LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
El Paso 2020- CRÓNICA SOÑADA
1. JOSÉ LUIS
LECHADO CABALLERO
CRÓNICA SOÑADA
«EL PASO»
REPRESENTACIÓN DE LA PASIÓN Y MUERTE DE JESÚS
IZNÁJAR ̶ 2020
ASOCIACIÓN CULTURAL
«HISN PASO ASHAR»
2.
3. CRÓNICA SOÑADA
«EL PASO»
REPRESENTACIÓN DE LA PASIÓN Y MUERTE DE JESÚS
IZNÁJAR ̶ 2020
A mis compañeras y compañeros de
la Asociación cultural Hisn Paso Ashar.
Amanece y el rayo de un sol radiante se cuela por la rendija de la ventana...
Se oye el trinar, el canto melodioso y agudo de los pajarillos y por los cristales, al
abrir los postigos, veo revoletear golondrinas, esas golondrinas que según la
leyenda de la tradición popular aliviaron el sufrimiento de Jesús de Nazaret
durante su martirio en el Monte Calvario, arrancando con sus picos las espinas
de la corona que perforaban y herían su frente:
«Ya bajan las golondrinas
con el vuelo muy sereno
a quitarle las espinas
a Jesús el Nazareno».
Al abrir las puertas del balcón todavía el aire está impregnado del elegante y
agradable aroma de lirios morados, lirios de pasión que adornaban el sepulcro
que la noche de antes llevaba la imagen del Cristo Yacente, una talla
policromada con brazos articulados que permitía hace años representar la
Pasión de Jesús, escenificar la tarde del Viernes Santo el auto sacramental del
Descendimiento en la Iglesia de Santiago Apóstol, conocido más popularmente
en nuestro pueblo como “Las Tinieblas”.
Noche del Viernes Santo,
fragancia de lirio y clavel,
cuatro sayones con varas de zarza
junto al sepulcro de Cristo van,
romanos las picas arrastran
y la calle en silencio sepulcral.
4. ... Es 11 de abril, un día primaveral, Sábado de Gloria o Santo, qué más da el
epíteto, unos lo llaman de una forma y otros de otra, pero lo importante es que
hoy en Iznájar se representa la Pasión y Muerte de Jesús, nuestra Pasión
viviente ̶ El Paso ̶ .
Son las doce de la mañana cuando bajo al Salón de Usos Múltiples donde esta
tarde se representará ésta arraigada tradición que data del siglo XVII, en la que
participamos más de un centenar de personas. Hasta el año 1957 en esta
representación la mímica era predominante sobre los textos que eran
transmitidos de padres a hijos y a partir de ese año se adaptó para la escena
tomando como base la obra dramática del padre Jesús Julio Martínez, “La
Divina Tragedia”, con adaptaciones propias de la idiosincrasia de nuestro
pueblo, que se han ido incorporando a lo largo de los años. Hasta el año 1968
se llevó a cabo en la calle, teniendo que estar a expensas de las condiciones
meteorológicas, siendo a partir de este año escenificado en la Iglesia de
Santiago Apóstol y desde 1999 en el salón de Usos Múltiples de nuestro pueblo.
Cuando llego allí, ya hay algunas personas más madrugadoras. Nos
disponemos a poner a punto los últimos detalles para la representación,
elementos tan importantes como son los objetos y enseres que aparecerán en
cada uno de los cuadros (atrezo), telones, iluminación, sonido, que en los días
anteriores los tramoyistas con ayuda de actores han preparado para el montaje,
pues se trata de un trabajo de carácter colectivo de gran importancia, ya que la
ligereza y movilidad de transformar los diferentes cuadros escénicos tendrá una
gran influencia en el éxito de la obra.
Terminada la tarea, nos dirigimos a la plaza alta, lugar de refrigerio, donde
nos preparamos con cerveza en mano a degustar las habas que Pepe Muñoz
cada año trae de su habar, a las que acompañadas de cebolleta y regadas de un
buen aceite nos entregamos en nuestro buen comer... Tenemos que interrumpir
nuestra convivencia, ya quedan pocas horas para que comience la función...
Vuelvo a casa, descanso un rato y cojo el atuendo para la representación...
A las cuatro de la tarde el salón recobra vida, comienza a llegar el personal
técnico y actores, ya se siente el bullir de un lado para otro... Los de iluminación
y sonido (Pepe Muñoz Campillos, Francisco Javier Rodríguez, Cristina Muñoz y
Juan Antonio García) hacen las últimas comprobaciones técnicas; los teloneros
(Juan Bermúdez y Juan Ramos Lechado) hacen lo propio para que los cordeles
de los decorados de fondo, que a lo largo de los años han sido diseñados por
Antonio Quintana Jiménez, vayan a la perfección; los encargados de tramoya
(Mari Pepa Quintana, Alba Doncel, Patri Alcántara, Paco Lechado, Rocío
Trujillo, Ricardo Guerrero, Beatriz Campillos, Elías Morales...) repasan los
recursos que serán necesarios en el espacio escénico; las maquilladoras (Rafi
Ordóñez, Pepa Quintana y Francisca Guzmán) colocan los cosméticos y útiles
5. de maquillaje sobre la mesa que ocupa la parte central de la carpa, que se ha
montado para la ocasión en la plaza alta, comenzando la caracterización,
conferiéndole a cada uno la apariencia física del personaje al que representa... Y
todo ello bajo la observación de los maestros del “piscolabis” (Valeriano
Rabasco, su hijo Samuel y Miguel Merchante) que detrás de la barra, junto a la
carpa, nos ofrecerán el apreciado refrigerio para recuperar energía. Abajo, a la
entrada del salón, el taquillero (Juan Ramos Sánchez), los porteros y
acomodadores (Manuel González López, Pepe Campillos, José María Ramos,...
), tras el ocasional recuerdo de cada año, cómo había que atar antes las antiguas
sillas de plástico para evitar su “desperdigoneo”, siempre están entregados a su
trabajo de buena atención y agrado al espectador.
En los vestuarios hay un gran trasiego, unos a otros nos ayudamos: ¡Por
favor, abróchame el corchete!... ¿Te importaría colocarme el turbante?... ¿Me
ayudas a ponerme el manto?... mientras surgen anécdotas, bromas y sosegados
comentarios. Cada personaje tiene su ropa cuidada que la semana anterior le
ha sido entregada por las encargadas de vestuario (Mari Luz López y Loles
Campillos), un gran inventario de ropaje que nuestra asociación posee, gracias
al diseño y compostura, a lo largo de los años, de nuestro compañero Rafa
Quintana, vestuario que como complemento escénico juega un importante
papel.
La sala está llena, se le pide al espectador que apague el teléfono... Todo está
listo entre bambalinas, donde se oye una voz del director Rafael Quintana
Jiménez que fluye por los bastidores: ¡Son las cinco y dentro de unos minutos
comenzamos....! La presidenta de la Asociación, Mari Pepa Quintana desea
suerte y nos recuerda quitarnos relojes, anillos,... El carro con los micrófonos
inalámbricos en sus distintos compartimentos numerados para el autoservicio
según planning está disponible para su uso ....El telonero (Juan Ropero Martos)
preparado está para que se desplace lentamente para su apertura el nuevo
telón de boca eléctrico, que sustituye con cierta añoranza al viejo telón manual
que hace años se hizo teniendo como base la ruleta imperial con su manubrio y
tambor donde enrollar las maromas bien embadurnadas con jaboncillo, que
sirvió para dar cuerda soportando la pesa del viejo reloj de la Villa... Todo está
preparado, la representación de la Pasión y Muerte de Jesús va a dar comienzo,
Iznájar vivirá un año más ̶ El Paso ̶ :
Cuadro 1º: Hosanna
Telón de fondo con la imagen de la fachada principal y lateral derecha del
Templo de Jerusalén donde destaca una gran puerta cortejada por dos columnas.
Mujeres, hombres, niñas y niños que representan al pueblo galileo (Rebeca
Merchante, Juan Antonio Caballero, Kiska Rabasco, Piedad Cañas, Juani
6. Caballero, Pilar Pérez, Ana Mª Cañas, Daniel Campillos, Jesús Ruiz, Alba
Curiel, Elena Pérez, Francisco Curiel, Carlos Pacheco Lucía Pacheco Paco
Comino, Celi Luque, Lourdes Pavón, Celia Pérez, Elena Pérez, Esther Ramos,
Marta Ramos,... ) llenan el escenario portando ramos de olivo, como símbolo de
la victoria de Cristo. En una plaza que precede la entrada del Templo esperan
cantando la llegada triunfal de Jesús en Jerusalén:
¡Bendito el Rey que viene
en nombre del Señor!
