SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 23
Descargar para leer sin conexión
LIBRO 1
SISTEMAS INTI
´¨)
¸.•´¸.•´¨) ¸.•¨)
(¸.•´ (¸.•` LIBRO 1 PARTE 1
Frente a la plaza San Martín, en el jirón de la Unión, dentro del distrito de
"El Cercado", en Lima, Perú, el Club Nacional es uno de los sitios más
aristocráticos en toda la "Ciudad de los Reyes".
Dentro de ese edificio centenario, la sala de entrada lucía particularmente
fastuosa, con sus lámparas candelabro de incontables lágrimas de vidrio colgando
desde el techo alto, sus espejos inmensos de pared, su mármol en el suelo y en
las escaleras, sus alfombras inmensas importadas de Europa, sus detalles
numerosos de oro, aquí y allá...
Allí dentro no obstante, una jovencita de veintiún años, muy delgada,
esquelética, vestida enteramente de rojo, de piel lechosa muy pálida, y cabellos
muy cortos raramente albos, estaba moviéndose elásticamente atrás y adelante,
con sus brazos delgados manejando frenética y muy agresivamente una "espada
ropera" española antigua, de una punta penetrante sin protección, y de un filo
asimismo cortante bien aguzado a lo largo de su hoja no muy ancha.
Así, por cuarta vez consecutiva ella, la peruana Osama Hussein, en ese momento
le efectuaba un tajo al saco de lino, muy formal, de su rival de esgrima, siendo
él su mismísimo padrastro nacido en España, llamado don Nicolás Olazábal, el
cual en su furia había estado peleando de un modo más que agresivo, casi
desbocadamente.
Muy por el contrario, la peruana Osama Hussein con sus ataques constantes, había
demostrado mucha elegancia y velocidad, con su sable antiguo.
En verdad, con tales chanzas de su "espada ropera", apenas milímetros más allá
Osama prácticamente le hubiese causado una herida severa al cuerpo de su rival
paternal.
De todos modos, aquello no había ocurrido.
Con su cuerpo longilíneo, y sus rasgos buen mozos, don Nicolás entonces lanzó
ofuscado su "espada ropera" española contra una decoración allí, siendo ésta la
armadura centenaria de un "escopetero" español, la cual incluía un "casco
morrión", de cresta cortante y ala corta, y terminado en punta por detrás y por
delante.
Toda la pieza decorativa de los caballeros españoles antiguos terminó así
desarmada, desparramada en el suelo de mármol de la sala gigantesca, del Club
Nacional de Lima.
Don Nicolás musitó: "El problema no es ni mi edad ni mi técnica, sino que
ustedes, los incas raros, no pertenecen a este mundo... ¡Coño!".
Osama Hussein entonces emitió una risilla cerca del oído de su padre adoptivo, y
así nomás lo besó.
Entonces ella pasó su brazo esquelético derecho por detrás de don Nicolás, el
cual recíprocamente tiró de la cintura delgada de ella, levantándole la remera
roja del club Cienciano de Cuzco, dejándo a la vista la cintura esbelta y muy
atractiva de Osamita.
Caminando juntos, Osama Hussein comentaba: "En realidad, el Perú debería
agradecer, que nosotros los seres universales estamos aquí, pues... Nadie en
todo el espacio sideral nos tiene con ellos. Somos únicos... ¡Todos bien
peruanazos, carajo!".
Los dos carcajearon a esto.
Luego de levantar juguetonamente el cuerpo esquelético de la peruana Osama
Hussein otra vez, Don Nicolás se distrajo entonces, dándose vuelta sobre una
mesa muy fina allí, para vertir agua de una jarra con hielo en dos vasos largos
de vidrio, decorándolos él con una rodaja de limón agarrada a sus bordes.
Don Nicolás le extendió uno de esos vasos a su hija adoptiva querida, con él
susurrando: "...indiscutiblemente cierto, Osamita. No te lo voy a negar".
Don Nicolás entonces se dejó caer en una silla española de madera baja, "de
caderas", muy elegante y del siglo quince. Con el vaso de agua en su mano, él
entonces abrió sus brazos en el aire y suspiró, anunciando así el disponerse a
tomarse un respiro.
Osama Hussein, con un pantaloncito colorado, muy liviano y corto, le sonrió con
una mueca divertida de su rostro pálido, y no tardó en sentarse en un asiento
similar, a la izquierda de él.
Osamita entonces cruzó sus piernas esqueléticas para decir: "Nosotros, los incas
qaqachakuy, somos un pequeño favor divino...", y ella tomó un tanto de su vaso
largo de agua fría, con la mueca de una sonrisa.
Osamita asimismo estaba vistiendo una remera roja "Aries" del club Cienciano de
su Cuzco natal, en tanto que de su cuello colgaba una capa gruesa de cadenas de
oro, descansando encima de sus pechos femeninos.
En realidad, el Club Nacional de Lima, entonces en el año 2020, había
permanecido desierto desde hacía algunos años, por lo cual don Nicolás y la
peruana Osama Hussein, los dos muy deportistas siempre, habían aprovechado ésto
para improvisar la práctica de esgrima allí, tan impetuosa y competitivamente.
De todos modos, en su abandono, el ambiente del Club Nacional sufría entonces de
la acumulación de mucho polvo y telas de araña, en todas sus superficies.
Siendo uno de los gerentes de Telefónica de España en el Perú, don Nicolás
Olazábal había obtenido como favor las llaves doradas, con una tirita roja y
alba anudada a ellas, de aquel edificio centenario de Lima.
Don Nicolás Olazábal meditaba acerca de ésto y de su trabajo para la
multinacional española, en tanto que de un modo casual él volvió a cerciorarse
de los cuatro tajos, en su solapa izquierda.
Con sus ojos muy curiosamente de irises lechosos, Osamita Hussein notó ese acto
de él en particular, y estallando en una risilla ella sentenció: "Son los cuatro
tajos de mi Perú...".
Con sus dedos largos, Don Nicolás cogió el muslo derecho esquelético de su hija
política, para él declarar muy mundanamente: "Lo sospeché... Como siempre
contigo, Osita...", a lo cual los dos rieron.
De todos modos, tal dicha familiar fue interrumpida entonces, en tanto que unos
chasquidos electrónicos anunciaban la llegada de otro ser, en compañía de los
dos peruanos ilustres, allí en la sala gigantesca de entrada del Club Nacional
de Lima.
El tercer ente viviente llegándose era un ser mecánico en verdad increíble,
constando de un cuerpo esférico, de buen tamaño y de color amarillo opaco, el
cual avanzaba flotando en el aire.
En la base de tal máquina autómata circular, estaban articulados asimismo cinco
apéndices con pinzas cortas, las cuales entonces sostenían una bandeja de plata,
transportando un pote de vidrio muy ornamentado, descansando encima.
De cerca, el recipiente evidenció contener la preparación buenasa de una
cantidad abundante de papas con salsa Huancaína abundante, siempre ligeramente
picante y deliciosa.
Don Nicolás entonces no se demoró en acomodarse sobre su asiento, traído de la
península ibérica, frotando sus dos manos por adelante, cogiendo una cuchara de
plata allí, y comenzando a tragar ruidosa y gustosamente directamente del
recipiente, olvidándose de su comportamiento típicamente aristocrático.
La peruana Osama Hussein celebró también la llegada de la máquina flotante,
untando su lengua con una cucharada de la salsa más representativa del Perú,
mezcla de leche deshidratada, ají amarillo y queso fresco.
Con sus ojos cerrados, Osamita mascullaba con placer: "Mmm... Ésto es una
cortesía culinaria, de parte de la maravilla tecnológica de mi robot Inti, que
heredamos de mis ancestros, los incas qaqachakuy...".
Dejando escapar algo de su acento español nativo, Don Nicolás comentó, teniendo
su boca llena de papas, hojas de lechuga, y salsa Huancaína: "Amén, hijita...
¡Amen, coño!", para entonces meter en su boca otra cucharada más, rebosante de
papas, lechuga, y salsa.
La peruana Osama Hussein cruzó sus brazos esqueléticos sobre su remera del
Cienciano, para clamar con otro estado de ánimo: "...a veces me pregunto, si
estos beneficios tecnológicos son lo único que tú, papá, quieres de nosotros,
los incas qaqachakuy... de mí, de mi mamá Puka Ñukñu, y de mis dos hermanas de
sangre inca, que tú asimismo igualmente prohijaste".
Don Nicolás oyendo ésto rápidamente volvió a utilizar su mano izquierda,
acariciando el muslo esquelético desnudo de su hijastra incaica, para él decir:
"¿Eh? No, mi niñita linda. Yo siempre le agradezco a dios, que algunos como tú,
de tu civilización, sobrevivieron hasta nuestros días, luego de irse a batallar
allá lejos, en las estrellas...".
Osamita apoyó cariñosamente su mano esquelética derecha sobre la mano alargada
de su padre adoptivo, para decir con un tono afectuoso: "al menos nos dejaron un
poco de su tecnología de cocina, que tanto te gusta a tí, pues...".
Ella entonces indicó con su mentón redondeado al robot "Inti", flotando ante
ellos, el cual aún sostenía la bandeja de plata, de la cual don Nicolás seguía
comiendo como un salvaje, sin siquiera avergonzarse de su angurria suculenta.
En verdad, en la sala de entrada del Club Nacional, por unos instantes lo único
oíble fue el masticar de papas y lechuga, en las fauces de don Nicolás, ante la
sonrisa amorosa y divertida de Osamita, a la izquierda de él.
Finalmente, un instante después, don Nicolás se terminaba el contenedor de
vidrio, de buen tamaño, y él entonces no se privó de levantarlo, y de pasar su
lengua sobre todo su fondo, limpiándolo completamente.
Osama Hussein, como una niñita muy afable, sonrió a esto, con su espalda esbelta
e increíblemente elástica reposando contra la pared de mármol, y ella entonces
tranquilamente le dedicó una sonrisa a la máquina autónoma flotante, diciéndole:
"Gracias, Inti... Fuiste muy útil, como siempre, pues...".
El cuerpo flotante circular entonces parpadeó brevemente, con toda su superficie
amarillla transformándose, para volverse perfectamente espejada, con la imagen
en su superficie del tradicional rostro del "sol incaico", el de las banderas
del Uruguay y de la Argentina.
Sonrientemente así, el sol miró fijamente a la joven, y éste respondió por sus
labios: "No fue nada, Osamita".
Una hora más tarde, don Nicolás y su hija Osamita salieron del Club Nacional,
con la intención de tomar un café al restorán pintoresco "Queirolo", de igual
modo muy cerca allí en "El cercado de Lima", en la esquina punteaguda de los
jirones Quilca y Camaná.
Las varias entradas de Queirolo abrían al exterior con puertas de reja, forjadas
muy adornadamente, y coronadas con unas letras forjadas, que precisamente
enunciaban: "Queirolo".
Por dentro, el ambiente en realidad era muy sobrio, con un mostrador
convencional, y paredes todas cubiertas con exhibidores de madera,
presentándoles a los clientes allí colecciones de botellas de vino.
Osama Hussein y don Nicolás Olazábal ocuparon entonces una de las pequeñas mesas
de madera del lado del jirón Camaná.
La camarera de Queirolo no tardó en llegarse con los pedidos de los dos.
Allí, muy discretamente la mujer le dejó un café a Osama Hussein, quien en
agradecimiento levantó distraídamente su pulgar esquelético derecho.
Frente a don Nicolás, la camarera dejó un vaso de vino mendocino argentino, y
una butifarra peruana, siendo ésta un emparedado "callejero" tradicional en pan
francés, con "jamón del país", "sarza criolla", y lechuga.
Osama Hussein se había puesto un buzo de algodón, que ella había comprado en
Gamarra, sobre su remera roja del Cienciano de Cuzco.
El buzo de Osamita era igualmente granate y con una capucha para su cabeza,
teniendo un escudo peruano gigantesco, bordado en su espalda, y varios motivos
del Perú en la copa del mundo de Rusia 2018.
A todo ésto, con una sonrisa Osama Hussein asimismo hacía contacto con su
pantorrilla desnuda derecha muy dulcemente contra la pierna de don Nicolás.
No obstante, inesperadamente los ojos albos de ella se distrajeron hacia el
jirón Camaná, afuera, donde una motocicleta japonesa acababa de frenar
violentamente, para interponerse por delante de un automóvil europeo de alta
gama, el cual así se detuvo forzosamente.
Osama Hussein quietamente entonces masculló: "Yakuzas malditos... ¡Carajo!", a
lo cual don Nicolás cambió su gesto a uno inerte, con su boca mantenida abierta
delante de su butifarra.
Sin sorprenderse demasiado en las calles violentas de Lima, Don Nicolás entonces
giró su cabeza hacia su derecha por sobre su hombro.
Aún percibiendo el peligro inminente con la escena del jirón Camaná, escasamente
a unos metros de él, don Nicolás sorpresivamente suspiró con calma, y comentó:
"Bueno, pues... Tú no me sorprendes más, Osamita", para regresar él a su propio
asunto, dándole el mordiscón debido a su butifarra peruana.
Don Nicolás Olazábal gimió de placer, entonces.
No obstante, sentada en frente de él, Osama Hussein ensimismada tenía su rostro
serio, denotando un esfuerzo de concentración mental, entonces.
Afuera en el pavimento del jirón, entonces, el sujeto que viajaba en el asiento
trasero de la moto japonesa se había desmontado de su rodado, para quedar de
pie, vistiendo una remera blanca, con el diseño de la bandera tradicional de
guerra del Japón, la de un sol rojo en el centro, con rayos gruesos,
extendiéndose en todas direcciones.
El sujeto "Yakuza" de la bandera nipona también tenía extendido su brazo
musculoso, sosteniendo agresivamente una pistola japonesa muy pintoresca, un
modelo "Nambu Tipo 14" letalmente modernizado, apuntando hacia el conductor del
carro de alta gama.
De cualquier modo, misteriosamente, el japonés del revólver imprevistamente
perdió la sonrisa macabra de su rostro, volvió a guardar su pistola en el cinto
de su vaquero azul, para finalmente él, a continuación, tranquilamente darse
vuelta, y otra vez saltar sobre el asiento trasero de la moto japonesa.
Más que sorprendido, el motociclista al manubrio comenzó muy vehementemente a
vociferar recriminaciones, aunque el automóvil de alta gama, que había sido
detenido por ellos, no perdió el tiempo, y aprovechó la oportunidad, pelando sus
gomas, y saliendo disparado de allí, al sur por el jirón Camaná.
Sentada en la mesa del restorán Queirolo, Osama Hussein entonces sonrió con
tranquilidad, y con sus dedos esqueléticos rompió un sobrecito con edulcorante,
y lo virtió en su taza.
Osamita entonces comenzó a revolver su café humeante, como si nada hubiese
ocurrido, fuera.
Don Nicolás deglutió otro bocado de su butifarra, gimiendo una sonrisa, y luego
de darle un sorbo a su vino argentino, él comentó: "La violencia en las calles
de Lima es un drama... Sin duda, que lo es...".
Osama Hussein apenas llegó a darle un sorbo a su café entonces, en tanto que
luego de distinguirla desde la entrada, por el otro jirón, un muchachote
delgado, y de saco y corbata, se llegaba hasta la mesa, atravesando el restorán
Queirolo.
Don Nicolás susurraba: "...por supuesto. ¿Porqué no iba a dejar de ocurrir ésto
hoy?", en tanto que el muchacho se anunciaba: "Osa... Osita... Soy un admirador
tuyo. ¿Sabes?".
Sin alterarse demasiado con la ocurrencia, la peruana Osama Hussein
tranquilamente giró sus ojos raramente lechosos al recién llegado,
escudriñándole por un segundo, tras lo cual ella anotó su número de "WhatsApp"
en una servilleta, y se la entregó al joven, ella con una sonrisa leve en su
rostro blanco y hermoso.
El muchacho sonrió entusiasmadamente con sus grandes dientes blancos, y entonces
dijo: "Me comunico con vos, Osama... Sin duda, pues...", a lo cual ella le guiñó
su ojo derecho, de un color albo.
Luego de ver al muchacho, saliendo de Queirolo, Osama Hussein volvió a su café,
bebió un tantito más, y masculló: "Mi tipo, pues... Él está a unos pocos finales
de recibirse de ingeniero... La buena suerte me sigue, en estos días...
¡Carajo!".
Un rato después, Osama Hussein estaba detrás del volante de su propio carro,
importado de Italia.
Se trataba de una Ferrari Portofino roja, apenas llegada al Perú desde Europa,
con la salvedad, de que Osamita se había ocupado de ordenarle a una amiga, que
era un artista profesional de nombre Milena Kollontái, para que con pintura
cromada roja y un pincel muy pequeñito ella modifique todos los escuditos
tradicionales de "Ferrari".
Así, las insignias del caballito negro sobre un fondo amarillo, fueron retocadas
todas, de modo que la banderita italiana tradicional fue modificada con la
insignia del Perú, de dos franjas rojas y una alba en el medio, por encima de
todo el automóvil de carreras italiano: en los cinturones de los asientos,
afuera junto a los espejos retrovisores laterales, encima del capó delantero,
etcétera.
Osama Hussein al volante así condujo su Ferrari Portofino roja, saliendo al
jirón Unión, afuera de un estacionamiento amplio allí, el cual tenía dos salidas
en realidad: una abriendo hacia Queirolo, y la otra a un lado del Club Nacional
de Lima.
Saliendo lentamente del estacionamiento, la Ferrari asimismo se transformaba muy
espectacularmente, plegando su techo rojo por detrás, adentro de la cajuela
trasera, y quedando con los dos asientos de la cabina al aire libre.
A la derecha de Osamita, su padrastro don Nicolás Olazábal, de acompañante, se
llegaría así al sur, a su "chamba" en Lima, en el edificio de Telefónica de
España, empresa en la cual él era gerente corporativo.
Al volante de la Ferrari, Osama Hussein transitó unas pocas calles grises, por
la avenida Uruguay, luego girando a la izquierda hacia el sur, tomando por la
avenida "Inca Garcilaso de la Vega", con sus edificios comerciales grandes de
