente hasta ahora, y eso es algo muy bonito. Un beso para todos aquellos que están pasando por este trance, un beso para los familiares y, 19
  • 20. por supuesto, para todos aquellos que no consiguieron vencer esta lucha y que seguro que os dirían lo mismo que yo: no os hundáis nunca y a luchar, que hoy se puede. Mari Carmen Hola. La historia no es mía, sino de mi madre. Cuando yo tenía 18 años y ella 48, le diagnosticaron un cáncer de mama, aunque nos lo ocultó hasta tener el resultado de la biopsia. Como ya estaba en tratamiento por una dermatomiositis, nos informaron de que posiblemente no le quedaran más de unos seis meses de vida. Hizo radio y tratamiento con tamoxifeno y, contra todo pronóstico, a los cinco años fue dada de alta del cáncer. Dos años después, en un control rutinario, le encontraron metástasis ósea, que se paró al retomar el tratamiento con tamoxifeno. Diez años más tarde, una metástasis hepática acabó con su vida, pero el hecho de que lograra vivir 18 años a pesar de la previsión inicial de seis meses demuestra que estamos avanzando mucho. Murió con 64 años, después de ver nacer a sus dos nietas y de visitar lugares que nunca creyó que conocería. Es muy importante el diagnóstico temprano. Yo siempre me he revi- sado y, aunque he tenido un falso positivo que me dio un buen susto, 20
  • 21. creo en la prevención y el diagnóstico precoz. ! !! No nos podemos rendir!!! Aurora Sánchez Rubio Hola. Soy una de tantas mujeres que ha sufrido cáncer de mama y que sigue viva, y, sobre todo, en perfecto estado de salud. Yo padecí esta enfermedad con 29 años, por lo que fue una sorpresa. A esa edad, se supone que estás fuera de toda estadística, así que en ese momento de tu vida piensas en muchas cosas menos en el cáncer. Me acababa de casar y mis ilusiones estaban centradas en tener hijos, con lo que la noticia, además del susto que supone, fue un verda- dero mazazo. Hasta aquí llega la parte mala, pero el resultado hasta ahora ha sido magnífico. Me dieron quimio, estuve cinco años en tratamiento con tamoxifeno y con 35 años tuve mi primer hijo. Ahora tengo tres niños adorables que no paran de dar guerra. A estas alturas, puedo decir que el cáncer fue un paréntesis en algunos aspectos de mi vida, pero que se pasa, te curas y tu vida continúa. 21
  • 22. Sé que durante el tratamiento hay momentos muy duros, pero las que lo estéis sufriendo pensad que se pasa rápido y que después solo os espera algo mejor. Francisca Muñoz Muñoz Un día en la ducha te descubres un bultito en la mama derecha, acudes al médico y, desde ese momento, tu vida empieza a cambiar. Se trata de un cáncer de mama, y además bastante agresivo. Una mujer fuerte, sana, activa, con dos hijas preciosas, una vida emocio- nal equilibrada, 42 años y cáncer de mama. Comienza la película. Operación, 13 de mayo, habitación número 13 del hospital. No soy supersticiosa, pues iba contenta, con ánimos, deseaba que me qui- taran el bicho, que así denominaba yo al bultito que iba creciendo. Después, recuperación de la cirugía y a conocer el mundo de la on- cología ( qué maravilla de especialidad!). Pues nada, seis sesiones de ! quimioterapia. Ganas de salir corriendo, al ver la medicación que me tenían que poner por mi frágil vena. “Con el miedo que me han dado las agujas siempre”, pensé. Conoces el hospital oncológico y conoces a tanta gente como tú. Y así van pasando los meses, aguantando, con valentía, y siendo más fuerte que el veneno que te inyectan. Al cabo 22
  • 23. de seis meses, 30 sesiones de radioterapia. Otro espacio, todo frío, solo mi cuerpo y la máquina, impresionante, duro, pero necesario. Acabamos. Soy feliz de no volver a los tratamientos duros. Vida normal, pero nueva vida. Ahora evitando caer en una depre. Ya no quedan fuerzas, pero el ánimo de la familia, de mis amigas y sobre todo de mi querido compañero me llegan al alma y curan todas mis heridas. Soy fuerte. Y me involucro en ayudar a las demás muje- res que pasan por esto. Me gusta, me siento satisfecha. Y ahora, después de dos años, con las revisiones, siempre al filo de la duda. Depender de los marcadores tumorales, que me vienen alterando la existencia. Y piensas: “Hoy vivo lo que vivo, y estoy manteniéndome, evitando caer”. Los luceros de los ojos de mis hijas son mi faro, mi compañero, mi timón al cual me agarro para seguir navegando por el mar de la vida. Vida que quiero vivir muchos años más. 23
  • 24. Misha Mi historia no tiene el final feliz que todos querríamos esperar. Aún hoy, cinco años después, me cuesta hablar de ello, pero qué mejor manera de ayudar que contando la realidad, tal y como es. La edad, el miedo a la incomprensión, pensar que “eso” nunca te va a pasar a ti... hace que uno no se percate de la necesidad de hacerse revisiones, chequeos y todo aquello que signifique “prevención”. ¿El resultado? Llegar a un callejón sin salida. Esto fue lo que le pasó a mi madre, víctima de una generación marcada por el desconocimiento y el ex- ceso de confianza, y también al resto de nosotros, que caímos en su misma “trampa” y no rompimos esa tela que nos impedía ver la realidad. Cuando quisimos darnos cuenta, era demasiado tarde y las ramificaciones de su cáncer de mama se habían extendido violenta- mente por el resto de su cuerpo y de sus huesos. Aunque su lucha fue incansable durante algo más de dos años, el desánimo se apoderó de ella en algún momento. Partió poco después una calurosa noche de agosto. Aunque la pérdida es irreparable, este episodio nos valió (me valió), para creer firmemente en que la prevención es la única al- ternativa válida para no entrar en el terreno peligroso del cáncer. No importa ser joven y decir “a mí no me va a pasar”, porque no hace distinciones. A pesar de que muchas de nosotras pertenezcamos a nuevas generaciones, algunas siguen teniendo pánico a ir al 24
  • 25. ginecólogo o a hacerse revisiones de este tipo. Y no puede ser así. Yo ya he empezado a luchar contra el cáncer sin tenerlo. ¿A qué esperas tú? Isabel Vázquez Iglesias Me llamo Isabel y tengo 45 años. En noviembre del 2008 me diagnosticaron un cáncer de mama. La primera pregunta que te haces es: “¿Por qué a mí?”. Cuando oyes historias y ves por la tele a gente que ha padecido cáncer de mama, te entristeces, pero nunca piensas que pueda pasarte a ti. Pues sí, se puede vivir en primera persona y ese fue mi caso. T dos intervenciones quirúrgicas, pasé ras por el tratamiento de quimioterapia (seis sesiones). Durante ese tiempo, cogí peso, que aún hoy me sobra, pero también aprendí a valorar, a querer y a dar las gracias. T que dar las gracias a mi engo pareja, a mi hijo, a mi madre y a mi hermana, que me acompaña- ron en mi lucha, pero también he de agradecer muchas cosas a mis amigas, que no me dejaron pasar por esto sola. Aún no he 25
  • 26. reconstruido la mama amputada y cada vez que me miro al espejo es un recuerdo de lo que ha pasado, de la misma manera que cada vez que veo un anuncio relativo al tema del cáncer de mama no puedo evitar que me salten las lágrimas. La experiencia fue muy dura, pero, como de todo lo malo hay que sacar algo bueno, tengo que decir y gritar que tengo una GRAN FAMILIA y unas GRANDES AMI- GAS, y que en estos casos es importante detectarlo rápido, asumir la enfermedad, luchar contra ella (porque se vence) y continuar ade- lante. Celina Fernández La experiencia que os cuento la he pasado junto a la persona más importante de mi vida y mi ejemplo a seguir: mi madre. Mi madre tiene 65 años y, a principios del año 2007, en una de sus revisiones anuales realizadas por la Junta de Castilla y León para la prevención del cáncer de mama, le detectaron microcalcificaciones en la mama izquierda. Nos cogió de sorpresa, porque no teníamos ni idea de qué significaba esa palabra tan rara. Mi madre se vino abajo; una tía de ella había fallecido hacía 15 años de cáncer de mama y sabía lo duro que había sido para ella. T ambién le afectó mucho el hecho de que ese año yo me casaba en mayo, porque pensó que no iba a 26
  • 27. poder asistir a la boda. Pero, tras acudir a la oncóloga Dra. Pedraza, una persona de un trato admirable y mejor profesional, mi madre cambió su forma de pensar y dijo “ADELANT me queda mucho E”, que disfrutar». La verdad es que no se dio por vencida en ningún momento, ni en los ciclos de quimioterapia ni en la radioterapia, y yo creo que cada vez que iba al hospital salía más reforzada. El apoyo por parte de la familia y de los amigos fue fundamental. T ambién conoció a otras mujeres en su misma situación o, por desgracia, en una situación peor que la suya, y el hablar con ellas le sirvió de mucho. Lo más importante para mi madre es que nunca se sintió sola. La verdad es que yo no la dejaba ni un momento y mi padre tampoco. Hoy en día está como una rosa, con su tratamiento y con poco calcio, eso sí, pero va todos los días a la piscina, hace gimnasia dos veces por semana y, por supuesto, sus viajes del Imserso. Aprovecho la ocasión para dar las gracias a todas las personas que desinteresadamente trabajan para que esta enfermedad se erradique, ya que sin ellos no se habrían logrado tantos avances, y sobre todo a las voluntarias del Hospital de León, por su apoyo incondicional. Un saludo para tod@s desde León. 27