¡Hosanna en las alturas,
Hosanna el triunfador...!
Entre cánticos, el cronista (Pepe Muñoz Tenllado), comienza a relatar el
acontecimiento:
Y los ramos del domingo
dejarán sus hojas secas
por esos mismos caminos
por esas calles estrechas
por donde irá el Nazareno
llevando su cruz a cuestas...
Tras abrirse el telón el cronista concluye: ̶ «¡He aquí todo el secreto de la
Divina Tragedia!» y el pueblo galileo con entusiasmo y animación comienza a
proferir exaltaciones de Jesús Nazareno: ̶ «¡Bendito sea el Señor, que nos ha
concedido vivir en estos días y ver con nuestros ojos al Salvador de Israel!...». El
pueblo acalorado alegremente agita los ramos de olivo: ̶ «¡Hosanna,
hosanna...!...» hasta que llegan a la plaza dos fariseos (Abraham Campillos y
Johnny Aguilera) que hablan osadamente a un pueblo que responde con
valentía ante las palabras de desprecio: ̶ « Echad al fuego esos ramos y palmas.
Demasiado los agitasteis al paso de ese hombre anteayer...». Esta controversia
es acallada cuando se abre paso entre la muchedumbre el astuto Sumo
Sacerdote Caifás (Timoteo Alba Ortega), seguido de los Príncipes del Pueblo
judío, Onkelos (Juan Bermúdez Núñez), Helquías (Rafael Campillos Alcántara) e
Ismael (Rafael Doncel Quintana), que rehúsan el liderazgo del Nazareno: ̶
«¿Todavía ese hombre? ¿Todavía con palmas y ramos...? amigos, ¿veis como no
conseguimos nada? Todo el mundo va tras él...» y desean deshacerse de él,
condenarlo a muerte pero con el temor al tumulto del pueblo. En ese momento
de nuevo suenan cánticos y Jesús (Julio Rodríguez Pacheco) rodeado de
galileos y seguido de sus doce discípulos, se dirige al escenario desde el fondo
del salón, donde es aclamado por el pueblo: ̶ «¡Hosanna el Hijo de David!...»
e interrogado y acusado por los pontífices israelitas: ̶ «Y ayer con un látigo,
arrojaste a los que vendían y compraban, los cuales ya tenían permiso nuestro
para negociar aquí...». Jesús les condena y reprocha la utilización del Templo
para otros usos distintos de la oración a su Padre y con elocuencia y energía les
7. reprende: ̶ «¡Ay de vosotros escribas y fariseos hipócritas, que sois como
sepulcros blanqueados, que de fuera parecen espléndidos y, por dentro, están
llenos de huesos de muerto y de toda inmundicia!... ».La música tradicional
búlgara Polegnala e todora pone énfasis a la escena cuando el Maestro con
aflicción se dirige al pueblo, medita y con acogimiento se rodea de niñas y niños
(Pablo y Pepe Muñoz, María Rodríguez Juan y Nico García, ....): ̶ «¡Jerusalén,
Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los enviados que vienen a ti!
¡Cuántas veces he querido recoger a tus hijos, como recoge la gallina a sus
polluelos bajo sus alas y tú... no has querido!...»
Cuadro 2º: En Casa de Anás
Cerrado el telón se desaloja el escenario ordenadamente mientras comienza el
trasiego de tramoyistas para cambiar la escena: Nuevo telón de fondo
representando el interior de una casa, sobrepuesto por un gran cortinaje sedoso
de color blanco roto recogido a sus lados dejando en medio una celosía de madera.
En los laterales dos puertas y colgados dos tapices. Y entre los elementos de
atrezo (diván, arcón, escritorio, taburetes, cojines, mesitas, mampara de
madera...)
Mientras oímos Penance (Penitencia) como música de fondo, se nos presenta
una sala en penumbra del palacio del codicioso Sumo sacerdote Anás (Kisko
Pino Rosúa). Éste apura la escasa luz escribiendo sobre un viejo escritorio y le
pide a su sierva Sara (Paula López Díaz) que le traiga luz, colocando ésta dos
antorchas y encendiendo un pebetero dando una luz tenue a la escena... Anás
en voz baja evoca: ̶ «Me dijo que bajaba al Templo por si podía sorprender en
el Nazareno alguna palabra o algún gesto para poder acusarlo ante el
Sanedrín...», siendo interrumpido con estado de enojo e irritación por su yerno
Caifás, seguido de Onkelos, Helquías, Ismael y un fariseo, que sentían su derrota
en el encuentro con Jesús en el Templo: ̶ «Su atrevimiento y osadía han llegado
hasta lo sumo contra nosotros, delante de todo el pueblo, y en el Templo más
santo del mundo...».Los príncipes cada vez más enfurecidos continúan narrando
lo acontecido con el deseo vehemente de dar muerte a Jesús, cuando son
interrumpidos por la sierva: ̶ «Hablará tu sierva con tu venia, venerable señor,
padre de la justicia...», la que les comunica que Judas Iscariote (José Luis
Lechado Caballero), un discípulo del Nazareno les pide audiencia, y con
sorpresa y asombro le dicen que le haga pasar: ̶ «Tú, Sara, conduce ese hombre
a nuestra presencia. ¡Pronto!...».Se hace un silencio de expectación y curiosidad
para ver la entrada de Judas que turbado y muy nervioso y mirando sin cesar a
uno y otro lado se acerca a los Pontífices de Israel, que les ofrece la traición con
voz entrecortada: ̶ «Yo, señores... Yo tampoco creo en Él... No es el rey que los
judíos esperábamos...Me dio a guardar la bolsa del grupo; pero casi siempre esa
bolsa está vacía...Esto no es porvenir para ningún hombre...». Los príncipes de
8. Israel con emoción y con un gozo satánico interrogan a Judas y le ofrecen
treinta denarios, el precio que señaló Moisés para indemnizar por un esclavo
muerto: ̶ «Amigo, te ofrecemos treinta denarios de plata,...» que tras titubear
acepta y le son entregados por Helquías el tesorero del Templo. Judas con gran
avaricia cuenta las monedas, pero le acoge un gran nerviosismo cuando le
exigen, que él tiene que entregarlo y le piden la señal: ̶ «Un beso... Le daré un
beso en la cara, como solemos darle cuando le saludamos... Aquel a quien yo dé
un beso, ese es. Atadle y conducirle con cautela...». Ante la desconfianza que
Jesús escape Judas los tranquiliza cuán sabiendo que se cumpliría lo que está
escrito: ̶ «...Aunque supiese que queréis apresarle, no se escaparía... no se
escaparía».
Cuadro 3º: la despedida
De nuevo la diligencia de los tramoyistas es de admirar e introducen cambios
en la ambientación de la escena: un nuevo telón de fondo representa el interior de
una casa en el que se sobrepone un cortinaje de color blanco con dos grandes
arcadas, con estampaciones en azul celeste, símbolo de pureza y luminosidad, dos
puertas adinteladas de color rosáceo en los laterales y entre los elementos de
atrezo (mueble chinero rústico, mesas, rueca de hilar, vasija, maceta con planta,
cojines,...
La música The Death of Mozart (La muerte de Mozart) acompaña este cuadro
que se desarrolla en el interior de una antigua vivienda sencilla y modesta. En
una habitación de la casa de Simón el fariseo, un judío de Jerusalén, Jesús está
meditando en soledad donde con gran celeridad entra María Magdalena (Ana
Muñoz Campillos), que pidiendo perdón, se arroja llorando a sus pies:
« ¡Levántate María Magdalena
que ya perdonada estás,
despójate de ese lujo,
de esa pompa y vanidad,
que la soledad te espera,
para nunca más pecar!...»
Tras ungir los pies de Jesús con sus lágrimas, María Magdalena, mujer
pecadora de mala reputación, los enjuga con su largo pelo, los embadurna con
perfume y demuestra una valiente actitud de arrepentimiento:
«Adiós, adorno de mi pelo,
que despreciado serás.
Adiós adorno de mi garganta,
cuanto me has hecho pecar.