antaño, sus parques, y sus varias instituciones educativas.
Don Nicolás inesperadamente comentó entonces: "Este 29 de junio es tu
cumpleaños, Osamita. Me supongo, pues, que al menos este año...".
Acertando de antemano acerca del objeto de las palabras de su padrastro, Osama
interrumpió: "No, papá... Como todos los años, yo voy a celebrar mi fiestita en
mi Cuzco natal, con mi mamá Puka Ñukñu, y mi hermanita Zainab (‫زينب‬ )
¡Carajo!... En caso de que esta vez, sí, tú te dignes en venir a visitarnos,
para celebrar todos juntos".
Don Nicolás rió tranquilamente, para decir con sarcasmo: "¿De qué te preocupas,
coño? De seguro que, allí tú estarás más distraída con algún noviecito nuevo que
conociste en las calles de Lima, el día anterior...".
Osama Hussein reaccionó sacudiendo su cabeza de cabellos raramente lechosos de
un corte caro discretamente corto, diciendo: "Tú no has cambiado en veinte años,
papá", en tanto que la Ferrari entonces pasaba por el enorme "Parque de la
Exposición", a la izquierda.
Más hacia el sur, transitando la avenida Arequipa, siempre verde, soleada, y con
sus casonas pintorescas de la clase limeña más pudiente, la Ferrari Portofino
pasaba por Panamericana Televisión, con su edificio ultra moderno cuadrado,
pintado de blanco y celeste, y con muchos espejos.
Osamita Hussein por debajo de sus lentes ahumados "Ray Ban" contó: "Mi hermanita
Colette me contó, que está más que contenta, con haber firmado con Panamericana,
para finalmente debutar con su propio programa infantil diario...".
En tanto que Colette Olazábal había sido por años una figura popular muy
reconocida en toda Lima, Don Nicolás Olazábal entonces volvió a sonreir, con
orgullo y adoración por los suyos, comentando: "Es impresionante de lo que son
capaces ustedes, los incas espaciales de sangre".
Teniendo usualmente que aclarar comentarios semejantes a aquél, Osamita Hussein
entonces gruñó tranquilamente: "Mi mamá, mi hermanita, y yo no somos más que
seres humanos comunes y corrientes, papá...".
De cualquier modo, veinte cuadras más al sur, Osama Hussein manejaba su Ferrari
Portofino adentro del distrito muy aristocrático de San Isidro, circulando por
la avenida Camino Real, orientada diagonalmente hacia el sudoeste.
En su intersección con la avenida Basadre, Osamita detuvo su Ferrari Portofino
roja, y don Nicolás Olazábal estiró su brazo izquierdo para abrazar a Osama
Hussein, apretándola muy calurosamente en su despedida, moviéndola en su sitio.
Don Nicolás entonces solemnemente dijo: "Mi Osa querida... Tú nunca te rindas.
Tú y yo sabemos bien, que siempre estarás bien...", a lo cual él besó la cabeza
de cabellera negra lacia de ella.
Desabrochándose su cinturón de seguridad, Don Nicolás Olazábal asimismo agregó:
"¡Y yo también estaré bien de ese mismo modo junto a tí! ¡Coño!", a lo cual
ambos se carcajearon, con ella mostrando sus dientes perlados largos.
Finalmente, don Nicolás Olazábal descendió de la Ferrari entonces, y luego de
dar la vuelta por detrás, y de saludar una vez más, él anduvo con un tranco
alargado, en dirección al edificio ultramoderno, azul y beige, de "Camino Real"
155, de la administración de Telefónica de España en el Perú, siendo él uno de
los gerentes allí.
La peruana Osama Hussein esperó un minuto al volante, a que don Nicolás Olazábal
ingrese al edificio, y entonces ella masculló por debajo de sus gafas "Ray Ban"
ahumadas: "...chau, papá".
Ese mismo día, Osamita debía asimismo atender clases en la facultad de medicina
de San Fernando, siendo que ella con apenas veintiún años cursaba el último año
de esa carrera.
Más aún, en la libreta universitaria de la sagaz y sabia Osama Hussein las
evaluaciones finales estaban todas firmadas y selladas con la puntuación dable
más grande, la de veinte, constituyendo ésto en verdad una marca histórica tanto
en el Perú, como en toda Sudamérica hispánica.
De este modo, con el fin de llegar a la facultad de medicina al noreste, Osama
Hussein debía de conducir con su Ferrari Portofino roja nuevamente hacia el
norte.
Con algo de tiempo en ese mediodía, Osamita tomó por la avenida Arequipa rumbo
norte, siendo esta la vía más directa, en tanto que la autopista del "Paseo de
la República" era una diagonal rumbo noroeste en realidad.
De cualquier modo, Osamita no se había alejado mucho del edificio de Telefónica,
cuando circulando la avenida Arequipa ella descendió con su Ferrari Portofino al
tunel corto, bajo tierra, bajo el puente Eduardo Villarán Freire, de la avenida
Javier Prado Oeste.
Ascendiendo de nuevo del otro lado del túnel, Osama Hussein se sorprendió
considerablemente, pues una mujer y su hijita corrían desesperadamente sobre el
asfalto en declive, sin importarles el tráfico vehicular.
Asimismo notando que la niñita con menos de diez años vestía un uniforme
escolar, Osama Hussein al volante distrajo un tanto su cabeza hacia la derecha,
temiendo por ellas, que corrían en el pavimento.
Osamita entonces masculló: "¿Qué carajo?".
Más adelante, otros niñitos de guardapolvo, junto con adultos, venían
presurosamente en dirección sur esquivando los automóviles, en tanto que otras
personas directamente cruzaban la avenida Arequipa, hacia el oeste, a la
izquierda de Osama.
Entonces, finalmente una sucesión de disparos de armas de fuego se escucharon,
despabilando definitivamente a Osama Hussein, respecto al escenario ocurriendo
allí en aquel área.
Sin más, el volante de la Ferrari Portofino roja, en las manos esqueléticas de
la entonces arrebatada Osamita, automáticamente en su centro ganó una
luminosidad fantasmal poderosa, distorsionando el campo visible encima del
clásico caballito negro de "Ferrari", con sus dos patas delanteras en el aire
sobre un fondo amarillo.
Osama Hussein muy agresivamente aceleró su carro de carreras italiano,
diestramente esquivando más gente, escapando de allí.
La subida del túnel había quedado atrás, en tanto que aún más disparos se
escucharon.
Hacia adelante, la avenida Arequipa como era de esperarse entonces estaba vacía
de tráfico, mientras que una motocicleta japonesa yacía tendida sobre el
asfalto, de la misma mano de la Ferrari de Osamita.
En la esquina sudeste de la intersección con el jirón Soledad, a la vista cerca
de ahí, había un colegio pequeño, de escolaridad primaria y secundaria, en donde
se habían escudado dos chorros japoneses armados con pistolas, vistiendo remeras
blancas, de motivos nipones estampados: una imágen de la película Godzilla con
letras japonesas, y una caricatura de Pikachu.
Luego de mascullar: "Yakuzas malditos...", Osama Hussein hizo colear
ruidosamente su Ferrari, frenándola atravesadamente, y dejando una marca con sus
gomas Michelín, encima del asfalto de la avenida Arequipa.
Simultáneamente entonces, las dos pistolas "Nambu Tipo 14" mejoradas de los
chorros "Yakuza" volaron literalmente desde sus manos fornidas a los cielos,
propulsadas por fuerzas magnéticas poderosísimas, originadas en el dispositivo
incorporado al volante, en las manos esqueléticas de Osama Hussein.
Más al norte en la avenida Arequipa, desde detrás de las puertas abiertas de un
patrullero de serenazgo limeño, dos oficiales de la ley se apresuraron entonces
con zancadas, para terminar a los chorros japoneses, desarmados entonces.
Sin piedad, los policías limeños abrieron fuego con sus pistolas reglamentarias,
asegurándose de dejar un baño de sangre, brotando de las remeras blancas, con
motivos japoneses, de los chorros "Yakuza", así acribillados.
No obstante, Osama Hussein no pudo evitar entonces el gemir con horror,
distinguiendo, que tras el enfrentamiento armado un uniforme gris de falda corta
había terminado descansando inerte, sobre uno de los sardineles del jirón
Soledad.
Sin dudarlo un segundo, Osama Hussein apretó a fondo el acelerador de su Ferrari
de carreras hasta ese sitio, encontrando a una cholita joven, estudiante
secundaria de unos quince años, respirando inconsciente, aunque sangrando de su
cabeza.
Los dedos esqueléticos de Osama inmediatamente tantearon entre sus cabellos,
efectivamente verificando un orificio ensangrentado de bala, estampado allí.
Osama Hussein suspiró, y masculló consternada: "Mi dios... ¡No carajo!", al
tiempo que ella levantaba a la joven sobre su propio hombro derecho, sosteniendo
con sus brazos esqueléticos las piernas de ella.
Girando hacia su Ferrari Portofino roja, Osama Hussein hizo un esfuerzo metiendo
a la cholita joven por encima de la puerta cerrada del acompañante, para
entonces Osamita correr hacia el otro lado, el del conductor.
Luego de gemir: "Aguántate un minuto, por dios, chibolita linda...", Osama
Hussein apretó el pedal de su Ferrari a fondo, haciendo un giro en "U" sobre el
asfalto con el freno de mano.
Descuidadamente entonces, Osama Hussein trepó con las gomas de carrera Michelín
por encima de la berma central, no muy alta, de la avenida Arequipa, tras lo
cual con el poco tránsito hacia el sur en esa mano, ella aceleró enérgicamente,
disparándose nuevamente hacia el puente Villarán.
Con el motor V8 bi-turbo de la Ferrari Portofino alcanzando los cien kilómetros
por hora en menos de cuatro segundos, las luminosidades fantasmales volvieron a
surgir al centro del volante, encima del caballito negro sobre un fondo
amarillo, y el carro de carreras italiano entonces saltó en el aire, despegando
de la bajada de la avenida Arequipa.
La Ferrari de carreras así voló, tal como un avión construido con una hoja de
papel doblado, por encima del puente Villarán, para terminar aterrizando con sus
cuatro gomas Michelín, y pegando también con su nariz por delante, en el asfalto
de la avenida Prado Este, en su mano con dirección este.
Con la caída así de violenta, a la derecha de Osamita, en el asiento del
acompañante la joven cholita herida casi mortalmente gimió: "¿Mamá?".
Con esto, Osama Hussein no pudo evitar un sentimiento de furia desesperante, y
los reflejos fantasmales del volante de la Ferrari, en sus manos esqueléticas,
se intensificaron volviéndose iguales a las flamas tremolantes de una hornalla
de cocina.
Precisamente con la mente de Osamita actuando sobre esas luminosidades
increíbles, en la avenida Prado Este los otros carros, delante, se apartaban
todos espontáneamente.
Así la Ferrari Portofino roja avanzaba a altas velocidades, en tanto que los
semáforos cambiaban automáticamente de estar con luz roja, directamente a
quedarse en verde.
No obstante, en aquellas horas del mediodía el tráfico era denso en esa arteria.
Los automóviles, a la derecha y a la izquierda de la Ferrari de Osama Hussein,
frenaban todos intempestivamente por sí mismos entonces, de modo que Osamita se
vio forzada a maniobrar esquivándoles, recurriendo a toda su destreza,
conduciendo a altas velocidades.
En tanto, que Osama pasaba por la tercera intersección allí, la de la calle "Las
camelias", el edificio moderno azul y albo de la Clínica Javier Prado entonces
resultó bien visible, en la vereda de la mano opuesta.
Empero, la berma central de la avenida Prado estaba protegida por un vallado
metálico, y para peor una fila de palmeras impedía cualquier maniobra fuera de
lo común, del tipo aéreo.
Osama Hussein de todos modos velozmente alcanzó la esquina siguiente, de la
calle "Las Orquídeas", y, allí, Osamita en su desesperación comenzó a hacer
sonar la bocina de su Ferrari, haciéndose de espacio suficiente entre los
transeuntes allí, y así ella atravesó el espacio peatonal, donde favorablemente
los sardineles eran de una altura más baja.
Seguidamente, Osama Hussein frenó con un chillido de sus gomas Michelin, en la
entrada de la clínica Javier Prado.
Todos los espacios de estacionamiento convencionales, allí con sus líneas
blancas, a esa hora estaban ocupados, de forma que Osamita dejó descuidadamente
su Ferrari Portofino roja en el espacio cuadrangular de las ambulancias, por
detrás de una de ellas.
Osama Hussein entonces le habló a la pantallita LCD de la Ferrari, a su derecha,
con un ordenador modificado de su civilización "inca qaqachakuy", en donde la
imágen de un solcito incaico amarillo, el mismo de las banderas del Uruguay y de
la Argentina, la miraba con un gestito digital de preocupación con su manita
amarilla izquierda sobre su cara redondeada.
Osamita desesperadamente le ordenó al solcito incaico de la pantallita: "Inti...
Tú te vienes al quirófano conmigo. ¡Ahora mismo, carajo!", con lo cual el
maletero trasero de la Ferrari Portofino se abrió automáticamente, por detrás.
Apenas desviando sus ojos de irises inusualmente albos lechosos hacia allí,
Osama Hussein descendió de su Ferrari entonces, y sin siquiera mirar, ella
entonces le lanzó descuidadamente las llaves del carro de carreras a un chofer
de ambulancia, allí en el estacionamiento.
Simultáneamente, desde el baúl de la Ferrari, detrás, un maletín se abrió, con
sus lados de un metal espejado, y teniendo pegado en su superficie una
calcomanía de buen tamaño de la bandera del Perú.
Del contenedor, comenzaron a salir lanzadas en el aire piezas aplanadas, como
las de una publicación infantil, con recortes de papel para armar una casa de
juguete.
Así, tres piezas curvas espejadas y finas, flotando en el aire, se unieron con
una fuerza magnética descomunal, dando forma al esqueleto de la octava parte de
una esfera.
A esta estructura, en apenas tres segundos se adhirieron magnéticamente
dieciséis piezas triangulares alargadas, geométricamente siendo mitades de husos
esféricos, las cuales se arquearon hasta formar la superficie de un cuarto de
hemisferio, flotando en el aire.
En menos de un minuto, del mismo modo, otros siete de estos "cuartos de
hemisferio" se armaron, sosteniéndose en el aire, hasta formar los dos
hemisferios de una esfera, con una superficie perfectamente pulida y espejada.
Otras piezas planas, debajo de la esfera, asimismo formaron las cinco garras del
robot "Inti".
Sin siquiera fijarse en todo aquello, Osama Hussein corría con sus piernas
esqueléticas y su buzo rojo del Perú, de "Rusia 2018", dando la vuelta hacia la
derecha por delante de la Ferrari Portofino roja.
Luego de abrir la puerta del acompañante, Osamita cargó en su hombro esquelético
derecho, sosteniéndola de sus piernas delgadas, a la cholita adolescente de la
herida de bala en su cabeza, y así la acarreó adentro de la clínica Javier
Prado.
Aún con el robot esférico "Inti", completamente machihembrado entonces,
siguiéndole a Osamita detrás, ni los empleados, ni el personal de seguridad, ni
los pacientes numerosos, quienes aguardaban en los pasillos, siquiera giraron
sus cabezas hacia ellos.
Ante Osama Hussein, un camillero en particular, con una gorra roja estampada con
el escudo de la selección paraguaya de fútbol, sencillamente se dio vuelta y se
alejó, distrayéndose de su camilla.
Osamita no perdió el tiempo, acomodando a la cholita jovencita, acostándola allí
arriba.
Asimismo, desde su cintura detrás, debajo de su buzo rojo del Perú de "Rusia
2018", Osama Hussein cogió un disco de 29 centímetros de diámetro, de una
consistencia sólida de oro, con diseños industriales tecnológicos, y con
estampas milimétricas con motivos aborígenes incaicos.
El disco tecnológicamente ultra sofisticado de oro tenía una bandera del Perú en
su centro, con dos franjas rojas, una alba, y con su escudo, rodeado de un ramo
de laureles con sus bayas y otro de palma, en tanto que la pintura de estos
detalles en particular tenían propiedades holográficas, con otros detalles
animados incaicos muy diminutos.
Asimismo, bajo la bandera del Perú, unas letras brillaban con una luminosidad
similar a un LED muy poderoso, diciendo: "¡Viva el Perú!".
De todos modos, sin perder el tiempo Osama Hussein acercó su disco de oro por
encima de la cabeza de la cholita joven, encima de la camilla, quien aún vestía
su uniforme de falda corta de su colegio secundario.
Arriba del disco de oro en la mano derecha de Osamita, en el medio del aire se
proyectaron entonces imágenes muy detalladas, en tres dimensiones, del encéfalo
de la estudiante cholita.
Así, la anatomía funcional en tiempo real de la víctima adolescente quedó
representada, incluyendo una bala, alojada allí, de 8 milímetros, de acuerdo con
unas letras tipo jeroglífico, en lenguaje "inca qaqachakuy", flotando con las
imágenes.
Osama Hussein se percató entonces, de que el disparo había provenido de las
armas de los mafiosos japoneses "Yakuza", con la pistola que ellos usaban en las
calles de Lima, siendo ésta una versión moderna de las "Nambu Tipo 14", de la
segunda guerra mundial.
Osama Hussein entonces masculló: "...japoneses basurientos".
De todos modos, Osamita decidió que en el quirófano ella requeriría algunas
radiografías, e imágenes de tomógrafo, por lo cual con el disco de oro de "¡Viva
el Perú!" en sus dos manos esqueléticas, sostenido como el volante de su Ferrari
Portofino, la camilla con la cholita jovencita comenzó a moverse magnéticamente
por sí misma, delante, por los pasillos enteramente blancos de la clínica Javier
Prado.
En su camino, Osama Hussein se las arregló manipulando las mentes de todas las
personas a su alrededor, de modo de cumplir con lo que tenía planeado, hasta que
en el servicio de rayos "X" una de las técnicas allí se levantó de su asiento,