  • 28. Susana Doménech Castillo La culpa la tuvo el miedo. Si mi madre no hubiese tenido miedo de acudir al médico por si recibía malas noticias, hoy, quizá, no estaríamos lamentando su ausencia. Es muy importante la prevención y no tener miedo, porque el miedo nada cura. Aún recuerdo cuando mi madre me llamó por teléfono para decirme que le habían en- contrado un bulto en el pecho. Lo hizo desde una cabina de la calle, entonces no todo el mundo disponía de teléfono móvil. Su voz inten- taba parecer tranquila, pero nunca supo disimular bien. La espera de los resultados se hizo larguísima y, aunque recuerdo vagamente esa época, las sensaciones eran muy contradictorias. Por una parte, el miedo a la palabra cáncer no te hacía ver lo que realmente sucedía a tu alrededor y, por otra, nunca habíamos vivido una situación igual. Había muy poca información. Hasta entonces, conocías a alguien que tenía un familiar con esta enfermedad o solo veías noticias de famo- sos en televisión que la padecían. Siempre tuvimos esperanzas, pues mi madre nunca nos dijo lo realmente avanzada que estaba la enfer- medad. Le extirparon el pecho al completo y vivió su enfermedad a medias con nosotros. Nos ocultó su metástasis y tarde pudimos reaccionar, pues cuando supimos de su gravedad fue cuando ingresó en un hospital para acabar sus días bajo los efectos de la morfina y sin reconocer a sus hijos o su pareja. 28
  • 29. Desde que supimos de su enfermedad hemos estado muy atentas, tanto mi hermana como yo, a cualquier señal de alarma. Yo, per- sonalmente, me hago exploraciones cada cierto tiempo cuando me ducho o cuando me tumbo a descansar un rato. No me cuesta más que cinco minutos y con ello se previenen sustos futuros. T ambién me he hecho alguna ecografía, pues aún soy joven para una mamo- grafía. No hay que vivir con el miedo en el cuerpo, sino simplemente hacerse una autoexploración de vez en cuando y acudir al médico ante cualquier duda. Con ello prevenimos males mayores. Supongo que esto lo puede estar leyendo alguna mujer que padezca ya esta enfermedad y desde aquí quiero decirle que comparta sus sentimientos con la gente de su alrededor. Mi madre no lo hizo y, queriendo evitarnos un sufrimiento, lo que logró fue dejarnos una sensación de haberle fallado. La familia está para compartir la carga, ofrecer ayuda, comprensión o simplemente compañía. T enemos hoy en día una sensación de vacío, pues hicimos nuestra vida sin saber que nuestra madre, quitándole importancia ante nosotros, sufría en silen- cio una enfermedad tan grave y conociendo la consecuencia final. Por eso, animo a aquellas personas que padecen esta enfermedad a que compartan sus sentimientos con su entorno, pues es de sobra conocido que el apoyo de los seres queridos ayuda a la recuperación. Así que lo primero, PREVENCIÓN, y después dejarse querer. De esto se sale, pues el caso de nuestra madre solo se da en pocas 29
  • 30. ocasiones. Actualmente, soy madre primeriza y siento una terrible pena porque mi hijo no va a conocer a su abuela. Es una más de las consecuencias de esta enfermedad... Gracias por dejarme compartir mi experiencia con vosotros. Sonia T orío Mi nombre es Sonia, tengo 38 años y hace cuatro meses que me diagnosticaron un cáncer de mama. En el momento en que me dieron el diagnóstico y me dijeron la palabra cáncer y la palabra quimio, se me vino a la cabeza la cara de mis tres hijas y seguidamente el pensamiento de que me iba a morir. La primera semana, mientras intentaba asimilar la enfermedad y el tratamiento, fue durísima. Solo veía la cara de mis hijas y pensaba en qué pasaría si yo no superaba la enfermedad. Cuando ya me dieron día para empezar el trata- miento y vi en qué consistía, me dije que tenía que aprovechar todo lo que pudiera los días después de la quimio, cuando me encontraba bien, para compartirlos con mis hijas, pues eso era lo único que no 30
  • 31. me hacía pensar en la enfermedad. A partir de ese momento, me dije también que tenía que luchar al máximo y que, si muchas mujeres y con peor diagnóstico lo habían superado, yo no iba a ser menos. He pasado la parte más dura del tratamiento y el tumor ha desaparecido. Aún me quedan 12 sesiones de quimio y al final una operación, pero me estoy curando y voy a salir del bache que me ha puesto la vida en el camino. Durante todo el tratamiento he sido muy optimista y he estado lo más animada posible dentro de lo que supone la enfermedad. Ánimos a todas, que hoy en día la medicina está muy avanzada y, aunque el tratamiento no es agradable, se sale y se tira adelante. ÁNIMOS A T ODAS LAS MUJERES QUE EST PASANDO POR EST BACHE. QUE SEAN MUY ÉN E POSIT Y ADELANT IVAS E. 31
  • 32. Lola Macías Me siento orgullosa de saber que hay personas en este mundo que se preocupan y luchan por la salud y el bienestar de otras. Desde aquí quiero mostrar mi reconocimiento a todas esas personas que trabajan para la derrota total del cáncer. Gracias por vuestra importante !!! labor!!! Vanesa Hola. Mi relato va a ser breve, pero espero que pueda servirle de consuelo a alguien que esté en cualquier rinconcito pasando un mal momento. Yo no he padecido cáncer de mama, pero sí mi madre el pasado verano. Al principio, esta enfermedad (de la que muchos no queremos ni mencionar su nombre, para mí es “el bichito”) impresiona, impacta, desmoraliza, atemoriza... T los que leéis odos esto, incluso yo, hemos enterrado a alguien querido por esta maldita enfermedad... y esta es la causa que nos puede llevar a tener todas 32
  • 33. esas sensaciones que antes he citado. Yo, también, en un momento de mi vida, maldije lo que me rodeaba al ver que el cáncer volvía a apa- recer por el umbral de mi casa, pero, gracias a la detección precoz en el caso de mi madre, ahora al “bichito” lo llamo “contratiempo”. Mi consejo es el siguiente: esperad a hablar con vuestro especialis- ! ta! Ningún tumor es igual y, como se dice por aquí en Andalucía, “cada cuerpo es un mundo”. Hay que intentar ser positivo, aunque en ocasiones cueste trabajo, llevar a cabo aquello que nos haga felices, visitar a los amigos y a la gente que nos quiere. Estas son las mejores medicinas. Pedid ayuda en la Asociación Española Contra el Cáncer, enferm@s y familiares, son una ventana de esperanza, o al menos lo fueron para mí. Mi madre, en este momento, está paseando a su nieta y preparando el almuerzo para cuando yo llegue. Por fin podemos decir: bendita rutina! ! 33
  • 34. Susana He vivido muy, muy de cerca el cáncer de mama. Hace ya 12 años que se lo diagnosticaron a mi madre. Recuerdo el momento en que mi padre me lo dijo y aún siento aquella extraña sensación de… ¿impotencia…?, ¿nerviosismo…?, ¿incredulidad...? No sé muy bien cómo definirla. Mi madre entonces era muy joven y siempre había sido una persona muy sana y jovial, y me pareció tan injusto… Suerte que era muy constante y consciente con sus revisiones y pudieron diagnosticarlo a tiempo. Le hicieron una mastectomía, estuvo en tratamiento de quimioterapia durante bastantes meses y, posterior- mente, pasó por el largo proceso de reconstrucción. Ha sido muy duro, ha sufrido muchos efectos secundarios por la quimio, no ha vuelto a recuperarse completamente del brazo (también le extirparon los ganglios de las axilas), la menopausia precoz también le ha dejado huella, pero sigue viva, luchando cada día y sin dejar de sonreír. Es increíble la fortaleza que tenemos, no somos conscientes de ella hasta que no llega el momento de sacarla y de seguir... Ella lo ha conseguido y espero que todo el mundo pueda hacerlo. No os saltéis las revisio- nes, buscad el apoyo de la familia y los amigos, y sonreír siempre, que la vida, a pesar de todo, es maravillosa.. 34
  • 35. Noelia En febrero del 2004, un cáncer de mama muy avanzado llamaba a mi puerta. Yo tenía 31 años y estaba recién separada de mi marido. Me pareció que la vida ya había terminado, pero, con la ayuda de mi familia, mis grandes amigos, un amor incondicional y mi forta- leza, salí adelante. Luché con uñas y dientes, y conseguí vencerlo. En octubre del 2008, apareció de nuevo y, por segunda vez y con más fuerza que nunca, empecé a combatirlo. Hoy estoy esperando que me intervengan ya para ponerme la prótesis de silicona definitiva y lucir mi nuevo pecho. Aquí os mando una foto de este verano, para que veáis que nunca debemos perder la sonrisa. Un abrazo para todo aquel que lea mi historia. Melody Estoy contenta de poder participar en esto. Yo no he padecido cáncer, pero sí que lo he vivido muy de cerca. T mi madre como mi anto abuela, mi abuelo y mi madrina han padecido cáncer y, ahora 35