Lujo, pompa y vanidad,
que la soledad me espera,
9. para nunca más pecar.
Y estos bálsamos preciosos,
de nada me sirven ya...»
Una nueva pieza musical, Whith This Love (Con este amor) nos sumerge en
una nueva escena en la que Jesús cabizbajo, reposando sobre un aposento,
reflexiona hasta que llega su madre, la Virgen María (Susana Ramírez Garrido)
con la que habla en su despedida:
«Madre, ha llegado la hora:
la hora, que Tú ya sabes,
porque a Ti, te he descubierto,
este misterio inefable,
de la salvación del mundo,
por mi dolor y mi sangre,...»
María llorando la despedida del hijo de sus entrañas, lo abraza una y otra vez
pues no quiere separarse de él, aunque lo admite con paciencia y dolor santo:
«Ya me parece sentir,
los azotes en tu carne
y la corona de espinas,
en tu frente venerable.
Ya en la cruz te veo alzado,
ya te miro agonizante;
y aunque a todo me conformo,
y aunque soy tuya… soy Madre...»
Jesús obedeciendo a su eterno Padre se resigna a lo sentenciado por Él.
«Yo, a obedecer he venido:
Él, me mandó que bajase,
de sus entrañas paternas,
a las tuyas virginales,
y obediente, hasta la muerte,
por su amor ha de encontrarme,
y hasta la muerte en la cruz,
que obedecerle, es amarle...»
Y con dolor, acongojada, queda la Virgen María, arrodillada ante su hijo, que
exclama en su alma dolorida: ̶ «He aquí la esclava del Señor. Hágase en Mí
según tu palabra...»; poniendo colofón a la escena unos compases de la pieza
musical Ave María Guaraní.
Cuadro 4º: la última cena
De nuevo el personal de tramoya se pone mano a la obra, colocando un nuevo
telón de fondo que representa el Cenáculo, dos puertas adinteladas en los
10. laterales de color amarillo pálido, y los atrezos (mesa alargada y de grandes
dimensiones con sus correspondientes taburetes, vasijas de agua, ajuar de
mesa...).
Al abrirse el telón con las notas armoniosas de Adagio Ford Strings (Adagio
para cuerdas) se nos presenta a los ojos una sala- comedor o Cenáculo de una
casa de un amigo de Jesús en Jerusalén. Jesús acompañado de dos de sus
discípulos Felipe (Javi Pacheco Ruiz) y Juan (Ángel Doncel Quintana) lava los
pies de Santiago de Zebedeo (Elías Morales Gutiérrez), mientras los otros
discípulos conversan en pequeños grupos: Pedro (Manolo López Herero),
Andrés (Juan Fran Luque Matas), Bartolomé (David Padilla Torres), Tomás
(Alfonso Garrido Pineda), Mateo (Juan Carlos Molina Aragón) Santiago (Juan
Carlos Ramos Llamas), Tadeo (Julián Delgado Jaímez), Simón (Alberto Ropero
Llamas) y un Judas apartado y pensativo, que al llegar Jesús ante él niega el
lavado que al final acepta: ̶ «Ante Judas humillado pretende lavar los pies;
también su alma lavara si el traidor se arrepintiera cuando a sus pies el Maestro
su cariño le demostrara...».Terminado el lavatorio, Jesús y sus discípulos se
sientan alrededor de la mesa para celebrar la venida de la Pascua: ̶ «Con deseo
grande he deseado celebrar esta Pascua con vosotros antes de padecer…El Hijo
del hombre va a padecer, según está decretado de Él. Más ¡ay de aquel hombre
por quien el Hijo del hombre será entregado! Más le valiera no haber nacido...»
Los apóstoles quedan sorprendidos, llenos de dolor y espanto, no paran de
preguntar a Jesús: ̶ «Uno de vosotros doce, uno que pone la mano conmigo en
el plato, ese es el que me entregará… ».Todos quedan enmudecidos y extasiados
y Jesús habla a Judas con naturalidad: ̶ «Y un trozo de pan mojado a Judas
Jesús ofrece como una muestra de amor, más Judas no se arrepiente...». Judas
se marcha y Jesús en el cenáculo sigue conversando con sus discípulos, quienes
le ofrecen todo su fe: ̶ «Señor, aunque tenga que morir contigo, no te negaré...
Yo tampoco... Yo tampoco, Maestro...», y Jesús al acercarse la hora de su
muerte les deja un mandato: ̶ «El mandato mío es que os améis los unos a los
otros como yo os he amado a vosotros...».Y Jesús tras dejarles el sublime
precepto de amor, comparte con ellos un trozo de pan y un sorbo de vino: ̶
«Bebed de él todos. Porque esta es mi sangre, la sangre de la nueva Alianza, que
vosotros y por muchos será derramada para remisión de los pecados. Haced esto
para acordaros de Mí...». Los apóstoles se pasan la copa con el vino sagrado,
que queda al final en manos de Jesús que en alto sostiene, mientras se escucha
la oración del Padre Nuestro (mozárabe) (Abinu Malkenu) en que se pide a Dios
que permita que las bendiciones lleguen a la vida de los hombres.
Cuadro 5º: la agonía en el huerto
Un nuevo decorado comienza a montarse con un telón de fondo representativo
de un olivar, disimulándose en el escenario un huerto entre terreno pedregoso con
11. matojos y romero, con la colocación de una gran roca junto a un olivo. La
luminosidad es muy tenue propia de la noche iluminada por una luna de abril y
donde una máquina de humo hará un gran efecto especial.
La música Sands torm (Tormenta de arena) acompaña a Jesús y sus discípulos
que con tristeza extrema llegan al Huerto de Getsemaní, a los pies del Monte de
los Olivos, donde acostumbran reunirse: ̶ «... Sentaos, aquí, mientras yo voy
allá para hacer oración...». Los apóstoles se acomodan en el huerto mientras
Jesús que tiene el alma en tensión se acerca a la roca de la agonía donde se
arrodilla: ̶ «...Padre, llega la hora… Glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te
glorifique a Ti, ya que Tú le has dado poder sobre todos los hombres... Yo me
ofrezco en sacrificio por ellos, para que ellos sean santificados en la verdad…».
Jesús entristecido y con angustia sigue orando y los apóstoles entran en un
sueño profundo, apareciendo el demonio (José María Ramos Lechado) entre
una espesa niebla y enfatizando el momento la composición musical The
Promises of Shadows (Las promesas de las sombras): ̶ «Este hombre se llama
Hijo de Dios; sabe que le quieren matar y no huye, sino que se prepara aquí
para el sacrificio, diciendo que se ofrece a morir para salvar a todos los
hombres… ¿Pretenderá acaso libertarlos de mi dominio…?». El demonio sigue
tentando a Jesús que clama a su Padre: ̶ «Padre... Padre mío... Aparta de mí
este cáliz de amargura...».. Satanás le atosiga: ̶ ¿Tienes miedo...? ¿Sientes
tristeza… pavor… hastío de la vida? ¡Lo comprendo! Judas ha salido ya de
Jerusalén… Trae mucha gente con armas…». Jesús tras la batalla con el
demonio vuelve con sus discípulos a los que encuentra dormidos: ̶ « Simón, ¿os
habéis dormido? ¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para
que no entréis en la tentación...». De nuevo el Maestro vuelve a la gran roca
donde vuelve a arrodillarse y orar, siendo otra vez hostigado por el demonio
que le presenta el sufrimiento de la crucifixión, pero Jesús sobreponiéndose a la
angustia, el desasosiego, las lágrimas y el desaliento vence al maligno Belcebú: ̶
« ¡Maldito seas, que me has vencido otra vez!...». Jesús continúa orando, se oye
la música emocional Whith This Love (Con este amor) y un Ángel (Esther
Ramos Rodríguez) se le aparece para confortarle: ̶ «Jesús Nazareno, Hijo de
Dios y Redentor de los hombres, yo te saludo y te adoro en nombre de todos los
ángeles, tus servidores, y en nombre de todos los hijos de Adán, tus hermanos,
que anhelan la hora de tu sacrificio salvador…». Cuando desaparece el Ángel
se levanta y va junto a sus discípulos que despiertan y se reúnen a su alrededor:
̶ « Llegó la hora en que el Hijo del Hombre será entregado en manos de los
Pecadores. Levantaos y vamos. He aquí que ya está cerca el que me va a
entregar… ». Judas en sigilo llega con gente armada para prender a Jesús: ̶ «
Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?...» y Pedro con la espada
intenta defender al Maestro, cortándole una oreja a Malco (Juan Antonio
Tirado Garrido) al que Jesús curó: ̶ «Devuelve tu espada a su vaina; porque
todos los que hieren con espada, con espada morirán....Es necesario que se
12. cumplan las Escrituras y que Yo beba el cáliz que mi Padre me ha dado...». Jesús
es hecho preso y los apóstoles huyen, mientras aparece el demonio
demostrando su triunfo: ̶ «¡Todos contra Jesús Nazareno, que se ha quedado
solo! ¡Todos contra el Galileo! ¡Veremos quién vence a quién! El mundo entero
será la prenda de la victoria. ¡Guerra!...».