en frente de las consolas de control, diciendo en tanto mascaba goma de mascar
"Trident" de sabor a fresa: "¡Osamita Hussein! Tú fuiste la que me enseñaste los
mejores trucos de radiología, allá en la universidad...".
Osama Hussein no pudo evitar el sonreir: "¡Katya! Me alegro, de que estés tan
bien como profesional".
Teniendo igualmente veitiún años como Osamita, la jóven Katya era muy linda en
verdad con su piel pálida hispánica, sus cabellos negros, y su cuerpo delgado y
atlético, de haber estado inclusive en el equipo de fútbol femenino,
representativo de la universidad de San Fernando, de Lima.
Katya decía: "Con todo lo que tú me enseñaste en ese mes juntas en el servicio
de radiología del hospital Loayza, terminé recibiéndome con las mejores notas de
mi promoción".
Osama Hussein se vio forzada a dejar de sonreirle a su amiguita, y le ordenó con
autoridad: "Está bien, después me cuentas, Katya... Mira, pues... Tengo a esta
niñita en la camilla a punto de morirse, con una bala en su cabeza. Prepara,
entonces, el tomógrafo, para que yo pueda intervenirla quirúrgicamente lo antes
posible".
Katya abrió sus ojos negros con horror, y finalmente masculló: "En seguida...",
y rápidamente ella se llevó la camilla hasta el tomógrafo computado, del otro
lado de un ventanal grande y grueso.
La peruana Osama Hussein había comenzado a apretar los botones correspondientes
en la consola para la serie de imágenes, que ella intentaba obtener.
Entonces, Osamita mascullaba: "Mi dios... si algo me faltaba", por tanto ella
sabía de antemano, de haberla conocido antes, de que Katya tenía sangre "inca
qaqachakuy", al igual que ella, de modo que los encantamientos mentales de Osama
no le afectarían a ella.
Casualmente, en tanto que Katya acomodaba a la víctima callejera dentro del
aparato, ella decía en voz alta: "Sé que aún no te recibiste, allá en San
Fernando... Aunque seré tu cómplice con esto. Al fin y al cabo, tú eres mejor
que todos los médicos juntos, en esta clínica de mierda".
Rápidamente, Osama Hussein desde la consola de control tomó todas las imágenes,
que le serían necesarias en el quirófano.
Caminando con sus piernas esqueléticas con sus bermuditas rojas por los pasillos
luminosos de la Clínica Javier Prado, con su buzo rojo arremangado, Osama
Hussein inspeccionaba las radiografías, sosteniéndolas en el aire a contra luz,
con su robot flotante "Inti" siguiéndole junto con Katya, y un camillero, con
quien la técnica Katya había estado saliendo en esos días, empujando la camilla,
con la víctima cholita.
En el quinto y último piso de la clínica, se hallaban los quirófanos, y allí,
sí, Osama Hussein fácilmente manipuló las mentes de todo el personal, allí,
sacándoles "voluntariamente".
Todo iba bien, hasta que el segundo a cargo del servicio de cirugía se apersonó
caminando tranquilamente hasta Osamita, arrebatando las radiografías de las
manos esqueléticas de ella.
Rápidamente, Osama Hussein se percató, de que el médico aquel tenía igualmente
sangre "inca qaqachakuy", en cierto grado al menos, en tanto que el guardapolvo
del médico, fornido e irónicamente de facciones europeas, decía: "Dr. Killa
Martínez".
Estudiando con detenimiento cada una de las imágenes radiográficas, Martínez
mascullaba pensativamente: "Yo la he visto a usted varias veces en la facultad
de San Fernando, Hussein... Conozco todas las historias, verdaderas y ficticias,
acerca de usted".
Efectivamente, Osama Hussein entonces recordó a Martínez, quien había estado en
una de las mesas tomándole a ella uno de los exámenes finales en la facultad de
medicina, aunque Osamita había adelantado tanto en su carrera, y en tan poco
tiempo, que detalles así frecuentemente escapaban de su mente.
De todos modos, inesperadamente con una sonrisa en sus labios, el doctor
Martínez se dio vuelta y dijo: "Vas a necesitar a un buen anestesista, Osama",
en tanto que él se señalaba a sí mismo con sus dos dedos índices.
Girando apurada hacia la sala de operaciones, Osama fue asimismo abrazada por el
brazo izquierdo de Martínez, quien agregó bromeando: "¿No pensabas acaso en usar
plantas medicinales y rituales incas, como sé que te encantaría a tí? ¿No es
cierto?".
Pocos minutos después, Osama Hussein y la técnica Katya vestían ropas de
quirófano celestes, en tanto que Killia Martínez tenía uno verde oliva.
Osamita y Killia se habían detenido un instante examinando las imágenes
tomográficas, colgando entonces contra unas pantallas luminosas, empotradas en
la pared del quirófano.
Osamita recitaba: "El cuadro clínico inevitablemente incluirá un déficit motor y
una disminución de la vista... pobre ángelita cholita...".
Osama Hussein se dio vuelta entonces, pasando al lado de su robot flotante
esférico "Inti", el cual se elevó aún más en el aire, y con sus pinzas
inferiores colocó un barbijo en el rostro de Osamita.
Verificando la mascarilla plástica de la anestesia, Killa Martínez decía:
"Tomaré esta cirugía como un exámen más, en San Fernando...", tras lo cual él
masculla sacudiendo su cabeza con sus ojos negros bien abiertos: "Lo cual de
seguro será otro veinte en tu libreta... inevitablemente".
La técnica radióloga Katya acababa de rasurar el cuero cabelludo de la niña,
acostada en la camilla, con lo cual el agujero ensangrentado de bala quedó bien
a la vista.
Cerca de allí, "Inti" sostenía, con dos de sus garras, la bandeja de los
instrumentos quirúrgicos, y asimismo el robot flotante tenía otros tres
alargamientos listos para darle a Osama lo que necesitase de allí.
Osama Hussein finalmente se llegó a un lado de la mesa de operaciones, con la
paciente.
Osamita le dijo al doctor Martínez: "No debes preocuparte, Killa, pues desde el
año pasado estuve practicando intervenciones quirúrgicas de complejidad similar,
bajo supervisión, en el hospital Almenara Irigoyen...".
La técnica Katya entonces masculló: "Osa...".
Osama Hussein se dio vuelta, notando que en la puerta había uno de los cirujanos
de allí en la clínica, siendo éste un sujeto de cabellos teñidos de rubio.
Osama Hussein apenas evidenció algo de esfuerzo, entrecerrando sus ojos
lechosos, y el entrometido se dio vuelta, y se fue por sí mismo.
Bajando nuevamente su mirada a la mesa de operaciones, muy diestramente Osama
Hussein comenzó a utilizar un bisturí ultrasónico, cortando los tejidos blandos
de la cabeza de la paciente, en tanto que ella le hablaba apaciblemente al
doctor Killa Martínez.
Osamita decía: "Gracias a la velocidad de mi Ferrari, el edema cerebral no llegó
a causar una presión crítica dentro del cráneo... Esta chica está aturdida,
nomás. No es un cuadro comatoso lo que la tiene así de inconsciente, aún...".
Un buen pedazo de cuero cabelludo colgaba entonces de la cabeza de la paciente,
y Osamita le hizo algunos gestos con sus dedos derechos, al robot flotante
"Inti", el cual prestamente alargó dos de sus extensiones hacia la mesa de
operaciones.
Las terminaciones de "Inti" giraron entonces a altas velocidades, y comenzaron a
perforar el cráneo de la paciente.
Súbitamente, entonces, la superficie de "Inti" se convirtió en un espejo casi
perfecto, y así el robot flotante presentó la imagen de un "Tumi" incaico, el
cual era un cuchillo ceremonial de oro, con un filo semicircular inferior, y un
mango siendo la representación del dios del sol "Inti", de pie.
En tanto que los incas utilizaban el "Tumi" para horadar las cabezas de sus
enfermos, Osama Hussein chasqueó entonces: "Aquí tengo a mi 'sancoyoc' robótico,
pues", haciendo referencia a los sacerdotes cirujanos de los incas.
Luego de indicarle a la técnica Katya por otras radiografías, allí mismo en la
camilla, Osama Hussein sin quitar sus ojos albos de la mesa de operaciones le
dijo al doctor Killa Martínez: "La hemorragia sigue siendo una bomba de tiempo,
aquí, obviamente. Debemos sacarle la bala lo más pronto posible, y detener la
hemorragia en seguida".
La técnica radióloga Katya salía corriendo del quirófano para revelar sus
imágenes, en tanto que "Inti" terminaba de remover un pedazo óseo triangular del
cráneo con mucho cuidado, y simultáneamente introducía un instrumento de drenaje
sanguíneo, absorbiendo el excedente de la hemorragia traumática.
Con otra de sus cinco garras inferiores, "Inti" estaba sosteniendo el disco de
oro de "¡Viva el Perú!", en ese momento.
Osama Hussein se había removido su guante quirúrgico plástico de su mano
izquierda, y así ella hizo contacto físico directo con el disco de oro.
Encima del disco de oro, se formaron nuevamente entonces imágenes de diagnóstico
en tres dimensiones, con una vista en tiempo real del encéfalo de la paciente, y
del bisturí ultrasónico de tejidos blandos, siendo empleado desde los dedos
diestros de la mano derecha de Osamita.
Con algo de transpiración en su frente, Osama mascullaba: "Un tantito más,
pues...", en tanto que las imágenes de encima del disco, de "¡Viva el Perú!",
mostraban, cómo la pinza en su mano esquelética derecha avanzaba entre curvas
encefálicas grises.
Finalmente, según se veía, el instrumento quirúrgico de Osama Hussein se detuvo
a unos centímetros, relativamente muy distantes, de la bala japonesa "Yakuza" de
8 milímetros.
Con sus ojos lechosos muy atentos a las imágenes flotantes, Osama suspiró:
"Ahora, pues...", en tanto que la bala japonesa impulsada por fuerzas magnéticas
comenzaba a acercarse lentamente hasta la pinza por sí misma, y finalmente
terminó pegada a ella.
Cuidadosamente, Osama Hussein entonces sustrajo la pinza, con la bala japonesa
de 8 milímetros, hasta quedarse con sus ojos albos, observándole a pocos
centímetros de su nariz, redondeada y pequeña.
Desde la estación del anestesista, el doctor Killa Martínez no pudo contenerse,
poniéndose de pie con sus brazos levantados, y celebrando: "¡Gol de Alianza,
carajo!".
No obstante, Osama Hussein no se distrajo con exabrupto tal.
Muy por el contrario, sin perder tiempo ella con un gesto de su mano derecha
obtuvo de "Inti", flotando a su lado, una sonda de cauterización sanguínea, con
una extensión metálica larga.
En tanto que, desnuda, la mano esquelética izquierda de Osamita mantenía su
contacto directo con el disco de oro de "¡Viva el Perú!", con su derecha
enguantada ella cuidadosamente introducía el alargamiento férreo a través del
agujero triangular del cráneo, y luego se desplazaba por los espacios entre las
masas convolutas grises del encéfalo de la víctima cholita joven, en la mesa de
operaciones.
Con sus ojos lechosos siguiendo fijamente las imágenes, flotando en el aire,
Osama Hussein siguió su sonda, introduciéndose allí dentro.
Increíblemente entonces, la extensión metálica de la sonda comenzó a torcerse
magnéticamente, hasta alcanzar un ángulo obtuso, dentro del cerebro de la
paciente.
Sin poder creerlo realmente, el doctor Killa Martínez en ese momento se había
llegado caminando al otro lado de la mesa de operaciones, susurrando: "Dios
mío... ¿Cómo se consigue tal cosa?".
Los ojos albos de Osamita Hussein apenas se levantaron, distrayéndose hacia él.
De cualquier modo, la sonda calcinante entonces había comenzado a curar el
tejido encefálico de la paciente, cauterizando el sangrado de cada arteria y
vena dañadas, con precisión milimétrica.
Luego de girar su cabeza a su derecha para verificar los signos vitales de la
cholita joven, en la mesa de operaciones, Osama Hussein suspiró con alivio, y
entonces ella comenzó cautamente a retirar la sonda metálica alargada, fuera de
la cabeza de la paciente.
Finalmente, soltando el disco de oro de "¡Viva el Perú!" de su izquierda, y
dejando la sonda ensangrentada de su derecha en la bandeja, sostenida por el
robot flotante "Inti", Osama Hussein dio un paso al costado, descansando con sus
manos ensangrentadas sobre la mesa de operaciones.
Osamita masculló: "Ahora, esperamos a que se recupere... y le deseamos que viva
contenta por muchos años más...".
Sobre el hemisferio superior del robot "Inti" entonces se formó una abertura, de
la cual una de las extensiones inferiores, alargándose de más, sacó una lámina
metálica espejada.
Con una vibración de la garra sosteniéndole, ésta entonces se transformó en una
malla con orificios triangulares grandes, y algunas extensiones punteagudas.
En tanto que "Inti" fijaba esa malla metálica al cráneo de la paciente, de modo
de reemplazar la pieza de hueso faltante, el doctor Killa Martínez se había
llegado a la derecha de Osamita, abrazándola amistosamente.
De por detrás del barbijo en su propia boca, Killa dijo: "Un trabajo increíble,
osamita. Te pondré otro veinte más, en tu libreta, en virtud de un trabajo
práctico bien realizado".
Aún aferrada por los brazos del doctor Martínez, Osama Hussein trató de hacer un
movimiento como para terminar su intervención quirúrgica, pero el doctor
Martínez extendió su mano musculosa, diciéndo: "No te molestes, Osa... Yo
terminaré el procedimiento".
Con sus dos manos enguantadas, Martínez pronto comenzó a estirar y a coser el
colgajo original de la piel de la paciente, por sobre su hueso craneal, y de la
superficie metálica adicional. El robot flotante "Inti" le asistía.
Sosteniendo su disco de oro de "¡Viva el Perú!" directamente con la piel de su
mano esquelética izquierda desnuda, Osamita entonces llevó el dispositivo, de
tecnología "inca qaqachakuy", encima de la cabeza de la paciente cholita.
Así, reaparecieron las imágenes de diagnóstico flotantes, junto con más
caracteres jeroglíficos de la civilización andina milenaria de los "incas
qaqachakuy".
Detrás de su barbijo celeste, Osama Hussein diagnosticó: "El sangrado
efectivamente se detuvo completamente, y el daño tisular se mantuvo estable, sin
trastornos desde que yo traje al paciente a la clínica".
El doctor Killa Martínez distrajo sus ojos negros por un segundo, verificando
las imágenes inverosímiles de diagnóstico, y con un movimiento aprobatorio de su
cabeza, él respondió: "Fue un placer para mí el verle trabajar, Osama Hussein, y
el llevar una operación así de compleja a buen puerto... A estas alturas, usted
no me sorprende más... Por cierto, que no".
Una hora después, de nuevo vistiendo su remera roja del Cienciano cuzqueño y su
buzo rojo, del Perú de "Rusia 2018", Osama Hussein se encontraba en la
cafetería, en el tercer piso de la clínica Javier Prado.
Con su mano derecha, Osamita sostenía en el aire una taza humeante de capuchino,
cuya superficie líquida, amarronada y espumosa, aún tenía una forma
indistinguible blanca, flotando allí.
Tranquilamente asimismo, Osamita sostenía a contraluz con su izquierda las
radiografías finales de su intervención quirúrgica a la cholita adolescente,
quien había sido baleada en la cabeza por la avenida Arequipa.
La víctima jovencita entonces había sido dejada bajo supervisión médica,
tranquilamente en la sala de terapia intensiva de ese mismo sanatorio.
Osama Hussein dejó las placas radiográficas sobre la mesa, y con sus ojos
lechosos ella por primera vez desde hacía varias horas pudo distraerse
tranquilamente, mirando hacia los ventanales de ese piso, desde donde se
apreciaban un par de edificios de cristal muy modernos, que pertenecían al
distrito de San Isidro, de Lima.
Con sus pensamientos distraídos así, Osamita fue sorprendida, no obstante,
cuando un sujeto musculoso, con cabellos teñidos de rubio, con un ambo médico
blanco se sentó en una silla, al lado de ella.
Osama Hussein rápidamente le identificó a él, como el cirujano entrometido, que
había intentado meterse en el quirófano, durante su operación.
Un tanto sobresaltada, Osamita le miró atentamente, aunque el hombre no tardó
reaccionando sonriendo para decir: "Mira, a quién tenemos aquí, pues... La
mismísima Osamita Hussein en persona... Nuestra chica prodigio peruanasa de la
Universidad de San Fernando".
Luego de tomar tranquilamente un sorbo de su capuchino en silencio, Osamita
masculló: "Vivita y coleando, pues...".
El médico acercó su cabeza teñida a ella, hablando bajito: "Tú tienes tu libreta
llena de veintes... Aunque aún a tí te falta un año para recibirte... ¿No es
cierto?".
Osama Hussein dejó su capuchino, medio vacío entonces, y puso sus dos codos
esqueléticos, con las mangas de su buzo granate, sobre la mesa de la cafetería,
para acercar su cabeza desafiantemente a él.
Entonces, Osamita dijo: "¿El problema siendo...?".
Resoplando sobre el rostro de ella, el cirujano preguntó en voz baja: "¿Tienes
la noche libre?".
Mirándole fijamente a él, Osama Hussein se quedó pensativamente en silencio por
unos segundos, hasta que ella finalmente sonrió, en verdad por vez primera desde
la balacera de la avenida Arequipa.
Entonces, mostrando sus dientes perlados, Osamita respondió: "Sí, pues... No
tengo nada que hacer hoy por la noche", y luego de ella levantar el pulgar de su
mano esquelética derecha, anotó su número de "WhatsApp", y lo dejó sobre la
mesa, al lado de su taza de capuchino.
´¨) fin de Parte 1
13 7 19 21 58 libro1 viva el peru carajo
13 7 19 21 58 libro1 viva el peru carajo
13 7 19 21 58 libro1 viva el peru carajo
13 7 19 21 58 libro1 viva el peru carajo
13 7 19 21 58 libro1 viva el peru carajo
13 7 19 21 58 libro1 viva el peru carajo
13 7 19 21 58 libro1 viva el peru carajo