  • 36. mismo, pienso a veces que también me puede pasar a mí. Pero, si eso llegara a ocurrir, sé que habría mucha gente que estaría a mi lado. Con esto no sé muy bien qué es lo que quiero decir o llegar a transmitir. He perdido a familiares (a dos exactamente) por culpa del cáncer y sé lo que duele. Viví las lágrimas de mi madre, su operación, los días siguientes y cómo el médico le dijo que tenían que volver a operar. Viví la situación de mi abuela, postrada en la cama, sonriente a pesar de todo, igual que mi madrina. Quiero transmitir confianza y fe. Me gustaría que cualquier mujer que lo padezca supiera que tiene a mucha gente a su alrededor, gente que la quiere y que siempre estará con ella. Ánimos. Paula Hola. Me hace mucha ilusión formar parte de este libro rosa. Les doy mi apoyo a aquellas mujeres que están pasando por una mala racha como consecuencia del cáncer de mama y les mando desde aquí un fuerte abrazo, mió y de mi bebé, para que luchen, ya que con lucha se sale rápidamente adelante. No padezco cáncer de mama, pero 36
  • 37. estoy amamantando a un bebé precioso y me acuerdo muchas veces de las que sí tienen ese problema. Un beso muy grande a todas y… QUE EL ROSA NOS UNA SIEMPRE!!! !!! Raquel Yo he vivido mi historia con el cáncer en mi entorno, con mi ma- dre. En una de las mamografías rutinarias anuales, le encontraron un bultito pequeño que, al analizarlo, resultó ser maligno, por lo cual había que operarlo. Pasó de ser una bolita pequeñita que ni se notaba ni le dolía a ser un bulto dos veces mayor en un mes, que fue lo que tardaron desde que se lo encontraron hasta la operación. Al principio, no te haces a la idea. No te puedes creer que le esté pasando eso a tu madre porque para un hijo las madres son muy fuertes y nunca nos las imaginamos enfermas, pero, cuando pasa, lo mejor es ser posi- tivos, pensar que todo va a ir bien y, sobre todo, apoyarles en todo. Tomarlo con positividad hasta el final permite al cuerpo estar fuerte y poder afrontar mejor la situación. Mi madre, aunque con miedo a la operación, lo tomó con valentía y positividad, y la operación, gracias a DIOS, salió muy bien y la recuperación fue muy rápida. Gracias a DIOS, a que cada vez se sabe más sobre la enfermedad y a las revisiones anuales, tengo a mi mamá conmigo, 37
  • 38. ahora puede disfrutar de su nietecita y en la recuperación no tuvo que tener quimio, sino solo unas sesiones de radioterapia. Así que, por favor, no creáis que las revisiones anuales son una tontería, llegan a salvarte la vida, porque si lo coges a tiempo es mucho más fácil, muchísimas mujeres se salvan gracias a cogerlo a tiempo. No per- mitáis que, por una dejadez o por miedo a saber si lo tendréis o no, se sentencie vuestra vida, cuando os están dando la oportunidad de seguir viviendo y, si no lo hacéis por vosotras, hacedlo por los que os quieren, que no podrán vivir igual sin vosotras. NO OS DEJÉIS, MIMAOS Y CUIDAOS. Un beso enorme a todas. Ruth Geiler ¿Cáncer? Qué palabra con una carga tan negativa! ¿Por qué la ! palabra gripe no la tiene? T mi familia lo padeció. Mi abuela oda paterna lo tuvo de mama, mi padre de pulmón, mi madre de ovarios, mi tía de útero, piel y ahora de riñón. Pero… ¿yo? ¿Por qué yo? Yo tengo hijos, me necesitan, no me puedo enfermar. T odo 38
  • 39. empezó con un tumor de mama en el año 2007, me lo diag- nosticaron el día en que cumplí 43 años. Decidí dar batalla y no dejarme vencer. Mis hijos tendrían el ejemplo de lo que era pelear por la vida. Comprendí que algunos debíamos superar pruebas para transitar por este mundo, y estaba dispuesta a atravesarlas. Dos operaciones y rayos. Luego controles. ¿Pero ahora por qué? ¿Por qué si cumplí al pie de la letra todas las indicaciones médicas? ¿Por qué si aún soy tan joven y tengo tanto por hacer? Un tumor mucho más agresivo y en el mismo lugar. Única opción: extirpar el pecho. Muchas lágrimas, dolor, sensación de impotencia, enojo con el mundo, angustia, desamparo y una decisión: vivir. Recordé las palabras de un conocido que me dijo: “Dios no te pone pruebas que no puedas atravesar”. Me convencí entonces de que una vez más sería capaz de afrontarlo. En abril me extirparon el pecho. Pocas veces en mi vida sentí tanto el amor de quienes me rodeaban: mis hijos, mi pareja, mi hermano, mis amigos, mis compañeros de trabajo… todos estuvieron a mi lado. Sin todos ellos, hoy no estaría escribiendo esto. Fue muy duro ver la imagen que me devolvía el espejo, costó poder mirarme, ni siquiera fui capaz de 39
  • 40. curar la herida, iba todos los días al médico o venía una enfermera a mi casa. Confiaba en que el resultado de la biopsia no requeriría que efectuara quimioterapia, pero me equivoqué. “Cuatro sesiones cada 21 días2, dijo el médico, luego otra droga con igual frecuencia por un año. “Se te va a caer el pelo”. Esa frase retumba aún en mis oídos. ¿El pelo? Ese tesoro que tanto cuidaba, de cuyo color y alisado estaba siempre pendiente, otro símbolo de femineidad que me era quitado. No me alcanzaban las lágrimas para descargarme. Qué difícil era aceptar que, tras perder el pecho, ahora era el turno del cabello. ¿Cómo podría seguir sintiéndome mujer? ¿Cómo podría tener intimidad con mi pareja? ¿Cómo evitaría que me miraran? El primer paso fue seguir el consejo de una amiga que me dio los datos de un lugar donde comprar unos pañuelos muy originales para la ca- beza, adquirir una peluca y distintos accesorios, como cintas elásticas con extensiones de flequillo y pelo largo para usar bajo los pañuelos. T eso, me hice un corte muy corto a pocos días de la primera ras sesión de quimio. La dueña del local donde adquirí mis accesorios me recomendó hacer el curso de Luzca bien e, inmediatamente, le dije “no, no voy a grupos de ayuda”. Entonces me sugirió que viera en Internet de qué se trataba. Días después, seguí el consejo, vi la página, los videos en YouT y mandé un e-mail. Un día más tarde, ube llamé por teléfono, me explicaron de qué se trataba y me inscribí. Asistí al curso armada con mi bolsa, en la que llevaba la peluca, los pañuelos y los distintos accesorios que había comprado. 40
  • 41. El ambiente era muy distendido. Había gente de muy distintas edades, algunas muy arregladas, otras dejadas, algunas parecían aba- tidas, otras tenían cara de enfermas… eso que yo no quería tener. Es increíble ver cómo quienes pasamos por esto tenemos una mirada distinta. Quizá cualquier persona que se nos cruza por delante no se detiene a pensar por qué usamos un pañuelo quienes pasamos por esto. Al empezar el curso, se presentaron la maquilladora y Nora. Nos dieron una bolsa con distintos elementos y nos pidieron que nos desmaquilláramos, hecho lo cual, paso a paso, comenzaron a enseñarnos cómo colocar una base, el corrector, los colores de sombras adecuados, cómo disimular ojeras, marcas e imperfecciones, y cuáles eran los puntos de luz. T estuvimos muy atentas. La señora odas que tomaron como modelo parecía la protagonista de Cenicienta: se convirtió en una reina tras seguir los pasos indicados. Luego, nos ex- plicaron cómo ponernos cada tipo de pañuelo y cómo hacer para que la vista de quien teníamos enfrente no se posara en nuestra cabeza, sino en los accesorios, y cuál era el modo más apropiado de lucirlos. Tomaron a varias de nosotras como modelos y nos probaron distintas opciones. No se procuraba mostrar la miseria ni el dolor por el que atravesábamos, sino todo lo contrario, lo que podíamos hacer para recuperar la autoestima y sentirnos tan femeninas como siempre. Al finalizar, en un clima muy distendido, un café dio el toque final al curso. Salimos contentas con un set de maquillaje y muchas ideas para aplicar. 41
  • 42. Antes de la segunda sesión de quimio y en tan solo cuatro días, el cabello perdió fuerza, se convirtió en hilos que se caían en mechones y decidí, no sin lágrimas, pelarme. Si bien siempre me arreglé y maquillé, los consejos y tips del curso comenzaron a ser aplicados. Las cintas sobre los pañuelos, los pañuelos enroscados, la peluca, las extensiones y los distintos accesorios comenzaron a colaborar para que el espejo me devolviera la imagen que quería ver. Cuando uno atra- viesa una situación tan extrema como esta, puede dejarla transcurrir sin hacer nada al respecto o extraer alguna enseñanza. Opté por la segunda posibilidad. Este ha sido un momento de hurgar en lo más profundo de mi ser, de parar la pelota, de barajar de nuevo. Ha sido una nueva oportunidad de replantear la vida, los afectos, las priorida- des. Busqué ayuda en mi psicóloga de muchos años, quien transitó este camino a mi lado, la homeopatía colaboró en mi recuperación, el curso me enseñó que podía siempre lucir mejor, comenzar las clases de pintura me ha hecho descubrir un mundo nuevo en el que los colores y las formas ocupan durante horas mi mente. No creo que yo pueda aportarle mucho al mundo del arte, pero sí que el arte me está ayudando a transitar este momento y a superarlo también. Un trabajo tan estresante como el mío a veces no permite que uno no actúe mecánicamente, todo transcurre, y justamente no se trata de transcurrir, sino de VIVIR. Vivir la dicha de amanecer cada día, de ver a nuestros hijos despertar y de poder salir cada mañana y gritar: “ Estoy viva!”. En un mes reconstruirán mi pecho. Las heridas ya no ! serán físicas y depende de cada una de nosotras sanar las psíquicas. 42