Cuadro 6º: el juicio
El paisaje exterior que nos mostraba el cuadro anterior se desmonta y el
escenario comienza a mostrarse como el salón de un antiguo palacete judío en
cuyo fondo se encuentra el sitial ante una augusta portada con la estrella de
David, símbolo del judaísmo; colocándose en los laterales las bancadas del
tribunal y las escribanías. Puertas de color azul, símbolo de fuerza y autoridad y
dos grandes candeleros son elementos de atrezo.
El ritmo de la pieza musical Open de Peter Gabriel nos introduce en la gran
sala del tribunal del Sanedrín donde entran los Príncipes de Israel dispuestos a
juzgar a Jesús Nazareno, aún cuando es época de Pascua. Conversan en
pequeños grupos hasta que entra el Sumo Pontífice Caifás acompañado de su
suegro Anás, que son saludados con profunda reverencia, tomando asiento en
el estrado principal, haciéndolo los demás en las tribunas laterales: ̶ «Y os pido
y os mando que ninguno de nosotros busque nuevos motivos de condena, pues ya
serán suficientes los que aducirán dichos testigos y acusadores...». Onkelos,
Helquías, los fariseos y prácticamente todos los Príncipes apoyan las palabras
de Caifás menos Samuel (Juan Ramos Lechado) que tras la venia se pone en pie
para defender un juicio justo para Jesús: ̶ «El Gran Nasi me permitirá
recordarle que nuestras leyes prohíben celebrar juicios en la noche; que
nuestras leyes prohíben juzgar en la Pascua; que nuestras leyes mandan
proceder muy despacio en las sentencias de muerte...». Mientras Onkelos y
Helquías acometen contra Samuel, Caifás le asegura justicia con la certeza de
condenar a Jesús a muerte y da órdenes para que lo traigan a la sala: ̶ «¡Es la
hora, Soterim! Hacedle entrar atado a nuestra presencia... ». Los Sumos
Pontífices se frotan las manos y gozan satánicamente por tener atrapado a
Jesús, pero Caifás no puede apagar su nerviosismo: ̶ «No olvidéis mi consigna.
Que ninguno le pregunte si es el Hijo de Dios… pudiera decir que sí, y entonces
nosotros…». En ese momento entra Jesús atado de manos, tirado por dos
sayones (Felipe Calvo Guillén y Sebastián Llamas Gutiérrez), guardias del
Sanedrín de gran fortaleza que lo rempujan hasta donde está el Sumo Pontífice,
quedando Jesús con los ojos bajados, inmóvil y en un silencio absoluto. Todos lo
miran y quedan en silencio y Caifás dando dos golpes con su bastón de mando
ordena que comience el proceso: ̶ «Proceso oral contra Jesús de Nazaret, hijo,
según se dice, de José el carpintero, hijo de Jacob. Tenido por hombre peligroso
para la paz pública de Israel,..». Tras las palabras pronunciadas por Ismael, el
13. escriba Baruc (Juan Carlos Ramos Llamas) pide la comparecencia de los
testigos, (Andrés Rubio Palomino y Víctor Diéguez Rosales) entrando el
primero, que mira a todo el Sanedrín como aturdido: ̶ «Es enemigo del pueblo,
pues quiere destruir el Templo santo de Jerusalén...». Después es llamado el
segundo, mientras Helquías confirma a Onkelos la confianza en el testigo al
haberle pagado, pero éste no dice lo mismo que su compañero, lo que les pone
muy excitados: ̶ «Basta. Estamos perdiendo un tiempo precioso. Gran Nasi de
Israel, te suplico que se proceda con más rapidez y decisión en dar la sentencia,
pues la noche avanza…». Uno de los escribas reconoce que los testigos no están
de acuerdo en sus testimonios, pero es acallado por Caifás: ̶ «¿Silencio,
escriba! Que hable ya el acusado...». Jesús con serenidad ante el nerviosismo
de Caifás permanece en silencio, mientras es acusado por los miembros del
Sanedrín: ̶ «Sabemos también que quebranta el sábado y que prohíbe guardar
las leyes de Moisés...» y defendido por Samuel: ̶ «Paréceme que entre tantos
conocedores de las maldades de este hombre no será difícil encontrar dos,
siquiera dos, que digan exactamente lo mismo...». Caifás y Anás temen que se
escabulla el Nazareno y el Sumo Pontífice le hace a Jesús una pregunta que le
condene: ̶ «¡En nombre de Dios vivo cuyo nombre es bendito para siempre, yo
te conjuro que nos digas si Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios!,..». a lo que Jesús
contesta: ̶ «Yo lo soy... Y en verdad os digo que dentro de poco tiempo me
veréis venir sobre las nubes del cielo a la derecha del poder de Dios…», siendo
acusado de blasfemo por Caifás que indignado se rasga las vestiduras y
condenado por la mayoría de los sanedritas: ̶ «¡Reo de muerte! ¡Reo de
muerte!...»
Cuadro 7º: arrepentimiento de pedro.-
Un telón de fondo con un arco de herradura y un ventanal de medio punto
conforman la fachada del patio de una casa noble en cuya parte central se
coloca un olivo y como elementos de atrezo (hoguera, taburetes, farol...)
Se oye la armónica música Zaar del álbum Passión y en el patio de la casa del
Sumo Pontífice Caifás, rondando se encuentran dos guardias judíos (Miguel
Pérez Rabasco y Carlos Pacheco Ramos): ̶ «Mala noche Simón... En mal hora
nos han mandado apresar al profeta Nazareno. Mejor hubiera sido que nos
dejaran pasar en paz las fiestas de la gran Pascua...» y para luchar contra el frío
se sientan al lado de la hoguera donde está recostada casi dormitada Susana
(Piedad Ortiz Quintana) una criada de la casa. Un criado viejo (Rafael Muñoz
Tenllado) se acerca a ellos para sentarse junto al fuego: ̶ «Nuestros venerables
señores han dado sentencia de muerte contra el Nazareno, y luego se han
retirado a descansar hasta que amanezca...». El viejo criado sigue contándole a
los guardias lo que pasa en el interior de la casa: ̶ «...Pero uno de los Príncipes,
se acercó al pobre Nazareno, y le escupió en la cara. Una risotada de los
14. criados celebró la hazaña del señor… Yo no podía ver ese cuadro y salí a
respirar en el patio el fresco de la noche…». Se oye tocar al portón y Susana al
despertar se encuentra a Juan de Zebedeo seguido de Pedro: ̶ «¿A dónde vas
tan decidido, Juan? ¿Quién es este hombre que te sigue?...». Juan que era
conocido en la casa al frecuentarla tiempos atrás para venderles pescado
pretende entrar al interior: ̶ «¿Me aguardas aquí, Pero? Subiré yo solo para no
despertar sospechas, y te comunicaré qué ha sido de Jesús...». Al irse Juan,
Pedro que siente frío quiere sentarse junto al fuego: ̶ «Dios mío, nunca he
sentido tanto frío como esta noche… Esos que están junto al fuego serán capaces
de ponerme en un compromiso, pero… ya me sabré defender…».Pedro se acerca
tímidamente y se sienta para calentarse. Susana, el criado viejo y uno de los
guardias le preguntan si es discípulo de Jesús, lo que Pedro niega una y otra vez:
̶ « ¿Que no eres tú discípulo del Nazareno? Mientes. ¡Yo mismo te vi en el
huerto con Él, cuando fuimos a prenderle esta noche!...». Niega por tres veces: ̶
«Que caiga un rayo sobre mi cabeza y que sea yo maldito, si he tenido nada que
ver con ese hombre que me decís...», se oye el canto de un gallo al que Pedro
reacciona con un gran dolor al darse cuenta de su negación: ̶ «¡Ah! ¡Dios
mío… misericordia! ¡He negado a mi Señor!)...». En esos momentos Jesús es
trasladado atado y escarnecido a otra sala pasando por el patio en que se
encuentra Pedro. Al pasar junto a él, Jesús lo mira, con una mirada que le
penetra hondamente, rompiendo a llorar: ̶ « ¡Jesús… Jesús Nazareno… mi
Señor y mi Amigo… Yo conocí que Tú eres el Cristo… el Hijo de Dios… y esta
noche… ante la voz de una mujer y ante las miradas de unos criados… he
renegado de Ti… he jurado que no te conozco…». Pedro arrepentido pide
perdón a Jesús y con su dolor marcha: ̶ «Yo confío en tu perdón… yo sé que Tu
otra vez me volverás a decir Simón Pedro, como me lo solías decir en Galilea,
con tus dulces palabras de hermano. Tú me perdonarás, Jesús… pero yo a mí
mismo… ¡no puedo perdonarme…». Juan que ha estado indagando por el
interior de la casa entra en el patio buscando con mirada desconcertada a
Pedro: ̶ «Pedro… Pedro… Simón Pedro… ¡Que van a matar a Jesús! ¡Simón!…
¡Que le llevan a matar…!». Y al no encontrarlo, hundido, desmoralizado por
haber abandonado a su Maestro quiere demostrarle su amor: ̶ «...yo te quiero
seguir a donde quiera que vayas.... no te faltarán en aquella hora las miradas y
los besos y el amor de tu pobre amigo del alma, que si no te puede salvar de la
muerte querrá morir contigo...»