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

Programa encrucijada 12
Programa encrucijada 12Programa encrucijada 12
Programa encrucijada 12fjgn1972
 
Humboldt y Bello, ¿relaciones e influencias?
Humboldt y Bello, ¿relaciones e influencias?Humboldt y Bello, ¿relaciones e influencias?
Humboldt y Bello, ¿relaciones e influencias?astroatom
 
EULALIA GALVARRIATO (1904-1997), escritora invisible
EULALIA GALVARRIATO (1904-1997), escritora invisibleEULALIA GALVARRIATO (1904-1997), escritora invisible
EULALIA GALVARRIATO (1904-1997), escritora invisibleJulioPollinoTamayo
 
Beauvoir, simone de memorias de una joven formal
Beauvoir, simone de   memorias de una joven formalBeauvoir, simone de   memorias de una joven formal
Beauvoir, simone de memorias de una joven formalMarina Criado Rivas
 
El último viaje de la fragata Mercedes.
El último viaje de la fragata Mercedes.El último viaje de la fragata Mercedes.
El último viaje de la fragata Mercedes.Emilio Fernández
 
Beauvoir, simone de memorias de una joven formal
Beauvoir, simone de   memorias de una joven formalBeauvoir, simone de   memorias de una joven formal
Beauvoir, simone de memorias de una joven formalIsabel Virginia Lopez
 
Biblioteca de los clásicos hispánicos
Biblioteca de los clásicos hispánicosBiblioteca de los clásicos hispánicos
Biblioteca de los clásicos hispánicosCarmen Figueiras
 
Microclase sobre el 24 de Marzo para 1° Grado
Microclase sobre el 24 de Marzo para 1° GradoMicroclase sobre el 24 de Marzo para 1° Grado
Microclase sobre el 24 de Marzo para 1° GradoSofi Destefani
 
Zz 2-48-m-sapaca-y-m-zapata-dos-pintores-indc3adgenas-del-perc3ba-nc2ba-64
Zz 2-48-m-sapaca-y-m-zapata-dos-pintores-indc3adgenas-del-perc3ba-nc2ba-64Zz 2-48-m-sapaca-y-m-zapata-dos-pintores-indc3adgenas-del-perc3ba-nc2ba-64
Zz 2-48-m-sapaca-y-m-zapata-dos-pintores-indc3adgenas-del-perc3ba-nc2ba-64roquesa2009
 
Ramny y la savia de amor - Capítulo primero
Ramny y la savia de amor - Capítulo primeroRamny y la savia de amor - Capítulo primero
Ramny y la savia de amor - Capítulo primeroFranklin Díaz Lárez
 

La actualidad más candente (18)

Noticias79
Noticias79Noticias79
Noticias79
 
Programa encrucijada 12
Programa encrucijada 12Programa encrucijada 12
Programa encrucijada 12
 
Humboldt y Bello, ¿relaciones e influencias?
Humboldt y Bello, ¿relaciones e influencias?Humboldt y Bello, ¿relaciones e influencias?
Humboldt y Bello, ¿relaciones e influencias?
 
Pedagogico eadz para-web2
Pedagogico eadz para-web2Pedagogico eadz para-web2
Pedagogico eadz para-web2
 
EULALIA GALVARRIATO (1904-1997), escritora invisible
EULALIA GALVARRIATO (1904-1997), escritora invisibleEULALIA GALVARRIATO (1904-1997), escritora invisible
EULALIA GALVARRIATO (1904-1997), escritora invisible
 
Noticias73
Noticias73Noticias73
Noticias73
 
Beauvoir, simone de memorias de una joven formal
Beauvoir, simone de   memorias de una joven formalBeauvoir, simone de   memorias de una joven formal
Beauvoir, simone de memorias de una joven formal
 
El último viaje de la fragata Mercedes.
El último viaje de la fragata Mercedes.El último viaje de la fragata Mercedes.
El último viaje de la fragata Mercedes.
 
Boletin 76
Boletin 76Boletin 76
Boletin 76
 
Beauvoir, simone de memorias de una joven formal
Beauvoir, simone de   memorias de una joven formalBeauvoir, simone de   memorias de una joven formal
Beauvoir, simone de memorias de una joven formal
 
Biblioteca de los clásicos hispánicos
Biblioteca de los clásicos hispánicosBiblioteca de los clásicos hispánicos
Biblioteca de los clásicos hispánicos
 
Microclase sobre el 24 de Marzo para 1° Grado
Microclase sobre el 24 de Marzo para 1° GradoMicroclase sobre el 24 de Marzo para 1° Grado
Microclase sobre el 24 de Marzo para 1° Grado
 
Revistas museo etnoloxico
Revistas museo etnoloxicoRevistas museo etnoloxico
Revistas museo etnoloxico
 
Noticias118
Noticias118Noticias118
Noticias118
 
Zz 2-48-m-sapaca-y-m-zapata-dos-pintores-indc3adgenas-del-perc3ba-nc2ba-64
Zz 2-48-m-sapaca-y-m-zapata-dos-pintores-indc3adgenas-del-perc3ba-nc2ba-64Zz 2-48-m-sapaca-y-m-zapata-dos-pintores-indc3adgenas-del-perc3ba-nc2ba-64
Zz 2-48-m-sapaca-y-m-zapata-dos-pintores-indc3adgenas-del-perc3ba-nc2ba-64
 
Ramny y la savia de amor - Capítulo primero
Ramny y la savia de amor - Capítulo primeroRamny y la savia de amor - Capítulo primero
Ramny y la savia de amor - Capítulo primero
 
Artículo anales liv
Artículo anales livArtículo anales liv
Artículo anales liv
 
Noticias107
Noticias107Noticias107
Noticias107
 

Similar a 13 7 19 21 58 libro1 viva el peru carajo

30 7 19_15_58a_etienne_renee_a
30 7 19_15_58a_etienne_renee_a30 7 19_15_58a_etienne_renee_a
30 7 19_15_58a_etienne_renee_aAndrsNicols2
 
Huasipungo ec oc-0001
Huasipungo ec oc-0001Huasipungo ec oc-0001
Huasipungo ec oc-0001Ovadito Duran
 
Huasipungo ec oc-0001
Huasipungo ec oc-0001Huasipungo ec oc-0001
Huasipungo ec oc-0001Ovadito Duran
 
Análisis de obra carta al padre (final).docx
Análisis de obra carta al padre (final).docxAnálisis de obra carta al padre (final).docx
Análisis de obra carta al padre (final).docxDarío Mestanza Camacho
 
16974363 lilus-kikus-elena-poniatowska
16974363 lilus-kikus-elena-poniatowska16974363 lilus-kikus-elena-poniatowska
16974363 lilus-kikus-elena-poniatowskakarmenmorch
 
Referencia historica de mórrope lasdaper@hotmail.com
Referencia historica de mórrope lasdaper@hotmail.comReferencia historica de mórrope lasdaper@hotmail.com
Referencia historica de mórrope lasdaper@hotmail.comlasdapereru
 
La matanza de cholula
La matanza de cholulaLa matanza de cholula
La matanza de cholulaParticular
 
Vegas Seminario Luz Elena
Vegas  Seminario Luz ElenaVegas  Seminario Luz Elena
Vegas Seminario Luz Elenaelecarbe
 
4081 -francisco_rojas_gonzalez_el_diosero
4081  -francisco_rojas_gonzalez_el_diosero4081  -francisco_rojas_gonzalez_el_diosero
4081 -francisco_rojas_gonzalez_el_dioseroManreyd
 
La Generación del 98
La Generación del 98La Generación del 98
La Generación del 98agoizpilar
 
A todo honor de Felipe Trigo
A todo honor de Felipe TrigoA todo honor de Felipe Trigo
A todo honor de Felipe TrigoEURIDICECANOVA
 
Complemento literario de las sesiones presenciales del programa "Madrid..¡me ...
Complemento literario de las sesiones presenciales del programa "Madrid..¡me ...Complemento literario de las sesiones presenciales del programa "Madrid..¡me ...
Complemento literario de las sesiones presenciales del programa "Madrid..¡me ...Universidad Popular Carmen de Michelena
 

Similar a 13 7 19 21 58 libro1 viva el peru carajo (20)

30 7 19_15_58a_etienne_renee_a
30 7 19_15_58a_etienne_renee_a30 7 19_15_58a_etienne_renee_a
30 7 19_15_58a_etienne_renee_a
 
Huasipungo
HuasipungoHuasipungo
Huasipungo
 
El Paso 2020- CRÓNICA SOÑADA
El Paso 2020- CRÓNICA SOÑADAEl Paso 2020- CRÓNICA SOÑADA
El Paso 2020- CRÓNICA SOÑADA
 
Huasipungo ec oc-0001
Huasipungo ec oc-0001Huasipungo ec oc-0001
Huasipungo ec oc-0001
 
Huasipungo ec oc-0001
Huasipungo ec oc-0001Huasipungo ec oc-0001
Huasipungo ec oc-0001
 
Análisis de obra carta al padre (final).docx
Análisis de obra carta al padre (final).docxAnálisis de obra carta al padre (final).docx
Análisis de obra carta al padre (final).docx
 
16974363 lilus-kikus-elena-poniatowska
16974363 lilus-kikus-elena-poniatowska16974363 lilus-kikus-elena-poniatowska
16974363 lilus-kikus-elena-poniatowska
 
Referencia historica de mórrope lasdaper@hotmail.com
Referencia historica de mórrope lasdaper@hotmail.comReferencia historica de mórrope lasdaper@hotmail.com
Referencia historica de mórrope lasdaper@hotmail.com
 
La matanza de cholula
La matanza de cholulaLa matanza de cholula
La matanza de cholula
 
21 06 rosa cruz www.gftaognosticaespiritual.org
21 06 rosa cruz www.gftaognosticaespiritual.org21 06 rosa cruz www.gftaognosticaespiritual.org
21 06 rosa cruz www.gftaognosticaespiritual.org
 
Vegas Seminario Luz Elena
Vegas  Seminario Luz ElenaVegas  Seminario Luz Elena
Vegas Seminario Luz Elena
 
4081 -francisco_rojas_gonzalez_el_diosero
4081  -francisco_rojas_gonzalez_el_diosero4081  -francisco_rojas_gonzalez_el_diosero
4081 -francisco_rojas_gonzalez_el_diosero
 
El cuento de la plaza de armas
El cuento de la plaza de armasEl cuento de la plaza de armas
El cuento de la plaza de armas
 
Los avelinos
Los avelinosLos avelinos
Los avelinos
 
Power Point Miau
Power Point MiauPower Point Miau
Power Point Miau
 
Zambranom
ZambranomZambranom
Zambranom
 
La Generación del 98
La Generación del 98La Generación del 98
La Generación del 98
 
Brebes lecciones de arismetica
Brebes lecciones de arismeticaBrebes lecciones de arismetica
Brebes lecciones de arismetica
 
A todo honor de Felipe Trigo
A todo honor de Felipe TrigoA todo honor de Felipe Trigo
A todo honor de Felipe Trigo
 
Complemento literario de las sesiones presenciales del programa "Madrid..¡me ...
Complemento literario de las sesiones presenciales del programa "Madrid..¡me ...Complemento literario de las sesiones presenciales del programa "Madrid..¡me ...
Complemento literario de las sesiones presenciales del programa "Madrid..¡me ...
 