  • 43. No es fácil, pero tampoco imposible. Si yo pude, creo que pueden todos. Se trata de tener presente que no hay que darse por vencido ni aun vencido y que esto también pasará. Agosto del 2010. Vanesa Buenas! Mi historia es la historia de una persona muy importante ! para mí: MI T En esa época, poco me enteraba yo de lo que ÍA. estaba pasando, solamente de que la tía estaba malita. Yo tendría 11 años, más o menos. Soy una de esas personas que empatiza rá- pidamente con las personas que están sufriendo, sea por el motivo que sea, así que allí estaba yo, apoyando, de la manera que podía, a mi tía. ¿Cuál creéis que fue mi apoyo? Pues lo único que podía hacer: ir a visitar a mi tía siempre que tenía ocasión. La verdad es que esta experiencia me unió mucho a ella. La otra ayuda ya la tenía, los médicos la estaban tratando y, aunque perdió un pecho y se la cayó el pelo, ha tenido el resto del tiempo para sobreponerse a ello y poder seguir con su vida Siempre iba a verla (también tengo que hablar de mi madre, que no se separó de ella). Cuando mis amigas iban al cine un sábado por la tarde, yo me iba a verla y a pasar la tarde con ella. Sé que esto no la curó, pero AYUDÓ. Como ya os he dicho, ella fue una de esas mujeres que superan el cáncer (aun cogiéndolo tarde) y, despues de… bufff... pues casi 20 años, ahí está 43
  • 44. dando guerra y con los achaques típicos que va dando el paso de los años. Espero que esta historia pueda dar un rayito de esperanza a todas las personas que estén pasando por esta situación. ÁNIMO Y ESPERANZA. Muchas gracias por haberme dado la oportuni- dad de sacar todo esto de mi interior. Lledó Me agrada la idea de poder hacer entre todas el libro rosa de Auso- nia. Creo que es un detalle muy bonito y me encantaría participar en ello. Yo nunca he vivido una experiencia de cáncer de mama con algún familiar o persona proxima a mí, pero sí puedo asegurar que sé qué es el sufrimiento de tener un cáncer, ya que eso sí lo he podido experimentar y sentir con seres queridos. Sé que es despertarse casa día y sentir que todo aquello acabará, sentirse derrotada y no querer luchar. Por eso, quiero que nunca perdáis la fuerza y las ganas de seguir viviendo día a día, porque creo que es eso lo que te ayuda y te hace seguir adelante. Sobre todo siempre hay que tener una actitud positiva, nunca negativa. Hay que pensar que todo saldrá bién y que, a parte de tus familiares o amigos, hay más gente que te apoya, millones y millones de personas en el mundo. Este LIBRO para mí es como un apoyo al que pueden recurrir todas aquellas mujeres que 44
  • 45. lo estén pasando en este momento y que necesiten ver todo el cariño que hay en el mundo. Sin duda, es un libro que desprende fuerza y energía. Y, por encima de todo, ánimos para poder seguir adelante. MUCHA FUERZA! ! T eresa Hola a todas. Este es mi humilde granito de arena para apoyar esta causa, que es la de todas. Mi historia comienza hace casi cuatro años. Después de mis constantes revisiones, me tocó vivir la peor experiencia de mi vida: me diagnosticaron cáncer de mama. Yo siem- pre había creído que era una mujer débil, pero entonces me di cuenta de que ante la adversidad me crezco. Sí, perdí un pecho, pero no mis ganas de luchar. Desde el primer momento, estuve con la moral muy alta. Sin pelo, hinchada, cansada, dolorida, etc., pero aquí estoy. Gracias a los adelantos en medicina, gracias a Dios, EL CÁNCER DE MAMA tiene cura, pero, por favor, acudid a vuestras revisiones. Ya estoy cansada de escuchar: “¿Y si me dicen que tengo algo malo? Ay, no, no, qué miedo...”. Esa actitud no nos ayuda ni a nosotras 45
  • 46. ni a las personas que intentan ayudarnos. Cuanto antes se diag- nostique, antes comienza el tratamiento. ¿Que es duro? Sin duda, pero a casi cuatro años de mi operación me encuentro genial, con mis revisiones periódicas, pero viviendo, disfrutando de mi familia y amigos. Así pues, id al médico al menor indicio, haceos exploracio- nes, ayudémonos entre todas. No sé si esto lo leerá alguien, pero, con una sola mujer que lo lea y por lo menos le haga pensar en ello un minuto, habré cumplido mi misión. LA VIDA NO ACABA CON UN DIAGNÓST Yo desde luego estoy muy viva y pretendo ICO. seguir así. SOMOS UNAS GUERRILLERAS Y EST BAT A ALLA LA GANAREMOS SIN DUDA. T Méndez. UNA MUJER eresa MUY “COMPLET NO ME FALT NADA. PERDÍ UN A”, A PECHO, PERO GANÉ VIDA. M. José a Hola, chicas! Soy una afectada de cáncer de mama y quisiera dar ánimos a todas, porque se puede volver a reír. Incluso estando en el peor momento del tratamiento, hay que reírse, rodearse de la 46
  • 47. familia y de los amigos, y disfrutar de lo maravilloso que es estar viva. Desearía que no existiera el cáncer, pero como eso, por ahora, no es posible, solo quiero deciros que os cuidéis y no os olvidéis de la prevención. Un gran saludo. María T rancón T 42 años, dos hijos de cuatro y siete años, un marido estupendo enía y un montón de ilusiones en mi mochila cuando emprendí este viaje tan inesperado por el duro camino de esta enfermedad. Saliendo de la ducha, un bultito pequeño en mi mama izquierda llamó mi atención. Nunca me habían hecho una mamografía, pues, en mi comunidad, el protocolo de prevención te las indica a partir de los 45 años, pero ese bulto no me gustaba y, efectivamente, en apenas tres semanas estaba operada, diagnosticada y con un futuro bastante incierto. El CÁNCER se había cruzado en mi camino y otra senda oscura me aguardaba amenazadora... Las sesiones de quimioterapia y radioterapia durante un año y medio me convirtieron en “otra”, mi aspecto físico cambió, me volví vulnerable y dependiente, pero 47
  • 48. algo dentro de mí me decía que yo podía, que seguía amando la vida y que nada podría impedirme seguir soñando. Mis oncólogos me advirtieron desde un principio de la gravedad de mi enfermedad y de la lucha que se me venía encima, pero lo más difícil de vencer fueron mis propios miedos, el miedo a perder lo que más quería: mis hijos, mi marido, mi madre y mis hermanos, esa familia tan hermosa que fue uno de los pilares de mi “vida” , si es que esa época se puede denominar así... Lo que me producía más dolor era todo el daño que les estaba causando a ellos. No voy a entrar en detalles sobre las fases más cruentas de mi enfermedad, pero, como el ave fénix, puedo decir que estoy resurgiendo de mis cenizas. Han pasado casi cuatro años y el camino continúa, pero dejando cada vez más lejos esos días. Me quedo con el aprendizaje intenso y todo el amor que me brindaron mi familia y amigos más cercanos. 48
  • 49. Me gustaría lanzar un mensaje de confianza a todas aquellas que estéis pasando por este duro trance: confiad en vuestros especialistas, dejaos querer y sobre todo sed positivas. Y a todas las mujeres que lean mi testimonio quiero decirles que la prevención es la mejor ma- nera de evitar la enfermedad o de detectarla a tiempo. La autoexplo- ración es el mejor instrumento que tenemos en nuestras manos. Ah! Y no nos olvidemos de vivir de forma sana y saludable. Nosotras !!! lo valemos!!! Feli Hola a todos. Lo siento, pero mi historia no es de alegría ni de esperanza, porque, en este caso, la persona cercana a mí no consi- guió superarlo. Solo espero que mi experiencia valga para que todas tomemos conciencia de la importancia de la prevención y de no aban- donarnos, y para que dejemos de pensar eso de “ a mí no me va a ! pasar!”. Los familiares también tenemos que empujar cuando hay alguna sospecha, porque a algunas personas el miedo les paraliza y, a veces, los de su alrededor dudamos durante un tiempo precioso. Mi cuñada tenía 30 años y yo, entonces, estaba embarazada de mi primera niña. Ella era una enamorada de los niños y no disfrutó más que unos meses de su sobrina. No puedo dejar de pensar que 49
  • 50. deberíamos haberla arrastrado al hospital y no esperar por pruebas que, como no se quejaba, se alargaron más de lo debido. Recuerdo que al principio solo pensábamos que le iban a quitar el pecho; luego, solo rogábamos para que le quitaran los dos y así tendríamos esperanza. Gracias a todos por leerme, y especialmente a Ausonia por proporcionarnos este nexo en común y hacernos ver a los que solo conocemos la peor parte de la enfermedad que hay muchas posibilidades de salir adelante. Karina Sebastiani Cuando se es joven y la vida parece encaminada, no creemos que algo pueda afectarnos radicalmente. Yo tengo 26 años y no he sufrido cáncer de mama ni de lejos ni de cerca, pero la opción está ahí, porque nunca sabes si te puede tocar a ti o no. Hay muchas razones por las cuales me decidí a escribir estas líneas y la primera es la ilusión por la vida que muestran tantísimas mujeres que tuvieron que superar esta enfermedad. Se mantuvieron fuertes y fueron capaces de decir: “Yo quiero sentirme viva”. La segunda razón es porque cam- pañas como esta nos ayudan, a quienes no hemos pasado nunca por esto, a ser más conscientes de las consecuencias de no cuidarnos, de no tomar en serio nuestra salud y de no pensar en el futuro. Muchas 50