Cuadro 8º: en la noche triste (el paseíllo)
Un merecido descanso para los tramoyistas. Este cuadro se desarrolla en el
mismo espacio escénico del anterior, sólo quitando la hoguera y los taburetes
centrales.
15. El patio de la casa del Sumo Pontífice Caifás aparece triste y solo, pero
rápidamente recobra vida. Caifás, el converso Onkelos y el tesorero Helquías
cruzan el patio hablando entre ellos: ̶ «No importa que hoy sea la víspera del
gran sábado de la Pascua...en seguida lo llevaremos a Pilato para que él le
condene a morir, y sea ejecutado esta misma mañana...». Son seguidos por los
escribas Ismael y Baruc cuya conversación es interrumpida por Judas
terriblemente agitado: ̶ «… Decidme… ¿Se ha visto ya la causa del
Nazareno?...». Al oír que ha sido condenado a muerte y que le pedirán al
Presidente romano que lo crucifiquen, Judas enloquece, grita: ̶ «Yo soy Judas
de Simón Iscariote. Yo soy el que lo ha puesto en vuestras manos…». Ismael
impresionado le recuerda que ya le pagaron: ̶ «...Sí, sí… me pagaron… aquí
tengo la bolsa… aquí tengo el fuego que me abrasa…». Judas
desesperadamente le insta que avise a los Príncipes de su llegada... Judas queda
solo en una escena enrojecida y tras la espesa niebla y bajo la banda sonora de
Before Night Falls (Antes de que caiga la noche) aparece el demonio que
acercándose le hostiga: ̶ «… Yo te proporcioné el gozo de contar en tus manos
treinta monedas de plata… A cambio de aquel gozo me diste tu alma, y no te la
devuelvo… Judas, te estoy aguardando!!...». Judas trastornado siente horror de
sí mismo y piensa buscar su paz interna devolviendo las treinta monedas, pero
el demonio no deja de acosarlo: ̶̶ «¡En maldita hora lo hice…!... Parece que me
ahogo… quisiera una luz… ¿A dónde iré…? ¿Tal vez el Maestro…? ¿Tal vez
Ella, su santa Madre…!...». En ese momento con un Judas caído y humillado
aparecen por la puerta Caifás y Anás seguidos de otros Príncipes del Sanedrín: ̶
« ¿A qué nos llamas con tanta urgencia cuando vamos a sentarnos en el tribunal
de la justicia del Altísimo?...». Judas arrepentido, abrasado por remordimientos
infernales les pide compasión: ̶ «Tomad vuestra bolsa de plata… dejad libre al
Nazareno… ¡es inocente…!... ¡Volveos atrás! ¡He pecado entregando la sangre
del justo!...». Los Pontífices lo abandonan demostrándole el desprecio más
absoluto, quedando un Judas con tan grande inquietud y desazón que les sigue
los pasos y les arroja las monedas: ̶ «¡Crueles…! ¡Malditos! ¡Malditos! En
culebras y demonios se os conviertan cada uno de esos denarios, precio de mi
perdición…». Y continúa profiriéndoles improperios: ̶ «… Como puñaladas de
sangre las estoy viendo entre las alfombras de vuestro palacio… ¡Malditos Anás
y Caifás… hijos de víboras!…». Y Judas rendido, arrepentido, se maldice a sí
mismo cuando de nuevo es atosigado cruelmente por el demonio, que le lleva a
una enorme exasperación, al ahorcamiento, nublándose su vida: ̶ «… ven, ven
al infierno… tú que ya llevas un infierno dentro de tus entrañas…¡Judas
Iscariote… un demonio más…!».
Cuadro 9º: Jesús ante pilato.
En un telón de fondo rojo resaltan cuatro grandes columnas de color blanco
roto con vetas de gris claro, colocándose dos lienzos laterales de emperadores
16. romanos y puertas blancas con dintel triangular. Los elementos de atrezo (balcón
con tarima, dos candeleros, mesa,....)
La música Lazarus raised (Lázaro caído) abre este cuadro. En el Pretorio,
residencia del gobernador romano de Judea Poncio Pilato en Jerusalén, aparece
el relevo de guardia romana. En la sala entra el Centurión (Alfonso Garrido
Pineda) que pensativo aguarda la llegada del Tribuno (Miguel Pérez Repiso)
para que le dé cuenta del prendimiento de Jesús: ̶ «¡Salve, centurión! ¿Qué
me mandas?...». Los dos conversan del trance en el que Jesús no opuso
resistencia y se dejó atrapar y que pronto lo dejarían libre. Pero... en ese
momento se oye fuera un gran murmullo: ̶ «¡Por Júpiter, qué tropel de gente
desemboca en la plaza y viene hacia el Pretorio tan temprano!...». Se asoman al
balcón y ven entre la gente a los capitostes del judaísmo que traen cruelmente
atado al Nazareno: ̶ «¡Corre, tribuno! Baja con cuatro legionarios a preguntar
qué desean. Yo avisaré al Presidente...». El centurión queda reflexivo, pensando
qué pretenden los israelitas: ̶ «¿Cómo es posible que señores tan principales y
tan soberbios vengan ahí amontonados, como populacho en motín…?». En ese
momento entra Pilato (Clemente Rosúa Cano) que ha sido llamado por los
esclavos Plauto ( Miguel Pérez Rabasco) y Fotino (José María Rubio Palomino).
El Centurión le muestra la plaza, a la vez que entra el Tribuno comunicándole
que le traen un hombre para que de sentencia contra él y que los principales de
Israel, por prohibición de sus leyes, no pueden entrar en casas no judías: ̶ «Una
vez más condescenderé con sus exigencias. Ya sé yo lo que son los judíos
exasperados...». Pilato pregunta por el balcón cuál es la acusación contra ese
hombre, que es contestado por un gentío excitado y azuzado por los jefes de
Israel: ̶ «¡Dioses inmortales! Pretenden arrancarme una sentencia de muerte…
Pues, ¿qué crímenes habrá cometido ese hombre?...». El gobernador romano al
oír que Jesús es acusado de andar revolucionando al pueblo y que se hace pasar
por rey, ordena que pasen al preso a su presencia, preguntándole si es el Rey de
los judíos: ̶ «Mi reino no es de este mundo... Yo soy Rey. Yo para esto nací, y
para esto vine al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que
pertenece a la verdad, escucha mi voz»... El pueblo sigue en la plaza
murmurando, gritando y lanzando acusaciones contra el Nazareno: ̶ «¡Revuelve
a todo el pueblo! ¡Se ha metido en Jerusalén! ¡Empezó en Galilea…!». Esta
última frase abre los ojos al procurador de Roma: ̶ «¡Júpiter está conmigo!