Más de AndrsNicols2

12 7 19 1 58 afganas5 viva el peru carajo
12 7 19 1 58 afganas5 viva el peru carajo12 7 19 1 58 afganas5 viva el peru carajo
12 7 19 1 58 afganas5 viva el peru carajoAndrsNicols2
 
14 7 19 23 58 afganas1 viva el peru carajo
14 7 19 23 58 afganas1 viva el peru carajo14 7 19 23 58 afganas1 viva el peru carajo
14 7 19 23 58 afganas1 viva el peru carajoAndrsNicols2
 
20 7 19 12 58 afganas2 viva el peru carajo
20 7 19 12 58 afganas2 viva el peru carajo20 7 19 12 58 afganas2 viva el peru carajo
20 7 19 12 58 afganas2 viva el peru carajoAndrsNicols2
 
20 7 19 14 58 afganas3 viva el peru carajo e
20 7 19 14 58 afganas3 viva el peru carajo e20 7 19 14 58 afganas3 viva el peru carajo e
20 7 19 14 58 afganas3 viva el peru carajo eAndrsNicols2
 
21b 7 19 12 58 afganas4 viva el peru carajo e
21b 7 19 12 58 afganas4 viva el peru carajo e21b 7 19 12 58 afganas4 viva el peru carajo e
21b 7 19 12 58 afganas4 viva el peru carajo eAndrsNicols2
 
2019 09 14_1158_book1_b
2019 09 14_1158_book1_b2019 09 14_1158_book1_b
2019 09 14_1158_book1_bAndrsNicols2
 

Más de AndrsNicols2 (6)

12 7 19 1 58 afganas5 viva el peru carajo
12 7 19 1 58 afganas5 viva el peru carajo12 7 19 1 58 afganas5 viva el peru carajo
12 7 19 1 58 afganas5 viva el peru carajo
 
14 7 19 23 58 afganas1 viva el peru carajo
14 7 19 23 58 afganas1 viva el peru carajo14 7 19 23 58 afganas1 viva el peru carajo
14 7 19 23 58 afganas1 viva el peru carajo
 
20 7 19 12 58 afganas2 viva el peru carajo
20 7 19 12 58 afganas2 viva el peru carajo20 7 19 12 58 afganas2 viva el peru carajo
20 7 19 12 58 afganas2 viva el peru carajo
 
20 7 19 14 58 afganas3 viva el peru carajo e
20 7 19 14 58 afganas3 viva el peru carajo e20 7 19 14 58 afganas3 viva el peru carajo e
20 7 19 14 58 afganas3 viva el peru carajo e
 
21b 7 19 12 58 afganas4 viva el peru carajo e
21b 7 19 12 58 afganas4 viva el peru carajo e21b 7 19 12 58 afganas4 viva el peru carajo e
21b 7 19 12 58 afganas4 viva el peru carajo e
 
2019 09 14_1158_book1_b
2019 09 14_1158_book1_b2019 09 14_1158_book1_b
2019 09 14_1158_book1_b
 

Último

INSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO .pptx
INSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO   .pptxINSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO   .pptx
INSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO .pptxdeimerhdz21
 
Cuaderno de trabajo Matemática 3 tercer grado.pdf
Cuaderno de trabajo Matemática 3 tercer grado.pdfCuaderno de trabajo Matemática 3 tercer grado.pdf
Cuaderno de trabajo Matemática 3 tercer grado.pdfNancyLoaa
 
PLAN DE REFUERZO ESCOLAR primaria (1).docx
PLAN DE REFUERZO ESCOLAR primaria (1).docxPLAN DE REFUERZO ESCOLAR primaria (1).docx
PLAN DE REFUERZO ESCOLAR primaria (1).docxlupitavic
 
LABERINTOS DE DISCIPLINAS DEL PENTATLÓN OLÍMPICO MODERNO. Por JAVIER SOLIS NO...
LABERINTOS DE DISCIPLINAS DEL PENTATLÓN OLÍMPICO MODERNO. Por JAVIER SOLIS NO...LABERINTOS DE DISCIPLINAS DEL PENTATLÓN OLÍMPICO MODERNO. Por JAVIER SOLIS NO...
LABERINTOS DE DISCIPLINAS DEL PENTATLÓN OLÍMPICO MODERNO. Por JAVIER SOLIS NO...JAVIER SOLIS NOYOLA
 
Registro Auxiliar - Primaria 2024 (1).pptx
Registro Auxiliar - Primaria  2024 (1).pptxRegistro Auxiliar - Primaria  2024 (1).pptx
Registro Auxiliar - Primaria 2024 (1).pptxFelicitasAsuncionDia
 
Criterios ESG: fundamentos, aplicaciones y beneficios
Criterios ESG: fundamentos, aplicaciones y beneficiosCriterios ESG: fundamentos, aplicaciones y beneficios
Criterios ESG: fundamentos, aplicaciones y beneficiosJonathanCovena1
 
Proyecto de aprendizaje dia de la madre MINT.pdf
Proyecto de aprendizaje dia de la madre MINT.pdfProyecto de aprendizaje dia de la madre MINT.pdf
Proyecto de aprendizaje dia de la madre MINT.pdfpatriciaines1993
 
ACERTIJO DE POSICIÓN DE CORREDORES EN LA OLIMPIADA. Por JAVIER SOLIS NOYOLA
ACERTIJO DE POSICIÓN DE CORREDORES EN LA OLIMPIADA. Por JAVIER SOLIS NOYOLAACERTIJO DE POSICIÓN DE CORREDORES EN LA OLIMPIADA. Por JAVIER SOLIS NOYOLA
ACERTIJO DE POSICIÓN DE CORREDORES EN LA OLIMPIADA. Por JAVIER SOLIS NOYOLAJAVIER SOLIS NOYOLA
 
La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...
La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...
La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...JonathanCovena1
 
SESION DE PERSONAL SOCIAL. La convivencia en familia 22-04-24 -.doc
SESION DE PERSONAL SOCIAL.  La convivencia en familia 22-04-24  -.docSESION DE PERSONAL SOCIAL.  La convivencia en familia 22-04-24  -.doc
SESION DE PERSONAL SOCIAL. La convivencia en familia 22-04-24 -.docRodneyFrankCUADROSMI
 
2 REGLAMENTO RM 0912-2024 DE MODALIDADES DE GRADUACIÓN_.pptx
2 REGLAMENTO RM 0912-2024 DE MODALIDADES DE GRADUACIÓN_.pptx2 REGLAMENTO RM 0912-2024 DE MODALIDADES DE GRADUACIÓN_.pptx
2 REGLAMENTO RM 0912-2024 DE MODALIDADES DE GRADUACIÓN_.pptxRigoTito
 
6.-Como-Atraer-El-Amor-01-Lain-Garcia-Calvo.pdf
6.-Como-Atraer-El-Amor-01-Lain-Garcia-Calvo.pdf6.-Como-Atraer-El-Amor-01-Lain-Garcia-Calvo.pdf
6.-Como-Atraer-El-Amor-01-Lain-Garcia-Calvo.pdfMiNeyi1
 
Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024
Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024
Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024Juan Martín Martín
 
Feliz Día de la Madre - 5 de Mayo, 2024.pdf
Feliz Día de la Madre - 5 de Mayo, 2024.pdfFeliz Día de la Madre - 5 de Mayo, 2024.pdf
Feliz Día de la Madre - 5 de Mayo, 2024.pdfMercedes Gonzalez
 
SEXTO SEGUNDO PERIODO EMPRENDIMIENTO.pptx
SEXTO SEGUNDO PERIODO EMPRENDIMIENTO.pptxSEXTO SEGUNDO PERIODO EMPRENDIMIENTO.pptx
SEXTO SEGUNDO PERIODO EMPRENDIMIENTO.pptxYadi Campos
 
Dinámica florecillas a María en el mes d
Dinámica florecillas a María en el mes dDinámica florecillas a María en el mes d
Dinámica florecillas a María en el mes dstEphaniiie
 

Último (20)

INSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO .pptx
INSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO   .pptxINSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO   .pptx
INSTRUCCION PREPARATORIA DE TIRO .pptx
 
Cuaderno de trabajo Matemática 3 tercer grado.pdf
Cuaderno de trabajo Matemática 3 tercer grado.pdfCuaderno de trabajo Matemática 3 tercer grado.pdf
Cuaderno de trabajo Matemática 3 tercer grado.pdf
 
PLAN DE REFUERZO ESCOLAR primaria (1).docx
PLAN DE REFUERZO ESCOLAR primaria (1).docxPLAN DE REFUERZO ESCOLAR primaria (1).docx
PLAN DE REFUERZO ESCOLAR primaria (1).docx
 
LABERINTOS DE DISCIPLINAS DEL PENTATLÓN OLÍMPICO MODERNO. Por JAVIER SOLIS NO...
LABERINTOS DE DISCIPLINAS DEL PENTATLÓN OLÍMPICO MODERNO. Por JAVIER SOLIS NO...LABERINTOS DE DISCIPLINAS DEL PENTATLÓN OLÍMPICO MODERNO. Por JAVIER SOLIS NO...
LABERINTOS DE DISCIPLINAS DEL PENTATLÓN OLÍMPICO MODERNO. Por JAVIER SOLIS NO...
 
Registro Auxiliar - Primaria 2024 (1).pptx
Registro Auxiliar - Primaria  2024 (1).pptxRegistro Auxiliar - Primaria  2024 (1).pptx
Registro Auxiliar - Primaria 2024 (1).pptx
 
Criterios ESG: fundamentos, aplicaciones y beneficios
Criterios ESG: fundamentos, aplicaciones y beneficiosCriterios ESG: fundamentos, aplicaciones y beneficios
Criterios ESG: fundamentos, aplicaciones y beneficios
 
Proyecto de aprendizaje dia de la madre MINT.pdf
Proyecto de aprendizaje dia de la madre MINT.pdfProyecto de aprendizaje dia de la madre MINT.pdf
Proyecto de aprendizaje dia de la madre MINT.pdf
 
ACERTIJO DE POSICIÓN DE CORREDORES EN LA OLIMPIADA. Por JAVIER SOLIS NOYOLA
ACERTIJO DE POSICIÓN DE CORREDORES EN LA OLIMPIADA. Por JAVIER SOLIS NOYOLAACERTIJO DE POSICIÓN DE CORREDORES EN LA OLIMPIADA. Por JAVIER SOLIS NOYOLA
ACERTIJO DE POSICIÓN DE CORREDORES EN LA OLIMPIADA. Por JAVIER SOLIS NOYOLA
 
Fe contra todo pronóstico. La fe es confianza.
Fe contra todo pronóstico. La fe es confianza.Fe contra todo pronóstico. La fe es confianza.
Fe contra todo pronóstico. La fe es confianza.
 
La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...
La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...
La empresa sostenible: Principales Características, Barreras para su Avance y...
 
Medición del Movimiento Online 2024.pptx
Medición del Movimiento Online 2024.pptxMedición del Movimiento Online 2024.pptx
Medición del Movimiento Online 2024.pptx
 
SESION DE PERSONAL SOCIAL. La convivencia en familia 22-04-24 -.doc
SESION DE PERSONAL SOCIAL.  La convivencia en familia 22-04-24  -.docSESION DE PERSONAL SOCIAL.  La convivencia en familia 22-04-24  -.doc
SESION DE PERSONAL SOCIAL. La convivencia en familia 22-04-24 -.doc
 
Tema 8.- PROTECCION DE LOS SISTEMAS DE INFORMACIÓN.pdf
Tema 8.- PROTECCION DE LOS SISTEMAS DE INFORMACIÓN.pdfTema 8.- PROTECCION DE LOS SISTEMAS DE INFORMACIÓN.pdf
Tema 8.- PROTECCION DE LOS SISTEMAS DE INFORMACIÓN.pdf
 
2 REGLAMENTO RM 0912-2024 DE MODALIDADES DE GRADUACIÓN_.pptx
2 REGLAMENTO RM 0912-2024 DE MODALIDADES DE GRADUACIÓN_.pptx2 REGLAMENTO RM 0912-2024 DE MODALIDADES DE GRADUACIÓN_.pptx
2 REGLAMENTO RM 0912-2024 DE MODALIDADES DE GRADUACIÓN_.pptx
 
6.-Como-Atraer-El-Amor-01-Lain-Garcia-Calvo.pdf
6.-Como-Atraer-El-Amor-01-Lain-Garcia-Calvo.pdf6.-Como-Atraer-El-Amor-01-Lain-Garcia-Calvo.pdf
6.-Como-Atraer-El-Amor-01-Lain-Garcia-Calvo.pdf
 
Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024
Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024
Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024
 
Feliz Día de la Madre - 5 de Mayo, 2024.pdf
Feliz Día de la Madre - 5 de Mayo, 2024.pdfFeliz Día de la Madre - 5 de Mayo, 2024.pdf
Feliz Día de la Madre - 5 de Mayo, 2024.pdf
 
Presentacion Metodología de Enseñanza Multigrado
Presentacion Metodología de Enseñanza MultigradoPresentacion Metodología de Enseñanza Multigrado
Presentacion Metodología de Enseñanza Multigrado
 
SEXTO SEGUNDO PERIODO EMPRENDIMIENTO.pptx
SEXTO SEGUNDO PERIODO EMPRENDIMIENTO.pptxSEXTO SEGUNDO PERIODO EMPRENDIMIENTO.pptx
SEXTO SEGUNDO PERIODO EMPRENDIMIENTO.pptx
 
Dinámica florecillas a María en el mes d
Dinámica florecillas a María en el mes dDinámica florecillas a María en el mes d
Dinámica florecillas a María en el mes d
 