  • 51. son las personas que viven al día, como si cada día fuese el último sin pensar en el mañana. El aquí y el ahora importan, mantenerse centrado y ser feliz es una medicina rejuvenecedora, pero la prevención no es dañina y ayuda a vivir en armonía también. Hoy pensaba que nada podía salir peor, debo decir que no ha sido un día muy feliz, pero, sabiendo que siempre hay un mañana y que la fuerza de una mujer supera todo obstáculo, me quise unir a esta prueba de fe y de amor, porque no hay nada más bello en este mundo que las ganas de sentirse vivo. Yo me siento capaz de todo, sé que quiero seguir ca- minando por valles y montañas, recorrer mares y envejecer junto a los míos, tropezar las veces que haga falta, pero con la mente siempre en alto, para que siempre me recuerden. Y, cuando me toque mar- charme, después de todo lo aprendido, me recuerden porque siempre dije “yo quiero sentirme viva” y se sientan dichosos de continuar en esta madre tierra tan maravillosa. 51
  • 52. Montse Pujol i Móra A los 37 años, me detectaron un cáncer de mama. Ya han pasado más de diez años y estoy aquí viviendo el día a día. Eso sí, no he perdido nunca la sonrisa. Me he vuelto más sincera conmigo misma y mis valores han cambiado. Ahora soy yo! No tengáis miedo, es ! un pulso que hay que ganar. Las mujeres somos fuertes y estamos acostumbradas a luchar. Como dice una amiga mía: “Después de esta guerra, lo demás en la vida son batallitas”. Un beso. Conchi Benítez Hace ahora escasos 16 meses, recibía una llamada a mi móvil de al- guien a quien quiero mucho. Su voz temblorosa al teléfono me hacía pensar que algo no iba del todo bien: “El otro día me noté algo en el pecho… me han hecho una mamografía y... ¿quieres venir a recoger el resultado conmigo?”. Aquellas palabras se clavaron en mi mente y sentí que algo que no habíamos encargado estaba por llegar. Así fue, las pruebas indicaban que la lesión era maligna, que hacía falta 52
  • 53. extirpar y que necesitaríamos quimio y radio. Cuando quisimos darnos cuenta, el cáncer había iniciado el proceso sin habernos pedido permiso, ni a mi madre, ni a mi hermano, ni a mí. Fue difícil ver a mi madre en el quirófano, en la sala de quimio o verla madrugar para ir a darse la radioterapia, pero sin lugar a dudas fue una lección para mí, porque su afán de lucha, de superación y su optimismo me hacían pensar que todo iba a salir bien. Hicieron falta muchos sacos de alegría, de cariño, cajas de besos y abrazos, bolsas de calor e ilusión (y, bueno, algún que otro paquete de pañuelos, jeje). Gracias a la gente que nos rodeaba y a quienes nos echaban un cable desde arriba, el tiempo fue pasando y ahora ya andamos de revisiones. Por el momento, la noche antes de la prueba nos duele un poco la ba- rriga, pero después todo parece ir bien. A los que ahora inician este camino que se cruza en nuestras vidas sin posibilidad de cambiar de itinerario, solo quiero decirles que somos muchos quienes hemos ido dejando nuestras huellas al pasar, y que la mayoría acabamos el camino y nos reencontramos con nuestra vida anterior para continuar con los proyectos que teníamos pensados. Es solo un desvío, pero al final llegamos. Quiero también dar las gracias a quienes estuvie- ron a nuestro lado y a la Asociación Contra el Cáncer de Mama de Córdoba, porque permitieron que mi madre hiciera ese camino muy acompañada y con todo el equipo necesario para no retrasar la llegada a la MET A. 53
  • 54. Auxi Hola a todas esas mujeres luchadoras, valientes y llenas de ilusiones para poder combatir la enfermedad! Me imagino que mi experiencia es como la de todas. En un principio, la sensación es aterradora, pero, seguidamente, te aparece la fuerza, se te levanta el ánimo y coges una energía con la que eres capaz de luchar contra todo a la vez. Son tan intensas las ganas de vivir y de poder compartir junto a tus seres queridos todo lo que has dejado atrás... T aferras a todo lo que e ! digan para poder salvar eso tan bonito a lo que llamamos VIDA! Yo particularmente fui operada por primera vez en el año 19 9 9 y ahí comienza mi lucha. La segunda vez fue en las dos mamas… a falta de una, fueron dos, en agosto del 2009. Ahora estoy fantásticamente bien, con ganas de VIVIR muchos años y, por supuesto, todo en mi vida es positivo. Sin embargo, existe otra cara de todo lo bueno que os he contado y es MI HIJA. Con ella, los ánimos y la enfermedad han ido de manera diferente. Fue operada por primera vez con 17 años, una operación muy fea en la que hubo que reconstruirle la mama y cortarle sus conductos mamarios (nunca podrá amamantar a su bebé). Ac- tualmente, tiene 20 años. Con 19, fue intervenida otra vez, concre- tamente en agosto del 2009. Se llevó una semana conmigo: ella se operó el día 13 de agosto y yo el 20. Lo mío no duele, pero lo de mi ! hija es diferente! Ella es estudiante de cuarto curso en la Facultad de 54
  • 55. Derecho de Granada. Ha sido alumna honorada en su promoción por ser una gran estudiante, reconocida por su gran capacidad intelectual. Estando operada y drenada, tuvo toda la valentía y fuerza de ir a hacer sus exámenes. Ella es una gran triunfadora, no está acomplejada y solo quiere vivir. Quiere ser notaria. Esta es parte de mi vida, espero que os haya ayudado. Luchad y luchad, la vida es maravillosa, intensa y llena de emociones! Que ! nunca os destruya el SUFRIMIENT y no dejéis que os invada el O MIEDO. Que tengáis mucha suerte, os lo deseo con todo mi cora- zón. Leire Lamentablemente, en mi familia materna ha habido muchos casos de cáncer de mama. T han acabado en final feliz, a excepción del odos de mi tía, que desgraciadamente falleció. No fue directamente por el cáncer de mama, pero de alguna manera tuvo algo que ver. Después de nueve años de haber superado el cáncer, decidió entrar en quirófano para que le reconstruyeran el pecho, ya que le habían extirpado los dos. Se sentía muy mal y se veía como un monstruo por tener una gran cicatriz donde debería estar su pecho. Así que, después de 55
  • 56. mucho meditarlo, decidió meterse en el quirófano. La operación salió bien y en un primer momento se estaba despertando normalmente de la anestesia, pero, desgraciadamente, entró en shock anafiláctico, quedó en coma y del coma pasó a muerte cerebral. Después de tres años de falsas esperanzas, falleció a causa de un virus. Una de sus hijas veló día y noche por ella. Por desgracia, después de cinco años, la vida quiso que esta hija sufriera el mismo infortunio: le diagnos- ticaron cáncer de mama. Gracias a los médicos y a su optimismo, lo ha superado y, aunque tiene días muy duros por la reconstrucción del pecho, ha vencido ese cáncer. Desde aquí, yo quiero dar mucho ánimo a todas las personas que padecen este mal o que lo viven de cerca. Con positividad y mucho ánimo se consigue todo. En esta vida nada está perdido, siempre tenemos que luchar por lo que queremos. A ti, prima, te doy la enhorabuena por ser tan valiente, por ser tan luchadora y por afe- rrarte con tantas ganas a este mundo, tienes el cielo más que ganado. Querer es poder y juntos saldremos adelante. 56
  • 57. Sonia Gil Hola a todas. Hoy precisamente, Día Mundial del Cáncer de Mama, hace seis meses que me practicaron una mastectomía. En mi caso, no ha sido nada comparado con lo que se esperaba, ya que llevaba algo más de un año y medio notándome el dichoso “bultito”. Lo dejé pasar, no me molestaba, así que nunca pensé que podía ser un tumor, hasta que un día tuve que visitar a mi médico de cabecera para pedir la baja por una rotura de tobillo y le dije: “Mire, tengo un bultito en el pecho, debajo de la axila, al que no sé si debería dar alguna importancia...”. Él, lógicamente, me dijo que claro que había que dársela y me derivó al ginecólogo. El día en que recogí aquel maldito sobre, lo abrí y leí aquello de “lesión sospechosa”, no me podía creer que me pudiese estar pasando a mí. ¿Pero por qué a mí? Pues porque así es la vida, este bicho no entiende de edad (tengo 36 años), ni de nada de nada, te toca y punto. Hoy me siento una privilegiada dentro de las afectadas. ¿Por qué? Porque tengo una compañera de trabajo y de enfermedad que sí que acudió al médico nada más notarse el bulto y en su caso el cáncer ya había pasado al sistema linfático, al hígado..., y su pronóstico es más feo que el mío... Esta experiencia, esta historia es una LECCIÓN DE VIDA con todas las de la ley. A partir de ahora, haré lo que quiera, diré lo que me apetezca, aprovecharé cada minuto de mi vida haciendo lo que 57