Pronto, Tribuno. Toma al preso con tus soldados, bájalo a la plaza, entrégalo a
los Príncipes judíos, y diles de mi parte que Herodes, el tetrarca de Galilea, se
encuentra en Jerusalén estos días. Que vayan a él con su galileo, y que Herodes
haga lo que quiera....». Pilato ordena que despejen la plaza y pide a sus siervos
que le preparen el baño: ̶ «… ¡Agua templada, Plauto, que el día se presenta
desapacible…!».
17. Cuadro 10º: Jesús ante Herodes.
Un telón de fondo azul del que cuelga un rico tapiz de hilo de oro. Sobre él
resaltan cuatro grandes columnas de color rojo que dan luminosidad y elegancia,
quedando en el centro de ellas un sitial ante una gran portada de color rosácea
con detalles dorados y en los laterales de la sala dos grandes tapices, puertas de
dintel triangular con figuras geométricas que evoca aspecto de un cromatismo de
oro nativo y en atrezo (mesita, incensario, candelero, solio de madera,...
En uno de los salones del viejo palacio de Herodes el Grande, en el que se
aloja Herodes Antipas en su venida a Jerusalén, están de celebración, suena la
música rítmica Marco Polo y Salomé (Celia Ruiz Caballero) baila en una lujosa
fiesta donde el tetrarca de Perea y Galilea, cómodamente en su sitial recostado,
disfruta con sus cortesanas y cortesanos. Un cortesano se acerca a Herodes
(Juan Carlos Molina Aragón) y le dice que le traen a Jesús de Nazaret, una
noticia que le alegra y llena de curiosidad por lo que hace señal de que lo
pasen... Entran Caifás, Anás, Onkelos y Helquías que saludan a Herodes: ̶ «Y
nos ha dicho el Presidente que desde ahora da por bueno todo lo que tú decidas,
¡oh Herodes Antipas, gran Tetrarca de Galilea!...» También entra el Tribuno
que transmite el saludo y la amistad del gobernador romano Poncio Pilato.
Herodes muestra gran interés: ̶ «Precisamente, señores, hacía mucho tiempo
que yo quería conocer a ese Nazareno, del que he oído contar maravillas
estupendas...». Herodes da las órdenes que pase el Nazareno a su presencia e
invita a sus amigos y amigas a presenciar una sesión de magia. Entra Jesús y
Herodes le interroga: ̶ «¡Hola, Nazareno! He oído contar que posees facultades
sorprendentes. Dicen que resucitas muertos, dicen que vuelas por los aires…
¿Qué quieres hacer aquí delante de nosotros?..». Los Pontífices israelitas siguen
con gran disgusto las palabras de Herodes que se lo toma con poca seriedad,
con mofa, interrumpiéndolo en varias ocasiones que acalla: ̶ « Dejadme ahora.
Nada temas, Nazareno: estás bajo la protección del Tetrarca. Hace mucho
tiempo que yo deseaba verte. Tu venida a mi casa me complace en gran manera.
Dime, ya que Tú lo sabes todo: ¿cuántos años seguiré yo reinando?...». Herodes
con burla sigue provocando a Jesús y a esa chanza se suman su hijastra Salomé,
su esposa Herodías (Mª Ángeles Ordóñez Ropero) y otras cortesanas y
cortesanos (Rebeca Merchante, Juan Antonio Caballero, Piedad Cañas, Juani
Caballero, Pilar Pérez, Alba Curiel, Elena Pérez, Francisco Curiel, Carlos
Pacheco, Lucía Pacheco, Paco Comino, Celi Luque, Lourdes Pavón, Celia
Pérez, Esther Ramos, Rafael Ordóñez, Marta Ramos,...), mientras Jesús no
aparta los ojos del suelo: ̶ «¡Basta. Dejadme también vosotras. Ya sé lo que he
de preguntarle. Dime…¿Como? ¿No me miras? ¿No me hablas? ¿No piensas
responderme?...» Los judíos rabian por dentro mientras cortesanos y cortesanas
siguen con la sátira: ̶ «¡Que se levante volando por los aires! ...¡Que nos ponga
aquí delante un pebetero encendido con perfumes de la Arabia...Y dos toneles de
18. vino de Chipre…». Al no responderle Jesús, la ira se apodera de Herodes: ̶
«¿No me has oído? Quiero que hagas un milagro… te mando hacer un
milagro… ¡Te pongo en libertad a cambio de un milagro…». Las cortesanas
siguen con la burla, Herodes cada vez más enojado les habla con despecho a los
judíos al decirle que se proclama rey y entonces Salomé entre carcajadas se
acerca a Jesús: ̶ «¡Hola rey! Ahí tienes tu manto blanco…». Herodes que no
había conseguido que Jesús realizara un portento para él lo devuelve a Pilato: ̶
«¡A Pilatos otra vez! ¡Está loco!...». Continúa la fiesta y la música.
Cuadro 11º: de nuevo ante poncio pilato.-
(Igual decoración que el cuadro nº 9). ̶ En un telón de fondo rojo resaltan
cuatro grandes columnas de color blanco roto con vetas de gris claro, colocándose
dos lienzos laterales de emperadores romanos y puertas blancas con dintel
triangular. Los elementos de atrezo (balcón con tarima, dos candeleros, mesa,
diván....)
En una sala del Pretorio, con una luz de pleno día y una melodiosa pieza
musical Lazarus raised (Lázaro caído), se encuentra pensativa, tendida en un
diván, Claudia (María José Rabasco Ferreira). Entra su esposo Poncio Pilato que
conversa con ella: ̶ «...Por dos veces disfrazada he oído la predicación de ese
hombre. Ese hombre no es como los demás... ¡No te metas en la causa de ese
justo!...». Pilato muy molesto con el compromiso que Claudia le pone ante la
colonia romana de Jerusalén discute con ella, pero ella insiste ante sus
presagios: ̶ «... Ahora soy prisionera del encanto de aquel hombre hasta mi
eternidad, por tanto te suplico que le dejes libre. Tú no tienes nada que ver con
él. Si no lo haces lo lamentarás toda tu vida y acaso lo lamente hasta el mismo
imperio romano...». El gobernador romano, irritado se va refunfuñando: ̶
«¡Presagios…, dioses…!. Yo sólo creo en el poder y en la grandeza de Roma...»
y tras él va su esposa... En escena entra el Centurión acompañado de tropa
romana (Alberto Ropero, David Padilla, Julián Delgado, Juan Antonio
Tirado,...), que al oír rumor en la plaza se acerca al balcón: ̶ «¿Qué es
eso?...¡Por los cuernos de Baco! Otra vez por aquí los judíos de antes, trayendo
a su prisionero… Y ahora forman una muchedumbre mayor…». Éste llama a los
esclavos Plauto y Fotino para que el primero comunique a Pilato que tiene aquí
a los señores que envió a Herodes, y al segundo para que baje a la plaza para
que suban los sacerdotes y magistrados del pueblo judío: ̶ «...No es mucho
pedir que dejen sus escrúpulos de entrar en la casa del romano los que no tienen
escrúpulo en pedirle la muerte de un hombre sin alegar nada serio contra él, ni
presentar prueba ninguna. ¡Judíos hipócritas…! ».Poncio entra con muestras de
disgusto: ̶ «¡Maldito viejo! ¿A qué me cargan a mí otra vez con este asunto?...»