13 7 19 21 58 libro1 viva el peru carajo

  • 1. LIBRO 1 SISTEMAS INTI ´¨) ¸.•´¸.•´¨) ¸.•¨) (¸.•´ (¸.•` LIBRO 1 PARTE 1 Frente a la plaza San Martín, en el jirón de la Unión, dentro del distrito de "El Cercado", en Lima, Perú, el Club Nacional es uno de los sitios más aristocráticos en toda la "Ciudad de los Reyes". Dentro de ese edificio centenario, la sala de entrada lucía particularmente fastuosa, con sus lámparas candelabro de incontables lágrimas de vidrio colgando desde el techo alto, sus espejos inmensos de pared, su mármol en el suelo y en las escaleras, sus alfombras inmensas importadas de Europa, sus detalles numerosos de oro, aquí y allá... Allí dentro no obstante, una jovencita de veintiún años, muy delgada, esquelética, vestida enteramente de rojo, de piel lechosa muy pálida, y cabellos muy cortos raramente albos, estaba moviéndose elásticamente atrás y adelante, con sus brazos delgados manejando frenética y muy agresivamente una "espada ropera" española antigua, de una punta penetrante sin protección, y de un filo asimismo cortante bien aguzado a lo largo de su hoja no muy ancha. Así, por cuarta vez consecutiva ella, la peruana Osama Hussein, en ese momento le efectuaba un tajo al saco de lino, muy formal, de su rival de esgrima, siendo él su mismísimo padrastro nacido en España, llamado don Nicolás Olazábal, el cual en su furia había estado peleando de un modo más que agresivo, casi desbocadamente. Muy por el contrario, la peruana Osama Hussein con sus ataques constantes, había demostrado mucha elegancia y velocidad, con su sable antiguo. En verdad, con tales chanzas de su "espada ropera", apenas milímetros más allá Osama prácticamente le hubiese causado una herida severa al cuerpo de su rival paternal. De todos modos, aquello no había ocurrido. Con su cuerpo longilíneo, y sus rasgos buen mozos, don Nicolás entonces lanzó ofuscado su "espada ropera" española contra una decoración allí, siendo ésta la armadura centenaria de un "escopetero" español, la cual incluía un "casco morrión", de cresta cortante y ala corta, y terminado en punta por detrás y por delante. Toda la pieza decorativa de los caballeros españoles antiguos terminó así desarmada, desparramada en el suelo de mármol de la sala gigantesca, del Club Nacional de Lima. Don Nicolás musitó: "El problema no es ni mi edad ni mi técnica, sino que ustedes, los incas raros, no pertenecen a este mundo... ¡Coño!". Osama Hussein entonces emitió una risilla cerca del oído de su padre adoptivo, y así nomás lo besó. Entonces ella pasó su brazo esquelético derecho por detrás de don Nicolás, el cual recíprocamente tiró de la cintura delgada de ella, levantándole la remera roja del club Cienciano de Cuzco, dejándo a la vista la cintura esbelta y muy atractiva de Osamita. Caminando juntos, Osama Hussein comentaba: "En realidad, el Perú debería agradecer, que nosotros los seres universales estamos aquí, pues... Nadie en todo el espacio sideral nos tiene con ellos. Somos únicos... ¡Todos bien peruanazos, carajo!".
  • 2. Los dos carcajearon a esto. Luego de levantar juguetonamente el cuerpo esquelético de la peruana Osama Hussein otra vez, Don Nicolás se distrajo entonces, dándose vuelta sobre una mesa muy fina allí, para vertir agua de una jarra con hielo en dos vasos largos de vidrio, decorándolos él con una rodaja de limón agarrada a sus bordes. Don Nicolás le extendió uno de esos vasos a su hija adoptiva querida, con él susurrando: "...indiscutiblemente cierto, Osamita. No te lo voy a negar". Don Nicolás entonces se dejó caer en una silla española de madera baja, "de caderas", muy elegante y del siglo quince. Con el vaso de agua en su mano, él entonces abrió sus brazos en el aire y suspiró, anunciando así el disponerse a tomarse un respiro. Osama Hussein, con un pantaloncito colorado, muy liviano y corto, le sonrió con una mueca divertida de su rostro pálido, y no tardó en sentarse en un asiento similar, a la izquierda de él. Osamita entonces cruzó sus piernas esqueléticas para decir: "Nosotros, los incas qaqachakuy, somos un pequeño favor divino...", y ella tomó un tanto de su vaso largo de agua fría, con la mueca de una sonrisa. Osamita asimismo estaba vistiendo una remera roja "Aries" del club Cienciano de su Cuzco natal, en tanto que de su cuello colgaba una capa gruesa de cadenas de oro, descansando encima de sus pechos femeninos. En realidad, el Club Nacional de Lima, entonces en el año 2020, había permanecido desierto desde hacía algunos años, por lo cual don Nicolás y la peruana Osama Hussein, los dos muy deportistas siempre, habían aprovechado ésto para improvisar la práctica de esgrima allí, tan impetuosa y competitivamente. De todos modos, en su abandono, el ambiente del Club Nacional sufría entonces de la acumulación de mucho polvo y telas de araña, en todas sus superficies. Siendo uno de los gerentes de Telefónica de España en el Perú, don Nicolás Olazábal había obtenido como favor las llaves doradas, con una tirita roja y alba anudada a ellas, de aquel edificio centenario de Lima. Don Nicolás Olazábal meditaba acerca de ésto y de su trabajo para la multinacional española, en tanto que de un modo casual él volvió a cerciorarse de los cuatro tajos, en su solapa izquierda. Con sus ojos muy curiosamente de irises lechosos, Osamita Hussein notó ese acto de él en particular, y estallando en una risilla ella sentenció: "Son los cuatro tajos de mi Perú...". Con sus dedos largos, Don Nicolás cogió el muslo derecho esquelético de su hija política, para él declarar muy mundanamente: "Lo sospeché... Como siempre contigo, Osita...", a lo cual los dos rieron. De todos modos, tal dicha familiar fue interrumpida entonces, en tanto que unos chasquidos electrónicos anunciaban la llegada de otro ser, en compañía de los dos peruanos ilustres, allí en la sala gigantesca de entrada del Club Nacional de Lima. El tercer ente viviente llegándose era un ser mecánico en verdad increíble, constando de un cuerpo esférico, de buen tamaño y de color amarillo opaco, el cual avanzaba flotando en el aire. En la base de tal máquina autómata circular, estaban articulados asimismo cinco apéndices con pinzas cortas, las cuales entonces sostenían una bandeja de plata, transportando un pote de vidrio muy ornamentado, descansando encima.
  • 3. De cerca, el recipiente evidenció contener la preparación buenasa de una cantidad abundante de papas con salsa Huancaína abundante, siempre ligeramente picante y deliciosa. Don Nicolás entonces no se demoró en acomodarse sobre su asiento, traído de la península ibérica, frotando sus dos manos por adelante, cogiendo una cuchara de plata allí, y comenzando a tragar ruidosa y gustosamente directamente del recipiente, olvidándose de su comportamiento típicamente aristocrático. La peruana Osama Hussein celebró también la llegada de la máquina flotante, untando su lengua con una cucharada de la salsa más representativa del Perú, mezcla de leche deshidratada, ají amarillo y queso fresco. Con sus ojos cerrados, Osamita mascullaba con placer: "Mmm... Ésto es una cortesía culinaria, de parte de la maravilla tecnológica de mi robot Inti, que heredamos de mis ancestros, los incas qaqachakuy...". Dejando escapar algo de su acento español nativo, Don Nicolás comentó, teniendo su boca llena de papas, hojas de lechuga, y salsa Huancaína: "Amén, hijita... ¡Amen, coño!", para entonces meter en su boca otra cucharada más, rebosante de papas, lechuga, y salsa. La peruana Osama Hussein cruzó sus brazos esqueléticos sobre su remera del Cienciano, para clamar con otro estado de ánimo: "...a veces me pregunto, si estos beneficios tecnológicos son lo único que tú, papá, quieres de nosotros, los incas qaqachakuy... de mí, de mi mamá Puka Ñukñu, y de mis dos hermanas de sangre inca, que tú asimismo igualmente prohijaste". Don Nicolás oyendo ésto rápidamente volvió a utilizar su mano izquierda, acariciando el muslo esquelético desnudo de su hijastra incaica, para él decir: "¿Eh? No, mi niñita linda. Yo siempre le agradezco a dios, que algunos como tú, de tu civilización, sobrevivieron hasta nuestros días, luego de irse a batallar allá lejos, en las estrellas...". Osamita apoyó cariñosamente su mano esquelética derecha sobre la mano alargada de su padre adoptivo, para decir con un tono afectuoso: "al menos nos dejaron un poco de su tecnología de cocina, que tanto te gusta a tí, pues...". Ella entonces indicó con su mentón redondeado al robot "Inti", flotando ante ellos, el cual aún sostenía la bandeja de plata, de la cual don Nicolás seguía comiendo como un salvaje, sin siquiera avergonzarse de su angurria suculenta. En verdad, en la sala de entrada del Club Nacional, por unos instantes lo único oíble fue el masticar de papas y lechuga, en las fauces de don Nicolás, ante la sonrisa amorosa y divertida de Osamita, a la izquierda de él. Finalmente, un instante después, don Nicolás se terminaba el contenedor de vidrio, de buen tamaño, y él entonces no se privó de levantarlo, y de pasar su lengua sobre todo su fondo, limpiándolo completamente. Osama Hussein, como una niñita muy afable, sonrió a esto, con su espalda esbelta e increíblemente elástica reposando contra la pared de mármol, y ella entonces tranquilamente le dedicó una sonrisa a la máquina autónoma flotante, diciéndole: "Gracias, Inti... Fuiste muy útil, como siempre, pues...". El cuerpo flotante circular entonces parpadeó brevemente, con toda su superficie amarillla transformándose, para volverse perfectamente espejada, con la imagen en su superficie del tradicional rostro del "sol incaico", el de las banderas del Uruguay y de la Argentina. Sonrientemente así, el sol miró fijamente a la joven, y éste respondió por sus labios: "No fue nada, Osamita".
  • 4. Una hora más tarde, don Nicolás y su hija Osamita salieron del Club Nacional, con la intención de tomar un café al restorán pintoresco "Queirolo", de igual modo muy cerca allí en "El cercado de Lima", en la esquina punteaguda de los jirones Quilca y Camaná. Las varias entradas de Queirolo abrían al exterior con puertas de reja, forjadas muy adornadamente, y coronadas con unas letras forjadas, que precisamente enunciaban: "Queirolo". Por dentro, el ambiente en realidad era muy sobrio, con un mostrador convencional, y paredes todas cubiertas con exhibidores de madera, presentándoles a los clientes allí colecciones de botellas de vino. Osama Hussein y don Nicolás Olazábal ocuparon entonces una de las pequeñas mesas de madera del lado del jirón Camaná. La camarera de Queirolo no tardó en llegarse con los pedidos de los dos. Allí, muy discretamente la mujer le dejó un café a Osama Hussein, quien en agradecimiento levantó distraídamente su pulgar esquelético derecho. Frente a don Nicolás, la camarera dejó un vaso de vino mendocino argentino, y una butifarra peruana, siendo ésta un emparedado "callejero" tradicional en pan francés, con "jamón del país", "sarza criolla", y lechuga. Osama Hussein se había puesto un buzo de algodón, que ella había comprado en Gamarra, sobre su remera roja del Cienciano de Cuzco. El buzo de Osamita era igualmente granate y con una capucha para su cabeza, teniendo un escudo peruano gigantesco, bordado en su espalda, y varios motivos del Perú en la copa del mundo de Rusia 2018. A todo ésto, con una sonrisa Osama Hussein asimismo hacía contacto con su pantorrilla desnuda derecha muy dulcemente contra la pierna de don Nicolás. No obstante, inesperadamente los ojos albos de ella se distrajeron hacia el jirón Camaná, afuera, donde una motocicleta japonesa acababa de frenar violentamente, para interponerse por delante de un automóvil europeo de alta gama, el cual así se detuvo forzosamente. Osama Hussein quietamente entonces masculló: "Yakuzas malditos... ¡Carajo!", a lo cual don Nicolás cambió su gesto a uno inerte, con su boca mantenida abierta delante de su butifarra. Sin sorprenderse demasiado en las calles violentas de Lima, Don Nicolás entonces giró su cabeza hacia su derecha por sobre su hombro. Aún percibiendo el peligro inminente con la escena del jirón Camaná, escasamente a unos metros de él, don Nicolás sorpresivamente suspiró con calma, y comentó: "Bueno, pues... Tú no me sorprendes más, Osamita", para regresar él a su propio asunto, dándole el mordiscón debido a su butifarra peruana. Don Nicolás Olazábal gimió de placer, entonces. No obstante, sentada en frente de él, Osama Hussein ensimismada tenía su rostro serio, denotando un esfuerzo de concentración mental, entonces. Afuera en el pavimento del jirón, entonces, el sujeto que viajaba en el asiento trasero de la moto japonesa se había desmontado de su rodado, para quedar de pie, vistiendo una remera blanca, con el diseño de la bandera tradicional de guerra del Japón, la de un sol rojo en el centro, con rayos gruesos, extendiéndose en todas direcciones. El sujeto "Yakuza" de la bandera nipona también tenía extendido su brazo
  • 5. musculoso, sosteniendo agresivamente una pistola japonesa muy pintoresca, un modelo "Nambu Tipo 14" letalmente modernizado, apuntando hacia el conductor del carro de alta gama. De cualquier modo, misteriosamente, el japonés del revólver imprevistamente perdió la sonrisa macabra de su rostro, volvió a guardar su pistola en el cinto de su vaquero azul, para finalmente él, a continuación, tranquilamente darse vuelta, y otra vez saltar sobre el asiento trasero de la moto japonesa. Más que sorprendido, el motociclista al manubrio comenzó muy vehementemente a vociferar recriminaciones, aunque el automóvil de alta gama, que había sido detenido por ellos, no perdió el tiempo, y aprovechó la oportunidad, pelando sus gomas, y saliendo disparado de allí, al sur por el jirón Camaná. Sentada en la mesa del restorán Queirolo, Osama Hussein entonces sonrió con tranquilidad, y con sus dedos esqueléticos rompió un sobrecito con edulcorante, y lo virtió en su taza. Osamita entonces comenzó a revolver su café humeante, como si nada hubiese ocurrido, fuera. Don Nicolás deglutió otro bocado de su butifarra, gimiendo una sonrisa, y luego de darle un sorbo a su vino argentino, él comentó: "La violencia en las calles de Lima es un drama... Sin duda, que lo es...". Osama Hussein apenas llegó a darle un sorbo a su café entonces, en tanto que luego de distinguirla desde la entrada, por el otro jirón, un muchachote delgado, y de saco y corbata, se llegaba hasta la mesa, atravesando el restorán Queirolo. Don Nicolás susurraba: "...por supuesto. ¿Porqué no iba a dejar de ocurrir ésto hoy?", en tanto que el muchacho se anunciaba: "Osa... Osita... Soy un admirador tuyo. ¿Sabes?". Sin alterarse demasiado con la ocurrencia, la peruana Osama Hussein tranquilamente giró sus ojos raramente lechosos al recién llegado, escudriñándole por un segundo, tras lo cual ella anotó su número de "WhatsApp" en una servilleta, y se la entregó al joven, ella con una sonrisa leve en su rostro blanco y hermoso. El muchacho sonrió entusiasmadamente con sus grandes dientes blancos, y entonces dijo: "Me comunico con vos, Osama... Sin duda, pues...", a lo cual ella le guiñó su ojo derecho, de un color albo. Luego de ver al muchacho, saliendo de Queirolo, Osama Hussein volvió a su café, bebió un tantito más, y masculló: "Mi tipo, pues... Él está a unos pocos finales de recibirse de ingeniero... La buena suerte me sigue, en estos días... ¡Carajo!". Un rato después, Osama Hussein estaba detrás del volante de su propio carro, importado de Italia. Se trataba de una Ferrari Portofino roja, apenas llegada al Perú desde Europa, con la salvedad, de que Osamita se había ocupado de ordenarle a una amiga, que era un artista profesional de nombre Milena Kollontái, para que con pintura cromada roja y un pincel muy pequeñito ella modifique todos los escuditos tradicionales de "Ferrari". Así, las insignias del caballito negro sobre un fondo amarillo, fueron retocadas todas, de modo que la banderita italiana tradicional fue modificada con la insignia del Perú, de dos franjas rojas y una alba en el medio, por encima de todo el automóvil de carreras italiano: en los cinturones de los asientos, afuera junto a los espejos retrovisores laterales, encima del capó delantero, etcétera.