  • 58. realmente me gusta y, sobre todo, seguiré diciendo NO cuando no quiera decir SÍ. Lucharé para que el cáncer no sea la causa de dejar a mi hijo de nueve años, lucharé por ser inmortal a esta enfermedad, porque entre todas PODEMOS PLANT CARAAL CÁN- ARLE CER. Pilar Fernández Legazpi Me llamo Pilar Fernández Legazpi y vivo en Guadarrama (Ma- drid). A mí hace un año que me detectaron un bulto en el pecho izquierdo. El 4 de julio de este año me operaron,y me quitaron un ganglio de la axila y ese bulto del pecho. Gracias a Dios y a la cien- cia, todo me ha ido muy bien, pues el ganglio dio negativo. El bulto sí que dio positivo, no era muy grande y de categoría I/III, con lo cual me he librado de la quimioterapia, pero he pasado 40 sesiones de radioterapia y ahora me quedan cinco años de tratamiento en pastilla. Yo no sé si puedo aportar mucho a otras mujeres, pero, bajo mi punto de vista, lo que hay que hacer es no venirse abajo, principal- mente por nosotras y luego por quienes nos rodean. En mi caso, soy viuda, tengo 50 años y un hijo de 21, el cual para mí ha sido una 58
  • 59. gran ayuda y apoyo, pues me ha acompañado a todos los médicos y pruebas, y en mi convalecencia no me ha dejado ni un momento. A mí no me ha cambiado mucho la vida, pero sí un poco la manera de verla, ya que ahora vivo el día a día y siempre en positivo. CHI- CAS, T ENEMOS QUE COMERNOS EL MUNDO y sobre todo luchar con todas nuestras fuerzas. A todas aquellas que lo han pasado y que les queda por pasar, les mando mi cariño y mi apoyo, y sobre todo un besote muy grande. MUAC! ! Nora Hola. Me gusta muchísimo esta idea, muchííísimo. Sufrí un princi- pio de cáncer con 15 años y, como dijo mi médico, ( cuánta razón ! tenía!), el cáncer te consume si estás por los suelos, porque va con el estado de ánimo. Desde ese día, sigo sonriendo. Con 17 años, se acabó la historia y la sonrisa no me la quita nadie. Un beso. 59
  • 60. Rosa María Monzó Hola, me llamo Rosa y tengo ahora 54 años. Hace ya 13, cuando no estaba siquiera en la edad habitual de hacerme mamografías, descu- brí un nódulo al que fui “persiguiendo” hasta que me diagnosticaron un carcinoma de mama. Mis hijan tenían entonces 20 y 12 años, y me necesitaban mucho, así que no había la menor posibilidad de que me rindiera. T ambién tenía una madre enferma de Alzheimer a la que no podía entristecer con mi dolor. Me operé, seguí mi tratamiento de quimio y radioterapia, y el hormonal de cinco años. Perdí y recuperé el cabello y las pestañas; perdí para siempre la menstruación a los 41 años, pero no supuso un trauma. Poco después llegó la osteoporosis y es otro enemigo al que se puede vencer. Luché en todo momento por no perder la alegría y recibí tanto apoyo, tanto cariño del personal sanitario, de mis amigas y amigos, y de mi familia, que supe que no tenía el menor derecho a dejarme vencer. He conseguido lo que me propuse: ver a mis hijas convertidas en dos mujeres maravillosas, tengo un nieto y espero que lleguen más. Soy feliz, me siento útil y, disculpad la falta de humildad, aprendí a ser una persona mejor, más generosa y más solidaria que hasta entonces. No quiero aburriros más porque mi historia es, por fortuna, solo una más entre las de tantas mujeres que hemos vencido al cáncer. No os obsesionéis, pero no hay que bajar nunca la guardia! Llevemos el ! lazo rosa cada día en el corazón, queridas amigas. 60
  • 61. Montse Hola, soy Montse y tengo 43 años. Con casi 36, me diagnosticaron cáncer de mama en estado II. Hice todo un tratamiento experimental con operación incluida con vaciado de ganglios y, ahora, después de siete años, estoy perfecta, mejor que nunca. A mis 43 años, veo la vida de otra manera, la disfruto de otra manera, y físicamente me encuentro perfecta, tanto por dentro como por fuera. Fue un duro golpe, pero después, cuando ya lo ves desde fuera, te das cuenta de que también te ha aportado cosas positivas, como ver la vida del lado que importa, dar importancia a lo que verdaderamente la tiene y apreciar lo que tienes en el momento sin pensar en lo que te falta. Y una cosa muy importante: durante el año que duró el tratamiento, pude disfrutar de mi hija, que entonces tenía cinco añitos. 61
  • 62. Maleni Ayer hizo cinco años que me operaron de cáncer de mama con ciru- gía conservadora. Después vinieron los tratamientos. Siempre lo llevé bien, tuve mucho apoyo de la familia y sobre todo de mi marido, pero, claro, también tuve bajones. Empecé a pensar en las recaídas y los miedos, hasta que me di cuenta de que no merece la pena vivir con miedo. Hay que hacer vida normal, siempre cuidándose, y no pensar en lo que nos puede venir. En todo ese tiempo, también tuve que asumir que no podría tener hijos (biológicos, claro) y también salí airosa de eso: hoy soy mamá desde hace un año de dos preciosi- dades etíopes, niño y niña, y somos la familia más feliz del mundo. Solo quiero decir a la persona que esté pasando por estos duros momentos que todo se supera, que tenga mucho ánimo y que ayer me acordé de que cuando me operé, me decían: “Cuando te des cuenta, hará cinco años”. Y es verdad, se pasan volando. Solo hay que disfrutar de lo que tenemos alrededor. Gracias. 62
  • 63. Lucía García Hace un año que me diagnosticaron un cáncer de mama y, aunque fue algo muy duro, decidí continuar con mi vida tal y como estaba. Cuando el tratamiento me lo permitía, iba a la universidad, salía a cenar con mis amigas e incluso salía de fiesta y a pasear todos los días. Siempre tuve una actitud muy positiva con la enfermedad, porque estamos enfermas, pero yo me negaba a ser una enferma. Creo que la lucha que mantuve con la enfermedad para que no afectara a mi vida me ha ayudado a crecer mucho personalmente. T cáncer ener de mama es malo, pero, si lo pillas a tiempo, como es mi caso, y te niegas a que te afecte negativamente, puedes sacar muchas cosas positivas. Al mal tiempo, buena cara. Hay que pensar en positivo: te cae el pelo, pues un cambio de look; engordas, pues te compras más ropa para ir a la moda; estás cansada, pues duermes, que eso rejuvenece la piel, y así con todo. La actitud positiva es lo que nos salva de esta enfermedad, así que mucho ánimo para todas. 63
  • 64. María Mi historia es la de todas: dolor, pruebas y zas!, RESULT ! ADO. Hace 20 meses que empecé con todo esto: quimio, radio, trata- miento hormonal, cirugía... y, aunque supongo que esto no se olvida nunca porque cada revisión te lo recuerda, igual que las secuelas que deja, por lo menos puedo decir que lo estoy dejando atrás, que mi vida empieza a tomar otro rumbo y que la palabra cáncer no está siempre en mi mente, porque ya he conseguido dejar sitio para otras cosas. Quiero transmitir fuerza, valor y ánimos a todas las mujeres que es- tén pasando por la enfermedad y decirles que hay que luchar para salir de esto. No es solo la medicina la que ayuda, somos noso- ! tras! Y que sonrían! Y felicidades a aquellas que, como yo, pue- ! ! den escribir la historia de su supervivencia! 64
  • 65. Ser positiva es ver el vaso medio lleno Soy una chica de 22 años de Barcelona. En el mes de junio de este año 2010, le diagnosticaron a mi madre esta enfermedad y la verdad es que no es fácil para una chica de mi edad. He tenido que pasar de no tener ninguna responsabilidad a tenerlas todas, y eso es muy duro, pero los médicos nos han dado todas las esperanzas. En el mes de septiembre, la operaron, con éxito, y estamos a la espera del tratamiento, pero estoy segura de que todo saldrá bien. Esto solo es un pequeño lapso de tiempo que pasará más rápido de lo que esperamos. Lo que no voy a hacer nunca es rendirme, tenemos que seguir siempre adelante porque vale la pena, es mejor ver el vaso medio lleno que medio vacío. Mi madre afortunadamente está muy bien, ella siempre ha sido muy positiva y los médicos le auguran lo mejor. Saludos y gracias. 65
  • 66. Mari Carmen En diciembre hará cinco años de mi operación. Me encontré un bultito en el pecho y fui al ginecólogo. Me hicieron una ecografía y la cosa pintaba mal, así que me hicieron una punción. Nunca había llorado tanto en mi vida como en aquellos momentos, algo me decía que el resultado no sería bueno, y acerté. T fue muy rápido, en odo tres semanas me lo habían quitado y ahí empezó mi quimioterapia y, más tarde, la radioterapia. T mucha suerte y mi cuerpo lo uve aguantó todo tan bien que yo pensaba que un tratamiento así no podía ser efectivo. Pero sí lo fue y, hoy en día, casi cinco años después, doy gracias a mi cirujano y a mis oncólogos, a mis amigos, a mi peluquera, a la que estuve un tiempo sin tener que visitar, y a mi familia, a la que desde aquí pido perdón por los ratos que les hice pasar... En fin, gracias a todos los que me apoyasteis, porque por vosotros merece la pena vivir. Un beso muy fuerte a todas las que lo estáis viviendo ahora, pero aguantad, que en unos meses estaréis tan guapas como antes, o más, y podréis contárselo a otras mujeres que necesitarán vuestro apoyo y experiencia. Hasta siempre. 66