Entran los jefes judíos insatisfechos con la actitud de Herodes: ̶ «Ya lo veis. Me
trajisteis ese hombre como alborotador del pueblo; y, habiéndole yo
19. interrogado, no encontré en Él ningún delito de los que le acusáis; pero ni
tampoco Herodes, pues os envié a él, y he aquí que no le ha encontrado nada
digno de muerte...». Caifás muy indignado acusa a Herodes de no quererlo
escuchar, cuando entre la muchedumbre de la plaza se oyen gritos que a Pilato
suenan a sedición del pueblo: ̶ «No, señor. Son los hijos de nuestro pueblo que
vienen a pedirte clemencia. Como mañana es nuestra gran fiesta, te recuerdan el
indulto que todos los años sueles concedernos por la Pascua en nombre del
Emperador...» Cuando el gobernador romano asoma al balcón arrecian los
gritos de la muchedumbre y éste queda perplejo cuando el pueblo viene
pidiendo un indulto y los Príncipes judíos una condena a muerte: ̶ «¡Indulto en
la Pascua! ¿Pedimos a Dimas! ¡Dimas! ¡Dimas!...». Pilato se queda pensativo y
ordena al Centurión que le traiga de los calabozos al preso más repugnante,
peligroso y aborrecible; y los pontífices israelitas, al oír esto, con gran
nerviosismo, tras ver que traen a Barrabás (Jony Aguilera Balmisa) corren a la
plaza para que el pueblo pida el indulto de éste. También traen al Nazareno: ̶ «
Basta. Que respondan por sí mismos… ¿A quién de los dos queréis que os
suelte?...». Tras acallar la corneta al gentío, Poncio asoma por el balcón a Jesús y
a Barrabás, el pueblo grita: ̶ «¡A Barrabás.. a Barrabás…! ¡Suéltanos a
Barrabás… Barrabás…!». Poncio, dispuesto a soltar a Jesús si se lo pide el
pueblo, pregunta qué hará con Jesús Nazareno, pero ve que ese pueblo está
seducido por los príncipes y sacerdotes: ̶ «¡Crucifícale… crucifícale…
crucifícale…!...». El gobernador romano iracundo por tener que crucificar a un
inocente quiere aplacar a la muchedumbre y manda azotar a Jesús: ̶ « ...Con
varas no, que ésas rompen ocultamente los huesos, y yo quiero que se rasgue la
carne por fuera para saciar a esos perros. ¡Con el flagrum de correas retorcidas
con mendrugos de plomo en las puntas!...» , mientras deja libre a Barrabás que
es recibido con gran alborozo. El lictor (Rafael Ordóñez Mejías) y los sayones (
Felipe Calvo Guillén y Sebastián Llamas Gutiérrez) agitan sus látigos
ensangrentados sobre la espalda de Jesús, y con gran burla, escarneciédolo le
colocan una corona de espinas, le ponen un manto de púrpura y le dan un cetro
de caña, hasta que el Centurión les ordena que paren, levantándole y llevándolo
ante Pilato que lo asoma al balcón sangrante y lacerado: ̶ «He aquí que os lo
traigo afuera para que veáis que yo no encuentro en El ninguna causa de
condenación. ¡He aquí al hombre!...»- El pueblo sin enternecerse, sin que se
conmoviera su corazón, con gran clamor, grita la crucifixión del Nazareno y el
gobernador da muestras de impaciencia cuando entran los Pontífices pidiéndole
también que lo crucifique porque se ha hecho pasar por hijo de Dios. A Poncio le
remuerde la conciencia y quiere hablar con Jesús al que interroga haciéndole
ver que tiene poder para soltarle o poder para crucificarlo: ̶ «No tendrías
ningún poder sobre Mí, si no se te hubiese dado de arriba. También los que me
han entregado a tí saben que su poder viene de Dios. Por eso los que me han
entregado a tí, tienen un pecado mayor...».. El gobernador romano vencido por
20. el clamor de un pueblo, atormentado por la actitud testaruda de la plebe que
pide la muerte de Jesús, manda que le pongan su silla curul ante el pueblo y que
le traigan agua para lavarse las manos: ̶ «¡Locos! que consumen su iniquidad,
que me dejen en paz cuanto antes… ¡Jesús nazareno, Rey de los judíos, irás a la
Cruz!...». Y los lictores que traen una gran cruz de madera empujan a Jesús
hasta ella, que abraza y besa.
Cuadro 12º: la calle de la amargura
La escena se desarrolla en una calle de Jerusalén, que se consigue con un telón
de fondo representativo de un paisaje urbano de la antigua ciudad de Judea,
donde se pude ver una gran puerta en arco de entrada a la ciudad.
La marcha “Amargura” recrea el ambiente sonoro de la escena, una calle en
la que hay congregadas un grupo de mujeres galileas, que compungidas esperan
el paso de Jesús Nazareno con la cruz a cuestas, camino del monte Calvario para
ser ajusticiado: ̶ « Le llevan a la muerte los romanos… ¡Qué pena para su
Madre, si vive su Madre!...». Se siguen oyendo los lamentos de las mujeres que
recuerdan los milagros de Jesús: ̶ «¡El que dio la vista al ciego de
nacimiento...El que resucitó al hermano de Marta y María…».Viene el cortejo
precedido por Caifás, Onkelos, Helquías y escoltado por soldados romanos
asoma Jesús con la cruz sobre sus hombros, que al tropezar cae: ̶ «¡Se ha
tumbado en tierra el Nazareno! ¡Dadle con el látigo, y no os dejéis engañar!...».
Los sayones y el lictor lo azotan con crueldad e impiedad y al verlo dolorido y
sudoroso “la Verónica” se acerca con un paño y limpia el rostro de Jesús que
queda grabado en él. También entre la gente está María, la madre de Jesús,
acompañada de Juan, que quiere abrazar a su hijo: ̶ « ...Ya se acerca, Señora…
Yo quisiera alejar de Ti esta hora de amargura; pero ante la grandeza de tu
dolor, me siento pequeño e inútil...». María es separada bruscamente de Jesús,
mientras las mujeres se dolían y lamentaban por él: ̶ «Déjalo verdugo que es su
madre... ¡Cómo le pesa la cruz…!... Parece que lleva todo el mundo cargado
sobre sus hombros…». Jesús vuelve a caer y de nuevo es azotado. Al levantarse
habla a las mujeres con gran amor: ̶ «Hijas de Jerusalén, no lloréis por Mí.
Llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos… Porque si en el árbol florido
se hace esto, ¿qué se hará con los árboles secos...» La banda sonora de la
marcha, elevando el volumen, amplía el sentido emocional del cuadro.
Cuadro 13º: el clavamiento.
El telón de fondo representa las afueras de la ciudad de Jerusalén, en las
inmediaciones del monte Calvario, donde la piedra caliza es el elemento
constructivo de la fortaleza. Dos pequeños bancos que simulan dos piedras es el
único atrezo del cuadro.
21. Tras pasearlo por las calles, Jesús llega al monte Calvario, un montículo sobre
una cantera de piedra caliza cerca de las murallas de Jerusalén. La expresividad
de la marcha Amargura con gran emotividad nos introduce en la escena, en la
que vemos un Jesús cansado de llevar la cruz a cuestas y tumbado en tierra. Un
Jesús que es azotado, ultrajado y despojado de sus vestiduras bruscamente por
el lictor, mientras los sayones colocan la cruz sobre dos grandes piedras para
proceder al clavamiento. La túnica es arrojada a un grupo de romanos que se la
disputan para su reparto como manda la costumbre ante la ropa de los
ajusticiados. Las mujeres muy apenadas lloran ante la crueldad y el maltrato al
que está siendo sometido el Nazareno... Los sayones empujan a Jesús contra la
cruz y broncamente lo tumban de espaldas contra el “patibulum” (madero
horizontal) extendiéndole un brazo sobre él, que el lictor clava con gran fuerza
por la mano; después con fuertes martillazos, tras extender el otro brazo le
clava un gran clavo en la otra mano, mientras se retuerce de intensísimo dolor.
El lictor romano ayudado por los sayones, le coloca el pie izquierdo sobre el
derecho y doblándole un poco las rodillas hacia arriba, le clava los pies sobre el
“stipes” (madero vertical). Una vez clavado, el lictor llama a los soldados
romanos para que les ayuden a levantar la cruz, que con gruesos cordeles
comienzan a poner de pie, contemplándose una imagen colosal en un cuadro
lleno de plasticidad donde el diálogo no ha existido, sólo la interpretación de los
personajes y la música que penetra en los sentimientos, que al acabar el cuadro
llega a su mayor alto grado de sonoridad.
Cuadro 14º: la crucifixión
En la escena anterior del monte Calvario se retiran las rocas centrales y se
colocan tres grandes cruces. Los efectos especiales de iluminación y sonido tienen
una gran importancia en el cuadro, ya que dan un gran significado a las
imágenes y expresan emociones.