  • 6. Osama Hussein al volante así condujo su Ferrari Portofino roja, saliendo al jirón Unión, afuera de un estacionamiento amplio allí, el cual tenía dos salidas en realidad: una abriendo hacia Queirolo, y la otra a un lado del Club Nacional de Lima. Saliendo lentamente del estacionamiento, la Ferrari asimismo se transformaba muy espectacularmente, plegando su techo rojo por detrás, adentro de la cajuela trasera, y quedando con los dos asientos de la cabina al aire libre. A la derecha de Osamita, su padrastro don Nicolás Olazábal, de acompañante, se llegaría así al sur, a su "chamba" en Lima, en el edificio de Telefónica de España, empresa en la cual él era gerente corporativo. Al volante de la Ferrari, Osama Hussein transitó unas pocas calles grises, por la avenida Uruguay, luego girando a la izquierda hacia el sur, tomando por la avenida "Inca Garcilaso de la Vega", con sus edificios comerciales grandes de antaño, sus parques, y sus varias instituciones educativas. Don Nicolás inesperadamente comentó entonces: "Este 29 de junio es tu cumpleaños, Osamita. Me supongo, pues, que al menos este año...". Acertando de antemano acerca del objeto de las palabras de su padrastro, Osama interrumpió: "No, papá... Como todos los años, yo voy a celebrar mi fiestita en mi Cuzco natal, con mi mamá Puka Ñukñu, y mi hermanita Zainab (‫زينب‬ ) ¡Carajo!... En caso de que esta vez, sí, tú te dignes en venir a visitarnos, para celebrar todos juntos". Don Nicolás rió tranquilamente, para decir con sarcasmo: "¿De qué te preocupas, coño? De seguro que, allí tú estarás más distraída con algún noviecito nuevo que conociste en las calles de Lima, el día anterior...". Osama Hussein reaccionó sacudiendo su cabeza de cabellos raramente lechosos de un corte caro discretamente corto, diciendo: "Tú no has cambiado en veinte años, papá", en tanto que la Ferrari entonces pasaba por el enorme "Parque de la Exposición", a la izquierda. Más hacia el sur, transitando la avenida Arequipa, siempre verde, soleada, y con sus casonas pintorescas de la clase limeña más pudiente, la Ferrari Portofino pasaba por Panamericana Televisión, con su edificio ultra moderno cuadrado, pintado de blanco y celeste, y con muchos espejos. Osamita Hussein por debajo de sus lentes ahumados "Ray Ban" contó: "Mi hermanita Colette me contó, que está más que contenta, con haber firmado con Panamericana, para finalmente debutar con su propio programa infantil diario...". En tanto que Colette Olazábal había sido por años una figura popular muy reconocida en toda Lima, Don Nicolás Olazábal entonces volvió a sonreir, con orgullo y adoración por los suyos, comentando: "Es impresionante de lo que son capaces ustedes, los incas espaciales de sangre". Teniendo usualmente que aclarar comentarios semejantes a aquél, Osamita Hussein entonces gruñó tranquilamente: "Mi mamá, mi hermanita, y yo no somos más que seres humanos comunes y corrientes, papá...". De cualquier modo, veinte cuadras más al sur, Osama Hussein manejaba su Ferrari Portofino adentro del distrito muy aristocrático de San Isidro, circulando por la avenida Camino Real, orientada diagonalmente hacia el sudoeste. En su intersección con la avenida Basadre, Osamita detuvo su Ferrari Portofino roja, y don Nicolás Olazábal estiró su brazo izquierdo para abrazar a Osama Hussein, apretándola muy calurosamente en su despedida, moviéndola en su sitio. Don Nicolás entonces solemnemente dijo: "Mi Osa querida... Tú nunca te rindas.
  • 7. Tú y yo sabemos bien, que siempre estarás bien...", a lo cual él besó la cabeza de cabellera negra lacia de ella. Desabrochándose su cinturón de seguridad, Don Nicolás Olazábal asimismo agregó: "¡Y yo también estaré bien de ese mismo modo junto a tí! ¡Coño!", a lo cual ambos se carcajearon, con ella mostrando sus dientes perlados largos. Finalmente, don Nicolás Olazábal descendió de la Ferrari entonces, y luego de dar la vuelta por detrás, y de saludar una vez más, él anduvo con un tranco alargado, en dirección al edificio ultramoderno, azul y beige, de "Camino Real" 155, de la administración de Telefónica de España en el Perú, siendo él uno de los gerentes allí. La peruana Osama Hussein esperó un minuto al volante, a que don Nicolás Olazábal ingrese al edificio, y entonces ella masculló por debajo de sus gafas "Ray Ban" ahumadas: "...chau, papá". Ese mismo día, Osamita debía asimismo atender clases en la facultad de medicina de San Fernando, siendo que ella con apenas veintiún años cursaba el último año de esa carrera. Más aún, en la libreta universitaria de la sagaz y sabia Osama Hussein las evaluaciones finales estaban todas firmadas y selladas con la puntuación dable más grande, la de veinte, constituyendo ésto en verdad una marca histórica tanto en el Perú, como en toda Sudamérica hispánica. De este modo, con el fin de llegar a la facultad de medicina al noreste, Osama Hussein debía de conducir con su Ferrari Portofino roja nuevamente hacia el norte. Con algo de tiempo en ese mediodía, Osamita tomó por la avenida Arequipa rumbo norte, siendo esta la vía más directa, en tanto que la autopista del "Paseo de la República" era una diagonal rumbo noroeste en realidad. De cualquier modo, Osamita no se había alejado mucho del edificio de Telefónica, cuando circulando la avenida Arequipa ella descendió con su Ferrari Portofino al tunel corto, bajo tierra, bajo el puente Eduardo Villarán Freire, de la avenida Javier Prado Oeste. Ascendiendo de nuevo del otro lado del túnel, Osama Hussein se sorprendió considerablemente, pues una mujer y su hijita corrían desesperadamente sobre el asfalto en declive, sin importarles el tráfico vehicular. Asimismo notando que la niñita con menos de diez años vestía un uniforme escolar, Osama Hussein al volante distrajo un tanto su cabeza hacia la derecha, temiendo por ellas, que corrían en el pavimento. Osamita entonces masculló: "¿Qué carajo?". Más adelante, otros niñitos de guardapolvo, junto con adultos, venían presurosamente en dirección sur esquivando los automóviles, en tanto que otras personas directamente cruzaban la avenida Arequipa, hacia el oeste, a la izquierda de Osama. Entonces, finalmente una sucesión de disparos de armas de fuego se escucharon, despabilando definitivamente a Osama Hussein, respecto al escenario ocurriendo allí en aquel área. Sin más, el volante de la Ferrari Portofino roja, en las manos esqueléticas de la entonces arrebatada Osamita, automáticamente en su centro ganó una luminosidad fantasmal poderosa, distorsionando el campo visible encima del clásico caballito negro de "Ferrari", con sus dos patas delanteras en el aire sobre un fondo amarillo.
  • 8. Osama Hussein muy agresivamente aceleró su carro de carreras italiano, diestramente esquivando más gente, escapando de allí. La subida del túnel había quedado atrás, en tanto que aún más disparos se escucharon. Hacia adelante, la avenida Arequipa como era de esperarse entonces estaba vacía de tráfico, mientras que una motocicleta japonesa yacía tendida sobre el asfalto, de la misma mano de la Ferrari de Osamita. En la esquina sudeste de la intersección con el jirón Soledad, a la vista cerca de ahí, había un colegio pequeño, de escolaridad primaria y secundaria, en donde se habían escudado dos chorros japoneses armados con pistolas, vistiendo remeras blancas, de motivos nipones estampados: una imágen de la película Godzilla con letras japonesas, y una caricatura de Pikachu. Luego de mascullar: "Yakuzas malditos...", Osama Hussein hizo colear ruidosamente su Ferrari, frenándola atravesadamente, y dejando una marca con sus gomas Michelín, encima del asfalto de la avenida Arequipa. Simultáneamente entonces, las dos pistolas "Nambu Tipo 14" mejoradas de los chorros "Yakuza" volaron literalmente desde sus manos fornidas a los cielos, propulsadas por fuerzas magnéticas poderosísimas, originadas en el dispositivo incorporado al volante, en las manos esqueléticas de Osama Hussein. Más al norte en la avenida Arequipa, desde detrás de las puertas abiertas de un patrullero de serenazgo limeño, dos oficiales de la ley se apresuraron entonces con zancadas, para terminar a los chorros japoneses, desarmados entonces. Sin piedad, los policías limeños abrieron fuego con sus pistolas reglamentarias, asegurándose de dejar un baño de sangre, brotando de las remeras blancas, con motivos japoneses, de los chorros "Yakuza", así acribillados. No obstante, Osama Hussein no pudo evitar entonces el gemir con horror, distinguiendo, que tras el enfrentamiento armado un uniforme gris de falda corta había terminado descansando inerte, sobre uno de los sardineles del jirón Soledad. Sin dudarlo un segundo, Osama Hussein apretó a fondo el acelerador de su Ferrari de carreras hasta ese sitio, encontrando a una cholita joven, estudiante secundaria de unos quince años, respirando inconsciente, aunque sangrando de su cabeza. Los dedos esqueléticos de Osama inmediatamente tantearon entre sus cabellos, efectivamente verificando un orificio ensangrentado de bala, estampado allí. Osama Hussein suspiró, y masculló consternada: "Mi dios... ¡No carajo!", al tiempo que ella levantaba a la joven sobre su propio hombro derecho, sosteniendo con sus brazos esqueléticos las piernas de ella. Girando hacia su Ferrari Portofino roja, Osama Hussein hizo un esfuerzo metiendo a la cholita joven por encima de la puerta cerrada del acompañante, para entonces Osamita correr hacia el otro lado, el del conductor. Luego de gemir: "Aguántate un minuto, por dios, chibolita linda...", Osama Hussein apretó el pedal de su Ferrari a fondo, haciendo un giro en "U" sobre el asfalto con el freno de mano. Descuidadamente entonces, Osama Hussein trepó con las gomas de carrera Michelín por encima de la berma central, no muy alta, de la avenida Arequipa, tras lo cual con el poco tránsito hacia el sur en esa mano, ella aceleró enérgicamente, disparándose nuevamente hacia el puente Villarán. Con el motor V8 bi-turbo de la Ferrari Portofino alcanzando los cien kilómetros
  • 9. por hora en menos de cuatro segundos, las luminosidades fantasmales volvieron a surgir al centro del volante, encima del caballito negro sobre un fondo amarillo, y el carro de carreras italiano entonces saltó en el aire, despegando de la bajada de la avenida Arequipa. La Ferrari de carreras así voló, tal como un avión construido con una hoja de papel doblado, por encima del puente Villarán, para terminar aterrizando con sus cuatro gomas Michelín, y pegando también con su nariz por delante, en el asfalto de la avenida Prado Este, en su mano con dirección este. Con la caída así de violenta, a la derecha de Osamita, en el asiento del acompañante la joven cholita herida casi mortalmente gimió: "¿Mamá?". Con esto, Osama Hussein no pudo evitar un sentimiento de furia desesperante, y los reflejos fantasmales del volante de la Ferrari, en sus manos esqueléticas, se intensificaron volviéndose iguales a las flamas tremolantes de una hornalla de cocina. Precisamente con la mente de Osamita actuando sobre esas luminosidades increíbles, en la avenida Prado Este los otros carros, delante, se apartaban todos espontáneamente. Así la Ferrari Portofino roja avanzaba a altas velocidades, en tanto que los semáforos cambiaban automáticamente de estar con luz roja, directamente a quedarse en verde. No obstante, en aquellas horas del mediodía el tráfico era denso en esa arteria. Los automóviles, a la derecha y a la izquierda de la Ferrari de Osama Hussein, frenaban todos intempestivamente por sí mismos entonces, de modo que Osamita se vio forzada a maniobrar esquivándoles, recurriendo a toda su destreza, conduciendo a altas velocidades. En tanto, que Osama pasaba por la tercera intersección allí, la de la calle "Las camelias", el edificio moderno azul y albo de la Clínica Javier Prado entonces resultó bien visible, en la vereda de la mano opuesta. Empero, la berma central de la avenida Prado estaba protegida por un vallado metálico, y para peor una fila de palmeras impedía cualquier maniobra fuera de lo común, del tipo aéreo. Osama Hussein de todos modos velozmente alcanzó la esquina siguiente, de la calle "Las Orquídeas", y, allí, Osamita en su desesperación comenzó a hacer sonar la bocina de su Ferrari, haciéndose de espacio suficiente entre los transeuntes allí, y así ella atravesó el espacio peatonal, donde favorablemente los sardineles eran de una altura más baja. Seguidamente, Osama Hussein frenó con un chillido de sus gomas Michelin, en la entrada de la clínica Javier Prado. Todos los espacios de estacionamiento convencionales, allí con sus líneas blancas, a esa hora estaban ocupados, de forma que Osamita dejó descuidadamente su Ferrari Portofino roja en el espacio cuadrangular de las ambulancias, por detrás de una de ellas. Osama Hussein entonces le habló a la pantallita LCD de la Ferrari, a su derecha, con un ordenador modificado de su civilización "inca qaqachakuy", en donde la imágen de un solcito incaico amarillo, el mismo de las banderas del Uruguay y de la Argentina, la miraba con un gestito digital de preocupación con su manita amarilla izquierda sobre su cara redondeada. Osamita desesperadamente le ordenó al solcito incaico de la pantallita: "Inti... Tú te vienes al quirófano conmigo. ¡Ahora mismo, carajo!", con lo cual el maletero trasero de la Ferrari Portofino se abrió automáticamente, por detrás.
  • 10. Apenas desviando sus ojos de irises inusualmente albos lechosos hacia allí, Osama Hussein descendió de su Ferrari entonces, y sin siquiera mirar, ella entonces le lanzó descuidadamente las llaves del carro de carreras a un chofer de ambulancia, allí en el estacionamiento. Simultáneamente, desde el baúl de la Ferrari, detrás, un maletín se abrió, con sus lados de un metal espejado, y teniendo pegado en su superficie una calcomanía de buen tamaño de la bandera del Perú. Del contenedor, comenzaron a salir lanzadas en el aire piezas aplanadas, como las de una publicación infantil, con recortes de papel para armar una casa de juguete. Así, tres piezas curvas espejadas y finas, flotando en el aire, se unieron con una fuerza magnética descomunal, dando forma al esqueleto de la octava parte de una esfera. A esta estructura, en apenas tres segundos se adhirieron magnéticamente dieciséis piezas triangulares alargadas, geométricamente siendo mitades de husos esféricos, las cuales se arquearon hasta formar la superficie de un cuarto de hemisferio, flotando en el aire. En menos de un minuto, del mismo modo, otros siete de estos "cuartos de hemisferio" se armaron, sosteniéndose en el aire, hasta formar los dos hemisferios de una esfera, con una superficie perfectamente pulida y espejada. Otras piezas planas, debajo de la esfera, asimismo formaron las cinco garras del robot "Inti". Sin siquiera fijarse en todo aquello, Osama Hussein corría con sus piernas esqueléticas y su buzo rojo del Perú, de "Rusia 2018", dando la vuelta hacia la derecha por delante de la Ferrari Portofino roja. Luego de abrir la puerta del acompañante, Osamita cargó en su hombro esquelético derecho, sosteniéndola de sus piernas delgadas, a la cholita adolescente de la herida de bala en su cabeza, y así la acarreó adentro de la clínica Javier Prado. Aún con el robot esférico "Inti", completamente machihembrado entonces, siguiéndole a Osamita detrás, ni los empleados, ni el personal de seguridad, ni los pacientes numerosos, quienes aguardaban en los pasillos, siquiera giraron sus cabezas hacia ellos. Ante Osama Hussein, un camillero en particular, con una gorra roja estampada con el escudo de la selección paraguaya de fútbol, sencillamente se dio vuelta y se alejó, distrayéndose de su camilla. Osamita no perdió el tiempo, acomodando a la cholita jovencita, acostándola allí arriba. Asimismo, desde su cintura detrás, debajo de su buzo rojo del Perú de "Rusia 2018", Osama Hussein cogió un disco de 29 centímetros de diámetro, de una consistencia sólida de oro, con diseños industriales tecnológicos, y con estampas milimétricas con motivos aborígenes incaicos. El disco tecnológicamente ultra sofisticado de oro tenía una bandera del Perú en su centro, con dos franjas rojas, una alba, y con su escudo, rodeado de un ramo de laureles con sus bayas y otro de palma, en tanto que la pintura de estos detalles en particular tenían propiedades holográficas, con otros detalles animados incaicos muy diminutos. Asimismo, bajo la bandera del Perú, unas letras brillaban con una luminosidad similar a un LED muy poderoso, diciendo: "¡Viva el Perú!".