  • 67. Sara Me parece estupendo esto de ayudarnos las mujeres en esta historia. Cada una con sus vivencias aporta una esperanza. En mi caso, lo viví en segunda persona. A mi madre se lo diagnosticaron hace cuatro años y ahora es una persona nueva. Recuerdo que nunca se desplomó delante de nadie. T uvo.una entereza que yo jamás podría haber de- mostrado. Siendo madre soltera y con dos hijos, nunca faltó en ningún momento. A todos nos demostró que era una campeona de pies a cabeza. Cada día es más feliz y yo me siento orgullosa, y disfruto de ella como nunca antes lo había hecho. VIVAN LAS MUJERES ! SONRÍEN A LA VIDA! 67
  • 68. Vanessa Vázquez García Hola, chicas! Estoy encantada de poder aportar mi granito de arena ! a vuestro proyecto. T 29 años y con 25 me detectaron un bulto engo del tamaño de un garbanzo. No era nada serio, pero, como tengo antecedentes familiares, no dejo de controlarlo cada año. Un beso muy fuerte a todas las que estáis luchando con uñas y dientes, y mucho ánimo a las familias de las que perdieron la batalla. NO DEJÉIS !!! DE LUCHAR!!! Manuela 14 de noviembre del 2008 Queridos amigos y familia: Una vez llegados a este punto del viaje, tengo que confesar que ni en mis mejores sueños, me hubiese podido imaginar superar la fase de la quimioterapia y radioterapia con nota: sí, nota de alegría ante todo, esa alegría que me habéis aportado cada uno de vosotros en diferentes momentos del proceso... Siempre os estaré eternamente agradecida... Las personas necesitamos, sobre todo cuando estamos débiles e indefensas, el contacto afectivo que nos calme, nos alivie y nos proporcione esa seguridad que no encontramos, y más aún 68
  • 69. cuando te diagnostican una enfermedad: todo se derrumba, casi todo lo que te importa, en cuestión de décimas de segundo, deja de tener importancia. Cuando escribí mi primer e-mail, después de la mas- tectomía, no era consciente de que en la mochila, además de todo el equipaje, iba a tener cabida el miedo y el dolor… mucho miedo y dolor, pero no tanto físico como emocional. Miedo a desaparecer, a dejar de existir en mi vida y en las vuestras, a darme cuenta de lo efímero de mi existencia, miedo a lo desconocido, a ponerme en manos de expertos en la materia que me hablaban en chino, pero que me facilitaban la luz a una nueva vida, eso sí, pasando por etapas de dolor, que se han quedado tan solo en molestias. Al fin.. mi alopecia temporal, mis insomnios por la cortisona, mis malos sabores de boca, mis diarreas y, sobre todo, mis cambios de humor. Una vez más, gracias, mil gracias por compartir mi dolor, mis miedos, mis malos momentos, por hacerlos vuestros, sin vuestro apoyo y vuestra ayuda no hubiese sido tan llevadero. Gracias por estar ahí, a mi lado, siempre. Alguien entendido en la materia me comentó que, cuando finaliza la quimioterapia, algunos pacientes sufren un bajón, echan la vista atrás y piensan: “ Dios mío! T lo que he pasado, no sería capaz odo ! de volverlo a pasar”. Y tanto que sí, una y mil veces. Vale la pena el esfuerzo, la lucha diaria, se trata de ir sumando, si no hoy no estaría escribiendo mi historia, la negatividad se hubiera apoderado 69
  • 70. de mis pensamientos más profundos. He entendido que la vida se me escapaba, que al principio la cosa no pintaba nada bien, que no iba a ser nada fácil superar la enfermedad: un cáncer que se llevó una parte de mi ser y que, de no haberlo pillado a tiempo, hubiera tenido un final muy, pero que muy diferente. Pero aquí estoy dando guerra, y espero que por mucho tiempo. En estos meses me he dado cuenta de lo poco que soy y he sentido que la vida es solo un préstamo que tarde o temprano tenemos que devolver, queramos o no, y he llorado, no he dejado de llorar, hasta quedarme sin fuerzas, pero aquí estoy, aprendiendo a encajar mi enfermedad, a convivir con ella de una forma sencilla y natural. Ahora ya sé que habrá un antes y un después, pero lo verdaderamente importante es el durante. Un beso grande. Os quiere, Manuela. Leticia Hola, me llamo Leticia y soy de Galicia. No es muy grande, pero seguro que hay un montón de mujeres con este problema... Pues 70
  • 71. bien, yo tengo la suerte de no ser una de ellas, pero no puedo descar- tarlo, ¿verdad? A esas mujeres que tengan o hayan tenido la enfer- medad, quiero darles mi apoyo absoluto y decirles que sigan adelante con todas sus fuerzas, que se apoyen en la gente a la que quieren y que no miren nunca hacia atrás. Las mujeres somos más fuertes de lo que parecemos, no nos vencerán tan fácilmente, pasamos peores cosas en la vida. PODEMOS. Pepita Gerona T orres Me detectaron un cáncer de mama hace cinco años y ahora estoy genial. Mi doctora Ana Lluch y su equipo médico, junto a mi fa- milia, me han ayudado a superar este mal trago que la vida me ha hecho pasar. Es muy importante la actitud ante esta enfermedad y sobre todo saber hacer frente a la situación con mucha positividad. Cada día que me levanto, doy gracias por ver el sol y poder disfrutar de todo lo que me rodea, y en especial de mi nieto PAU, que tiene un añito… cuando lo veo se me pasan todos los males habidos y por haber. En fin, chicas, hace un año me detectaron un tumor en la ro- 71
  • 72. dilla, pero era de los buenos, así que me lo quitaron y estoy genial de la muerte. Por lo menos ahora trabajo menos y dedico más tiempo a mi familia y a mí misma: me voy de viajes, voy a ver musicales y hago muchas cosas que antes ni pensaba en hacer. ÁNIMO A T ODAS Y A LUCHAR PARA PODER VER EL SOL UN DÍA MÁS.. M. Ángeles Díez a Un día estaba en la ducha y me noté un bulto. Pensé que eran cosas de la regla, pero, al ver que tras unos días seguía ahí, me fui al médico. Eso que pensé que nunca me podría pasar había llegado. No me lo podía creer: no tengo antecedentes, hago una vida sana, sigo una dieta saludable… ¿por qué a mí? Me pasé una semana llorando, pensando en lo peor, en qué pasaría ahora. T un mari- engo do estupendo, dos niños maravillosos, mis padres… cuando pensaba en que a lo mejor no podría estar con ellos, no lo podía soportar. ¿Cómo decírselo a mis padres? El decir a unos padres que a su 72
  • 73. hija le pasa algo malo es muy duro, así que decidí decírselo el día antes de la operación y contándoles la mitad de la mitad. Fue en ese momento cuando dejé de llorar, saqué fuerzas que creí que no tenía y opté por la vía quizá más dura, que es luchar y plantarle cara a la enfermedad, y, de momento, así sigo. Una vez confirmado que el bulto era malo, había que operar. Me quitaron el pecho izquier- do, pero no me importó. Fue un alivio saber que ya no tenía el tumor y un alivio aún mayor conocer los resultados posteriores que me informaban de que no se había extendido a ninguna otra parte del cuerpo. Sé que el trago de esperar los resultados es duro y que, a partir de ahora, lo voy a tener que pasar con las revisiones, pero confío en que todo vaya bien. Ahora estoy con la quimioterapia, ocho sesiones en total y ya solo me faltan tres. La verdad es que lo llevo bastante bien, con algún día revuelto, pero poca cosa. Se me cayó el pelo, pero con mis enanos que me ven guapa con todo tampoco me importa. Eso de que te digan “mamá, tú estás guapa con todo, calva, con pañuelo o con peluca”, te hace sonreír a la vida y olvidarte de las cosas superficiales. Esto ha cambiado mi vida, pero me he propuesto que solo sea una parte de mi vida y no mi vida entera. Sigo hacia delante viviendo el momento, el día a día, sin pensar o preocuparme por algo que pa- sará el próximo mes, ni siquiera la próxima semana. Ahora intento tomarlo todo más tranquilamente, dando importancia a lo que mere- 73
  • 74. ce la pena. Y todo esto lo he conseguido con el apoyo de mi marido, al que quiero como el primer día y que siempre está ahí, de mis dos niños, Pablo y Blanca, que, aunque a veces dan guerra, son lo mejor que me ha pasado, de mis padres, que se están portando como unos campeones ayudándome en todo y no derramando ni una lágrima delante de mí, de mis hermanos, que sé que se preocupan cada uno a su manera y que están para lo que necesite, de mis cuñadas, que son como mis hermanas, y de mi sobrino Mario, que me da unos besos y unos abrazos que valen todo. T ambién, cómo no, tengo que mencionar a mis amig@s y compañer@s de trabajo, que me dan ánimos cada vez que hablo con ellos o leo sus correos. Y una última cosa: LA DET ECCIÓN PRECOZ. Es muy importante hacerse todos los años la revisión en el ginecólogo y yo soy de las que piensa que las mamografías deberían empezar a hacerse antes, ya que cada vez son más jóvenes las mujeres que padecen cáncer de mama. Y no os olvidéis de las autoexploraciones mensuales, incluso para las que estamos operadas, pues nos queda otro pecho que hay que vigilar. Un beso para tod@s y mucho ánimo. Disfrutemos de la vida, de lo que somos y de lo que tenemos. 74
