El joven le preguntó a su padre si era posible que existiera un mundo mágico más allá de lo conocido donde lo único importante era divertirse. Su padre le dijo que podría ser posible si lo imaginaba. Al día siguiente, el joven cayó en un pozo profundo pero descubrió que podía hacer aparecer todo lo que imaginaba. Desde entonces, él y sus nietos disfrutaban jugando en el pozo sin fondo donde podían imaginar y hacer realidad cualquier cosa.