  • 11. De todos modos, sin perder el tiempo Osama Hussein acercó su disco de oro por encima de la cabeza de la cholita joven, encima de la camilla, quien aún vestía su uniforme de falda corta de su colegio secundario. Arriba del disco de oro en la mano derecha de Osamita, en el medio del aire se proyectaron entonces imágenes muy detalladas, en tres dimensiones, del encéfalo de la estudiante cholita. Así, la anatomía funcional en tiempo real de la víctima adolescente quedó representada, incluyendo una bala, alojada allí, de 8 milímetros, de acuerdo con unas letras tipo jeroglífico, en lenguaje "inca qaqachakuy", flotando con las imágenes. Osama Hussein se percató entonces, de que el disparo había provenido de las armas de los mafiosos japoneses "Yakuza", con la pistola que ellos usaban en las calles de Lima, siendo ésta una versión moderna de las "Nambu Tipo 14", de la segunda guerra mundial. Osama Hussein entonces masculló: "...japoneses basurientos". De todos modos, Osamita decidió que en el quirófano ella requeriría algunas radiografías, e imágenes de tomógrafo, por lo cual con el disco de oro de "¡Viva el Perú!" en sus dos manos esqueléticas, sostenido como el volante de su Ferrari Portofino, la camilla con la cholita jovencita comenzó a moverse magnéticamente por sí misma, delante, por los pasillos enteramente blancos de la clínica Javier Prado. En su camino, Osama Hussein se las arregló manipulando las mentes de todas las personas a su alrededor, de modo de cumplir con lo que tenía planeado, hasta que en el servicio de rayos "X" una de las técnicas allí se levantó de su asiento, en frente de las consolas de control, diciendo en tanto mascaba goma de mascar "Trident" de sabor a fresa: "¡Osamita Hussein! Tú fuiste la que me enseñaste los mejores trucos de radiología, allá en la universidad...". Osama Hussein no pudo evitar el sonreir: "¡Katya! Me alegro, de que estés tan bien como profesional". Teniendo igualmente veitiún años como Osamita, la jóven Katya era muy linda en verdad con su piel pálida hispánica, sus cabellos negros, y su cuerpo delgado y atlético, de haber estado inclusive en el equipo de fútbol femenino, representativo de la universidad de San Fernando, de Lima. Katya decía: "Con todo lo que tú me enseñaste en ese mes juntas en el servicio de radiología del hospital Loayza, terminé recibiéndome con las mejores notas de mi promoción". Osama Hussein se vio forzada a dejar de sonreirle a su amiguita, y le ordenó con autoridad: "Está bien, después me cuentas, Katya... Mira, pues... Tengo a esta niñita en la camilla a punto de morirse, con una bala en su cabeza. Prepara, entonces, el tomógrafo, para que yo pueda intervenirla quirúrgicamente lo antes posible". Katya abrió sus ojos negros con horror, y finalmente masculló: "En seguida...", y rápidamente ella se llevó la camilla hasta el tomógrafo computado, del otro lado de un ventanal grande y grueso. La peruana Osama Hussein había comenzado a apretar los botones correspondientes en la consola para la serie de imágenes, que ella intentaba obtener. Entonces, Osamita mascullaba: "Mi dios... si algo me faltaba", por tanto ella sabía de antemano, de haberla conocido antes, de que Katya tenía sangre "inca qaqachakuy", al igual que ella, de modo que los encantamientos mentales de Osama no le afectarían a ella.
  • 12. Casualmente, en tanto que Katya acomodaba a la víctima callejera dentro del aparato, ella decía en voz alta: "Sé que aún no te recibiste, allá en San Fernando... Aunque seré tu cómplice con esto. Al fin y al cabo, tú eres mejor que todos los médicos juntos, en esta clínica de mierda". Rápidamente, Osama Hussein desde la consola de control tomó todas las imágenes, que le serían necesarias en el quirófano. Caminando con sus piernas esqueléticas con sus bermuditas rojas por los pasillos luminosos de la Clínica Javier Prado, con su buzo rojo arremangado, Osama Hussein inspeccionaba las radiografías, sosteniéndolas en el aire a contra luz, con su robot flotante "Inti" siguiéndole junto con Katya, y un camillero, con quien la técnica Katya había estado saliendo en esos días, empujando la camilla, con la víctima cholita. En el quinto y último piso de la clínica, se hallaban los quirófanos, y allí, sí, Osama Hussein fácilmente manipuló las mentes de todo el personal, allí, sacándoles "voluntariamente". Todo iba bien, hasta que el segundo a cargo del servicio de cirugía se apersonó caminando tranquilamente hasta Osamita, arrebatando las radiografías de las manos esqueléticas de ella. Rápidamente, Osama Hussein se percató, de que el médico aquel tenía igualmente sangre "inca qaqachakuy", en cierto grado al menos, en tanto que el guardapolvo del médico, fornido e irónicamente de facciones europeas, decía: "Dr. Killa Martínez". Estudiando con detenimiento cada una de las imágenes radiográficas, Martínez mascullaba pensativamente: "Yo la he visto a usted varias veces en la facultad de San Fernando, Hussein... Conozco todas las historias, verdaderas y ficticias, acerca de usted". Efectivamente, Osama Hussein entonces recordó a Martínez, quien había estado en una de las mesas tomándole a ella uno de los exámenes finales en la facultad de medicina, aunque Osamita había adelantado tanto en su carrera, y en tan poco tiempo, que detalles así frecuentemente escapaban de su mente. De todos modos, inesperadamente con una sonrisa en sus labios, el doctor Martínez se dio vuelta y dijo: "Vas a necesitar a un buen anestesista, Osama", en tanto que él se señalaba a sí mismo con sus dos dedos índices. Girando apurada hacia la sala de operaciones, Osama fue asimismo abrazada por el brazo izquierdo de Martínez, quien agregó bromeando: "¿No pensabas acaso en usar plantas medicinales y rituales incas, como sé que te encantaría a tí? ¿No es cierto?". Pocos minutos después, Osama Hussein y la técnica Katya vestían ropas de quirófano celestes, en tanto que Killia Martínez tenía uno verde oliva. Osamita y Killia se habían detenido un instante examinando las imágenes tomográficas, colgando entonces contra unas pantallas luminosas, empotradas en la pared del quirófano. Osamita recitaba: "El cuadro clínico inevitablemente incluirá un déficit motor y una disminución de la vista... pobre ángelita cholita...". Osama Hussein se dio vuelta entonces, pasando al lado de su robot flotante esférico "Inti", el cual se elevó aún más en el aire, y con sus pinzas inferiores colocó un barbijo en el rostro de Osamita. Verificando la mascarilla plástica de la anestesia, Killa Martínez decía: "Tomaré esta cirugía como un exámen más, en San Fernando...", tras lo cual él
  • 13. masculla sacudiendo su cabeza con sus ojos negros bien abiertos: "Lo cual de seguro será otro veinte en tu libreta... inevitablemente". La técnica radióloga Katya acababa de rasurar el cuero cabelludo de la niña, acostada en la camilla, con lo cual el agujero ensangrentado de bala quedó bien a la vista. Cerca de allí, "Inti" sostenía, con dos de sus garras, la bandeja de los instrumentos quirúrgicos, y asimismo el robot flotante tenía otros tres alargamientos listos para darle a Osama lo que necesitase de allí. Osama Hussein finalmente se llegó a un lado de la mesa de operaciones, con la paciente. Osamita le dijo al doctor Martínez: "No debes preocuparte, Killa, pues desde el año pasado estuve practicando intervenciones quirúrgicas de complejidad similar, bajo supervisión, en el hospital Almenara Irigoyen...". La técnica Katya entonces masculló: "Osa...". Osama Hussein se dio vuelta, notando que en la puerta había uno de los cirujanos de allí en la clínica, siendo éste un sujeto de cabellos teñidos de rubio. Osama Hussein apenas evidenció algo de esfuerzo, entrecerrando sus ojos lechosos, y el entrometido se dio vuelta, y se fue por sí mismo. Bajando nuevamente su mirada a la mesa de operaciones, muy diestramente Osama Hussein comenzó a utilizar un bisturí ultrasónico, cortando los tejidos blandos de la cabeza de la paciente, en tanto que ella le hablaba apaciblemente al doctor Killa Martínez. Osamita decía: "Gracias a la velocidad de mi Ferrari, el edema cerebral no llegó a causar una presión crítica dentro del cráneo... Esta chica está aturdida, nomás. No es un cuadro comatoso lo que la tiene así de inconsciente, aún...". Un buen pedazo de cuero cabelludo colgaba entonces de la cabeza de la paciente, y Osamita le hizo algunos gestos con sus dedos derechos, al robot flotante "Inti", el cual prestamente alargó dos de sus extensiones hacia la mesa de operaciones. Las terminaciones de "Inti" giraron entonces a altas velocidades, y comenzaron a perforar el cráneo de la paciente. Súbitamente, entonces, la superficie de "Inti" se convirtió en un espejo casi perfecto, y así el robot flotante presentó la imagen de un "Tumi" incaico, el cual era un cuchillo ceremonial de oro, con un filo semicircular inferior, y un mango siendo la representación del dios del sol "Inti", de pie. En tanto que los incas utilizaban el "Tumi" para horadar las cabezas de sus enfermos, Osama Hussein chasqueó entonces: "Aquí tengo a mi 'sancoyoc' robótico, pues", haciendo referencia a los sacerdotes cirujanos de los incas. Luego de indicarle a la técnica Katya por otras radiografías, allí mismo en la camilla, Osama Hussein sin quitar sus ojos albos de la mesa de operaciones le dijo al doctor Killa Martínez: "La hemorragia sigue siendo una bomba de tiempo, aquí, obviamente. Debemos sacarle la bala lo más pronto posible, y detener la hemorragia en seguida". La técnica radióloga Katya salía corriendo del quirófano para revelar sus imágenes, en tanto que "Inti" terminaba de remover un pedazo óseo triangular del cráneo con mucho cuidado, y simultáneamente introducía un instrumento de drenaje sanguíneo, absorbiendo el excedente de la hemorragia traumática. Con otra de sus cinco garras inferiores, "Inti" estaba sosteniendo el disco de
  • 14. oro de "¡Viva el Perú!", en ese momento. Osama Hussein se había removido su guante quirúrgico plástico de su mano izquierda, y así ella hizo contacto físico directo con el disco de oro. Encima del disco de oro, se formaron nuevamente entonces imágenes de diagnóstico en tres dimensiones, con una vista en tiempo real del encéfalo de la paciente, y del bisturí ultrasónico de tejidos blandos, siendo empleado desde los dedos diestros de la mano derecha de Osamita. Con algo de transpiración en su frente, Osama mascullaba: "Un tantito más, pues...", en tanto que las imágenes de encima del disco, de "¡Viva el Perú!", mostraban, cómo la pinza en su mano esquelética derecha avanzaba entre curvas encefálicas grises. Finalmente, según se veía, el instrumento quirúrgico de Osama Hussein se detuvo a unos centímetros, relativamente muy distantes, de la bala japonesa "Yakuza" de 8 milímetros. Con sus ojos lechosos muy atentos a las imágenes flotantes, Osama suspiró: "Ahora, pues...", en tanto que la bala japonesa impulsada por fuerzas magnéticas comenzaba a acercarse lentamente hasta la pinza por sí misma, y finalmente terminó pegada a ella. Cuidadosamente, Osama Hussein entonces sustrajo la pinza, con la bala japonesa de 8 milímetros, hasta quedarse con sus ojos albos, observándole a pocos centímetros de su nariz, redondeada y pequeña. Desde la estación del anestesista, el doctor Killa Martínez no pudo contenerse, poniéndose de pie con sus brazos levantados, y celebrando: "¡Gol de Alianza, carajo!". No obstante, Osama Hussein no se distrajo con exabrupto tal. Muy por el contrario, sin perder tiempo ella con un gesto de su mano derecha obtuvo de "Inti", flotando a su lado, una sonda de cauterización sanguínea, con una extensión metálica larga. En tanto que, desnuda, la mano esquelética izquierda de Osamita mantenía su contacto directo con el disco de oro de "¡Viva el Perú!", con su derecha enguantada ella cuidadosamente introducía el alargamiento férreo a través del agujero triangular del cráneo, y luego se desplazaba por los espacios entre las masas convolutas grises del encéfalo de la víctima cholita joven, en la mesa de operaciones. Con sus ojos lechosos siguiendo fijamente las imágenes, flotando en el aire, Osama Hussein siguió su sonda, introduciéndose allí dentro. Increíblemente entonces, la extensión metálica de la sonda comenzó a torcerse magnéticamente, hasta alcanzar un ángulo obtuso, dentro del cerebro de la paciente. Sin poder creerlo realmente, el doctor Killa Martínez en ese momento se había llegado caminando al otro lado de la mesa de operaciones, susurrando: "Dios mío... ¿Cómo se consigue tal cosa?". Los ojos albos de Osamita Hussein apenas se levantaron, distrayéndose hacia él. De cualquier modo, la sonda calcinante entonces había comenzado a curar el tejido encefálico de la paciente, cauterizando el sangrado de cada arteria y vena dañadas, con precisión milimétrica. Luego de girar su cabeza a su derecha para verificar los signos vitales de la cholita joven, en la mesa de operaciones, Osama Hussein suspiró con alivio, y
  • 15. entonces ella comenzó cautamente a retirar la sonda metálica alargada, fuera de la cabeza de la paciente. Finalmente, soltando el disco de oro de "¡Viva el Perú!" de su izquierda, y dejando la sonda ensangrentada de su derecha en la bandeja, sostenida por el robot flotante "Inti", Osama Hussein dio un paso al costado, descansando con sus manos ensangrentadas sobre la mesa de operaciones. Osamita masculló: "Ahora, esperamos a que se recupere... y le deseamos que viva contenta por muchos años más...". Sobre el hemisferio superior del robot "Inti" entonces se formó una abertura, de la cual una de las extensiones inferiores, alargándose de más, sacó una lámina metálica espejada. Con una vibración de la garra sosteniéndole, ésta entonces se transformó en una malla con orificios triangulares grandes, y algunas extensiones punteagudas. En tanto que "Inti" fijaba esa malla metálica al cráneo de la paciente, de modo de reemplazar la pieza de hueso faltante, el doctor Killa Martínez se había llegado a la derecha de Osamita, abrazándola amistosamente. De por detrás del barbijo en su propia boca, Killa dijo: "Un trabajo increíble, osamita. Te pondré otro veinte más, en tu libreta, en virtud de un trabajo práctico bien realizado". Aún aferrada por los brazos del doctor Martínez, Osama Hussein trató de hacer un movimiento como para terminar su intervención quirúrgica, pero el doctor Martínez extendió su mano musculosa, diciéndo: "No te molestes, Osa... Yo terminaré el procedimiento". Con sus dos manos enguantadas, Martínez pronto comenzó a estirar y a coser el colgajo original de la piel de la paciente, por sobre su hueso craneal, y de la superficie metálica adicional. El robot flotante "Inti" le asistía. Sosteniendo su disco de oro de "¡Viva el Perú!" directamente con la piel de su mano esquelética izquierda desnuda, Osamita entonces llevó el dispositivo, de tecnología "inca qaqachakuy", encima de la cabeza de la paciente cholita. Así, reaparecieron las imágenes de diagnóstico flotantes, junto con más caracteres jeroglíficos de la civilización andina milenaria de los "incas qaqachakuy". Detrás de su barbijo celeste, Osama Hussein diagnosticó: "El sangrado efectivamente se detuvo completamente, y el daño tisular se mantuvo estable, sin trastornos desde que yo traje al paciente a la clínica". El doctor Killa Martínez distrajo sus ojos negros por un segundo, verificando las imágenes inverosímiles de diagnóstico, y con un movimiento aprobatorio de su cabeza, él respondió: "Fue un placer para mí el verle trabajar, Osama Hussein, y el llevar una operación así de compleja a buen puerto... A estas alturas, usted no me sorprende más... Por cierto, que no". Una hora después, de nuevo vistiendo su remera roja del Cienciano cuzqueño y su buzo rojo, del Perú de "Rusia 2018", Osama Hussein se encontraba en la cafetería, en el tercer piso de la clínica Javier Prado. Con su mano derecha, Osamita sostenía en el aire una taza humeante de capuchino, cuya superficie líquida, amarronada y espumosa, aún tenía una forma indistinguible blanca, flotando allí. Tranquilamente asimismo, Osamita sostenía a contraluz con su izquierda las radiografías finales de su intervención quirúrgica a la cholita adolescente, quien había sido baleada en la cabeza por la avenida Arequipa.
  • 16. La víctima jovencita entonces había sido dejada bajo supervisión médica, tranquilamente en la sala de terapia intensiva de ese mismo sanatorio. Osama Hussein dejó las placas radiográficas sobre la mesa, y con sus ojos lechosos ella por primera vez desde hacía varias horas pudo distraerse tranquilamente, mirando hacia los ventanales de ese piso, desde donde se apreciaban un par de edificios de cristal muy modernos, que pertenecían al distrito de San Isidro, de Lima. Con sus pensamientos distraídos así, Osamita fue sorprendida, no obstante, cuando un sujeto musculoso, con cabellos teñidos de rubio, con un ambo médico blanco se sentó en una silla, al lado de ella. Osama Hussein rápidamente le identificó a él, como el cirujano entrometido, que había intentado meterse en el quirófano, durante su operación. Un tanto sobresaltada, Osamita le miró atentamente, aunque el hombre no tardó reaccionando sonriendo para decir: "Mira, a quién tenemos aquí, pues... La mismísima Osamita Hussein en persona... Nuestra chica prodigio peruanasa de la Universidad de San Fernando". Luego de tomar tranquilamente un sorbo de su capuchino en silencio, Osamita masculló: "Vivita y coleando, pues...". El médico acercó su cabeza teñida a ella, hablando bajito: "Tú tienes tu libreta llena de veintes... Aunque aún a tí te falta un año para recibirte... ¿No es cierto?". Osama Hussein dejó su capuchino, medio vacío entonces, y puso sus dos codos esqueléticos, con las mangas de su buzo granate, sobre la mesa de la cafetería, para acercar su cabeza desafiantemente a él. Entonces, Osamita dijo: "¿El problema siendo...?". Resoplando sobre el rostro de ella, el cirujano preguntó en voz baja: "¿Tienes la noche libre?". Mirándole fijamente a él, Osama Hussein se quedó pensativamente en silencio por unos segundos, hasta que ella finalmente sonrió, en verdad por vez primera desde la balacera de la avenida Arequipa. Entonces, mostrando sus dientes perlados, Osamita respondió: "Sí, pues... No tengo nada que hacer hoy por la noche", y luego de ella levantar el pulgar de su mano esquelética derecha, anotó su número de "WhatsApp", y lo dejó sobre la mesa, al lado de su taza de capuchino. ´¨) fin de Parte 1