  • 75. Marta Hola. Espero que mi experiencia os pueda ayudar. Desde que tuve a mi bebé (lo mejor que me ha pasado), en estos dos años no me ha pasado nada bueno: me echaron del trabajo, la familia paterna no quiso saber nada del niño… T estrés me derivó en hipotiroidismo, anto ansiedad... y cuando pensaba que todo era un asco, que menuda mala suerte, me noto un bulto en el pecho. ¿Qué más me podía pa- sar? Y, claro, pensé que era malo, sobre todo teniendo antecedentes, como era mi caso. Mientras esperaba los resultados, pensé de todo y nada bueno: que por qué a mí, que no iba a tener fuerzas... todo negativo, vamos. Finalmente, los resultados confirmaron mis sospe- chas: bulto de 4,5 cm con otros pequeños tumores alrededor, por lo que tenían que vaciarme el pecho. Mientras me lo comunicaba el ginecólogo, se me saltaban las lágrimas, seguía pensando en mi mala suerte (además, ese día no me pudo acompañar nadie) y no sabía qué preguntar. Salí llorando de la consulta, llamé a mi marido como pude para decírselo y, al colgar, me dije que no podía seguir llorando, porque tenía que ir a buscar a mi niño y no me podía ver mal. Desde ese momento, no sé cómo, me vine arriba, y hasta ahora. Fue duro decírselo a mi madre, pero me sentí con mucha fuerza y he sido yo la que al final ha animado a toda mi familia. T fue muy odo rápido: operación, tratamiento... El día 4 me dan mi último ciclo de quimio y, aunque pasas unos días malos, luego estás como si nada. 75
  • 76. Claro está que también tienes bajones y, sin saber por qué, pasas de estar bien a tirarte por los suelos. La verdad es que pensé que iba a ser mucho peor. Esta es mi historia y, aunque no he querido ver informaciones ni saber nada de otros casos, ahora me encuentro con fuerzas para daros ánimos a todas las que los necesitéis. Espero poder haber aportado algo bueno. Y, como todo el mundo dice, hay que ser positivo, porque de esto se sale. ÁNIMO Y A SEGUIR LUCHANDO. Marián Bazaga Carrasco Hace algo más de diez años, una persona a la que adoraba (mi abuela) se fue de entre nosotros, tras 15 años de convivencia y lucha contra el cáncer de mama. De ella aprendí a perdonar, a ayudar a las personas, a ver que el mundo es más bello si le ponemos una sonrisa, a ver lo maravilloso de una tarde de sol, o incluso de una de lluvia. Aprendí que la familia era lo único que calmaba y sanaba nuestros fantasmas pasados y presentes, y, sobre todo, aprendí a LU- CHAR en todas las situaciones de la vida, porque quizás mañana me pueda tocar a mí o de nuevo a alguien a quien quiera o conozca. Por eso, hay que pronunciarse a favor de esta maravillosa causa que es 76
  • 77. la investigación para paliar el cáncer. Gracias por trabajar cada día sobre este campo. María del Campo Hola, soy Kampos. Con 38 años, me diagnosticaron cáncer. De esto ya hace seis años y la verdad es que estoy fenomenal. Pasé por la temida quimio y por la radio, pero siempre sin perder el ánimo. Yo doy las gracias a todos lo que han estado a mi lado en todo momento y, especialmente, a mis dos hijos, que siempre han estado conmigo. Nunca dejéis de haceros las revisiones, es algo muy importante para tod@s. Quiero desde aquí dar las gracias a todos los que apoyan esta lucha y darles muchos ánimos a todas las personas que en estos momentos están pasando por esta situación, para que jamás pierdan las esperanzas. Un saludo. 77
  • 78. Aurora ¿Sabéis? Siempre que veo el anuncio que ponen en la televisión, ese en el que llega una profesora al colegio después de haber superado o estar pasando por un cáncer, y toda su clase se echa encima de ella a abrazarla y lloran... pues lo cierto es que me siento unida a ellos y sin más yo también me pongo a llorar como una tonta. Supongo que todas llevamos un poquito de ese sentimiento dentro de nosotras. Creo que hay que apoyar a todas las mujeres que padecen cáncer y animar a que todas nos sigamos haciendo las revisiones necesarias para prevenirlo. Muchos besos a todas. Saray Estoy muy a favor de esta campaña y muy orgullosa de formar parte de este libro. Me parece una iniciativa interesante, a la vez que muy importante para todas esas mujeres que sufren esta enfermedad tan grande. A todas ellas, les doy todo mi apoyo y mi cariño, ya que necesitan muchos ánimos en estos momentos. Esperemos que pronto 78
  • 79. haya una solución para esta enfermedad, que la ciencia avance y que, gracias a campañas como esta, podamos hacer más humana a la gente y ponernos en la piel de quien está sufriendo un cáncer. Un saludo. María Isabel T García raverso Hola. Me llamo María Isabel y hace un mes que fui diagnosticada de cáncer de mama. Me acabo de poner el segundo ciclo de quimio- terapia y luego llegará la operación, la radioterapia... Pero, a pesar de todo, estoy feliz por seguir aquí y poder contároslo. Ahora vivo cada día como si fuera el último e intento disfrutar de las cosas que antes pasaban desapercibidas en mi vida: carpe diem (aprovecha el mo- mento). Esa ha sido mi máxima toda mi vida y, ahora, aún más. T 41 años y dos hijos, Claudia y Julio, de nueve y cuatro años engo respectivamente. Por ellos voy a luchar como solo una madre sabe hacerlo. Y, por supuesto, por mi marido, por mi madre y por mi hermano. Ellos son los que me animan en los momentos más duros. 79
  • 80. Ahora me miro al espejo y veo una mujer luchadora, una mujer que le planta cara a la muerte y que no se dejará vencer fácilmente. Estoy segura de que ganaré la batalla. Montserrat A finales del mes de agosto del 2009, cuando me estaba duchan- do, se me cayó la esponja, la cogí junto a mi pecho y noté un bulto justo al lado del pezón. Pensé: “ Uf! Esto no es normal”. Estaba ! de vacaciones. Al cabo de tres o cuatro días, volví a casa, llamé al ambulatorio, me dieron hora y, unos días después, fui a hacerme las mamografías. Justo el 29 de septiembre, el día de mi cumpleaños, me llamaron para decirme que había que repetir las “mamos”. Me di un gran susto y ya empecé a sospechar que algo no iba bien. A partir de ahí, empezaron pruebas y más pruebas. El 20 de octubre del 2009, me dieron el diagnóstico: cáncer de mama. El mundo entonces se paró de golpe y todo empezó a girar y girar, y yo ahí en 80
  • 81. medio sin entender nada. Estaba acompañada por mis dos amigas y ellas también se quedaron heladas. Lloré, di la noticia a mi marido, a mi hijo y a mi padre (80 años). Además, era mi segunda vez con problemas graves: con 23 años tuve un linfoma de Hodgkin. Ahora tengo 53 años. Irene Hola, me llamo Irene y tengo 16 años. La verdad es que no he vivido nunca o no he sabido de nadie que haya tenido este tipo de cáncer. Al leer las muchas de las historias que hay en este libro, decidí unirme a este gran proyecto en solidaridad y apoyo a todas las mujeres que tienen este problema. Por eso, desde donde les estoy escribiendo, les trasmito la máxima fuerza y alabo su valentía, porque pasar por algo así debe de ser muy duro. T que luchar cada día contra esa ienen enfermedad, porque merece la pena hacerlo. Por todo ello, les digo a todas las mujeres que son las mejores por superar algo así. Solo por eso se merecen que todos nos solidaricemos con ellas. Mucha fuerza ! y animo! 81
  • 82. Elena Cano T orres Hola, amigas. Mi historia es un poco diferente, pero a la vez muy parecida a la de muchas mujeres que estamos aquí. Hace unos 25 años, mi madre se murió de un cáncer de pecho (entonces no ha- bían los mismos avances que hoy en día). Poco después, a mí me diagnosticaron un cáncer linfático. Me operaron y luché muchísimo. No importa que se te caiga el pelo, no importan los efectos de los medicamentos, no importan las estrías, porque realmente todo eso con el tiempo desaparece. Lo que realmente importa es luchar, tener muchas ganas de vivir, por ti y por las personas que te rodean, reírte mucho, porque la risa cura y ayuda a que suban las defensas. Creedlo, amigas, a mí me daban un año de vida y, después de luchar durante unos tres años, aquí estoy. Recuerdo cuando mi pediatra- oncólogo me dijo: “Esto es un éxito para mí, porque eres la primera persona que curo de lo que tenías, y un éxito para ti, porque estás viva”. Se me puso la piel de gallina, porque, después de toda la lucha, por fin EST CURADA! ! ABA 82
  • 83. No tenéis que vivir con miedo a las recaídas. De esto hace ya casi 24 o 25 años y yo siempre digo que he creado anticuerpos contra el cáncer. Jamás pienso en volver a tenerlo, pero, si algun día fuera así, volvería a luchar como una leona. T que dar muchas gracias a mi engo abuela Asunción, porque estuvo a mi lado en todo momento, luchó conmigo y siempre me apoyó y me cuidó. Yo sé que mi madre, desde dondequiera que esté, también está muy orgullosa de mí y de todas esas mujeres que están luchando, ganan y ganarán la batalla. Un beso muy fuerte, amigas, para todas vosotras. SE PUEDE, CREEDLO, SE PUEDE GANAR. Arancha García López Mi nombre es Arancha, tengo 32 años y tengo cáncer de mama. Me lo diagnosticaron en abril, cuando mi peque tenía cuatro meses. En principio es un golpe muy duro, y más con un bebé tan pequeño. No sabes si vas a poder ocuparte de él, ni cómo va a ser la quimio- terapia, que al principio da mucho miedo, pero siempre he sido una persona muy optimista y así me lo tomé. Ahora ya he terminado 83