En el monte Calvario (Gólgota) aparece crucificado Jesús Nazareno en medio
de dos ladrones (Javi Pacheco Ruiz y Elías Morales Gutiérrez). En la cruz de
Jesús y en burla han colocado una tablilla con la sigla INRI (Jesús de Nazaret, rey
de los judíos). Al pie de la cruz permanecen el Centurión y sus soldados hasta
que Jesús muere. Un grupo de mujeres compungidas acompañan a Jesús. Los
sacerdotes y príncipes judíos conversan victoriosos al ver a Jesús crucificado: ̶
« Que le libre Dios si le quiere, ya que ha dicho que es Hijo de Dios…»,
mientras los dos ladrones claman y se retuercen de dolor en sus cruces: ̶
«¿Eres Tú el Cristo? Sálvate a Ti y sálvanos a nosotros...». Jesús levantando la
mirada al cielo, pide perdón a su Padre para ellos, y el buen ladrón se dirige a él
con amor: ̶ «Señor, soy tu compañero en el tormento, pero no te pido que me
bajes de la cruz. Yo creo que Tú has venido de Dios y que vas a Dios... Yo
22. levanto a Ti mi súplica de perdón, como Tú la has levantado a tu Padre que está
en los cielos…»
En este cuadro el relato de lo acontecido, la voz del cronista va conmoviendo
cada vez más el corazón del espectador:
En esto el sol se oscurece
porque ve que muere el Sol,
y se extienden las tinieblas
por toda aquella región...
Los fariseos y príncipes huyen del monte. María, su madre, Juan y María
Magdalena aparecen al pie de la cruz acompañando a Jesús en su dolor: ̶
«Madre, ya ves como me encuentro, voy a morir...Nada tengo que dejarte ni tan
siquiera aquella túnica que con tanto amor tejiste para mí y que podría servirte
de consuelo. Una cosa tengo y esa te entrego...“Señora, ahí tienes a tu hijo…
Juan, he ahí a tu Madre…». Jesús se encuentra abandonado: ̶ «Dios mío, Dios
mío… ¿porqué me has desamparado?...», y sus labios ardientes tienen sed:
Sed de un poquito de agua
para su lengua que arde,
y sed de almas infinitas
para la gloria del Padre...
Un soldado (Juan Antonio Tirado Garrido) aplica a sus labios una esponja
empapada en vinagre. En ese momento la puesta en escena es completada con
efectos de luz y sonido (truenos y relámpagos), hasta que Jesús mirando a su
Padre deposita en él su alma: ̶ «¡Padre, en tus manos encomiendo mi
espíritu!...»
Y bajando la cabeza
entrega el alma Jesús,
y todos entrar podemos
en el Reino de la luz…
Cuadro 15º: el descendimiento
Una gran puesta en escena en el mismo espacio físico del cuadro anterior, a la
que se une efectos de luz e impregnación musical que darán gran plasticidad y
fuerza expresiva a este cuadro.
Al abrirse el telón el soldado romano Longinos (David Padilla) traspasa el
costado de Jesús con su lanza, siendo la banda sonora de la marcha Jesús de las
penas del maestro Antonio Pantión, una de las más bonitas marchas fúnebres,
la que nos acompaña en la puesta en escena. La voz del cronista con lenguaje
elegante y una declamación llena de calor y apasionada recita el poema que es
el hilo conductor del cuadro... Ya es de noche y en la escena los dos ladrones,
23. Jesús en la cruz y a sus pies su madre, la Virgen María, Juan y María Magdalena
arropadas por un grupo de mujeres que le eran fieles.
El sol oculta sus rayos
cuando muere el Creador,
y las tinieblas se extienden
por toda aquella región;
hay muertos que resucitan
como atestigua el Autor
de los Santos Evangelios,
que es la palabra de Dios...
En la escena aparece José de Arimatea que pidió a Pilato, una vez que expiró,
el cuerpo de Jesús. A José de Arimatea (Abrahan Campillos Muñoz) le
acompañan el fariseo Nicodemus (Juan Francisco Luque Matas) y otros judíos
fieles (Kisko Pino y Jonny Aguilera), llevando una sábana y una escalera para
bajar de la cruz a Jesús.
Acerca bien la escalera
quita clavos con amor
que dulce peso sostienen
precio de la Redención
y la corona de espinas
que tanto lo atormentó.
Quitados y arrojados los clavos, que son recogidos por María Magdalena y
otras mujeres, el cuerpo de Jesús, ayudados con el resistente lienzo, es
descendido, lentamente, depositándolo en el regazo de su madre, la Virgen
María que lo acoge entre sus brazos mientras Juan le quita la corona de espinas
que tanto daño y dolor le causó... Y extendida la sábana en ella es envuelto y en
entierro, al compás de la centenaria marcha fúnebre Ione, llevado a hombros
hasta la sepultura.
En una sábana nueva
amortajan al Señor,
víspera de la gran Pascua
que si murió entre ladrones
es sepultado en honor
y del Domingo en el Alba
ESPERA RESURRECCION.
Un cuadro de gran expresividad y plasticidad en el que la narración y la
música nos cautivan y nos sumergen en una gran emotividad.
***
24. Al cerrarse el telón, el púbico aplaude efusivamente en pie... vuelve a abrirse
el telón y las “tablas” aparecen abarrotadas de participantes que también
aplauden... en el escenario, las lágrimas de la afectividad de la escena se
entremezclan con las de la emoción por haber escenificado un año más ̶ El
Paso ̶
... Abrazos, besos, saludos entre los miembros de la Asociación que durante
los últimos dos meses se han entregado a la fase preparatoria de la
representación; unos a ensayar la puesta en escena por parte del elenco de
actores y actrices y otros (electricidad, sonido, tramoya, vestuario,...) a la de la
puesta a punto técnica que contribuyen a la escenografía.
Poco a poco el escenario va quedando vacío... queda sólo, se apagan las
luces.
Subir a la parte alta, a la plaza donde se encuentra el bar es un acto
imprescindible y merecido para pasar un rato de convivencia y de sana amistad.
Los momentos vividos
y las experiencias compartidas
fortalecen nuestra amistad,
por eso en este gran día
la amistad y la convivencia
las manos se deben dar.
Usa siempre un te quiero
y un abrazo de verdad
y no un beso como el que Judas da.
***
En ese momento despierto... me estiro y dan las ocho en el reloj de la Villa, y
entonces, mientras mis músculos se activan, mi mente vuelve al presente...
Todo ha sido un sueño, un bonito y agradable sueño. Con el corazón palpitante
y lágrimas en los ojos me doy cuenta que estamos confinados por la gravedad
de la pandemia que asola nuestro planeta y que este año El Paso no se
representará. Un cruel y maldito virus nos ha atacado, nos quita nuestra
libertad y hunde nuestro estado de bienestar, nos agrede con un efecto
devastador y vemos como hombres y mujeres decaen, se marchitan y mueren
angustiados. En algún sitio he leído que son días para mirarnos mucho el
ombligo, pero son más tiempos para la solidaridad entre las personas de
nuestro pueblo y también debe ser hacia otros pueblos. Por eso la mejor
solidaridad es quedarnos en casa para evitar que se propague ese malvado
covid-19.
Por eso aplaudo a los más jóvenes por su demostrada solidaridad con las
personas que somos más vulnerables, con los que más riesgos corremos de
25. vernos afectados por el virus... Y por eso también mi agradecimiento, nuestro
agradecimiento a todas esas personas que están en la primera línea trabajando
y jugándosela frente a la infestación y el agotamiento (sanitarios, personal de
residencias de mayores, transportistas, militares, fuerzas de seguridad y
policías, tenderos de alimentación, pilotos de rescate y salvamento...) a los que
cada día asomados a nuestras ventanas o balcones damos un sonoro y colectivo
aplauso, que resuena por todas las calles de nuestro pueblo. Asomo que
aprovechamos para darnos ánimos entre la vecindad.
Resistiré, para seguir viviendo,
soportaré los golpes y jamás me rendiré
y aunque los sueños se me rompan en pedazos,
resistiré, resistiré
Unidos, venceremos al virus... Todo va a salir bien, el estado de alarma
terminará y llegará el día de recuperar nuestra libertad... Todos unidos
habremos ganado gracias a nuestra responsabilidad cívica, porque nos hemos
quedado en casa y saldremos a la calle con lágrimas en los ojos, abrazándonos
como hermanos... Y el año que viene, la primavera regresará, volverán las
golondrinas, fragancias de lirios morados llegarán a nuestro balcón y el día 3 de
abril nos volveremos a abrazar con más entusiasmo si cabe, por haber
representado ésta arraigada tradición de nuestro pueblo, por haber puesto en
escena El Paso.-
José Luis Lechado Caballero